El documento describe las memorias del autor sobre su tío Nacho. Recuerda la primera vez que lo vio en una boda familiar cuando era niño y cómo el tío Nacho se mudó a Chiapas para trabajar en la construcción de una presa. También describe la excelente cocina del tío Nacho y sus habilidades para la carpintería, mecánica y el comercio. El documento resalta la personalidad del tío Nacho como un buen anfitrión en las reuniones familiares donde contaba anécdotas y cantaba con otros familiares.
ACERTIJO DE LA BANDERA OLÍMPICA CON ECUACIONES DE LA CIRCUNFERENCIA. Por JAVI...
Recuerdos del tío Nacho
1. Al tio Nacho (Ignacio Pazos).
El primer recuerdo que tengo del tío
Nacho, hermano de mi madre, el tercero
de trece, mi madre era la segunda (habrá
muchas cosas que quizá me corrijan), es
la boda de otro tío, el tío Julio que se casó
con la tía Esther en Michoacán. En ese
tiempo él tenía un mustang azul, como el
de la foto. Creo que es la única vez que
me he subido a un mustang y tenía como
5 años.
Desde muy joven se fue al DF, donde un
buen tiempo se dedicó al negocio de las farmacias. Solían ir a los toros los domingos con el tío Julio,
quien por ese tiempo estudiaba en la misma ciudad. También en ese entonces la tía Gloria, estudiaba
enfermería. Entonces la farmacia era el lugar que a veces tenían que atender todos.
El tío Nacho se casó con la tía Hortensia, del Estado de Morelos, Zacatepec para ser precisos, con la
que engendró tres hijos: Magdalena, Ignacio y Rosario.
Años después, el tío Julio se graduó y emigró con su mujer e hijo mayor a Chiapas, tiempo después el
tío Nacho se fue a Chiapas también, junto con toda su familia. En ese entonces, a mitad de los 70's,
Tuxtla Gutiérrez era una ciudad que empezaba a crecer y había muchas oportunidades de trabajo. Así
que apoyado por el tío Julio que ya conocía a algunas personas, el tío Nacho se fue a comenzar una
nueva vida.
Me acuerdo que los visitamos por ahí del 78. Fue la primera vez que viajé en avión, en la tristemente
desaparecida Mexicana de Aviación, jeje, y aclaro, siendo niño, fue la única vez. Después de eso,
pasaron 20 años para que volviera a subirme a un avión, por cierto, para venir a Mexicali.
El tío Nacho ya se había asentado. Vivían en el
norte de la ciudad, por la salida a Comitán. En
ese entonces el tío trabajaba en la construcción
de la presa Chicoasén. Me tocó ir a su trabajo.
Conocí los campamentos. Conocí unos
camiones inmensos que usaban para transportar
la tierra que debían extraer para construir la
cortina. Según recuerdo trabajaba en el
dispensario médico.
Aquí debo mencionar que el tío, además de
trabajar como farmacéutico, sabía de mecánica,
carpintería (él hizo los closets de la casa de mis
padres en Xalapa), fue comerciante y además, era y sigue siendo un excelente cocinero.
En las reuniones familiares, en Xalapa, en el pueblo, Atzalan o allá en su casa, preparaba las mejores
ensaladas, las mejores salsas, el modo de preparar la carne de lo que fuera, de pollo, pescado, cerdo,
res, borrego. Cualquier cosa la convertía en un platillo de gran sabor. Supongo que hasta la fecha.
2. Recuerdo una vez que hubo una reunión
familiar en la casa de mis padres. Mi
padre en ese tiempo criaba borregos, no
borregos de lana, sino para engorda. Y el
platillo central, en efecto, era un borrego
como los de la foto (para los vegetarianos,
veganos o protectores de animales,
deberían brincarse este y el siguiente
párrafo, para que no se sientan
ofendidos). Estos animales tienen la
ventaja para los ganaderos y para los
carniceros de que es muy poco lo que se
desperdicia del cuerpo. Además de que la
barbacoa sabe excelente, recuerdo que mi tío ese día le dedicó especial atención a los sesos del borrego.
