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La Edad Media, o Medievo es el período histórico de la civilización
occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se
sitúa convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y
su fin en 1492 con el descubrimiento de América, o en 1453con la caída del Imperio
Bizantino, fecha que tiene la ventaja de coincidir con la invención de la imprenta y con
el fin de la Guerra de los Cien Años.
Durante el siglo III comienza la decadencia del Imperio Romano que lo llevaría
a su caída definitiva.
Aumento del gasto público, alza de impuestos, bajo rendimiento
agrícola, abandono de tierras.
Relajación de las costumbres, llegada a Roma de nuevas creencias.
Indecisión de los Emperadores, falta de lealtad del ejército, aparición
de caudillos militares.
El descubrimiento de América ocurrió un viernes 12 día Viernes 12 de octubre
de 1492 cuando una expedición española comandada por Cristóbal Colón, cruzó
el Océano Atlántico y llegó por primera vez a América, concretamente a
las Bahamas.
Con el descubrimiento se dio a conocer en Europa la existencia del Nuevo
Mundo, lo cual cambió el rumbo de la historia de Occidente. En los siglos
posteriores España, Portugal y otras potencias europeas exploraron y colonizaron
el continente americano, resultando en el nacimiento de nuevos pueblos, culturas
y estados.
Fue el Estado heredero del Imperio Romano prevaleció durante toda la Edad
Media y el comienzo del Renacimiento y se ubicaba en el Mediterráneo oriental.
Su capital se encontraba en Constantinopla.
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Durante su milenio de existencia, el Imperio fue un bastión del cristianismo, e
impidió el avance del Islam hacia Europa Occidental. Fue uno de los principales
centros comerciales del mundo, estableciendo una moneda de oro estable que
circuló por toda el área mediterránea. Influyó de modo determinante en las leyes,
los sistemas políticos y las costumbres de gran parte de Europa y de Oriente
Medio, y gracias a él se conservaron y transmitieron muchas de las obras
literarias y científicas del mundo clásico y de otras culturas.
La Edad Media se divide en dos periodos menores que son los siguientes:
Abarca los siglos V al siglo X y que constituyen los siguientes acontecimientos
históricos más importantes en la vida de la Humanidad como son las invasiones y
conflictos germanas.
Durante decadencia del Imperio Romano, fueron muchos los pueblos bárbaros
(extranjeros) que, aprovechando las disidencias internas, se aproximaron a sus fronteras
y se establecieron en ellas, presionando en forma permanente para entrar. Si bien las
legiones romanas contuvieron todos los intentos realizados, los bárbaros lograron
penetrar lentamente entre los siglos I y IV, y establecerse en el interior, hasta que,
finalmente, empujados por otros pueblos, lo hicieron en forma violenta.
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Eran de raza blanca, de ojos azules y cabellos rubios, que sobresalían por su alta
estatura y su físico robusto establecidos desde el río Rin hasta el Oder, entre los cuales
se encontraban los trancos, anglos, alamanes, suevos, borgoñones, daneses, sajones,
lombardos, hérulos, vándalos y visigodos, estos últimos divididos en ostrogodos, o
godos del Este; y visigodos, o godos del Oeste.
No vivían agrupados en ciudades, sino en chozas que se encontraban dispersas por el
campo aunque distribuidas según las tribus a que pertenecían. Sus actividades
principales eran el pastoreo y la agricultura.
Elegían sus jefes entre los guerreros más valientes y los obedecían ciegamente. Muchos
germanos militaron en las Regiones Romanas.
En el aspecto social, cultivaban el amor a la familia y guardaban cierta consideración a
las mujeres; no tenían leyes escritas y se basaban en la tradición y las costumbres.
El padre ejercía un poder absoluto sobre la familia. Las cuestiones conflictivas eran
sometidas al fallo de los jefes en los casos de menor importancia, pero cuando se trataba
de asuntos de mayor interés eran considerados por la asamblea de la tribu.
