2. La religión maya fue de carácter politeísta, adoraban las fuerzas de la naturaleza y los animales.
Creían en una vida futura en donde los malos sufrían penas, hambres y fatigas en el lugar
subterráneo llamado Mitnal, y los buenos descansarían deliciosamente bajo la sombra de la
frondosa ceiba Yaxche.
La religión jugó un papel preponderante en la vida cotidiana de los mayas. Uno de los ritos que se
llevó a cabo para llamar la atención de las deidades fue que las mujeres en cinta visitaran el templo
de Ixchel, la diosa de la maternidad, para ser bendecidas antes de que naciera la criatura.
Se cree que los mayas no acostumbraban a realizar sacrificios humanos. Sólo hasta que entraron
en contacto con otras culturas estos ritos sangrientos fueron adoptados, ofrendando al dios sol
niños, doncellas y guerreros que arrojaban a los cenotes sagrados. Los más famosos cenotes
usados para este fin se encuentran en Chichén Itzá.
Los cultos funerarios estaban íntimamente ligados a las creencias religiosas. En el caso de los
gobernantes estos cultos eran muy elaborados y se ha descubierto también que sus prácticas
funerarias fueron similares a las que hacían los antiguos egipcios, enterrando a sus gobernantes
dentro de pirámides en donde ponían objetos y sirvientes que acompañarían al difunto a la vida más
allá de la muerte. La cantidad de tesoro enterrado y acompañantes que sepultaban junto al
gobernante representaba su importancia en vida.
3. La religión de los mayas antiguos guarda profundos misterios. La mayor parte de la información que tenemos
acerca de ella proviene de los restos arqueológicos que nos legaron -templos, esculturas, murales y artefactos
de hueso, piedra y cerámica-; de sus libros, escritos en lengua indígena o con el alfabeto latino, y de los
primeros relatos de los conquistadores y sacerdotes españoles. Gracias a ellos sabemos que durante el
periodo Preclásico su religión, bastante simple, consistía en una interpretación de los fenómenos naturales y
celestes que evolucionó paulatinamente conforme los conocimientos astronómicos fueron más precisos, hasta
que, durante el periodo Clásico, llegó a permear todos los aspectos de la civilización maya: el arte, la ciencia,
la guerra, la agricultura, el comercio y la arquitectura. Por eso se dice que la sociedad maya era teocrática.
Fue aproximadamente a partir del Preclásico Tardío, desde el 300 antes de Cristo -con la construcción de
mayores ciudades y centros religiosos- que los mayas adquirieron una visión del mundo más elaborada: los
cuerpos celestes se convirtieron en dioses -esto es, se deificaron- al igual que los ciclos temporales. Los
conceptos elaborados por los sacerdotes se sumaron a las ideas más simples, hasta que la religión se tornó
cada vez más esotérica, con una mitología compleja interpretada por una casta sacerdotal perfectamente
organizada.
Quienes oficiaban las ceremonias eran los sacerdotes, cuya labor estaba estrechamente asociada a la
astronomía, ya que todos los rituales eran dictados por el calendario sagrado de 260 días y tenían un alto
significado simbólico. Eran ellos quienes controlaban el conocimiento y las celebraciones, y quienes estaban a
cargo de los cálculos matemáticos y estelares; de los ciclos estacionales y temporales -muy útiles para la
agricultura-; de la adivinación y la curación de enfermedades, y de la escritura y la genealogía de los linajes
mayas, los cuales heredaron tanto las tradiciones místicas olmecas como las de los antiguos teotihuacanos.
Además, no eran célibes, y sus hijos los sucedían frecuentemente en sus funciones, aunque la abstinencia
sexual era rígidamente observada antes y durante las festividades.
Como los toltecas, los mayas también ejercieron el sacrificio humano, aunque en menor escala. Generalmente,
las víctimas eran los cautivos de guerra, aunque también eran comunes la automutilación y el auto sacrificio,
cuya finalidad era la obtención de sangre como ofrenda para los dioses durante las celebraciones
calendáricas. Esta obsesión por la sangre, principalmente por parte de la élite guerrera y sacerdotal maya,
derivaba de la creencia de que de ella dependía tanto su propia supervivencia como la de los dioses. Al
brindarla como ofrenda se enviaba energía humana hacia los cielos y se recibía a cambio poder divino.
Cuando comenzó el declive de esta civilización, muchos de los grandes señores mayas iban de una ciudad a
otra haciendo sacrificios para sostener la precaria situación de sus reinos.
4. Chac MoolLos mayas pensaban que cuando la gente moría penetraba
en el Inframundo por una cueva o un cenote. Los reyes
seguían un sendero acorde a los movimientos cósmicos del
sol para llegar al Inframundo y ahí, mediante sus poderes
sobrenaturales, renacían en el cielo y se convertían en
dioses; por ello, en su honor se edificaban templos sobre sus
sepulcros. Por el contrario, la gente común era enterrada bajo
el suelo de su propia casa, en compañía de algunos artículos
religiosos de índole funeraria y de los objetos que había
usado en vida, con el fin de que su viaje al otro mundo fuera
afortunado y bendecido por los dioses. Los mayas creían que
el espíritu era inmortal y que la vida en el Otro Mundo
dependía, entre otras cosas, de la conducta mostrada en
éste.
El panteón de los dioses mayas fue uno de los
más complejos de Mesoamérica debido a los
múltiples rostros y funciones de cada deidad,
las cuales llegaron a ser por lo menos 166. No
obstante, se sabe que el dios supremo durante
el periodo clásico fue Itzamná, creador original,
señor del fuego y de la tierra, inventor de la
escritura y patrón de las artes y las ciencias,
quien frecuentemente era representado como
serpiente. Su esposa era Ixchel, diosa de la
luna y señora de las mareas, la medicina y los
partos.
Las actividades humanas también tenían sus
dioses: Yum Kax era el dios de los campos y
la agricultura; al dios de la guerra lo llamaban
Ek Chuah, y al dios de la muerte, Ah Puch.
Además, cada día del
mes tenía su propia deidad, al igual que
cada mes del año y cada manifestación
sagrada de la naturaleza. Así, Chac era el
señor de la lluvia y el rayo; Ik, el dios del
viento, Ek Chuac, patrón del cacao y dios
de la guerra, y Kin, dios del sol. Más tarde,
durante la época de influencia tolteca en el
mundo maya, el dios Quetzalcóatl, la
serpiente emplumada, se convirtió en
Kukulcán, dios del viento.
Urna de Chac
5. Tras la conquista española, hubo
una fusión entre las creencias
mayas y el cristianismo. Hasta la
fecha, la mayor parte de los mayas
siguen una religión mezcla de las
antiguas creencias mayas y el
catolicismo; algunos aún creen,
por ejemplo, que sus pueblos son
centros ceremoniales de un
mundo sostenido por dioses -los
bacabes- en sus cuatro esquinas,
y que cuando uno de ellos suelta
su carga suceden los terremotos.
De igual modo, el cielo es el
dominio del sol, la luna y las
estrellas; sin embargo, el sol está
claramente asociado al Dios padre
o a Jesucristo, y la luna está
asociada con la virgen María.
6. Los Mayas pintaban murales para representar sus rituales y su historia.
Los Mayas elaboraron complejos bajorrelieves.
Paginas Utilizadas Enciclopedia
Encarta, Yahoo y Wikipedia.