PROYECTO FINAL. Tutorial para publicar en SlideShare.pptx
Infografia
1. En una peque a ciudad, vivi hace mucho tiempo un joven sastrecillo que� �
trabajaba todos los d as cosiendo y remendando ropas con sus habilidosas manos.�
Cierta ma ana, cansado de tanto laborar, el sastrecillo decidi comprar un� �
poco de mermelada para comer con pan, y cuando reci n se dispon a a dar el� �
primer bocado, aparecieron desde la ventana una docena de moscas que pretend an�
compartir con el sastrecillo aquel pan con mermelada tan suculento.
Maldiciendo y lament ndose, el joven comenz a espantar a sus molestos� �
visitantes, pero al ver que toda acci n era en vano, se dispuso a eliminarlas�
con un pa o mojado de la cocina. Tras dar un golpe seco y r pido sobre la� �
mesa, el sastrecillo pudo ver que hab a logrado matar a siete moscas, por lo�
que, orgulloso de s mismo, decidi bordarse sobre el cintur n un cartel bien� � �
grande en el que se le a: SIETE DE UN GOLPE .� � �
Sin pensarlo dos veces, el sastrecillo abandon la comodidad de su casa para�
pasearse por toda la ciudad con su cintur n bordado, no sin antes llevar�
consigo un trozo viejo de queso blanco y su mascota preferida: un p jaro.�
De esta manera, anduvo el sastrecillo durante horas por toda la ciudad, y tanto
dieron sus piernas, que lleg hasta lo m s alto de una monta a, donde reposaba� � �
tranquilamente un temible gigante. Hola, amigo m o le dijo el sastrecillo� � � �
que parec a un granito de sal al lado de semejante criatura.�
No me molestes, enano. No ves que estoy a mitad de mi siesta? , dijo el� � �
gigante con desprecio, pero al ver el cintur n del sastrecillo en el que se�
le a SIETE DE UN GOLPE , la enorme criatura pens que en realidad, aquel� � � �
jovenzuelo hab a eliminado a siete caballeros, as que decidi ponerlo a� � �
prueba.
Con sus imponentes manos, el gigante tom una roca del suelo y la exprimi� �
entre sus manos. Acaso eres tan fuerte como yo? le pregunt el gigante�� � � �
al sastrecillo entre risas burlones, pero este decidi seguirle el juego y�
r pidamente sac el pedazo de queso blanco de su bolsillo y lo apret con� � �
todas sus fuerzas hasta desmoronarlo.
Asombrado de tanta fuerza, el gigante quiso probar una vez m s a aquel valiente�
joven, y tomando una piedra entre sus manos la lanz tan alto que termin� �
perdi ndose en las nubes. Ahora int ntalo t , enano , le dijo el gigante al� � � � �
sastrecillo mir ndolo con desprecio, pero este no se dej intimidar, y tomando� �
de su bolsillo al p jaro que ten a por mascota, lo lanz con todas las fuerzas� � �
de sus brazos hasta que el animal se perdi volando en el horizonte.�
Enfurecido y malhumorado, el gigante se march del lugar, sin dejar de�
reconocer que en verdad, aquel hombre menudo le hab a ganado en materia de�
fuerza. Contento por aquella haza a, el sastrecillo valiente se dispuso a�
continuar su traves a, y tras un largo caminar, arrib al palacio de un lejano� �
reino.
En aquel lugar, viv a un viejo rey con su hija, una hermosa princesa. Al verla,�
el jovenzuelo no pudo ocultar su amor, y tan pronto se lo permitieron corri a�
encontrarse con el rey para pedirle la mano de su hija.
Valiente caballero, si est s dispuesto a casarte con mi hija, deber s probar� � �
tu valent a. En el bosque habita un malvado gigante que destruye las cosechas y�
asusta a los campesinos. Acaba con l y te prometer a mi hija, la princesa .� � �
Tan pronto termin de hablar el rey, el sastrecillo sali a toda velocidad por� �
el mismo camino que hab a transitado, y al cabo de unas horas, encontr por� �
fin al gigante, tumbado a la sombra de varios rboles.�
Eh t , grandul n, he pensado que esta tierra es demasiado grande para que� � �
podamos compartirla. Uno de los dos tiene que irse , dijo el sastrecillo�
alzando su voz en lo alto. Al verlo, el gigante se llen de furia, pero le�
pidi al sastrecillo que pasara una noche en su cueva, y si lograba sobrevivir,�
entonces aceptar a finalmente la derrota y se marchar a de aquellas tierras.� �
2. gigante a una cueva enorme en las afueras del bosque. Tan pronto arribaron al
lugar, el gigante le ofreció su cama al sastrecillo, pero como hacía tanto frío
y la cama era tan grande, el pobre hombre pensó que sería mejor acurrucarse en
una de las esquinas, y así lo hizo.
En el medio de la noche, el gigante se acercó sigilosamente a la cama del
sastrecillo, levantó el tronco de un grueso árbol y lo dejó caer con furia sobre
el centro de la cama una, dos y tres veces. Sin embargo, a la mañana siguiente,
el sastrecillo se levantó con toda tranquilidad y al verlo, el gigante se puso
blanco como un papel. Sin decir media palabra, la enorme criatura salió
disparada a toda velocidad, y nunca más se le ocurrió regresar a aquellas
tierras.
De regreso al palacio, el sastrecillo pudo contar la noticia al rey, quien no
dudó un instante en casar a aquel valiente jovenzuelo con la princesa para que
vivieran muy felices por el resto de sus vidas.