El documento habla sobre la baja afluencia a los vacunatorios en Lima y Callao en las últimas semanas. Se han aplicado 128,500 dosis diarias en lugar de las 250 mil de la semana anterior. Esto pone en riesgo la meta del ministro de Salud de vacunar al 50% de la población para fines de septiembre. Entre los factores que explican la deserción se encuentra la desinformación sobre la vacuna china Sinopharm y el temor a sus efectos secundarios. También influye que algunos países no reconocen esta
Vacunatorios de pena: menos gente acude a inocularse
1. Precio: 6 SOLES
Director: CÉSAR HILDEBRANDT
•Viernes 27 de agosto del 2021 • Año 12 • Nº 554•
(12 y 13)
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¡Laconfianza
Laconfianza
esdeCerrón!
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■ Elpresidenteenlasombraestáeneltopedesupoder
(2, 3 y 4)
CartaabiertaaPedroCastillo:
decídaseagobernarorenuncie
MATICES
"La obligación primaria de la inteligencia es desconfiar de ella"
2. 2ALEXANDRA AMPUERO
D
esde el fin de sema-
na, los vacunatorios
de Lima y Callao es-
tán medio vacíos. El
número de vacunas
inoculadas en los últimos siete
días refleja la crisis de afluencia
a los centros de vacunación. En
la última semana, el ritmo diario
de inoculaciones cayó de 250 mil
a 128,500 dosis aplicadas. Aun
así, el ministro de Salud Hernan-
do Cevallos Flores es optimista
y espera vacunar al 50 % de la
población incluida en el padrón
para finales de septiembre. Ac-
tualmente ha recibido al menos
dos dosis el 27 % de la población.
El analista de datos Rodrigo Pa-
rra Wong calcula que para llegar a
la meta propuesta por Cevallos se
debería aplicar 309 mil dosis por
día. Casi el triple que la cadencia
actual. El mayor desafío que en-
frenta el Ejecutivo será convencer
a la población de que acuda a ino-
cularse el suero chino.
¿Por qué, si la necesidad
apremia, el fin de semana no se
llegó a la meta? Este semanario
recorrió los principales vacuna-
torios de Lima y constató que, a
diferencia de las interminables
colas que hubo hasta hace una
semana, lo que sobran ahora
son sillas vacías en las áreas de
espera.
En el polideportivo de Vi-
lla El Salvador las enfermeras
comentan que vienen siendo
días “extraordinarios”. “Vemos
mucha menos gente que la se-
mana pasada. Normalmente, al
iniciar la jornada vemos colas,
pero ahora nada”, comenta una.
“Cuando comenzaron a bajar el
rango de la edad, bajó la afluen-
cia”, añade otra.
En el Campo de Marte la es-
cena se repite. “Así como está
viendo el lugar ha estado todos
estos días desde que empezaron
con los menores de 40”, señalan
las enfermeras.
“Hemos mantenido los 38
años. Seguramente si lo bajába-
mos, hubiéramos logrado una
afluencia mayor de gente”, dice
el ministro de Salud. Luego ex-
plica por qué no ordenó bajar
el rango de edad: “Esta fue una
vacunatón sobre todo de segun-
das dosis. Queríamos insistir en
llegar a un porcentaje mayor de
vacunados en adultos mayores
porque son la población más
susceptible en una tercera ola.
Necesitamos cerrar esa brecha”.
Lo cierto es que, hasta la se-
mana pasada, no se llegaba ni al
60 % de los adultos mayores de
60 años vacunados con las dos
dosis. En el caso de los adultos
de 40 a 60 años la brecha es más
amplia. Sólo el 46 % recibió los
dos pinchazos.
Enrique, de 54 años, pertene-
ce a ese grupo de no vacunados.
Le tocaba aplicarse el suero de
Pfizer, que ha demostrado pre-
venir la enfermedad grave al 93
% los primeros meses después
de la segunda dosis. De habér-
sela aplicado en su momento, es
muy probable que hoy no esta-
ría librando una batalla a muer-
1Vacunatorio en el parque Sinchi Roca, Comas, el martes 24 de agosto.
1Así estaba, ese mismo día, la instalación del Polideportivo de Villa El Salvador.
Vacunatoriosdepena
■ Múltiples
explicacionespara
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deserción.Elcrimende
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arriarán
"La obligación primaria de la inteligencia es desconfiar de ella"
3. te con el virus, saturando al 88
%, en la cama de un hospital.
“Mi esposa dijo que cuidándo-
nos con dióxido de cloro evita-
ríamos la enfermedad”, cuenta
a este semanario. Él le creyó.
Raúl, de 62 años, también
decidió no acudir a inocularse
la segunda dosis del suero. “La
primera dosis me tumbó por va-
rios días con fiebre y malestar
y no quise pasar por lo mismo
otra vez”, recuerda. Se infectó
y, aunque no ha sido hospita-
lizado, tiene que comprarse un
balón de oxígeno para librar la
guerra contra el Covid-19.
El doctor Alberto Tejada
Conroy, Director General de la
DIRIS Lima Sur, comenta que
un factor clave que explica la
deserción en los vacunatorios
es la campaña de desinforma-
ción. Cuando se empezó a apli-
car la vacuna del laboratorio
Sinopharm, muchos de los que
acudían a los vacunatorios de-
sistían en la cola al enterarse
que les pondrían el suero chino.
“El Jockey Plaza era el lugar en
el que menos recepción tenía
esa vacuna. Había un 50 % de
gente que cuando le decías que
les pondrían Sinopharm, se re-
tiraban ahí mismo”, recuerda el
funcionario. “Con una estrate-
gia de comunicación más efec-
tiva, esperamos disminuir ese
porcentaje”, dice. Y luego aña-
de: “También vimos que mucha
gente no va a vacunarse porque
en algunos países no permi-
ten ciertas vacunas. En Europa
permiten cualquiera menos Si-
nopharm. Ahí hay una traba”.
