Este documento analiza las causas profundas del conflicto armado en Colombia que se ha prolongado por más de 60 años. Señala que detrás de la violencia subyacen intereses de poder regional que se aferran al latifundio y se oponen a proyectos de beneficio para las mayorías. También contribuyen factores como la cultura de la violencia arraigada, la intervención extranjera y la economía del narcotráfico. El autor argumenta que mientras la guerra sea fuente de beneficios para los actores armados, será difícil alcan
Postura expositiva de la legitimidad del conflicto armado en colombia
Ensayo
1. A QUIEN LE INTERESA LA PAZ EN COLOMBIA<br />POR:<br />EDMUNDO ELIECER OSPINA BEDOYA<br />edmundospina@gmail.com<br />CURSO METODOLOGÍA UNO<br />PROFESOR<br />WALTER ZAPATA<br />GRUPO LUNES 6-10<br />FACULTAD DE DERECHO<br />UNIVERSIDAD DE ANTIOQUIA<br />A quien le interesa la paz en Colombia?.<br />Si le damos una mirada a la historia de nuestro país, nos encontramos frente a un clima de violencia generalizada desde hace mas de 60 años. “Una guerra que nunca acaba”. ¿Por qué se prolonga tanto este conflicto? ¿Qué hace que, mientras en otros países las guerras pasen, se encuentren salidas negociadas, se pongan en marcha procesos de pacificación, aquí pareciera perpetuarse indefinidamente sin dar miras de poder entablarse negociaciones firmes? .Este clima bélico en que se mueve la sociedad colombiana es sumamente complejo y presenta numerosos componentes: movimientos guerrilleros, narcotraficantes, grupos paramilitares, un ejército en guerra frontal contra varios sectores, presencia de fuerzas extranjeras directamente comprometidas en esa guerra como es la intervención de Estados Unidos, incluso con varios destacamentos fijos y dotados de alta tecnología militar y apoyo económico . Definitivamente hay un gran número de elementos que hacen de nuestro país una mezcla explosiva y que según algunas estimaciones del año 2010 nos colocan como el país más violento de América latina y uno de los más violentos del mundo y junto a ello la calificación de ser, el segundo país del mundo en desplazamientos internos por causa de la violencia.<br />Con este panorama será posible alcanzar la paz? Ó que se necesita para alcanzar tan valioso objetivo a la vista de los ciudadanos?<br />La guerra no da miras de terminar en lo inmediato. Sólo para graficarlo con un elemento, tomemos las recientes declaraciones de Alfonso Cano, comandante de las FARC, en su mensaje de fin de año: “Mientras no encontremos entre todos los caminos de la reconciliación y la convivencia democrática continuaremos desarrollando la guerra de guerrillas intensamente para resistir la agresión, participar dinámicamente en las luchas políticas y sociales y para abrirle caminos al poder popular y a la Nueva Colombia”.<br />Para comprender este fenómeno es necesario remontarnos a lo que muchos consideran el inicio de la guerra interna la violencia viene incluso desde más atrás, desde antes de la muerte de Jorge Eliécer Gaitán, en 1948. Colombia, desde su aparición como Estado-nación moderno, ha generado unos poderes regionalistas, con aristocracias locales que se han ido constituyendo como pequeños feudos, y que son las que fijaron la historia del país. Y si bien esos poderes se han ido modernizando, en lo básico nada ha cambiado a través de los años en relación a la estructura básica del latifundio.<br />Según un estudio del Instituto Geográfico Agustín Codazzi y de CORPOICA (la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria) del año 2001, las fincas de más de 500 hectáreas correspondían al 0.4% de los propietarios que controlaban el 61.2% de las superficie agrícola, en un proceso de progresiva concentración que viene de años atrás y que no da miras de detenerse, y que la guerra incluso ha profundizado.<br />Es en esa lógica de pocos poderes locales, con características de defensa cerrada de sus feudos, defensa a muerte del latifundio, es en esa perspectiva que sus intereses particulares se enquistan en la sociedad y se van adaptando a las cambiantes circunstancias. Por ejemplo, se adaptan a las formas democráticas; pero en el fondo, siguen siendo los mismos poderes intocables de siempre. Y en esa dinámica es muy difícil generar proyectos de beneficio para las mayorías. Colombia es una sociedad que en sus últimos 50 o 60 años, si bien tuvo momentos de apogeo económico, siempre siguió con una distribución muy inequitativa. Se podría decir que este es el argumento de las guerrillas, y con él se justifica la acción armada de los movimientos revolucionarios; habría en ese discurso, entonces, mucha ideología de transformación social y un fuerte componente de mística, todo lo cual alimentó a las insurgencias durante su inicio. Producto de eso, se podría pensar, el país entró en una espiral de violencia política en el que todavía está metido. Pero si se analiza más en detalle todo el fenómeno de la violencia, se descubre que hay toda una arquitectura social que favorece esa violencia. Existe una cultura de la violencia ya enraizada, y eso favorece a ciertos grupos de poder, que no son otros que esos poderes regionales que mencionamos. Por supuesto que los movimientos guerrilleros se manejan con una ideología que es la que los llevó a tomar las armas y mantenerlas por décadas. Y eso, indirectamente, favoreció una lógica, una cultura de guerra que está expandida por toda la sociedad, y de la que se favorecen estos grupos de interés ya tradicionales, expresado en un Estado super militarizado que lo que mejor sabe hacer es, justamente, la guerra.