Cástulo fue una importante ciudad ibera y luego romana ubicada en la provincia española de Jaén. La ciudad tuvo su origen en el Neolítico y fue un centro metalúrgico clave durante la Edad de Bronce. En la época ibérica, Cástulo se convirtió en la capital de la región de Oretania y contó con murallas, acuñación de moneda y alianzas con Cartago. Durante el período romano, la ciudad continuó siendo un importante asentamiento en la región.
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Cástulo
Bien de Interés Cultural
Patrimonio Histórico de España
Declaración Decreto 103/1985, de 25 de junio de 1985
Decreto 90/2012, de 17 de abril de 2012
Figura de protección Monumento nacional,
Zona arqueológica
Coordenadas 38°02′09″N 3°37′25″O38.03583, -3.62361
Ubicación Linares, Lupión, Torreblascopedro
Construcción Época ibérica–Época medieval
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Cástulo (del latín Castulo, y éste del ibero Kastilo; en griego clásico
Κασταλῶν, Kastalón) es el nombre de una antigua e importante ciudad
ibera, capital de la Oretania. Sus ruinas se ubican en el el municipio
español de Linares, a unos 5 km al sur de su núcleo urbano. Su acceso se
realiza a través de un desvío debidamente señalizado en la carretera JA-
4102 (Linares-Torreblascopedro). En sus inmediaciones se erige en la
actualidad un Centro de Interpretación para la recepción de visitantes, junto
con un aparcamiento.
Localización
La ciudad iberorromana de Cástulo se encuentra localizada en el Alto
Guadalquivir, en las estribaciones de Sierra Morena, configurándose como
nexo de unión con la meseta peninsular. Plinio el Viejo la utiliza como
marca para definir parte de las dimensiones de Hispania.3 4
Se emplaza en
una de las terrazas de la margen izquierda del río Guadalimar, habiéndose
estudiado vestigios del asentamiento tanto en las laderas como en una
meseta amurallada ubicada en los cerros de Plaza de Armas y de La Muela,
a unos 300 metros sobre el nivel del mar, controlando un ámbito visual
extenso que domina la vega del río.
Historia
Una de las características que definen el territorio de Cástulo es su
ocupación ininterrumpida desde finales del III milenio a. C. hasta el siglo
XV, momento en el que se abandona la ciudad, produciéndose la ruptura de
una continuidad urbana que ha favorecido la conservación de los valores
patrimoniales hasta la actualidad.
Origen
Los orígenes del asentamiento se remontan al Neolítico Final, periodo en el
que se desarrollaron sociedades aldeanas ligadas a una economía agraria
incipiente (Cultura de los Silos) y que se constatan en los estratos
arqueológicos inferiores de la ciudad iberorromana. Los momentos previos
al Neolítico se documentan en los alrededores de la meseta, pudiendo
adscribirse al Paleolítico Medio.
No será hasta el II milenio a. C., durante la Edad del Bronce Medio, cuando
el espacio de Cástulo aparece como un centro destacado en toda la región
de Sierra Morena, ligado a la explotación minera de sus ricos filones y a la
actividad metalúrgica del cobre, el plomo y la plata. Las investigaciones
recientes sobre los orígenes de la metalurgia en las estribaciones
meridionales de Sierra Morena han revalorizado el papel de Cástulo como
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centro capital de la región desde un momento temprano, en el que se
detectan contactos culturales con las comunidades metalúrgicas del sureste
(cultura argárica), a la vez que se producen cambios importantes en la
organización social, relacionados con la especialización de la actividad
minera.
El Bronce Final está bien documentado en el territorio de Cástulo, a través
del poblado de La Muela. Éste se extiende desde la ladera suroriental del
cerro del mismo nombre hasta la margen derecha del río Guadalimar,
coincidiendo con la línea del ferrocarril, y constituye un espacio abierto al
río en el que se localizan diferentes lugares de habitación entre los que
destaca el denominado templo-palacio de La Muela, edificio de los siglos
VIII-VI a. C. que podría identificarse con un palacio aristocrático, lo que
nos habla ya de una gran complejidad social. Esta etapa del Bronce Final
muestra a Cástulo como un centro avanzado en la periferia de la
denominada clásicamente como cultura tartésica, que ejerce como receptor
primario de los intereses mineros griegos y fenicios en el Alto
Guadalquivir.
Etapa ibérica
La quiebra de estas relaciones con el Bajo Guadalquivir en el siglo VI a. C.,
junto con la introducción de la tecnología del hierro frente a la del bronce,
origina la aparición de la cultura ibérica regional. En los siglos VII y VI a.
C. surge una aristocracia local que, una vez consolidada, protagonizará un
proceso histórico propio expresado en cambios en el patrón de
asentamiento y en el modelo urbanístico. Es en este momento cuando el
poblado de La Muela se traslada a la cima del cerro homónimo, dando
origen al emplazamiento histórico de la ciudad, surgiendo el oppidum * de
Cástulo, un recinto amurallado adaptado a los contornos de la meseta. La
visión actual de la murallas se caracteriza por la impronta de
remodelaciones posteriores a la etapa ibérica; el lienzo conservado en la
cima del cerro y en la ladera norte fue excavado parcialmente en la década
de 1970, evidenciando la realización de derribos de anteriores
fortificaciones y conservándose una potencia de 1,5 metros, con aparejo de
bloques de piedra desbastada y trabada con barro, quedando reforzada la
estructura con bastiones cuadrangulares en los puntos de inflexión del
trazado.
• (Oppidum – aclaraciones del término-
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Murus gallicus en Bibracte.