A Lorena, de 36 años, le toca
vacunarse esta semana, pero
dice que no lo hará porque tiene
programado un viaje a España a
fin de año. Espera que más ade-
lante pongan a disponibilidad
dosis de Pfizer. “Ojalá el virus
no llegue primero”, dice. Toda-
vía no se ha enterado de que sin
vacunarse no la dejarán subir al
avión.
“Esta vacunatón ha sido
descentralizada, ha sido en 15
regiones, además de Lima, don-
de hemos abierto ocho centros
más. Si bien la vacunación en
provincia se daba desde antes,
no era con la misma celeridad
porque sólo había Pfizer y allá
no se garantizaba cumplir con
la estricta cadena de frío que
requiere esta vacuna. Ahora
que hay Sinopharm es más fácil
llevarla. Es obvio que las vacu-
natones en provincia hacen que
baje la incidencia en Lima”, dice
el ministro Cevallos para expli-
car por qué hay menos afluencia
de gente en los centros de vacu-
nación en la capital. Sin embar-
go, las cifras y los cambios for-
zosos en el cronograma golpean
el optimismo del ministro y la
marcha hacia la inmunización
colectiva.
NUEVO CRONOGRAMA
Según el cronograma que
dejó el extitular de Salud Óscar
Ugarte, los adultos de 30 años
debían ser vacunados en agos-
to. El mes de septiembre estaba
destinado para los mayores de
20. Eso era en el papel. Los he-
chos apuntan a que la previsión
de la administración Sagasti se
hizo en base a contratos toda-
vía por firmar y sin revelarle a
la población que el cargamento
más importante de vacunas en
camino era de la farmacéutica
estatal china. El resultado es
que, al término de esta semana,
solo serán vacunadas las perso-
nas de 36 y 37 años que, como
refleja la escasa afluencia a las
vacunatones, es la más reacia a
inocularse con Sinopharm. Los
cálculos del exministro Óscar
Ugarte resultaron el cuento de
“La lechera” en versión pande-
mia.
Ugarte trató de salir airoso de
los cuestionamientos, responsa-
bilizando a Héctor Béjar de la
mala gestión mientras estuvo
al frente de la Cancillería. “El
retraso de las negociaciones de
más vacunas para el país obe-
dece a que Cancillería estaba
priorizando otra agenda”, dijo
Ugarte. Pero su sucesor reveló
que era una mala excusa. “Han
incluido la gestión de Béjar
como una causa de que una en-
trega de vacunas chinas se haya
retrasado cuatro días, cuando
el responsable no es el canciller
sino el vicecanciller, Luis Enri-
que Chávez Basagoitia. Y él se
mantiene desde la gestión pasa-
da”, responde el ministro.
NO SE LIBRAN DE UCI
Aunque en Perú no son más
de 20 los adultos vacunados
con dos dosis internados en una
Unidad de Cuidados Intensivos
(UCI), a los médicos les llama
la atención el cuadro con el que
llegan a Emergencias. “En tres
días de internamiento, ya tienen
el 35 % de compromiso pulmo-
nar. Al quinto día, ya lo tienen
al 100 %. Eso debe ser por la va-
riante Delta”, afirma Jesús Val-
verde, presidente de la Sociedad
Peruana de Medicina Intensi-
va. “También hemos visto que
los vacunados que llegan a UCI
presentan compromiso hepáti-
co y renal severo. No se libran
de eso”, añade.
Según Valverde, no hay por
qué alarmarse, el número de pa-
cientes vacunados y graves está
dentro del margen considerado
por las farmacéuticas. “Ninguna
vacuna protege al 100 %”, señala.
Carlos, un médico de 54
años, sin enfermedades previas,
fue parte del 20 % que escapó
de la protección del suero de Si-
nopharm. Hace 20 días comen-
zó a tener síntomas de Covid-19
y dos semanas después fue tras-
ladado a UCI. “Ingresó con el 40
% del pulmón comprometido.
Estuvo hospitalizado con oxí-
geno en alto flujo y aun así no
respondió. En cuestión de días
avanzó hasta tenerlo al 50 % y
no nos quedó de otra que entu-
barlo y conectarlo a un ventila-
dor”, cuenta el doctor. “En su
caso, la protección vacunal ha-
bría disminuido con el tiempo,
ya que fue vacunado hace seis
meses”, dice Valverde.
La disminución de la efecti-
vidad de las vacunas conforme
pasan las semanas, especial-
mente frente a la variante Del-
ta, afecta a todos los sueros, in-
cluidos los de ARN mensajero,
como Pfizer. Recientemente,
la prestigiosa revista científica
“The Lancet” confirmó que la
efectividad de Pfizer frente al
contagio de la variante Delta
cae del 93 % al 53 % tras cuatro
meses de la vacunación.
La curva ascendente de
contagios y hospitalizaciones
en Israel, el primer país en va-
cunar a la totalidad de su po-
blación con Pfizer, es la prue-
ba empírica de estos estudios.
Por eso el gobierno de este
país ordenó una tercera inocu-
lación que ya se está aplican-
do a la población de menos de
40 años. Alemania y Estados
Unidos también han aprobado
recientemente la aplicación de
una tercera dosis.