Los germanos teman arraigados los sentimientos de libertad, justicia y dignidad
personal. Creían en Odín o Wotan, padre de los dioses, de carácter guerrero, que vivía
en el paraíso o Walhala, acompañado por dioses menores, como Freijo, esposa de
Odam, señora del amor y de la muerte, y Donar, hijo de ambos, dios del trueno y la
tempestad.
El Walhala era un lugar de eternas delicias al que iban aquéllos que en vida habían
tenido un buen comportamiento y los que morían en el curso de la guerra, conducidos
por las valkirias, diosas también guerreras.
Cuando los hunos atravesaron los montes Urales y empujaron con su presencia a los
pueblos radicados en la zona adyacente, provocaron un desbande general de todos los
pueblos situados entre los ríos Rin y Danubio.
A partir del siglo I comenzaron a cruzar las fronteras del Imperio Romano, en busca de
tierras y botín. No perseguían con ello la destrucción del imperio, ya que consideraban
al Estado romano como una admirable organización política, en la que pretendían
obtener un lugar. Antes de su caída, el imperio fue incorporando numerosos grupos de
germanos como soldados o como colonos. Ellos se comprometían a defender las
fronteras, a cultivar las tierras y a reconocer la autoridad del emperador.
En el siglo V este avance pacífico se convirtió en incontrolable para los romanos. Esta
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irrupción violenta se debió, entre otras cosas, al ataque de un pueblo de Europa Oriental,
Las invasiones de los Germanos al Imperio Romano fueron entonces emigraciones en
masa para huir de un terrible enemigo, pero esta vez saquearon las zonas recorridas y
respetaron solamente la autoridad de sus jefes; contribuyeron, quizá sin quererlo, al
derrumbe de la organización imperial.
Los invasores más importantes se asentaron en el antiguo territorio romano y formaron
diversos reinos. Los principales pueblos germanos que se asentaron en el imperio
fueron: los ostrogodos, los visigodos y los francos.
En el año 493, Teodorico, jefe de los Ostrogodos, venció en los combates a las fuerzas
de Odoacro, rey de los Hérulos, que había destituido al último emperador romano.
Instaló entonces en Italia un reino Ostrogodo independiente, con capital en Ravena, que
duró 60 años. En este período Teodorico mantuvo una política amistosa con la corte
imperial de Constantinopla.
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Los ostrogodos mantuvieron la administración de impuestos y el sistema burocrático de
los romanos.
Los ostrogodos adhirieron al “arrianismo, herejía de origen cristiano, que fue sustentada
por un obispo de Alejandría, Arrío (280-336), quien negaba la eternidad de Jesús y no
reconocía a la Santísima Trinidad.
Teodorico basó su gobierno en la idea de una convivencia pacífica entre godos y
romanos, por lo que respetó la tradición y la cultura del pueblo dominado.
Los Ostrogodos, sorprendidos por el ataque, no atinaron a defenderse y se sometieron,
acompañando a los hunos en su sangrienta marcha hasta el centro de Europa. En
cambio, los visigodos huyeron hacia la cuenca del Danubio, se instalaron en la Tracia y,
vencieron al emperador Valente en la batalla de Andrinópolis (378).
Luego fueron contenidos por el emperador Teodosio, que les pagó un tributo, pero a su
muerte, durante el reinado de Honorio en Occidente, continuaron su avance a las
órdenes de Alarico, quien invadió Grecia, y aunque respeté a Atenas, saqueé a Eleusis e
incendié Olimpia. Luego intentó penetrar en Italia, pero fue derrotado en dos
oportunidades por Estilicón, uno de los generales de Honorio.
Tiempo después, Honorio desplazó a Estilicón, que fue asesinado, lo que fue
aprovechado por Alarico, que se dirigió directamente a Roma, que se entregó sin
combatir, Honorio se refugió en Ravena.
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Más tarde los romanos se sublevaron, por lo cual Alarico regresó y sometió a la ciudad
a un implacable saqueo, durante tres días.
Alarico se dirigió luego hacia el centro de Italia, donde falleció. Sus soldados sepultaron
su cadáver en un lugar oculto para que no fuera profanado. Su Sucesor, Ataúlfo, pactò
con el emperador y se casó con su hermana . De esta manera, Honorio logró desplazar a
los visigodos hacia la Galia y España, donde fundaron un reino cuya capital fue Tolosa.
