Museo Casa de los Tiros Eventos para familias con hijos de mas de 5 años desde 21 de diciembre
1. Sábado, 21
de diciembre, 12:00 h
Taller de Corazones
por Arturo Abad
Teatro con títeres y objetos para familias
con niños mayores de 5 años
Entrada libre hasta completar aforo
Sábado, 4
de enero, 12:00 h
Al hilo de cuentos breves
por Arturo Abad
Recorrido con cuentos por el
Museo y el Jardín
Para familias previa reserva
Hasta el 5 de enero, en horario de Museo
La obra invitada.
Muñeca autómata
Programa "Los Museos viajan"
Procedente del Museo de Artes y Costumbres Populares de Sevilla, la muñeca
autómata se exhibe en el Museo Casa de los Tiros como parte del programa de la
Consejería de Educación, Cultura y Deporte “Los Museos viajan. La obra invitada"
Información y reservas: tel. 600 14 31 75 / 600 14 31 76
museocasadelostiros.ccd@juntadeandalucia.es
www.museosdeandalucia.es/culturaydeporte/museos/MCTGR
2. A mediados del siglo XIX se pusieron de moda las muñecas autómatas, casi todas fabricadas en París, centro de la
moda internacional en esos momentos. De 1860 a 1910 varias familias de artesanos (Lambert, Phalibois o Bontems),
prosperaron en esa ciudad perfeccionando bailarinas, pájaros cantores y doncellas chinas que servían el te. Eran un
artículo de lujo y curiosidad para las clases urbanas acomodadas por lo que no constituían una fabricación en serie,
sino que se fabricaban por encargo.
En su realización intervenían tres tipos de artesanos: relojeros suizos que se ocupaban de los mecanismos para el
movimiento; los ceramistas encargados de hacer las cabezas y manos; y los diseñadores de los vestidos,
generalmente las esposas o familiares de los dueños de las empresas.
Leopold Lambert fue uno de los fabricantes más conocidos por el volumen de su producción, especializado en la
creación de muñecas autómatas, en las que utilizaba cabezas de biscuit, material cerámico a base de caolín, cuarzo y
feldespato y al que se da una sola cocción resultando una cerámica blanca, mate y frágil. Los cuerpos de las muñecas,
como no se veían al estar cubiertos con hermosos vestidos, se hacían de composición, un material duro y económico
compuesto de pulpa de madera, escayola y cola.
La muñeca autómata que se exhibe aquí mide 52 cm fue realizada en Francia entre 1880 – 1899 en la fábrica del
artesano Leopoldo Lambert, pero la cabeza procede de la alemana Simón & Halbig, una de las fábricas de muñecas
más importantes de Alemania.
La muñeca autómata que se exhibe en el Museo Casa de los Tiros, procede de la colección del Museo de Arte y
Costumbres Populares de Sevilla. La podemos contemplar gracias al programa de la Consejería de Educación, Cultura
y Deporte “Los Museos viajan. La obra invitada“
Por su singularidad, se expone en la Cuadra Dorada, espacio más significativo del edificio del Museo Casa de los Tiros.
Se ha dotado a la pieza de un montaje estudiado para esta ocasión y una iluminación que no sólo confiere el
protagonismo que merece la pieza sino que aporta al visitante una vision distinta de la Cuadra Dorada.
Muñeca con cabeza y manos de biscuit, el cuerpo es de composición (mezcla de pulpa de madera, escayola y cola
combinada con cartón prensado) y metal en los ensamblajes y mecanismos para el movimiento. El mecanismo
autómata se sitúa en una peana sobre la que se coloca a la muñeca, dicha peana va tapada por la falda del traje
simulando
que
la
muñeca
tiene
mayor
tamaño
del
real.
La cabeza es de tipo bombilla abierta y marcada en la nuca con la letras "DEP" (Deponiert) que significa registrado y
que indica que fue patentado por el fabricante. Los números "1300" que aluden al modelo y "6" que indica la talla de la
muñeca, así como "S&H" iniciales de Simon & Halbig. Los ojos son fijos de cristal del tipo rayón o pisapapeles, en azul
con pestañas postizas. Las orejas están perforadas para los pendientes. La muñeca lleva vestido de baile de encaje
mecánico de seda marfileña, imitando un tul bordado. Posteriormente sobre este encaje se le ha añadido en la
pechera, caídas delanteras y contorno bajo de la falda, un entredós de tul bordado de tono más claro y diseño floral.
Debajo lleva otro vestido de sarga con efectos adamascados, del cual sólo las mangas jamón quedan a la vista. En la
cabeza
lleva
un
tocado
de
plumas
y
en
la
mano
una
rosa
de
tela.
La muñeca lleva incorporada sonería musical, posiblemente suiza, que se acciona cuando se pone en marcha el
mecanismo por el que se acerca a la cara la mano en la que lleva una flor, en el acto de olerla. El mecanismo se
acciona mediante cuerda en la parte trasera.
Corresponde esta muñeca, aparte de su carácter de autómata, al tipo de muñeca ´lady´ por representar a una dama
adulta con vestidos a la moda. Este tipo fue muy frecuente hasta 1870 cuando empezó a generalizarse la reproducción
de
muñecos
con
cuerpo
y
expresión
de
bebés.
Aunque los muñecos autómatas se consideran genéricamente juguetes, lo cierto es que constituían un artículo de lujo y
curiosidad destinado a las clases urbanas acomodadas y en ningún caso un entretenimiento destinado a los niños.
Cómo no podía ser de otra forma, París como centro de la moda internacional y especializada en la producción de
artículos de lujo realizados por fabricantes exclusivos, se convirtió en el centro más importante de fabricación de
muñecos autómatas, la mayoría de ellos realizados según demanda por lo que existen muy pocos ejemplares del
mismo
modelo.
Leopold Lambert fue uno de los más conocidos por el volumen de su producción, singularmente alta, que se
especializó en autómatas con forma de muñeca y, cómo era habitual en estos casos, utilizaba cabezas de biscuit
realizadas por otros fabricantes, como en este ejemplar de Simon & Halbig (Alemania). Esta es la razón por la que
estos fabricantes registraban su marca en las nucas de las cabezas de los muñecos para identificar claramente su
autoría.
Como en la mayoría de las muñecas francesas, esta pieza destaca por el cuidado y detalle de su indumentaria, que en
este caso es coetánea de la muñeca, y seguramente realizado por modistas que reproducían en miniatura la
indumentaria
que
las
damas
adquirían
en
las
boutiques
de
moda
de
París.
Una característica común a casi todos los muñecos autómatas y que las diferencia extraordinariamente de otras
muñecas sin mecanismo, es que los cuerpos eran muy poco sofisticados ya que todo lo que tapara la ropa no se
decoraba ni se acababa con esmero.