<br />Toda esa cultura de guerra se ha venido alimentando de nuevas justificaciones sociales. Por eso es muy difícil pensar seriamente en un proceso genuino de paz, porque los intereses que mueven la guerra que van más allá del narcotráfico, tienen que ver con la forma en que se distribuyen los poderes. Si bien la tierra sigue siendo seguramente el principal problema a nivel nacional y lo que dispara tanta conflictividad, diría que en el origen de esta guerra interminable está la apetencia de poder de diversos sectores. La guerra decide quién tiene el poder, cómo se distribuye, en manos de quién está y cómo se lo administra, cómo progresa o no progresa la sociedad. Es decir: la guerra, decide la dinámica de todo el país. En Colombia las grandes mayorías están condenadas a tener muy pocas oportunidades, mientras que muy pocos las tienen por montones. Son las grandes familias las que han manejado y siguen manejando todo.<br />Colombia también es un país donde los movimientos sociales, los movimientos de víctimas de la violencia, los movimientos indígenas y afrodescendientes han marcado tendencia a nivel de todo el continente. Hay mucha organización y muy interesantes propuestas desde el campo popular, muy dinámico y consciente. Valga decir que es también el país donde se ha creado toda una arquitectura de justicia transicional de las mejores del mundo, al menos en términos legales. Pero a pesar de ser una sociedad pujante con esfuerzos por lograr ciertos climas de desarrollo modernizante, perpetúa el mismo modelo de profunda desigualdad de toda Latinoamérica, pero con el toque muy colombiano de estos enormes poderes regionales, que arrancan ya con la Gran Colombia en la época de Simón Bolívar, que fueron los que lo frenaron en su proyecto unionista. Estos poderes regionales han hecho de la violencia siempre, desde su creación, un instrumento que no sólo legitima sus proyectos de dominación y poder, sino que los alimenta. Y todo eso creó una sociedad que desde hace ya largo tiempo, lamentablemente, se acostumbró a vivir en la lógica de la guerra. Esto vale para todos los sectores.<br /> Pero no se puede dejar de mencionar que muchos de los sectores de poder, con la calculadora en la mano, pueden decir que les conviene más tener enemigos que hacer un proceso colectivo de construcción de sociedad y de Estado inclusivo. Hay sectores que ganan más con la violencia que con la paz. Aunque, por supuesto, el discurso políticamente correcto es hablar siempre de la paz. El presidente que precedió a Uribe, Andrés Pastrana, ganó las elecciones “vendiendo” el tema de la paz. Se hablaba de la paz como la llave maestra para resolver los grandes conflictos del país. Ahí se inicia el proceso del Caguán; pero finalmente se rompe eso, a partir de lo cual se consolidada el proceso de la guerra. Ahí vemos que toma total preponderancia la lógica bélica, pasa a dominar la escena, y de ahí en adelante gana el que mejor haga la guerra. El tema de la paz, aunque formalmente se siga hablando de ella, queda relegado. Uribe y su política de seguridad democrática gano; y además, fue aplaudido, y volvió a ganar. E incluso no estuvo lejos de una nueva reelección. Ahora sigue Santos con sus antecedentes como ministro de defensa que legitiman más aun el camino de la guerra. <br />Los fracasos de los procesos de Paz de los gobiernos anteriores: Belisario, Barco, Gaviria, Samper, Pastrana en el Caguán establecen ya una cultura política asentada en la violencia, en la militarización. Hasta podríamos decir que a partir de ahí el tema de la paz va quedando de lado, de alguna manera pasa a ser “sospechoso”. Para el discurso dominante, todo aquel que intente hablar de procesos de paz, como por ejemplo las guerrillas, es visto con suspicacia. Hoy día, ningún político hace su carrera política hablando de la paz. En todo caso, habla de la violencia; la violencia, supuestamente para conseguir la paz, pero violencia al fin como clave de su propuesta: “no daremos ni un paso atrás”, “no le creemos nada a estos delincuentes terroristas”…, es decir: la violencia y la militarización como telón de fondo.<br />Que anima un sentimiento patriótico que invita a celebrar las victorias del glorioso ejército nacional a toda costa.