Bibracte, Puerta Rebout.
Contrebia Leucade, en La Rioja, España. Detalle de la muuralla y el foso celtíberos.
Un oppidum (en plural oppida) es un término genérico en latín que designa un lugar
elevado, una colina o meseta, cuyas defensas naturales se han visto reforzadas por la
intervención del hombre. Los oppida se establecían, generalmente, para el dominio de
tierras aptas para el cultivo o como refugio fortificado que podía tener partes
habitables.
Los oppida son conocidos gracias a las descripciones hechas por Julio César en De Bello
Gallico. Sus muros son de tierra y piedras, reforzados con unas traviesas de madera
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unidas perpendicularmente por unas largas clavijas de hierro (20 a 30 cm.). Este tipo
de muro característico de los oppida galos se denomina murus gallicus.
El nombre de oppidum se utiliza, genéricamente, para designar lugares de diferente
amplitud, que pueden ir desde 1 ó 2 hasta varias centenas de hectáreas: el recinto del
oppidum de Manching, cercano a Ingolstadt en Baviera (Alemania) abarca hasta 350
hectáreas. Los lugares conocidos con este nombre pudieron ser utilizados desde
principios de la primera Edad de Hierro hasta el siglo I.
Función de los oppida
En el continente y, particularmente, en Galia, algunos oppida pueden ser considerados
como las primeras formas de "aldeas" o como centros "proto-urbanos" de la Europa
bárbara, dando lugar a la denominación de civilización de los oppida, para designar la
realidad socio-económica que predominaba antes de la guerra de las Galias. Las
dificultades para conocer su función son varias: en primer lugar no se conocen las
infraestructuras de todos los oppida existentes, sólo la de aquellos que la arqueología
nos permite entrever. Por otra parte, la opinión de los arqueólogos también es
divergente en cuanto a la importancia exacta que esos lugares pudieron tener durante
la civilización céltica y, particularmente, en la civilización gala que precedió a la
conquista romana.
Como lo demuestran los documentos acerca de los lugares de Manching acerca de los
oppida que se hallan sobre un monte de Luxemburgo (Tielberg), o en Bibracte (en el
monte Beuvray de Francia) se sabe que los oppida más importantes, repartidos
regularmente y en gran número, fueron construidos, lo más tarde, a partir del siglo II
antes de la era cristiana.
La organización de algunos oppida durante el período final de La Téne pudo
aproximarse, en cierta medida, al modelo de las ciudades arcaicas del mundo clásico.
Parece que, en su origen, el desarrollo particular de alguno de estos lugares pudo estar
ligado a la existencia de un lugar de culto importante (Entremont, en el norte de Aix-
en-Provence) o la Alesia de los mandubios.
Según Stéphane Fichtl (Les peuples gaulois, París, 2004) el término de civitas utilizado
por Julio César en sus Commentarios, pudo corresponder, en determinados casos, a
una realidad política en el centro de la cual el oppidum, verdadera capital, pudo
concentrar el poder político de un pueblo o de una federación de pueblos sobre sus
clientes y dentro de un territorio delimitado: la mejor ilustración de esta hipótesis es el
ejemplo de los eduos cuya magistratura suprema, los vergobretos, se ejercía en el
interior de este territorio.
Las concentraciones de importaciones mediterráneas descubiertas en muchos oppida
han revelado la importancia que algunas de estas plazas fuertes tuvieron en las redes
comerciales que unían el mundo bárbaro con el mundo mediterráneo, mucho antes
del período lateniano.
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Algunos de estos oppida pudieron jugar, efectivamente, un mayor papel político en la
época de los principados celtas del principio de la Edad de Hierro, permitiendo a una
aristocracia local el control de las fronteras y ejercer su poder sobre un territorio que
podía abarcar hasta 80 km. de diámetro (como en el caso de Hohenasperg, en
Alemania, cf. Patrice Brun, Princes et princesses de la Celtique, París, 2000).
El oppidum de Mont Lassois, en Côte-d'Or y que fue descubierto al mismo tiempo que
se descubrió la principesca Tumba de Vix, es un ejemplo de estas fortalezas
construidas a finales del período de Hallstatt.
Tipología
Existen muchas formas de murallas oppida, pero predominan dos grandes categorías:
los “espolones cerrados” y las murallas o recintos cerrados.
Los espolones cerrados pueden ser de diferentes tipos:
• los meandros barrados (ex. Besançon), o el meandro de una costa, de un río…
cerrados por una presa. Durante la Tena Final, un embalse se construía
alrededor del oppidum (esto revela una utilidad puramente simbólica, la
separación pueblo/campo, en ningún caso militar).
• las confluencias cerradas, en las que el pueblo se sitúa entre las dos corrientes
de agua que se unen; el embalse protege la abertura del oppidum.
• los bordes de un acantilado, el embalse protege, de la misma manera que en
las anteriores, la abertura del pueblo. Sin embargo, siempre durante la Tena
Final, se observa, asimismo, un foso que rodea este tipo de murallas. Éstas
tienen, todavía, una función simbólica.
Los fosos (ejem. Mont Beuvray, o Bibracte, del tiempo de Julio César), no tienen
formas diferentes. Una muralla rodea la aldea, situada sobre un monte o una colina, la
construcción de la misma no tiene en cuenta la topografía del terreno (ejem.
Donneberg).
Se puede deducir, por tanto, que los oppida tienen dos grandes tipos de murallas. Lo
que distingue los oppida de la Téne Final de aquellos otros que datan de uno ó dos
siglos anteriores es que las murallas son perpendiculares a las curvas del terreno y que
aparecen los fosos. El objetivo no es crear un espacio militar, sino un espacio urbano.