Al llegar a la Gália, los visigodos se encontraron con los alanos, suevos, vándalos y
burgundios, que habían devastado las ciudades de la región. Solamente los burgundios
habían erigido un reino en el Jura y en el valle del Saona. Estos pueblos se dirigieron a
la península ibérica y tras ellos fueron los visigodos, que obligaron a los suevos a
dirigirse hacia el Norte y a los vándalos hacia el Sur.
Entretanto, los hunos habían proseguido su marcha y llegado a las orillas del Danubio y
del Rin, donde a las órdenes de Atila amenazaron a los pueblos germanos. Este jefe fue
famoso por su intrepidez y su crueldad, a tal punto que un ermitaño lo llamó el
azote de Dios.
En principio Atila , aceptó tierras y tributos de Roma, a cambio de su inercia, pero
luego exigió que se le entregara la mitad del Imperio y se le concediera por esposa a la
hermana del emperador. Como tales pretensiones fueron rechazadas, Atila invadió la
Galia (451) y arrasó varias ciudades hasta llegar a París, cuyos habitantes, aterrorizados
estaban resueltos a huir, cuando una joven llamada Genoveva (más tarde venerada por
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la Iglesia católica como Santa Genoveva) los convenció de que organizaran la
resistencia e hicieran penitencia y oración.
En esas circunstancias, Atila, respondiendo al llamado del rey de los alanos, se dirigió a
sitiar la ciudad de Orleáns, donde pensaba establecer su base de operaciones en la Galia.
Aunque los habitantes de Orleáns, alentados por su obispo San Aiñan, resistieron
denodadamente, finalmente fueron abatidos y se vieron obligados a entregar la plaza.
Poco después llegó un ejército integrado por visigodos, burgundios y francos,
comandado por el general Aecio, prefecto de la Galia, —llamado el último de los
romanos—, ante lo cual Atila abandonó la ciudad y retrocedió con sus tropas hasta los
Campos Cataláunicos, en la Champaña, donde se libró una memorable batalla en la que
se enfrentaron las fuerzas que conducía, integradas por una infinidad de pueblos de
distinto origen, con el ejército romano de Aecio, en el que militaban entre otros, los
francos, sajones, galos, visigodos, borgoñones y alanos. El encuentro fue encarnizado y
muy cruento, finalizando con el triunfo de Aecio, quien permitió que Atila se retirara.
Este se dirigió entonces a Italia, donde sitio y arrasó la ciudad de Aquíleya. Desde allí
emprendió la marcha hacia Roma, pero la intercesión del papa San León, que tuvo la
valentía de ir a su campamento para concertar la paz, obtuvo su alejamiento a cambio de
un tributo. Atila retrocedió hasta el Danubio y al año siguiente murió repentinamente
(453), con lo cual sus seguidores se dividieron.
Quebrada la unidad política, social y cultural del imperio romano, con el correr de los
siglos entre IV y VIll, el mapa del Mediterráneo se fue transformando, quedando tres
grandes civilizaciones: la romano-germánica en Occidente, la bizantina en Oriente y la
islámica en el norte de África y España. La gran mayoría de los bárbaros hablaban
lenguas germánicas, de ahí que se los conoce con el nombre de germanos. Al llegar a las
fronteras imperiales, algunos trataron de penetrar violentamente, por lo que generaron
permanente luchas contra los guardias romanos. Otros se asentaron de manera pacífica y
establecieron pactos con Roma. Inclusive muchísimos llegaron a formar parte de los
ejércitos del imperio. En el siglo IV, esto pueblos germanos se vieron atacados y
perseguidos por los hunos, comandados por Atila, por lo tanto debieron penetrar en el
territorio romano. Las defensas de Roma fueron derribadas. Se pueden decir que a
través del tiempo, debido a convivencia entre diferentes culturas, los bárbaros fueron
romanizados y los romanos fueron barbarizados. Por lo tanto no puede verse como una
invasión de un día para otro, en donde los bárbaros remplazaron a los romanos y
ocuparon sus territorios. El proceso fue mucho más complejo.
