2. Un rey, que no tenía hijos, salió de su palacio a dar un paseo.
3. Mientras caminaba sobre un puente, descubrió a un niño mendigo durmiendo debajo del mismo, llevó al niño al palacio y lo adoptó como su hijo. Por la bondad del rey, el niño mendigo se convirtió en príncipe.
4. Al caer la noche, el príncipe deseaba salir del palacio. Los sirvientes trataron de impedirlo, pero el príncipe les dijo: "Yo soy un mendigo y estoy acostumbrado a dormir debajo del puente".
5. Al llegar la mañana, el príncipe quiso salir de nuevo del palacio diciendo: "Como soy mendigo, estoy acostumbrado a lavarme la cara en el río".
6. Él seguía actuando de esta manera, porque no podía aceptar su nueva identidad de príncipe. La actitud del príncipe debería ser: “Ahora yo soy un príncipe así que debo vivir de acuerdo a mi identidad”.
7. La forma de vida puede cambiar por completo cuando uno percibe con claridad su nueva identidad.
8. Nosotros, que ahora estamos en Cristo, ¿tenemos conciencia de ser creyentes? Debemos tener en cuenta el equilibrio expresado en las palabras de Lutero: “Somos justos y pecadores al mismo tiempo”. Hoy necesitamos una nueva percepción de conciencia de creyentes.
9. Si crees en Cristo entonces eres hijo del Rey y de esa forma debemos vivir