Ejemplos
• Opidum de Iruña-Veleia, Álava, España
• Cerro de la Plaza de Armas de Puente Tablas, Jaén, España
• Oppidum Noega, Gijón, España
• Mesa de Miranda, Ávila, España
• Castro de Ulaca, Ávila, España
• Castro de las Cogotas, Ávila, España
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• Contrebia Leucade, La Rioja, España
• Bibracte (Mont Beuvray), Francia
• Salon-de-Provence, Francia
• Oppidum d'Ensérune, Francia
• Manching, Alemania
• Alcimoennis, Alemania
• Stradonice, Bohemia
• Óbidos, Portugal
• Basel-Münsterhügel, Suiza
• Traprain Law, Escocia )
Intramuros, el sitio constituye en este momento histórico el principal
núcleo de población de la Oretania, siendo el oppidum indígena más
extenso de la Península, contando con ceca donde acuñaba moneda propia.1
Varios son los testimonios clásicos que hacen referencia a la ciudad y sus
más ínclitos personajes, destacando el protagonismo de Cástulo en la
Segunda Guerra Púnica como aliada de Cartago, estableciéndose alianzas
matrimoniales entre ambas sociedades, como el matrimonio de Aníbal con
la princesa indígena Himilce, según narran las crónicas.
No obstante, el conocimiento arqueológico de este período no está aún
completo, conociéndose de forma aislada gracias a los restos localizados
bajo las construcciones romanas. Sólo a través del mundo funerario la
cultura ibérica en Cástulo se encuentra mejor estudiada. Las excavaciones
en las necrópolis de Casa Blanca, Baños de La Muela, Los Patos, Estacar
de Luciano, Cerrillo de los Gordos, Los Higuerones, Puerta Norte, Molino
de Caldona y Estacar de Robarinas han completado el estudio de las
prácticas funerarias ibéricas en Cástulo, desde el siglo IV a. C. hasta el I d.
C., observándose una pervivencia del rito de incineración hasta mediados
de este siglo I, cuando empiezan a documentarse las primeras
inhumaciones. Las tumbas suelen encontrarse agrupadas en torno a una
principal, en la que el ajuar suele destacar por la presencia de objetos
exóticos, que actúan como elemento de prestigio, lo que se interpreta como
una extrapolación al mundo funerario de las relaciones de dependencia
clientelar mantenidas en vida en el seno de los grupos aristocráticos.
Etapa romana
9. 9
Semis acuñado en Cástulo
Las relaciones con Cartago se rompen en el momento en que la aristocracia
local suscribe un pacto con Escipión, en representación de la República
romana, en los últimos años del siglo III a. C. Desde entonces, la ciudad
adquiere la condición de libre e inmune, pudiendo mantener las
instituciones de gobierno tradicionales a cambio de la admisión de una
guarnición romana, y de la eventual aportación de tropas. Comienza aquí el
proceso de romanización de la ciudad, que culmina probablemente en
época imperial, cuando Cástulo se convierte en municipio de derecho
latino. De esta fase se conservan en superficie vestigios de algunas de las
grandes obras públicas que se realizaron. En el extremo noroccidental del
cerro de La Muela se observan los depósitos principales de distribución de
agua a la ciudad, que llegaba a través de un acueducto del que todavía se
aprecian sus pilares al norte de las murallas. Al sur de estas cisternas se
distingue una hondonada semicircular, acotada en un lado por machones de
mortero, que debió ser el asiento de las gradas del teatro. Desde el actual
Cortijo de Santa Eufemia en dirección al castillo, el espacio se salpica de
puntos de distribución del caudal de agua a las distintas zonas de la ciudad.
Otro espacio a destacar en la impronta romana de la ciudad es la
denominada villa urbana del Olivar, ubicada en el espacio central y hacia el
este de la meseta amurallada. Consta de una serie de habitaciones de época
altoimperial, posiblemente de uso público, relacionadas con unas termas,
entre las que destacan el hipocaustum y varios patios de distribución, uno
de ellos con una fuente central que conserva el pavimento original de opus
spicatum.
Estas instalaciones de la villa urbana del Olivar fueron utilizadas hasta
época tardorromana, cuando se realizaron una serie de remodelaciones
especialmente visibles que introdujeron distintas estancias absidadas, que
parecen implicar una transformación de la villa como extremo oriental del
foro de la ciudad, posiblemente asociado a necesidades religiosas. En este
momento se observa cómo la ciudad ya ha comenzado a despoblarse,
iniciándose su abandono, siendo muestra de ello la aparición de
inhumaciones intramuros sobre estratos de los siglos I y II.
Fuera de la meseta, la ocupación romana del territorio de Cástulo no se ciñe
exclusivamente a la captación de agua o al área de necrópolis, siendo
patente en lugares como Torrubia, donde se sitúa una importante villa
romana localizada junto a lo que parecen los restos de la Vía Augusta, eje
de comunicación principal de la Hispania romana y que unía la ciudad con
el Bajo Guadalquivir y el noreste de la península.
10. 10
Etapa medieval
El abandono del cerro de La Muela queda patente a partir del período
islámico, durante el cual sólo se conocen restos aislados sobre el lugar de la
ciudad romana, situándose un núcleo de población en el cerro de Plaza de
Armas, donde se erige una fortaleza, el denominado castillo de Santa
Eufemia. De este contexto temporal, cuando el sitio de Cástulo aparece
reflejado en las fuentes como Qastuluna, sólo se conserva visible la torre
central de la fortaleza, de planta rectangular y construida en argamasa, así
como algunos fragmentos del lienzo de la muralla exterior, del que se
conservan los restos de seis torres.