Mientras tanto el Imperio Bizantino, quedó al margen de este proceso de cambios, ya
que los invasores germánicos fueron rechazados, conservando su unidad política , las
antiguas provincias romanas se fueron poblando cada vez más con la llegada de los
pueblos germanos, que estaban formados por los francos que conquistaron las Galias,
los anglos y sajones que ocuparon Inglaterra, los lombardos que llegaron a Italia y los
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visigodos que entraron en España, obligados por la presión de los francos en la Galia.
Todo esto dió lugar a la formación de nuevas unidades políticas (países) que se
llamaron los reinos germánicos, que fueron desplazando a las antiguas instituciones
romanas para constituir monarquías hereditarias. Los jefes germanos se apoderaron de
las propiedades de los terratenientes romanos, formándose una aristocracia germana de
grandes propietarios. Los campesinos pobres y hambrientos se unieron en aldeas y
trataron de producir sólo para su subsistencia. Los más pobres fueron despoblando las
ciudades para retirarse al campo.
Ciertamente, la Alta Edad Media experimentó un pronunciado descenso de la cultura,
motivado principalmente por la inseguridad y el desconcierto reinante en todos los
ámbitos de la vida, a raíz de la desaparición del "orden romano".
En política, la administración imperial nunca pudo ser reemplazada por la inexperiencia
e incompetencia de los nuevos amos.
se paralizó el comercio, cesó la actividad industrial
desarrollada por los romanos, disminuyó la circulación monetaria y la economía casi se
retrajo a las primitivas épocas del trueque.
las ciudades poco seguras ante las invasiones, paulatinamente se
fueron despoblando hasta casi desaparecer: la vida urbana decayó totalmente y la
sociedad se volvió predominantemente rural.
experimentó un retroceso general evidenciado hasta en la
corrupción del lenguaje: el latín y el griego fueron reemplazados por formas lunfardas,
confusa combinación de estos idiomas madres, con vocablos de los pueblos invasores.
Característica muy particular de esta etapa, fue la creciente importancia del
Cristianismo. En medio del derrumbe de todas las instituciones romanas, la Iglesia con
su perfecta organización y la sublimidad de su doctrina, pareció ser la salvaguarda y la
continuadora de los valores que iban desapareciendo
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Esta etapa se extiende de los siglos XI hasta el siglo XV que comprende los años 1100 –
1400.
En esta época la vida urbana y las ciudades prácticamente desaparecieron, como
consecuencia de las invasiones y es aquí donde se implanta el régimen feudal. Pero a
partir de los siglos X y XII, la destrucción de las tierras, el incremento de la población y
el aumento de los rendimientos agrícolas generaron un excedente tanto de mano de obra
como de producción agrícola, que revirtió el desarrollo de las ciudades.
Surgió así una nueva clase de comerciantes y artesanos, llamada Burguesía que impulsó
el intercambio entre el campo y la ciudad, permitiendo la apertura de rutas comerciales
entre regiones alejadas. Estos hechos fueron decisivos para la expansión territorial de
los reinos cristianos y el desarrollo del comercio marítimo.
En esta etapa de la Edad Media uno de los hechos más destacados lo constituyó el ideal
religioso de defensa de los Santos Lugares (donde había vivido Cristo) conquistados por
los musulmanes, lo que se vio reflejado en la realización de una de las mayores
empresas de la cristiandad medieval: las cruzadas. Ellas sirvieron para aumentar los
límites del poder europeo, desarrollar el comercio mediterráneo y aliviar la presión
musulmana sobre el Imperio Bizantino.
Dentro de la expansión territorial de Europa se destaca la colonización de los alemanes
en el este del continente y el avance de la reconquista en España, empresas cuyo gran
sentido religioso propició el surgimiento de las órdenes de caballería.
En el siglo XII las monarquías europeas empezaron a imponer su autoridad sobre los
señores feudales, para lo cual se aliaron con la burguesía de las ciudades.
Los estados instituyeron nuevas organizaciones políticas, llamadas cortes o
parlamentos, que aprobaban las leyes e impuestos que debían aplicarse en todo el
territorio de los respectivos reinos.
