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Hojas de Vida




   Compilación por Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                              Presentación


Estas Hojas de Vida, son una compilación de pensamientos, reflexiones,
historias y otros fragmentos literarios, que he reunido de muy diversas
fuentes, dada la belleza, el mensaje y la creatividad que todos ellos
guardan. Estos documentos han circulado entre gente que gusta de leer,
conservar y compartir estas producciones; otros textos fueron extraídos de
algunos libros, revistas y periódicos, además de aquellos que en cantidad
importante están dispuestos en Internet.


He recopilado estos textos, porque cada uno refiere una historia singular,
tomada generalmente de la cotidianeidad, de los hechos habituales -y al
mismo tiempo extraordinarios- que día a día vivimos, de esos sucesos que
encuentran siempre al ser humano y son parte natural de su constante
andar.


Estas Hojas de Vida, pretenden, entre otros propósitos, recuperar la
experiencia valiosa de quienes escriben: connotados personajes de la
literatura que nos aportan enorme visión, talento, sensibilidad y creación
artística; pero también, hombres y mujeres comunes que bajo el
anonimato, materializan palabras que hablan de alegría, preocupación,
agradecimiento, tristeza, retos, miedo, infortunio, lucha, coraje, etc., pero
sobre todo, de sus aspiraciones por una vida dotada de felicidad y
plenitud.


Es prudente mencionar que varios de los textos integrados en esta
compilación, no necesariamente son anónimos, simplemente la autoría,
-indebidamente tal vez-, ha ido cediendo su valor al dominio popular,
ahora más amplio en el mundo, debido a la comunicación vertiginosa que


                                     2                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


se da con las nuevas tecnologías de información. Cabe reconocer aquí, mi
ignorancia respecto de los autores de muchos de los documentos. No se
incomode entonces, quien lea este modesto trabajo, por tan severas faltas
y disfrute mejor de sus interesantes aportes.


En el ánimo de abonar a la intención de este repertorio de lecturas, encaja
mencionar que la pretensión legítima de vivir y ser mejores, a todos nos
identifica, y este anhelo innegable puede encaminarse sencillamente,
gracias a la socialización de las ricas experiencias que en este documento
se incorporan, razón que ha motivado el nombre de esta colección como
Hojas de Vida, porque llanamente, eso parecen ser, páginas que en
condiciones de contento y adversidad, promueven y fortalecen el amor, la
fe, la esperanza, la solidaridad, la amistad y en general, los mejores valores
que deben caracterizar al ser humano.


Dejo en sus manos este texto, deseando que les agrade, que le
encuentren algún provecho; esperando también, que cuando así sea
necesario, –casi siempre lo es-, recurran a él para que puedan tomar de
este árbol de vida, la hoja que los aliente y los motive a seguir andando
con ánimo, confianza y determinación, los senderos de claroscuros que
entretejen nuestra existencia.




                                                      Pedro Arreola Coronel




                                       3                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                           Índice
                            Lectura                    Pág.
Vive la vida, no permitas que se te escape                9
Amor de madre                                            10
Humildad                                                 11
Amor o locura                                            12
Bordado de Dios                                          14
Buen consejo                                             15
Carta a un amigo                                         16
Carta a una mala amiga                                   18
Carta de un hijo a su padre                              19
Carta de un padre a su hijo                              20
Carta del cielo                                          21
Cerradura                                                22
La fórmula                                               23
El pato y la gata                                        23
¿Cómo creó Dios a la mujer?                              24
Como el papel arrugado                                   25
Consejos para formar a un delincuente                    26
Convivir con…                                            27
El alpinista                                             28
Una hora de tu tiempo                                    29
El verdadero amor                                        30
¿Cuánto vales?                                           31
La muñeca de sal                                         32
Cuento hindú                                             33
¿Culpable o inocente?                                    34
De una madre para su hija                                35
Di “te amo” a tiempo                                     37
Dios y la esperanza                                      39
Es mejor ahora                                           40
Donando sangre                                           41
Dos bebés en el pesebre                                  42
Ecos                                                     44
Educar a los hijos                                       45
Un verdadero amigo                                       45
El alacrán                                               46
El amor                                                  47
El campesino chino                                       49
El carpintero                                            51
El cofre de vidrio roto                                  52
El corazón más hermoso                                   54
La riqueza                                               55


                                    4        Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida



                           Lectura                         Pág.
El destino                                                   56
El elefante                                                  58
El error más grande                                          59
El inventario de las cosas perdidas                          60
El naufragio                                                 62
El padre bueno y el buen padre                               63
El perfume de la maestra                                     64
Cosas de importancia                                         66
El pescador                                                  67
La fórmula                                                   68
El peso del rencor                                           69
El valor de una sonrisa                                      70
El Principito (Capítulo 21)                                  71
Arriesgarse a vivir                                          75
El ruido de la carroza                                       76
El sol                                                       77
¿A cuál de tus hijos quieres más?                            78
El valor de la ayuda                                         79
Empleo vacante                                               82
De niño a hombre                                             83
Entrevista con Dios                                          84
¿Eres una razón, una estación o toda una vida?               87
Estrellas y cometas                                          88
Amigo                                                        89
Fabricando un padre                                          90
Pedir a Dios                                                 91
Día de Graduación                                            92
Grandeza                                                     93
Hablar con el muchacho…                                      94
Haz el bien sin mirar a quién                                95
Historia de la verdad                                        96
Hojas                                                        97
Los sentimientos y las opiniones                             98
Instantes                                                    99
Instrucciones para la vida                                  100
Juzgar                                                      101
La botella                                                  102
Las seis palabras más importantes                           103
La caja vacía                                               104
La cara que pones                                           105
La cruz pesada                                              106


                                     5           Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                         Lectura                 Pág.
El campesino y el burro                           107
Cambiar                                           107
La historia de Jerry                              108
La juventud                                       110
La marioneta                                      111
La oración de la maestra                          113
La paradoja de nuestra vida moderna               114
La paz perfecta                                   117
La perla                                          118
La regla de oro                                   120
La rosa de Rilke                                  121
Las cuatro esposas                                122
Las huellas                                       124
Las tres bardas                                   125
Leyenda árabe                                     126
Lo puedes lograr                                  127
¿Lo tienes todo?                                  128
Lo urgente contra lo importante                   130
Mamás                                             132
¿Me vas a ayudar?                                 134
Mi viejo                                          136
Mujer                                             138
Navidad                                           139
Pensar creativamente                              140
Perros, gatos, ratones y niños                    141
Piedras                                           142
¿A quién quieres más?                             143
¿Qué color eres?                                  144
¿Qué es un niño?                                  148
Reflexiones sobre los niños                       149
Amar                                              152
Rosas rojas para ella                             153
Riqueza                                           154
Seres especiales                                  155
Si me voy antes que tú                            157
Estaba recordando                                 158
¡Por favor Dios sólo tengo 17 años!               159
A mis hijos                                       160
Su majestad el alcohol                            161
Tan cerca de Dios                                 162
Una simple historia de amor                       162
Te deseo lo suficiente                            163
¿Ya no quieres vivir?                             164


                                   6   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                         Lectura                     Pág.
¿Tendrás tiempo?                                      165
Todo pasa                                             166
Todo tiene una razón de ser                           168
Todos tenemos grietas                                 169
Tu otra ala                                           170
Un almuerzo con Dios                                  171
Un ángel                                              172
Un anillo de compromiso                               174
El niño pequeño                                       175
Las líneas paralelas                                  177
Un sueño                                              178
Brillo de amor                                        179
Un vaso de leche                                      180
¿Vida o muerte?                                       181
Una buena cátedra                                     182
Una historia en blanco y negro                        184
Un último beso                                        185
Reportándose                                          187
A mi hijo                                             189
A mis amigos                                          190
A todos los padres del mundo                          191
Abecedario del amigo                                  192
Que tu vida esté plena de...                          193
Acuérdate de lo bueno                                 194
¡Alégrate!                                            195
Agradecimientos                                       196
Algunas maneras de amargarte la vida                  197
Aprender                                              198
Cosas de importancia                                  199
Con el tiempo                                         200
De corazón a corazón                                  202
Hoy                                                   203
Defensa a la alegría                                  204
Desiderata                                            205
Desierto                                              206
Diario inconcluso                                     207
Es mejor ahora                                        208
Diez Mandamientos para ser buenos padres              209
¿Vivo?                                                212
El abrazo                                             213
El arte del matrimonio                                214
El éxito                                              215



                                   7       Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                            Lectura                            Pág.
El loro que pedía libertad                                      216
El más lleno de bendiciones                                     217
El verdadero disfrute                                           217
El mejor día de mi vida                                         218
El nuevo año                                                    219
Propósitos para el año nuevo                                    219
Jamás serás buen maestro                                        220
¿Qué es una niña?                                               221
Parábola de la educación                                        222
El presente                                                     223
Dar                                                             224
Lo que piensa un hijo del padre                                 225
No oyes ladrar a los perros                                     226
El valor del tiempo                                             230
En busca de la razón                                            231
Enamórate de alguien                                            233
La Misión                                                       233
Nunca dejar de ser                                              234
Dónde buscar                                                    235
Aprendí                                                         236
Enseñar a los niños                                             238
Es bueno saber                                                  239
Escalera de la vida                                             240
Es viernes por la noche                                         241
La cigarra y la hormiga                                         243
La promesa cumplida                                             243
Ganador o Perdedor                                              244
Hablar y callar                                                 245
Hoy es el día                                                   246
Lo prefiero hoy y no mañana                                     247
Cerrando círculos                                               248
Gracias                                                         250
Carta                                                           251
Una estrella especial para ti                                   253
La razón y la pasión                                            254
El árbol confundido                                             255
Honremos a la vida                                              256
El secreto de la felicidad                                      257
El trabajo                                                      258
La lucha                                                        259
Todo lo que necesito saber lo aprendí en el kinder              260
Trece líneas para vivir                                         261
Sólo por hoy                                                    262


                                      8              Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                 Vive la vida, no permitas que se te escape.

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz,
sin haber aumentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el
derecho a expresarte, que es, casi un deber.

No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes
de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo.

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de
pasión.

La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos
convierte en protagonistas de nuestra propia historia.

Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tú puedes
aportar una estrofa.

No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre.

No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un
silencio espantoso. No te resignes. Huye.

"Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta.

Valora la belleza de las cosas simples.

Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos
remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante.

Vívela intensamente, sin mediocridad.

Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos
precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la
vida. La sociedad de hoy somos nosotros. Los "poetas vivos".

No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas...

                                                                Walt Whitman


                                       9                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                             Amor de madre.



Un artículo en National Geographic, varios años atrás, mostraba una foto
impactante de las alas de Dios…

Después de un incendio forestal en el Parque Nacional de Yellowstone, los
guardabosques iniciaron una larga jornada montaña arriba para valorar
los daños del incendio.

Un guardabosque encontró un pájaro literalmente petrificado en cenizas,
posado, cual estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el
espeluznante espectáculo, dio unos golpecitos al pajarillo con una vara.
Cuando lo hizo, tres diminutos polluelos se escabulleron bajo las alas de su
madre ya muerta.

La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus
hijos a la base del árbol y los había acurrucado instintivamente bajo sus
alas, conociendo que el humo tóxico ascendería.

Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había
negado a abandonar a sus bebés.

Cuando las llamas llegaron y quemaron su pequeño cuerpo, ella
permaneció firme. Porque había decidido morir para que aquellos que
estaban bajo sus alas pudiesen vivir.




                                    10                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                  Humildad.



En una tumba humilde del pequeño cementerio de Ábrego, el que sabe
leer donde no hay nada escrito puede leer esto:

   -   Aquí, por fin, descanso.

Fui mujer, que era ser poco. Fui campesina, que era ser menos. Fui pobre,
que era ser nada.

Amé a un hombre, y él, quizás me amó. Un año sí y otro no, le di hijos. Un
año no y el otro sí, se me morían. Así, me quedaron sólo seis.

No hice pues en la vida otra cosa que amar a un hombre y tener hijos.
También les di de comer y les lave la ropa. También les mojaba los labios y
la frente cuando ardían en calentura. También, cuando mis hijos se morían,
estaba junto a ellos y oí que en el último aliento me decían “mamá”. Ellos,
que siempre me habían dicho “madre”. Mi marido también cuando murió
dijo “mamá”. Pienso si acaso me lo diría a mí.

Como se ve, no hice muchas cosas en la vida.

Pero sé que si no fuera por mí y por muchas otras mujeres como yo, la vida
no podría seguir.



                                  Armando Fuentes Aguirre (A. F. A.) “Catón”




                                      11                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                              Amor o locura.


Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los
sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando El Aburrimiento había
bostezado por tercera vez, La Locura, como siempre tan loca, les propuso:

- ¿Vamos a jugar a las escondidas?

LA Intriga levantó la ceja intrigada y La Curiosidad, sin poder contenerse
preguntó: ¿A las escondidas? y ¿cómo es eso?

"Es un juego" explicó La Locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a
contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden; cuando
yo haya terminado de contar, al primero de ustedes que encuentre,
ocupará mi lugar para continuar el juego. El Entusiasmo bailó secundado
por La Euforia, La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a La
Duda, e incluso, a La Apatía, a la que nunca le interesaba nada.

Pero no todos quisieron participar, La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para
qué?, si al final siempre la hallaban, La Soberbia opinó que era un juego
muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido
de ella) y La Cobardía prefirió no arriesgarse...

 - Uno, dos, tres... comenzó a contar La Locura.

La primera en esconderse fue La Pereza, que como siempre se dejó caer
tras la primera piedra del camino; La Fe subió al cielo y La Envidia se
escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había
logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no
alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso
para alguno de sus amigos:

     -¿Que si un lago cristalino? ideal para La Belleza;
     -¿Que si la rendija de un árbol? perfecto para La Timidez;
     -¿Que si el vuelo de la mariposa? lo mejor para La Voluptuosidad;
     -¿Que si una ráfaga de viento? magnífico para La Libertad.

Así terminó por ocultarse en un rayito de sol. El Egoísmo en cambio,
encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero
sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira!,
en realidad se escondió detrás del arcoíris) y La Pasión y El Deseo en el
centro de los volcanes. El Olvido... se me olvidó donde se escondió, pero
no es lo importante. Cuando La Locura contaba 999,999, El Amor, aún no


                                     12                Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba
ocupado, hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse
entre sus flores.

- ¡Un millón!, contó La Locura, y comenzó a buscar.

La primera en aparecer fue La Pereza sólo a tres pasos de una piedra.
Después, se escuchó La Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre
Zoologma; La Pasión y El Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un
descuido encontró a La Envidia y claro, pudo deducir donde estaba El
Triunfo. El Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su
escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar,
sintió sed y al acercarse al lago descubrió a La Belleza. Con La Duda
resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin
decidir aún de qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos, El
Talento entre la hierba fresca; a La Angustia en una oscura cueva; a La
Mentira detrás del arcoíris, (mentira, si ella estaba en el fondo del océano)
y hasta El Olvido, que ya se le había olvidado que estaba jugando a los
escondidos; en cambio El Amor no aparecía por ningún sitio.

La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta,
en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó
un rosal y las rosas. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas,
cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido
en los ojos al Amor; La Locura no sabía que hacer para disculparse, lloró,
rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a los escondidos en la
tierra:


  “El Amor es ciego y La Locura… siempre lo acompaña”




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Hojas de Vida


                              Bordado de Dios.


Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba
cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía
que estaba bordando.

Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que
donde estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que
desde mi punto de vista lo que estaba haciendo me parecía muy confuso.

Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía:

- Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te
pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición.

Me preguntaba porqué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y
porqué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba. Unos
minutos más tarde escuchaba la voz de mi mamá diciéndome:

- Hijo, ven y siéntate en mi regazo.

Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa
flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo se
veía tan confuso.

Entonces mi mamá me decía:

- Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas
cuenta de que había un plan arriba. Había un diseño, sólo lo estaba
siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba
haciendo.

Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho:

- Padre, ¿qué estás haciendo?

El responde:

- Estoy bordando tu vida.

Entonces yo le replico:




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Hojas de Vida


- Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros,
¿por qué no son más brillantes?

El Padre parecía decirme:

- Mi niño, ocúpate de tu trabajo, haciendo yo el mío, un día te traeré al
cielo y te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición.

Entonces entenderás...



                             Buen consejo.


Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que busqué un
árbol muerto y lo corté. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al
tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos.

Mi padre dijo:

- Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas
las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y
caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero
ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco.

Y volviéndose hacia mí, me aconsejó:

- Nunca olvides esta importante lección: ¡Jamás cortes un árbol en
invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso.

Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estás en tu peor
estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que
la primavera volverá.



                                                          Robert Schuller




                                   15                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                              Carta a un amigo.


No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo
respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarlas
junto contigo.

No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro, pero cuando me necesites
estaré junto a ti.

No puedo evitar que tropieces, solamente puedo ofrecerte mi mano para
que te sujetes y no caigas.

Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos, pero disfruto sinceramente
cuando te veo feliz.

No juzgo las decisiones que tomas en la vida. Me limito a apoyarte, a
estimularte y a ayudarte si me lo pides.

No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar, pero sí te
ofrezco el espacio necesario para crecer.

No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parte el corazón,
pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo.

No puedo decirte quién eres, ni quién deberías ser, solamente puedo
quererte como eres y ser tu amigo.

En estos días oré por ti… En estos días me puse a recordar a mis amistades
más preciosas.

Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba.

Eso es lo que ellos me dicen, también me lo demuestran.

Es lo que siento por todos ellos.

Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al
verme.

Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y cuando hablamos; sea
en la alegría o sea en la serenidad, en estos días pensé en mis amigos y
amigas y, entre ellos, apareciste tú.



                                      16                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


No estabas arriba, ni abajo ni en medio.

No encabezabas ni concluías la lista.

No eras el número uno, ni el número final.

Lo que sé, es que te destacabas por alguna cualidad que transmitías y con
la cual desde hace tiempo, se ennoblece mi vida.

Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el tercero
de tu lista.

Basta que me quieras como amigo.

Entonces entendí que realmente somos amigos.

Hice lo que todo amigo: Ore... y le agradecí a Dios que me haya dado la
oportunidad de tener un amigo como tú. Era una oración de gratitud: Tú
has dado valor a mi vida.

                                                        Jorge Luis Borges




                                     17               Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                         Carta a una mala amiga.

Querida amiga: sé que cuando recibas esta carta no te afectará lo que
pongo en ella, ya que seguirás teniendo tantos admiradores como por
desgracia siempre has tenido.

Cuando nos presentaron apenas me gustaste. Fue el paso de los días, lo
que hizo que poco a poco me gustase cada vez más estar contigo. Ya no
me conformaba con verte sólo los fines de semana, sino que también salía
a tu encuentro cualquier día.

Fue tanto el gusto que le cogí a nuestra relación, que ya apenas salía con
mis compañeros. Poco a poco me fui apartando de ellos, unos porque no
te querían y me aconsejaban que te dejara, y otros porque también
estaban enamorados de ti y no quería compartirte con ellos.

