Homenaje a Emilio Salgari en el centenario de su muerte
1. Este miércoles, 27 de abril, celebraremos en la biblioteca el Día de Libro con un homenaje al escritor Emilio Salgari, cuando se cumplen 100 años de su trágica muerte .
2. Salgari nació en Verona (la ciudad de Romeo y Julieta) y su sueño desde niño fue partir a Venecia a enrolarse como marino. Quería ser capitán de barcos. Algo navegó, sufrió una enfermedad (“fiebres tropicales”) , y se vio obligado a instalarse en tierra. Hizo periodismo y después se dedicó a escribir narraciones de aventuras. En su libro de memorias, publicado póstumamente en 1929, menciona a H.G, Wells, a Julio Verne, al Quijote de Cervantes, como sus influencias principales. Luego empieza un juego de mixtificaciones que deja asombrado. Se declara descendiente de nobles dálmatas y guerreros persas, y acredita aventuras en la India, en Borneo, en Sudán, en los mares del Sur, en las praderas de Nebraska (donde conoce a Búfalo Bill) Nunca anduvo por allí.
3. “ Experimenté la necesidad de escribir, primero para desahogar el tumulto de impresiones que me quedaron de mi vida inquieta y peligrosa. Luego porque la necesidad moral se convirtió en la necesidad material de cambiar la página escrita por pan”. Insiste mucho Salgari sobre su “quijotismo”, una postura a favor de las causas justas, cosa que se ve de modo ingenuo en su escritos. Aprendemos de sus recuerdos un hecho insólito: una inglesita seductora que lo humilla en su adolescencia provoca en Salgari un gran odio hacia los ingleses. Por eso crea a Sandokan, un personaje que lucha por su libertad y contra el colonialismo imperial británico.
4. Vamos a leer un fragmento de El corsario negro donde se ve la presencia que Don Quijote tuvo en su obra. La situación histórica europea y americana del siglo XVII es el contexto en el que se desarrolla El Corsario Negro . El poderío y la riqueza obtenidos por España y Portugal en sus posesiones de ultramar durante el siglo XVI causaron la envidia de franceses e ingleses, que consiguieron hacerse con pequeños imperios americanos en las zonas donde no existían asentamientos hispanos. A Francia e Inglaterra se enfrentó Holanda, que se convirtió, en el siglo XVII, en el país europeo con mayor volumen comercial.
5. Según cuenta Salgari, la isla de la Tortuga se hizo célebre en el siglo XVII —cuando transcurre esta novela— como asentamiento de los famosos bucaneros y filibusteros que asaltaban los galeones españoles. El Corsario Negro es la historia de una venganza en la que se entrecruza el amor, pero en la que vence la fidelidad a la palabra dada. Su protagonista, Emilio di Roccanera, señor de Valpenta y de Ventimiglia, es un noble que se hace corsario (capitán de un buque pirata). Se embarca en una aventura por el Caribe a la caza de su mortal enemigo, el conde holandés Wan Guld, gobernador de Maracaibo, que había asesinado a traición a uno de los hermanos del pirata y había ahorcado a los otros dos, el Corsario Rojo y el Corsario Verde. El Corsario Negro hace un juramento, cuyo cumplimiento le causará el mayor dolor de su vida, ya que, al tiempo que hará justicia, le condenará a la soledad. Para llevar a cabo su misión, Emilio di Roccanera deberá enfrentarse a un sinfín de aventuras: duelos entre caballeros, huracanes en las Antillas, peligros en la selva virgen y emboscadas...
6. Una Peligrosa Expedición de Emilio Salgari Carmaux obedeció con rapidez ya que conocía los peligros de hacer esperar al famoso Corsario Negro. Wan Stiller lo esperaba en la escotilla principal, junto al caporal de la tripulación y algunos filibusteros, quienes lo inundaban de preguntas acerca del terrible fin del Corsario Rojo y exclamaban sus planes de venganza contra los españoles de Maracaibo y sobre todo, contra el gobernador. Pero cuando el hamburgués se enteró de la orden de preparar el bote para volver a la costa de la que sólo por milagro habían logrado escapar, no pudo ocultar ni su estupor ni su recelo. - ¡Volver! ¡Dejaremos la vida, Carmaux!- Exclamó. Su compañero hizo un gesto con las manos, como queriendo restarle importancia al asunto. - No iremos solos esta vez. - ¿Quién nos acompañará? - El Corsario Negro. - Entonces no tengo miedo, ¡Aquel demonio vale por cien filibusteros! - Pero vendrá solo. - Eso no importa Carmaux, con él no hay nada que temer. ¿Volveremos a Maracaibo
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9. - ¿Hay alguna embarcación más adelante? - La de los aduaneros. - Es necesario evitarla - Conocemos un lugar donde podremos desembarcar tranquilamente y ocultar el bote entre los manglares de la costa. - Adelante. - Una palabra capitán. - Habla. - Sería mejor que nuestra nave no continuara acercándose. - Ya ha virado y nos esperará en lontananza- dijo el Corsario. Luego de callar unos instantes agregó: - ¿Es verdad que hay una nave en el lago? - Sí, la del almirante Toledo, que vigila Maracaibo y Gibraltar. - ¡Tienen miedo! Pero entre La Tortuga, el Olonés y nosotros los mandaremos a pique. Que les dure la paciencia algunos días más y Wan Guld podrá ver de lo que somos capaces. Se envolvió nuevamente en su capa, acomodó su sombrero de fieltro sobre sus ojos, y se sentó, manteniendo su mirada fija sobre aquel punto luminoso que indicaba el faro del puerto. El bote reemprendió su carrera, pero ya no manteniendo la proa en dirección a Maracaibo, para poder evitar a los guardias aduaneros, quienes no habrían desaprovechado la ocasión de detener la embarcación y apresar a sus ocupantes.