3. Un día, un niño ruso de seis años
llamado Dimitry, partió de Rusia,
para viajar a varios países y conocer
las diferentes culturas de cada país.
El primer país a donde Dimitry viajó
fue a Inglaterra. Allí conoció a una
niña de su edad llamada Amy.
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5. Dimitry y Amy recorrieron las calles de
Londres, con sus típicas cabinas de
teléfono de color rojo y el gran Big Ben.
Amy llevó a Dimitry a ver el cambio de
guardia en el palacio de Buckinham.
Luego le llevó a una antigua tetería
donde tomaron un delicioso té. Dimitry
se despidió de Amy y, desde allí, partió
hacia la soleada España.
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7. En el aeropuerto, a Dimitry le esperaba
Raúl, un niño español de siete años. Por la
tarde, cuando estaban dando un paseo
por las calles de Madrid, la abuela de Raúl
les invitó a tomar una rica paella. Al día
siguiente se fueron a ver una corrida de
toros. La pena fue que Dimitry ya se tenía
que ir de España para proseguir su viaje a
China.
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9. Ya en China, en casa de una niña de seis
años llamada Eugenia, Dimitry seguía su
viaje. Eugenia obligó a Dimitry a ponerse uno
de los trajes típicos de China. Los pequeños
fueron paseando por las aldeas, en busca de
un delicioso plato de arroz, para que Dimitry
lo pudiera probar. Dimitry lo probó y no es
que le gustase mucho. Lo que más le gustó
fue la cultura china, ya que era muy antigua.
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11. Ahora a Dimitry le tocaba conocer África, un
gran continente. Cuando llegó, vino a
recibirlo un niño de seis años llamado
Karikou. Dimitry vio que en África tenían
algunos problemas con la comida, la casa, los
animales, y eso para él era un descontento.
Karikou le enseñó su pequeña aldea, donde
vivía con toda su gran familia, que era muy
numerosa. También probó el chambo, que era
un pescado de su aldea.
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13. Con su amiga Madison, en Australia, decidió
ir a ver los grandes y curiosos canguros. A
Dimitry le encantó ir a verlos, porque uno
de ellos tenía un cría y la llevaba en el
marsupio, una especie de bolsa del cuerpo
de los canguros. Más tarde, Madison invitó
a Dimitry a tomar un delicioso pastel de
carne, muy típico de allí.
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15. Ahora le tocaba visitar un país en el que
la música está por todas partes: Cuba.
Alejandro, un pequeño amigo, le enseñó
a bailar la cumbia. Cuando Alejandro y
Dimitry se cansaron de bailar, fueron a un
restaurante a comer moros y cristianos,
un famoso plato cubano. Por desgracia,
Dimitry ya tenía que volver a casa.
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17. Pero lo valioso de este largo viaje fue que
conoció las diversas clases de comidas y los
curiosos animales que hay en cada país.
También aprendió a bailar. Ahora Dimitry
sabe que hay que apreciar todas las cosas
que tenemos, porque todo es muy valioso y
no todo el mundo tiene las mismas
comodidades y oportunidades.