Nuestra relación cada vez se hacía más íntima; ya no vivía sino para ti. Mi
primer error fue dejar de lado a mi familia. Más tarde y también por tu
culpa, perdí mi trabajo porque no le prestaba la atención suficiente;
terminaron por despedirme, pero nuestra relación seguía hacia adelante.

Era tal la dependencia que tenía por ti, que ya apenas podía hacer nada
si no te tenía a mi lado.

Con todo hay que añadir el tren de vida al que me tenías sometido. Pronto
tuve que robar para poder estar juntos, aunque tú, no contenta con lo que
estabas haciendo de mi vida, cada vez me exigías más y más.

Has deteriorado mi vida, mi salud, mis proyectos, mi libertad.

Gracias a Dios me he dado cuenta a tiempo de que tu relación sólo me
trae desgracias. Es por eso que he decidido escribirte estas líneas para
romper definitivamente, con la esperanza de que todo aquel que lea esta
carta y tenga la desgracia de haberte conocido, pueda darse cuenta a
tiempo de que también destrozará su vida.

¡Hasta nunca!

P.D. Si tienes la desgracia de conocerla y tu amor por ella te impide
dejarla, pide ayuda, y sobre todo no se la presentes a ningún amigo que
quieras de verdad.

Ella es… la droga.



                                     18                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                       Carta de un hijo a su padre.



No me des todo lo que te pida. A veces sólo te pido para ver hasta cuánto
puedo tomar.

No me grites. Te respeto menos cuando lo haces; además, me enseñas a
gritar a mí también y no quiero hacerlo.

No me des siempre órdenes, yo haría las cosas más rápido y con más gusto
si me hablaras de otra manera.

Cumple tus promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo,
pero también cuando se trate de un castigo.

No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana, si
me haces lucir mejor que los demás alguien va a sufrir y si me haces lucir
peor, seré yo quien sufra.

No cambies tu opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y
mantén esa decisión. Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por
mí, yo nunca podré aprender.

No digas mentiras delante de mí, ni siquiera para evitarme un castigo,
porque me enseñas a mentir.

No me pidas que mienta por ti, aunque fuere para sacarte de un apuro,
me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices. Cuando hago algo
malo, no me exijas que te diga el "por qué lo hice", a veces ni yo mismo lo
sé.

Cuando estés equivocado en algo, admítelo, crecerá la opinión que
tengo de ti y me enseñarás a reconocer mis equivocaciones.

Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus
amigos, ya que porque somos familia, no quiere decir que no podamos ser
amigos.

No me pidas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé y siempre
haré lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo que tú digas
y no hagas.




                                    19                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


Cuando te cuente un problema mío, trata de comprenderme y ayudarme,
y no digas "no tengo tiempo para tonterías" o "eso no tiene importancia".
¡Quiéreme y dímelo! A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas
necesario.

¡Abrázame!, necesito sentirte mi amigo y compañero a toda hora.




                       Carta de un padre a su hijo.



Durante el tiempo que vivas en esta casa, seguirás las reglas. Cuando
tengas tu propia casa, puedes hacer tus propias reglas.

En esta casa no tenemos democracia.

No hice campaña para ser tu padre. Tú no votaste por mí.

Somos padre e hijo por la gracia de Dios. Y acepto ese privilegio y gran
responsabilidad. Aceptándolo tengo la obligación de ejecutar el papel de
padre.

No soy tu cuate. Nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir
muchas cosas, pero no somos compañeros. Soy tu padre. Esto es cien
veces más que lo que es un compañero. También soy tu amigo, pero
estamos completamente en diferentes terrenos.

En esta casa harás lo que yo te diga, no me puedes alegar porque lo que
te pida que hagas, es motivado por amor. Esto te será difícil de entender
hasta que tengas un hijo propio. Hasta entonces confía en mí.

Tu padre.

                                                      Ricardo Montalbán




                                   20                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                               Carta del cielo.


Tú, que eres un ser humano, eres mi milagro. Y eres fuerte, capaz,
inteligente y lleno de dones y talentos. Cuenta tus dones y talentos.
Entusiásmate con ellos. Reconócete. Encuéntrate. Acéptate. Anímate. Y
piensa que, desde este momento, puedes cambiar tu vida para bien, si te
lo propones y te llenas de entusiasmo. Y sobre todo, si te das cuenta de la
felicidad que puedes conseguir con sólo desearlo.

Eres mi creación más grande. Eres mi milagro. No temas comenzar una
nueva vida. No te lamentes nunca. No te quejes. No te atormentes. No te
deprimas. ¿Cómo puedes temer, si eres mi milagro?

Estás dotado de poderes desconocidos para todas las criaturas del
universo. Eres único. Nadie es igual a ti. Sólo en ti está aceptar el camino
de la felicidad y enfrentarlo, y seguir siempre adelante hasta el fin.
Simplemente porque eres libre. En ti está el poder de no atarte a las cosas.
Las cosas no hacen la felicidad. Te hice perfecto para que aprovecharas
tu capacidad y no para que te destruyas con tonterías.

Te di el poder de pensar, te di el poder de amar, te di el poder de
determinar, te di el poder de reír, te di el poder de imaginar, te di el poder
de crear, te di el poder de planear, te di el poder de hablar, te di el poder
de rezar... y te situé por encima de los ángeles, cuando te di el poder de
elección. Te di el dominio de elegir tu propio destino usando tu voluntad.
¿Qué has hecho de estas tremendas fuerzas que te di? No importa. De hoy
en más, olvida tu pasado, usando sabiamente ese poder de elección. Elige
amar en lugar de odiar, elige reír en lugar de llorar, elige actuar en lugar de
aplazar, elige crecer en lugar de consumirte, elige bendecir en lugar de
blasfemar, elige vivir en lugar de morir. Y aprende a sentir mi presencia en
cada acto de tu vida. Crece cada día un poco más en el optimismo de la
esperanza. Deja atrás los miedos y los sentimientos de derrota.

Yo estoy a tu lado siempre. Llámame, búscame, acuérdate de mí. Vivo en
ti desde siempre y siempre te estoy esperando para amarte. Si has de venir
hacia mí algún día... que sea hoy, en este momento. Cada instante que
vivas sin mí, es un instante infinito que pierdes de paz.

Trata de volverte niño, simple, inocente, generoso, dador, con capacidad
de asombro y capacidad para conmoverte ante la maravilla de sentirte
humano, porque puedes conocer mi amor, puedes sentir una lágrima,
puedes comprender el dolor...



                                      21                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida



No te olvides que eres mi milagro. Que te quiero feliz, con misericordia, con
piedad, para que este mundo que transitas pueda acostumbrarse a reír,
siempre que tú aprendas a reír. Y si eres mi milagro, entonces usa tus dones
y cambia tu medio ambiente, contagiando esperanza y optimismo sin
temor, porque yo estoy a tu lado.

Con todo cariño,

Dios.




                                 Cerradura.



Un hombre había pintado un lindo cuadro. El día de la presentación al
público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha
gente, pues se trataba de un famoso pintor, un reconocido artista.

Llegado el momento, se tiró el paño que revelaba el cuadro. Hubo un
caluroso aplauso.

Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de
una casa. Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer
oír si adentro de la casa alguien le respondía.

Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte.

Un observador muy curioso, encontró una falla en el cuadro. La puerta no
tenía cerradura. Y fue a cuestionar al artista:

- ¡Su puerta no tiene cerradura! ¿Cómo se hace para abrirla?

-Así es, respondió el pintor: Esa es la puerta del corazón del hombre. Sólo se
abre por el lado de adentro.

Abramos nuestro corazón al amor, a las personas, a Dios.




                                     22                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                 La fórmula.

El padre Soárez platicaba con el Cristo de su capilla.

   -   Señor – le dijo- Creo que he encontrado por fin la fórmula para que
       un hombre pueda ser feliz y pueda hacer felices a los demás.

   -   Importante descubrimiento –le manifestó el Señor- ¿Puedes recitarme
       la fórmula?

   -   Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo; ten
       fe, esperanza y caridad; practica la caridad, la paciencia, la
       templanza, la diligencia, la castidad, la largueza y la humildad; pon
       en ejercicio los dones del espíritu y cumple con puntualidad tus
       devociones ¿Qué te parece, Señor, esa fórmula?

   -   Demasiadas palabras padre Soárez, –comentó el Señor-, sobran
       todas, menos la primera.

                                                                       A. F. A.

                               El pato y la gata

-¿Cómo es que usted se inició en la vida espiritual? –preguntó uno de los
discípulos al maestro Sufi Shams Tabrizi.

 -Mi madre decía que yo no estaba lo suficientemente loco como para
internarme en un hospicio, ni era lo suficientemente santo para entrar en
un monasterio –respondió Tabrizi. –Entonces decidí dedicarme al sufismo,
donde aprendemos a través de la meditación libre.

-¿Y cómo le explicó eso a su madre?

-Con la siguiente fábula: alguien le acercó un patito a una gata para que
la gata lo tomara a su cargo. Este seguía a su madre adoptiva por todas
partes, hasta que un día, ambos llegaron frente a un lago.
Inmediatamente el patito entró en el agua, mientras que la gata, desde la
orilla, gritaba: “¡Sal de ahí! ¡Te vas a morir ahogado!” Y el patito respondió:
“No, madre, descubrí lo que es bueno para mí, y esto es que estoy en mi
ambiente. Voy a continuar aquí, aunque tú no sepas lo que significa un
lago.”

                                                                Paulo Coelho



                                      23                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                        ¿Cómo creó Dios a la mujer?



Cuenta una leyenda que al principio del mundo, cuando Dios decidió
crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales sólidos
en el hombre y no tenía más de que disponer.

Ante este dilema y después de profunda meditación, hizo esto:

Tomó la redondez de la luna, las suaves curvas de las olas, la tierna
adhesión de la enredadera, el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez
de la palmera, el tinte delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo,
la alegría del rayo del sol y las gotas del llanto de las nubes, la inconstancia
del viento y la fidelidad del perro, la timidez de la tórtola y la vanidad del
pavo real, la suavidad de la pluma del cisne y la dureza del diamante, la
dulzura de la paloma y la crueldad del tigre, el ardor del fuego y la frialdad
de la nieve.

Mezcló tan desiguales ingredientes, formó a la mujer y se la dio al hombre.

Después de una semana vino el hombre y le dijo:

- Señor, la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi
atención, nunca me deja solo, charla incesantemente, llora sin motivo, se
divierte en hacerme sufrir y vengo a devolvértela porque no puedo vivir
con ella.

- Bien, contestó Dios y tomó a la mujer.

Pasó otra semana, volvió el hombre y le dijo:

- Señor, me encuentro muy solo desde que te devolví a la criatura que
hiciste para mí, ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y
su mirada era una caricia, reía y su risa era música, era hermosa a la vista y
suave al tacto.

Devuélvemela, porque no puedo vivir sin ella.




                                      24                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                         Como el papel arrugado.



Mi carácter impulsivo, cuando era niña, me hacía montar en cólera a la
menor provocación.

La mayoría de las veces, después de uno de esos arrebatos, me sentía
avergonzada y me esforzaba por consolar a la persona a quien había
causado daño.

Un día, mi maestra, que me vio dando excusas, después de una explosión
de ira, me llevó aparte, y entregándome un papel liso, me dijo:

   -   Estrújalo. Asombrada, obedecí e hice con el papel una bolilla.

   -   Ahora -volvió a decirme- , ponlo como estaba antes.

De más está decir que no pude; el papel quedó lleno de pliegues y de
arrugas.

-Las personas –me dijo entonces ella- son como ese papel: la impresión
que en ellas dejes, será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos
pliegues.

Así aprendí a ser más comprensiva y paciente.

Cuando siento ganas de estallar, recuerdo ese papel arrugado...




                                     25                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                 Consejos para formar a un delincuente.



Comience desde su infancia a darle al niño todo lo que él requiera; de ese
modo crecerá creyendo que el mundo debe sostenerlo.

Nunca le dé orientación espiritual alguna, espere hasta que sea mayor de
edad y entonces, él decidirá por sí mismo.

Nunca diga, que algo que él hace, está mal, pues podría crearle un
complejo de culpabilidad. Así lo preparará para creer más tarde, cuando
lo pongan preso por haber robado, que la sociedad se ha vuelto contra él
y que es un perseguido.

Permítale leer cualquier libro o revista que llegue a sus manos; no se
preocupe en absoluto por lo que pueda llegar a su mente; deje que se
llene la cabeza de basura.

Satisfaga todas las demandas de alimento, bebida y comodidades;
negarle lo que pide puede producirle frustraciones.

Alábelo a menudo en su presencia; descríbalo como el más inteligente de
todos los niños del lugar, póngase de su parte contra los vecinos, los
maestros y la policía, pues todo el mundo tiene prejuicios contra su hijo.

Cuando se encuentre en verdaderas dificultades, discúlpese diciendo
"Nunca pude con él".

Si sigue todos estos consejos, prepárese para una vida de constantes
tristezas, pues es seguramente, lo que le espera.




                                   26                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                Convivir con…


Durante nuestra vida convivimos, muchas veces con sensaciones, sin
quererlas o desearlas, pero también con otras que no valoramos en la
medida que se merecen.

Convivimos con: la angustia, el dolor, la duda, la soledad, la ansiedad, la
mentira, el temor, el rechazo, el desprecio, con la venganza propia y la
ajena; con el silencio, el mal, el rencor, la rutina, los desencantos, los
prejuicios, la falta de humildad, la ausencia de valores y principios; con la
crítica nuestra y la de otros; con la ingratitud, la soberbia de los inútiles que
no pueden amar, la incomprensión, la inseguridad, la falta de ilusión, el
conformismo, el odio y el olvido; con la pérdida, la falta de libertad, el
pasado sin resolver, la indiferencia y los malos pensamientos; sin el perdón,
con la envidia del otro y la de uno y la falta de fe; sin un rumbo a seguir,
con la impaciencia, el mal humor de uno y el de los demás; con la
impotencia, el aburrimiento; con la palabra de más...

Pero... siempre hay un pero, también convivimos, con el humor, la alegría,
la risa de uno y la de los demás; con los colores que nos traen paz y
armonía; con el Sol que nos da energía, la lluvia que no nos molesta, las
caminatas por la tarde, las sorpresas agradables, las primeras brisas de
primavera y con cada una de las estaciones del año que nos enseñan
entre otras cosas, que no todo es frío o calor; con la posibilidad de
conocer la felicidad, de dar amor y de ser correspondido; con la
búsqueda de la verdad, la imaginación, el bien y con un futuro mejor
construido por uno; con el cariño, el amor, los afectos, los abrazos, las
caricias, la amistad y las charlas placenteras con amigos; con el
compañerismo, la lealtad, la fe, con proyectos posibles e imposibles; con
las distintas manifestaciones del arte, la lectura, la música que nos
transporta a lugares que uno solo conoce; con fragancias y perfumes que
nos dan lugar al placer, con los recuerdos nostálgicos y, con el otro...

Uno, siempre uno, será el que finalmente decida con que quiere convivir...




                                       27                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                  El alpinista

Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua,
inició su travesía, después de años de preparación; sin embargo, quería la
gloria para el solo, por lo tanto, subía sin compañeros.

Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó
para acampar, sino que, decidió seguir subiendo decidido a llegar a la
cima. Le obscureció, la noche cayó con gran pesadez; en la altura de la
montaña, ya no se podía ver absolutamente nada.

Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas eran cubiertas
por las nubes. Subiendo por un acantilado, a solo 100 metros de la cima, se
resbaló y se desplomo por los aires... caía a una velocidad vertiginosa, sólo
podía ver veloces manchas cada vez más oscuras que pasaban en la
misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad.

Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente
todos sus gratos y difíciles momentos de la vida; pensaba que iba a morir,
sin embargo, de repente, sintió un tirón tan fuerte que casi lo parte en dos...
Sí, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de
seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la
cintura.

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedo más
que gritar:

- ¡Ayúdame Dios mío!...

De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contesto:

- ¿Qué quieres que haga hijo mío?
- ¡Sálvame Dios mío!
- ¿Realmente crees que te pueda salvar?
- ¡Por supuesto, Señor!
- Entonces corta la cuerda que te sostiene...

Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la
cuerda y reflexionó...

Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un
alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza a una cuerda, a tan sólo
dos metros del suelo.



                                      28                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                           Una hora de tu tiempo.


La noche había caído ya; sin embargo, un pequeño hacía grandes
esfuerzos por no quedarse dormido. El motivo bien valía la pena; estaba
esperando a su papá. Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente
cuando se abrió la puerta.

El niño se incorporó como impulsado por un resorte y soltó la pregunta que
lo tenía tan inquieto:

-Papá: ¿cuánto ganas por hora?, dijo con ojos muy abiertos.

Su padre entre molesto y cansado, fue muy tajante en su respuesta:

-Mira hijo, eso ni siquiera tú madre lo sabe, no me molestes y vete a dormir
que ya es tarde.

-Si papá, pero por favor sólo dime, ¿cuánto te pagan por hora en tu
trabajo?, reiteró suplicante el niño.

Contrariado, el padre apenas abrió la boca para decir:

-Cien pesos.

-Oye papá, ¿me podrías prestar cincuenta pesos? preguntó el pequeño.

El padre se enfureció y tomó al pequeño del brazo y en tono brusco le dijo:

-Así que por eso quieres saber cuanto gano ¿no?, vete a dormir y no sigas
fastidiando chico aprovechado...

El niño se alejó tímidamente, al meditar lo sucedido el padre comenzó a
sentirse culpable.

Tal vez necesita algo -pensó- y queriendo descargar su conciencia se
asomó al cuarto de su hijo. Con voz suave le preguntó:

-¿Duermes hijo?

-Dime papá, respondió entre sueños.

-Aquí tienes el dinero que me pediste, le dijo su padre.



                                      29                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


-Gracias papá, -susurró el niño mientras metía su manita debajo de la
almohada de donde sacó varias monedas.

-¡Ya completé! -gritó jubiloso, "tengo cien pesos". Papá, ¿me podrías
vender una hora de tu tiempo?




                              El verdadero amor.



Ella teje, y por las tardes ve su telenovela. Después reza el rosario. Una vez a
la semana juega con sus amigas a la lotería.

El oye en la radio los partidos de béisbol. Por las mañanas, mientras su
esposa hace la comida, va despacio hacia la plaza y charla con sus
compañeros, ancianos igual que él. Luego regresa a su casa, se sienta en
el sillón y duerme hasta que llega la hora de comer.

Una mujer y un hombre. Tienen 55 años de casados. De sus seis hijos dos
murieron, dos viven lejos y los otros apenas los visitan. Ellos se aferran el uno
al otro, como dos manos de un mismo cuerpo asidas a un muro para no
caer.