<br />Los narcos representan la gran pesadilla, la espina clavada para cualquier administración política en Colombia. Desde la época de los carteles clásicos, con Pablo Escobar en los años 80, con los carteles de Medellín y de Cali, la lógica del narcotráfico es otro elemento más que contribuye a este clima de violencia generalizada, y de hecho el narco ha hecho correr demasiada sangre en el país. El aparato ligado a toda la narcoactividad es realmente enorme. Y tiene mucho poder; algunas décadas atrás realmente consiguió poner de rodillas al Estado colombiano, creando un clima de terror enorme. Pero la violencia que se ha creado en la sociedad es una combinación de violencia física más toda una cultura, mediática en muy buena medida, que pone la sospecha en el centro del problema. La violencia va creando una cultura de sobrevivencia. Y la suma de distintos tipos de violencia, entre la narcoactividad, la guerra de los grupos insurgentes y la militarización del Estado, después de más de 60 años hace de Colombia una sociedad de sobrevivientes. Un sobreviviente hace lo que sea para sobrevivir, esto no hay que perderlo de vista. Es decir: se ha creado una sociedad donde nadie es inocente. Nadie es ni bueno ni malo; para sobrevivir hay que adecuarse a las terribles circunstancias que impone la vida, esa violencia que está por todos los lados. Entonces, para esa sobrevivencia, hay que transar, hay que negociar todo, mirar para otro lado y no ver, acomodarse a una realidad terrible. Eso impone una sociedad de sobrevivencia, donde todo el mundo tiene que ceder un poco, acomodarse a esa realidad que golpea, desde una víctima de una región perdida del Putumayo hasta alguien de clase media o medio-alta en Bogotá. Pasando por un joven de las comunas de Medellín que ve como su futuro se ve frustrado al no poder ingresar a la universidad y a su vez ver el contraste de valores sociales que se le presentan al ver la exaltación al poder económico no importa como se consiga Por ejemplo: o se transa con los paramilitares, o se muere; o se ayuda a la guerrilla, o se muere. En una sociedad articulada sobre esa lógica es imposible buscar buenos y malos. Todo se construye en la cultura de la sospecha, del sálvese quien pueda.<br />No resulta difícil concluir que loa actores del conflicto armado Colombiano, sin excepción alguna son mas amigos de la guerra que de la paz negociada. No existe a un la decisión tomada de llegar a un proceso de paz con absoluto convencimiento de haber agotado el camino de la violencia, para construir las trasformaciones que requiere el país escenario auténticamente democrático. Esto obedece a que la guerra se ha convertido en una forma de vida y la condición de militar en cualquiera de los ejércitos – guerrilla, paramilitares, bacrim, ó fuerzas institucionales .<br />Hasta que la guerra deje de ser fuente de reconocimientos y beneficios para cada uno de sus actores: a la clase política una excusa para mantener distraídos a los ciudadanos justificando el alto costo de la guerra y la falta de inversión social culpando así a los grupos al margen de la ley para seguir favoreciendo los intereses de la clase dominante. A los grupos subversivos que se le ha agotado su discurso con respecto a la ideología que los creo y han visto como pueden generar grandes riquezas con sus negocios. A la intervención foránea la disculpa para poder apoderarse cada vez más de una posición estratégica en el continente donde además pueden regular el tráfico de droga y la fuga de capital que esto representa para sus economías. <br />Para todos estos actores la guerra se ha hecho una necesidad y esto la instaura como una práctica estructural del desarrollo de la sociedad colombiana.<br />Pese a este panorama debemos tomar conciencia de nuestro papel como parte del conflicto y abogar desde nuestro entorno para persistir en la salida política negociada Así continúe siendo un sueño el cual algún día logremos alcanzar.<br />BIBLIOGRAFÍA:<br />MEDINA, Carlos. Conflicto armado y procesos de paz en Colombia. 1 ed .Bogotá Editorial Kimpres Ltda, 2009 , p235<br />ARENAS, Jacobo. Vicisitudes del proceso de paz. 1 ed. Bogotá . Editorial La abeja negra, 1990, p326<br />ESTRADA, Jairo. El plan Colombia y la intensificación de la guerra. 1 ed Bogotá Universidad Nacional de Colombia.2002, p628<br />CASTRO, Fidel. La paz en Colombia. 1 ed. La Habana . Editorial política, 2008, p 285.<br />CARTILLA Escuela Colombia (en línea), modulo1, plan Colombia, conflicto armado procesos de negociación, ( consultado el 3 de mayo de 2011) disponible en http://escuelacolombia.atarraya.org/Cartilla/MODULO_1.htm <br />Conflicto armado interno en Colombia (en línea ), carlos Ernesto varela. <br />.( consultado el 3 de mayo 2011) disponible enhttp://www.angelfire.com/ultra/cristologia/conflicto.html <br />