Roberto, de 62 años, recibió
el suero de Pfizer en mayo. No
han pasado ni tres meses des-
de que le inyectaron el antído-
to contra el Covid-19 y aun así
ha desarrollado la enfermedad
en su versión más severa. Está
en UCI desde hace tres sema-
nas. “Si correlacionas Pfizer
con alguna variante que la haya
doblegado, es la Delta. Lamen-
tablemente nosotros aún tra-
bajamos a ciegas porque no
sabemos qué cepa es la que está
afectando a los vacunados. Eso
dificulta el tratamiento”, se la-
menta Valverde.
“Aunque la introducción de
la variante Delta en el Perú no
ha sido intensa como en otros
países, donde al cabo de ocho
semanas ya era el 80 o 90 % de
la secuencia, no quiere decir que
no exista la posibilidad de que
aquí termine predominando”,
comentó en una conferencia de
prensa la experta en virología
del Instituto Nacional de Salud
(INS) Lely Solari.
Los escasos datos de los que
se dispone en Perú apuntan a
que la variante Lambda está
cediendo paso a las variantes
Gamma, la cepa brasileña, y,
en menor medida, a la Delta.
El comportamiento del virus
es parecido al que tuvo en Chi-
le, donde hace unas semanas
tuvieron que volver a decretar
cuarentena por el rápido incre-
mento de contagios. ■
1Médico Alberto Tejada, director de la Dirección de Salud
de Lima-Sur: “En el Jockey Plaza escucharon la palabra
Sinopharm y se fueron”.
1Ministro de Salud Hernando Cevallos:aclaró a Óscar Ugarte
pero eso no es suficiente.
1Vacunatorio del Campo de Marte, Jesús María. Vacío total.
6 hildebrandt en sus trece DELVIERNES27DEAGOSTOALJUEVES2DESEPTIEMBREDEL2021
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"La obligación primaria de la inteligencia es desconfiar de ella"
4. CÉSAR
HILDEBRANDT
CartaabiertaaPedroCastillo
MATICES
Lima, 26 de agosto de 2021
Sr. Pedro Castillo Terrones
Presidente constitucional de
la república:
C
omo usted sabe, su
candidatura nunca
me atrajo. Dos días
antes de las elecciones
de abril, advertí a los
lectores de este semanario que,
fatalmente, Keiko Fujimori y us-
ted serían las opciones a escoger
en segunda vuelta. De la señora
Fujimori dije lo que siempre he
dicho: que encabeza una ban-
da de forajidos que finge ser un
partido político. Y sobre usted
sostuve que pertenecía a una iz-
quierda allegada al MOVADEF a
través del CONARE. La predic-
ción se cumplió: usted y la seño-
ra que confedera las excretas del
régimen que nos envileció como
nación pasaron a la segunda
vuelta.
En sucesivas columnas seña-
lé que, para evitar que la mafia
fujimorista regresara al mando
del país, nadie estaba obliga-
do a votar por un improvisa-
do como usted. Y añadí que la
abstención, el voto en blanco,
la boleta nula, la huida escénica
eran también salidas al espan-
toso dilema que se nos había
impuesto. En el fondo, señor
presidente, estaba convencido
de que la aplastante maquina-
ria de la derecha convertiría a la
señora Fujimori, para vergüen-
za del feminismo, en la primera
presidenta del Perú. Es más, así
se lo dije a Josefina Townsend
y a Renato Cisneros en una en-
trevista que tuvieron a bien ha-
cerme.
Esa dolida certeza se acrecen-
tó cuando escuché a su equipo
discutir con los sicarios argu-
mentales del fujimorismo en
aquel famoso y triste “debate
técnico”. ¿Pari iba a ser su mi-
nistro de Economía? ¿Esa se-
ñora llamada Celeste, salida de
un sueño de ayahuasca, iba a ser
alguien en su gabinete? ¿Aquel
otro chiflado tendría alguna in-
fluencia en su gobierno? ¿Esa
indigencia de ideas y propuestas
era el menú que tendríamos que
tragarnos para no aceptar la pai-
la canera del fujimorismo? Mi
respuesta fue que, en ese caso,
optaría por el fakirismo, la huel-
ga de hambre del IRA, la muerte
por desnutrición.
Pero los días pasaban y, sin
embargo, las encuestas no pin-
taban bien para quien Monte-
sinos había empezado a llamar
“La Chica”.
¿Qué estaba pasando?
Los encuestólogos trataban
de explicarlo en privado, con la
boca escorada: el antifujimoris-
mo ya era un poder del estado,
una ola gigante y antibiótica. Y,
además, la señora no gustaba, no
derramaba lisura sino mendaci-
dad, no planteaba un programa
de gobierno sino un festival de
táperes, bonos, sobres con cash,
alivios ad hoc según el público al
que se dirigía. La señora vendía
humo y carecía de fuego. Sólo
la rabia se le asomaba de vez en
cuando y cuando esa mueca la
desfiguraba todos sabían que,
en ese momento, sí que se había
sincerado.
■■■HAPASADOUNMESDESDE
QUEUSTEDASUMIÓELCARGODE
PRESIDENTEDELAREPÚBLICA,
SEÑORCASTILLO.YENESTAS
CUATROSEMANASHATENIDO
VARIASOPORTUNIDADESDE
DEMOSTRARNOSQUEESUSTED
ELPRESIDENTEYQUEESTÁAL
MANDO■■■
12 hildebrandt en sus trece DELVIERNES27DEAGOSTOALJUEVES2DESEPTIEMBREDEL2021
1Vladimir Cerrón y Pedro Castillo en mitin de campaña. Ya sabemos quién manda.
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césar
zamalloa
"La obligación primaria de la inteligencia es desconfiar de ella"
5. DELVIERNES27DEAGOSTOALJUEVES2DESEPTIEMBREDEL2021 hildebrandt en sus trece 13
Usted, señor presidente, por
su parte, seguía haciendo lo
suyo, que era muy poco. Prome-
tía un país para todos, una eco-
nomía para que los pobres deja-
ran de serlo, un futuro inclusivo.