Riñen de vez en cuando, es cierto, pero es como si alguien peleara
consigo mismo. Y ambos dicen que quieren irse de este mundo antes que
el otro, pues sin el compañero ya no podrían vivir.

Ella teje...El escucha en la radio los partidos de béisbol...Hablan de las
cosas de cada día. A veces pregunta uno: ¿Te acuerdas...? Caminan por
el recuerdo y luego callan. No necesitan hablar. Son uno solo. Y tampoco
necesitan decirse que se aman. Ellos son el verdadero amor.



                                                                         A. F. A.




                                       30                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                   ¿Cuánto vales?

Alfredo, con el rostro abatido de pesar, se reúne con su amiga Marisa en
un bar para tomar un café.

Deprimido, descargó en ella sus angustias: que el trabajo, que el dinero,
que la relación con su pareja, que su vocación... todo parecía estar mal en
su vida.

Marisa introdujo la mano en su cartera, saco un billete de 100 dólares y le
dijo:

-Alfredo, ¿quieres este billete?

Alfredo, un poco confundido al principio, inmediatamente le dijo:

-¡Claro Marisa! Son 100 dólares, ¿quién no los querría?

Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta
hacerlo un pequeño bollo. Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo
volvió a preguntarle:

-Y ahora… ¿igual lo quieres?

-Marisa, no se qué pretendes con esto, pero siguen siendo 100 dólares,
claro que los tomaré si me los entregas.

Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo restregó
con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado, insistió:

-¿Lo sigues queriendo?

-Mira Marisa, reaccionó Alfredo, sigo sin entender que pretendes, pero ese
es un billete de 100 dólares y mientras no lo rompas conserva su valor.

-Entonces Alfredo, contestó Marisa, debes saber que aunque a veces algo
no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisoteé, sigues siendo
tan valioso como siempre lo hayas sido; lo que debes preguntarte es
cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un
momento determinado.

Alfredo se quedó mirando a Marisa sin atinar a responder con palabra
alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su
cerebro.


                                         31               Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa
cómplice agregó:

-Toma, guárdalo para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal,
pero, ¡me debes un billete nuevo de 100 dólares para poder usar con el
próximo amigo que lo necesite!

Le dio un beso en la mejilla a Alfredo -quien aun no había pronunciado
palabra- y levantándose de su silla se alejó con rumbo a la puerta.

Alfredo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardo en su billetera y dotado de
una renovada energía, llamo al mozo para pagar la cuenta…



                              La muñeca de sal.


Cuenta una historia:

"Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que,
por fin, llegó al mar.

Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de
cuanto había visto hasta entonces.

-¿Quién eres tú?, le preguntó al mar la muñeca de sal.

Con una sonrisa, el mar le respondió:

-Entra y compruébalo tú misma.

Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él,
iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella.

Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó
asombrada:

-¡Ahora ya sé quién soy!".


                                                                     (De Mello)




                                        32                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                 Cuento hindú.

                                                                    -A María-

Un día el amante decidió ir a casa de la amada a buscarla. Cuando llegó,
llamó a la puerta: toc, toc, toc. La voz de la amada llegó desde el interior:

-¿Quién eres?

El amante, orgulloso y seguro de su condición, respondió con seguridad:

-Soy yo, y esperó paciente a que la puerta se abriera, pero en vez de eso
la puerta permaneció cerrada y aquel día no volvió a oír la voz de la
amada.

El amante volvió a su casa extrañado de que la puerta no se hubiese
abierto, pero pensó que tal vez la amada no se encontraba bien y que si lo
volvía a intentar al día siguiente, la puerta se abriría. Y así lo hizo un día
después; el amante regresó a la casa de la amada y, muy convencido,
llamó a la puerta: toc, toc, toc. Como el día anterior, oyó la voz de la
amada que decía:

-¿Quién eres?

Y el amante respondió:

-Soy yo, pero la puerta no se abrió.

Fue entonces cuando, abatido, el amante partió al desierto para meditar
e intentar descubrir por qué razón la amada no le había abierto la puerta.
Después de pensar y pensar, la soledad le dio la respuesta y fue
apresuradamente a casa de su amada. Esta vez llamó: toc, toc, toc, y,
como las otras veces, la amada preguntó:

-¿Quién eres?

Esta vez el amante respondió:

-Soy tú, y la puerta se abrió.




                                       33                Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                          ¿Culpable o inocente?


Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy
virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.

En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y
por eso desde el primer momento se procuró un chivo expiatorio para
encubrir al culpable.

El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas
oportunidades de escapar al terrible veredicto: ¡La horca!

El Juez, también complotado, cuidó, no obstante, de dar todo el aspecto
de un juicio justo, por ello, dijo al acusado:

- Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar
en manos de él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las
palabras “culpable” e “inocente”. Tú escogerás y será la mano de Dios la
que decida tu destino.

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la
misma leyenda “culpable” y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles,
se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. ¡No había
escapatoria!

El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste
respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los
ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los
ojos y con una extraña sonrisa tomo uno de los papeles y llevándolo a su
boca, se lo comió rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le
reprocharon airadamente:

-Pero ¿qué hizo? y ¿ahora? ¿Cómo vamos a saber el veredicto?
-Es muy sencillo, respondió el hombre, es cuestión de leer el papel que
queda y sabremos lo que decía el que me trague.

Todos pudieron testimoniar el veredicto: “inocente”.

Con rezongos y disputa mal disimulada, debieron liberar al acusado y
jamás volvieron a molestarlo.




                                    34                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                        De una madre para su hija.


Estábamos sentándonos a comer, cuando mi hija casualmente menciona
que ella y su esposo están pensando en "empezar una familia". "Nosotros
estamos haciendo una encuesta," dice ella, en broma. "¿Crees que
debería tener un bebé?"

"Cambiar tu vida" digo, cuidadosamente manteniendo mi tono neutral de
voz. "Yo sé" dice, "no más fiestas los fines de semana, no más vacaciones
espontáneas..."

Pero eso no es en lo absoluto lo que yo quise decir. Miro a mi hija,
intentando decidir qué decirle. Quiero que sepa lo que ella nunca
aprenderá en clases de parto. Quiero decirle que las heridas físicas por dar
a luz un niño sanarán, pero que el volverse madre la dejará con una herida
emocional tan profunda por la cual ella será vulnerable para siempre.

Pienso en advertirle que ella nunca leerá de nuevo un periódico sin
preguntarse "¿Y si eso le hubiera pasado a mi niño?" Que cada accidente
de aviación, cada incendio en una casa la obsesionará. Que cuando vea
fotos de niños hambrientos, se preguntará si algo podría ser peor que vivir
la muerte de su niño.

Yo la miro cuidadosamente, sus uñas finamente pintadas y el traje
elegante y pienso que no importa cuan sofisticada ella sea, el convertirse
en madre la reducirá al nivel primitivo de una osa que protege su
cachorro.

Que una llamada urgente de "¡Mamá!" le hará dejar caer un laborioso
postre recién preparado o su mejor cristal sin vacilar por un momento.

Siento que debo advertirla que no importa cuántos años ella haya
invertido en su carrera, ésta se descarrilará profesionalmente a causa de su
maternidad. Ella podrá hacer los arreglos para dejar al niño en casa al
cuidado de una niñera, pero un día irá en camino de una reunión de
negocios importante y recordará el dulce olor de su bebé, y tendrá que
usar cada gramo de su disciplina para no correr a casa, sólo para
asegurarse que su bebé está bien.

Yo quiero que mi hija sepa que las decisiones cotidianas ya no serán rutina.
Que el deseo de un niño de cinco años de ir al baño de hombres y no al
de mujeres en un restaurante, se volverá un dilema mayor. Que justo allí, en
medio del ruido de bandejas y niños gritando, los problemas de


                                    35                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


independencia e identidad de sexo serán sopesados contra la perspectiva
de que haya un abusador de niños acechando en ese baño.

No importa cuan decisiva pueda ser ella en su trabajo, se criticará a sí
misma constantemente en su papel de madre. Mirando a mi hija tan
atractiva, quiero asegurarle que en el futuro ella perderá los kilos de más
del embarazo, pero nunca se sentirá igual sobre ella misma. Que su vida,
ahora tan importante, será de menos valor para ella, una vez que tenga
un niño.

Que ella renunciaría a ésta en un momento por salvar sus hijos, pero que
también empezará a desear más años, no para lograr sus propios sueños,
sino para ver a sus hijos lograr los suyos. Yo quiero que ella sepa que una
cicatriz de cesárea o las estrías se convertirán en insignias de honor. La
relación de mi hija con su marido cambiará, pero no de la manera que ella
piensa. Deseo que ella pudiera entender cuánto más uno puede amar a
un hombre que tiene cuidado para poner talco a su bebé o que nunca
duda para jugar con su niño. Yo pienso que ella debería saber que se
sentirá de nuevo completamente enamorada de él por razones que ahora
encontraría muy poco románticas.

Yo deseo que mi hija pudiera darse cuenta del lazo que ella sentirá con
mujeres, que a lo largo de la historia, han intentado detener guerras,
discriminación y borrachos al volante. Espero que ella entienda por qué yo
puedo pensar racionalmente sobre la mayoría de los problemas, pero
ponerme como loca cuando discuto sobre la amenaza que supone una
guerra nuclear en el futuro de mis hijos.

Yo quiero describir a mi hija la euforia de ver a su niño cuando aprenda a
montar una bicicleta. Quiero capturar para ella las carcajadas de un bebé
que está tocando la piel suave de un perro o un gato por primera vez.
Quiero que saboree esa dicha que es tan real, que de hecho duele. La
mirada interrogativa de mi hija me hace caer en cuenta de las lágrimas
que se han formado en mis ojos.

"Nunca te arrepentirás de ello", digo finalmente. Entonces alcanzo por
sobre la mesa la mano de mi hija y la aprieto y ofrezco una oración
silenciosa por ella, y por mí, y por todas las mujeres que tropezaron en su
camino hacia la más maravillosa de todas las profesiones. Este regalo
bendito de Dios... el hecho de ser Madre.




                                    36                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                           Di “te amo” a tiempo.



Un muchacho de 17 años de edad tenía un cáncer incurable y en
cualquier momento iba a fallecer. Siempre estaba en su casa, bajo el
cuidado de su madre; a veces se enfadaba de estar siempre dentro de
casa, hasta que un día decidió salir a pasear.

Le pidió permiso a su madre y ella aceptó; caminando por el vecindario
vio muchas tiendas; al pasar por una de música y ver el aparador, notó
algo que lo hizo olvidarse de que el mundo existía, era una muchacha de
su edad, muy hermosa; al verla le parecía un ángel bajado del cielo. Abrió
la puerta y entró sin mirar nada que no fuera ella; acercándose poco a
poco, llegó al mostrador donde se encontraba ella, la chica lo miró y le
dijo sonriente:

-¿Te puedo ayudar en algo?

El chico pensaba que era la sonrisa más hermosa que había visto en toda
su vida y sintió el deseo de abrazarla, de declarársele en ese mismo
instante; tartamudeando le dijo:

-Sí, eh, ah, me gustaría comprar un disco.

Sin reflexionar, tomó el primero que vio y le dio el dinero. La chica le
entregó el disco con una amigable sonrisa.

El joven enamorado no dejó de pensar en ella durante toda la tarde, ni
siquiera escuchó el disco. Al día siguiente, quiso volver a verla y fue a la
tienda; al estar frente a esa hermosa sonrisa, no supo que decir y volvió a
pedir un disco.

-¿Quieres que te lo envuelva?, preguntó la muchacha sonriendo de nuevo.

El respondió que sí, moviendo la cabeza, pues ante ella se quedaba mudo.

La muchacha fue atrás del almacén para volver con el paquete envuelto
y entregárselo; el lo tomó y salió de la tienda; se fue a su casa sintiendo
que caminaba entre las nubes, ni siquiera desenvolvió el disco; lo metió en
su closet y se puso a mirar su jardín y pensar en la hermosa flor que estaba
en la tienda.




                                     37                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


En adelante visitaba la tienda todos los días para comprar un disco, ella
siempre lo envolvía y él lo llevaba a su casa y lo metía en su closet.

El era muy tímido para invitarla a salir, y aunque trataba, no podía. Su
mamá se enteró de esto e intentó animarlo, así que, el siguiente día se
armó de valor y se dirigió a la tienda; y como todos los días compró otra
vez un disco y como siempre, ella se fue atrás para envolverlo; el tomó el
disco y mientras ella no estaba viendo, rápidamente dejó una nota en el
mostrador y salió corriendo de la tienda. La nota era una declaración.

Durante varios días el chico no se atrevió a llegar a la tienda para recibir la
respuesta; a unos metros de la tienda se regresaba a su casa. Su madre
volvió a animarlo y luego de dos semanas por fin llegó a la tienda, pero no
vio a la chica hermosa; al preguntar por ella, se enteró con tristeza que se
había ido a otra ciudad a estudiar y ya no trabajaba ahí.

Mucho lamentó no haber ido antes por la respuesta y muy triste guardó los
discos en un lugar donde no los viera tanto, con la esperanza de no pensar
más en la muchacha. En el verano, el chico fue a la tienda con la
esperanza de que por las vacaciones la chica hubiera regresado y pudiera
encontrarla; pero al no encontrarla, volvió a su casa desilusionado.

Al siguiente verano volvería a ir para encontrarla de nuevo. Pero para el
joven no hubo verano siguiente, a la edad de 20 años el chico falleció de
cáncer.

Un día su madre entró en el cuarto de su difunto hijo para arreglarlo, así
que abrió su closet y para su sorpresa, se topó con muchos discos
envueltos; ninguno estaba abierto; llena de curiosidad tomó algunos y se
sentó sobre la cama para verlos; al desenvolver el primero, encontró una
nota que su hijo nunca leyó y decía: "¡Hola!, veo que te gusta la música
tanto como a mí. Me invitan a una fiesta el viernes y no tengo con quien ir,
te gustaría ir conmigo? Atentamente: Sofía". De tanta emoción la madre
abrió otro y otro para descubrir que eran saludos de la chica. Uno de los
últimos decía: "Hola, me siento triste de que nunca haces caso a mis notas,
pero me devuelves la alegría al volver diariamente. La semana que viene
salgo fuera de la ciudad a estudiar y ya no voy a trabajar aquí, pero
vendré casi todos los fines de semana y si mi cliente favorito quiere que lo
siga atendiendo podrá visitarme en mi casa. Con cariño: Sofía", al final
venía un número telefónico, una dirección y un pequeño mapa.

No esperes demasiado para demostrar tu amor a ese alguien especial;
díselo hoy, mañana puede ser muy tarde. No solamente a tu pareja, sino a
todos tus seres queridos: tus padres, hermanos, amigos, hijos, etc.


                                      38                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                              Dios y la esperanza.


Existían millones de estrellas en el cielo, estrellas de todos los colores:
blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas, azules. Un día, inquietas, ellas se
acercaron a Dios y le propusieron:

-Señor, nos gustaría vivir en la Tierra, convivir con las personas.

-Así será hecho, respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes
pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que puedan bajar a la Tierra.

Se cuenta que en aquella noche hubo una fantástica lluvia de estrellas.
Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y a
correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los
juguetes de los niños. La Tierra quedó, entonces, maravillosamente
iluminada.

Pero con el correr del tiempo, las estrellas decidieron abandonar a los
hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.

-¿Por qué volvieron? - preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al
cielo.

-Señor, nos fue imposible permanecer en la Tierra, existe allí mucha miseria,
mucha violencia, hay demasiadas injusticias.

El Señor les contestó:

-¡Claro! Ustedes pertenecen aquí, al Cielo. La Tierra es el lugar de lo
transitorio, de aquello que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere.
Nada es perfecto. El Cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de la
perfección.

Después de que habían llegado gran cantidad de estrellas, Dios verificó la
cantidad y habló de nuevo:

-Nos está faltando una estrella, ¿dónde estará? Un ángel que estaba
cerca replicó:

-Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió
que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay
límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor.




                                        39                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


-¿Qué estrella es esa? - volvió a preguntar.

-Es la Esperanza, Señor, la estrella verde. La única estrella de ese color.

Y cuando miraron la Tierra, la estrella no estaba sola: la Tierra estaba
nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de
cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no
necesita retener es la Esperanza. Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es
propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no
es perfecto, de aquel que no sabe cómo puede conocer el porvenir.

Recibe en este momento esta Estrella Verde en tu corazón, la Esperanza.

No dejes que ella huya y no permitas que se aparte. Ten certeza que ella
iluminará tu camino, sé siempre positivo y agradece todo a Dios. Sé
siempre feliz y contagia a otras personas tu felicidad.



                                Es mejor ahora.



San Pedro quería decir a Jesús cuanto lo amaba.

Mucho había sufrido Jesús, y Pedro pensaba que sus palabras aliviarían su
tristeza. La cena de esa noche sería una buena ocasión para expresarle su
amistad.

Y llegó la hora de la cena. Cuando el Señor y los discípulos estuvieron
reunidos Pedro habló de las cosas de todos los días. Algo quiso decir
después de que el Maestro distribuyó el pan y el vino entre ellos, y también
cuando ya se despedían y el Señor clavó en él su mirada, como si esperara
que alguna palabra saliera de sus labios. Sin embargo, Pedro tuvo miedo
de parecer sentimental, y , nada dijo.

- Bueno, - pensaba mientras volvían a casa – ya habrá muchas otras cenas
como ésta, y entonces, le diré al Maestro cuánto amor siento por él.


                                                                         A. F. A.




                                       40                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                    Donando sangre.



Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital de
Stanford, conocí a una niñita llamada Liz, quien sufría de una extraña
enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse, aparentemente era
una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había
sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado
los anticuerpos necesarios para combatirla.

El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría
dispuesto a dar su sangre a su hermana. Lo vi dudar por sólo un momento
antes de tomar un gran suspiro y decir:

-Si, lo haré, si eso salva a Liz.

Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al
lado de la de su hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y
a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña.

Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al
doctor y le preguntó con voz temblorosa:

-¿A qué hora empezaré a morirme?

Siendo sólo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le
daría toda su sangre a su hermana, y aún así estuvo dispuesto, pese a
suponer que moriría.



Da todo por quien ames.




                                          41             Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                         Dos bebés en el pesebre.



En 1994 dos americanos respondieron una invitación que les hiciera llegar
el Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y ética en las
escuelas públicas, basada en principios bíblicos., Debían enseñar en
prisiones, negocios, el departamento de bomberos, de la policía y en un
gran orfanato.

En el orfanato había casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados,
y dejados en manos del Estado. De allí surgió esta historia relatada por los
mismos visitantes:

Se acercaba la época de las fiestas de 1994, los niños del orfanato iban a
escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les
contamos acerca de María y José llegando a Belén, de cómo no
encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un establo,
donde finalmente el niño Jesús nació y fue puesto en un pesebre.

