1. zoom
Ecuador,
sos grande
Era un pibe de siete años cuando se vinculó al canotaje, pero en 2003 se quitó
la vestimenta albiceleste porque no había apoyo seguro para los deportistas.
Argentina se encontraba en crisis, y César de Cesare dejó el remo para optar
por otros oficios que le permitieron sobrevivir junto a su familia. Conducía
un camión de mudanzas y transportaba autos. Su destreza tuvo seis años de
aprietos. “Era imposible vivir del deporte”, cuenta cabizbajo.
El oriundo de Entre Ríos (provincia de la Mesopotamia argentina) llegó
al Ecuador en febrero de 2009. Dejó la tierra gaucha por insistencia de su
hermano Sebastián, quien le dijo: “Venite y probá”. No lo hizo por remar, sino
por encontrar mejores oportunidades. Apenas aterrizó, empezó a trabajar
como entrenador en la Federación Ecuatoriana de Canotaje y en una escuela de
Guayaquil. Estas dos experiencias lo impulsaron para retomar su pasión por las
regatas. Ahí arrancó su constante preparación, que maduró su ilusión. Conquistó
varios torneos locales y representó al país, triunfando en un sudamericano, un
panamericano y mundiales de Alemania y Polonia. Recientemente se convirtió
en el campeón mundial de canotaje en Rusia e ingresó en el top ten de esta
disciplina, pasaporte que le aseguró un puesto en la cita olímpica de Londres
2012. Por sus logros, Ecuador le otorgó la doble nacionalidad en julio de 2011.
El ahora canoísta ecuatoriano de 32 años añora la carne argentina. Se siente
bien siendo el abanderado del deporte nacional. Acá disfruta del cebiche, la gente
y los paisajes. No piensa regresar a su patria, sólo de visita. Desde las aguas del
Club Náutico del Salado empaca sus esperanzas, las mismas de su esposa Mayra
y sus hijas Luana y Maia, para conquistar una medalla que permita escuchar el
Himno Nacional del Ecuador, ausente desde 1996.
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