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Índice
Introducción: La buena carrera o la mala competencia?
Capítulo 1: .………………… Competencia y consecuencia.
Capítulo 2: …………………………… De quién has aprendido?
Capítulo 3: … Mejor son dos que uno.(Eclesiastés 4.9:10.)
Capítulo4: …………… Pueblo competente o competitivo?
Capítulo 5: ………………………………..…. Un cuerpo en Jesús.
Capítulo 6: …………………………….. La carrera a la eternidad.
Capítulo 7: ………………..…………. Puestos para llevar fruto.
Capítulo 8: ……..… Aires de grandeza Señal de debilidad.
Capítulo 9: ………………….…….. Carrera hacia la eternidad.
Capítulo 10: ……………………………….. Juntos y en armonía.
Capítulo 11: …………….……… No hay competencia buena.
Capítulo 12: ……………..………….. Consecuencia espiritual.
Capítulo 13: ……………………….………….. La buena relación.
Capítulo 14: ………………………..………….. Cruzando la meta.
Capítulo 15: …… Nacimos para servir y no para competir.
Escrito por: Jeffrey Fernando Arguedas Sánchez.
Jeffreyarguedas2@gmail.com
San José Costa Rica.(506)84184240
Versión Bíblica utilizada:
Reina Valera Revisión de 1960
Diseño de Portada: Alexander Vásquez.
Agradecimiento
Es un hecho principal el agradecimiento a mi Dios y
Padre celestial, por inquietar en todo momento mi
corazón. Gracias por esa libertad en Jesucristo, para
disfrutar de sus misericordias nuevas y sus bendiciones
espirituales antes de cualquier otra cosa. De él
provienen las fuerzas para terminar la carrera, no
conforme a nuestra voluntad, sino más bien conforme a
su perfecta voluntad, sabiendo que es un honor servirle
y vivir para él.
(Efesios 5.10.)Comprobando lo que es agradable al
Señor.
Le agradezco a mi madre María de Jesús Sánchez
Navarro, por enseñarme ejemplos con su propia vida de
que debemos ser esforzados y valientes. Gracias por
amarme tanto Mamá, Dios te bendiga.
Mujeres hay muchas, pero mujer virtuosa no todos
la tienen. Gracias a mi esposa Roxana Arroyo
Vargas por no permitir pasar por alto lo incorrecto y
ser para mi vida esa luz de alerta.
Puedo decir que definitivamente es mi ayuda
idónea. Te amo.
Introduccion
“La buena carrera o la mala
competencia.”
o que quiero primeramente, es que cada uno
tenga muy claro el concepto de competencia,
no como algo competente; si no como la
disputa entre personas, animales o cosas que
aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en
algo. Si bien es cierto cada persona es muy capaz
para desarrollarse en algo, no así la competencia
dentro del cristianismo, púes solamente debe existir
la capacidad y
no la
competencia.
Hay quienes
solamente
desean ser
superiores a
quienes tienen
a su alrededor,
perdiendo así
el ser aptos o
adecuados
para el
llamado de Dios para sus vidas, y es cuando dejan
de ser suficientes para alguna cosa; convirtiendo
sus vidas en una mala competencia.
L
“Nuestro propósito como
embajadores de Cristo no es
competir, sino correr la buena
carrera. No pasando por encima
de quien viene atrás. Sino
alcanzando a quien va adelante,
ayudando a quien viene atrás
para así juntos cruzar la meta.
Hoy en día lastimosamente es muy común ver la
competencia dentro de las congregaciones, y a lo
largo de los años he podido ver como muchos
compiten por ver quién es el mejor pastor de la
ciudad, el mejor maestro, o quien es inclusive el
mayor profeta. Muchos alardean de a cuantos
enfermos han sanado y olvidan que es el nombre
de Jesús quien tiene poder y que es para la gloria
de Dios todo lo que podamos lograr.
Así que al ver tanta competencia en medio del
pueblo de Dios, me ha llevado a escribir este libro a
razón de la gran problemática dentro de los
ministerios, púes muchos ignoran lo perjudicial que
esto es para sus vidas. Mi deber es denunciar este
mal comportamiento en la vida del creyente a fin de
que vivamos una vida en unidad, y así con esta
crítica, muchos puedan encontrar el consejo y se
aparten del mal proceder de competencia y cumpla
cada uno el propósito para el cual cada hijo de
Dios, ha sido llamado. Por eso dice el Señor:
Jeremías 6.16.Paraos en los caminos y mirad, y
preguntad por los senderos antiguos cuál es el
buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso
para vuestras almas. Pero dijeron: No andaremos
en él.
Por eso te digo: Atiende a lo correcto y sea Cristo
glorificado en tu vida, púes no nos ha llamado el
Señor a esclavitud, sino más bien a libertad.
(1Corintios8.9.)Pero mirad que esta libertad
vuestra no venga a ser tropezadero para los
débiles.
Principio básico en la vida del nuevo creyente, no
ser tropezadero para nadie.
Nuestro Señor mismo sirve como el mejor ejemplo
de unidad. Él vino a unir y llevar al Padre lo que se
había apartado desde un principio por la
desobediencia del hombre.
