2. OBJETIVOS:
• 1.- Conducir al grupo a reflexionar sobre el impacto que
hace en nuestras vidas las diferentes maneras de vivir
nuestra sexualidad.
• 2.- Ayudarles a comprender la dimensión sexual de la
persona humana.
• 3.- Guiarles a entender el sentido cristiano de la
sexualidad y la salvación que Jesús nos trae.
• 4.- Ayudarles a entender que amar a Dios va de la mano
con el amor al prójimo
4. La sexualidad como fuerza integradora:
La sexualidad es fuerza integradora de toda la persona.
Nos identifica en nuestro ser varón o mujer. Nos permite
realizar nuestra vocación: ser para otro, amar. Nos ayuda a
trascendernos y vivir la vida como comunión con Dios. ¿Qué es
lo sexual, qué significa ser varón o mujer, qué entendemos por
amor, qué tipo de relaciones interpersonales nos caracterizan,
qué rasgos tiene nuestro Dios…. En la cultura Hispana?
Si en nuestros países la sexualidad había sido un
elemento integrador, al llegar a Estados Unidos todo se pone
en tela de juicio. Hay tantas maneras de pensar, diferentes
modos de entender el amor, el sexo, las relaciones
interpersonales, Dios…, que se hace necesaria mucha
sabiduría para mantenernos fieles a nosotros mismos en el
cambio.
La solución no será aferrarnos a normas rígidas e
intransigentes, sino, en la velocidad de los cambios y en la ---
5. Pluralidad de las concepciones de la vida, recrearnos
constantemente en un diálogo sincero con nosotros mismos,
con las culturas y con el Espíritu de Jesús. La reflexión
comunitaria se hace indispensable para mantener el rumbo
hacia la dignidad de la persona.
En Estados Unidos, más de la mitad de los jóvenes han
tenido relaciones sexuales antes de los 17 años. Más de un
millón de muchachas adolescentes se embarazan cada año;
de las que dan a luz, cerca de la mitad son menores de 18
años. Cada año, cerca de medio millón de muchachas
adolescentes abortan. Los embarazos, abortos y nacimientos
entre los adolescentes tienen, generalmente, consecuencias
negativas de orden psicosocial, económicas, emocionales,
morales y de salud. Son factores que contribuyen fuertemente
a la existencia de estructuras familiares muy débiles.
6. La sociedad en que vivimos está enormemente
erotizada, con un exceso de actividad sexual comercializada.
El ambiente reduce la sexualidad humana a lo genital, y no
considera la sexualidad como parte integrante de la
personalidad humana.
En nuestra sociedad, aproximadamente un 6% de
varones y un 15% de mujeres han sido violentados
sexualmente antes de haber cumplido los 17 años. El incesto
es un problema grave para muchos adolescentes. El 60% o el
70% de los hijos que abandonan su hogar y los drogadictos
con problemas serios, confiesan haber sufrido incesto.
Los hispanos valoramos fuertemente la familia, pues es
fuente de cariño, apoyo, transmisora de valores y continuadora
de las tradiciones y de la cultura. Además de la familia nuclear,
se incluye a la familia extendida (Abuelos, tíos, primos, etc.).
7. La carta pastoral “Presencia Hispana” de los Obispos
Norteamericanos dice: “La unidad de la familia hispana está
amenazada, en particular, por el desarraigo causado por los
cambios, especialmente del estilo de vida del campo a la
ciudad, y del estilo de los Países Latinoamericanos al nuestro;
por la pobreza que sufre una gran proporción de las familias
hispanas, y por las presiones causadas por el proceso de
asimilación que, a menudo, llevan a una separación entre las
generaciones dentro de la familia y a una crisis de identidad
entre los jóvenes”.
Casi una cuarta parte de las familias hispanas son
mantenidas solo por uno de los padres; la inmensa mayoría
por la mujer. La cantidad de divorcios es muy alta, y existe un
número creciente de madres solteras y de familias
abandonadas por el padre. Es muy común que un padre tenga
una familia en su país de origen y otra aquí.
