Plácido es una película de 1961 dirigida por Luis García Berlanga que parodia la caridad navideña. Cuenta la historia de Plácido, quien debe pasear una gran estrella de Navidad en su motocarro y pagarla antes de que se ponga el sol. Berlanga critica la sociedad española a través de una sátira de la Navidad que subasta pobres a familias ricas y ridiculiza a los personajes. A pesar de su dura crítica social, la película logró colarse pasando como una comedia costumbrista
1. Plácido
España (1961)
Director: Luis García Berlanga
"Siente un pobre en su mesa"
Berlanga destripa la Navidad
Algunas claves
Más allá de "Cine de Barrio": el cine español de los años 50 y 60.
Si aún queda alguien con prejuicios sobre el cine español de los años 50 y 60, es que,
o habla de oídas, o sufre sobredosis de "Cine de barrio".
Durante los años 50 y 60, tres directores esenciales sorprendieron a la crítica mundial:
Luis Buñuel, Juan Antonio Bardem y Luis García Berlanga. Luis Buñuel presentó en
esos años "Viridiana" (1961), Palma de oro del Festival de Cannes y censurada
durante años; Juan Antonio Bardém estrenó "Muerte de un ciclista" (1955), Premio de
la Crítica Internacional de Cannes y calificada como “gravemente peligrosa” por la
censura española, y "Calle Mayor" (1955), donde retrató la opresiva sociedad de la
época, y Berlanga, entre otras joyas, realizó "El verdugo" (1952).
Este tipo de cine, en las antípodas de aquel cine oficial de folclóricas, militares y
curas, tan divulgado por "Cine de Barrio", comparte en apariencia la misma "carcasa"
(la participación de los mismos actores) pero bebe de otras fuentes, como la
tragicomedia norteamericana, el neorealismo italiano, y el eterno esperpento español.
Fruto de la cosecha creativa de esta época, surge "Plácido", junto a otras muchas
películas que siguen sorprendiendo por su calidad y actualidad.
Sinópsis: un sainete con cianuro
Parodiando la caridad navideña, Berlanga construye la comedia más agria, negra y
desfachatada de todo el cine español.
En una pequeña ciudad, durante la Nochebuena, la empresa de ollas Cocinex
patrocina una subasta de pobres a la que acuden unos presuntos artistas de Madrid
venidos a menos.
Cada familia rica se lleva a casa a su respectivo pobre. Para formar la cabalgata,
contratan a Plácido, que debe pasear una enorme estrella de navidad en su recién
estrenado motocarro, cuya primera letra debe pagar antes de que se ponga el sol.
Plácido, que vive con su familia en el urinario que regentea su esposa, es el único
personaje limpio de malicia que aparece en toda la película.
Con este arranque, Berlanga organiza una película que no deja títere con cabeza: los
ricachones bienpensantes, los chupatintas del banco, la familia que vive en unos
urinarios, la muerte... y que llegó a estar nominada para los oscars de 1962. A ojos de
hoy día, no entendemos como colaron este golazo a la censura franquista. Algo
insólito.
2. Quizás, fue gracias a la habilidad de Berlanga para camuflar la película como un
sainete costumbrista más, una obra inofensiva y de envoltura amable, siempre sobre
el filo de la cuchilla para despistar a la censura. Aún así, además del planteamiento
antinavideño, el director no olvida detalles, pequeños en apariencia, pero que tienen
un efecto demoledor. Por ejemplo, cuando el pobre enferma en la casa del médico, y
hay que acostarlo en la cama, la mujer está atenta para ordenar a la sirvienta cambiar
las sábanas buenas por otras corrientes.
Entre la comedia y el esperpento.
Berlanga destaca por una extraña virtud: realiza un cine con una demoledora crítica
social, pero nunca recurre al mensaje final o al tono "didáctico". Su vía es el
esperpento.
En "Plácido", el estilo de Berlanga está perfectamente reflejado en dos aspectos: se
trata de una película coral, donde cada personaje secundario destaca con luz propia, y
utiliza la famosa narración en plano-secuencia, es decir, planos larguísimos en donde
se hilvanan sucesivamente situaciones diversas.
La estructura de la película es genial: decenas de personajes pasan delante de la
cámara. Sin embargo, gracias al toque de Berlanga, la personalidad de cada uno de
ellos queda perfectamente definida tan solo con un esbozo de guión. Cada personaje
arrastra su historia personal y su obsesión particular. La cámara los sigue a todas
partes, y alarga el plano secuencia yendo de un lugar a otro, sin perder detalle de lo
que ocurre.
Para que la película no sea un caos, Berlanga confía en el trabajo de los actores, y los
dirige para potenciar la espontaneidad y la capacidad de improvisar de cada uno de
ellos, que como veréis, bordan sus papeles, entre patéticos y obsesivos.
La España eterna y actual
Las películas de Berlanga son esperpentos, no solo de la España de esa época, sino
de la España eterna. “Plácido” surge en la mente de Berlanga a partir de una
campaña navideña inventada por el régimen de Franco: "Siente un pobre en su
mesa", que deseaba aumentar el sentimiento de caridad cristiana hacia los pobres
durante la Navidad. Sin embargo, la alargada sombra de esta moralina nos llega hasta
hoy en día en forma de "Telemaratones solidarios de Navidad", programas que el
propio Berlanga aborrece.
El tándem Azcona - Berlanga.
El guionista riojano Rafael Azcona no es una figura conocida para el gran público,
pero su labor creativa en el cine hispano es insustituible. Si os fijáis, Rafael Azcona es
el guionista (o coguionista) de multitud de películas, de todos los estilos, y ha
trabajado con casi todos los directores españoles más importantes.
Sin embargo, el tándem que han formado Rafael Azcona, guionista, y Berlanga,
director, es especialmente creativo. Entre los dos han sabido retratar como nadie la
vida de la España de su tiempo, y han recogido como nadie las miserias, grandezas,
sueños y pesadillas de los españoles: ahí están "Bienvenido Mister Marshall", "El
verdugo", "La vaquilla", "Todos a la cárcel".. y por su puesto, "Plácido", donde Azcona
reordenó el todo el borbotón de ideas de Berlanga.