3. ¿Qué afecta a nuestra interpretación?
Las presuposiciones.
Las traducciones del original.
El bagaje cultural.
El pecado.
¿Por qué se necesita interpretación?
No es lo mismo leer una historia que un documento legal. No es lo mismo que el
lector sea un niño o un adulto. No es lo mismo que lo lea un abogado o un
teólogo. No es lo mismo leer en el idioma original que en una traducción.
Todos estos factores (y más) afectan a la hora de interpretar un escrito. Esto es
perfectamente aplicable a la Biblia. Nadie puede leer la Biblia de una forma
absolutamente neutral. ¿cómo, pues, podemos hacer una interpretación
correcta de nuestra lectura bíblica?
4. Durante tres años y medio, los seguidores de Jesús creían que
Él era el Mesías esperado (Mateo 16:15-16). Sin embargo, su
concepto de la obra del Mesías estaba distorsionado por la
presuposición de que debía liberarlos del yugo romano.
Esto les impidió reconocerlo cuando lo vieron resucitado
(Lucas 24:36-45). Necesitaron la obra del Espíritu Santo en sus
mentes para comprender la misión de Jesús a la luz de los
textos bíblicos.
A la hora de interpretar la
Biblia, nosotros también
estamos influenciados por
nuestra experiencia, nuestro
conocimiento y nuestras
ideas preconcebidas.
Pero el Espíritu Santo puede ayudarnos, si leemos la Biblia con
una mente abierta y un corazón honesto.
5. La Biblia fue escrita en hebreo, arameo
y griego. Si no somos capaces de leer
con fluidez estas lenguas, necesitamos
una traducción.
Las traducciones tienen dos
inconvenientes básicos: las palabras
originales no siempre tienen
correspondencia exacta con las palabras
de otro idioma; y el intérprete está
influenciado por ideas preconcebidas.
HEBREO ARAMEO GRIEGO
Siendo conscientes de estas
limitaciones, lo ideal sería usar varias
traducciones para hacernos una idea
mejor del significado del texto original.
Independientemente de la traducción,
siempre podemos entender las
verdades fundamentales reveladas en
las Escrituras.
6. Existen tres tipos de traducciones bíblicas:
Formal
• Es fiel al texto
original.
Traducción
casi literal.
• “Jesús le dijo:
¿Qué tienes
conmigo,
mujer? Aún
no ha venido
mi hora”
(Juan 2:4 RV)
Dinámica
• Enfatiza el
significado.
Traducción
idiomática.
• “—Mujer, ¿eso
qué tiene que
ver conmigo?
—respondió
Jesús—.
Todavía no ha
llegado mi
hora” (Juan 2:4
NVI)
Parafraseada
• Expresado en
idioma coloquial.
Interpreta en lugar
de traducir.
• “Jesús le
respondió: —
Madre, ese no es
asunto nuestro.
Aún no ha llegado
el momento de
que yo les diga
quién soy” (Juan
2:4 TLA)
Si bien las dos últimas son mucho más amenas para leer y comprender pasajes
sencillos, están muy influenciadas por preconceptos erróneos. Para un estudio
doctrinal, siempre debemos usar una traducción formal, lo más fiel al original.
7. “… visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera
y cuarta generación de los que me aborrecen” (Éxodo 20:5b)
Los escritores bíblicos estaban sumergidos en
diversas culturas: hebrea, caldea, griega, romana.
Por tanto, sus escritos se pueden entender mejor en
su contexto cultural.
No obstante, aún si no conocemos los
detalles de estas culturas, la Biblia sigue
teniendo significado para nosotros, pues
trata temas que trascienden toda cultura,
por ejemplo: la Creación divina, el pecado y
la necesidad de Salvación.
Por ejemplo, para la cultura hebrea, una persona
es responsable por los actos que no cometió, pero
que permitió que sucedieran. Por eso, a Dios se le
atribuyen acciones que no realizó, como permitir
que los hijos sufriesen los defectos de los padres,
o endurecer el corazón de Faraón.
8. “Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no
tendríais pecado; mas ahora, porque decís:
Vemos, vuestro pecado permanece” (Juan 9:41)
Una barrera importante que se interpone entre el intérprete y el texto bíblico es el
pecado. El pecado afecta a la forma en que interpretamos y aceptamos la Biblia.
El orgullo, el autoengaño, la duda, la desobediencia, el amor a nuestra propia
opinión, todo esto y más puede alterar nuestra comprensión de la Palabra.
Por esta razón, debemos
acercarnos a la Biblia con fe y
sumisión, dispuestos a
dejarnos cambiar y moldear
por la Escritura.
Si le dejamos obrar, el
Espíritu Santo actúa en
nosotros, a pesar de nuestro
pecado, para conducirnos “a
toda la verdad” (Juan 16:13).
9. “Entonces les abrió la mente para que comprendieran las Escrituras”
(Lucas 24:45 DHHe)
Si interpretamos erróneamente la Biblia es
posible que lleguemos a conclusiones falsas,
no solo en el entendimiento de la salvación,
sino en todo lo que la Biblia enseña.
Una interpretación correcta de la Biblia nos
proporciona:
Unidad de doctrina.
Unidad de enseñanza.
Unidad en la iglesia.
Unidad en la misión.
Necesitamos un estudio correcto del texto
bíblico (hermenéutica), analizando cada
texto en su contexto concreto, y en relación
con todo lo que la Biblia enseña sobre el
tema estudiado. De este modo,
comprenderemos mejor el mensaje que Dios
ha dejado escrito para nosotros.
10. “Preguntas tú: ¿Qué haré para salvarme? Debes
abandonar a la puerta de la investigación tus
opiniones preconcebidas, tus ideas heredadas y
cultivadas. Si escudriñas las Escrituras para
vindicar tus propias opiniones, nunca
alcanzarás la verdad. Estudia para aprender qué
dice el Señor. Y cuando la convicción te posea
mientras investigas, si ves que tus opiniones
acariciadas no están en armonía con la verdad,
no tuerzas la verdad para que cuadre con tu
creencia, sino acepta la luz dada. Abre la mente
y el corazón, para que puedas contemplar las
cosas admirables de la Palabra de Dios”
E.G.W. (Palabras de vida del Gran Maestro, pg. 83)
11. Te invitamos a bajar
y estudiar cada una
de las 13 lecciones de
esta serie:
CóMO
INTERPRETAR
LA BIBLIA
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Y PUEDES USARLO Slideshare.net/chucho1943