8. En Estados Unidos, cerca de un tercio de los
matrimonios iniciales y más de la mitad de los segundos
matrimonios terminan divorciándose. El Diálogo familiar se
hace difícil, se reduce el tiempo para convivir y las relaciones
se vuelven insoportables.
La moral se ocupa de los actos de la persona como ser
salvado en Cristo, y como tal tiene que ver con esta fuerza
integradora que es la sexualidad.
Aborto y homosexualidad:
Estos son dos de muchos aspectos de importancia y
actualidad en la sexualidad humana que tendremos que revisar
cuidadosa y detenidamente.
Aborto:
Se entiende por aborto la expulsión del feto del útero --
9. materno antes de que halla llegado a la etapa de poder
subsistir fuera de él. El Aborto como expulsión del feto o
interrupción del embarazo, es objeto de la reflexión jurídica,
médica y moral fundamental.
Existen básicamente dos clases de aborto: El
espontáneo y el provocado. El aborto espontáneo sucede por
causas naturales, sin la libre intervención humana; mientras
que para el aborto provocado, existen cuatro diferentes tipos:
a).- El aborto terapéutico: sucede cuando la continuación del
embarazo pone en peligro la vida de la mujer embarazada.
b).- El aborto eugenésico: provocado cuando hay la certeza de
que el nuevo ser nacerá con anomalías o malformaciones
congénitas.
10. c).- El aborto humanitario: provocado o inducido cuando el
embarazo es consecuencia de una acción violenta, por ejemplo
la violación.
d).- El aborto psicosocial o aborto provocado propiamente
dicho, es cuando el embarazo no resulta deseado por razones
de tipo social o sicológico. Es el tipo de aborto más frecuente y
de hecho, funciona como un método para el control de la
natalidad.
La Doctrina oficial de la Iglesia Católica sobre la
moralidad del aborto es muy clara y concisa; tiene su
fundamento en las Sagradas Escrituras
sobre la vida humana y en la Tradición cristiana, y se puede
formular en tres puntos:
1.- Todo ser humano, incluido el niño en el seno materno,
posee el derecho a la vida basado inmediatamente en Dios, no
11. en los padres ni en cualquier autoridad humana.
2.- No existe persona ni autoridad humana con un título válido,
o una indicación médica, eugenésica, social, moral que pueda
disponer deliberadamente sobre una vida inocente.
3.- Solamente se justifica el llamado “aborto indirecto”
Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia
moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha
cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir,
querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario
a la ley moral. (CIC # 2271)
Dios, Señor de la vida, ha confiado a la humanidad la
excelsa misión de conservar la vida, misión que debe cumplir
de modo digno de la persona. Por consiguiente, se ha de ---
12. proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción;
tanto el aborto como el infanticidio son crímenes abominables.
(GS 51, 3).
Homosexualidad:
La reflexión moral sobre la condición homosexual del
ser humano ha de tener una finalidad positiva: buscar los
cauces adecuados, es decir éticos, para la realización humana
de la persona en cuestión. La moral tiene que evitar, en este
tema, las tentaciones tanto de la condena como de la
permisividad. No pertenece a la moral crear instancias – que
serían ficticias- de juicio absolutorio o condenatorio.
Por el contrario, su cometido es iluminar las pistas de
una auténtica realización humana desde la condición
homosexual.
La homosexualidad designa las relaciones entre
personas que experimentan una atracción sexual, exclusiva o -
13. predominante, hacia personas del mismo sexo. Esta condición
ha revestido formas muy variadas en el tiempo y en las
culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida
inexplicado. (CIC # 2357)
Un número apreciable de varones y mujeres presentan
tendencias homosexuales instintivas. No eligen su condición
homosexual; ésta constituye la mayoría de ellos una auténtica
prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y
delicadeza. Se evitará respecto a ellos, todo signo de
discriminación injusta. Estas personas están llamadas a
realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a
unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que
puedan encontrar a causa de su condición (CIC, # 2358).
