1. Francisco de Miranda
Precursor del movimiento de emancipación de Hispanoamérica (Caracas, 1750 - San
Fernando, Cádiz, 1816). Era hijo de un comerciante canario que había hecho fortuna en
Venezuela. Francisco estudió en la Universidad de Caracas y se alistó en el ejército español
en 1771. Combatió en el norte de África, en las Antillas y en la intervención contra Gran
Bretaña durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos (1780-81).
Luego se instaló como comerciante en Cuba. Pero fue procesado por contrabando y lectura
de libros prohibidos en 1783; porque, efectivamente, Miranda era seguidor de los
enciclopedistas y los filósofos ilustrados, cuyo ideario político liberal había adoptado.
Antes de ser desterrado al norte de África, consiguió huir y se lanzó, por lo que le quedaba
de vida, a luchar contra la dominación colonial española en su país. Recorrió Europa y
Estados Unidos defendiendo la causa de la independencia hispanoamericana, a imagen de lo
que habían hecho las antiguas colonias británicas del continente. Su pertenencia a la
masonería le facilitó el contacto con las personalidades más relevantes del mundo, a través
de las logias europeas y americanas.
Durante su estancia en Francia, se adhirió a la Revolución, que le nombró general, y prestó
sus servicios para la conquista francesa de los Países Bajos (1792-93); pero perdió el empleo
por un conflicto con Dumoriez. Fue perseguido por el Comité de Salvación Pública durante el
Terror (1793), pero se salvó de la guillotina por la caída de Robes Pierre. Luego presidió una
junta de representantes de las colonias españolas de América (fundada en París en 1797),
que respaldó su campaña en busca de apoyos internacionales.
En 1806 regresó a Venezuela, habiendo conseguido promesas de ayuda por parte de la
zarina Catalina II de Rusia, el presidente americano Jefferson y, sobre todo, el Joven Pitt,
primer ministro de Gran Bretaña, de cuyos intereses geoestratégicos se convirtió en agente
Miranda pretendía formar un único Estado hispanoamericano indepe ndiente desde el
Mississippi hasta la Tierra del Fuego, para el cual había proyectado una constitución, ideado
un nombre -Colombia- e incluso diseñado una bandera (la actual de Colombia, Venezuela y
Ecuador). Pero su primer intento de desembarcar en Ocumare fue rechazado por el capitán
general de Venezuela; y un segundo desembarco en Coro no despertó la adhesión que
esperaba por parte de los criollos, por lo que regresó a Europa en busca de refuerzos (1807).
La invasión de España por las tropas de Napoleón en 1808 creó en las colonias americanas
una situación de desconcierto y vacío de poder, que los independentistas aprovecharon para
lanzar su revolución con más garantías de éxito: Miranda fundó el periódico El
Colombiano, desde el cual coordinó los movimientos revolucionarios que estallaron
simultáneamente y con características semejantes en toda Hispanoamérica en 1810; en
aquel año regresó a Venezuela, a instancias de Bolívar y de la junta revolucionaria formada
en Caracas.
Un Congreso proclamó la independencia de
Venezuela al año siguiente, adoptando una
Constitución inspirada en la de los Estados
Unidos. Miranda fue puesto al frente del
ejército rebelde y se proclamó dictador para
detener el contraataque español (1812).
Pero fue derrotado y capituló sin consultar a
sus propios compañeros en aquel mismo
año; desacreditado por sus errores políticos
y militares, y enfrentado tanto a los
republicanos radicales como a los
terratenientes conservadores, fue arrestado
por Bolívar y entregado a los realistas, que
le enviaron preso a España, donde murió
2. José Mariano de la Cruz de la Riva Agüero y Sánchez Boquete (*Lima, 3 de
mayo de 1783 - † 25 de mayo de 1858), fue un militar y político peruano. Figura prócer de
la independencia hispanoamericana, fue Presidente del Perú en 1823. Fue el primer Jefe
de Estado peruano en llevar el título de Presidente de la República y en lucir la banda
presidencial bicolor como distintivo del poder que ejercía, aunque este poder fuera de
facto, es decir, nacido de un golpe de estado y no por voluntad popular expresada en
elecciones.
Criollo perteneciente a una familia aristocrática limeña, fue un decidido partidario de la
causa independentista desde muy temprano. Estuvo en España en tiempos de la invasión
napoleónica, afiliándose a las logias que por entonces laboraban a favor de la
independencia de América. En 1810 regresó al Perú, y desde entonces y hasta la llegada
del Libertador José de San Martín fue la principal figura de las conspiraciones
anticoloniales en Lima, dirigiendo la Logia de los Copetudos. Colaboró con San Martín
antes y después de su arribo al Perú. Establecido el Protectorado, fue nombrado
Presidente (Prefecto) del departamento de Lima. Tras el primer golpe de estado de la
historia republicana peruana, fue nombrado Presidente de la República, siendo el primer
peruano en ocupar tan alta magistratura (28 de febrero de 1823). Quiso terminar
la independencia del Perú sin el concurso de tropas foráneas y por el esfuerzo de los
mismos peruanos, organizando la Segunda Campaña de Intermedios, pero fracasó. Las
desavenencias con el Congreso y la llegada de Bolívar determinaron el fin de su gobierno
y su deportación a Guayaquil, primero, y a Europa después, donde residió hasta 1828,
volviendo entonces a América. Pasó primero a Chile y luego retornó al Perú en 1833,
siendo elegido diputado a la Convención que lo reincorporó al ejército con el título de Gran
Mariscal. Partidario del presidente Luis José de Orbegoso fue ministro plenipotenciario en
Chile y durante la Confederación Perú-Boliviana fue Presidente del Estado Nor Peruano.
Tras el fin de aquella entidad política pasó otra vez al Ecuador. Cuando retornó en 1843 se
retiró a la vida privada.