2. Descanso para recordar.
Descanso para agradecer.
Descanso para todos.
Descanso para servir.
Descanso para Dios.
Aunque, a veces, al viernes se le llamaba “día de
preparación”, en realidad el único día del calendario judío
que tenía nombre propio era el sábado (Shabat, reposo).
Su propio nombre vincula este día al descanso.
Al analizar las dos versiones del cuarto mandamiento,
junto a otros textos que hablan del sábado y de cómo
guardarlo, podemos ver claramente que el descanso
sabático va más allá del descanso físico.
¿Qué descanso nos proporciona el sábado?
3. El sábado debemos recordar el poder de Dios,
que creó el mundo y todo lo que él contiene,
incluidos nosotros (Éx. 20:11; Gn. 1).
También debemos recordar que fuimos creados
de una forma especial. Somos diferentes de
todas las demás criaturas que habitan sobre la
tierra. Somos imagen de Dios (Gn. 1:27; 9:6).
Por último, debemos recordar que tenemos una responsabilidad. Fuimos colocados como
mayordomos y cuidadores de la creación divina (Gn. 1:28; 2:15).
¿Qué debemos recordar el sábado?
Después de seis mil años de pecado, el sábado
nos sigue recordando el plan que Dios trazó
para nosotros en la Creación, y nos da la
esperanza de volver un día a disfrutar de
nuevo de la comunión con Dios (Is. 66:23).
4. “Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto, y que Jehová tu Dios
te sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido; por lo cual Jehová tu
Dios te ha mandado que guardes el día del sábado” (Deuteronomio 5:15)
¿Recordar que fuimos esclavos? Esto tal vez vale para los judíos. Pero nosotros
nunca fuimos esclavos. ¿O sí? Si tienes dudas, lee Romanos 6:17-18.
El pecado nos ha esclavizado a todos, sin
excepción. El sábado es un momento en el que
podemos agradecer a Dios por habernos librado
de la esclavitud del pecado a través de la preciosa
sangre de Jesús.
El cuarto mandamiento nos dice que descansemos
en la salvación que Dios obtuvo por nosotros con
su brazo poderoso.
“Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo,
también heredero de Dios por medio de Cristo”
(Gálatas 4:7).
5. Siendo un mandamiento que surge en la misma
Creación, Dios le ordenó al pueblo de Israel que
compartiera las bendiciones del reposo sabático con
todos aquellos con los que se relacionara.
La iglesia cristiana, receptora de los privilegios de
Israel (1P. 2:9), está llamada también a hacer
partícipe a todo el mundo de estas bendiciones.
Conscientes de ello, y de acuerdo con el
mandamiento, debemos tratar a los demás con
amor y respeto. No debemos abusar o maltratar
a ninguna persona, ni siquiera a los animales.
6. “Y a ésta que es hija de Abraham, a quien Satanás tuvo atada durante dieciocho
años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en sábado?” (Lucas 13:16)
Servir a los demás no es algo de lo que
debemos descansar en sábado. Al
contrario, es un momento que podemos
y debemos usar para servir a otros.
Jesús sanaba en sábado, aun sabiendo
que esto le ponía en oposición a las
férreas costumbres farisaicas sobre el
descanso sabático.
Lo consideró un tema tan crucial que incluso llegó a desafiarlos,
ordenando a un hombre que acababa de sanar que llevase su
camilla en sábado, algo que prohibía la tradición, no el
mandamiento (Jn. 5:1-17).
Dios no quiere una adoración exenta del amor y la preocupación por
los demás (Is. 58:2-4; 13-14). El descanso sabático implica servicio.
7. “Según el cuarto mandamiento el sábado se
destinó al descanso y el culto religioso. En ese
día había que suspender todos los trabajos
seculares; pero las palabras de misericordia y
benevolencia están de acuerdo con este
propósito del Señor. No han de limitarlas el
tiempo ni el espacio. La tarea de aliviar a los
afligidos, y consolar a los tristes es una obra
de amor que honra el santo día del Señor”
E. G. W. (My life today, 15 de agosto)
8. El sábado es una señal que nos identifica como miembros del
pueblo de Dios. Nos recuerda que pertenecemos a Dios, y
que nuestro trabajo y nuestro descanso son para Él.
Esta señal no identifica solo a los descendientes físicos de
Abraham, ya que, al creer en Jesús, nos convertimos en
“linaje de Abraham” y “herederos según la promesa” (Gál.
3:29).
El sábado nos recuerda constantemente nuestros orígenes,
nuestra liberación del pecado y nuestra responsabilidad
hacia los débiles.
Es un momento de relación con nuestro Creador y Redentor,
que nos invita a entrar en su reposo (Heb. 4:9-10).
9. “El sábado es señal de una
relación que existe entre Dios y su
pueblo, de que son sus súbditos
obedientes, que guardan su ley. La
observancia del sábado es el
medio ordenado por Dios para
conservar el conocimiento de sí
mismo y de distinguir entre sus
sujetos leales y los transgresores
de su ley”
E. G. W. (Testimonios para la iglesia, tomo 8, pg. 210)