El Tratado de Maastricht de 1992 estableció la Unión Europea y marcó una nueva etapa en la integración europea al permitir la creación de una unión política y económica. Creó tres pilares - las Comunidades Europeas, la política exterior y de seguridad común, y la cooperación policial y judicial - y buscó reforzar la legitimidad democrática de las instituciones y establecer una unión económica y monetaria.