Un niño con una pierna inutilizada visitó una tienda donde vendían cachorros. Se interesó en un cachorro cojo que nadie quería. Le ofreció pagarlo con su dinero a pesar de que el dueño quería regalárselo. El niño explicó que él tampoco podía correr y que el cachorro necesitaba a alguien que lo entendiera. El dueño se conmovió por la bondad del niño.