10. ser:i en gran parte ineficaz st no incluye alguna forma de
relajar la tensitn de nuestros miisculos.
La vida actual es extremadamente estresante. La prisa
y la rivalidad, las amenazas y los peligros, los miedos y las
preocupaciones son, simple y llanamente, infinitos. Ponen
nuestros cuerpos en alerta miixima de dia y de noche. El
estrts en st no es malo para nosotros. Cuando tenemos que
afrontar un peligro, nuestros miisculos se ponen tensos, a
fin de estar preparados para luchar o hum. Cuando pasa e1
peligro, nuestros miisculos se relajan de nuevo. Pero st los
iiestresoresii o cosas que causdn alerta in:ixima son cons—
tantes y continuos, nuestros miisculos estiin siempre tensos
y rigidos. Esto no es sano. El cuerpo no silo empieza a de-
teriorarse, sino que la tensitn afecta tambitn a nuestra con-
ducta y a la paz de nuestra mente.
Hay varias formas de relajar el cuerpo, desde e1 masa-
je y los entrenamientos hasta las actividades deportivas.
Pero, para nuestro prop6sito, lo iinico que necesitamos
es sentarnos con la espalda recta durante la meditacitn y
relajar los miisculos de la cara y de los hombros, donde
se concentra la mayor parte de la tensitn. Si tensas los
miisculos de la cara, especialmente los de las mandiDulas,
y dcsputs los relajas, abriendo un poco la boca, notariis la
diferencia. Del mismo modo, encorvdmos los hombros de-
bido a la tensitn muscular. Al relajar esos miisculos per-
mitimos que nuestros hombros caigan y se relajen.
Hay otras formas de relajar e1 cuerpgo, la mente y e1 co-
raztn. Una de ellas es la miisica. En Africa se practica la
repeticitn continua de unas pocas palabras cantadas. Algu-
nos catt1icos emplean las oraciones repetitivas del rosario.
Pero ya no puede saber ninguna duda del poder y la efec-
tividad de la meditacitn silenciosa.
Vivimos en un mundo que busca resultados. La cosmo-
visitn cientifica y mecanicista que hemos heredado est:i in-
teresada iinicamente en la eficiencia y los resultados prtc-
ticos de cualquier ejercicio. Y mls importante afin es que
la gente quiere resultados r:Ipidos, soluciones instantilneas.
Todo esto es parte de lo que podriamos llamar iipensa-
50. tiempo. Quiziis e1 desafio at que se enfrentan no consista
en cambiar una idea por otra, sino runs bien en reemplazar
las cenezas por la incertidumbre. A medida que entramos
en un mundo en e1 que muchas de las cosas que d:ibamos
por descontadas en e1 pasado estiin siendo cuestionadas, y
en un momento en que nuestros cientificos runs geniales
nos dicen que no saben, stilo podemos hacer frente a esta
situaci6n desprenditndonos verdaderamente de nuestras
ideas y certezas.
La obsesidn por la certeza absoluta no es runs que otra
forma de esclavitud. Es una forma de encontrar seguridad
sin tener que poner toda nuestra confianza en Dios. Fun—
damentalmente, no se diferencia del apego a nuestras po-
sesiones para tener seguridad.
Entre las ideas y certezas de las que tenemos que des-
prendemos pueden encontrarse nuestras ideas y certezas
sobre Dios. La biisqueda de Dios progresa a medida que
reconocemos una y otra vez que nuestra reflexitn sobre
Dios es inadecuada. Hemos de tener la libertad necesaria
para abandonar algunas, st no todas, nuestras certezas an—
lectores. Lo cual puede sumimos en una iinoche oscuraii
Pero Isle podria ser e1 iinico camino hacia la verdadera
unitn con Dios.
Estas cadenas y apegos no son silo ideas, sino tambitn
prdcticas, que pueden ser culturales, religiosas o espiritua-
les. Todos los misticos nos alenan contra el apego a las de-
vociones. Es posible que una prtctica devocional particu-
lar me resulte iitil y no tenga que renunciar a la misma,
siempre y cuando no estt apegado a ella. ¿Soy libre para
renunciar a ella st es preciso? Lo mismo vale con respecto
a la pr:ictica de la meditacidn que hemos mencionado an-
teriormente. Se puede convertir en una cadena alrededor de
mi cuello st no tengo libertad interior para prescindir de
ella cuando, por la raztn que sea, se espera que lo haga. Un
ejemplo podria ser la necesidad de mi prtjimo. Si alguien
necesita mi ayuda aqui y ahora y durante un largo periodo
de tiempo, es posible que tenga que renunciar a la medita-
7ti citn durante ese tiempo.