Durante el reinado de Felipe II Augusto, en Francia se desarrolló una política de
centralización y expansión de la Corona hacia los ducados , estado gobernado por un
Duque . En Inglaterra, en tanto, se redactó la Carta Magna, primera expresión de las
bases institucionales por las que el poder inglés quedó regulado y sometido a las
cámaras parlamentarias.
Durante la segunda mitad del siglo XII, el emperador alemán Federico I Barbarroja
impuso su poder sobre el papado de Roma; pero a finales del siglo el Papa Inocencio III
logró imponer el poder de la iglesia sobre todos los reinos cristianos.
A lo largo del siglo XIV tuvo lugar una profunda crisis económica, social y espiritual,
detonada por factores como el aumento demográfico, las revueltas campesinas contra
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los señores, la guerra de los Cien Años entre Francia e Inglaterra, la gran epidemia de la
peste, y la división de la Iglesia católica conocida como Gran Cisma, cuando había
simultáneamente dos o tres papas rivales.
El debilitamiento del sistema feudal y la estructura gremial repercutió en una mayor
libertad comercial, que poco a poco dio paso a la conformación del sistema económico
capitalista.
La caída de Constantinopla en poder de los turcos otomanos en el año 1453 significó el
cierre de las actividades comerciales con el Mediterráneo oriental, por lo que la
burguesía europea tuvo que buscar nuevas rutas comerciales hacia el oeste, fomentando
así el desarrollo de las técnicas de navegación que posteriormente facilitarían los
grandes descubrimientos geográficos.
En la Edad Media los poderes centrales perdieron toda autoridad y la administración
burocrática .
La Burocracia en ese entonces era una clase social dominante formada por los
funcionarios públicos la cual desapareció poco a poco y empezó a implantarse un nuevo
orden denominado feudalismo.
Este régimen era una institución antigua, y hasta el siglo XI llegó a ser el único sistema
social reconocido en Occidente. Se originó en el anhelo de seguridad y se generalizó
cuando muchas personas se sometieron a quien los podía proteger mejor. A estos
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defensores se les llamó señores, mientras que quienes se encomendaban a su protección
se les denominó vasallos. Entre ambos se estableció una especie de contrato que
estipulaba la protección de parte del señor, a cambio de la fidelidad y la realización de
ciertas tareas por el vasallo.
El feudalismo reconocía dos valores esenciales: el hombre y la tierra; pues en países
casi exclusivamente agrícolas la tierra constituía el mayor de los bienes. De hecho los
propietarios, al encomendarse a un señor, solicitaban protección no solo personal sino
también de sus tierras, por lo que era frecuente que donaran dichos bienes, pero
conservaran su usufructo es decir su explotación.
El elemento principal de este régimen fue el beneficio o feudo, que, como dijimos, era
la entrega de tierras por parte de los reyes y señores a cambio de la fidelidad y
prestación militar y personal del vasallo. Este contrato se suscribía durante la
realización de un acto de gran solemnidad, que se dividía en tres etapas:
Donde el vasallo se arrodillaba con la cabeza descubierta y sin armas, y colocaba sus
manos juntas entre las manos del señor. Luego pronunciaba la frase: “Señor, yo seré
vuestro hombre”.
Que consistía en un juramento de fidelidad. El vasallo colocaba sus manos sobre las
Sagradas Escrituras o alguna reliquia.
Donde el señor investía al vasallo del feudo y le entregaba algún objeto que simbolizaba
la tierra, como por ejemplo una rama o un terrón.
Mediante el homenaje y la investidura quedaban establecidas obligaciones recíprocas,
dentro de las cuales el vasallo debía cumplir con la de ayuda y consejo. La ayuda era el
servicio militar o de hueste, donde el vasallo debía presentarse con armadura y caballo y
mantenerse por sus propios medios. Como un señor feudal contaba con muchos
vasallos, se aseguraba las fuerzas armadas necesarias para proteger sus bienes.