A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no podían
contener su asombro. Algunos estaban sentados al borde de la silla
tratando de captar cada palabra. Una vez terminada la historia, les dimos
a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco
pesebre. A cada chico se le dio un cuadrito de papel cortado de unas
servilletas amarillas que yo había llevado conmigo. En la ciudad no se
podía encontrar un solo pedazo de papel de colores.

Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel
cuidadosamente colocando las tiras como paja.

Unos pequeños cuadritos de franela, cortados de un viejo camisón que
una señora americana olvidó al partir de Rusia, fueron usados para hacerle
la manta al bebé. De un fieltro marrón que trajimos de los Estados Unidos,
cortaron la figura de un bebé.

Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo
caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. Todo iba bien
hasta que llegué donde el pequeño Misha estaba sentado. Parecía tener
unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando miré el pesebre
quedé sorprendido al ver no uno, sino dos niños dentro de él. Llamé
rápidamente al traductor para que le preguntara por qué había dos bebés
en el pesebre. Misha cruzó sus brazos y observando la escena del pesebre
comenzó a repetir la historia muy seriamente.


                                    42                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


Para ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad
una sola vez estaba muy bien, hasta que llegó la parte donde María pone
al bebé en el pesebre. Allí Misha empezó a inventar su propio final para la
historia, dijo: “Y cuando María dejó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y
me preguntó si yo tenía un lugar para quedarme. Yo le dije que no tenía
mamá ni papá y que no tenía un lugar donde quedarme. Entonces Jesús
me dijo que yo podía estar allí con él. Le dije que no podía, porque no
tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso
pensé qué cosa tenía que pudiese darle a él como regalo; se me ocurrió
que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunté a Jesús: Si te
diera calor, ¿ese sería un buen regalo para ti? Y Jesús me dijo: Si me das
calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya recibido. Por eso me metí
dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí
para siempre.”

Cuando el pequeño Misha terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de
lágrimas empapando sus mejillas; se tapó la cara, agachó la cabeza sobre
la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo. El
pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría
ni abusaría de él. ¡Alguien que estaría con él para siempre!

Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino
a quiénes tienes, eso es lo que verdaderamente importa.




                                     43                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                     Ecos.

Un hijo y su padre, están caminando en las montañas.

   De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: "aaaaaahhhhhhhhh!!!!!"
   Para su sorpresa oye una voz repitiendo "aaaaaahhhhhhhhh!!!!!"
   Con curiosidad el niño grita: "¿quién está ahí?"
   Recibe una respuesta: "¿quién está ahí?"
   Enojado con la respuesta, el niño grita: "¡cobarde!"

El niño mira a su padre y le pregunta: "¿qué sucede?"

El padre, sonríe y le dice: "Hijo mío, presta atención"

   Y entonces el padre grita a la montaña: "te admiro"
   Y la voz le responde: "te admiro"

De nuevo, el hombre grita: "eres un campeón"

   Y la voz le responde: "eres un campeón"

El niño está asombrado, pero no entiende.

Luego, el padre le explica:

-La gente lo llama eco, ¡pero en realidad es la vida!

-Te devuelve todo lo que dices o haces.

Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones.

Si deseas mas amor en el mundo, crea mas amor a tu alrededor.

Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean.

Si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que
conoces.

Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida.

La vida te dará de regreso, exactamente aquello que tú le has dado.

Tu vida, no es una coincidencia, es un reflejo de ti.



                                       44                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                              Educar a los hijos.

Dijo una vez John Wimot:

Antes de casarme tenía tres teorías acerca de la educación de los hijos.
Ahora tengo tres hijos y ninguna teoría.

Su afirmación es cierta. ¡Es tan fácil ser padre! Ser padre ¡es tan difícil¡.
Quiero decir que engendrar un hijo es tarea sencilla y deleitosa, pero ser un
buen padre es empresa llena de dificultades.

Para colmo la calidad de padre no es algo que se estudia, sino algo que
se aprende, a veces a costa de quebrantos y aflicciones.

Yo, tengo cuatro hijos, no tuve tres teorías para educarlos, sino nada más
una.

Mi teoría se llama amor. Creo que si amas a tus hijos, les demuestras tu
amor y con amor guías, el resultado tarde o temprano será bueno.

También, claro, hay que darles buen ejemplo. Pero eso tiene el problema
de que te hace la vida más aburrida.


                             Un verdadero amigo.

Lo que es un verdadero amigo:

- Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso
para ir a buscarlo, dijo un soldado a su teniente.

- Permiso denegado, replicó el oficial.

- No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente
ha muerto.

El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más
tarde regreso mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo.

El oficial estaba furioso:

- ¡Le dije yo, que había muerto!, dígame: ¿merecía la pena ir allá para
traer un cadáver?



                                      45                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


Y el soldado, moribundo, respondió:

- ¡Claro que sí, señor!, cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo
decirme:

- Estaba seguro que vendrías!.

                                                                    A. F. A.

                                 El alacrán.


Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando,
decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la
reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo
estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el
alacrán lo picó.

Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo:

-Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente
sacarlo del agua lo picará?

El maestro respondió:

-La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es
ayudar.

Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del
agua y le salvó la vida.

No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma algunas
precauciones.

Algunos persiguen la felicidad; otros la crean.

Tenlo presente siempre.

Sencillo, ¿no crees?

"Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes
mil y una razones por las cuales sonreír"

                                                                    A. F. A.


                                      46               Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                 El amor.



A veces por nuestros miedos perdemos a personas maravillosas. Duele
amar a alguien y no ser correspondido, pero lo que es más doloroso es
amar a alguien y nunca encontrar el valor para decirle a esa persona lo
que sientes por él o ella.

Tal vez Dios quiere que nosotros conozcamos a unas cuantas personas
equivocadas antes de conocer a la persona correcta; para que al fin,
cuando la conozcamos, sepamos ser agradecidos por ese maravilloso
regalo.

Una de las cosas más tristes de la vida es cuando conoces a alguien que
significa todo, y sólo para darte cuenta que al final, no era para ti y lo
tienes que dejar ir.

Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra puerta se abre, pero
algunas veces miramos tanto tiempo hacia aquella puerta que se cerró,
que no vemos la que se ha abierto frente a nosotros.

Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero
también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo
hasta que lo encontramos.

Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro de que te amarán de
regreso, pero no esperes que te amen de regreso; sólo espera que el amor
crezca en el corazón de la otra persona, pero si no crece, sé feliz porque
creció en el tuyo.

Hay cosas que te encantaría oír, que nunca escucharas de la persona que
te gustaría que te las dijera, pero no seas tan sorda (o) para no oír de
aquella que las dice desde su corazón.

Nunca digas adiós si todavía quieres tratar, nunca te des por vencido(a) si
sientes que puedes seguir luchando; nunca le digas a una persona que no
la amas si no puedes dejarla ir.

El amor llega a aquel que espera, aunque lo hayan decepcionado; a
aquel que aún cree, aunque haya sido traicionado; a aquel que todavía
necesite amar, aunque antes haya sido lastimado y a aquel que tiene el
coraje y la fe para construir la confianza de nuevo.



                                    47                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


El principio del amor es dejar que aquellos que conocemos sean ellos
mismos, y no tratarlos de cambiar con nuestra propia imagen, porque
entonces, sólo amaremos el reflejo de nosotros mismos en ellos.

No vayas por el exterior, éste te puede engañar; no vayas por las riquezas,
por que aún eso se pierde. Ve por alguien que te haga sonreír, porque
toma tan sólo una sonrisa para hacer que un día oscuro, brille.

Espero que encuentres a aquella persona que te haga sonreír. Hay
momentos en los que extrañas a una persona tanto que quieres sacarlos
de tus sueños y abrazarlos con todas tus fuerzas.

Espero que sueñes con ese alguien especial; sueña lo que quieras soñar, ve
a donde quieras ir, sé lo que quieras ser; porque tienes tan sólo una vida y
una oportunidad para hacer todo lo que quieras hacer.

Espero que tengas suficiente felicidad para hacerte dulce, suficientes
pruebas para hacerte fuerte, suficiente dolor para mantenerte humana(o)
y suficiente esperanza para ser feliz.

Las personas más felices no siempre tienen lo mejor de todo, sólo sacan lo
mejor de todo lo que encuentran en su camino.

La felicidad espera por aquellos que lloran, aquellos que han sido
lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan; porque sólo ellos
pueden apreciar la importancia de las personas que han tocado sus
vidas. No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir tus fracasos pasados
y dolorosos de tu corazón.




                                     48                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                             El campesino chino.



Hace muchos años, en una pobre aldea china, vivía un labrador con su
hijo. Su único bien material, aparte de la tierra y de la pequeña casa de
paja, era un caballo que había heredado de su padre.

Un buen día el caballo se escapó, dejando al hombre sin animal para
labrar la tierra. Sus vecinos, que lo respetaban mucho por su honestidad y
diligencia, acudieron a su casa para decirle lo mucho que ellos
lamentaban lo ocurrido. El les agradeció la visita, pero preguntó:

-¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida?

Alguien comentó en voz baja con un amigo: "El no quiere aceptar la
realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal de que no se
entristezca por lo ocurrido".

Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían
escuchado.

Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía solo:
traía una hermosa yegua como compañía. Al saber eso, los habitantes de
la aldea, alborozados porque sólo ahora entendían la respuesta que el
hombre les había dado, retornaron a casa del labrador, para felicitarlo por
su suerte.

-Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones!, dijeron.

-Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad, respondió el
labrador.

-¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida?

Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los
vecinos se marcharon, comentando por el camino: "¿Será posible que este
hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?"

Pasado un mes, el hijo del labrador decidió domesticar la yegua. Pero el
animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala
caída, rompiéndose una pierna.




                                       49                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


Los vecinos retornaron a la casa del labrador, llevando obsequios para el
joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus
condolencias al padre, diciendo que todos estaban muy tristes por lo que
había sucedido.

El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó:

-¿Cómo podéis vosotros saber si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi
vida?

Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie podría tener la menor
duda de que el accidente de un hijo es una verdadera tragedia. Al salir de
la casa del labrador, comentaban entre sí: "Realmente se ha vuelto loco,
su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún duda que lo
ocurrido es una desgracia".

Transcurrieron algunos meses y Japón le declaró la guerra a China. Los
emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes
saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea,
reclutaron a todos los jóvenes, excepto al hijo del labrador, quien tenía la
pierna rota.

Ninguno de los muchachos regresó vivo. El hijo se recuperó, los dos
animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El
labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos, ya que se
habían mostrado solidarios con él en todos los momentos. Siempre que
alguno de ellos se quejaba, el labrador decía:

- "¿Cómo sabes si esto es una desgracia?"

Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba:

- "¿Cómo sabes si eso es una bendición?" Y los hombres de aquella aldea
entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros
significados.



                                                               Paulo Coelho




                                     50                  Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                                   El Carpintero.


Un carpintero ya entrado en años estaba listo para retirarse. Le dijo a su
Jefe de sus planes de dejar el negocio de la construcción para llevar una
vida más placentera con su esposa y disfrutar de su familia.

El iba a extrañar su cheque mensual, pero necesitaba retirarse. Ellos
superarían esta etapa de alguna manera.

El Jefe sentía ver que su buen empleado dejaba la compañía y le pidió
que si podría construir una sola casa más, como un favor personal. El
carpintero accedió, pero se veía fácilmente que no estaba poniendo el
corazón en su trabajo.

Utilizaba materiales de inferior calidad y el trabajo era deficiente. Era una
desafortunada manera de terminar su carrera. Cuando el carpintero
terminó su trabajo y su Jefe fue a inspeccionar la casa, el Jefe le extendió
al carpintero las llaves de la puerta principal.

"Esta es tu casa," - dijo, "es mi regalo para ti."

¡Qué tragedia! ¡Qué pena! Si solamente el carpintero hubiera sabido que
estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho de manera
totalmente diferente. Ahora tendría que vivir en la casa que construyó "no
muy bien" que digamos!

Así que está en nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída,
reaccionando cuando deberíamos actuar, dispuestos a poner en Ello
menos que lo mejor. En puntos importantes, no ponemos lo mejor de
Nosotros en nuestro trabajo. Entonces con pena vemos la situación que
hemos creado y encontramos que estamos viviendo en la casa que hemos
construido.

Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente. Piensen como
si fueran el carpintero. Piensen en su casa. Cada día clavamos un clavo,
levantamos una pared o edificamos un techo. Construyan con sabiduría.
Es la única vida que podrán construir. Inclusive si solo la viven por un día
más, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad.

La placa en la pared dice: "La Vida Es Un Proyecto de Hágalo Usted
mismo". - ¿Quién podría decirlo más claramente? Su vida, ahora, es el
resultado de sus actitudes y elecciones del pasado. Su vida mañana será el
resultado de sus actitudes y elecciones hechas hoy.


                                         51              Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                            El cofre de vidrio roto.



Érase una vez un anciano que había perdido a su esposa y vivía solo.
Había trabajado duramente como sastre toda su vida, pero los infortunios
lo habían dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podía
trabajar.

Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, y la
visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta.
Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían casado, y
estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para
cenar con su padre una vez por semana.

El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez
menos.

— No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que
yo me convierta en una carga.

Se pasó una noche en vela pensando qué sería de él y al fin trazó un plan.

A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le
fabricara un cofre grande. Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le
pidió que le diera un cerrojo viejo. Por último fue a ver a su amigo el vidriero
y le pidió todos los fragmentos de vidrio roto que tuviera.

El anciano se llevó el cofre a casa, lo llenó hasta el tope de vidrios rotos, le
echó llave y lo puso bajo la mesa de la cocina. Cuando sus hijos fueron a
cenar, lo tocaron con los pies.

— ¿Qué hay en ese cofre? preguntaron, mirando bajo la mesa.

— ¡Oh! nada, respondió el anciano, sólo algunas cosillas que he ahorrado.

Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron
un tintineo.

— Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años -susurraron.

Deliberaron y comprendieron que debían custodiar el tesoro. Decidieron
turnarse para vivir con el viejo, y así podrían cuidar también de él. La
primera semana el hijo menor se mudó a la casa del padre, y lo cuidó y le


                                      52                   Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


cocinó. A la semana siguiente lo reemplazó el segundo hijo, y la semana
siguiente acudió el mayor. Así siguieron por un tiempo.

Al fin el anciano padre enfermó y falleció. Los hijos le hicieron un bonito
funeral, pues sabían que una fortuna los aguardaba bajo la mesa de la
cocina, y podían costearse un gasto grande con el viejo. Cuando terminó
la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar la llave, y
abrieron el cofre. Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios rotos.

— ¿Qué triquiñuela infame! -exclamó el hijo mayor-. ¡Qué crueldad hacia
sus hijos!

— Pero, ¿qué podía hacer? -preguntó tristemente el segundo hijo-. Seamos
francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el
final de sus días.

— Estoy avergonzado de mí mismo -sollozó el hijo menor-. Obligamos a
nuestro padre a rebajarse al engaño, porque no observamos el
mandamiento que él nos enseñó cuando éramos pequeños. Pero el hijo
mayor volcó el cofre para asegurarse de que no hubiera ningún objeto
valioso oculto entre los vidrios. Desparramó los vidrios en el suelo hasta
vaciar el cofre.

Los tres hermanos miraron silenciosamente dentro, donde leyeron una
inscripción que el padre les había dejado en el fondo: “Honrarás a tu
padre y a tu madre”.

                                                          William J. Bennet




                                    53                 Pedro Arreola Coronel
Hojas de Vida


                         El corazón más hermoso.


Un día un hombre joven se ubicó en el centro de un poblado y proclamó
que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran
multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que
su corazón era perfecto, pues no se observaban en él máculas ni rasguños.

Sí, coincidió el gentío que era el corazón más hermoso de todos los
conocidos. Admirado, el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor
fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar. De
pronto, una persona señaló a un anciano y dijo: "¿Porqué dices eso, si tu
corazón no es ni aproximadamente lindo comparado con el de ese
hombre? Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y
vieron que, si bien latía vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices y
hasta existían zonas donde partes del corazón habían sido reemplazadas
por otras que no encajaban perfectamente en el lugar, pues se veían
bordes y aristas irregulares en su contorno. También había lugares con
huecos donde faltaban trozos profundos. Entonces todas las personas
tuvieron una gran confusión y pensaron ¿cómo puede él decir que ese
corazón es más hermoso?

El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado,
se echó a reír.

-Debes estar bromeando, dijo, compara su corazón con el mío... El mío es
perfecto. En cambio el suyo es un conjunto de cicatrices y dolor.

-Es cierto, dijo el individuo, tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me
involucraría contigo...

Alguien más agregó:

-¡Ahora entiendo!, escucha, cada cicatriz representa una persona a la
cual ese hombre entregó todo su amor. Arrancó porciones de su corazón
para entregárselos a cada uno de aquellos que ha amado. Muchos a su
vez, le han obsequiado una parte del suyo, que colocó en el lugar que
quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por
los cuales se alegra, porque al poseerlos vibra con el amor que han
compartido. Hubo oportunidades, en las cuales entregó un trozo de su
corazón a alguien, pero esa persona no le ofreció un poco del suyo a
cambio. De ahí quedaron los huecos.




