1. Alejandro Casona
Maestro de profesión, manifestó su firme vocación didáctica -inspirada
claramente en el ideario de la Institución Libre de Enseñanza- y su defensa de
los valores progresistas en diversos proyectos de difusión cultural como las
llamadas Misiones Pedagógicas, creadas durante la Segunda República
Española. En este mismo sentido, realizó numerosas y excelentes
adaptaciones de obras clásicas teatrales y narrativas, tanto para adultos como
para niños y jóvenes. Además, en todas sus creaciones dramáticas originales
supo transmitir mensajes de notable profundidad y claro compromiso social sin
renunciar por ello a un lenguaje de indudable aliento poético.
Marchó al exilio a raíz de la Guerra Civil Española y, tras pasar por México, se
estableció durante una larga temporada en Argentina. En este país gozó de
notable éxito de crítica y público. No regresó definitivamente a España hasta
1962, donde permaneció hasta su muerte el 17 de septiembre de 1965
en Madrid. Tras haber sido una de las figuras más reconocidas de la escena
española y sudamericana, su regreso a España supuso para él una terrible
decepción, ya que los principales autores y críticos teatrales del momento
consideraron sus obras anticuadas, producto de una época definitivamente
terminada.