1. KAMIKAZE
-Basurde-
¨Estos son mis principios,
si no le gustan tengo otros¨
Groucho Marx
2. Estuve hablando de un montón de cosas con mi hermano, como solíamos
hacer a menudo, y en un momento dado salió el tema de su enfermedad. Los
dos éramos conscientes de que en diez años no sería la misma persona, en el
hipotético caso de que se encontrara vivo.
- Eva, sabes que tengo asumido que un día voy a morir, me he hecho a la
idea y la verdad, ya no le doy más vueltas. A unos les pilla un coche, a otros les
cae un rayo, y a mi me ha tocado esto. Sin más, me lo tomo con filosofía, y de
hecho creo que me ayuda a ser mejor persona, y a disfrutar de cada uno de los
momentos con mayor intensidad.
- Venga Sergio, no te pongas drástico que seguro que en unos meses
descubren un tratamiento para lo tuyo. Ahora ya no es como antes, y la medicina
avanza una barbaridad –le dije tratando de animarle.
- Sí, me gustaría creerlo, y puede que así sea. ¡Ojalá! Pero como dice el
proverbio, ¨espera lo mejor pero prepárate para lo peor¨.
- ¡Tú siempre con tus refranes! -le sonreí.
- Bueno, tú también eres buena en eso. ¨Cuando el grajo vuela bajo…
- … hace un frío del carajo¨ -respondí rápidamente-. ¨Cuando el cura lleva
botas…
- … ¡hace un frío de pelotas!¨ -añadió mi hermano.
Era un juego al que solíamos jugar, y los dos nos echamos a reír.
Estuvimos un rato bromeando antes de que Sergio se pusiera serio otra vez.
- Quiero cerrar unas cuantas cosas mientras estoy al cien por cien de mis
facultades. Por ese motivo he escrito esta carta. Me gustaría que la guardaras y
que no la abrieras hasta mi muerte. ¿Serás capaz? –me preguntó sosteniendo
en su mano el sobre que acababa de sacar de un cajón.
- ¡Vamos Sergio, no me vengas con esas ahora! –le contesté intentando
quitar hierro al asunto.
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3. - Venga hermanita, necesito que me hagas este favor. Me hará sentirme
mejor. Además, puede que incluso en su día te dé la oportunidad de ganar algún
dinerillo.
- Sergio, no estarás pensando en hacer alguna locura, ¿verdad?
Como respuesta sonrió y me extendió el sobre.
Sólo una semana había transcurrido desde aquella conversación. Mi
hermano no estaba muerto, pero su situación en siete días había cambiado
radicalmente. Por ese motivo, y pese a que no era lo que habíamos acordado,
abrí la carta que me entregó con la esperanza de que de algún modo le pudiera
ayudar a salir del embrollo en la que se había metido. ¡Idiota!
Dentro del sobre había una nota para mi, y otro sobre más pequeño,
cerrado. En la nota me pedía perdón por lo que había hecho, me daba
instrucciones detalladas para transferir a mi banco ciento veinte mil euros desde
una cuenta en Suiza, y me sugería que vendiera la carta del sobre pequeño
como exclusiva a alguna revista de tirada nacional. Rápidamente lo abrí, con
curiosidad, y empecé a leer:
¨8 de octubre de 2009
Soy Sergio Vargas. He pasado a la posteridad por ser el asesino del Rey
de España. Ésta que tiene en sus manos es la última carta que escribí, y en ella
explico los motivos que me llevaron a ello. Con todos mis respetos quisiera en
primer lugar pedir perdón a la Familia Real por todo el dolor causado.
Todo magnicidio tiene un móvil, y se habrán hecho miles de
especulaciones sobre las causas que me llevaron a cometerlo. Solo hay una:
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4. dinero. Pero no soy un sicario al uso, y por eso siento que debo esta carta a
todos los españoles.