Era usted el campesino que rei-
vindicaba la agricultura peque-
ña y familiar y era también el
profesor rural que planteaba
la igualdad. Yo, en cambio, no
podía dejar de recordarlo como
furioso dirigente del CONARE,
uno de los seudónimos del MO-
VADEF.
Pero mucho más importante
que las campañas de los can-
didatos fue la guerra desatada
contra usted por la gran prensa
y la televisión al servicio de las
supuestas élites. Pocas veces
la desvergüenza se ha acosta-
do tantas veces con el descaro.
Pocas veces la construcción del
miedo ha requerido tantos bus-
tos parlantes, tantas vocecitas,
tantos editoriales solemnes,
tantas unidades de investiga-
ción al servicio de un asesinato
moral. Lo que esa prensa repu-
tada no sabe es que ella creó el
clima que demandó a muchos ir
a votar por usted, señor Castillo.
Las unanimidades suelen pro-
ducir asco.
De modo que usted, señor
Castillo, fue elegido. Y a estas
alturas no importa recordar lo
que hizo de inmediato la de-
recha para ensuciar el proceso
y abortar su proclamación. El
verdadero rostro de las élites
truchas se vio en esas circuns-
tancias: abogados carísimos lle-
nando de otrosíes apelaciones,
demandas, desesperos. Los res-
tos del Apra deambulando en
televisión y hablando de buenos
hábitos. Lourdes Flores como la
tinterilla ávida que siempre fue.
Los escombros de la partidocra-
cia haciéndose pasar por monu-
mento surrealista a la decencia.
La derecha volvía a ser la misma
de siempre: un bufete plagado
de pendejos. Y quien sacó la cara
por el país fue el Jurado Nacio-
nal de Elecciones, con quien yo
mismo tuve frases de impacien-
cia e incomprensión. Fue el JNE
el que demostró que entre noso-
tros aún latía un Perú institucio-
nal que debía prevalecer.
Fue así como usted llegó a la
presidencia de
la república, se-
ñor Castillo.
El problema,
señor presiden-
te, es que pronto
dio usted seña-
les de no enten-
der cuál era su
mandato, la na-
turaleza del en-
cargo histórico
que se le había
dado el preciso año del bicente-
nario.
Porque el Perú, al despreciar
a la prensa unida alrededor de
la derecha y al no darle la presi-
dencia a la heredera de la mafia,
eligió la opción de un cambio, es
cierto, pero no apostó por la re-
volución leninista que un mesías
teatral como Vladimir Cerrón
auspicia como “única meta”.
Ha pasado un mes desde que
usted asumió el cargo de presi-
dente de la república, señor Cas-
tillo. Y en estas
cuatro semanas
ha tenido varias
oportunidades
de demostrarnos
que es usted el
presidente y que
está al mando.
Todas las ha des-
perdiciado. En
todos estos epi-
sodios ha sido el
señor Cerrón el
que ha salido triunfante, exitoso
y exultante.
El fin de semana pasado esta-
ba usted convencido de que Gui-
do Bellido era una incomodidad
y que debía abandonar la esce-
na. Y con él, algunos ministros
cuestionados con razón. El se-
ñor Cerrón tuvo la desfachatez
de amenazarlo en público, de
anunciar que las masas harían
justicia callejera si “la traición”
se consumaba. Y usted ha vuelto
a ceder.
Ya no me cabe duda, señor
presidente, de que usted no ejer-
ce plenamente sus funciones.
Tengo como certidumbre que el
chantaje permanente de Cerrón
funciona como un mecanismo
de relojería. No es usted cabal-
mente el presidente de la repú-
blica, señor Castillo. Ha tolera-
do y tolera usted que Vladimir
Cerrón, el secretario general del
partido que hoy funciona como
jaula y lastre definitivo, sea una
especie de mandatario paralelo,
de presidente en la sombra, de
mandón sin títulos ni legitimi-
dad ni actas escrutadas. En po-
lítica, señor presidente, no sólo
se requiere buena fe. Se necesita
carácter para afrontar lo difícil,
coraje para vencer las dificulta-
des, instinto de posteridad para
advertir dónde está lo adjetivo y
qué puede ser lo decisivo.
Lo que es penoso ver es a un
presidente legítimo que tolera
la usurpación y calla ante la in-
tromisión en el seno mismo del
poder de un socio que no sabe
de límites y que aspira a gober-
nar desde las sombras. O usted
toma la decisión de gobernar,
señor presidente, o el lápiz del
símbolo servirá para escribir su
epitafio político.
Escribo estas líneas sin saber
si el Congreso de la señora Alva
le va a dar o no la confianza al
gabinete del señor Bellido. Aquí
el problema no es su relación
con el Congreso hostil, señor
presidente. El gran asunto es sa-
ber si usted tendrá la dignidad
de hacerse respetar. Si el cora-
je no le alcanza para aclarar las
cosas, tiene usted la siempre vi-
gente opción de la renuncia.
Muy atentamente,
César Hildebrandt
1La portada previa a las elecciones:“La segunda vuelta podría estar esperando a una candidata que
reivindica la corrupción del fujimorismo y al hombre que está probadamente cerca del MOVADEF,
el brazo político de Sendero Luminoso”. El sobretítulo era sintomático: “Malas nuevas”.
