El documento discute la crisis ambiental como una crisis civilizatoria que resulta de formas de conocimiento que objetivan y cosifican el mundo, llevando a su degradación. No es simplemente una catástrofe ecológica, sino un problema del conocimiento y la racionalidad moderna. Se debe posicionar el debate desde una perspectiva que reconozca la complejidad de las interacciones entre sociedad y ambiente.