                                    54                 Pedro Arreola Coronel
Hojas De Vida
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Brida (1)
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Hojas De Vida

  • 1. Hojas de Vida Compilación por Pedro Arreola Coronel
  • 2. Hojas de Vida Presentación Estas Hojas de Vida, son una compilación de pensamientos, reflexiones, historias y otros fragmentos literarios, que he reunido de muy diversas fuentes, dada la belleza, el mensaje y la creatividad que todos ellos guardan. Estos documentos han circulado entre gente que gusta de leer, conservar y compartir estas producciones; otros textos fueron extraídos de algunos libros, revistas y periódicos, además de aquellos que en cantidad importante están dispuestos en Internet. He recopilado estos textos, porque cada uno refiere una historia singular, tomada generalmente de la cotidianeidad, de los hechos habituales -y al mismo tiempo extraordinarios- que día a día vivimos, de esos sucesos que encuentran siempre al ser humano y son parte natural de su constante andar. Estas Hojas de Vida, pretenden, entre otros propósitos, recuperar la experiencia valiosa de quienes escriben: connotados personajes de la literatura que nos aportan enorme visión, talento, sensibilidad y creación artística; pero también, hombres y mujeres comunes que bajo el anonimato, materializan palabras que hablan de alegría, preocupación, agradecimiento, tristeza, retos, miedo, infortunio, lucha, coraje, etc., pero sobre todo, de sus aspiraciones por una vida dotada de felicidad y plenitud. Es prudente mencionar que varios de los textos integrados en esta compilación, no necesariamente son anónimos, simplemente la autoría, -indebidamente tal vez-, ha ido cediendo su valor al dominio popular, ahora más amplio en el mundo, debido a la comunicación vertiginosa que 2 Pedro Arreola Coronel
  • 3. Hojas de Vida se da con las nuevas tecnologías de información. Cabe reconocer aquí, mi ignorancia respecto de los autores de muchos de los documentos. No se incomode entonces, quien lea este modesto trabajo, por tan severas faltas y disfrute mejor de sus interesantes aportes. En el ánimo de abonar a la intención de este repertorio de lecturas, encaja mencionar que la pretensión legítima de vivir y ser mejores, a todos nos identifica, y este anhelo innegable puede encaminarse sencillamente, gracias a la socialización de las ricas experiencias que en este documento se incorporan, razón que ha motivado el nombre de esta colección como Hojas de Vida, porque llanamente, eso parecen ser, páginas que en condiciones de contento y adversidad, promueven y fortalecen el amor, la fe, la esperanza, la solidaridad, la amistad y en general, los mejores valores que deben caracterizar al ser humano. Dejo en sus manos este texto, deseando que les agrade, que le encuentren algún provecho; esperando también, que cuando así sea necesario, –casi siempre lo es-, recurran a él para que puedan tomar de este árbol de vida, la hoja que los aliente y los motive a seguir andando con ánimo, confianza y determinación, los senderos de claroscuros que entretejen nuestra existencia. Pedro Arreola Coronel 3 Pedro Arreola Coronel
  • 4. Hojas de Vida Índice Lectura Pág. Vive la vida, no permitas que se te escape 9 Amor de madre 10 Humildad 11 Amor o locura 12 Bordado de Dios 14 Buen consejo 15 Carta a un amigo 16 Carta a una mala amiga 18 Carta de un hijo a su padre 19 Carta de un padre a su hijo 20 Carta del cielo 21 Cerradura 22 La fórmula 23 El pato y la gata 23 ¿Cómo creó Dios a la mujer? 24 Como el papel arrugado 25 Consejos para formar a un delincuente 26 Convivir con… 27 El alpinista 28 Una hora de tu tiempo 29 El verdadero amor 30 ¿Cuánto vales? 31 La muñeca de sal 32 Cuento hindú 33 ¿Culpable o inocente? 34 De una madre para su hija 35 Di “te amo” a tiempo 37 Dios y la esperanza 39 Es mejor ahora 40 Donando sangre 41 Dos bebés en el pesebre 42 Ecos 44 Educar a los hijos 45 Un verdadero amigo 45 El alacrán 46 El amor 47 El campesino chino 49 El carpintero 51 El cofre de vidrio roto 52 El corazón más hermoso 54 La riqueza 55 4 Pedro Arreola Coronel
  • 5. Hojas de Vida Lectura Pág. El destino 56 El elefante 58 El error más grande 59 El inventario de las cosas perdidas 60 El naufragio 62 El padre bueno y el buen padre 63 El perfume de la maestra 64 Cosas de importancia 66 El pescador 67 La fórmula 68 El peso del rencor 69 El valor de una sonrisa 70 El Principito (Capítulo 21) 71 Arriesgarse a vivir 75 El ruido de la carroza 76 El sol 77 ¿A cuál de tus hijos quieres más? 78 El valor de la ayuda 79 Empleo vacante 82 De niño a hombre 83 Entrevista con Dios 84 ¿Eres una razón, una estación o toda una vida? 87 Estrellas y cometas 88 Amigo 89 Fabricando un padre 90 Pedir a Dios 91 Día de Graduación 92 Grandeza 93 Hablar con el muchacho… 94 Haz el bien sin mirar a quién 95 Historia de la verdad 96 Hojas 97 Los sentimientos y las opiniones 98 Instantes 99 Instrucciones para la vida 100 Juzgar 101 La botella 102 Las seis palabras más importantes 103 La caja vacía 104 La cara que pones 105 La cruz pesada 106 5 Pedro Arreola Coronel
  • 6. Hojas de Vida Lectura Pág. El campesino y el burro 107 Cambiar 107 La historia de Jerry 108 La juventud 110 La marioneta 111 La oración de la maestra 113 La paradoja de nuestra vida moderna 114 La paz perfecta 117 La perla 118 La regla de oro 120 La rosa de Rilke 121 Las cuatro esposas 122 Las huellas 124 Las tres bardas 125 Leyenda árabe 126 Lo puedes lograr 127 ¿Lo tienes todo? 128 Lo urgente contra lo importante 130 Mamás 132 ¿Me vas a ayudar? 134 Mi viejo 136 Mujer 138 Navidad 139 Pensar creativamente 140 Perros, gatos, ratones y niños 141 Piedras 142 ¿A quién quieres más? 143 ¿Qué color eres? 144 ¿Qué es un niño? 148 Reflexiones sobre los niños 149 Amar 152 Rosas rojas para ella 153 Riqueza 154 Seres especiales 155 Si me voy antes que tú 157 Estaba recordando 158 ¡Por favor Dios sólo tengo 17 años! 159 A mis hijos 160 Su majestad el alcohol 161 Tan cerca de Dios 162 Una simple historia de amor 162 Te deseo lo suficiente 163 ¿Ya no quieres vivir? 164 6 Pedro Arreola Coronel
  • 7. Hojas de Vida Lectura Pág. ¿Tendrás tiempo? 165 Todo pasa 166 Todo tiene una razón de ser 168 Todos tenemos grietas 169 Tu otra ala 170 Un almuerzo con Dios 171 Un ángel 172 Un anillo de compromiso 174 El niño pequeño 175 Las líneas paralelas 177 Un sueño 178 Brillo de amor 179 Un vaso de leche 180 ¿Vida o muerte? 181 Una buena cátedra 182 Una historia en blanco y negro 184 Un último beso 185 Reportándose 187 A mi hijo 189 A mis amigos 190 A todos los padres del mundo 191 Abecedario del amigo 192 Que tu vida esté plena de... 193 Acuérdate de lo bueno 194 ¡Alégrate! 195 Agradecimientos 196 Algunas maneras de amargarte la vida 197 Aprender 198 Cosas de importancia 199 Con el tiempo 200 De corazón a corazón 202 Hoy 203 Defensa a la alegría 204 Desiderata 205 Desierto 206 Diario inconcluso 207 Es mejor ahora 208 Diez Mandamientos para ser buenos padres 209 ¿Vivo? 212 El abrazo 213 El arte del matrimonio 214 El éxito 215 7 Pedro Arreola Coronel
  • 8. Hojas de Vida Lectura Pág. El loro que pedía libertad 216 El más lleno de bendiciones 217 El verdadero disfrute 217 El mejor día de mi vida 218 El nuevo año 219 Propósitos para el año nuevo 219 Jamás serás buen maestro 220 ¿Qué es una niña? 221 Parábola de la educación 222 El presente 223 Dar 224 Lo que piensa un hijo del padre 225 No oyes ladrar a los perros 226 El valor del tiempo 230 En busca de la razón 231 Enamórate de alguien 233 La Misión 233 Nunca dejar de ser 234 Dónde buscar 235 Aprendí 236 Enseñar a los niños 238 Es bueno saber 239 Escalera de la vida 240 Es viernes por la noche 241 La cigarra y la hormiga 243 La promesa cumplida 243 Ganador o Perdedor 244 Hablar y callar 245 Hoy es el día 246 Lo prefiero hoy y no mañana 247 Cerrando círculos 248 Gracias 250 Carta 251 Una estrella especial para ti 253 La razón y la pasión 254 El árbol confundido 255 Honremos a la vida 256 El secreto de la felicidad 257 El trabajo 258 La lucha 259 Todo lo que necesito saber lo aprendí en el kinder 260 Trece líneas para vivir 261 Sólo por hoy 262 8 Pedro Arreola Coronel
  • 9. Hojas de Vida Vive la vida, no permitas que se te escape. No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños. No te dejes vencer por el desaliento. No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es, casi un deber. No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. No dejes de creer que las palabras y las poesías sí pueden cambiar el mundo. Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión. La vida es desierto y oasis. Nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia. Aunque el viento sople en contra, la poderosa obra continúa: Tú puedes aportar una estrofa. No dejes nunca de soñar, porque en sueños es libre el hombre. No caigas en el peor de los errores: el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso. No te resignes. Huye. "Emito mis alaridos por los techos de este mundo", dice el poeta. Valora la belleza de las cosas simples. Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno. Disfruta del pánico que te provoca tener la vida por delante. Vívela intensamente, sin mediocridad. Piensa que en ti está el futuro y encara la tarea con orgullo y sin miedo. Aprende de quienes puedan enseñarte. Las experiencias de quienes nos precedieron de nuestros "poetas muertos", te ayudan a caminar por la vida. La sociedad de hoy somos nosotros. Los "poetas vivos". No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas... Walt Whitman 9 Pedro Arreola Coronel
  • 10. Hojas de Vida Amor de madre. Un artículo en National Geographic, varios años atrás, mostraba una foto impactante de las alas de Dios… Después de un incendio forestal en el Parque Nacional de Yellowstone, los guardabosques iniciaron una larga jornada montaña arriba para valorar los daños del incendio. Un guardabosque encontró un pájaro literalmente petrificado en cenizas, posado, cual estatua en la base de un árbol. Un poco asombrado por el espeluznante espectáculo, dio unos golpecitos al pajarillo con una vara. Cuando lo hizo, tres diminutos polluelos se escabulleron bajo las alas de su madre ya muerta. La amorosa madre, en su afán de impedir el desastre, había llevado a sus hijos a la base del árbol y los había acurrucado instintivamente bajo sus alas, conociendo que el humo tóxico ascendería. Ella podía haber volado para encontrar su seguridad, pero se había negado a abandonar a sus bebés. Cuando las llamas llegaron y quemaron su pequeño cuerpo, ella permaneció firme. Porque había decidido morir para que aquellos que estaban bajo sus alas pudiesen vivir. 10 Pedro Arreola Coronel
  • 11. Hojas de Vida Humildad. En una tumba humilde del pequeño cementerio de Ábrego, el que sabe leer donde no hay nada escrito puede leer esto: - Aquí, por fin, descanso. Fui mujer, que era ser poco. Fui campesina, que era ser menos. Fui pobre, que era ser nada. Amé a un hombre, y él, quizás me amó. Un año sí y otro no, le di hijos. Un año no y el otro sí, se me morían. Así, me quedaron sólo seis. No hice pues en la vida otra cosa que amar a un hombre y tener hijos. También les di de comer y les lave la ropa. También les mojaba los labios y la frente cuando ardían en calentura. También, cuando mis hijos se morían, estaba junto a ellos y oí que en el último aliento me decían “mamá”. Ellos, que siempre me habían dicho “madre”. Mi marido también cuando murió dijo “mamá”. Pienso si acaso me lo diría a mí. Como se ve, no hice muchas cosas en la vida. Pero sé que si no fuera por mí y por muchas otras mujeres como yo, la vida no podría seguir. Armando Fuentes Aguirre (A. F. A.) “Catón” 11 Pedro Arreola Coronel
  • 12. Hojas de Vida Amor o locura. Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando El Aburrimiento había bostezado por tercera vez, La Locura, como siempre tan loca, les propuso: - ¿Vamos a jugar a las escondidas? LA Intriga levantó la ceja intrigada y La Curiosidad, sin poder contenerse preguntó: ¿A las escondidas? y ¿cómo es eso? "Es un juego" explicó La Locura, en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón, mientras ustedes se esconden; cuando yo haya terminado de contar, al primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para continuar el juego. El Entusiasmo bailó secundado por La Euforia, La Alegría dio tantos saltos que terminó por convencer a La Duda, e incluso, a La Apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar, La Verdad prefirió no esconderse. ¿Para qué?, si al final siempre la hallaban, La Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella) y La Cobardía prefirió no arriesgarse... - Uno, dos, tres... comenzó a contar La Locura. La primera en esconderse fue La Pereza, que como siempre se dejó caer tras la primera piedra del camino; La Fe subió al cielo y La Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzaba a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: -¿Que si un lago cristalino? ideal para La Belleza; -¿Que si la rendija de un árbol? perfecto para La Timidez; -¿Que si el vuelo de la mariposa? lo mejor para La Voluptuosidad; -¿Que si una ráfaga de viento? magnífico para La Libertad. Así terminó por ocultarse en un rayito de sol. El Egoísmo en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira!, en realidad se escondió detrás del arcoíris) y La Pasión y El Deseo en el centro de los volcanes. El Olvido... se me olvidó donde se escondió, pero no es lo importante. Cuando La Locura contaba 999,999, El Amor, aún no 12 Pedro Arreola Coronel
  • 13. Hojas de Vida había encontrado sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y enternecido decidió esconderse entre sus flores. - ¡Un millón!, contó La Locura, y comenzó a buscar. La primera en aparecer fue La Pereza sólo a tres pasos de una piedra. Después, se escuchó La Fe discutiendo con Dios en el cielo sobre Zoologma; La Pasión y El Deseo los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a La Envidia y claro, pudo deducir donde estaba El Triunfo. El Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solito salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar, sintió sed y al acercarse al lago descubrió a La Belleza. Con La Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de qué lado esconderse. Así fue encontrando a todos, El Talento entre la hierba fresca; a La Angustia en una oscura cueva; a La Mentira detrás del arcoíris, (mentira, si ella estaba en el fondo del océano) y hasta El Olvido, que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos; en cambio El Amor no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyuelo del planeta, en la cima de las montañas y cuando estaba por darse por vencida divisó un rosal y las rosas. Tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al Amor; La Locura no sabía que hacer para disculparse, lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a los escondidos en la tierra: “El Amor es ciego y La Locura… siempre lo acompaña” 13 Pedro Arreola Coronel
  • 14. Hojas de Vida Bordado de Dios. Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella y le preguntaba qué estaba haciendo. Ella me respondía que estaba bordando. Yo observaba el trabajo de mi mamá desde una posición más baja que donde estaba sentada ella, así que siempre me quejaba diciéndole que desde mi punto de vista lo que estaba haciendo me parecía muy confuso. Ella me sonreía, miraba hacia abajo y gentilmente me decía: - Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi regazo y te dejaré verlo desde mi posición. Me preguntaba porqué ella usaba algunos hilos de colores oscuros y porqué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba. Unos minutos más tarde escuchaba la voz de mi mamá diciéndome: - Hijo, ven y siéntate en mi regazo. Yo lo hacía de inmediato y me sorprendía y emocionaba al ver la hermosa flor o el bello atardecer en el bordado. No podía creerlo; desde abajo se veía tan confuso. Entonces mi mamá me decía: - Hijo mío, desde abajo se veía confuso y desordenado, pero no te dabas cuenta de que había un plan arriba. Había un diseño, sólo lo estaba siguiendo. Ahora míralo desde mi posición y sabrás lo que estaba haciendo. Muchas veces a lo largo de los años he mirado al Cielo y he dicho: - Padre, ¿qué estás haciendo? El responde: - Estoy bordando tu vida. Entonces yo le replico: 14 Pedro Arreola Coronel
  • 15. Hojas de Vida - Pero se ve tan confuso, es un desorden. Los hilos parecen tan oscuros, ¿por qué no son más brillantes? El Padre parecía decirme: - Mi niño, ocúpate de tu trabajo, haciendo yo el mío, un día te traeré al cielo y te pondré sobre mi regazo y verás el plan desde mi posición. Entonces entenderás... Buen consejo. Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que busqué un árbol muerto y lo corté. Pero luego, en la primavera, vio desolado que al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos. Mi padre dijo: - Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco. Y volviéndose hacia mí, me aconsejó: - Nunca olvides esta importante lección: ¡Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estás en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá. Robert Schuller 15 Pedro Arreola Coronel
  • 16. Hojas de Vida Carta a un amigo. No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y buscarlas junto contigo. No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro, pero cuando me necesites estaré junto a ti. No puedo evitar que tropieces, solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas. Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos, pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz. No juzgo las decisiones que tomas en la vida. Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides. No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar, pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer. No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parte el corazón, pero puedo llorar contigo y recoger los pedazos para armarlo de nuevo. No puedo decirte quién eres, ni quién deberías ser, solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo. En estos días oré por ti… En estos días me puse a recordar a mis amistades más preciosas. Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba. Eso es lo que ellos me dicen, también me lo demuestran. Es lo que siento por todos ellos. Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al verme. Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y cuando hablamos; sea en la alegría o sea en la serenidad, en estos días pensé en mis amigos y amigas y, entre ellos, apareciste tú. 16 Pedro Arreola Coronel
  • 17. Hojas de Vida No estabas arriba, ni abajo ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista. No eras el número uno, ni el número final. Lo que sé, es que te destacabas por alguna cualidad que transmitías y con la cual desde hace tiempo, se ennoblece mi vida. Y tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el tercero de tu lista. Basta que me quieras como amigo. Entonces entendí que realmente somos amigos. Hice lo que todo amigo: Ore... y le agradecí a Dios que me haya dado la oportunidad de tener un amigo como tú. Era una oración de gratitud: Tú has dado valor a mi vida. Jorge Luis Borges 17 Pedro Arreola Coronel