Las personas homosexuales están llamadas a la
castidad. Mediante el dominio de sí mismos, que eduque la ---
14. libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad
desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden
acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana
(CIC, # 2359).
16. La sexualidad:
Cada ser humano es una unidad personal sexuada de
espíritu y cuerpo; y cada ser humano, en su existencia concreta
es hombre o mujer. La sexualidad del ser humano se expresa
en todas las dimensiones de su personalidad: cuerpo, mente y
espíritu. Es principio fundamental de identidad. La fusión de un
óvulo femenino y un espermatozoide masculino da origen a un
ser humano sexuado. Este ser crece naturalmente, ya desde el
inicio, como un hombre o como una mujer. Para entender mejor
quien es el ser humano y como alcanza su relación, es
necesario entender en que consiste su sexualidad y cuál es el
fin de la misma.
La sexualidad humana comparte con la sexualidad de
los mamíferos algunos rasgos importantes: el desarrollo del
sexo cromosómico, gonádico, morfológico y fenotípico, que
tiene como fin natural la reproducción de la especie.
17. El sexo cromosómico configura genéticamente al ser humano
como varón o hembra desde el primer momento de su vida. Si
un ser humano tiene 44 cromosomas mas dos cromosomas
sexuales, XX para el sexo femenino y XY para el sexo
masculino, dichos cromosomas están dispuestos en pares
formando 23 parejas.
El sexo gonádico es el primer rasgo anatómico de su
sexualidad. La gónada es la glándula que produce las células
reproductoras (óvulos o espermatozoides) En torno a la sexta
semana de vida intrauterina, el embrión posee una gónada
todavía indiferenciada, que es capaz de transformarse en
testículo u ovario.
Si en su patrimonio genético se haya el cromosoma Y, la
gónada se transforma en testículo, el cual empezará muy
pronto a producir hormonas masculinas llamadas andrógenos,
si el ser en desarrollo tiene dos cromosomas X, la gónada se
desarrolla como ovario para formar óvulos.
18. El niño, al nacer, es denominado varón o hembra según
el aspecto de los genitales externos y desde ese preciso
momento será educado por los padres, según el sexo que se le
ha atribuido. Este aspecto de la sexualidad se le conoce como
sexo sociocultural porque ayuda a concordar armónicamente
con el sexo genital del individuo.
La niñez de un ser humano termina con la aparición de
la pubertad y es cuando se desarrolla el sexo fenotípico con la
aparición de los caracteres sexuales secundarios que
externamente configurarán al individuo en una mujer o un
hombre. En esta época se manifiestan también las primeras
tendencias sexuales de manera clara y objetiva.
El sexo psíquico constituye las características
psicológicas que distinguen a un hombre de una mujer, y
aunque están determinadas por factores biológicos, también
influyen los aspectos culturales y sociales.
19. La identidad sexual se produce cuando uno descubre la
relación adecuada que ha de existir entre la realidad objetiva
de su cuerpo sexuado y la vivencia subjetiva de su sexualidad.
Si uno es hombre, percibe su identidad como hombre. Si esta
identificación no se da, hay una anomalía o desajuste en la
personalidad.
Como mujer o como hombre, el ser humano aprende a
relacionarse y amar a los demás, no se puede hacer de la
sexualidad una actividad externa a la persona. Como se
expresa en todos sus actos, no puede ser objeto de uso, pues
usar la sexualidad implica usar también al ser humano.
Cualquier práctica que intente usar al ser humano, como la
prostitución o la pornografía, niega el fin del ser humano y tiene
consecuencias serias para los implicados en su cuerpo, mente
y espíritu de carácter nocivo o negativo.
