Para Albert Berry el país debe poner a la pequeña agricultura familiar como centro de sus políticas.
El profesor Albert Berry es candidato al Nobel de Economía, docente en la Universidad de Toronto y uno de los más importantes estudiosos de la situación rural colombiana. Ha asesorado al Departamento Nacional de Planeación en varias oportunidades y desde el Centro de Estudios Internacionales ha investigado por décadas la realidad latinoamericana
1. “No es el momento para la minería en Colombia”
Para Albert Berry el país debe poner a la pequeña agricultura
familiar como centro de sus políticas.
POR: ÁLVARO MONTES. Semana, 22 julio 2013, Colombia.
El profesor Albert Berry es candidato al Nobel de Economía, docente
en la Universidad de Toronto y uno de los más importantes
estudiosos de la situación rural colombiana. Ha asesorado al
Departamento Nacional de Planeación en varias oportunidades y
desde el Centro de Estudios Internacionales ha investigado por
décadas la realidad latinoamericana.
Berry es radical partidario de la pequeña agricultura familiar
campesina, a la que considera el motor del desarrollo agrario en casi
cualquier país. "Es imposible que un país logre un desarrollo
saludable, efectivo y equitativo sin un papel importante de la
pequeña agricultura", sostiene.
Justo cuando el presidente Santos insiste en una política que quiere
dejar contentos a los grandes agricultores y a los pequeños a la vez,
Berry –quien conoce al país desde los años sesenta- se decanta por
una política centrada en la pequeña agricultura. Para el experto, no
es posible una política agraria que no tenga como prioridad a la
agricultura familiar. "En Colombia será imposible solucionar los
graves problemas sin que la pequeña agricultura tome el liderazgo"
agrega.
Berry cree que en Colombia la pequeña agricultura familiar enfrenta
tres graves problemas. El primero es, en su opinión, la gran
agricultura, que compite por la tierra; el segundo es la minería, y el
2. tercero "un gobierno que no ha jugado un papel de apoyo para los
pequeños agricultores".
El profesor Berry sostiene que existe una relación inversa entre
productividad de la tierra y tamaño de la propiedad; numerosos
estudios de caso demuestran que los pequeños productores rurales
son más productivos que los grandes, y "en casi todos los países, la
productividad de la tierra es mayor en la unidades agrícolas pequeñas
y familiares, que en las grandes; las escalas no garantizan mayor
eficiencia en el sector rural" afirma. Este argumento es válido tanto
para los casos de Estados Unidos y Europa como para los casos de
economías pequeñas en el resto del mundo.
En cuanto a la política minera adoptada en el país, Berry declaró que
"no es el momento para la minería en Colombia". El efecto negativo
de la minería en la economía colombiana se explicaría no sólo por la
presión que el sector minero ejerce sobre la tierra en contra de los
pequeños productores rurales, y por el conocido impacto ambiental,
sino también por sus nocivos efectos económicos. "En las condiciones
colombianas de hoy día, los argumentos en favor de la minería son
especialmente débiles. Hoy día la minería ofrece menos de lo que
promete".
Indicó que desde hace veinte años se realizan estudios que comparan
a países con mucha dotación de recursos naturales mineros, con
otros sin tanta riqueza y el resultado es que una dotación alta de
activos minerales no conduce a un crecimiento mayor. "La
explotación de los recursos naturales frecuentemente deja al país
peor que antes; ejemplos claros de esto pueden verse en Nigeria y
Venezuela, aunque hay unos cuantos ejemplos positivos como en
Noruega y Chile".
Berry hace parte de un amplio consenso de economistas que
considera que la minería, por su bajo impacto en la generación de
empleo y por la generación de divisas que después el país utiliza para
importar bienes, afecta negativamente la distribución del ingreso.
Señala que las divisas que se obtienen por la minería suelen
invertirse en importación de bienes, lo que liquida significativamente
el empleo. Cita como ejemplo el caso petrolero: exportar un millón de
dólares en petróleo supone la generación de cinco empleos
aproximadamente; una importación por valor de un millón de dólares
acaba con cerca de quince puestos de trabajo en el país, según sus
cálculos.
"Colombia no necesita muchas más divisas hoy en día. No es como en
los años sesenta, cuando el país estaba desarrollando el sector
manufacturero y necesitaba muchas importaciones para montar su
infraestructura industrial, y en ese momento las divisas fueron
3. escasas. Pero hoy no, y la urgencia de disponer de divisas ahora es
muchísimo menor que hace 40 o 50 años" explicó.
Finalmente, el peligro minero, en su opinión, cuenta con otro
elemento preocupante; "Colombia tiene hoy la triste característica de
que las instituciones públicas para defender a la gente de la presión
por la tierra que ejerce el sector minero son débiles. La
institucionalidad debe ser más fuerte antes de abrir un proceso de
minería. Por esas dos razones no es el momento oportuno para
Colombia volverse un país minero. Tal vez en 25 años, cuando la
institucionalidad rural sea fuerte y la pequeña agricultura haya
crecido mucho, tal vez; pero hoy no es el momento" dijo Berry.
Albert Berry habló ante un auditorio de directivos de los programas
de Desarrollo y Paz, reunidos recientemente en las afueras de
Bogotá. La Red de Programas de Desarrollo y Paz celebró una
'Semana de reflexión' en la que participan el conocido Programa de
Desarrollo y Paz del Magdalena Medio y otros casi veinte programas
de este tipo que operan en diferentes regiones del país, la mayoría de
ellos en zonas afectadas gravemente por el conflicto armado y que
padecen los más delicados problemas del sector rural colombiano.
El encuentro ha servido para poner sobre la mesa las preocupaciones
del sector rural y varios expertos fueron invitados para presentar sus
puntos de vista acerca de cómo mejorar la situación rural del país.
__._,_.___