  • 18. Hojas de Vida Carta a una mala amiga. Querida amiga: sé que cuando recibas esta carta no te afectará lo que pongo en ella, ya que seguirás teniendo tantos admiradores como por desgracia siempre has tenido. Cuando nos presentaron apenas me gustaste. Fue el paso de los días, lo que hizo que poco a poco me gustase cada vez más estar contigo. Ya no me conformaba con verte sólo los fines de semana, sino que también salía a tu encuentro cualquier día. Fue tanto el gusto que le cogí a nuestra relación, que ya apenas salía con mis compañeros. Poco a poco me fui apartando de ellos, unos porque no te querían y me aconsejaban que te dejara, y otros porque también estaban enamorados de ti y no quería compartirte con ellos. Nuestra relación cada vez se hacía más íntima; ya no vivía sino para ti. Mi primer error fue dejar de lado a mi familia. Más tarde y también por tu culpa, perdí mi trabajo porque no le prestaba la atención suficiente; terminaron por despedirme, pero nuestra relación seguía hacia adelante. Era tal la dependencia que tenía por ti, que ya apenas podía hacer nada si no te tenía a mi lado. Con todo hay que añadir el tren de vida al que me tenías sometido. Pronto tuve que robar para poder estar juntos, aunque tú, no contenta con lo que estabas haciendo de mi vida, cada vez me exigías más y más. Has deteriorado mi vida, mi salud, mis proyectos, mi libertad. Gracias a Dios me he dado cuenta a tiempo de que tu relación sólo me trae desgracias. Es por eso que he decidido escribirte estas líneas para romper definitivamente, con la esperanza de que todo aquel que lea esta carta y tenga la desgracia de haberte conocido, pueda darse cuenta a tiempo de que también destrozará su vida. ¡Hasta nunca! P.D. Si tienes la desgracia de conocerla y tu amor por ella te impide dejarla, pide ayuda, y sobre todo no se la presentes a ningún amigo que quieras de verdad. Ella es… la droga. 18 Pedro Arreola Coronel
  • 19. Hojas de Vida Carta de un hijo a su padre. No me des todo lo que te pida. A veces sólo te pido para ver hasta cuánto puedo tomar. No me grites. Te respeto menos cuando lo haces; además, me enseñas a gritar a mí también y no quiero hacerlo. No me des siempre órdenes, yo haría las cosas más rápido y con más gusto si me hablaras de otra manera. Cumple tus promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo, pero también cuando se trate de un castigo. No me compares con nadie, especialmente con mi hermano o hermana, si me haces lucir mejor que los demás alguien va a sufrir y si me haces lucir peor, seré yo quien sufra. No cambies tu opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer, decídete y mantén esa decisión. Déjame valerme por mí mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender. No digas mentiras delante de mí, ni siquiera para evitarme un castigo, porque me enseñas a mentir. No me pidas que mienta por ti, aunque fuere para sacarte de un apuro, me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices. Cuando hago algo malo, no me exijas que te diga el "por qué lo hice", a veces ni yo mismo lo sé. Cuando estés equivocado en algo, admítelo, crecerá la opinión que tengo de ti y me enseñarás a reconocer mis equivocaciones. Trátame con la misma amabilidad y cordialidad con que tratas a tus amigos, ya que porque somos familia, no quiere decir que no podamos ser amigos. No me pidas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé y siempre haré lo que tú hagas, aunque no lo digas, pero nunca haré lo que tú digas y no hagas. 19 Pedro Arreola Coronel
  • 20. Hojas de Vida Cuando te cuente un problema mío, trata de comprenderme y ayudarme, y no digas "no tengo tiempo para tonterías" o "eso no tiene importancia". ¡Quiéreme y dímelo! A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no lo creas necesario. ¡Abrázame!, necesito sentirte mi amigo y compañero a toda hora. Carta de un padre a su hijo. Durante el tiempo que vivas en esta casa, seguirás las reglas. Cuando tengas tu propia casa, puedes hacer tus propias reglas. En esta casa no tenemos democracia. No hice campaña para ser tu padre. Tú no votaste por mí. Somos padre e hijo por la gracia de Dios. Y acepto ese privilegio y gran responsabilidad. Aceptándolo tengo la obligación de ejecutar el papel de padre. No soy tu cuate. Nuestras edades son muy diferentes. Podemos compartir muchas cosas, pero no somos compañeros. Soy tu padre. Esto es cien veces más que lo que es un compañero. También soy tu amigo, pero estamos completamente en diferentes terrenos. En esta casa harás lo que yo te diga, no me puedes alegar porque lo que te pida que hagas, es motivado por amor. Esto te será difícil de entender hasta que tengas un hijo propio. Hasta entonces confía en mí. Tu padre. Ricardo Montalbán 20 Pedro Arreola Coronel
  • 21. Hojas de Vida Carta del cielo. Tú, que eres un ser humano, eres mi milagro. Y eres fuerte, capaz, inteligente y lleno de dones y talentos. Cuenta tus dones y talentos. Entusiásmate con ellos. Reconócete. Encuéntrate. Acéptate. Anímate. Y piensa que, desde este momento, puedes cambiar tu vida para bien, si te lo propones y te llenas de entusiasmo. Y sobre todo, si te das cuenta de la felicidad que puedes conseguir con sólo desearlo. Eres mi creación más grande. Eres mi milagro. No temas comenzar una nueva vida. No te lamentes nunca. No te quejes. No te atormentes. No te deprimas. ¿Cómo puedes temer, si eres mi milagro? Estás dotado de poderes desconocidos para todas las criaturas del universo. Eres único. Nadie es igual a ti. Sólo en ti está aceptar el camino de la felicidad y enfrentarlo, y seguir siempre adelante hasta el fin. Simplemente porque eres libre. En ti está el poder de no atarte a las cosas. Las cosas no hacen la felicidad. Te hice perfecto para que aprovecharas tu capacidad y no para que te destruyas con tonterías. Te di el poder de pensar, te di el poder de amar, te di el poder de determinar, te di el poder de reír, te di el poder de imaginar, te di el poder de crear, te di el poder de planear, te di el poder de hablar, te di el poder de rezar... y te situé por encima de los ángeles, cuando te di el poder de elección. Te di el dominio de elegir tu propio destino usando tu voluntad. ¿Qué has hecho de estas tremendas fuerzas que te di? No importa. De hoy en más, olvida tu pasado, usando sabiamente ese poder de elección. Elige amar en lugar de odiar, elige reír en lugar de llorar, elige actuar en lugar de aplazar, elige crecer en lugar de consumirte, elige bendecir en lugar de blasfemar, elige vivir en lugar de morir. Y aprende a sentir mi presencia en cada acto de tu vida. Crece cada día un poco más en el optimismo de la esperanza. Deja atrás los miedos y los sentimientos de derrota. Yo estoy a tu lado siempre. Llámame, búscame, acuérdate de mí. Vivo en ti desde siempre y siempre te estoy esperando para amarte. Si has de venir hacia mí algún día... que sea hoy, en este momento. Cada instante que vivas sin mí, es un instante infinito que pierdes de paz. Trata de volverte niño, simple, inocente, generoso, dador, con capacidad de asombro y capacidad para conmoverte ante la maravilla de sentirte humano, porque puedes conocer mi amor, puedes sentir una lágrima, puedes comprender el dolor... 21 Pedro Arreola Coronel
  • 22. Hojas de Vida No te olvides que eres mi milagro. Que te quiero feliz, con misericordia, con piedad, para que este mundo que transitas pueda acostumbrarse a reír, siempre que tú aprendas a reír. Y si eres mi milagro, entonces usa tus dones y cambia tu medio ambiente, contagiando esperanza y optimismo sin temor, porque yo estoy a tu lado. Con todo cariño, Dios. Cerradura. Un hombre había pintado un lindo cuadro. El día de la presentación al público, asistieron las autoridades locales, fotógrafos, periodistas, y mucha gente, pues se trataba de un famoso pintor, un reconocido artista. Llegado el momento, se tiró el paño que revelaba el cuadro. Hubo un caluroso aplauso. Era una impresionante figura de Jesús tocando suavemente la puerta de una casa. Jesús parecía vivo. Con el oído junto a la puerta, parecía querer oír si adentro de la casa alguien le respondía. Hubo discursos y elogios. Todos admiraban aquella preciosa obra de arte. Un observador muy curioso, encontró una falla en el cuadro. La puerta no tenía cerradura. Y fue a cuestionar al artista: - ¡Su puerta no tiene cerradura! ¿Cómo se hace para abrirla? -Así es, respondió el pintor: Esa es la puerta del corazón del hombre. Sólo se abre por el lado de adentro. Abramos nuestro corazón al amor, a las personas, a Dios. 22 Pedro Arreola Coronel
  • 23. Hojas de Vida La fórmula. El padre Soárez platicaba con el Cristo de su capilla. - Señor – le dijo- Creo que he encontrado por fin la fórmula para que un hombre pueda ser feliz y pueda hacer felices a los demás. - Importante descubrimiento –le manifestó el Señor- ¿Puedes recitarme la fórmula? - Ama a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo; ten fe, esperanza y caridad; practica la caridad, la paciencia, la templanza, la diligencia, la castidad, la largueza y la humildad; pon en ejercicio los dones del espíritu y cumple con puntualidad tus devociones ¿Qué te parece, Señor, esa fórmula? - Demasiadas palabras padre Soárez, –comentó el Señor-, sobran todas, menos la primera. A. F. A. El pato y la gata -¿Cómo es que usted se inició en la vida espiritual? –preguntó uno de los discípulos al maestro Sufi Shams Tabrizi. -Mi madre decía que yo no estaba lo suficientemente loco como para internarme en un hospicio, ni era lo suficientemente santo para entrar en un monasterio –respondió Tabrizi. –Entonces decidí dedicarme al sufismo, donde aprendemos a través de la meditación libre. -¿Y cómo le explicó eso a su madre? -Con la siguiente fábula: alguien le acercó un patito a una gata para que la gata lo tomara a su cargo. Este seguía a su madre adoptiva por todas partes, hasta que un día, ambos llegaron frente a un lago. Inmediatamente el patito entró en el agua, mientras que la gata, desde la orilla, gritaba: “¡Sal de ahí! ¡Te vas a morir ahogado!” Y el patito respondió: “No, madre, descubrí lo que es bueno para mí, y esto es que estoy en mi ambiente. Voy a continuar aquí, aunque tú no sepas lo que significa un lago.” Paulo Coelho 23 Pedro Arreola Coronel
  • 24. Hojas de Vida ¿Cómo creó Dios a la mujer? Cuenta una leyenda que al principio del mundo, cuando Dios decidió crear a la mujer, encontró que había agotado todos los materiales sólidos en el hombre y no tenía más de que disponer. Ante este dilema y después de profunda meditación, hizo esto: Tomó la redondez de la luna, las suaves curvas de las olas, la tierna adhesión de la enredadera, el trémulo movimiento de las hojas, la esbeltez de la palmera, el tinte delicado de las flores, la amorosa mirada del ciervo, la alegría del rayo del sol y las gotas del llanto de las nubes, la inconstancia del viento y la fidelidad del perro, la timidez de la tórtola y la vanidad del pavo real, la suavidad de la pluma del cisne y la dureza del diamante, la dulzura de la paloma y la crueldad del tigre, el ardor del fuego y la frialdad de la nieve. Mezcló tan desiguales ingredientes, formó a la mujer y se la dio al hombre. Después de una semana vino el hombre y le dijo: - Señor, la criatura que me diste me hace desdichado, quiere toda mi atención, nunca me deja solo, charla incesantemente, llora sin motivo, se divierte en hacerme sufrir y vengo a devolvértela porque no puedo vivir con ella. - Bien, contestó Dios y tomó a la mujer. Pasó otra semana, volvió el hombre y le dijo: - Señor, me encuentro muy solo desde que te devolví a la criatura que hiciste para mí, ella cantaba y jugaba a mi lado, me miraba con ternura y su mirada era una caricia, reía y su risa era música, era hermosa a la vista y suave al tacto. Devuélvemela, porque no puedo vivir sin ella. 24 Pedro Arreola Coronel
  • 25. Hojas de Vida Como el papel arrugado. Mi carácter impulsivo, cuando era niña, me hacía montar en cólera a la menor provocación. La mayoría de las veces, después de uno de esos arrebatos, me sentía avergonzada y me esforzaba por consolar a la persona a quien había causado daño. Un día, mi maestra, que me vio dando excusas, después de una explosión de ira, me llevó aparte, y entregándome un papel liso, me dijo: - Estrújalo. Asombrada, obedecí e hice con el papel una bolilla. - Ahora -volvió a decirme- , ponlo como estaba antes. De más está decir que no pude; el papel quedó lleno de pliegues y de arrugas. -Las personas –me dijo entonces ella- son como ese papel: la impresión que en ellas dejes, será tan difícil de borrar como esas arrugas y esos pliegues. Así aprendí a ser más comprensiva y paciente. Cuando siento ganas de estallar, recuerdo ese papel arrugado... 25 Pedro Arreola Coronel
  • 26. Hojas de Vida Consejos para formar a un delincuente. Comience desde su infancia a darle al niño todo lo que él requiera; de ese modo crecerá creyendo que el mundo debe sostenerlo. Nunca le dé orientación espiritual alguna, espere hasta que sea mayor de edad y entonces, él decidirá por sí mismo. Nunca diga, que algo que él hace, está mal, pues podría crearle un complejo de culpabilidad. Así lo preparará para creer más tarde, cuando lo pongan preso por haber robado, que la sociedad se ha vuelto contra él y que es un perseguido. Permítale leer cualquier libro o revista que llegue a sus manos; no se preocupe en absoluto por lo que pueda llegar a su mente; deje que se llene la cabeza de basura. Satisfaga todas las demandas de alimento, bebida y comodidades; negarle lo que pide puede producirle frustraciones. Alábelo a menudo en su presencia; descríbalo como el más inteligente de todos los niños del lugar, póngase de su parte contra los vecinos, los maestros y la policía, pues todo el mundo tiene prejuicios contra su hijo. Cuando se encuentre en verdaderas dificultades, discúlpese diciendo "Nunca pude con él". Si sigue todos estos consejos, prepárese para una vida de constantes tristezas, pues es seguramente, lo que le espera. 26 Pedro Arreola Coronel
  • 27. Hojas de Vida Convivir con… Durante nuestra vida convivimos, muchas veces con sensaciones, sin quererlas o desearlas, pero también con otras que no valoramos en la medida que se merecen. Convivimos con: la angustia, el dolor, la duda, la soledad, la ansiedad, la mentira, el temor, el rechazo, el desprecio, con la venganza propia y la ajena; con el silencio, el mal, el rencor, la rutina, los desencantos, los prejuicios, la falta de humildad, la ausencia de valores y principios; con la crítica nuestra y la de otros; con la ingratitud, la soberbia de los inútiles que no pueden amar, la incomprensión, la inseguridad, la falta de ilusión, el conformismo, el odio y el olvido; con la pérdida, la falta de libertad, el pasado sin resolver, la indiferencia y los malos pensamientos; sin el perdón, con la envidia del otro y la de uno y la falta de fe; sin un rumbo a seguir, con la impaciencia, el mal humor de uno y el de los demás; con la impotencia, el aburrimiento; con la palabra de más... Pero... siempre hay un pero, también convivimos, con el humor, la alegría, la risa de uno y la de los demás; con los colores que nos traen paz y armonía; con el Sol que nos da energía, la lluvia que no nos molesta, las caminatas por la tarde, las sorpresas agradables, las primeras brisas de primavera y con cada una de las estaciones del año que nos enseñan entre otras cosas, que no todo es frío o calor; con la posibilidad de conocer la felicidad, de dar amor y de ser correspondido; con la búsqueda de la verdad, la imaginación, el bien y con un futuro mejor construido por uno; con el cariño, el amor, los afectos, los abrazos, las caricias, la amistad y las charlas placenteras con amigos; con el compañerismo, la lealtad, la fe, con proyectos posibles e imposibles; con las distintas manifestaciones del arte, la lectura, la música que nos transporta a lugares que uno solo conoce; con fragancias y perfumes que nos dan lugar al placer, con los recuerdos nostálgicos y, con el otro... Uno, siempre uno, será el que finalmente decida con que quiere convivir... 27 Pedro Arreola Coronel
  • 28. Hojas de Vida El alpinista Cuentan que un alpinista, desesperado por conquistar el Aconcagua, inició su travesía, después de años de preparación; sin embargo, quería la gloria para el solo, por lo tanto, subía sin compañeros. Empezó a subir y se le fue haciendo tarde, y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que, decidió seguir subiendo decidido a llegar a la cima. Le obscureció, la noche cayó con gran pesadez; en la altura de la montaña, ya no se podía ver absolutamente nada. Todo era negro, cero visibilidad, no había luna y las estrellas eran cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a solo 100 metros de la cima, se resbaló y se desplomo por los aires... caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas cada vez más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo... y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos sus gratos y difíciles momentos de la vida; pensaba que iba a morir, sin embargo, de repente, sintió un tirón tan fuerte que casi lo parte en dos... Sí, como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura. En esos momentos de quietud, suspendido por los aires, no le quedo más que gritar: - ¡Ayúdame Dios mío!... De repente, una voz grave y profunda de los cielos le contesto: - ¿Qué quieres que haga hijo mío? - ¡Sálvame Dios mío! - ¿Realmente crees que te pueda salvar? - ¡Por supuesto, Señor! - Entonces corta la cuerda que te sostiene... Hubo un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y reflexionó... Cuenta el equipo de rescate que al otro día encontraron colgado a un alpinista congelado, muerto, agarrado con fuerza a una cuerda, a tan sólo dos metros del suelo. 28 Pedro Arreola Coronel
  • 29. Hojas de Vida Una hora de tu tiempo. La noche había caído ya; sin embargo, un pequeño hacía grandes esfuerzos por no quedarse dormido. El motivo bien valía la pena; estaba esperando a su papá. Los traviesos ojos iban cayendo pesadamente cuando se abrió la puerta. El niño se incorporó como impulsado por un resorte y soltó la pregunta que lo tenía tan inquieto: -Papá: ¿cuánto ganas por hora?, dijo con ojos muy abiertos. Su padre entre molesto y cansado, fue muy tajante en su respuesta: -Mira hijo, eso ni siquiera tú madre lo sabe, no me molestes y vete a dormir que ya es tarde. -Si papá, pero por favor sólo dime, ¿cuánto te pagan por hora en tu trabajo?, reiteró suplicante el niño. Contrariado, el padre apenas abrió la boca para decir: -Cien pesos. -Oye papá, ¿me podrías prestar cincuenta pesos? preguntó el pequeño. El padre se enfureció y tomó al pequeño del brazo y en tono brusco le dijo: -Así que por eso quieres saber cuanto gano ¿no?, vete a dormir y no sigas fastidiando chico aprovechado... El niño se alejó tímidamente, al meditar lo sucedido el padre comenzó a sentirse culpable. Tal vez necesita algo -pensó- y queriendo descargar su conciencia se asomó al cuarto de su hijo. Con voz suave le preguntó: -¿Duermes hijo? -Dime papá, respondió entre sueños. -Aquí tienes el dinero que me pediste, le dijo su padre. 29 Pedro Arreola Coronel
  • 30. Hojas de Vida -Gracias papá, -susurró el niño mientras metía su manita debajo de la almohada de donde sacó varias monedas. -¡Ya completé! -gritó jubiloso, "tengo cien pesos". Papá, ¿me podrías vender una hora de tu tiempo? El verdadero amor. Ella teje, y por las tardes ve su telenovela. Después reza el rosario. Una vez a la semana juega con sus amigas a la lotería. El oye en la radio los partidos de béisbol. Por las mañanas, mientras su esposa hace la comida, va despacio hacia la plaza y charla con sus compañeros, ancianos igual que él. Luego regresa a su casa, se sienta en el sillón y duerme hasta que llega la hora de comer. Una mujer y un hombre. Tienen 55 años de casados. De sus seis hijos dos murieron, dos viven lejos y los otros apenas los visitan. Ellos se aferran el uno al otro, como dos manos de un mismo cuerpo asidas a un muro para no caer. Riñen de vez en cuando, es cierto, pero es como si alguien peleara consigo mismo. Y ambos dicen que quieren irse de este mundo antes que el otro, pues sin el compañero ya no podrían vivir. Ella teje...El escucha en la radio los partidos de béisbol...Hablan de las cosas de cada día. A veces pregunta uno: ¿Te acuerdas...? Caminan por el recuerdo y luego callan. No necesitan hablar. Son uno solo. Y tampoco necesitan decirse que se aman. Ellos son el verdadero amor. A. F. A. 30 Pedro Arreola Coronel