Había el hombre quedado destituido de la Gloria de
Dios, pero Cristo vino a ser el camino para que el
ser humano volviera al Dios que lo formó. Qué tal
que Jesús hubiera caído en la competencia?
Obviamente él es Santo, Santo, Santo, y no hubiera
caído, pero si hubiera sido así, tú y yo no
tendríamos razón de ser.
Debemos recordar algo muy importante en la vida
de cada redimido, y nos lo dice claramente Pablo
en su primera carta a los Corintios.
Tal vez un tema muy utilizado para las fechas de
aniversario o para el día del amor y la amistad,
(1Corintios 13.10:13).Si yo hablase lenguas
humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser
como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si
tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y
toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera
que trasladase los montes, y no tengo amor, nada
soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de
comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para
ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene
envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se
irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia,
mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo
cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser; pero las profecías se
acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia
acabará. Porque en parte conocemos, y en parte
profetizamos; mas cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es en parte se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba
como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui
hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por
espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara
a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces
conoceré como fui conocido.
Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor,
estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.
Por eso podemos estar completamente seguros de
que Cristo nos ama, y tomar su vida como ejemplo
de que el no vino a competir, púes el amor; como
dice la escritura “No hace nada indebido y no
busca lo suyo”. Y si él nos amó, debemos hacer
así nosotros también, siempre buscando el bien
para los demás.
Recuerdo en una ocasión me llamaron para orar
por una mujer que tenía cuájalos de sangre en su
cerebro, yo le pregunté si creía ella en que Dios la
podía sanar y contestó que sí; entonces comencé a
orar pero no por su cabeza, sino por su vientre. A l
mes me dijo que estaba embarazada y que los
cuájalos en su cabeza eran causados por un
problema que tenía en su vientre. Los doctores no
se explicaban como había quedado embarazada,
pues ellos sabían que su útero estaba al revés.
Debo decir que quedé maravillado de lo que Dios
hace cuando uno se dispone a servir a los demás.
Debemos en todo momento recordar que no
nacimos para competir, sino para servir, y que el
amor no hace nada indebido, ni busca lo suyo, y así
como Cristo nos amó y nos ama, debemos también
hacerlo con los demás.
Una mala carrera es aquella en la que tu no
cumples el propósito por y para el cual tu corres.
Una triste realidad que hoy en día vemos dentro del
ministerio en la mayoría de las Iglesias, pero una
buena carrera siempre va de la mano de la verdad,
cumple el propósito y se apega a las reglas, no
convirtiendo la buena carrera en una mala
competencia.
Capítulo 1”
“Competencia y consecuencia”
ra una noche de verano y conducía rumbo a
mi casa; manejaba mi Volkswagen Jetta 2.0
MK4(Cuanto me gusta la velocidad),un auto
veloz definitivamente.
El semáforo en rojo, pronto esa luz cambiaria a
verde, indicándome que podría avanzar. Que larga
e impaciente esa espera bajo la luz de un semáforo,
pero pronto avanzaría a mi rumbo planeado.
En ese momento se puso otro auto a mi lado, (Yo
sé que él
sabía que
mi auto era
veloz).Com
enzó a
acelerar,
haciendo
un ruido
infernal.
Pronto esa luz verde nos daría la salida para que
tanto el como yo, pudiéramos avanzar.
Cada quien establece el rumbo que quiere tomar.
3, 2,1 En ese momento el semáforo cambió
el color, de rojo a verde, y el auto que estaba a mi
lado; salió chillando llantas.
E
Así cada persona tiene un rumbo al
que quiere llegar. Nosotros los hijos
de Dios, tenemos un rumbo; y es
llegar a estar para siempre en el
cielo al lado de Jesús.
Por un momento pensé: Por qué no acelero y
compito? Yo sé la calidad de auto que tengo, le
podría ganar, podría demostrar que yo no soy un
contrincante fácil de traspasar.
Puedo demostrar que soy mejor, pero eso me
llevaría a olvidar mi rumbo, y me convertiría igual a
quien estaba a mi lado, “Un Competidor”.
Valdría la pena ser igual, o sería mejor marcar la
diferencia?
Cada decisión es importante
Una de las mayores causas de muerte en Costa
Rica, se debe a los accidentes de tránsito. El gran
culpable de muerte en carretera, el peligro al
volante a manos de una pequeña decisión, un
descuido y podría ser fatal.
Pablo nos recuerda y advierte de estas cosas, (1
Corintios 6.12) Todas las cosas me son licitas, más
no todas convienen; todas las cosas me son licitas,
más yo no me dejare dominar de ninguna.
Tenía cincuenta metros para tomar una decisión,
competir o seguir, doblar en la siguiente calle que
me llevaría rumbo a casa, donde me esperaba
alguien que me amaba, mi esposa. Creo que de
haber tomado una mala decisión; probablemente
hubiera obtenido una consecuencia fatal.
No había en mi ningún deseo de competir, pero
quien no tenía claro lo que debía de hacer y como
lo debía de hacer, era quien aceleraba su auto a mi
lado.
