El documento sugiere que deberíamos tratar la Biblia con la misma prioridad y frecuencia con la que usamos nuestros teléfonos celulares, llevándola con nosotros a todas partes y consultándola varias veces al día. A diferencia de los teléfonos, la Biblia no necesita recargarse porque Jesús ya pagó por nuestra salvación eterna. La Biblia ofrece una promesa eterna porque la palabra de Dios es recta y fiel.
1. Me pregunto qué pasaría, si tratáramos a nuestra Biblia como tratamos a nuestro teléfono celular...
2. ¿Si la lleváramos a todos lados en nuestra cartera o bolsillo? ¿Si nos regresáramos si se nos hubiera olvidado? ¿Si la revisáramos varias veces al día? ¿Si la usáramos para recibir mensajes del texto?
3. ¿Si la tratáramos como si no pudiésemos vivir sin ella? ¿Si se la diéramos a los muchachos como regalo? ¿Si la usáramos mientras viajamos? ¿Si la usáramos en caso de emergencia?
4. Esto es algo para animarnos a preguntar: - mmm... ¿dónde está mi Biblia? ah, y una cosa más: A diferencia de nuestro teléfono celular, no tenemos que preocuparnos que nuestra Biblia sea desconectada... ¡porque Jesús ya pagó la cuenta!
5. La Biblia está eternamente cargada. Nunca tiene que ser recargada. Lo que perdemos de vivir en obediencia a Dios no podemos compensarlo jamás. De allí que la Biblia, la Palabra de Dios, sea tan importante. ¿Porqué no seguir el consejo y darle la prioridad que se merece la palabra de Dios?
6. A final de cuentas lo que Dios nos ofrece es... ¡eterno! Porque recta es la palabra de Jehová, Y toda su obra es hecha con fidelidad. Salmo 33:4. Susténtame conforme a tu palabra, y viviré; Y no quede yo avergonzado de mi esperanza. Salmo 119:116.