1. Heraldo de Aragón. 20 de julio de 1997, domingo. Pág. 49.
B.B. KING. La emoción en en escenario sigue viva.
Con 71 años, B.B. King sigue metiéndose entre pecho espalda una media de 250 conciertos al
año. Esta fecundidad sobre los escenarios posibilita que de nuevo el rey del blues esté en
Zaragoza y toque hoy en sala Multiusos. El veterano bluesman alcanzó su título "monárquico" en
los cincuenta y nadie ah podido destronarle. La emoción de su voz y su guitarra "Lucille" siguen
vivas.
Dieciséis años hace que BB King realizó su primera única visita hasta ahora a Zaragoza. Hoy lo
hace de nuevo a la sala Multiusos y prácticamente será como si fuera la primera vez. Su música
no ha cambiado un gramo de lo que ya ofreció en aquella fría noche de octubre del 81: sigue
conteniendo la misma emoción, el mismo atractivo, el mismo sabor a gloria..., aunque también
los mismos defectos. Pero es la música del Rey y nada ni nadie parece que la vayan a cambiar
ya. Aquella noche lo dejó bien claro a este firmante: "Nunca pensé que fuera un purista del blues,
yo solo toco mi estilo", contestó con esa sonrisa boncahona que luce en los escenarios cuando
en un momento de la entrevista uno le preguntó por la causa de sus inmersiones en el funky o en
las baladas con vuilolines, algo que desde luego no le ha sentado muy bien a su sonido.
Éste carácter campechano y sonriente lo heredó de su madre. "Si te portas bien con el prójimo,
tu bondad te acarreará siempre beneficios en la vida". le dijo su madre moribunda cuando el
joven Riley King contaba diez años. Desde entonces no ha olvidado el consejo.
Nacido en una plantación del Delta, rodeado de algodón, desde crío soñó con escapar de la
miserable situación que le había tocado vivir. Un tío suyo le metió en el coro de la iglesia y le dio
la oportunidad de rasguear por vez primera un guitarra. Al morir su madre se marchó a vivir con
su abuela a otra plantación donde trabajó como aparcero hasta que pudo irse a Indianola y allí,
por fin, pudo formar su propio grupo: The Famous St. John Gospel Singers. Solo podía actuar en
las iglesias pero ya era suficiente.
Mientras tanto va conociendo el blues y oyuendo a viejos bluesmen tocar en directo. El género
se le mete en las venas.
Decide que eso es lo suyo y en el 46 deja las plantaciones para irse a Memphis en busca de su
primo Bukka White, con el que aprende a cantar y perfeccionar su técnica. Además le ayuda a
conocer el medio, lo que le da la oportunidad de entrar en la radio, primero como invitado del
programa de Sonny Boy Williamson y después como presentandor y estrella invitada de su
propio programa. Allí comienza el ascenso al estrellato.
Los programas nocturnos de BB King se hacen muy famosos en la zona de Memphis, lo que le
permite firmar jugosos contratos con los patrocinadores y entrar en contacto con los estudios de
grabación donde, por fin, plasma su primer disco en 1949. Además consigue formar su primera
orquesta y contratar a un joven mánager. La carrera del joven Riley, ya transformado en Blues
Boy Kong, se lanza. En el 71, su séptimo single, "Three O'Clock Blues" se amntiene durante
quince semanas consecutivas en el número 1 de las listas nacionales de R&B y empiezan a
lloverle las ofertas de actuaciones. En el 53 no tiene más remedio que comprar un autobús para
poder recorrer el país noche tras noche, no en vano en aquel año llegó a realizar 342 conciertos,
siendo nombrado no sólo Rey el Blues sino también "King Of The Nighters". Y entre tanto, más y
más "top ten" en las listas cde éxito, como una docena entre los años 54 y 56. BB King ya era el
rey absoluto de la música negra. Pero llegó la fiebre del rock'n'roll y el joven triunfador del Delta
se quedó descolocado. "No era un terreno fértil para mí", recordaba en aquella primera visita a
Zaragoza. Y comenzó un declive -abucheosn incluidos en algunas actuaciones- que tiene su
punto más trágico en el 66: le roban el autocar, no actúa el estado le reclama 78.000 dólares de
impuestos impagados y su segunda esposa le pide el divorcio. La hecatombe total.