Si bien es cierto que todo cuanto queramos hacer
está a nuestro alcance, no todo lo que podamos
hacer será para nuestro beneficio. No existen
decisiones menos importantes, todas las decisiones
son importantes.
Las reglas no se hicieron para romperlas, se
hicieron para ser respetadas.
Que importante es quien está a tu lado; podemos
aprender tantas cosa como para bien, así como
podemos aprender cosas para mal. Lo podemos ver
en la vida de los discípulos de Jesús.
A su lado tenían a Jesús, de quien aprendían; tanto
así que
aunque al
pasar el
tiempo,
después de
la muerte y
resurrección
de Jesús,
Pedro en
una ocasión
lleno del Espíritu Santo; hablaba con denuedo y
entendimiento sobre todo. Y quienes escuchaban
hablar a Pedro y le conocían, decían:
Este definitivamente andaba con Jesús, y es cierto;
aprendió de Jesús pues andaba con él.
“Quienes conocen al Señor saben
que hay cosas que no se deben de
hacer, pues no son agradables al
Señor. Las reglas no se hicieron para
romperlas, se hicieron para
respetarlas."
Así mismo se puede notar en nuestras vidas al lado
de quien andamos y de quien hemos aprendido.
(Hechos 4.8:13).
Pablo a su vez le recomendaba a Timoteo, que
persistiera en lo que había aprendido y de quien
había aprendido. (2 Timoteo 3.14).Hombres y
mujeres que son ejemplo de vidas renovadas por el
amor de Dios, que tienen la humildad y sencillez de
corazón para tener una buena conducta, y amor sin
fingimiento, que no buscan su propio beneficio, sino
que buscan primeramente el beneficio de los
demás.
Se cuidan de sí mismos (1Timoteo 4.16), sabiendo
que haciendo lo que es agradable al Señor, no solo
se salvaran a ellos mismos, sino que también a los
demás. Al lado de quién puede usted y debe andar?
De quienes compiten por la vida, sin pensar en las
consecuencias?
Quien más que Salomón sabría qué tan importante
es con quien tú te relacionas; alguien dijo una vez:
Dime con quién andas y te diré quién eres. Que
dicho popular más acertado, diría yo; por eso.
(Proverbios 17.17).
En todo tiempo ama el amigo,
Y es como un hermano en tiempo de angustia.
Capítulo 2”
De quién has aprendido?
omo hay cosas que nos recuerdan algunas
situaciones o circunstancias vividas en nuestras
vidas, algunas nos hacen reír, y otras; nos
hacen recordar porqué actuamos como actuamos
en muchas ocasiones.
Salía una tarde de mi trabajo, y eso me hizo
recordar por qué tengo pies como de gacela, (jajaja)
¡Como aprendemos de Papá y Mamá!
Saben, yo aprendí a caminar muy rápidamente, y
no digo que a temprana edad, sino más bien que
muy
rápid
o, de
una
mane
ra
veloz
Ade-
más nos suele pasar a quienes somos de muy baja
estatura.
De quién lo aprendí?, de mi Madre.
C
Quienes compiten, en algún
momento podrían llegar a
quedar avergonzados sin
querer, por quienes son
competentes.
A ella la acompañaba en ocasiones por la mañana,
cuando teníamos que ir al hospital; como no
teníamos mucho dinero, entonces no teníamos
auto, y tampoco podíamos pagar un taxi, por lo
tanto no había más opción
que caminar, y caminar, y
caminar y caminar.
Como siempre íbamos con
el tiempo contado, (Osea
que íbamos siempre tarde),
entonces ella debía caminar
muy rápido o perdería su
cita o en algunos casos
perderíamos nuestra cita.
Imagínate a un niño de tan solo diez años de edad
teniendo que apurar el paso para alcanzar a alguien
que ya estaba acostumbrada a caminar muy rápido
y a pasos como de gigante.
Si en ese momento hubiera conocido la palabra de
Dios, le hubiese dicho a mi madre; ¡Mamá,
recuerda que el ejercicio corporal para nada es
provechoso, mejor tomemos un taxi, ¡Ten piedad de
mí, Mamá!
Definitivamente no fuimos creados para competir.
(Timoteo4.8)
Porque el ejercicio
corporal para
poco es
provechoso, pero
la piedad para
todo aprovecha,
pues tiene
promesa de esta
Pero de algo podemos estar seguros; que si
queremos competir probablemente vamos a topar
con alguien que es mejor, y podría alguno llegar a
ser “avergonzado”.
¡Por poco lo olvido! Esa tarde después de mi
jornada laboral, caminaba hacia casa muy
rápidamente, como hoja que lleva el viento. Cuando
tras de mi venía un joven, (Sabes, me sentía como
un gato perseguido por un perro), era notable que él
estaba decidido a alcanzarme y a sobrepasarme.
No puedo negar que por poco lo logró; con su frente
sudada y su pecho agitado, volvió su mirada hacia
mí, y pude ver en él, una cara de pocos amigos; me
pareció que estaba molesto porque no podía
pasarme.
La verdad es que no sé por qué él creyó que yo
estaba compitiendo si yo lo único que estaba
haciendo era querer llegar pronto a casa.