20. La constatación de estas realidades nos permite afirmar que la
sexualidad humana no es una característica accidental o
accesoria que se pueda dar o no, sino que es fundamental
para la definición de lo que es un ser humano, ya que desde la
concepción hasta la muerte el ser humano se experimenta
como hombre o mujer; y especialmente porque en el humano
la sexualidad tiene aspectos psicológicos, sociales, culturales,
espirituales y éticos.
El comportamiento sexual ha sido siempre calificado
desde una normativa ética, cualquiera que sea la cultura que lo
estudie. A pesar de los muy variados intentos de liberación
sexual, la sujeción de la sexualidad humana a una norma ética
y en contra de lo afirmado por la permisividad social, ha sido
un hecho incontrovertible en todas las culturas de todos los
tiempos.
Todos los actos sexuales son actos humanos en los que
interviene la libertad de decisión y por ello se experimentan --
21. espontáneamente como buen os o malos, es decir, con una
connotación ética.
Esta valoración ética de la sexualidad manifiesta su
profundo arraigo en la persona misma, lo que demuestra que
vienen de una dimensión que toca nuestra identidad, no solo
corporal, sino también mental y espiritual.
Al estar íntimamente relacionada la dimensión sexual
con el “yo” personal, la capacidad de donarse en cuerpo y
espíritu, el ser humano protege de forma particular, las zonas
corporales y los actos implicados en su sexualidad.
A este sentimiento de respeto y cuidado, que es algo
natural, le llamamos pudor, pues la intimidad corporal solo se
muestra a quien uno abre también su interioridad. El Nudismo
no es algo natural, porque implica renunciar a nuestra intimidad
y sin ella, el ser se degrada espiritualmente.
22. La identidad sexual no se adquiere en el vacío, no es
algo que se lleve bajo el brazo o caído del cielo con lo que la
persona se encuentra. No existe identidad personal sin
identidad sexual y la interacción entre ambas es continua a lo
largo de toda la vida.
El ser humano, ineludiblemente, necesita relacionarse
con sus semejantes y en todas sus relaciones tiene que tener
en cuenta el dato fundamental de su propia sexualidad y de la
sexualidad del otro, solo así pueden establecer relaciones
armoniosas y productivas. No se puede establecer relaciones
con seres neutros, pues si estando en un lugar público, se
sienta a mi lado un individuo que no se si es hombre o mujer, lo
natural es que me ponga muy nervioso y rehúya relacionarme
con él, pues saber su sexo me permite saber de que manera
voy a relacionarme con dicho individuo.
23. Charla No. 3
El sentido cristiano de la
sexualidad y la salvación que
Jesús nos trae.
24. Visión cristiana de la sexualidad:
La sexualidad humana se puede estudiar desde varios
ángulos: científico, psicológico y ético, esta charla se sitúa en el
tercero, allá donde nos preguntamos por lo bueno y lo malo.
En la visión de la sexualidad y en los comportamientos
sexuales se ha operado un gran cambio en los últimos 50 años,
se puede afirmar en líneas generales que se ha pasado de una
visión cerrada a una mirada más abierta y positiva; y de unos
comportamientos rígidos y estrechos a formas de actuar más
libres y espontáneas.
En conjunto, estos cambios se han de mirar con
esperanza, porque la sexualidad es una obra de Dios y una de
las realidades más bellas de la vida y un mejor conocimiento de
la biología y la psicología humanas no ataca a la obra de Dios,
sino que la favorece, porque la desarrolla. Lo cual no obsta
para que afirmemos que ciertos comportamientos, ciertas
maneras de pensar, no pueden mirarse con ojos de aprobación
25. y permisividad, ni siquiera con indiferencia, porque son
inaceptables para la vida cristiana.