Comenzaré con un chiste adaptado del humorista más grande que ha
dado este país. Pantalón negro, camisa negra, zapatos negros, gafas oscuras,
se sienta en su taburete, se enciende un cigarro, pega un lingotazo a su vodka
con naranja y empieza con el mítico: ¨el saben aquel que diu que va un señor al
medico y dice:¨
- Sr. paciente, siento comunicarle que tiene usted la enfermedad de
Vargas.
- ¿Y eso es muy grave doctor?
- Todavía no lo sabemos, Sr. Vargas.
Mi padre, Vargas como yo, murió de la enfermedad de Huntington.
Huntington en nuestro caso hace honor al primer médico que describió este
trastorno neuronal hereditario, allá por 1.872. ¿Han reparado en el adjetivo
¨hereditario¨? Porque ahí está la clave de la historia.
A la mayoría de ustedes no les sonará de nada la enfermedad de
Huntington, pero sí que habrán oído hablar de ella con un nombre más festivo:
¨baile de San Vito¨. ¿Síntomas?: movimientos incontrolados, falta de equilibrio
en la marcha, problemas para andar, dificultades para tragar y pensar, y
cambios en la personalidad. Afecta a personas entre los treinta y cuarenta y
cinco años, y conduce irrevocablemente a la muerte al cabo de un periodo de
diez a veinte años. Todo ese deterioro progresivo hasta terminar incapaz lo he
visto en mi padre. A nivel físico, cognitivo y emocional.
Hoy por hoy no existe cura ni tratamiento. Pero no se preocupen, como
he comentado es hereditario. Si no han oído antes hablar de ello no tienen por
qué asustarse. ¿Qué probabilidades hay de heredarla? Si alguno de sus padres
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5. la tiene, usted tendría el cincuenta por ciento. Ni mucha probabilidad ni poca. La
mitad. Como jugar en la ruleta a rojo o a negro. Yo aposté a rojo.
Un examen predictivo puede en cualquier momento detectar con
seguridad si existe esa mutación genética. Me hice la prueba y salió negro, con
lo que antes o después me convertiría en víctima de la enfermedad. En otras
palabras, estaba condenado. Y una cosa tenía clara a partir de entonces: no iba
a pasar por lo mismo que pasó mi padre. Prefería que me quemaran en la
hoguera pensando que estaba poseído, como hacían en la Edad Media con los
que sufrían estos mismos síntomas.
He tenido mucho tiempo para decidir mi final. Que me iba a quitar la vida
antes o después lo tenía claro. Pero no como un vulgar suicida, o como uno de
esos famosos que un día se levantan y deciden que hasta ahí han llegado. Se
colocan hasta las cejas como Marilyn Monroe, se descerrajan un disparo en la
cabeza al estilo Hemingway, y ¨bye bye¨. Eso es de cobardes. Tampoco me veo
de héroe a lo Magic Johnson convirtiéndome en portavoz de la lucha contra ¨el
baile¨. Me identifico más con los gimnosofistas del Ganges. Consideraban estos
interesantes sujetos de la India una ignominia morir de enfermedad, vejez o
muerte natural. Y antes de que eso ocurriera, en cuanto notaban que algo
fallaba en sus cuerpos, voluntariamente se prendían fuego. ¡Olé sus huevos!
Y ya puestos a facilitar mi entrada en el otro barrio, ¿por qué no sacar
algo de beneficio económico? Como ven, en ningún caso iba a ser yo un suicida
al uso. Me propuse recaudar medio millón de euros con mi muerte, y tenía un
plan: convertirme en un kamikaze al servicio del mejor postor. ¿Y quién pagaría
por mi óbito?, se preguntarán ustedes. Ahí tenía varias ideas en la cabeza. No
pierdan de vista que no tenía nada que perder, porque tenía claro que me iba a
quitar la vida.