Para beneficio mío en ese momento, comenzamos
a subir una gran cuesta que para mí no era
complicado subir, para mí era muy normal caminar
a paso veloz, yo estaba acostumbrado a caminar
así desde niño. Pero para quien estaba decidido a
competir y no era normal caminar tan rápidamente,
le iba a ser muy difícil seguirme el paso.
Yo no tenía ningún problema con esa calle
inclinada, pero para quien tenía la intención de
alcanzarme y sobrepasarme, no era tan sencillo.
Esa tarde escuché a muchos susurrar; Miren a ese
hombre como camina de rápido.
La verdad ese día yo no quería, ni pensaba en
competir, lo único en lo que pensaba era en llegar a
mi destino.
Existen muchas cosas en la vida cotidiana que
podrán ser competencia, por ejemplo. Quién podría
ganar un mundial de futbol si no compite o quién
podrá ganar una medalla olímpica si no es mejor
que otro, y quién podría ser el Presidente de la
republica si no compite? Sin duda alguna, solo
quienes compiten por ese premio podrán obtener la
ganancia por la que se han preparado y esforzado.
En este mundo, gana el que se esfuerza, y en la
competencia, solo puede haber un ganador, el que
se preparó y logró pasar por encima de todos hasta
llegar al primer lugar.
El atleta para llegar al premio soñado, se debe dar
el máximo esfuerzo para alcanzar a quien está por
encima de él o ella para arrebasarle, si es que
quiere obtener ese premio. La competencia es muy
común naturalmente. Pero dentro de la nueva vida
en Cristo, qué tan natural podría ser la
competencia, será agradable para el Señor que el
cuerpo de Cristo, compita contra los demás, con tal
de obtener un primer lugar?
Capítulo3”
(Eclesiastes 4.9
“Mejor son dos que uno”
uan bella es la infancia y que bueno es tener a
tu lado a un buen amigo.
Cuando yo era un joven de tan solo 16 años de
edad, me gustaba ir por las tardes a jugar fútbol con mis
amigos .Tenía un
amigo; mi gran
amigo Jasón,
quien era tan
buen jugador
como yo (Modestia aparte), por lo tanto que no
podíamos jugar los dos en el mismo equipo. Era obvio
que dos jugadores buenos no podían jugar juntos, es la
regla de toda mejenga, por lo consiguiente teníamos que
competir el uno contra el otro.
Tengo que reconocer que soy de las personas a las
cuales no les gusta competir, aunque en cada
competencia en las que lo he tenido que hacer, siempre
he dado lo mejor de mí para ganar y nunca me doy por
vencido.
C
Mejor son dos que uno porque
tienen mejor paga de su trabajo.
Eclesiastés 4.9
Pero me entristece ganarle a alguien y saber que para
muchos el hecho frustrante de perder, les dejaría un sin
sabor a la derrota. Soy de los que saben aceptar la
derrota, pero no de los que les gusta hacer sentir mal a
nadie, aunque así es la competencia, uno gana y otro
pierde.
Pero esa tarde fue diferente, mi amigo Jasón y yo;
pudimos jugar en el mismo equipo, eso sí que con una
pequeña condición. Solamente debíamos de aceptar la
condición de jugar con los niños más pequeños.
Como yo sé que nunca hay que subestimar a nadie, y
que siempre voy a dar lo mejor de mí, para así poder
ganar, entonces aceptamos. Si David mató a Goliat,
cómo no íbamos a poder ganar? Como dijo alguien una
vez.
A lo que venimos, comienza el partido.
Comenzó el partido y pasaron pocos minutos y ya
íbamos perdiendo cinco a cero (5 a 0), pasaba el tiempo
y logramos anotar un gol. Los niños a los que habíamos
escogido no lo podían creer, les estábamos anotando a
los más grandes; aunque en pocos minutos ya
estaríamos perdiendo trece a uno (13 a 1) Jasón y yo
reunimos a los muchachos y les preguntamos, Quién
quiere perder? Claro que todos respondieron que
ninguno quería perder.
Entonces les dije que debíamos de dar lo mejor de
cada uno; no importaba que perdiéramos, pero que
si perdíamos que no fuera por no dar lo mejor,
debía ser por haberlo dado todo.
“Vamos equipo a ganar” ¡Nunca olvidaré esa
tarde! Comenzamos a anotar goles, 13 a 5,13 a
9,13 a 12, no lo podían creer, pero mi amigo Jasón
y yo sabíamos que podíamos ganar.Gooooooool en
contra, 14 a 12, se complicó un poco; el partido
terminaría cuando alguno de los dos equipos
anotara el gol número 15, parece que se nos estaba
escapando la victoria.
Ahora veo porqué el Señor le dijo a Josué; “Mira
que te mando que te esfuerces y seas muy valiente;
no temas ni desmayes porque Jehová estará
contigo donde quiera que vayas. (Josué 1.9)
El esfuerzo traerá la recompensa.