■■■LOQUEESPENOSO
VERESAUNPRESIDENTE
LEGÍTIMOQUETOLERA
LAUSURPACIÓNYCALLA
ANTELAINTROMISIÓN
ENELSENOMISMO
DELPODERDEUN
SOCIOQUENOSABEDE
LÍMITESYQUEASPIRAA
GOBERNARDESDELAS
SOMBRAS■■■
"La obligación primaria de la inteligencia es desconfiar de ella"
6. DELVIERNES27DEAGOSTOALJUEVES2DESEPTIEMBREDEL2021 hildebrandt en sus trece 15
A
l establishment le gusta de-
cir que la izquierda no ganó
las elecciones: que Castillo
obtuvo menos del 20 % y
que el resto es obra del an-
tifujimorismo. De todos los
que defienden esta idea, el progresismo es
el más arrogante, quizás porque se siente
dueño de la educación sentimental contra
Fujimori, y sus representantes se alucinan
una suerte de policía moral del gobierno,
que puede poner y sacar, resondrar, decidir
cómo conducirse, qué ministros sí y qué
ministros no, quiénes valen y quiénes son
“impresentables” (cómo les encanta esa
palabra, cuánto la usan creyendo que los
salva de racismo vulgar). Mucho cuidado,
Castillo, nosotros le hicimos ganar las elec-
ciones y las ideas de Cerrón —no importa
que sea el líder del partido que lo llevó al
gobierno— deben ser cortadas de plano o,
mejor, erradicadas (como las plantaciones
de coca: oiga, de paso usted, señor Berme-
jo, lo estamos chequeando).
Esa es una forma de ver las cosas. Hay
otras. Yo pienso que es claro que la pan-
demia y su brutalidad cambiaron irrever-
siblemente, en el electorado, las nociones
básicas sobre qué es un buen gobierno,
un buen Estado, un buen sistema, qué es
verdadero desarrollo y bienestar, por qué
necesitamos gasto social. Así quedó sem-
brado el deseo de un cambio. Quizás no un
cambio radical revolucionario, pero sí el pe-
dido de transformaciones drásticas: el más
profundo en lo que va del siglo (transfor-
maciones que, en varios casos, solo podrían
hacerse o se facilitarían muchísimo con el
cambio constitucional).
Ese ánimo sigue allí.
No lo notan y es curioso: a algunos les
parece muy claro que Castillo fue el mal
menor y que parte de sus votos son presta-
dos, entregados a regañadientes. Pero tam-
bién Keiko Fujimori hizo tomar una deci-
sión desesperada a una parte del país:
votaron por ella cientos de miles
de peruanos que ocho semanas
antes pensaban que sí querían
un cambio, que creían que el
proyecto de país estaba en
crisis y había que transformarlo.
Pero el miedo pudo más: asustados
por el “comunismo” como desgracia peor,
decidieron la continuidad porque no les
quedaba otra.
La propia campaña lo mostró,
aunque ya nadie lo menciona: la
decisión de Keiko de robarle
a la izquierda su proverbial
tendencia a las promesas
regalonas —que rompen
el presupuesto— no fue
otra cosa que un intento
desesperado de ponerse al día con reclamos
profundos: era, por supuesto, una farsa, na-
die ha vuelto a hablar de los bonos fantásti-
cos, pero fue una for-
ma de estar a tono
con el ánimo del
país. Keiko se puso
rojita, como nunca
antes lo había hecho.
Qué difícil es para
nuestros modera-
dos ver el verdadero
centro detrás de esa
elección polarizada:
ver que ese centro
se movió a la zurda.
Les es claro notar
que la gente no votó
por la instauración del chavismo, pero no
son capaces de ver que también votó deci-
didamente contra la inacción del piloto au-
tomático (que podía funcionar hace veinte
años, pero ya no).
Chistosos, estos representantes de la
moderación (opinólogos, columnistas, con-
ductores de
televisión,
caricaturistas
terruqueros). Su idea de centro es un centro
obsoleto,enmohecido,oxidado.Uncentrocu-
rioso que está bien a la derecha, ultraconser-
vador en lo económico,
que tiene como único
gesto de progresismo
el rechazo a Fujimori.
Es un centro que no
tiene nada que ver con
el centro en la sociedad
actual. Su moderación
es la continuación a pie
juntillas de un extremis-
mo (a la menor señal
de cambio —al menor
rostro desconocido—,
se dispara el dólar). Si
la prensa buscara un
centro, recogería, primero que nada, algunas
cosasenlasquelamayoríaestádeacuerdoen
un momento dado. Consensos reales.
Castillo debe apelar a ese centro que
nos ocultan, que no quieren ver. Debe ser
quien lo saque a la luz, volverse su
abande-
rado. Hoy
tiene una
oportunidad
para hacerlo, y
tal vez sea la últi-
ma. Estamos ante
una inminente
tercera ola de
Covid-19. La pandemia
nos depara un nuevo co-
letazo. Es momento de
que Castillo
encarne
el ánimo que lo
puso donde está. Es
hora de que se quite
el sombrero y saque el
machete.
Digo: si le importa algo
su símbolo y su momento
histórico, Pedro Castillo debe-
ría dejar de muñequearse por
lo que le digan Augusto Álvarez
Rodrich, Rosa María Palacios y algún desu-
bicado morado. Lo que tendría que hacer
es preparar y anunciar medidas de fuerza
para evitar que se repitan los abusos de las
clínicas, los cobros exorbitantes y dolosos
de las farmacias, y varias de las miserias
vistas en las primeras olas de la pandemia,
que nos dejaron un trauma y una sensación
de fracaso como país. Ese es el trabajo ur-
gente: que la ciudadanía sepa que tiene un
gobierno que saca la cara por ellos, que al
menos tratará de combatir estas prácticas
con todas las armas, y que iniciará una dis-
cusión real partiendo de un nuevo paradig-
ma: que la salud no es un mercado persa.
