2, 13-17
Jesús tomó consigo
a Pedro, a Santiago
y a su hermano Juan,
y se los llevó aparte
a un monte alto.
Se transfiguró delante de ellos.
Y aparecieron Moisés y Elías
que conversaban con él.
“Maestro,
¡qué bien se está aquí!”.
Ante las mil palabras
que nos confunden
comprendemos que
el silencio es elocuente.
El silencio de Dios
es la única palabra
que da vida.
“Maestro,
¡qué bien se está aquí!”.
Ante las tentaciones de poder y de prestigio que
nos asaltan, hay que valorar la cercanía del Señor
y la participación en su destino.
Señor Jesús que, transfigurado en el monte,
nos muestras tu gloria de Hijo de Dios, enséñanos
a descubrir el camino de la cruz que nos revela
la majestad de tu luz. Amén.
José Román Flecha Andrés
DIOS CON NOSOTROS–Salamanca
Presentación: Antonia Castro Panero
Música: Monjes de Silos,Spiritus Domini