De la etapa de ocupación de la Qastuluna islámica destaca un sitio
localizado al norte de la zona arqueológica, en el paraje del Fontanar,
ocupación que según el conocimiento arqueológico actual podría traducirse
en el núcleo urbano más importante de esta época, con evidencias que se
inician en época emiral.
En el siglo XIII Cástulo fue conquistada por Fernando III el Santo durante
la campaña de Baeza, pasando a formar parte del concejo de esta ciudad,
hasta que a mediados del siglo XIV pasó a la jurisdicción de Linares.
Etapa moderna
Durante el siglo XV se procedió a la demolición de las defensas del castillo
de Santa Eufemia y de los restos de edificios que aún quedaban en pie para
que no sirvieran como refugio de bandidos y salteadores de caminos, y se
hicieron dos intentos fallidos por repoblar el lugar, que quedó
definitivamente abandonado. Poco tiempo después se erigió la ermita de
Santa Eufemia, que permaneció en pie hasta el siglo XVIII, cuando las
tierras de Cástulo fueron repartidas entre varios vecinos de Linares, siendo
hoy imperceptible el rastro de dicha ermita.
Etapa contemporánea
Los siglos XIX y XX muestran la ciudad y su territorio adscritos a un
espacio rural, en el que se ubican cortijos y caseríos dispersos que integran
elementos reutilizados de Cástulo, constituyendo inmuebles de evidente
valor arqueológico y entre los que destacan ejemplos como el Cortijo del
Álamo.
Investigación y excavación
Cástulo aparece mencionada en el el Diccionario de Pascual Madoz:
11. 11
Una ciudad tan poderosa y célebre se halla reducida hoy al cortijo de
Cazlona, residuo de su antiguo nombre. El Ilm. Sr. D. Francisco Pérez
Bayer visitó este sitio, en el viaje que hizo a Andalucía hacia 1782, y dice:
que a la derecha del río Guadalimar hay un molino que se llama de la
Caldona. Desde este molino comienza a elevarse un mediano collado y
como a un tiro de bala se divide en dos, que distan entre sí unos 100 pasos,
dejando en medio un pequeño arroyo (San Ambrosio). En el collado de la
derecha se eleva una gran torre de hormigón y alrededor hay otras dos
torres y ruinas y cimientos de otras que muestran haber habido allí recinto
de ciudad o fortaleza. En el collado de la izquierda hay una ermita de Santa
Eufemia, bastante capaz, con su atrio y una pequeña hospedería. Toda esta
ermita por dentro y fuera y el atrio están encastrados de inscripciones
romanas y en la circunferencia de la ermita hay una selva de trozos de
columnas y capiteles, festones y volutas de varios órdenes, lisas, estriadas
de varios bustos y tamaños... Restos de un antiguo esplendor que incluso en
nuestros días han desaparecido.
Mosaico de las cuatro estaciones, descubierto en 2012.
Las investigaciones, prospecciones y excavaciones llevadas a cabo en el
yacimiento se desarrollaron ininterrumpidamente desde 1969 hasta 1983
(destacando los trabajos de José María Blázquez), y después más
esporádicamente, hasta 1991, fecha en que cesaron por cuestiones
administrativas ajenas al proceso de investigación. A partir del año 2011,
con la creación del Conjunto Arqueológico de Cástulo, y a través del
proyecto de investigación Forum MMX, se han retomado las excavaciones
arqueológicas que han sacado a la luz restos de edificaciones públicas,
concretamente un posible templo de época imperial del siglo II que cuenta
con un pavimento de mosaico en un gran estado de conservación, que
muestra escenas mitológicas como el juicio de Paris, el mito de la diosa
Selene y Endimión y alegorías de las cuatro estaciones así como muros
estucados con motivos geométricos. También se han hallado dos lucernas,
en la zona identificada como el mercado, que presentan el símbolo de la
menorá, lo cual podría indicar la existencia de una comunidad judía en
Cástulo durante esta etapa.
12. 12
Cástulo
Cástulo fue una importante ciudad íbera, capital de la región
de Oretania. Las ruinas de lo que fue aquel asentamiento se
encuentran a apenas 5 km. de Linares. Para llegar deberemos
seguir la JA-4102 dirección Torreblascopedro y estar atentos
a un desvío a la izquierda que se encuentra debidamente
indicado.
Centro de Interpretación de Cástulo.
La ocupación del lugar se inició 3000 a.C. estando basada en
la economía agraria del valle del Guadalimar. Algunos
agricultores se establecen en ciertos lugares dando lugar a la
llamada “Cultura de los Silos”.
Durante el Bronce Medio, Cástulo toma entidad e
importancia como conglomerado urbano, muy vinculada a los
yacimientos minerales de su área de influencia. Durante los
siglos X al VII a.C. Cástulo es considerado como un núcleo
13. 13
avanzado de la periferia de Tartessos, por lo que tanto griegos
como fenicios ponen su punto de mira en la ciudad.
Muralla norte.
En el periodo ibérico, Cástulo es considerado como uno de los
oppidum –fortalezas elevadas y urbanizadas- más
importantes de Andalucía. Fueron los tiempos de la
capitalidad de la Oretania. Se fundó moneda propia como
ciudad íbera. Oretania expandió sus límites hasta Ciudad
Real por el norte, Málaga por el sur, Gibraltar por el oeste y
Cartagena por el este. En el 208 a.C. y tras un año de guerra
la ciudad cae en manos de los cartagineses.