Es hora de que Castillo salga a coman-
dar la lucha. Es hora de que se vea a Pedro
Francke, que hasta ahora cumple bien su
papel de dar tranquilidad con declaracio-
nes rápidas, pero que tendría que parecer-
se un poco más al Francke de la campaña
de Juntos por el Perú: guapear a los que
dicen que no se pueden hacer cosas que
en realidad sí se pueden —con imagina-
ción—, burlarse de los dogmas, ser la cara
técnica, con números reales, del embate
contra los malos actores en la pandemia.
El objetivo debe ser garantizar a los
peruanos que la tercera ola no será como
las dos primeras (con las clínicas cobrando
cupos de 100 mil soles). Que el Estado será
más firme, más humano y generoso. Esta es
una propuesta de la izquierda que debe ser
reivindicada como tal. Pero es más grande
que la izquierda, es un clamor de la mayo-
ría y por eso, si se manda, el gobierno tiene
muchas posibilidades de salir airoso.
Hay medidas radicales y urgentes que, si
se fijan, son también de “centro”. Porque el
centronoesotracosaqueelsentidocomún
que van descubriendo muchos ciudadanos
hasta que son mayoría (el pico puntiagudo
que se vuelve meseta). El centro que nos
imponen en la tele también responde a ese
ánimo, pero toma como universo una bur-
bujita.
Estamos en un país tan
concientizado a la dere-
cha, donde los periodis-
tas hegemónicos tienen
tanta energía para el adoc-
trinamiento, que se sugiere
alegremente que hay que cam-
biar el horario de vacunación pues
“la gente no puede ir durante el día
porque trabaja”. Que nadie haya dicho algo
tan elemental como que los empleadores
tienen la obligación de dejar ir a los trabaja-
dores a vacunarse el día que les dé la gana,
es penoso. El presidente es el llamado a
detectar estas bajezas cotidianas normali-
zadas, comprarse el pleito y hablar fuerte,
con los ministros al lado, para empezar a
enmendar el rumbo.n
Elcentrobamba
opinión
JUANMANUEL
ROBLES
■■■CASTILLODEBE
APELARAESECENTRO
QUENOSOCULTAN,QUE
NOQUIERENVER.DEBE
SERQUIENLOSAQUE
ALALUZ,VOLVERSESU
ABANDERADO.HOYTIENE
UNAOPORTUNIDADPARA
HACERLO,YTALVEZSEALA
ÚLTIMA■■■
¿Matutino o matinal?
Losvocablos«matutino»y«matinal»(también«matu-
tinal») aparecen en el «Diccionario de la lengua españo-
la» (DLE) con las acepciones comunes de‘perteneciente
o relativo a la mañana’y‘que tiene lugar o se hace por la
mañana’. Poseen, pues, una nítida región de sinonimia y,
en consecuencia, da lo mismo decir «Subió a la azotea
para disfrutar del sol matutino» que «Subió a la azotea
para disfrutar del sol matinal».Y no hay mayor diferencia
entre hablar de «ejercicios matutinos» o de «ejercicios
matinales» ni entre aludir a una «charla matutina» o a
una «charla matinal».
Sin embargo, en algunos contextos, los términos
no resultan intercambiables. Esto ocurre, verbigracia,
cuando se utilizan en función sustantiva y no adjetiva.
«Matutino» se refiere, en este caso, a un‘diario que sola-
mente se edita y sale a circulación por las mañanas’ («El
matutino francés “Le Figaro” informó sobre la lesión de
Ramos»), mientras que «matinal» designa a una ‘sesión
de un espectáculo que tiene lugar por la mañana o a pri-
mera hora de la tarde’(«La matinal del domingo concitó
la atención de numerosos turistas»).
Siempre en referencia a las horas iniciales del día, en
el DLE figura, asimismo, el adjetivo «mañanero», con el
significado de ‘madrugador’ y ‘perteneciente o relativo
a la mañana’. Queda claro que, en segunda acepción,
resulta equivalente a «matutino» y a «matinal». Aquí al-
gunos ejemplos de su empleo: «Los tibios rayos del sol
mañanero le devolvieron la alegría»; «La jornada maña-
nera trajo consigo muchas sorpresas»; «La famosa actriz
realizó un paseo mañanero por el parque principal de la
ciudad».
Ahora bien, es necesario tener sumo cuidado con
el uso de la palabra porque en el Perú y en otros paí-
ses sirve para denominar, específicamente en el regis-
tro popular, al ‘coito que se realiza al despertar, por la
mañana’. En México y Nicaragua se refiere también a
la ‘bebida alcohólica que se ingiere a primera hora de
la mañana’. Cuidado, amigo lector, con desbarrar a la
hora de referirse a los lúbricos placeres matutinos (o
mañaneros).n
) )
Tribunaldel
Santo Oficio
Santo Oficio
RICARDOVERALEYVA
"La obligación primaria de la inteligencia es desconfiar de ella"
7. 22 hildebrandt en sus trece DELVIERNES27DEAGOSTOALJUEVES2DESEPTIEMBREDEL2021
L
a ultraderecha tiene la costum-
bre de terruquear a cualquiera
que no comulgue o discrepe
de su extremismo reacciona-
rio. López Aliaga lo dejó muy
claro cuando calificó al presi-
dente Sagasti como “jefe de los terrucos…
los terroristas lo reconocen como su líder”.
Hay que tener la mente muy distorsiona-
da para hacer afirmaciones tan delirantes,
pero a eso los lleva el fanatismo y la caren-
cia de escrúpulos cuando se proponen em-
barrar del peor modo a sus adversarios.