Que si el esfuerzo trae recompensa? Esa tarde mi
amigo y yo pudimos haber hecho muchos goles
pero no fue así. Cada vez que estábamos en el
marco contrario le pasábamos el balón a algún niño
para que fueran ellos quienes anotaran; así ellos
podrían ver que el esfuerzo habría valido la pena.
El equipo contrario tenía la ventaja, les faltaba un
gol, pero en ese momento logramos anotar, 14 a
13, un gol más a nuestro favor. ¡Vamos muchachos,
un poco más!
GOOOOOOOOOOOL...Anotamos otro tanto,
acabábamos de empatar, 14 a 14, que emoción
cada vez que recuerdo ese momento se me vienen
las lágrimas, que hermosa tarde.
Sin duda alguna; en la competencia es definitivo
que solamente uno se lleva el premio. Si alguien
quiere ganar deberá esforzarse y dar lo mejor de sí,
y pasarle por encima al contrincante para poder
lograr el triunfo.
Esa fue una gran tarde de victoria. Que quién
ganó?
Jasón, lo hace usted o lo hago yo?
Hágalo usted Jeff, me dijo mi amigo!
Bueno, vamos por esa victoria.
En pocos momentos solo
uno de los dos equipos vería
la victoria; corrí con el balón,
dando lo mejor de mí, sabía
que estaba apoyado por mi
amigo y por muchos niños
que estaban dando lo mejor
de cada uno. Jasón venía
respaldando mi espalda por
aquello que yo perdiera el
balón. Corrí con la bola como
pegada a mis zapatos; no
permitiría dejar pasar la
oportunidad de ganar.
En ese momento sabía sin tan siquiera volver a ver,
que mi amigo venía a mi lado.
Si yo hubiera
querido competir
contra los
jugadores de mí
mismo equipo con
tal de demostrar
que tan bueno era
yo,
probablemente no
hubiésemos
ganado.
Llegamos al marco contrario y cuando estaba a
punto de anotar; le hice el pase a un niño que no
había anotado en todo el partido. Pude haber hecho
el gol de la victoria y llevarme los méritos, pero
nunca olvidé que éramos un equipo; Jasón pudo
haber anotado, pero él confiaba en mí, y tenía claro
que la victoria sería disfrutada por todos.
Ese niño pudo haber fallado el gol, pero no lo hizo,
sabía que tenía una oportunidad y que confiábamos
en él, dio lo mejor de sí mismo y anotó el gol.
Ese era el gol final, 14 a 15, ganamos el partido
después de ir perdiendo 13 1.
Pero qué tiene que ver esto con la vida espiritual, y la
Competencia en la Iglesia?
Habrá división en el cuerpo de Cristo? Acaso no
somos un cuerpo que no debe de estar dividido entre
sí? Se habrá fortalecido el deseo de la carne en los
corazones de los hijos de Dios? Hemos cambiado el
ser competentes por ser competitivos dentro del
ministerio?
Si yo hubiera competido contra los mismos
jugadores de mi equipo con tal de demostrar que
tan bueno era para jugar fútbol, muy probablemente
no hubiésemos ganado. Eso sí, lo que hubiese
quedado al descubierto habría sido el egoísmo de
alguien que no piensa en los demás.
Hoy en día hay muchos dentro del ministerio
(Servicio), que han alcanzado grandes puestos,
creyendo que hacen lo correcto por haber
alcanzado lo que han querido, pero no se han
puesto a pensar si de la manera como lograron
obtener sus Ministerios, es de la manera correcta,
que agrade a Dios, y que no ponga en riesgo la vida
espiritual y emocional de los demás.
Capítulo 4”
Pueblo competente o
competitivo?
ristemente hoy en día es muy común ver
aun dentro de la Iglesia de Dios, a hombres
y mujeres compitiendo entre sí para
demostrar quién es mejor que el otro y con
tal de conseguir un mejor puesto ministerial que el
otro, sin importarles la unidad en el espíritu;
olvidando así que en Cristo Jesús Señor nuestro se
es un cuerpo, eso sí, con diferentes funciones pero
jamás dividido,ni arrancando partes del cuerpo para
quedar un solo miembro. Qué tal que en un cuerpo
la cabeza quiera arrancar los brazos y las piernas
para solo verse bonita la cabeza y así llamar la
atención para que todos los que vean el cuerpo
vean solo la cabeza? Esto se podría esperar del
mundo que está separado de Dios, pero del pueblo
de Dios esto no puede ni debe esperarse y mucho
menos verse. Algo que lastimosamente es muy
común en estos tiempos dentro del Cristianismo;
creyendo que buscan su propio bien, están
acumulando maldición tras maldición.
El Apóstol Pablo nos recomienda, recuerda y
aconseja las mismas palabras que Dios mismo le
dijo a Jeremías.
T
Dios sabiendo lo que es mejor para sus hijos lo
comunica, y acaso no es sabio no solo escuchar el
consejo de quien verdaderamente nos ama, sino
que también ponerlo por obra para así recibir el
beneficio?
Hay un dicho muy popular que dice: Es de sabios
equivocarse…La palabra de Dios nos enseña que
el sabio ve el mal y se aparta, también nos enseña
que, el necio es quien cava el pozo para caer en él.