14. 14
Termas de la Villa del Olivar.
En el 206 a.C. Cástulo pierde esta capitalidad tras entregarse
al ejército de Publio Cornelio Escipión, que asedió la ciudad.
Desaparece de ese modo la Oretania, puesto que la región es
incorporada a la Tarraconensis romana. A pesar de perder la
capitalidad, Cástulo sigue siendo una ciudad –ahora romana-
muy importante.
Con el comienzo de la Segunda Guerra Púnica, Cástulo se
alía de primeras con Cartago, alianza sellada con el enlace
entre el cartaginés Aníbal y la castulonense Himilce. En
último instante Cástulo se alía con Roma, que sale
vencedora. Cástulo consigue con ello privilegios como la
explotación de los yacimientos de metal de la Sierra Morena
Oriental.
15. 15
Baldosas romanas en la villa.
La ciudad se adapta al modelo organizativo romano,
construye nuevos edificios y cuenta con un gran teatro,
posiblemente también tuvo un anfiteatro. De esta época son
buena parte de los restos que hoy en día podemos encontrar
en el yacimiento.
En época visigoda Cástulo posee una sede episcopal, que
queda interrumpida en el siglo VII, al trasladarse el obispado
a la pujante ciudad de Beatia –Baeza-. La ciudad de Cástulo
es literalmente desmontada para construir los nuevos
edificios de Baeza. Como muestra la estatua de Himilce que
remata la fuente en la plaza del Pópulo de la ciudad baezana.
Comienza la decadencia de la ciudad.
16. 16
Cisternas.
La llegada de los musulmanes a la Península Ibérica solo trae
más decadencia para Qastuluna, la próspera ciudad ibero-
romana no es más que unas casas dispersas protegidas por
una endeble muralla. Finalmente, coincidiendo con la
fundación de Bury al-Hamma -Baños de la Encina- la ciudad
queda totalmente apuntillada. A partir del siglo X, Cástulo no
aparece en ninguna fuente escrita, por lo que se supone que
hubo un traslado masivo de sus habitantes hacia poblaciones
vecinas.
17. 17
Torres almohade y cristiana.
Entre los siglos XI y XIII existe un renacimiento del núcleo de
la antigua Cástulo, propiciado por la posición estratégica
junto al río Guadalimar. De este periodo es el Castillo de
Santa Eufemia, del que hoy todavía perduran algunos restos.
En el siglo XIV Cástulo es abandonado definitivamente, las
ruinas sirven de cantera para las florecientes ciudades de
Baeza y Linares. Un siglo más tarde se ordena la demolición
de las murallas y restos de edificios que quedaban en pie.
Desaparece de ese modo una de las ciudades iberorromanas
más importantes.
18. 18
Presentación
José María Blázquez Martínez y M.ª Paz García-Gelabert
En el año 1851 Pascual Madoz escribía acerca de la
ciudad oretano-romana de Castulo, situada a 5 km. de
Linares, siguiendo la carretera que conduce hacia
Torreblascopedro: «Una ciudad tan poderosa y célebre se
halla reducida hoy al cortijo de Cazlona, residuo de su
antiguo nombre. El Ilm. Sr. D. Francisco Pérez Bayer
visitó este sitio, en el viaje que hizo a Andalucía hacia
1782, y dice: que a la derecha del río Guadalimar hay un
molino que se llama de la Caldona. Desde este molino
comienza a elevarse un mediano collado y como a un tiro
de bala se divide en dos, que distan entre sí unos 100
pasos, dejando en medio un pequeño arroyo (San
Ambrosio). En el collado de la derecha se eleva una gran
torre de hormigón y alrededor hay otras dos torres y
ruinas y cimientos de otras que muestran haber habido
allí recinto de ciudad o fortaleza. En el collado de la
izquierda hay una ermita de Santa Eufemia, bastante
capaz, con su atrio y una pequeña hospedería. Toda esta
ermita por dentro y fuera y el atrio están encastrados de
inscripciones romanas y en la circunferencia de la ermita
hay una selva de trozos de columnas y capiteles,
festones y volutas de varios órdenes, lisas, estriadas de
varios bustos y tamaños…». Restos de un antiguo
esplendor que incluso en nuestros días han desaparecido.
He ahí Castulo en el siglo XVIII. Pero Castulo fue
importantísimo centro neurálgico de un nudo de
comunicaciones. Contaba en su área de
aprovisionamiento con una tierra óptima, abundante en
puntos de agua, la vega del río Guadalimar. Y muy
fundamental, estaba situada en el corazón de una región
tradicionalmente minera, en la zona de Linares-La
Carolina-Santa Elena-Bailén, productora de hierro, cobre,
plomo y plata. Por tanto, por su situación geográfica,
llegó a ser uno de los principales núcleos de distribución
y aprovisionamiento de artículos materiales y difusión de
valores culturales.
19. 19
Las investigaciones, prospecciones y excavaciones
llevadas a cabo en el yacimiento, lo fueron
ininterrumpidamente desde 1969 hasta 1983, y después
más esporádicamente, hasta 1991, fecha en que cesaron
por cuestiones administrativas ajenas al proceso de
investigación.