Sin embargo, la ultraderecha tiene en-
tre sus líderes y sus protegidos a gente
que ha violado la ley hasta el extremo de
incurrir en hechos que están en el campo
del terrorismo e incluso el narcotráfico. Así
como suena. Ni más, ni menos. Es el caso,
por ejemplo, de Alberto Fujimori, a quien
la ultraderecha defiende y presiona por su
liberación, y a cuya hija apoyaron con to-
das sus fuerzas y capacidad para mentir y
armar tinglados, pretendiendo imponérse-
la al país.
Alberto Fujimori fue el cabecilla de una
operación para abastecer de armas a las
FARC, organización armada colombiana,
entre los años 1999 y 2000. La operación
tenía por objeto entregar 10 mil fusiles a
las FARC para fortalecer su capacidad de
combate contra el gobierno y el ejército de
Colombia. Diez mil fusiles de asalto para
producir más muertes y destrucción en
el país vecino. ¿Cómo denominar a quien
hace esto? Terrorista, obviamente, sin ro-
deos ni la menor exageración.
¿Por qué lo hizo? Eso también es obvio:
por dinero. Era un gran negocio abastecer
de armas a las FARC. Además, era billete
que entraba fácilmente porque de la orga-
nización de los detalles del trabajo concre-
to se encargaba su cómplice Montesinos.
Qué le importaba a Fujimori la proceden-
cia del dinero con que las FARC pagaban
las armas. Todos saben que las FARC ma-
nejaban muchos dólares del narcotráfico.
El que los recibe también está en la cadena
del narco.
F
ujimori contó en esta volumi-
nosa operación con la compli-
cidad de su socio Montesinos
y del alto mando de las Fuerzas
Armadas, asociado con él en la
dictadura. Así es como don Al-
berto corrompía activamente la moral de
quienes están encargados de la defensa
del país frente a una agresión militar exter-
na. Nadie ha untado más a decenas y de-
cenas de altos oficiales de nuestras Fuerzas
Armadas como lo hizo Alberto Fujimori,
ese mismo a quien apoya la ultraderecha.
La operación de suministro de armas
a las FARC por parte del gobierno de Fuji-
mori era de una audacia y desfachatez que
pasma. Unos integrantes de la organiza-
ción de Fujimori y Montesinos negociaron
directamente con los representantes de
las FARC, en Colombia; otros se contac-
taron con el intermediario y luego con el
traficante de armas, en Miami: Sarkis So-
ghanalian, en persona. En enero de 1999,
en las meras instalaciones del SIN, se cerró
el trato. 10 mil fusiles kalashnikov y 13 mi-
llones de cartuchos. Los fusiles tenían pro-
cedencia bielorrusa, pero se triangularían
con el ejército de Jordania para camuflar
el trayecto. Se suscribieron tres contratos
de compra, hasta por 700 mil dólares. En-
tre marzo y agosto de 1999, en Amán, las
armas se montaron en aviones Ilyushin,
con tripulación ucraniana. Horas y kilóme-
tros después se lanzarían en paracaídas, en
el monte, en territorio del frente 16 de las
FARC. Las naves llegarían vacías a Iquitos y
Lima, prestas a cargar triplay, madera, café
y frutas para Sarkis.
Fujimori y Montesinos se creían unos Ja-
mes Bond de las operaciones secretas, pero
fueron descubiertos por el servicio de inteli-
gencia de Colombia y la CIA norteamericana,
que les exigieron explicaciones. Entonces, la
dupla dictatorial montó de emergencia un
escenario para simular que el gobierno de
Fujimori “había descubierto” y detenido a
los“verdaderos traficantes”de armas, para lo
cual organizaron una mentirosa conferencia
de prensa en agosto del 2000.
P
ero era muy tarde. La CIA es-
taba ya en posesión incluso
de las copias de los contratos
de compra de los fusiles en
Jordania por miembros de la
organización de Fujimori y
Montesinos. Ya no cabía forma de disimu-
lar lo perpetrado. Se habían registrado no
menos de cuatro entregas de cargamentos
de fusiles a las FARC. Este hecho fue uno
de los factores que determinó la caída de
la dictadura fujimorista pocas semanas
más tarde.
Decenas de personas fueron sentencia-
das por este caso, incluyendo a Vladimiro
Montesinos, en un proceso penal que em-
pezó en el 2001 y culminó en el 2010. En
el año 2009, un juez determinó que Alber-
to Fujimori estaba pasando piola por este
caso tan grave y pide la ampliación de las
causales de su extradición, la cual en 2010
es aprobada por la Corte Suprema. Entre el
2010 y el 2021 este mandato estuvo dete-
nido: ¡once años sin que ningún gobierno
lo cumpliera!
Hay que recordar que Alberto Fujimori,
en vez de ponerse a derecho en su país, se
acogió a la soberanía de Chile, como Ale-
jandro Toledo ahora en Estados Unidos, e
hizo indispensable proceder a la extradi-
ción que, de acuerdo con las normas inter-
nacionales, se concede solo por los delitos
que aprueba el país que concede la extra-
dición, en este caso Chile. En la extradición
pedida por el Perú en 2007 no estaba in-
cluido este delito de tráfico de armas nar-
coterrorista con las FARC.
A
hora el pedido de amplia-
ción de las causales de ex-
tradición de Fujimori será
planteado por el gobierno
peruano ante las autorida-
des de Chile. Es previsible
que será concedido porque las pruebas
son abrumadoras. Cuando el vecino ac-
ceda a esta solicitud, Fujimori podrá ser
procesado penalmente por la justicia pe-
ruana como líder de una organización cri-
minal cuyo propósito era hacer negocios
millonarios de venta de armas a las FARC,
tremendo lucro con el terrorismo y el nar-
cotráfico internacional.