El cristianismo toma muy en serio la sexualidad humana
y la coloca como algo muy importante. Desde una perspectiva
cristiana, la sexualidad es buena, porque es fuente de felicidad
y gozo y no se ve en ella a una fuente de peligros y de pecados
Dios quiere precisamente todo lo contrario, nos ha hecho
sexuados para que nuestra vida sea más dichosa.
Pero también la palabra frágil le cuadra a la sexualidad,
como las mejores cosas del ser humano, la sexualidad es algo
frágil, puede romperse con facilidad y necesita cuidados diarios,
todo esto debido a la erotización del ambiente que acrecienta
los estímulos sexuales, y a la supervaloración del aspecto físico
de la sexualidad, de tal modo que se olvida el aspecto
psicológico y espiritual, que son lo mas importante en ella.
26. Con lo anterior, se disocian el deseo y la entrega. La
relación amorosa es una síntesis de estos dos factores, que no
deben separarse, pues la entrega es la que le da estabilidad a
la vida sexual, mientras que el deseo, por estar ligado a los
sentidos, es mucho más cambiante.
Imagen de Dios:
La dignidad de la persona humana nace del hecho de
que todos somos imagen de Dios. La Biblia afirma que la
imagen plena es la pareja, hombre y mujer, con ello nos
muestra el sentido profundo de la sexualidad humana, nos dice
que la pareja es el retrato de un Dios amoroso y comunitario; y
nos enseña que ese amor se expande en la creación de seres
libres y solidarios. Es por eso que hablamos del matrimonio
como “sacramento”, porque es un retrato comunitario de Dios y
canal o instrumento de su Gracia.
27. Colaborador de Dios:
Para la Biblia el ser humano es siempre colaborador de
Dios. La creación del universo es un proceso continuado, y el
ser humano es co-creador junto a Dios. La pareja humana
ocupa un lugar especial en el campo de la creación con la
procreación, crianza y educación de nuevos seres humanos.
Tres Notas: Tres criterios:
Para una valoración ética de los comportamientos
sexuales, hemos de tomar en consideración tres notas que
acompañan a la sexualidad humana:
primera nota: la persona humana.
Segunda nota: el amor
Tercera nota: La dimensión social.
El primer criterio para valorar éticamente la sexualidad
es la persona humana: más en concreto, si tal actividad es --
28. personal o personalizante, esto quiere decir que nace de la
consciencia, de la libertad y el sentido de responsabilidad de
los sujetos y que los hace mas personas.
La sexualidad es un factor decisivo del desarrollo de la
personalidad en dos sentidos, el individual y el social, es uno de
los factores de la personalidad equilibrada y madura y de la
apertura, la comunicación y la sociabilidad.
En consecuencia, es ética o moralmente incorrecta toda
actividad sexual que degrade la persona humana,
equiparándola a la sexualidad animal; este criterio se aplica a
las actividades externas como los negocios, los espectáculos y
la publicidad, y vale también para los comportamientos más
íntimos y particulares de cada uno.
El segundo criterio para valorar la actividad sexual es el
amor, pues ella debe ser el resultado y la expresión del amor.
Hay que afirmar abiertamente que la actividad sexual sin amor
29. es inhumana, y por lo tanto, inmoral, ya que degrada a la
persona y la convierte en objeto. El amor es un gesto
totalizante y exclusivo, porque en él se da toda la persona,
todo el ser y porque sexualmente no se puede amar a dos
personas, porque la persona amada es algo único para mi.
Por eso la actividad sexual que no nace de ese amor es
moralmente incorrecta. Se ha devaluado porque no existe el
amor. Para el cristianismo devaluar la actividad sexual equivale
a devaluar a la persona. Las relaciones íntimas ocasionales
contradicen por completo este amor y son totalmente
inaceptables para un buen cristiano.
El tercer criterio para valorar éticamente la actividad
sexual es la dimensión social. El ser humano es social por su
propia naturaleza; nace, crece y se realiza en sociedad, y esta
le impregna y le configura.