Las prospecciones de superficie en las terrazas del
Guadalimar han aportado útiles líticos asignables al
Paleolítico Superior. Y fruto de las excavaciones
arqueológicas sistemáticas ha sido el aislar importantes
monumentos, muy destrozados por la labor esquilmadora
de los furtivos de todos los tiempos. Conjuntamente con
el análisis de los textos, ha llegado a conocerse una
parte de la historia de la ciudad, cuyo hábitat en el
Bronce Final estaba atomizado en pequeños núcleos. Uno
de ellos es el poblado orientalizante de la Muela,
extramuros al sur, de lo que después fue el oppidum
oretano, al pie del cerro del mismo nombre, cuyos
primeros estratos se datan en el s. VIII a. C. En la
pequeña porción excavada de lo que es una extensa y
compleja aldea, se han hallado, entre otros rasgos, un
taller de fundidores y un santuario, cuya conexión con la
civilización fenicia, por las características estructurales
formales, es clara. Santuario que pudo tener la función,
como lugar sagrado, de centro neutral de intercambio de
géneros, extraídos de la riqueza del subsuelo de la
región. Los alrededores del yacimiento, especialmente las
terrazas fluviales, situadas entre los cerros que ocupa la
ciudad antigua, y el río Guadalimar, han aportado, hasta
la fecha, un rico conjunto de materiales arqueológicos,
relacionados con la penetración de los influjos de la
colonización semítica hacia tierras del interior.
La presencia fenicia, tal vez a través de intermediarios
hispanos procedentes de la zona onubense, después la
cartaginesa, e indirectamente la de los comerciantes
griegos, produjo importantes transformaciones
económicas y sociales. El periodo orientalizante trazó las
bases de una sociedad urbana, la oretana, que se
desarrolló plenamente a partir de la segunda mitad del
20. 20
siglo V a. C. y sobre todo en el siglo IV a. C., hasta la
crisis producida por las conquistas cartaginesa y romana.
Esta fase ha sido estudiada a través de las necrópolis,
porque del oppidum oretano apenas hay algún que otro
cimiento bajo los de cuño romano. En los alrededores del
oppidum había al menos seis necrópolis, con la datación
indicada arriba. Debió producirse un considerable
aumento demográfico, generado por la riqueza que
proporcionaba el comercio, aumento reflejado en las
vastas necrópolis, parcialmente excavadas, y muy
expoliadas. Un núcleo denso se encuentra en la zona
oeste, separado del recinto de la ciudad por la vaguada
del arroyo de San Ambrosio. Y en esta área las
necrópolis, concretamente la del Estacar de Robarinas y
Los Patos, se levantaron en terrenos sacralizados desde
épocas pasadas, terrenos consagrado por ritos
ancestrales muy arcaicos, y no funerarios, siglo VIII a. C.
Sus huellas, en los estratos inferiores a los de
enterramiento oretano, consisten en numerosos restos
de fuegos, huesos de animales cremados, platos, fuentes
y cuencos modelados a mano, con las superficies
exteriores pintadas post-cocción, predominantemente
con pigmentos rojos, con a veces complicados diseños
geométricos. Los terrenos donde se asentaron las
tumbas oretanas del Estacar de Robarinas siglos más
tarde fueron reutilizados como cementerio romano.
Igualmente en la zona oeste se encuentra la necrópolis
de Molino de Caldona. Al este, a 300 m.
aproximadamente del oppidum, se localiza la necrópolis
de Baños de la Muela, aprovechándose para algunas
tumbas los paramentos de las viejas casas del Bronce
Final del poblado de la Muela. Cercana a esta necrópolis
se encuentra la de Casablanca. Y al noreste del recinto
amurallado se levantan varios túmulos principescos,
destacando entre ellos el denominado de los Higuerones.
Y finalmente hacia la misma orientación, un poco
desviada hacia el oeste la necrópolis del Estacar de
Luciano. En las necrópolis reseñadas hay una extensa
variedad de tumbas, desde las de cámara, pasando por
las tumulares rodeadas con empedrado tumular, hasta
las de cista, o simple depósito del resultado de la
21. 21
cremación en urnas que luego eran enterradas. Los
ajuares igualmente son diversos, siendo proporcionales,
en cuanto a grado de complejidad, a la de la
superestructura funeraria.
En el año 206 a. C. P. Cornelio Escipión se apoderó de
Castulo, sin que mediaran largos cercos o batallas. E
inmediatamente comenzó la explotación de las riquezas,
naturales de la zona, afluyendo rápidamente, entre
contingentes de itálico y romanos, ciertas cantidades de
publicanos, procedentes del sur de Italia para explotar
las minas. Durante la Baja República y Alto Imperio,
Castulo gozó de enorme prosperidad económica y social,
conocida a través de las monedas, de la epigrafía y de
los restos de edificios públicos. Es posible que, ya a partir
de César, Castulo poseyera una incipiente organización
político-administrativa. Plinio (NH, 3.25) designa a los
castulonenses como Caesa(i Iu)uvenales. Desde Augusto
la organización administrativa parece que está adaptada
al modelo romano, configurándose como municipio
latino. En cuanto a monumentos, Castulo pudo tener un
circo, o bien un anfiteatro, y con seguridad un teatro, -
sus ruinas se encuentran en superficie junto a la muralla
al norte-, en las proximidades de unos grandes depósitos
de agua pertenecientes a la infraestructura de
abastecimiento de agua a la ciudad. Poseía varios
complejo termales, anchas calzadas e importantes
puertas de acceso, al exterior de las cuales, o a los pies
de la muralla (ésta con base oretana, y alzado
bajoimperial), se levantaron necrópolis, o enterramientos
individuales, concretamente la llamada de la Puerta
Norte fue muy extensa. Un importante conjunto
recreativo es el llamado complejo arquitectónico del
Olivar, situado hacia el centro de la ciudad, cuya
excavación aún incompleta, ha sido la última llevada a
cabo por nosotros, año 1991. Consta el conjunto, hasta
el momento, de amplios patios y avenidas porticadas o
abiertas, pavimentadas con losas, termas, natatio,
letrinas subterráneas, y un complejo sistema de
hipocausta y conducciones de agua. En este conjunto se
hallaron cimientos oretanos y fases, que hacia arriba,
22. 22
llevan a la época augustea, y hacia abajo, hasta la época
visigoda.