Posteriormente, el servicio militar se limitó a solo cuarenta días al año; entonces el
vasallo debía prestar ayuda pecuniaria (en dinero efectivo), que podía utilizarse en
distintas circunstancias, tales como para pagar el rescate del señor caído prisionero o
para el matrimonio de la hija mayor.
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El consejo, en tanto, comprendía principalmente servirle en los pleitos como juez.
Además de tierras, con el tiempo también fueron entregados en feudo toda clase de
funciones y derechos públicos, por lo que el poder efectivo del señor feudal era bastante
limitado, ya que solo ejercía autoridad sobre sus dominios y los vasallos inmediatos.
La Edad Media fue una época donde la sociedad se caracterizó por la gran desigualdad
de clases. Solamente había un grupo reducido de personas que eran libres; el resto se
encontraba sometido y no podía abandonar la tierra donde había nacido, sistema que se
conoció como servidumbre.
Las clases sociales eran tres: la nobleza, el clero y la población campesina. El primer
grupo o nobleza lo constituía el rey, el señor y sus vasallos. Estaba constituida en su
mayoría por personas de origen franco o germánico.
El segundo grupo, o clero. Además de las funciones religiosas, tuvo un papel
trascendental en la sociedad y la cultura, debido a que sus miembros recibían una
instrucción superior que les capacitaba para dirigir la sociedad. Un aspecto interesante
de la constitución clerical del medioevo es que, si bien a menudo se conformaba con
nobles, no excluía que humildes campesinos pudieran también ordenarse sacerdotes.
El tercer grupo, o población campesina, era la base de la pirámide social. Sus
integrantes salvo unos pocos que habían permanecido libres dependían de algún señor,
ya fuera por nacimiento o por herencia. El campesino o siervo no era dueño de su
persona, pues formaba parte de la gleba o tierra, y no podía abandonarla sin el
consentimiento del señor. Tal vez su mayor ventaja era la de no poder ser arrancado de
la hacienda, pues estaba unido a ella prácticamente como arrendatario perpetuo.
Entre los siglos XIII y XIV se produjo un aumento considerable de actividad, que dio
como resultado un mayor aprovechamiento de la industria y el comercio.
La Industria en la Edad Media se caracterizó por las asociaciones de artesanos o
gremios, a los que debían pertenecer los obreros para poder ejercer su oficio. Esta
organización era además una sociedad de socorros mutuos, que protegía a los huérfanos
y personas que por su edad quedaban incapacitados de trabajar.
Era desempeñado por los traficantes, cuyo oficio era el más peligroso de todos, ya que
con frecuencia eran víctimas de bandoleros que robaban a mano armada las mercaderías
y apresaban al comerciante para cobrar por su rescate. A esto se sumaba el pago de
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derechos que debían pagar por sus productos durante el trayecto, los que no eran pocos
si se consideraba el cobro de entrada, de salida, en cada señorío, en cada ciudad y en
cada puente.
Dadas las difíciles condiciones de comunicación, era imprescindible durante la Edad
Media abastecerse de productos para un largo período de tiempo. De aquí la importancia
de las ferias. Estas se formaban cuando comerciantes procedentes de distintos países se
reunían en fecha fija en ciertos puntos llevando gran cantidad de mercaderías, y
atrayendo a miles de compradores que no solo se acercaban con el objeto de comprar
sino también para divertirse con las presentaciones de acróbatas y titiriteros.
Las habitantes medievales vivían prácticamente encerradas en las ciudades, debido a
que se construían entre murallas para evitar peligros de ataques. Las calles estaban mal
diseñadas, porque nadie se preocupaba de su alineamiento y cada cual construía su casa
como mejor le pareciera. Por lo general eran sucias, ya que la única alcantarilla o
desagüe era un arroyo en medio de la calle, por donde corría la sangre de los animales
que mataba el carnicero y al que se echaba todo tipo de basuras. Tampoco contaban con
iluminación, y para salir de noche había que llevar una antorcha o lámpara.
Como consecuencia de la forma como se edificaban las casas una sobre otra y la falta
de higiene, las poblaciones se encontraban siempre expuestas a los incendios y la
propagación de enfermedades. Así, no era poco frecuente que cuando una vivienda se
incendiaba, el fuego se extendiera por el barrio entero.
