1. El matrimonio gay no es para todos.
La decisión tomada por la Corte Constitucional en Colombia que permite el matrimonio
entre parejas del mismo sexo, no implica que todos los que son gais vayan a quitarse la
máscara, casarse y vivir feliz comiendo perdiz. Mucho escándalo por parte de opositores
para lo poco que pueden cambiar las cosas en un país regido por preceptos religiosos y
por una sociedad que a pesar de todo, vive de las apariencias y del que dirán. No hay que
angustiarse demasiado ni creer que Sodoma y Gomorra nos quedó en pañales desde que
la Corte abrió el clóset de los gais en Colombia. Las puertas pueden abrirse pero; serán
pocos los que se atrevan a cruzar el umbral para asumir públicamente el gusto por los de
su mismo sexo. No todos van atener el valor de casarse si es lo que los hace felices
porque es una minoría gay la que vive a la luz del día. De no ser por lo que implica a
nivel jurídico el reconocimiento de la Corte Constitucional permitiendo que las parejas
del mismo sexo puedan contraer matrimonio y con ello alcancen la condición de
cónyuges de pleno derecho al igual que las parejas heterosexuales; la decisión de la
Corte, no sería trascendental.
La lucha no ha sido solo legal.
Los lideres de la comunidad gay, han combatido por décadas desde sus trincheras con
una variedad de enemigos: Estado, Corte Constitucional, Iglesia, familiares y con una
sociedad homofóbica que los ha marginado, atacado, maltratado y repudiado. El trabajo
para alcanzar el reconocimiento de derechos y la tolerancia de una orientación sexual
diferente, ha implicado una bárbara disputa que merece observarse con un lente humano
de largo alcance. Hace dos décadas cuando investigaba el mundo homosexual para
escribir un libro, estuve muy cerca de esa lucha sin cuartel que libraron con perseverancia
y seguridad cientos de homosexuales en Colombia. Era la misma época en que la
Organización Mundial de la Salud, excluyó a la homosexualidad como una enfermedad
de la Clasificación de Estadística Mundial y varias Asociaciones de psiquiatría, la
eliminaban de la categoría de trastorno mental. En mi exploración por el mundo
homosexual tropecé con lesbianas y gais que vivían una doble vida e iban secretamente a
discotecas y bares de ambiente a desfogarse y olvidarse al menos por unas horas, que
estaban próximos a celebrar las bodas de plata en sus matrimonios heterosexuales. Para
evitar ser pillados la mayoría hacia creer a sus parejas que se encontraban en viaje de
trabajo en otras ciudades. Las rumbas eran asombrosas y sin duda simbolizaban el
descorche de un champán que ya se está comenzando a beber despacio y con
complacencia dentro de la comunidad gay.
¿Naufragará el matrimonio gay?
A pesar de los avances legales y la reivindicación de derechos hay miles de
homosexuales refugiados en matrimonios religiosos heterosexuales que jamás podrán
salir por miedo al reproche social o al castigo divino. Quizá, los verdaderos frutos de la
decisión de la Corte comiencen a cosecharse en décadas futuras cuando vivir una doble
vida ya no sea una opción. Cuando comenzó la lucha, hombres y mujeres homosexuales
se reunían de noche en la clandestinidad con lideres gais encabezados por Germán
2. Rincón, el abogado especialista en derechos humanos que ha hecho tambalear el
estamento legal colombiano e internacional intentando encontrar estrategias que lleven a
cambiar el destino de su comunidad. Hace veinte años, se seguían programaciones
rigurosas y se llevaban actas. Nadie fallaba y todos aportaban. Tenían claro un camino y
establecieron un mapa de ruta que por los resultados actuales, no hay duda que lo
siguieron como lo habían planeado. La discriminación en lugares públicos, en los trabajos
y sobre todo lo relacionado con los cuidados médicos preventivos y de tratamientos de
enfermedades terminales, eran puntos importantes en aquel entonces. El trabajo jurídico
alcanzado no termina y necesitará más templanza porque los enemigos, seguirán
intentando debilitar las estructuras de un imperio gay fortalecido que está sacando a
relucir el multicolor plumaje de sus integrantes. Tratándose de relaciones humanas sin
importar el género, lo que si es una incertidumbre es ¿si el matrimonio gay naufragará al
igual que le está pasando al matrimonio heterosexual? Soledad R Sanin