2. El piloto de avión estadounidense, Charles
Plumb, fue derri-bado en la Guerra de
Vietnam, y apenas pudo sobrevivir gra-cias a
su paracaídas.
Después de algunos años, él estaba
almorzando con su esposa en un restaurante,
cuando un hombre des-conocido vino a
hablarle. "Disculpe, ¿es usted el piloto Plumb
que despegó del portaaviones Kitty Hawk y
fue derribado por un proyec-til enemigo?".
"¿Cómo me conoce usted?".
3. Es porque yo fui el encar-gado de
doblar su paracaídas. Me preguntaba
si no tuvo problemas con el
paracaídas.
¿Funcionó bien?. Plumb se
asombró. "¡Por su-puesto! Si el
paracaídas no hubiese funcionado
bien, ¡yo no estaría
4. Luego, Plumb se quedó meditando
en el inesperado encuentro.
Tuvo que reconocer que durante sus años
de servicio, por su posición de piloto de
avión de combate, él no tomaba en
cuenta, ni siquiera saludaba a los
marineros comunes. Pero gracias a este
modesto mari-nero que dobló su
paracaídas con gran cuidado y
delicadeza, ¡él pudo sobrevivir!
5. ¿El paracaídas de quién está
doblando usted? ¿Los pies de
quién está lavando?
6. Sea que aceptemos el hecho o no, Dios se humilló a
Sí mismo, al acercarse a nosotros de una forma
humilde y nos dio una vida nueva mediante Su
sacrificio. Basados en la relación personal con
Dios, cuando cuidamos a los enfermos y jubilados
que viven solos, cuando rechazamos las cosas de
este mundo para ir a dirigir un estudio
bíblico, cuando nos esforzamos por evangelizar a un
compa-ñero que no quiere creer, estamos aplicando
el ejemplo de Cristo a nuestra vida.