La economía española experimentó un fuerte crecimiento en el siglo XVI, especialmente en Castilla, debido al aumento de la población y el comercio con las Indias. La agricultura creció pero tuvo problemas como la alta concentración de tierras y baja productividad. La industria textil tuvo dificultades por la exportación de lana cruda y falta de proteccionismo. El comercio con América estimuló otras industrias pero generó problemas como inflación y empeoramiento de las condiciones de vida de los más pobres.