Picó cilantro y cebolla. Los mezcló con los sesos y luego los comenzó a freir, en el patio, frente a la
casa. Yo veía, de cerca. Luego que el guiso estuvo listo, calentó tortillas. Creo que nunca había comido
sesos, de nada. Y creo que ha sido la única vez que los he comido. Y esos tacos sabían de maravilla.
En esas reuniones familiares, el tío Nacho era un buen anfitrión. En mancuerna con los tíos Julio, Beto,
Ausencio, Gloria y mi madre, podían pasarse horas contando anécdotas, hablando de personajes del
pueblo o familiares vivos y muertos. Que si Javierito, que si el tío Ricardo, que si don Tomás de
Altotonga, que si los chumas (un trio del pueblo que más de una vez los acompañó en las reuniones con
buena música), que si la tía Edelmira o la tía Melina (aquella tía a la que siempre que uno la veía y le
preguntaba: tía, ¿qué dice el pueblo (Atzalan)? Ella, de manera siempre sincera, siempre sencilla y
siempre sonriente respondía: Igual de bonito. No podía faltar hablar de mi abuela, doña Benita. De
todos ellos hablaban. De todos ellos se acordaban.
Y cantaban, y bebían. El tío Nacho
era un conocedor de las bebidas, le
gustaba el tequila, lo mismo que el
brandy, y hasta la fecha.
Y de la música, siempre ha sido del
gusto de la música mexicana.
Recuerdo que le gustó mucho un
disco que mi padre me regaló
cuando yo tenía como 11 años. De
Antonio Aguilar, un disco de
corridos de caballos famosos. El
prieto azabache, el grano de oro, el
caballo bayo, el caballo blanco (en
ese entonces no sabía que yo habría
de conocer parte de la ruta por la
que caminó ese caballo), el alazán y el rocío, pero de todas, las que más le gustaba, era el corrido de El
cantador:
Nació bajo de una higuera
su madre fue yegua fina.
3. Le llamaban la catrina.
Yo le puse el cantador.
Era lindo mi caballo
era mi amigo más fiel.
Este era y este es el tío Nacho, del que tengo memoria, el platicador con el ritmo preciso para estar
interesado en lo que ha de decir. Con su propio léxico, sus propios términos, su propio glosario:
- Qué pues, vos... que se traduce como: Cómo te va? Cómo has estado?
- El elemento... que se traduce como: el amigo, el sobrino, el hermano, el señor, el pariente.
Ya llegó el elemento.
Ahí estaba el elemento.
Una frase que se hizo muy famosa en el tiempo que se dedicó al negocio de la venta de pollo, que
involucró a toda la familia, su esposa e hijos.
- Nacho, chigao... que se traducía como: Hijo, hijito, levántate ya que debemos empezar a preparar el
pollo.
O bien los gestos, como el de la mano, más o menos que la de
la foto, que la usa como para precisar las cosas o para decir: ya
está o así le hacemos o no se diga más.
O que tal aquella de
- Ya no hay pares, ya no hay nones...que significaba, algo así
como lo de la mano.
- No que no tronabas, pistolita...refrán popular que se usaba
cuando alguien dice que no pero a la mera hora, sí.
Debo decir que varias de estas las decían y las dicen varios tíos,
quizá no eran exclusivas de él, pero alguna vez se las oí.
Y lo mismo, este movimiento de mano que la forma de
caminar, un ritmo, un tumbao, similar a la forma en que habla.
Siempre elegante, siempre formal, siempre pausado, como
teniendo todo el tiempo del mundo.
Estas son algunas de las imágenes que tengo del tío Nacho. Sirvan estas palabras como un homenaje
en vida a este hombre luchador, esforzado, bohemio, comprometido, trabajador y amigo.
Norman Edilberto Rivera Pazos