La presencia visigoda en Castulo está bien atestiguada
por numerosas reutilizaciones de edificios privados y
públicos romanos, y por enterramientos. En una
necrópolis, situada en la zona alta de la ciudad, al norte,
se aprovecharon casas de época republicana, en cuyas
paredes aún podían verse estucos, y para construir los
sarcófagos emplearon piezas arquitectónicas del cercano
teatro. Otras necrópolis se hallan en las faldas de cerro
enfrentado a las murallas, al norte.
Y finalmente, durante la época de dominio de Hispania
por los musulmanes, en Castulo se instalaron algunos
grupos, aprovechando las casas existentes, a manera de
alquerías, y levantaron una fortaleza, de la cual
permanece un torreón, que dominaba la vega del
Guadalimar.
23. 23
ORETANOS
Los oretanos (en latín oretani) fueron un pueblo
prerromano que habitaron las tierras que van desde Sierra
Morena hasta la cuenca del Anas (actual Guadiana) (ver
artículo: Oretania), correspondiente a las actuales
provincias de Ciudad Real y noreste de Córdoba, oeste de
Albacete y al sur la provincia de de Jaén, más allá del
Saltus Castulonensis (era llamado así al antiguo limex o
frontera entre las provincias romanas de Hispania Citerior
e Hispania Ulterior).
Historia
La ciudad más grande de la Oretania era Cástulo. Sus gentes,
nativas de Sierra Morena y del borde de la meseta sur,
controlaban una zona con grandes poblaciones de más de 10
hectáreas de extensión como Sisapo (La Bienvenida), Lacurris
o Larcuris (Alarcos - Ciudad Real) o el Cerro de las Cabezas
(Valdepeñas), así como amplios territorios de penillanura y
sus vías de comunicación. Han pervivido algunos nombres de
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sus régulos o reyezuelos, como por ejemplo Orissón, único
guerrero que consiguió derrotar a los cartagineses en Heliké
con una curiosa estratagema (vease Muerte de Amílcar
Barca). Al menos en época tardía, pudieron estar bajo el
dominio de un único soberano, lo que explicaría el
matrimonio de Aníbal con la princesa oretana Himilce, hija
del rey de Cástulo, Mucro. La intensa iberización de los
oretanos se produce ya en época orientalizante, a juzgar por
sus cerámicas. Sus santuarios son los más ricos del mundo
ibérico. En Alarcos han aparecido estelas con figuras
zoomorfas y existía un arte de gran calidad al servicio de las
elites refinadas y poderosas, como lo indican las cerámicas,
los bronces y los mismos tesoros argénteos, tan frecuentes en
la zona de Sierra Morena. Y en Castellar (Jaén), han sido
hallados en el importante santuario de la Cueva de la Lobera
más de 3000 exvotos ibericos.
Pero el interés principal del mundo oretano se centra en su
papel intermediario en los procesos de transculturación
ocurridos en estas tierras por la transmisión de elementos
culturales y étnicos entre turdetanos, bastetanos,
contestanos, carpetanos, vetones, lusitanos y celtas. Si por
una parte explican su temprana y profunda iberización, por
otra se celtizaron intensamente. Así se explican algunas
confusiones históricas como:
• Que la ciudad de nombre céltico Miróbriga (cerca de
Capilla, Badajoz) sea considerada por Plinio el Viejo
como túrdula y por Ptolomeo en una ocasión turdetana
y en otra oretana
• La confusión entre dos Mentesas limítrofes, como son la
Oretana y la Bastetana)1 omitida y mencionada
respectivamente por Plinio y Ptolomeo, ambas con
topónimo de dos pueblos distintos, pero ubicados en la
Oretania, lo que ofrece otra muestra más del complejo
mosaico étnico de estas zonas.
• Lo mismo se deduce de la referencia de Plinio a que los
celtas de la Beturia, que corresponde a las mismas
tierras, procedían de celtíberos de Lusitania.
25. 25
• También existe cierta confusión con la ciudad de
Laminium, calificada por Ptolomeo como carpetana
cuando, independientemente de dónde se la sitúe, debió
ser oretana.
• Por último, Plinio denomina a la ciudad epónima como
Oretum Germanorum, lo que parece confirmar la
presencia de elementos célticos infiltrados por estas
zonas en épocas diversas aunque probablemente
tardías, a través del pastoreo, la minería, el empleo de
mercenarios y, finalmente, como clase dominante.
Yacimiento arqueológico de Oreto y Zuqueca, cerca de Granátula de Calatrava
A partir de esta situación se podría decir que existían dos
Oretanias:
• Una, al sur de Sierra Morena, de etnia íbera pura, con
capital en Cástulo.
• Otra, al norte, con más influencia de los Oretanos
Germanos (Oretani Germani), de influencia céltica.
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Sierra Morena, más que una frontera, era una línea
montañosa de encuentro que unía ambas etnias gracias a la
existencia de numerosos santuarios en sus proximidades que
obligaban a peregrinar a la zona. Las fuentes clásicas ya
diferenciaban dos Oretanias: Plinio el Viejo citaba: Oretani qui
et Germani cognominantur (N.uh. 3, 25, ya citado arriba).