Cuando la peste o los incendios azotaban las poblaciones, las víctimas se contaban por
millares. En el año 1418, entre los meses de septiembre y diciembre, una terrible
epidemia ataco a París, falleciendo más de cien mil personas. Sin embargo, a partir del
siglo XIII la urbanización de las poblaciones empezó a mejorar, y en Francia Felipe
Augusto hizo cercar los cementerios, empedrar las calles y edificar fuentes para
distribuir el agua de manantial proveniente de colinas cercanas. Poco a poco las casas de
madera fueron sustituidas por casas de piedra, con lo que también comenzó a
introducirse el lujo en castillos y poblaciones.
Uno de los acontecimientos más relevantes de la época medieval es la organización del
Papado que era el Gobierno de la Iglesia). En ese período los papas lograron varios
cambios destacados, entre los que se cuentan la independencia de la Iglesia de la
monarquía, y el intento de los papas de transformarse en autoridades políticas
universales, para gobernar igual que los reyes y emperadores.
En la sociedad el clero desempeñó un papel primordial frente a la anarquía social
existente, imponiendo el principio del orden, prestando ayuda a los débiles y
conservando los restos de civilización.
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En la Edad Media los países cristianos se encontraban divididos en diócesis, cada una
de ellas dirigida por un obispo.
Los obispos, sacerdotes y párrocos vivían entre los fieles, y se les denominaba secular o
seglares porque pertenecían a la sociedad. Junto a este clero secular existía otro, cuyos
miembros se sometían a un estilo de vida con estrictas reglas que limitaban toda su
existencia. Eran los llamados regulares o monjes, quienes habitaban los monasterios o
abadías, y cuya agrupación se conocía como orden. La de los benedictinos era la más
antigua, y la regla de su fundador San Benito sirvió de modelo a los demás fundadores
de órdenes.
Los benedictinos debían cumplir compromisos esenciales, como la obediencia, la
pobreza y el trabajo. Su labor intelectual fue bastante destacada, por cuanto diariamente
consagraban dos horas a leer y escribir, siendo la base del saber medieval. Los
franciscanos predicaron el ideal de pobreza y humildad, mientras que los dominicos se
ocuparon principalmente de la enseñanza y el estudio teológico en las universidades.
Todos los libros y textos que se conservan de la literatura latina proceden de los
manuscritos copiados por los regulares, así como también las crónicas que nos cuentan
sobre cómo era la vida en la Edad Media.
La enseñanza durante el Medioevo se dictaba en latín y era gratuita.
Estaba exclusivamente en manos del clero, tanto de los sacerdotes en las parroquias
como de los monjes en las abadías.
Las escuelas estaban abiertas a todo el mundo y gracias a ello fue que personas de muy
baja condición económica pudieron educarse y aprender materias como gramática,
retórica, teología, dialéctica, aritmética, astronomía y música.
A finales del siglo XII surgieron las universidades, como consecuencia de la
evolución de las principales escuelas catedralicias. Las primeras universidades nacidas
fueron las de París, Bolonia, Montpellier y Salerno, centros que desde su origen se
especializaron en una determinada materia. París en teología, Bolonia en derecho y las
dos últimas en medicina.
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Se denominaron cruzadas a las expediciones que emprendieron los cristianos de Europa
occidental entre los siglos XI y XIII para rescatar a Jerusalén y el sepulcro de Cristo,
caídos en poder de los turcos.
Se les dio el nombre de cruzadas porque los hombres que tomaban parte en ellas
adoptaban como señal distintiva una cruz de tela roja cosida a sus vestidos.
La causa principal de las cruzadas fue la aparición en Oriente de un pueblo Musulmán
llamado turcos seldyúcidas, quienes luego de destruir el imperio árabe de Bagdad
atacaron el imperio bizantino y se tomaron el Asia Menor, dejando amenazada
Constantinopla.