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6. Cuando piensas en un kamikaze estos días, en seguida te viene a la
cabeza la Yihad islámica. ¿Podría contactar con ellos e intentar conseguir los
quinientos mil euros, a cambio de volarme contra el objetivo que ellos desearan?
Tengo bastantes colegas marroquíes, y por uno o por otro, siendo una
comunidad pequeña en Vitoria-Gasteiz, seguro que con tiempo llegaría a algún
sitio. Pero pensándolo bien, no quería acabar haciendo una barbaridad como la
del 11-M en Atocha. Descartado.
En el lado opuesto está este líder ultraderechista, rematadamente loco,
hijo de aquel famoso militar asesinado por E.T.A. Estaba convencido de que
estaría encantado de utilizar para su causa el servicio que ofrezco. ¿Podría
pagarlo? No sé si los fachas disponen de tanto dinero, puede que sí. De todos
modos, codearme con un neofascista que hace años disparó a su camello por
no fiarle coca tampoco era lo que más me apetecía para mis últimos días.
Multitud de opciones desfilaron por mi cabeza. La más romántica, la de
quemarme a lo bonzo en contra de la autopista que quieren hacer pasar por el
valle de donde son mis padres. Un entorno bucólico de la provincia de Burgos,
virgen, que se vería destrozado en nombre de lo que los políticos llaman
progreso, cuando en realidad se refieren a especulación e intereses
inmobiliarios. El último año estuve bastante involucrado en la plataforma que se
creó para luchar contra esa infraestructura. Y si no teníamos dinero para pagar
unos carteles, ¿cómo iba yo a sacar tajada de mi última acción? Amigos sí, pero
la vaca por lo que vale.
Finalmente, me decanté por ofrecerme a E.T.A. para matar al rey. ¿Sería
fácil contactar con esta organización terrorista? No creí que fuera difícil. Entre
mis amistades contaba con gente que simpatizaba con el entorno radical, y
llamando a la puerta correcta no tendría que ser misión imposible. Cuando
empecé la universidad, Aritz, un amigo con el que todavía tengo bastante
confianza, me confesó que creía que le habían ofrecido alistarse en la banda.
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7. Era el típico chaval que estaba en todas las manifestaciones, pegaba carteles, y
creía que el yugo de España era demasiado pesado para poder seguir adelante.
Un día tomando un pote en una herriko taberna, un compañero de unos
cuarenta años le comentó, con discreción, que había militado en E.T.A. durante
un tiempo, de joven, que se había salido, pero que tenía la puerta abierta para
poder volver siempre que quisiera. Aritz me confesó que entendió eso como una
invitación a unirse a la organización. Pero era lo suficientemente listo, con
diecinueve años, como para seguir estudiando químicas y no complicarse la vida
de esa manera.
¿Por qué matar al rey? Estoy de acuerdo en que es un hombre
campechano, e incluso graciosete. No me cae mal, de hecho la Familia Real
parece buena gente. Sin embargo estoy convencido de que es una institución
obsoleta, y que en nombre del progreso y la igualdad debería desaparecer.
E.T.A. ha hecho planes para borrarlo del mapa en numerosas ocasiones.
La más sonada la de Palma en el noventa y cinco, o las más recientes noticias
sobre documentación incautada relativa a un plan para derribar el avión del
monarca con un misil tierra-aire. Pero parece que no acaban de acertar estos
Pepe Gotera y Otilio de las organizaciones mafiosas.
En cualquier caso la organización tiene liquidez, eso está claro.
Extorsionando a un empresario por aquí y a otro por allá, logran cada año en
San Silvestre presentar un balance general que muchas empresas envidiarían.
Especialmente la parte en blanco del pasivo referida a impuestos y prestaciones.
Ventajas de obrar fuera de la ley.
