2. En África, una choza se vio envuelta en un gran incendio y en pocos segundos todo se redujo a cenizas. Toda la familia que vivía allí murió, excepto un niño.
3. Sobrevivió gracias a un viajero que arriesgó su propia vida para ingresar a la casa envuelta en llamas y salvó al pequeño. Levantó en sus brazos al niño en medio de las llamas, lo puso a salvo y desapareció en la oscuridad.
4. Al día siguiente, toda la tribu se reunió para decidir en dónde se quedaría el niño. La gente pensaba, con superstición, que como el niño sobrevivió al incendio, sería una persona muy especial.
5. Cuando todavía continuaba la discusión, un joven extranjero vino hacia los reunidos y reclamó su derecho sobre el niño. Él mostró sus manos quemadas por el incendio del día anterior. Sostuvo que lo más justo era que el que había salvado la vida del niño en el incendio pudiera criado.
6. De esta misma manera Jesús, nuestro Señor y Salvador, que tiene heridas por amor a nosotros, reclama el derecho sobre nuestras vidas para cuidarnos y amarnos. ¡Dios con heridas Jesús no guardó silencio en la cruz. Si prestamos oído a su clamor, pronto nos encontraremos en pie sobre tierra santa.
7. Su clamor manifiesta la esperanza más profunda de nuestro espíritu y alma. Viendo el padecimiento de Jesús por nosotros, los pecadores. gritaremos a viva voz: ";Abran sus ojos! ¡Vean cuánto nos ama Jesús!"
8. o re m o s - Que el Espíritu Santo me capacite para responder al amor de Dios que es digno. - Que en la Iglesia palpite el corazón de Jesús con su amor infinito por las almas. - Que el poder del infinito amor de Dios sea derramado en nuestra nación y la obra redentora de Jesús cumpla a plenitud su propósito en las vidas en todo el país.