1. LA FIESTA DE SANGRE Y LOS MÁRTIRES DEL DESTINO HORIZONTAL.
Echo en llanto, aquella niña, todos voltearon a verla, bajo por las gradas desesperada ante
la mirada de todos, su corazón tierno no soporto ver la tradición de muerte de toros, gritaba
la pobre niña, decía, déjenlo por favor, no lo maten, la gente se reía, bajamos a darle el
alcance, la niña desesperada veía desde el palco, como le fluía la sangre al pobre animal
tenía una banderilla incrustadas en el lomo, de pronto se desvaneció, la cogí entre mis
brazos la gente reía, parecía otro espectáculo, de satisfacción del dolor ajeno, solo era el
corazón tierno de una niña que amaba el mundo de paz veía por primera vez la maldad
extrema del adulto, me pregunte cuantas pesadillas tendría, broto en mis ojos unas lagrimas,
reflexione, que hacíamos por salvar corazones tiernos, de un infierno de sangre, no entendía
porque mataban a estos animales, pronto llegaron sus familiares, la tenía entre mis brazos,
su madre la cogió y la llevaron, se perdió entre la multitud, no entendí ese sadismo de
lastimar por diversión, nos encontrábamos en una tradicional corrida de toros, por la
invitación de un amigo, que con orgullo lucia, el nombre de su ganadería, llamada el
pajonal, un compañero universitario llamado de cariño García, le increpe porque, mataban a
los toros, respondió, para ello fueron criados son toros de lidia, es una tradición es un
negocio, guarde silencio, estuvimos cerca de todo ese ritual había una banda de músicos
que motivaba la fiesta de sangre y vicio, todos se servían vino, parecían tomar todos la
sangre de aquel animal muerto, me despedí de todos y decidí salir, en el camino me dio el
alcance Sergio, el había asistido conmigo a la corrida de toros, mientras caminábamos me
dijo, vi que llorabas por la niña, respondí nos comportamos peor que animales, guardo
silencio, cuando me animo a tomar unas cervezas en uno de esos bares tradicionales, me
senté quería olvidar los terribles momentos que había vivido, iniciamos a beber como dos
vikingos después de una guerra, nos atendía una señora muy risueña, y yo pregunte porque
dicen que aquí hay brujos, la señora respondió por que los hay, echamos a reír a carcajadas
en serio dije, si respondió la señora, al frente hay uno que puede predecir el futuro, Sergio
volteo a ver y dijo vamos, no creo en eso dije, vamos insistió, fuimos algo ebrios, entro con
un semblante alegre de saber su futuro, después de un largo rato salió, tan desanimado, que
no entendía su cambio de ánimo, que le habría dicho, ese brujo, Sergio veía con nostalgia
el firmamento, yo le dije que paso no quiso decir nada, ahora me toca a mi invitarte una
cervezas dije, ese día al parecer los dos habíamos tenido un encuentro con la maldad de este
mundo, volvimos a la mesa y fue allí que replique que no creía en charlatanes, el dijo que
no era así que la ciencia oculta si existía, yo le dije que no creía en esas cosas, que solo
existía lo objetivo lo científico, entonces dijo que no crees en las animas, no dije fue cuando
me relato que de niño, vio a su tía después de fallecida, yo replique que fue solo sugestión,
por pensar en ella, fue cuando dijo no crees entonces, bueno te reto a ir al cementerio,
replico haber si no crees, bueno le dije el miedo no existe solo el peligro, el cementerio es
un lugar hermoso, de descansó y de recuerdos, vamos entonces dijo, vamos dije, en el
camino seguía pensativo Sergio, fue cuando volví a preguntar qué te dijo ese brujo, y él
contestó con nostalgia, me ha dicho que seré un desdichado que no podre salir nunca de
2. este país, yo sonreí le dije vez por creer en brujos, el hombre es arquitecto de su propio
destino dije, el dijo esa frase repites siempre, seguro que es de ese autor argentino
ingenieros, claro que si afirme, llegamos al cementerio, había una luz tenue, estábamos
ebrios sin embargo teníamos un natural miedo, tome partida por mi filosofía de vida el
miedo no existe el peligro si, camine me senté sobre la tumba y dije vez no existe nada,
sonrió, ahorita salen dijo, echamos a reír, mientras tomábamos unas cervezas, me recordé
de la niña, habría despertado, tal vez su madre la acariciaba, que piensas dijo Sergio en mi
infancia dije, haber cuéntame me dijo, sabes le dije cuando yo tenía la edad de diez años
estos meses nos preparábamos en mi pueblo, para la navidad, yo y un grupo de niños nos
vestían de blanco y nos hacían unas alas de cartulinas blancas, forrados con plumas de
ganzos y cantábamos en una ronda la navidad, en un nacimiento hecho por nosotros, todo el
pueblo festejaba, con canticos católicos, de pronto llegaban desde otro lugar otros niños
vestidos de pastorcitos y ellos caminaban cerca a nosotros, había un niño que se vestía de
un oso de las alturas, acompañaba a los pastorcitos, y luego al día siguiente todos
compartíamos leche fresca y dulces panes salidos del horno, nos abrazábamos y así pase
mi infancia por eso siento tanta ternura por esa niña dije, mientras hablaba brotaban
lagrimas de mis ojos, no llores me dijo sergio, me dio un abrazo de amigo, estábamos
ebrios, vamos dijo ya amaneció, salimos de aquel cementerio abrazados en el camino se
escuchaba el canto de algunos gallos de aquella campiña, después de ese día no lo volví a
ver a mi entrañable amigo, hasta que ayer me llego una foto a mi portal electrónico, era
sergio me decía en el encabezado mi gran amigo estas fotos son para demostrar que si pude
salir del país, cuando regrese le llevare unas piñas coladas al brujo campiñero, sonreí
estaba en punta cana una playa caribeña, junto a su pequeño hijo..........Autor: Elvis
Paredes Ruiz