2. Desde siempre, tío, de toda la vida, desde que era un peladito,
siempre lo quise y lo admiré; fue para mi uno de los pilares para
formarme una figura paterna. El duro, el fuerte, el que se las sabía
todas, el que era capaz de plantar la cara para defender a los suyos.
Nunca olvidaré los paseos a Pance, en el platón de la camioneta, las
idas a fútbol. Mi primer partido del Cali en el Pascual fue con usted y
con Humberto, jamás lo olvidaré, le ganamos al deportes Tolima. El
mundial de Argentina ´78.
Mi tío me enseñó la pasión por el fútbol.
3.
4. • Desde joven mi tío se hizo su vida, empezó a trabajar y a rebuscarla,
y aún niño, vivía ya como hombre. Empezó a fumar temprano, vicio
que nunca pudo dejar y que a la vez le perdonó la vida durante 6
décadas. Mi mamá me contaba historias de cuando estaban
pelados, empezando ella a salir con muchachitos y él con peladitas.
Y como típicos hermanos, él le decía: “le voy a decir a mi papá que
te estabas besando con fulanito” y ella respondía: “pues si?
¡¡¡Entonces yo le digo que vos estás fumando!!!” Y muy pronto, mi
tío hizo su hermosa familia y estuvo entre Colombia y USA,
buscando mejor suerte para los suyos.
6. • Mis recuerdos de mi tío, empiezan con los paseos a Pance, con la
camioneta verde (jamás hubiera tolerado tener un auto rojo), con
los saludos a mi abuelita: “Hola Rosa, estás echa un tiro!”. Con el
fútbol, por supuesto. Y… con los fines de semana y los billares, con
los amigotes que tenía y que en el mejor de los casos eran “estos
asquerosos”. Una vez me mandaron a buscarlo al billar y tres idiotas
le querían dar una golpiza… No pudieron. Ese día de camino a casa
mi tío me enseñaba como es que había que defenderse de ese tipo
de personas… Para la época de mi primera comunión me había
enseñado el orgullo de ser un Sinisterra…
7.
8. • Para cuando falleció mi tío Arturo, yo ya estaba en la Universidad.
Aunque fue un día muy triste, ver a tíos y primos reunidos no
reconfortó mucho. Ahí fue cuando mi tío me empezó a contar todas
las historias de su vida.
• Unos años después, cuando ya era médico, mi tío me consultaba sus
cosas, me exponía una que otra queja y me solicitaba consejos… No
podía creer que un hombre que era figura paterna para mi, me
pidiera consejos… Ahí me estaba enseñando la grandeza de la
humildad. Y ese fue el año que guardo los mejores recuerdos de mi
tío: 1993.
9.
10. • Mucho nos vimos ese año, fuera en su casa, o donde mi tía Cecilia. Y
vino mi tío Bernardo, así que yo los recogía y nos íbamos para todas
partes. En esa época mi tío me contó cosas íntimas, que guardaré
para siempre en mi alma, disfrutábamos las Póker y los Blancos del
Valle y aprendí a apreciar los tangos y boleros que le fascinaban.
• Cuando el grado de Ricardo Sarria, mi querido primo, se armó una
trifulca. Al terminar, mi tío estaba feliz… “Yo sabía que m´hijo era
todo un Snisterra”. El amaba que uno fuera frentero y de una sola
pieza. No me hace feliz pelear, pero me hizo feliz verlo orgulloso,
algo difícil de explicar, pero los Sinisterras entienden, jejeje…
11.
12. Después de irse la tía Graciela, mi tío fue herido de gracia en su alma,
la tristeza le pudo… Y tuvo que irse definitivamente a USA y alejarse
para siempre de su Cali del alma… Dios me concedió la gracia de
poder hablar con él ocasionalmete, pero lo importante fue que lo
pude ver un par de veces más, en el 2007 y el año pasado. Y lo pude
ver entero, fuerte, vivo, como siempre lo fue y como me llevaré su
recuerdo hasta que de nuevo, nos volvamos a encontrar, al otro lado
del camino.
Tío, menos mal le dije en vida que lo quise y que siempre lo admiré.
Este es solo un sencillo homenaje.
Para siempre lo llevaré en fondo de mi corazón. ¡¡¡BUEN VIAJE!!!