El poema describe al hablante navegando en un "mar" dentro del amado, sintiéndose húmedo y azul. El hablante ha zarpado de las orillas del amado como un grumete y navega profundamente en él, flotando en una góndola perdonada por las iras del amado, dejándole acariciar su tranquila piel. El amor se adueña de la aventura del hablante y es su destino azul conquistado, diciendo adiós a la tierra firme.