Dios no quiere que a nadie le vaya mal, más cada
quien toma la decisión que le parece correcta.
Jeremía 15.19 Nos dice: Si te convirtieres, yo te
restauraré, y delante de mí estarás, y si
entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi
boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a
ellos.
Pero bien, qué ha pasado en el corazón de los hijos
de Dios que un día se convirtieron a Cristo y ahora
viven, aún dentro de un ministerio, pero
compitiendo entre ellos? Acaso no son nuevas
criaturas? No han pasado las cosas viejas y todas
han sido hechas nuevas en las vidas de quienes
entregan sus vidas a Jesús?
Hombres y mujeres que han sido restaurados por el
poder de Dios, se han conformado a este siglo y
han dejado de lado a Dios, adoptando así la vil
manera de conseguir las bendiciones (creen ellos)
de la manera tan deshonrosa a como lo hace el
mundo; y esta manera es compitiendo entre sí;
volviéndose nuevamente como el mundo y no
permitiéndole al mundo que se vuelvan a Jesús,
dejando así de ser parte de un cuerpo, del cuerpo
de Cristo, sirviendo más bien de tropiezo para
quienes también han sido llamados a servirle al
Señor para gloria de su nombre y no permitiéndole
al Señor ser glorificado. No solo siendo tropiezo y
obstáculo a quienes tiene a su alrededor, sino que
también siendo de tropiezo al mismo Señor de la
obra. Y aunque esto está pasando con los hombres
y mujeres dentro del ministerio, aún no se detienen
a pensar en su manera tan inadecuada de vivir,
pues están decididos a conseguir sea de la manera
que sea, su propia gloria y el mayor reconocimiento
en este mundo. Porque si estuvieran buscando ser
agradables a Dios, buscarían la unidad y no la
competencia.
No os conforméis a este siglo
Pero qué es conformarse? Veamos su significado y
asociémoslo a la nueva vida en Cristo para llegar a
la conclusión de si debemos o no conformarnos a
este siglo.
Conformarse es aceptar voluntariamente algo que
se considera insuficiente o no satisface
completamente un deseo, ilusión o necesidad.
El creyente no puede ahora en su nueva naturaleza
en Cristo; aceptar voluntariamente la vana manera
de vivir a como la vive el mundo. Debe y tiene que
poner su mirada solamente en las cosas de arriba
para que pueda recibir las bendiciones acá abajo en
la tierra, sin tener que causar un daño a quien esté
a su lado, ni fuera del ministerio, ni mucho menos a
quienes están dentro del ministerio.
Un fin desastroso en la vida de un hijo de Dios
comienza cuando su comienzo en la carrera hacia
la eternidad es incorrecto y empieza a competir,
pues ese comienzo lo llevará o la llevará a vivir una
vida creyendo que está sirviendo a Dios, pero que
en realidad esa vida no se sujeta a la voluntad de
como Dios anhela que la vivamos; perjudicándose a
sí mismo y a los demás.
Algo que Pablo entendió desde sus principios en el
Cristianismo, ya que, si no lo hubiese entendido
entonces habría seguido en el Cristianismo, pero
haciendo las cosas que practicaba en el Judaísmo,
aceptando voluntariamente su deseo con tal de
satisfacer su necesidad, cosa que la voluntad del
hombre siempre es insuficiente.
No tomar en cuenta la gran consecuencia que
acarrea la competencia dentro del servicio a Dios,
no logrará nada más que florezca cada día más y
más ese deseo de superioridad, sin lograr más que
una segura condenación eterna. Lo lamentable es
que creen por lo que han alcanzado, que es Dios el
que les está honrando, y se aferran tanto a lo que
hacen, que no le permitirán a nadie, aún puesto por
el Señor para poder hacer lo que el Señor les has
llamado a hacer o decir, perdiendo ellos mismos la
bendición y no permitiéndole a Dios, bendecir al
pueblo.
¿Competencia dentro del Cristianismo?
Pablo no solo lo sabía, sino que también lo
denunciaba, púes él entendía que esto no traería
beneficio a la amada Iglesia del Señor, sino que
esto podía hacer que quienes servían al Señor, no
podrían crecer sanamente. Recordemos que la
competencia es una disputa entre personas que
aspiran a un mismo objetivo, o a la superioridad.
Por eso poner tropiezo a alguien, sea quien sea y
en el lugar y por el motivo que sea, aún más
preocupante dentro del cristianismo; no es correcto
ni sabio.
No es un mandato del Señor para nuestras vidas el
pretender ser superiores a los demás. Sabemos
que nuestra lucha no es contra carne ni sangre; y
todos tenemos un objetivo del cual no deberíamos
desviarnos, y es estar por la eternidad con el Señor.
No debemos olvidar que aún estamos acá, en la
tierra, y no precisamente para pasar por encima de
los demás, sino que es más bien para ayudar a los
demás.
Dios nos ha escogido para ser siervos fieles, de
todos y para todos, así como lo hizo el mismo
Jesús; Señor nuestro.
