Este documento narra las travesuras y excesos cometidos por un grupo de amigos durante un viaje al Caribe cuando eran adolescentes. Su madre, quien los acompañaba, comenzó a beber demasiado el segundo día del viaje. Para escapar de la situación, decidieron ir a Cozumel esa noche. En el hotel, continuaron bebiendo en exceso en la discoteca e hicieron varias travesuras como orinarle las valencianas a otros clientes y desnudarse para bailar. Más tarde, vomitaron y ensuciaron las sában
1. Pandilla Salvaje
En algunos momentos de la vida de mis amigos y la mía el exceso en el
consumo de alcohol produjo efectos tragicómicos (cómicos para nosotros,
trágicos para otros involucrados). Estos sucesos no me llenan precisamente de
orgullo, fue salvajismo propio de personas que no han tenido la oportunidad de
recibir preparación intelectual de clase alguna, sin embargo, cuando en
reuniones, las platicamos con un gusto inmenso, como si nos hubieran hecho
merecedores al Premio Nobel o similar, ¿Por qué será que hacemos esto?, cierto
es que la estupidez no tiene lógica, si la tuviera dejaría de ser estupidez…
La Noche de la Iguana en Cozumel
Cuando mi hermano y yo teníamos 14 y 19 anos, respectivamente, mi
madre organizo un viaje al Caribe, aun hermoso lugar llamado Akumal, tuvo a
bien llevar a mis hermanas, quienes estaban muy pequeñas, 4 y 3 anos, se le
ocurrió que la presencia de mi nana no era necesaria, que ella sola podría
controlar cualquier situación, İLástima!, no fue asi…
Para el segundo día se mesaba los cabellos y comenzó a beber a destajo,
nos mandaba a mis hermanas y entre mi hermano y dos amigos que iban con
nosotros las entreteníamos lo mejor posible, en el tercer día de su borrachera ya
no sabíamos qué hacer con ella, se nos ocurrió ir a Cozumel en transbordador y
tomar ahí un vuelo de vuelta a casa, ya que permanecer ahí después de que había
insultado al Gerente, Meseros y Camareras no nos parecía muy cómodo.
Mis hermanas lloraban espantadas al ver a nuestra madre como apache
marihuana, como ellos pedía”whisky y rifles” y tiraba vasos y platos al piso.
Nuestros amigos, que de años atrás conocían acerca del alcoholismo de mi
madre la iban sobrellevando, teníamos algo de paz cuando dormía la borrachera y
disfrutábamos de la belleza del lugar. Pero tuvimos que salir de ahí antes de que
los del Hotel nos tiraran a todos a los tiburones.
2. Llegamos con bien a Cozumel, el avión salía al día siguiente, así que tuvimos
que pasar la noche en el Hotel Presidente, entonces un lugar favorito de
lunamieleros y familias.
Nuestros amigos eran José Luis y Tachi, José Luis tenía un problema
auditivo que solucionaba con un aparato para la sordera, alto y delgado, cabellos
castaño claro, ojos café claro, vestido con playeras Lacoste como buen niño
pedregalero, Tachi tenía una descripción física parecida, vestía mas cumbanchero,
muy de los 60’s, hijo de un Medico militar muy afamado, de gratísimos recuerdos
para todos.
Mi madre se calmo o se agoto en su alcoholismo y se quedo más o menos
tranquila en su cuarto con mis hermanas, así que los demás decidimos ir a la
discoteque del hotel.
Apenas estaban abriendo el lugar cuando llegamos, nos instalamos y
decidimos tomar varias rondas de “Hidalgo” (chin chin el que deje algo) y
acordamos que ninguno nos “rajaríamos”, para el”Hidalgo”numero 5 la gente
comenzó a llegar, y vimos con gusto que tenia un grupo de rock alternando con la
música grabada.
Tiempo después, ya superado el “Hidalgo” numero 12, José Luis comenzó a
“debrayar” (actuar loco), quería bailar a como diera lugar, fue a sacar a bailar a
algunas lunamieleras, las cuales declinaban amablemente la invitación, cosa que
lo comenzó a enfurecer, su “Mr. Hyde” apareció y por fin una chica espantada
accedió a bailar , el resto nos revolcábamos de la risa, al bailar daba de tumbos en
la pista y derriba a las demás parejas, tras varias piezas la chica hizo mutis y José
Luis se quedo solo en la pista, se hinco y movía los brazos haciendo con la mano
el signo de "amor y paz”, la luz negra intermitente lo hacía ver satánico. Nadie se
atrevía a decirle nada, menos a subir a bailar, cuando José Luis se aburrió de
derrochar estilo, y tras pretender bailar con la vocalista del grupo regreso a la
mesa, los ”Hidalgos” continuaron.
