3. Para ofrecer salvación.
Para hacer feliz a Dios.
Para crecer.
Para obedecer.
Por amor.
¿Qué motiva a Dios a ofrecer la
salvación a la humanidad?
El gran anhelo de Dios es que todos
sean transformados por su Espíritu y
sean salvos. Él ama a cada ser
humano, y su amor no tiene límites,
su compasión es eterna, su perdón
inagotable. Dios es un padre
amoroso que quiere que todos sus
hijos estén en casa lo antes posible.
¿Qué nos motiva a nosotros –a los
que Dios ha escogido para esta obra–
a ofrecer la salvación a la
humanidad? ¿Por qué testificar?
4. “¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído?
¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo
oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10:14)
Dios tiene diversas formas de darse a conocer:
Por la obra del Espíritu
Santo (Hechos 5:32).
A través de la naturaleza
(Salmo 19:1).
Por circunstancias o
providencias especiales
(1ª de Crónicas 16:12).
Por la vida y ministerio de
Jesús (Juan 1:18).
A pesar de disponer de todos estos medios, Dios ha
querido usarnos a nosotros como canales para transmitir el
plan de salvación.
Él quiere que los que hemos aceptado la Salvación la
compartamos con los demás. Quiere que demos de aquello
que hemos recibido, dando a otros la oportunidad de
alcanzar la vida eterna (Mateo 10:8; Santiago 5:20).
5. Testificamos para dar a
las personas la única
oportunidad de ser
salvados.
Testificamos para darles
la mejor oportunidad.
¿Cuál es nuestro papel
en el plan de Dios de
redimir a la raza
humana?
Piensa también en esto:
¿cuántas personas han
escuchado el evangelio
de tus propios labios?
6. ¿Te has preguntado alguna vez
cómo se siente Dios ante tanto
dolor y sufrimiento, ante tanta
injusticia que el pecado ha
traído a este mundo?
(Jeremías 13:17).
Cada vez que compartimos el
Evangelio con otros, el Cielo
mira expectante, anhelando
que la persona abra su corazón
y acepte la Salvación.
Cuando un corazón se abre, los ángeles prorrumpen
en gritos de alegría. Dios mismo canta de gozo (Lucas
15:7; Sofonías 3:17).
¿Qué puede ser más gratificante, más reconfortante,
que saber que, en un mundo de tristeza, tu
testimonio trae alegría al corazón de Dios?
7. Imagina esta escena:
Como resultado de tu
testimonio, algún hombre,
mujer o niño y niña acepta a
Jesús como su Salvador
personal.
Jesús se regocija. Todo el cielo
estalla en una canción
entusiasta, y nuestro poderoso
Salvador se regocija cantando
por esa persona.
¿Qué puede ser más
gratificante, más reconfortante,
que saber que tu testimonio
trae alegría al corazón de Dios
en un mundo de tristeza?
8. “De aquel que cree en mí, como dice la
Escritura, brotarán ríos de agua viva”
(Juan 7:38 NVI)
¿Qué ocurre cuando el agua se estanca?
El agua de una piscina se corrompe si no se renueva
habitualmente. Así, nosotros podemos “corrompernos” si no
dejamos que brote de nosotros el agua viva.
Como vimos al principio, Dios tiene muchos
medios para darse a conocer. Sin embargo,
aun cuando se manifestó directamente,
puso en contacto a las personas con otras
personas. Piensa en el ejemplo de Saulo, o
Cornelio (Hechos 9:3-6; 10:1-6).
La predicación del Evangelio
es un beneficio para nosotros
mismos. Nos permite crecer
espiritualmente y participar
del gozo de ver a otras
personas aceptar a Cristo.
9. ¿Cuáles han sido tus
propias experiencias al
testificar a otros, orar con
otros y ministrar a las
necesidades de los
demás?
¿Cómo han impactado
estas experiencias en tu
propia fe y en tu caminar
con el Señor?
10. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19)
Dios desea fervientemente “que ninguno
perezca, sino que todos procedan al
arrepentimiento” (2ª de Pedro 3:9).
Por esta razón, nos ha dado la orden de
compartir el Evangelio con todo el
mundo. Es más, espera pacientemente a
que cumplamos esa orden (Mateo 24:14).
A través de la historia, Dios ha escogido a hombres
(2P 2:5; Gn. 12:1-3), naciones (Is. 49:6) y pueblos
(Hch. 1:8) con el propósito de que diesen a conocer
la Salvación al mundo.
Para la iglesia, descuidar o minimizar el mandato de
Cristo es fallar en el propósito de su existencia y
perder su llamado profético al mundo.
11. Constreñir es “obligar, precisar, compeler
por fuerza a alguien a que haga y ejecute
algo” (definición de la R.A.E.).
Comprender que, por amor, Jesús se
había entregado a sí mismo para morir en
su lugar, era el motor que impulsaba a
Pablo a diseminar la Palabra de Dios por
todo el mundo.
Testificar es, por tanto, una respuesta de
amor al amor de Dios.
“Ahora más que nunca la mayoría de los
hermanos, confiados en el Señor, se han
atrevido a anunciar sin temor la palabra
de Dios […] lo hacen con buenas
intenciones […] lo hacen por amor”
(Filipenses 1:14-16 NVI).
12. El que creó todo el
Universo (las galaxias,
las estrellas, la hueste
angelical, todo el
cosmos, otros mundos
fue el que murió en la
Cruz por nosotros.
¿Cómo puede esta
asombrosa verdad no
crear en nosotros un
amor por Dios y un deseo
de compartir ese amor?
13.
14. Te invitamos a bajar
y estudiar cada una
de las 13 lecciones de
esta serie:
HACER
AMIGOS PARA
DIOS
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Y PUEDES USARLO Slideshare.net/chucho1943