En el año 1078 se apoderaron de Jerusalén, lugar que ya se encontraba en manos de los
musulmanes árabes, quienes habían respetado los lugares sagrados (como el Santo
Sepulcro de Cristo) y permitido las peregrinaciones de los cristianos. Los turcos
seldyúcidas o fanáticos persiguieron a los peregrinos e incluso los torturaron. Por esta
razón, Tierra Santa se convirtió en un lugar vedado para los cristianos, quienes no
pudieron acercarse a la tumba de Cristo.
Se realizaron ocho cruzadas, dos de las cuales fueron preparadas y dirigidas
exclusivamente por señores; las otras seis se convirtieron en verdaderas expediciones
reales.
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Decidida en el concilio de Clermont por el Papa Urbano II, dio como resultado la
conquista de Jerusalén y la creación de un reino francés en Palestina.
se emprendió para auxiliar a los franceses de Palestina amenazados en Jerusalén. Dio
como resultado el inútil asedio de Damasco.
Fue provocada por la toma de Jerusalén por el sultán egipcio Saladino.
Fue organizada por los señores franceses y venecianos, dando como resultado la toma
de Constantinopla, la destrucción del imperio griego y la creación de un imperio latino
que duró casi medio siglo.
Dirigida por el señor francés Juan de Brienne y el rey de Hungría. No dio ningún
resultado.
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Tuvo la particularidad de que el jefe de la expedición estaba excomulgado, y en vez de
atacar a los musulmanes negoció con ellos, obteniendo que los peregrinos pudiesen
visitar Jerusalén.
Tenía por objetivo Egipto, centro de un poderoso estado musulmán, pero los cruzados
fueron sorprendidos por una crecida del Nilo, diezmados por una epidemia y atacados
por los musulmanes, por lo que debieron rendirse.
También llamada cruzada de Túnez, terminó con la muerte de Luis de Francia (más
tarde San Luis), víctima de la peste.
Sin duda uno de los personajes que más nos recuerdan la Edad Media son
los caballeros. Esta condición nació hacia el siglo XII, cuando la Iglesia intervino
tratando de moderar el salvajismo de los señores, lo que dio origen a la ceremonia de
entrega de armas que investían al joven como caballero, con el carácter moral y
religioso que le faltaba.
El futuro caballero debía realizar una serie de rituales previos, como el ayuno, oración
en la iglesia durante una noche, la ceremonia de vigilia de armas, la confesión y la
comunión.
Durante su permanencia en la iglesia se le hablaba sobre los deberes (honradez y
protección) que debía cumplir, y las distintas piezas de su armadura se colocaban sobre
el altar, donde eran bendecidas. Posteriormente, antes de colocarse la armadura, el
futuro caballero juraba delante de su padrino cumplir los deberes que el sacerdote había
enunciado. El padrino tocaba el hombro de su ahijado con su espada diciéndole: “En el
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nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te armo caballero”. La caballería
desarrolló el sentimiento del honor y creó, con el respeto y el culto a la mujer, lo que se
denominó cortesía, que sin embargo llegó a ser un privilegio de ciertas personas
escogidas.
Entre los caballeros famosos destacó Ricardo Corazón de León, quien para vengar la
derrota y matanza de una parte de sus tropas, hizo sacar los ojos a quince caballeros
franceses y los envió donde Felipe Augusto con otro a quien había dejado
La Edad Media se Caracterizó por ser una etapa de frecuentes guerras e invasiones la
cual se caracterizó por los siguientes aspectos:
Por tener un sistema de gobierno feudal
Se consolido y se extendió el cristianismo y las cruzadas
Se crearon los fundamentos de las nuevas naciones europeas
Surgieron las grandes ciudades y civilizaciones.
Fue evolucionando la Burguesía
Tras el brillo de los siglos XI, XII y XIII, la Baja Edad Media vivirá durante el siglo
XIV su periodo de mayor crisis de la que Europa tardará tiempo en recuperarse y que,
de alguna manera, abocará a una renovación de puntos de vista sobre el hombre y la
vida que conducirán al renacimiento.
En efecto, este siglo XIV traerá a Europa todo tipo de calamidades, como conflictos
bélicos constantes y especialmente la epidemia de la Peste Negra que asoló gran parte
de Europa a mitad de siglo y que según diversos historiadores acabó con la vida de la
mitad de la población.