Afortunadamente apareció un productor, J. Pate, que decidió meterle en el circuito propio del
blues, clubes y teatros pequeños, y hacerle que se dedicara a los suyo, a tocar blues como en
los viejos tiempos, sin sofisticaciones y con rabia. La edición en disco de uno de aquellos
conciertos -el fabuloso "Live At The Regal"- obró el milagro lo levantó del barro. Eso y que los
jóvenes músicos de rock -Jerry García, Mike Bloomfield, Jimi Hendrix...- empezaron a mirar con
respeto al blues y a sentirse influidos por él. En la segunda mitad de los sesenta llegan sus
mejores discos y con ellos us mayor ascenso de popularidad y prestigio. Desde entonces, nadie
ha podido destronarle. Son 61 años y la emoción sobre el escenario sigue via ("The Thrill Is 'Not'
Gone").
2. UNA GUITARRA FAMOSA; LA VERDADERA HISTORIA DE "LUCILLE"
"'Lucille' es casi como los nervios de mi cuerpo. Si alguien la toca demasiado fuerte me duele a
mí. Es la única mujer de mi vidad que me ha soportado". No, no se trata de una amante o una de
los esposas que BB King ha tenido en su vida. Lucille es el nombre de su guitarrra, de ese genial
instrumento de seis cuerdas con el que BB King ha rubricado discos inmensos: "Live & Well",
"Completly Well", Live AT The Regal", "In London", Blues Is King"...
Ese nombre surgió hace muchos años de un trágico incidente del que el propio guitarrista fue
testigo y protagonista. Ocurrión en 1949 en un pueblecito de Arkansas, Twist. BB King estaba
tocando en un baile cuando de repente se desencadenó una pelea entre dos hombres que
querían a la misam chica, llamada Lucille.
En la pelea uno de ellos le dio un empujón a una estufa de petróleo que había en el centro del
salón y de inmediato el salón comenzó a arder. Todos salieron corrriendo, pero cuando al llegar a
la calle BB se dio cuenta de que su guitarra se había quedado dentro volvió a buscarla, con gran
riesgo de su vida.
A los pocos minutos salía con ella entre humos, llamas y dos cadáveres. Desde entonces cada
guitarra que estrena lleva el nombre de Lucille. Ahora debe ir por la número veinte, pues no le
gusta camibar continuamente toda vez que cuando una le va bien la suele mimar y cuidar
durante años. Por lo general, son Gibson que se adaptan perfectamente a la sonoridad tan
característica de BB King, esos glisandos que en los blues lentos erizan la piel. Con una de esas
"Lucille" es seguro que BB King encandilará esta noche a la gente que acuda a escucharle.
El Rey no es hombre de sorpresas ni modas. Tiene sus recitales adaptados a un repertorio
patrón y poco importa si viene un disco reciente -que no- o si ha hecho éste o aquél cambio.
Quiere decir que sonarán algunos blues desconocidos y otros cruzados con el funk y hasta, en
función de la orquesta que le acompañe, es posible que se oiga algún violín que otro mezclado
con "Lucille", pero a buen seguro que alguno de sus clásicos caerá: "Sweet Sixteen", "Everyday I
Have The Blues", "The Thrill Is Gone", "Caldonia", "Sweet Little Angel", "Don't Answer The Door",
"Why I Sing The Blues", "Payin' The Cost To Be The Boss"..., es decir, esa colección de joyas
con las que se ha ganado el corazón de medio mundo. Que esta noche hable Lucille.