30. Por lo anterior, podemos afirmar que la actividad sexual
para ser éticamente correcta no debe ser clandestina, pues la
clandestinidad no es buena ni para la sociedad ni para la pareja
ya que no es personalizante ni favorece el amor. Por ello
decimos que la actividad sexual éticamente correcta o
moralmente buena debe contar con la aprobación, amparo y
reconocimiento de la sociedad a través de la familia y las
amistades de la pareja.
31. Charla No. 4
El amor a Dios va de la mano con
el amor al prójimo.
32. El amor a Dios y el amor al prójimo:
“Si alguno dice: Amo a Dios, y aborrece a su hermano,
es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve,
no puede amar a Dios , a quien no ve. Y hemos recibido de él
este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su
hermano (1 Jn. 4, 20-21)
La virtud teologal de la caridad, se expresa en dos
direcciones: hacia Dios y hacia el prójimo. En ambos aspectos
es fruto del dinamismo de la vida de la Trinidad en nuestro
interior.
En efecto, la caridad tiene su fuente en el Padre, se
revela plenamente en la Pascua del Hijo, y es infundida en
nosotros por el Espíritu Santo. En la caridad Dios nos hace
partícipes de su amor. Quien ama de verdad con el amor de
Dios, amará también al hermano como Dios lo ama. Aquí radica
la gran novedad del cristianismo: no puede amar a dios, quien -
33. no ama a sus hermanos, creando con ellos una íntima y
perseverante comunión de amor.
La enseñanza Bíblica:
La enseñanza de la Sagrada Escritura a este respecto
es inequívoca. El amor a los semejantes es recomendado ya a
los israelitas: “No te vengarás ni guardarás rencor contra los
hijos de tu pueblo y amarás a tu prójimo como a ti mismo” ( Lv.
19, 18) Aunque este mandamiento parece restringido
únicamente a los israelitas, progresivamente se entiende en un
sentido cada vez más amplio, incluyendo a los extranjeros.
En el Nuevo testamento este amor es claramente
ordenado en un sentido universal, supone un concepto de
prójimo que no tiene fronteras (Lc. 10, 29-37) y se extiende
incluso a los enemigos.
Es importante notar que el amor al prójimo se considera
34. imitación y prolongación de la bondad misericordiosa del Padre
Celestial, que provee a las necesidades de todos, y no hace
distinción de personas.
En cualquier caso, el amor al prójimo, permanece
vinculado al amor de Dios, pues los dos mandamientos del
amor constituyen la síntesis y el culmen de la Ley y de los
Profetas (Mt. 22, 40). Solo quien practica ambos mandamientos
está cerca del Reino de Dios.
Siguiendo este itinerario, que vincula el amor al prójimo
con el amor a Dios, y a ambos con la vida de Dios en nosotros,
es fácil comprender por qué el Nuevo Testamento presenta el
amor como fruto del Espíritu y como el primero entre muchos
dones enumerados por San Pablo en la Carta a los Gálatas.
La tradición Teológica ha distinguido entre las virtudes
teologales y los frutos y dones del Espíritu Santo, pero los ha
puesto en correlación.
35. Mientras las virtudes son cualidades permanentes
conferidas a la criatura con vistas a las obras sobrenaturales
que debe realizar y los dones perfeccionan tanto las virtudes
teologales como las morales, los frutos del Espíritu son actos
virtuosos que la persona realiza de modo habitual y con gusto.
En este mismo sentido, la Carta a los Colosenses dice:
“Por encima de todo esto, revestíos del amor que es el vínculo
de la perfección”.
El amor al prójimo tiene una connotación cristológica,
dado que debe adecuarse a la forma como Cristo vivió su vida:
Él dio su vida por nosotros y así nosotros debemos dar la vida
por los hermanos que es lo que distingue a los verdaderos
discípulos de Jesucristo. Solo quien se interesa por el prójimo y
sus necesidades muestra concretamente su amor y su fidelidad
a Jesús el Cristo.