  • 31. Hojas de Vida ¿Cuánto vales? Alfredo, con el rostro abatido de pesar, se reúne con su amiga Marisa en un bar para tomar un café. Deprimido, descargó en ella sus angustias: que el trabajo, que el dinero, que la relación con su pareja, que su vocación... todo parecía estar mal en su vida. Marisa introdujo la mano en su cartera, saco un billete de 100 dólares y le dijo: -Alfredo, ¿quieres este billete? Alfredo, un poco confundido al principio, inmediatamente le dijo: -¡Claro Marisa! Son 100 dólares, ¿quién no los querría? Entonces Marisa tomó el billete en uno de sus puños y lo arrugó hasta hacerlo un pequeño bollo. Mostrando la estrujada pelotita verde a Alfredo volvió a preguntarle: -Y ahora… ¿igual lo quieres? -Marisa, no se qué pretendes con esto, pero siguen siendo 100 dólares, claro que los tomaré si me los entregas. Entonces Marisa desdobló el arrugado billete, lo tiró al piso y lo restregó con su pie en el suelo, levantándolo luego sucio y marcado, insistió: -¿Lo sigues queriendo? -Mira Marisa, reaccionó Alfredo, sigo sin entender que pretendes, pero ese es un billete de 100 dólares y mientras no lo rompas conserva su valor. -Entonces Alfredo, contestó Marisa, debes saber que aunque a veces algo no salga como quieres, aunque la vida te arrugue o pisoteé, sigues siendo tan valioso como siempre lo hayas sido; lo que debes preguntarte es cuánto vales en realidad y no lo golpeado que puedas estar en un momento determinado. Alfredo se quedó mirando a Marisa sin atinar a responder con palabra alguna, mientras el impacto del mensaje penetraba profundamente en su cerebro. 31 Pedro Arreola Coronel
  • 32. Hojas de Vida Marisa puso el arrugado billete de su lado en la mesa y con una sonrisa cómplice agregó: -Toma, guárdalo para que te acuerdes de esto cuando te sientas mal, pero, ¡me debes un billete nuevo de 100 dólares para poder usar con el próximo amigo que lo necesite! Le dio un beso en la mejilla a Alfredo -quien aun no había pronunciado palabra- y levantándose de su silla se alejó con rumbo a la puerta. Alfredo volvió a mirar el billete, sonrió, lo guardo en su billetera y dotado de una renovada energía, llamo al mozo para pagar la cuenta… La muñeca de sal. Cuenta una historia: "Una muñeca de sal recorrió miles de kilómetros de tierra firme, hasta que, por fin, llegó al mar. Quedó fascinada por aquella móvil y extraña masa, totalmente distinta de cuanto había visto hasta entonces. -¿Quién eres tú?, le preguntó al mar la muñeca de sal. Con una sonrisa, el mar le respondió: -Entra y compruébalo tú misma. Y la muñeca se metió en el mar. Pero, a medida que se adentraba en él, iba disolviéndose, hasta que apenas quedó nada de ella. Antes de que se disolviera el último pedazo, la muñeca exclamó asombrada: -¡Ahora ya sé quién soy!". (De Mello) 32 Pedro Arreola Coronel
  • 33. Hojas de Vida Cuento hindú. -A María- Un día el amante decidió ir a casa de la amada a buscarla. Cuando llegó, llamó a la puerta: toc, toc, toc. La voz de la amada llegó desde el interior: -¿Quién eres? El amante, orgulloso y seguro de su condición, respondió con seguridad: -Soy yo, y esperó paciente a que la puerta se abriera, pero en vez de eso la puerta permaneció cerrada y aquel día no volvió a oír la voz de la amada. El amante volvió a su casa extrañado de que la puerta no se hubiese abierto, pero pensó que tal vez la amada no se encontraba bien y que si lo volvía a intentar al día siguiente, la puerta se abriría. Y así lo hizo un día después; el amante regresó a la casa de la amada y, muy convencido, llamó a la puerta: toc, toc, toc. Como el día anterior, oyó la voz de la amada que decía: -¿Quién eres? Y el amante respondió: -Soy yo, pero la puerta no se abrió. Fue entonces cuando, abatido, el amante partió al desierto para meditar e intentar descubrir por qué razón la amada no le había abierto la puerta. Después de pensar y pensar, la soledad le dio la respuesta y fue apresuradamente a casa de su amada. Esta vez llamó: toc, toc, toc, y, como las otras veces, la amada preguntó: -¿Quién eres? Esta vez el amante respondió: -Soy tú, y la puerta se abrió. 33 Pedro Arreola Coronel
  • 34. Hojas de Vida ¿Culpable o inocente? Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso desde el primer momento se procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable. El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas oportunidades de escapar al terrible veredicto: ¡La horca! El Juez, también complotado, cuidó, no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello, dijo al acusado: - Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor vamos a dejar en manos de él tu destino. Escribiremos en dos papeles separados las palabras “culpable” e “inocente”. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino. Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda “culpable” y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. ¡No había escapatoria! El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomo uno de los papeles y llevándolo a su boca, se lo comió rápidamente. Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon airadamente: -Pero ¿qué hizo? y ¿ahora? ¿Cómo vamos a saber el veredicto? -Es muy sencillo, respondió el hombre, es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me trague. Todos pudieron testimoniar el veredicto: “inocente”. Con rezongos y disputa mal disimulada, debieron liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo. 34 Pedro Arreola Coronel
  • 35. Hojas de Vida De una madre para su hija. Estábamos sentándonos a comer, cuando mi hija casualmente menciona que ella y su esposo están pensando en "empezar una familia". "Nosotros estamos haciendo una encuesta," dice ella, en broma. "¿Crees que debería tener un bebé?" "Cambiar tu vida" digo, cuidadosamente manteniendo mi tono neutral de voz. "Yo sé" dice, "no más fiestas los fines de semana, no más vacaciones espontáneas..." Pero eso no es en lo absoluto lo que yo quise decir. Miro a mi hija, intentando decidir qué decirle. Quiero que sepa lo que ella nunca aprenderá en clases de parto. Quiero decirle que las heridas físicas por dar a luz un niño sanarán, pero que el volverse madre la dejará con una herida emocional tan profunda por la cual ella será vulnerable para siempre. Pienso en advertirle que ella nunca leerá de nuevo un periódico sin preguntarse "¿Y si eso le hubiera pasado a mi niño?" Que cada accidente de aviación, cada incendio en una casa la obsesionará. Que cuando vea fotos de niños hambrientos, se preguntará si algo podría ser peor que vivir la muerte de su niño. Yo la miro cuidadosamente, sus uñas finamente pintadas y el traje elegante y pienso que no importa cuan sofisticada ella sea, el convertirse en madre la reducirá al nivel primitivo de una osa que protege su cachorro. Que una llamada urgente de "¡Mamá!" le hará dejar caer un laborioso postre recién preparado o su mejor cristal sin vacilar por un momento. Siento que debo advertirla que no importa cuántos años ella haya invertido en su carrera, ésta se descarrilará profesionalmente a causa de su maternidad. Ella podrá hacer los arreglos para dejar al niño en casa al cuidado de una niñera, pero un día irá en camino de una reunión de negocios importante y recordará el dulce olor de su bebé, y tendrá que usar cada gramo de su disciplina para no correr a casa, sólo para asegurarse que su bebé está bien. Yo quiero que mi hija sepa que las decisiones cotidianas ya no serán rutina. Que el deseo de un niño de cinco años de ir al baño de hombres y no al de mujeres en un restaurante, se volverá un dilema mayor. Que justo allí, en medio del ruido de bandejas y niños gritando, los problemas de 35 Pedro Arreola Coronel
  • 36. Hojas de Vida independencia e identidad de sexo serán sopesados contra la perspectiva de que haya un abusador de niños acechando en ese baño. No importa cuan decisiva pueda ser ella en su trabajo, se criticará a sí misma constantemente en su papel de madre. Mirando a mi hija tan atractiva, quiero asegurarle que en el futuro ella perderá los kilos de más del embarazo, pero nunca se sentirá igual sobre ella misma. Que su vida, ahora tan importante, será de menos valor para ella, una vez que tenga un niño. Que ella renunciaría a ésta en un momento por salvar sus hijos, pero que también empezará a desear más años, no para lograr sus propios sueños, sino para ver a sus hijos lograr los suyos. Yo quiero que ella sepa que una cicatriz de cesárea o las estrías se convertirán en insignias de honor. La relación de mi hija con su marido cambiará, pero no de la manera que ella piensa. Deseo que ella pudiera entender cuánto más uno puede amar a un hombre que tiene cuidado para poner talco a su bebé o que nunca duda para jugar con su niño. Yo pienso que ella debería saber que se sentirá de nuevo completamente enamorada de él por razones que ahora encontraría muy poco románticas. Yo deseo que mi hija pudiera darse cuenta del lazo que ella sentirá con mujeres, que a lo largo de la historia, han intentado detener guerras, discriminación y borrachos al volante. Espero que ella entienda por qué yo puedo pensar racionalmente sobre la mayoría de los problemas, pero ponerme como loca cuando discuto sobre la amenaza que supone una guerra nuclear en el futuro de mis hijos. Yo quiero describir a mi hija la euforia de ver a su niño cuando aprenda a montar una bicicleta. Quiero capturar para ella las carcajadas de un bebé que está tocando la piel suave de un perro o un gato por primera vez. Quiero que saboree esa dicha que es tan real, que de hecho duele. La mirada interrogativa de mi hija me hace caer en cuenta de las lágrimas que se han formado en mis ojos. "Nunca te arrepentirás de ello", digo finalmente. Entonces alcanzo por sobre la mesa la mano de mi hija y la aprieto y ofrezco una oración silenciosa por ella, y por mí, y por todas las mujeres que tropezaron en su camino hacia la más maravillosa de todas las profesiones. Este regalo bendito de Dios... el hecho de ser Madre. 36 Pedro Arreola Coronel
  • 37. Hojas de Vida Di “te amo” a tiempo. Un muchacho de 17 años de edad tenía un cáncer incurable y en cualquier momento iba a fallecer. Siempre estaba en su casa, bajo el cuidado de su madre; a veces se enfadaba de estar siempre dentro de casa, hasta que un día decidió salir a pasear. Le pidió permiso a su madre y ella aceptó; caminando por el vecindario vio muchas tiendas; al pasar por una de música y ver el aparador, notó algo que lo hizo olvidarse de que el mundo existía, era una muchacha de su edad, muy hermosa; al verla le parecía un ángel bajado del cielo. Abrió la puerta y entró sin mirar nada que no fuera ella; acercándose poco a poco, llegó al mostrador donde se encontraba ella, la chica lo miró y le dijo sonriente: -¿Te puedo ayudar en algo? El chico pensaba que era la sonrisa más hermosa que había visto en toda su vida y sintió el deseo de abrazarla, de declarársele en ese mismo instante; tartamudeando le dijo: -Sí, eh, ah, me gustaría comprar un disco. Sin reflexionar, tomó el primero que vio y le dio el dinero. La chica le entregó el disco con una amigable sonrisa. El joven enamorado no dejó de pensar en ella durante toda la tarde, ni siquiera escuchó el disco. Al día siguiente, quiso volver a verla y fue a la tienda; al estar frente a esa hermosa sonrisa, no supo que decir y volvió a pedir un disco. -¿Quieres que te lo envuelva?, preguntó la muchacha sonriendo de nuevo. El respondió que sí, moviendo la cabeza, pues ante ella se quedaba mudo. La muchacha fue atrás del almacén para volver con el paquete envuelto y entregárselo; el lo tomó y salió de la tienda; se fue a su casa sintiendo que caminaba entre las nubes, ni siquiera desenvolvió el disco; lo metió en su closet y se puso a mirar su jardín y pensar en la hermosa flor que estaba en la tienda. 37 Pedro Arreola Coronel
  • 38. Hojas de Vida En adelante visitaba la tienda todos los días para comprar un disco, ella siempre lo envolvía y él lo llevaba a su casa y lo metía en su closet. El era muy tímido para invitarla a salir, y aunque trataba, no podía. Su mamá se enteró de esto e intentó animarlo, así que, el siguiente día se armó de valor y se dirigió a la tienda; y como todos los días compró otra vez un disco y como siempre, ella se fue atrás para envolverlo; el tomó el disco y mientras ella no estaba viendo, rápidamente dejó una nota en el mostrador y salió corriendo de la tienda. La nota era una declaración. Durante varios días el chico no se atrevió a llegar a la tienda para recibir la respuesta; a unos metros de la tienda se regresaba a su casa. Su madre volvió a animarlo y luego de dos semanas por fin llegó a la tienda, pero no vio a la chica hermosa; al preguntar por ella, se enteró con tristeza que se había ido a otra ciudad a estudiar y ya no trabajaba ahí. Mucho lamentó no haber ido antes por la respuesta y muy triste guardó los discos en un lugar donde no los viera tanto, con la esperanza de no pensar más en la muchacha. En el verano, el chico fue a la tienda con la esperanza de que por las vacaciones la chica hubiera regresado y pudiera encontrarla; pero al no encontrarla, volvió a su casa desilusionado. Al siguiente verano volvería a ir para encontrarla de nuevo. Pero para el joven no hubo verano siguiente, a la edad de 20 años el chico falleció de cáncer. Un día su madre entró en el cuarto de su difunto hijo para arreglarlo, así que abrió su closet y para su sorpresa, se topó con muchos discos envueltos; ninguno estaba abierto; llena de curiosidad tomó algunos y se sentó sobre la cama para verlos; al desenvolver el primero, encontró una nota que su hijo nunca leyó y decía: "¡Hola!, veo que te gusta la música tanto como a mí. Me invitan a una fiesta el viernes y no tengo con quien ir, te gustaría ir conmigo? Atentamente: Sofía". De tanta emoción la madre abrió otro y otro para descubrir que eran saludos de la chica. Uno de los últimos decía: "Hola, me siento triste de que nunca haces caso a mis notas, pero me devuelves la alegría al volver diariamente. La semana que viene salgo fuera de la ciudad a estudiar y ya no voy a trabajar aquí, pero vendré casi todos los fines de semana y si mi cliente favorito quiere que lo siga atendiendo podrá visitarme en mi casa. Con cariño: Sofía", al final venía un número telefónico, una dirección y un pequeño mapa. No esperes demasiado para demostrar tu amor a ese alguien especial; díselo hoy, mañana puede ser muy tarde. No solamente a tu pareja, sino a todos tus seres queridos: tus padres, hermanos, amigos, hijos, etc. 38 Pedro Arreola Coronel
  • 39. Hojas de Vida Dios y la esperanza. Existían millones de estrellas en el cielo, estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas, azules. Un día, inquietas, ellas se acercaron a Dios y le propusieron: -Señor, nos gustaría vivir en la Tierra, convivir con las personas. -Así será hecho, respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que puedan bajar a la Tierra. Se cuenta que en aquella noche hubo una fantástica lluvia de estrellas. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y a correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños. La Tierra quedó, entonces, maravillosamente iluminada. Pero con el correr del tiempo, las estrellas decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste. -¿Por qué volvieron? - preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando al cielo. -Señor, nos fue imposible permanecer en la Tierra, existe allí mucha miseria, mucha violencia, hay demasiadas injusticias. El Señor les contestó: -¡Claro! Ustedes pertenecen aquí, al Cielo. La Tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere. Nada es perfecto. El Cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de la perfección. Después de que habían llegado gran cantidad de estrellas, Dios verificó la cantidad y habló de nuevo: -Nos está faltando una estrella, ¿dónde estará? Un ángel que estaba cerca replicó: -Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor. 39 Pedro Arreola Coronel
  • 40. Hojas de Vida -¿Qué estrella es esa? - volvió a preguntar. -Es la Esperanza, Señor, la estrella verde. La única estrella de ese color. Y cuando miraron la Tierra, la estrella no estaba sola: la Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita retener es la Esperanza. Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo puede conocer el porvenir. Recibe en este momento esta Estrella Verde en tu corazón, la Esperanza. No dejes que ella huya y no permitas que se aparte. Ten certeza que ella iluminará tu camino, sé siempre positivo y agradece todo a Dios. Sé siempre feliz y contagia a otras personas tu felicidad. Es mejor ahora. San Pedro quería decir a Jesús cuanto lo amaba. Mucho había sufrido Jesús, y Pedro pensaba que sus palabras aliviarían su tristeza. La cena de esa noche sería una buena ocasión para expresarle su amistad. Y llegó la hora de la cena. Cuando el Señor y los discípulos estuvieron reunidos Pedro habló de las cosas de todos los días. Algo quiso decir después de que el Maestro distribuyó el pan y el vino entre ellos, y también cuando ya se despedían y el Señor clavó en él su mirada, como si esperara que alguna palabra saliera de sus labios. Sin embargo, Pedro tuvo miedo de parecer sentimental, y , nada dijo. - Bueno, - pensaba mientras volvían a casa – ya habrá muchas otras cenas como ésta, y entonces, le diré al Maestro cuánto amor siento por él. A. F. A. 40 Pedro Arreola Coronel
  • 41. Hojas de Vida Donando sangre. Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un Hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz, quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse, aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos necesarios para combatirla. El doctor explicó la situación al hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Lo vi dudar por sólo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: -Si, lo haré, si eso salva a Liz. Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: -¿A qué hora empezaré a morirme? Siendo sólo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana, y aún así estuvo dispuesto, pese a suponer que moriría. Da todo por quien ames. 41 Pedro Arreola Coronel
  • 42. Hojas de Vida Dos bebés en el pesebre. En 1994 dos americanos respondieron una invitación que les hiciera llegar el Departamento de Educación de Rusia, para enseñar moral y ética en las escuelas públicas, basada en principios bíblicos., Debían enseñar en prisiones, negocios, el departamento de bomberos, de la policía y en un gran orfanato. En el orfanato había casi 100 niños y niñas que habían sido abandonados, y dejados en manos del Estado. De allí surgió esta historia relatada por los mismos visitantes: Se acercaba la época de las fiestas de 1994, los niños del orfanato iban a escuchar por primera vez la historia tradicional de la Navidad. Les contamos acerca de María y José llegando a Belén, de cómo no encontraron lugar en las posadas, por lo que debieron ir a un establo, donde finalmente el niño Jesús nació y fue puesto en un pesebre. A lo largo de la historia, los chicos y los empleados del orfanato no podían contener su asombro. Algunos estaban sentados al borde de la silla tratando de captar cada palabra. Una vez terminada la historia, les dimos a los chicos tres pequeños trozos de cartón para que hicieran un tosco pesebre. A cada chico se le dio un cuadrito de papel cortado de unas servilletas amarillas que yo había llevado conmigo. En la ciudad no se podía encontrar un solo pedazo de papel de colores. Siguiendo las instrucciones, los chicos cortaron y doblaron el papel cuidadosamente colocando las tiras como paja. Unos pequeños cuadritos de franela, cortados de un viejo camisón que una señora americana olvidó al partir de Rusia, fueron usados para hacerle la manta al bebé. De un fieltro marrón que trajimos de los Estados Unidos, cortaron la figura de un bebé. Mientras los huérfanos estaban atareados armando sus pesebres, yo caminaba entre ellos para ver si necesitaban alguna ayuda. Todo iba bien hasta que llegué donde el pequeño Misha estaba sentado. Parecía tener unos seis años y había terminado su trabajo. Cuando miré el pesebre quedé sorprendido al ver no uno, sino dos niños dentro de él. Llamé rápidamente al traductor para que le preguntara por qué había dos bebés en el pesebre. Misha cruzó sus brazos y observando la escena del pesebre comenzó a repetir la historia muy seriamente. 42 Pedro Arreola Coronel