Tal vez hay quienes compiten dentro del ministerio
(De que los hay, los hay); y aun así alcanzan gran
renombre, y si no lo alcanzan, obligan a los que
tienen a su lado a que los llamen con distinción
para así alimentar su ego y hacer ver a otros que él
o ella son superiores, y lo hacen porque han
segado su entendimiento al dejar de poner su
mirada en el autor y consumador de la fe. Han
deseado más las añadiduras y no han deseado a
quien es el que añade, se han deleitado en ellos
mismos y en los ministerios, más que deleitarse en
el que; y el que es digno de servir con algún
ministerio, creyendo que por todo lo que alcancen,
eso será lo que los lleve al agrado del Señor.
Es un hecho que cualquiera puede alcanzar y lograr
cualquier cosa que se proponga; pero que se esté
haciendo de la manera correcta, esa es la
diferencia y la más importante. Siempre que
debamos y podamos llegar a hacer algo para el
Señor, debemos pensar como decía Pablo. (Efesios
5.10) “Comprobando lo que es agradable al Señor.
Pues de que me beneficiaría ganar el mundo si
pierdo mi alma.
Podría alcanzar muchos ministerios, muchos
puestos, muchos títulos, podría predicar en muchos
programas de radio o de televisión, o podría ir a
muchos lugares, pero si no compruebo que lo que
haga y como lo haga, sea agradable a Dios, podría
estar simplemente cavando mi propia tumba.
Ejemplo que podemos tomar del matrimonio
Si por no dar honor a la
mujer dentro del matrimonio,
las oraciones son estorbadas
como dice 1Pedro
3.7.Cuanto no mas será en la
relación íntima con el Señor,
el no darle honor a él,
perjudicial para nuestras
vidas. Esto es competencia
dentro del ministerio, estar
por encima de otros,
perjudicando y estorbando lo
que verdaderamente Dios
quiere hacer con cada hijo
suyo. (1Corintios 10.32.No
seas tropiezo ni a Judíos, ni a gentiles, ni a la
Iglesia de Dios.
Y una de las principales maneras de ser agradables
al Señor, es siendo un cuerpo unido con Jesús;
amándonos los unos a los otros, como Dios nos ha
amado, con un amor sin fingimiento.
Jeremías 15.19 dice: Conviértanse ellos a ti, y tú no
te conviertas a ellos.
Vosotros, maridos,
igualmente, vivid
con ellas
sabiamente,
dando honor a la
mujer como vaso
más frágil, y como
a coherederas de
la gracias de la
vida, para que
vuestras oraciones
no tengan
estorbo.
Mas los hombres lastimosamente se han
conformado a este siglo, y han traído la
competencia del mundo a la Iglesia.
(Lamentablemente).Podemos ver como hay
quienes demuestran con su manera de actuar en
contara de otros,que han anidado el sentido de
superioridad en sus corazones.
Capítulo 5”
Un cuerpo en Jesús
a Biblia nos enseña y nos recuerda que
somos un cuerpo en
Jesús, pero tal
parece que cada
quien, hoy en día quiere o
busca como independizarse
del cuerpo y parece que han
tapado sus oídos y torcido su
cerviz (Cuello) del consejo
del Señor.
Quienes no conocen a Cristo
son quienes se deben de
volver a Cristo, y quienes
conocen al Señor deben
cada día rendir sus vidas a
Jesús, para ser ejemplo del
amor de Dios fluyendo como
ríos de agua viva desde su
interior hacia su exterior, impactando nuestro
entorno.
L (Romanos 12.4:5)
Porque de la
manera que en un
cuerpo tenemos
muchos
miembros, pero no
todos los
miembros tienen
la misma función,
así nosotros,
siendo muchos,
somos un cuerpo
en Cristo, y todos
miembros los unos
de los otros.
Uno de los deberes, y no por obligación, sino que
por amor, de cada nueva criatura en Cristo; es
presentarse al Señor cada día, como un sacrificio
vivo, santo y agradable a él; pero hay quienes han
preferido volver su mirada a lo cotidiano, y aunque
están dentro del ministerio, están utilizando las
artimañas del mundo para aparentemente atraer al
mundo y así convertirlo en una Iglesia. Pero sin
embargo lo que en realidad han estado haciendo es
llevar la Iglesia al mundo adoptando características
propias de la carne, y de esta manera entorpecen
de una manera muy ignorantemente en algunas
ocasiones, la obra del Señor. Vemos como Pablo
nos enseña que somos un cuerpo, miembros los
uno de los otros, especifica y aclara, por aquello del
egoísmo; un cuerpo en Cristo y miembros los unos
de los otros.
“Así que hermanos os ruego por las misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en
sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es
vuestro culto racional.
A diferencia del mundo, la competencia ministerial o
competencia dentro del servicio al Señor, no nos va
a dejar ningún beneficio; probablemente se puedan
lograr muchos atributos naturales, más no
beneficios espirituales. Al contrario, la competencia
ministerial, haría que ese culto racional al Señor
sea más bien desagradable a Dios.
Es sin duda alguna, que quienes viven buscando la
superioridad sobre los demás, dentro del ministerio;
no están haciendo nada más que acumulando ser
cada día, más y más desagradables al Señor.