Como decimos, las pruebas abundan.
La justicia peruana ya dispone desde hace
muchos años de abultada documentación,
donde hay declaraciones de exmiembros
de las FARC, intermediarios de la dupla Fuji-
mori-Montesinos y los contratos de compra
de armas suscritos por ellos en Jordania,
confesiones del propio bróker que facilitó
la operación con el ejército hachemita, las
del personal de la alta dirección del SIN;
también, el récord migratorio de los invo-
lucrados (incluyendo al propio Sarkis) que
los ubica en Colombia, Amán y Lima, an-
tes e inmediatamente después de los lan-
zamientos del cargamento, así como los
papeles proveídos por el DAS colombiano
y las armas incautadas en Papiral y Guaya-
betal por la sétima brigada del ejército co-
lombiano.■
RONALD
GAMARRA
Narcoterrorismodealtovuelo
Narrativabarranquina
opinión
opinión
PEDRO
CASUSOL
R
icardoPalmafundóliterariamente
Limaconsus“Tradicionesperua-
nas”. Diez-Canseco la convirtió
enmetrópoliscon“Duque”yuna
docenadecuentosendondere-
trata la vida en los márgenes: el
puertodelCallaoylasbarriadas.PeroMartín
Adán hace algo distinto con“La casa de car-
tón”: establece una relación subjetiva entre
espacio y mirada, es decir, entre la ciudad y
el narrador. El resultado fue algo novedoso:
lainvencióndeBarranco,esebalnearioidílico
de jacarandás, malecones y neblina que en
aquella novela (o poema en prosa) parece
detenido,sujetoaloscaprichosdeunnarrador
sin nombre. Este libro es la cúspide de una
categoría a la que llamo “narrativa barran-
quinaodebalneario”:novelasycuentosque
se ocupan de este espacio al borde del mar.
La nouvelle de Adán, sin embargo, no
inaugura esta categoría antojadiza. Mucho
antes que“La casa de cartón”fuera publica-
da en una edición no venal en 1928, Enrique
A. Carrillo había publicado “Cartas de una
turista”, novela ambientada en Chorrillos y
en donde su protagonista, Gladys, una tu-
rista inglesa, relata los avatares de la vida
lejos de la metrópolis. Publicada en 1905,
consta de doce largas cartas en donde su
protagonista da cuenta de su búsqueda de
pareja en aquella comarca a la que nombra
“Trapisonda”, sinónimo de “embrollo, enre-
do, intriga”. De paso, describe el escenario
que“se extiende en lo alto de un empinado
barranco, ante una tranquila y anchuro-
sa bahía”, “a treinta minutos de la capital”,
“donde se reúne toda la gente adinerada”.
T
ambién, antes de la novela de
Adán,ManuelBeingoleapublicó
en 1923 “Bajo las lilas”, novela a
mododediarioqueretratalavida
enlosbalnearioscolindantescon
Limaafinalesdeunatemporada
deverano,comounasuertederetratocrítico
delaburguesíalimeñaquehuíaaloscasero-
nes al sur de la ciudad, buscando acaso esa
suertederezagocolonial,depequeñaaldea
junto al mar, cuyo progreso no ha demolido
lasbellezasdelpasado.Dehecho,elnarrador
de“Bajo las lilas”comparte semejanzas con
elde“Lacasadecartón”:ambossonjóvenes,
cínicos,decadentes.Conunafánmodernista,
Beingoleaprocuraademásretratarlasrelacio-
nes amorosas que solía entablar la juventud
en aquel pueblito frente al mar a inicios del
siglo pasado.
Barranco también fue una de las obse-
siones literarias de José Diez-Canseco, y
con esto se confirma que aquel ambiente
frívolo de los balnearios fue una “preocu-
pación de los narradores desde comienzos
del siglo”, como sostiene Estuardo Núñez.
En cierta forma, las primeras novelas con-
temporáneas del Perú surgieron del retrato
de las frivolidades y excentricidades de los
barranquinos. En el caso de Diez-Canseco,
es el escenario de“Suzy”, cuento publicado
en 1930 como remembranza de su infan-
cia. Compuesto bajo la decisiva influencia
de “La casa de cartón”, se trata de un relato
en el que describe, con toda clase de re-
sonancias poéticas, ese ambiente familiar
lleno de parques y malecones. Más tarde,
intentará escribir una gran “novela barran-
quina”, primero con “Las Urrutia” y luego
con“El mirador de los ángeles”, pero ambas
quedarían inconclusas.
L
a imparable expansión de Lima,
metrópoliquecrecióenelsigloXX
comounamanchadeaceite,termi-
nódevorandoalosbalnearios.Ya
LuisLoayzaensunovela“Unapiel
de serpiente”, de 1964, da cuen-
ta de la decadencia de Barranco: mansiones
derruidas a lo largo del acantilado, paredes
agrietadas,cicatricesdelpasado.Haciafinales
desiglo,Barrancoterminóporconvertirseen
unasuertedebarriobohemio,encuyafisiono-
míaaúnpersistenlosrezagosdeesaantigua
opulencia. Algo de eso podemos encontrar
en “Sueños bárbaros”, la novela de Rodrigo
NúñezCarvalloeditadaporprimeravezhace
once años: aquella mansión abandonada y
semiderruida que su protagonista ocupa de
manera subrepticia, podría ser también una
de las viejas casonas que los personajes de
“La casa de cartón” habitaron. Una nueva
“narrativa barranquina”se abre paso.■
"La obligación primaria de la inteligencia es desconfiar de ella"