La Ley universal opera en toda manifestación corpórea de la existencia; por lo contrario, el Ser no está sujeto a Ley alguna. Por este motivo, la personalidad y el Ser no constituyen un par dual: en el Ser no aplica la dualidad; en la personalidad, sí. Entonces ubicamos dos personalidades: una inferior y otra superior, una terrestre y otra aural; ambas vinculadas con el microcosmos. No eres distinto de Allah, pero mientras tengas una existencia “distinta de Allah”, no conseguirás sofocar tu existencia ni conocerte a ti mismo, y te erigirás en un dios distinto de Él. Ibn Arabi, Tratado de la Unidad El “yo” inferior —la personalidad terrestre— es la manifestación corpórea perecedera; no es autónoma, es tan sólo un reflejo de la personalidad aural —“yo” superior— que es una entidad luminosa, dotada de enormes poderes y permanece después de la tumba. Se conoce también como “ser aural”, no obstante, nunca debe confundirse con el Ser interior original. El alma es fiel amiga del hombre, sólo cuando ha sido conquistada por el Espíritu. Para un hombre carente de voluntad que aún no ha conquistado su alma, ésta puede convertirse en su propio enemigo. Bhagavad Gita, VI www.frecuenciaom.com