Polibio también distinguía entre estas dos Oretanias,
haciendo referencia a unos oretanos ibéricos al sur de Sierra
Morena. Ptolomeo asimismo lo mencionaba hablando de una
Oretania Germánica al norte (2,6,58). Igualmente cabe
destacar que estos mismos autores clásicos han incluido el
territorio que comprendería la Oretania dentro de los pueblos
celtíberos, por ejemplo en este pasaje de Estrabón 3, 2.11:
Pasando la Idubeda se llega en seguida a la Celtiberia,
que es grande y desigual, siendo su mayor parte áspera
y bañada por ríos, ya que por esta región va el Anas
En este mismo pasaje se hace referencia a que dicho río nacía
en la Celtiberia (el río Anas, Guadiana), nace cerca de las
Lagunas de Ruidera.
Posidonio hacía igualmente referencia a que el río Anas y el
Tagus (Tajo) discurrían por Celtiberia:
Los Pirineos separarían Galia de Iberia y Celtiberia,
región por la que discurren el Anas y el Tagus (5, 35).
Aquí también se incluiría a los carpetanos como un pueblo
celtíbero. El historiador Gregorio Carrasco añade incluso que
los Oretanos podrían ser una parte importante de Celtiberia,
puesto que en la ya famosa cita de Plinio el Viejo hay algunos
elementos que tendrían que estudiarse más a fondo: Oretani
qui et Germani cognominantur, caputque Celtiberiae. Para
Carrasco ese "caputque Celtiberiae" sería en realidad "caput
quae Celtiberiae", es decir, caputque sería una contracción de
caput quae con el fin de ahorrar espacio, puesto que a lo
largo del texto existen muchas más contracciones y
supresiones de letras, ya que el texto original no se conserva
y lo que nos queda son dos transcripciones de los siglos IX y
X, con lo que el texto cobraría sentido y su traducción sería:
Oretanos a los que se apoda Germanos, cabeza de Celtiberia.
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El territorio de esta Oretania Germánica sería el comprendido
al norte de Sierra Morena, en las provincias de Ciudad Real,
noreste de Badajoz y oeste de Albacete; en cambio, la íbera
quedaría al sur de Sierra Morena.
La capital de los oretanos iberos sería Cástulo (cerca de la
actual Linares), mientras que la de los oretanos germanos
sería Oretum Germanorum (Granátula de Calatrava), siendo
otras ciudades importantes Gemella Germanorum (Almagro),
Miróbriga (Capilla), Lacurris (Alarcos, cerca de Ciudad Real),
Sisapo (La Bienvenida), Laminium, Mentesa Oretana
(Villanueva de la Fuente), Mentesa Bastia (La Guardia de
Jaén), Aurgis o Puente tablas (Jaén capital), Iltiraka (Úbeda),
Obulco, (Porcuna), Toya (Peal de Becerro), Cerro del Pajarillo
(Huelma) etc.
28. 28
De la gran ciudad del Cerro de las Cabezas en Valdepeñas
(Ciudad Real) no se ha logrado descifrar de qué ciudad se
trataría, aunque su importancia es enorme ya que se calcula
que su población suponía el 1.% de toda la de la Península
Ibérica y además nunca llegó a ser romanizada o arabizada.
Los oretanos (orissos en griego) vencieron al cartaginés
Amílcar aproximadamente en el año 230 a. C., cuando estaba
sitiando Heliké (ciudad de ubicación desconocida; se baraja la
hipótesis de Elche de la Sierra entre otras). Himilce, hija del
régulo oretano de Castulo, se casó con Aníbal para sellar un
pacto entre oretanos y púnicos, en el contexto del tratado del
Ebro entre romanos y púnicos.
BIBLIOGRAFIA Y REFERENCIAS BÁSICAS
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www.tesorillo.com. «Cecas ibéricas meridionales». Consultado el 21 de
abril de 2012.
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http://www.perseus.tufts.edu/hopper/text?doc=Perseus:text:1999.01.0233:book=10:cha
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4. ↑ Plinio el Viejo Hª Naturalis, libro 3, 29
5. ↑ Plinio el Viejo Hª Naturalis libro 3, 25
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estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madrid: La Ilustración.
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y el Museo de Linares», 20minutos, 19 de enero de 2012. Consultado el 23 de abril de
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10. ↑ «Descubren en Cástulo (Jaén) un mosaico romano en excepcional
conservación», EFE, Ideal de Jaén, 9 de julio de 2012. Consultado el 10 de julio de
2012.
11. ↑ «Descubren en Cástulo un mosaico de “gran calidad” y en perfecto estado»,
linares28, 31 de agosto de 2012.
12. ↑ Donaire, Ginés. «Cástulo, un libro abierto de arte romano», El País
Andalucía, 30 de agosto de 2012.
29. 29
13. ↑ Donaire, Ginés. «Hallado en Cástulo un mosaico de un templo imperial
romano», El País, 19 de agosto de 2011. Consultado el 23 de abril de 2012.
14. ↑ «Nuevos restos relacionan Cástulo con la comunidad judía», eSefarad
(publicado originalmente en Diario Jaén), 5 de mayo de 2012. Consultado el 6 de
agosto de 2012.
15. Wikipedia
El contenido de este artículo incorpora material de la declaración del Bien de Interés
Cultural publicado en el BOJA Nº 77, el 20 de abril de 2012 (texto), que se encuentra
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