Entiendo que lo que más les interesa a ustedes de esta historia es saber
cómo se produjeron los contactos con E.T.A., cómo fueron las negociaciones,
cómo me aseguré de que me hicieran llegar el dinero antes de mi inmolación, y
algún que otro detalle morboso. Sin embargo, hicimos un pacto entre caballeros
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8. y di mi palabra de que esa información iría conmigo a la tumba. Pese a lo que
puedan ustedes juzgar, me considero un hombre íntegro y sería un deshonor
faltar a mi palabra. Sí que les puedo contar varias cosas, muy por encima.
En primer lugar, que los contactos duraron dos años. Se llevaron con
muchísimas precauciones porque les interesaba que yo siguiera siendo un
ciudadano legal. Me gusta viajar en solitario, así que la mayoría de los
encuentros se produjeron durante mis vacaciones, fuera de España, lo cual no
levantó para nada sospechas en mi familia ni amigos. Evidentemente siempre
les rondó por la cabeza la posibilidad de que yo fuera un topo con intención de
infiltrarme en la banda, y por eso se tomaron grandes medidas de seguridad.
En segundo lugar, a la hora de escribir estas líneas no conozco el plan
para atentar contra el rey. Mañana viernes voy a Madrid, y el sábado la banda
contactará conmigo por SMS. El móvil que llevaré me lo han facilitado ellos y
está intervenido para evitar contactos con la policía. Estos días no han dejado de
vigilarme, son menos chapuzas de lo que pensaba en un principio. Me
comunicarán un lugar de contacto y me pondrán al corriente de todo. En los
próximos días, si todo sale como lo han planeado, llegará mi final y el de su
majestad.
Respecto al dinero, al final no fue medio millón de euros, sino trescientos
mil. Estos de E.T.A. regatearon duro. ¿Por qué quería yo ese dinero, si iba a
morir? No sé, supongo que la mentalidad capitalista del siglo XXI. O las ganas
de echar un cable a los más necesitados, en plan Robin Hood. Obviamente la
pasta no iba a ser para mi. El veinte por ciento lo destiné a la Asociación de
Victimas del Terrorismo, otro veinte por ciento para la lucha contra la
enfermedad de Huntington, un quinto más para la plataforma ¨Autopista No
Gracias¨, y el resto me lo callo para no comprometer a nadie.
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9. Espero que estas líneas sirvan para arrojar luz sobre la trama. No busco
su comprensión, pero si un poco de empatía. Estando en mi caso, ¿se hubieran
ustedes quedado de brazos cruzados esperando su decadencia e inevitable
muerte?¨
¡Mierda! El doce de octubre, durante el desfile militar de La Fiesta
Nacional, la Guardia Civil arrestó a un comando de E.T.A. que presuntamente
pretendía atentar contra el rey. ¡Y entre sus miembros se encontraba mi
hermano! Hasta ahora no me había creído ni una sola palabra de las noticias
aparecidas en los medios. Que si lo habían detenido con una granada
momentos antes de intentar perpetrar el atentando, que si lo llevaban siguiendo
desde hacía años, que si se trataba de un miembro no fichado de la banda, blah
blah blah… Siendo su hermana sabía que eso era totalmente imposible.
Estos últimos días han sido un infierno. Desde que arrestaron a Sergio el
pasado lunes por tentativa de asesinado contra el monarca ha estado
incomunicado. Tengo a mi madre destrozada, a los medios de comunicación día
y noche delante de la puerta de casa esperando declaraciones, y la policía ha
puesto el piso patas arriba registrando cada rincón. Recibimos amenazas
telefónicas de ultras y no podemos salir a la calle.
¡¡¡¡¡¡Y ahora esta maldita carta demuestra que sí está involucrado!!!!!!
¿Qué coño hago con ella? ¿Se la doy a un abogado? ¿A la prensa? ¿Servirá
para echarle un cabo? ¿Firmará su condena? ¿La quemo?...
¿¿¿¿¿¿¿¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡SERGIOOOOOOO QUÉ COÑO HAGO!!!!!!!!!!!???????
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