1. Queridos padres:
Compartimos con vosotros esta reflexión, para que todos
pensemos en los motivos que nos llevan a optar por una
primera comunión. Ya están las tiendas llenas de trajes para
la ocasión. Recordemos que es el vestido de la gracia, que
es algo invisible y que simbolizamos con el color blanco, el
de la pureza, del sin pecado, color que ya lo utilizamos el día
de nuestro bautizo. Por supuesto de fiesta, porque es un
momento especial.
Desde el equipo de catequistas queremos haceros una petición directa. Ya que
hay libertad de elección y que cada familia elige cómo quiere que ese día su hijo se
presente ante Jesús, os pedimos que todos juntos reflexionemos sobre lo que debemos
cuidar, limpiar, ordenar y mimar: NUESTRO CORAZÓN, es a él a dónde viene Jesús, y
esto es lo que llevamos casi dos cursos preparando con los niños en la catequesis.
Siendo nuestro interior lo que realmente presentamos ante nuestro Señor, parece que
en los últimos tiempos damos más importancia al vestido exterior que compramos e
intentamos que sea siempre el que “más”. No hemos de disfrazarnos para recibirle.
Simplemente hacer que sea un día distinto. Un día especial, diferente. Pero un día
sencillo, sin opulencia, sin grandilocuencia. Por favor, no nos dejemos engañar por la
sociedad de consumo. No queremos que ningún niño sufra por una forma externa de
vestir.
Y sobre todo, preparemos a los niños para que distingan lo relativo de lo
esencial, la superficialidad del vestido a la sencillez del amor, que no destaca por nada.
Que la experiencia de la vida nos ayude a tener una mirada más trascendente y
espiritual de la vida y de los momentos que vivimos.
Cada familia decide como viste a su hijo, vestido, traje, túnica, pero os pedimos
humildemente que transmitáis a los niños el verdadero sentido de la celebración, y que
por encima de todo, respeten la elección de los demás y eviten comparaciones.
MARÍA JOSE BETÍ Y EQUIPO DE CATEQUESIS.