  • 43. Hojas de Vida Para ser el relato de un niño que había escuchado la historia de Navidad una sola vez estaba muy bien, hasta que llegó la parte donde María pone al bebé en el pesebre. Allí Misha empezó a inventar su propio final para la historia, dijo: “Y cuando María dejó al bebé en el pesebre, Jesús me miró y me preguntó si yo tenía un lugar para quedarme. Yo le dije que no tenía mamá ni papá y que no tenía un lugar donde quedarme. Entonces Jesús me dijo que yo podía estar allí con él. Le dije que no podía, porque no tenía un regalo para darle. Pero yo quería quedarme con Jesús, por eso pensé qué cosa tenía que pudiese darle a él como regalo; se me ocurrió que un buen regalo podría ser darle calor. Por eso le pregunté a Jesús: Si te diera calor, ¿ese sería un buen regalo para ti? Y Jesús me dijo: Si me das calor, ese sería el mejor regalo que jamás haya recibido. Por eso me metí dentro del pesebre y Jesús me miró y me dijo que podía quedarme allí para siempre.” Cuando el pequeño Misha terminó su historia, sus ojitos brillaban llenos de lágrimas empapando sus mejillas; se tapó la cara, agachó la cabeza sobre la mesa y sus hombros comenzaron a sacudirse en un llanto profundo. El pequeño huérfano había encontrado a alguien que jamás lo abandonaría ni abusaría de él. ¡Alguien que estaría con él para siempre! Y yo aprendí que no son las cosas que tienes en tu vida lo que cuenta, sino a quiénes tienes, eso es lo que verdaderamente importa. 43 Pedro Arreola Coronel
  • 44. Hojas de Vida Ecos. Un hijo y su padre, están caminando en las montañas. De repente, el hijo se cae, se lastima y grita: "aaaaaahhhhhhhhh!!!!!" Para su sorpresa oye una voz repitiendo "aaaaaahhhhhhhhh!!!!!" Con curiosidad el niño grita: "¿quién está ahí?" Recibe una respuesta: "¿quién está ahí?" Enojado con la respuesta, el niño grita: "¡cobarde!" El niño mira a su padre y le pregunta: "¿qué sucede?" El padre, sonríe y le dice: "Hijo mío, presta atención" Y entonces el padre grita a la montaña: "te admiro" Y la voz le responde: "te admiro" De nuevo, el hombre grita: "eres un campeón" Y la voz le responde: "eres un campeón" El niño está asombrado, pero no entiende. Luego, el padre le explica: -La gente lo llama eco, ¡pero en realidad es la vida! -Te devuelve todo lo que dices o haces. Nuestra vida es simplemente un reflejo de nuestras acciones. Si deseas mas amor en el mundo, crea mas amor a tu alrededor. Si deseas felicidad, da felicidad a los que te rodean. Si quieres una sonrisa en el alma, da una sonrisa al alma de los que conoces. Esta relación se aplica a todos los aspectos de la vida. La vida te dará de regreso, exactamente aquello que tú le has dado. Tu vida, no es una coincidencia, es un reflejo de ti. 44 Pedro Arreola Coronel
  • 45. Hojas de Vida Educar a los hijos. Dijo una vez John Wimot: Antes de casarme tenía tres teorías acerca de la educación de los hijos. Ahora tengo tres hijos y ninguna teoría. Su afirmación es cierta. ¡Es tan fácil ser padre! Ser padre ¡es tan difícil¡. Quiero decir que engendrar un hijo es tarea sencilla y deleitosa, pero ser un buen padre es empresa llena de dificultades. Para colmo la calidad de padre no es algo que se estudia, sino algo que se aprende, a veces a costa de quebrantos y aflicciones. Yo, tengo cuatro hijos, no tuve tres teorías para educarlos, sino nada más una. Mi teoría se llama amor. Creo que si amas a tus hijos, les demuestras tu amor y con amor guías, el resultado tarde o temprano será bueno. También, claro, hay que darles buen ejemplo. Pero eso tiene el problema de que te hace la vida más aburrida. Un verdadero amigo. Lo que es un verdadero amigo: - Mi amigo no ha regresado del campo de batalla, señor. Solicito permiso para ir a buscarlo, dijo un soldado a su teniente. - Permiso denegado, replicó el oficial. - No quiero que arriesgue usted su vida por un hombre que probablemente ha muerto. El soldado haciendo caso omiso de la prohibición, salió, y una hora más tarde regreso mortalmente herido, transportando el cadáver de su amigo. El oficial estaba furioso: - ¡Le dije yo, que había muerto!, dígame: ¿merecía la pena ir allá para traer un cadáver? 45 Pedro Arreola Coronel
  • 46. Hojas de Vida Y el soldado, moribundo, respondió: - ¡Claro que sí, señor!, cuando lo encontré, todavía estaba vivo y pudo decirme: - Estaba seguro que vendrías!. A. F. A. El alacrán. Un maestro oriental que vio cómo un alacrán se estaba ahogando, decidió sacarlo del agua, pero cuando lo hizo, el alacrán lo picó. Por la reacción al dolor, el maestro lo soltó, y el animal cayó al agua y de nuevo estaba ahogándose. El maestro intentó sacarlo otra vez, y otra vez el alacrán lo picó. Alguien que había observado todo, se acercó al maestro y le dijo: -Perdone, ¡pero usted es terco! ¿No entiende que cada vez que intente sacarlo del agua lo picará? El maestro respondió: -La naturaleza del alacrán es picar, y eso no va a cambiar la mía, que es ayudar. Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida. No cambies tu naturaleza si alguien te hace daño; sólo toma algunas precauciones. Algunos persiguen la felicidad; otros la crean. Tenlo presente siempre. Sencillo, ¿no crees? "Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y una razones por las cuales sonreír" A. F. A. 46 Pedro Arreola Coronel
  • 47. Hojas de Vida El amor. A veces por nuestros miedos perdemos a personas maravillosas. Duele amar a alguien y no ser correspondido, pero lo que es más doloroso es amar a alguien y nunca encontrar el valor para decirle a esa persona lo que sientes por él o ella. Tal vez Dios quiere que nosotros conozcamos a unas cuantas personas equivocadas antes de conocer a la persona correcta; para que al fin, cuando la conozcamos, sepamos ser agradecidos por ese maravilloso regalo. Una de las cosas más tristes de la vida es cuando conoces a alguien que significa todo, y sólo para darte cuenta que al final, no era para ti y lo tienes que dejar ir. Cuando la puerta de la felicidad se cierra, otra puerta se abre, pero algunas veces miramos tanto tiempo hacia aquella puerta que se cerró, que no vemos la que se ha abierto frente a nosotros. Es cierto que no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos, pero también es cierto que no sabemos lo que nos hemos estado perdiendo hasta que lo encontramos. Darle a alguien todo tu amor nunca es un seguro de que te amarán de regreso, pero no esperes que te amen de regreso; sólo espera que el amor crezca en el corazón de la otra persona, pero si no crece, sé feliz porque creció en el tuyo. Hay cosas que te encantaría oír, que nunca escucharas de la persona que te gustaría que te las dijera, pero no seas tan sorda (o) para no oír de aquella que las dice desde su corazón. Nunca digas adiós si todavía quieres tratar, nunca te des por vencido(a) si sientes que puedes seguir luchando; nunca le digas a una persona que no la amas si no puedes dejarla ir. El amor llega a aquel que espera, aunque lo hayan decepcionado; a aquel que aún cree, aunque haya sido traicionado; a aquel que todavía necesite amar, aunque antes haya sido lastimado y a aquel que tiene el coraje y la fe para construir la confianza de nuevo. 47 Pedro Arreola Coronel
  • 48. Hojas de Vida El principio del amor es dejar que aquellos que conocemos sean ellos mismos, y no tratarlos de cambiar con nuestra propia imagen, porque entonces, sólo amaremos el reflejo de nosotros mismos en ellos. No vayas por el exterior, éste te puede engañar; no vayas por las riquezas, por que aún eso se pierde. Ve por alguien que te haga sonreír, porque toma tan sólo una sonrisa para hacer que un día oscuro, brille. Espero que encuentres a aquella persona que te haga sonreír. Hay momentos en los que extrañas a una persona tanto que quieres sacarlos de tus sueños y abrazarlos con todas tus fuerzas. Espero que sueñes con ese alguien especial; sueña lo que quieras soñar, ve a donde quieras ir, sé lo que quieras ser; porque tienes tan sólo una vida y una oportunidad para hacer todo lo que quieras hacer. Espero que tengas suficiente felicidad para hacerte dulce, suficientes pruebas para hacerte fuerte, suficiente dolor para mantenerte humana(o) y suficiente esperanza para ser feliz. Las personas más felices no siempre tienen lo mejor de todo, sólo sacan lo mejor de todo lo que encuentran en su camino. La felicidad espera por aquellos que lloran, aquellos que han sido lastimados, aquellos que buscan, aquellos que tratan; porque sólo ellos pueden apreciar la importancia de las personas que han tocado sus vidas. No puedes ir feliz por la vida hasta que dejes ir tus fracasos pasados y dolorosos de tu corazón. 48 Pedro Arreola Coronel
  • 49. Hojas de Vida El campesino chino. Hace muchos años, en una pobre aldea china, vivía un labrador con su hijo. Su único bien material, aparte de la tierra y de la pequeña casa de paja, era un caballo que había heredado de su padre. Un buen día el caballo se escapó, dejando al hombre sin animal para labrar la tierra. Sus vecinos, que lo respetaban mucho por su honestidad y diligencia, acudieron a su casa para decirle lo mucho que ellos lamentaban lo ocurrido. El les agradeció la visita, pero preguntó: -¿Cómo podéis saber que lo que ocurrió ha sido una desgracia en mi vida? Alguien comentó en voz baja con un amigo: "El no quiere aceptar la realidad, dejemos que piense lo que quiera, con tal de que no se entristezca por lo ocurrido". Y los vecinos se marcharon, fingiendo estar de acuerdo con lo que habían escuchado. Una semana después, el caballo retornó al establo, pero no venía solo: traía una hermosa yegua como compañía. Al saber eso, los habitantes de la aldea, alborozados porque sólo ahora entendían la respuesta que el hombre les había dado, retornaron a casa del labrador, para felicitarlo por su suerte. -Antes tenías sólo un caballo, y ahora tienes dos. ¡Felicitaciones!, dijeron. -Muchas gracias por la visita y por vuestra solidaridad, respondió el labrador. -¿Pero cómo podéis saber que lo que ocurrió es una bendición en mi vida? Desconcertados, y pensando que el hombre se estaba volviendo loco, los vecinos se marcharon, comentando por el camino: "¿Será posible que este hombre no entienda que Dios le ha enviado un regalo?" Pasado un mes, el hijo del labrador decidió domesticar la yegua. Pero el animal saltó de una manera inesperada, y el muchacho tuvo una mala caída, rompiéndose una pierna. 49 Pedro Arreola Coronel
  • 50. Hojas de Vida Los vecinos retornaron a la casa del labrador, llevando obsequios para el joven herido. El alcalde de la aldea, solemnemente, presentó sus condolencias al padre, diciendo que todos estaban muy tristes por lo que había sucedido. El hombre agradeció la visita y el cariño de todos. Pero preguntó: -¿Cómo podéis vosotros saber si lo ocurrido ha sido una desgracia en mi vida? Esta frase dejó a todos estupefactos, pues nadie podría tener la menor duda de que el accidente de un hijo es una verdadera tragedia. Al salir de la casa del labrador, comentaban entre sí: "Realmente se ha vuelto loco, su único hijo se puede quedar cojo para siempre y aún duda que lo ocurrido es una desgracia". Transcurrieron algunos meses y Japón le declaró la guerra a China. Los emisarios del emperador recorrieron todo el país en busca de jóvenes saludables para ser enviados al frente de batalla. Al llegar a la aldea, reclutaron a todos los jóvenes, excepto al hijo del labrador, quien tenía la pierna rota. Ninguno de los muchachos regresó vivo. El hijo se recuperó, los dos animales dieron crías que fueron vendidas y rindieron un buen dinero. El labrador pasó a visitar a sus vecinos para consolarlos y ayudarlos, ya que se habían mostrado solidarios con él en todos los momentos. Siempre que alguno de ellos se quejaba, el labrador decía: - "¿Cómo sabes si esto es una desgracia?" Si alguien se alegraba mucho, él preguntaba: - "¿Cómo sabes si eso es una bendición?" Y los hombres de aquella aldea entendieron que, más allá de las apariencias, la vida tiene otros significados. Paulo Coelho 50 Pedro Arreola Coronel
  • 51. Hojas de Vida El Carpintero. Un carpintero ya entrado en años estaba listo para retirarse. Le dijo a su Jefe de sus planes de dejar el negocio de la construcción para llevar una vida más placentera con su esposa y disfrutar de su familia. El iba a extrañar su cheque mensual, pero necesitaba retirarse. Ellos superarían esta etapa de alguna manera. El Jefe sentía ver que su buen empleado dejaba la compañía y le pidió que si podría construir una sola casa más, como un favor personal. El carpintero accedió, pero se veía fácilmente que no estaba poniendo el corazón en su trabajo. Utilizaba materiales de inferior calidad y el trabajo era deficiente. Era una desafortunada manera de terminar su carrera. Cuando el carpintero terminó su trabajo y su Jefe fue a inspeccionar la casa, el Jefe le extendió al carpintero las llaves de la puerta principal. "Esta es tu casa," - dijo, "es mi regalo para ti." ¡Qué tragedia! ¡Qué pena! Si solamente el carpintero hubiera sabido que estaba construyendo su propia casa, la hubiera hecho de manera totalmente diferente. Ahora tendría que vivir en la casa que construyó "no muy bien" que digamos! Así que está en nosotros. Construimos nuestras vidas de manera distraída, reaccionando cuando deberíamos actuar, dispuestos a poner en Ello menos que lo mejor. En puntos importantes, no ponemos lo mejor de Nosotros en nuestro trabajo. Entonces con pena vemos la situación que hemos creado y encontramos que estamos viviendo en la casa que hemos construido. Si lo hubiéramos sabido antes, la habríamos hecho diferente. Piensen como si fueran el carpintero. Piensen en su casa. Cada día clavamos un clavo, levantamos una pared o edificamos un techo. Construyan con sabiduría. Es la única vida que podrán construir. Inclusive si solo la viven por un día más, ese día merece ser vivido con gracia y dignidad. La placa en la pared dice: "La Vida Es Un Proyecto de Hágalo Usted mismo". - ¿Quién podría decirlo más claramente? Su vida, ahora, es el resultado de sus actitudes y elecciones del pasado. Su vida mañana será el resultado de sus actitudes y elecciones hechas hoy. 51 Pedro Arreola Coronel
  • 52. Hojas de Vida El cofre de vidrio roto. Érase una vez un anciano que había perdido a su esposa y vivía solo. Había trabajado duramente como sastre toda su vida, pero los infortunios lo habían dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podía trabajar. Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta. Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían casado, y estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por semana. El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos. — No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que yo me convierta en una carga. Se pasó una noche en vela pensando qué sería de él y al fin trazó un plan. A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le fabricara un cofre grande. Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le pidió que le diera un cerrojo viejo. Por último fue a ver a su amigo el vidriero y le pidió todos los fragmentos de vidrio roto que tuviera. El anciano se llevó el cofre a casa, lo llenó hasta el tope de vidrios rotos, le echó llave y lo puso bajo la mesa de la cocina. Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies. — ¿Qué hay en ese cofre? preguntaron, mirando bajo la mesa. — ¡Oh! nada, respondió el anciano, sólo algunas cosillas que he ahorrado. Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron un tintineo. — Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años -susurraron. Deliberaron y comprendieron que debían custodiar el tesoro. Decidieron turnarse para vivir con el viejo, y así podrían cuidar también de él. La primera semana el hijo menor se mudó a la casa del padre, y lo cuidó y le 52 Pedro Arreola Coronel
  • 53. Hojas de Vida cocinó. A la semana siguiente lo reemplazó el segundo hijo, y la semana siguiente acudió el mayor. Así siguieron por un tiempo. Al fin el anciano padre enfermó y falleció. Los hijos le hicieron un bonito funeral, pues sabían que una fortuna los aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podían costearse un gasto grande con el viejo. Cuando terminó la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron el cofre. Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios rotos. — ¿Qué triquiñuela infame! -exclamó el hijo mayor-. ¡Qué crueldad hacia sus hijos! — Pero, ¿qué podía hacer? -preguntó tristemente el segundo hijo-. Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el final de sus días. — Estoy avergonzado de mí mismo -sollozó el hijo menor-. Obligamos a nuestro padre a rebajarse al engaño, porque no observamos el mandamiento que él nos enseñó cuando éramos pequeños. Pero el hijo mayor volcó el cofre para asegurarse de que no hubiera ningún objeto valioso oculto entre los vidrios. Desparramó los vidrios en el suelo hasta vaciar el cofre. Los tres hermanos miraron silenciosamente dentro, donde leyeron una inscripción que el padre les había dejado en el fondo: “Honrarás a tu padre y a tu madre”. William J. Bennet 53 Pedro Arreola Coronel
  • 54. Hojas de Vida El corazón más hermoso. Un día un hombre joven se ubicó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca. Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él máculas ni rasguños. Sí, coincidió el gentío que era el corazón más hermoso de todos los conocidos. Admirado, el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar. De pronto, una persona señaló a un anciano y dijo: "¿Porqué dices eso, si tu corazón no es ni aproximadamente lindo comparado con el de ese hombre? Sorprendidos, la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, estaba cubierto de cicatrices y hasta existían zonas donde partes del corazón habían sido reemplazadas por otras que no encajaban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su contorno. También había lugares con huecos donde faltaban trozos profundos. Entonces todas las personas tuvieron una gran confusión y pensaron ¿cómo puede él decir que ese corazón es más hermoso? El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. -Debes estar bromeando, dijo, compara su corazón con el mío... El mío es perfecto. En cambio el suyo es un conjunto de cicatrices y dolor. -Es cierto, dijo el individuo, tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo... Alguien más agregó: -¡Ahora entiendo!, escucha, cada cicatriz representa una persona a la cual ese hombre entregó todo su amor. Arrancó porciones de su corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que ha amado. Muchos a su vez, le han obsequiado una parte del suyo, que colocó en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales se alegra, porque al poseerlos vibra con el amor que han compartido. Hubo oportunidades, en las cuales entregó un trozo de su corazón a alguien, pero esa persona no le ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos. 54 Pedro Arreola Coronel