Tachi decidió que era un buen momento para orinarle las valencianas a
algunos de los asistentes a la disco, se les acercaba, les preguntaba algo y los
3. “firmaba’ mientras hacía ademanes con las manos para que no voltearan hacia
abajo y se dieran cuenta que estaban siendo “marcados”, era tras algunos
momentos que sentían que estaban mojados, ya para entonces Tachi estaba en
otra parte de la disco y los afectados no sabían exactamente que les había
pasado, la expresión en sus rostros era de extrañeza, supongo que hasta el
siguiente día el aroma y la mancha en sus pantalones les indico lo que realmente
les había sucedido.
Mi hermano le decía a José Luis que no era realmente su amigo, y el otro
con tanto alcohol dentro le decía que iba a llorar si le seguía diciendo así.
-“solo que te metas a nadar desnudo en este momento te perdono”- le dijo mi
hermano
José Luis se levanto, se quito su playera y la tiro, se quito los pantalones y
los tiro, la gente no podía creerlo, se bajo los calzoncillos, se tropezó con ellos y
cayó al piso panza al cielo…ni los hermanos Marx sonaron que esto pudiera algún
día suceder en un centro nocturno. Una señora se apiado de él y le ayudo a
vestirse de nuevo, pero para entonces mi hermano se había llevado su playera y
la metió en un excusado y le jalo… la playera fue engullida…
Quise que nos fuéramos y no me hicieron caso, abandone el lugar y me fui
a nuestro cuarto, me lave la cara con agua fría tratando de que la borrachera no
me invadiera, estaba en esto cuando mi hermano y Tachi trajeron a José Luis
descamisado al cuarto, los demás lo querían depositar ahí y regresar a la disco, ya
en el delirio tomo una botella de vidrio con agua y me la arrojo, paso muy lejos, su
puntería también estaba disminuida, paso un momento más y se desplomo en el
piso, lo mal acomode en su cama y procedí a recoger los vidrios de la botella.
No se en qué momento el aparato auditivo de José Luis fue a dar a uno de
los cajones, al otro día apareció tras una búsqueda frenética en el cuarto.
José Luis acercaba el oído contrario al del aparato para escucharnos, Tachi
le decía:
-“Pues mejor ponte el aparato en ese oído, porque sigues sin oír ni madres”
4. Me acosté y cuando ya me estaba quedando dormido regresaron el otro
par, venían felices y ahogados, Tachi fue al baño y vomito de larga distancia hacia
el excusado, la mayoría cayó en la taza, pero la fuerza de gravedad hizo que parte
se quedara en el camino, se lavo y se fue a dormir, como la regadera era
direccional y con una presión impresionante lave la egagrópila satisfactoriamente
y me fui a dormir.
Mi hermano comenzó a hacer ruidos extraños y me di cuenta que se había
zurrado, a la regadera de presión… su óbolo quedo en las sabanas, las hice bolas
y en la playa cave una fosa profunda y les di sepultura, si me hubiera visto algún
policía o similar hubiera creído que era un muerto, al menos por el olor…, gracias
al Cielo no tuvimos una escena policiaca tipo “CSI NY”.
Al amanecer pude por fin dormir, nos levantaron temprano porque mi
madre había reservado un viaje en lancha con mariscos a prepararse (a buena
hora se le fue la borrachera densa), todos maltrechos fuimos al tour, Tachi se
reanimo buceando y respirando oxigeno, yo solo respire oxigeno, me metí al agua
pero solo metía la cabeza, el cabus lo traía en la superficie, así también me
reanime.
Pero mi hermano y José Luis iban dejando una estela de vomito a lo largo
del bello Caribe, mi madre dijo con sorna
-“Tomaron un poco…”
-“No tienes idea cuanto, fueron más de cincuenta copas" (llegamos al “Hidalgo”
numero 17)
-‘no es cierto, no exageres”
-“bueno, ya verás la cuenta…”
José Luis no recordaba donde había quedado su playera y tuvo a mal
mencionarlo delante de mi mama, le dijimos que había causado baja en el baño
de la disco. Al regresar fue a pedirla, claro que la ignoraron olímpicamente…
Y cuando liquido la cuenta y vio el consumo del bar se quedo estupefacta…
5. ¿A poco creía que ella era la única que podía beber como salvaje?
Naturalmente este viaje resulto inolvidable para nosotros, imagino que
para los que nos vieron debe ser un recuerdo infausto, los pobres lunamieleros y
la señora samaritana, los “barnizados” por Tachi y quien haya encontrado en
lugar de un tesoro enterrado las sabanas flameadas… no era precisamente el
tesoro de Jean Laffitte.
Akumal
De izq. a der. : un servidor y un compañero de
la Universidad, Tachi conserva las fotos de el
viaje narrado, el de esta foto fue posterior.