(Romanos 2.5) Pero por tu dureza y por tu corazón
no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el
día de la ira y de la revelación del justo juicio de
Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus
obras.
Cuando Cristo vive en mí (Gálatas 2.20)
Con Cristo estoy juntamente crucificado ,y ya no
vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo
en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual
me amó y se entregó así mismo por mí.
Cuando realmente Cristo vive en el corazón de un
creyente y ese creyente, verdaderamente ha
muerto a sí mismo, entonces las características de
Cristo a como Cristo vivió en la tierra, se verán
reflejadas en la vida de ese hombre o esa mujer de
Dios. Recordemos que es de adentro hacia afuera y
no dando lugar a un comportamiento impropio del
amor de Dios.
Características de que en realidad somos apartados
de Dios, para toda buena obra, y no apartados de
Dios para no hacer bien la obra, que es muy
acertado ese comportamiento en la vida de quienes
compiten dentro del cuerpo de Cristo, que es la
Iglesia.
Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue
crucificado juntamente con él, para que el cuerpo
del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos
más al pecado. (Romanos 6.6)
Es lamentable como a nivel mundial, muchos de los
ministros dentro de todas las religiones quieren
solamente ser vistos y tratados con honores,
olvidando así que es aún mucho mejor ser visto por
Dios para honrarle a él.
Estos son quienes hacen sus propios cultos
racionales, conforme a sus desviados
pensamientos y conforme a sus erradas doctrinas.
A estos eran a quien el mismo Jesús les llamaba
hijos del diablo, pues no se comportaban como
verdaderos hijos de Dios, pues no daban testimonio
vivo del amor y la unidad en Cristo Jesús.
El creyente de hoy en día ha puesto su mirada en
las cosas de este mundo, y lo podemos ver
reflejado en quienes dentro del ministerio, sea cual
sea el ministerio que ejerza, compiten por un
objetivo.
Por más bueno que parezca ser ese objetivo, lo
único que están haciendo es satisfacer su ego, más
que satisfacer al mismo Señor, olvidando el motivo
de su llamamiento santo, que es estar unidos en un
cuerpo para toda buena obra, sirviéndonos los unos
a los otros con amor sincero y puro, así como Dios
nos ha amado, para alabanza de su nombre.
Así también el creyente está compitiendo dentro del
ministerio, contra su propio cuerpo y contra el
cuerpo de Cristo, arraigando en su corazón, el
mismo deseo homicida de satanás. Muchos con
artimañas y astucia dentro de las congragaciones
han alcanzado subir como la espuma, sin que Dios
sea el que los lleve, y han hecho con esto un
sentido de propiedad que los ha vuelto egoístas;
dejándose así cegar por el sentimiento de poderío
absoluto. Pasando por encima de cualquiera que se
les cruce en su camino, sin importarles ni pensar en
el daño que puedan estar ocasionando.
(1Juan 3.15)Todo aquel que aborrece a su hermano
es homicida.
Se han vuelto homicidas al
igual que el padre al que sin
pensarlo, están imitando con
sus malas acciones de
competencia. Profesando ser
hijos de Dios, están negando
con sus hechos el ser
verdaderamente reflejo del
Dios que creen servir.
Tendrán apariencia de
piedad, parecerá y dirán que
aman, pero es un hecho que competir dentro del
Cristianismo, es una señal de no ser un hijo de
Dios, justo; y sabemos que la medida de Dios para
la justicia es un balance exacto, una actitud
humilde,justa,integra y perfecta.
En esto se
manifiestan los
hijos de Dios y los
hijos del diablo,
todo aquel que no
hace justicia y que
no ama a su
hermano, no es de
Dios. 1Juan 3.10
El Señor nos ha dado dos instrucciones de la cual
depende toda la ley, Marcos 12.29.31 nos recuerda
cuáles son esas instrucciones.
1 -“Amarás al Señor tu Dios y
2 -“Amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Podría entonces quien pisotea a su prójimo dentro
del cuerpo de Cristo, estar verdaderamente amando
a Dios? O se ha dejado engañar así mismo? Podría
estar siendo agradable al Señor, quien sienta aires
de grandeza contra los miembros del cuerpo de
Cristo, dentro y fuera de su congregación?
Déjame decirte que quien tal haga, ha dejado su
rumbo y ha tomado otro camino. Está en el camino
correcto, aunque no caminando correctamente.
Juan nos aclara como debe caminar un hijo de
Dios, Juan 14.6 Jesús dijo: Yo soy el camino, y la
verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.
Y cuando el Señor dice que nadie, entonces ese es
nadie. Y en 1Juan 2.6 El Señor nos aclara que
quien le conoce debe andar como él anduvo. “El
que dice que permanece en él, debe andar como él
anduvo.”
Por ese motivo es que debemos de en todo momento
permanecer fieles al Señor,para así ser fieles en su
obra,y ser files con quienes también han sido llamados a
cruzar la meta en esta carrera a la eternidad.
Capítulo 6”
El camino a la eternidad
diferencia de lo comúnmente visto en una
competencia, el único competidor con el
que debemos estar en contra es con
nosotros mismos;contra nuestra propia
humanidad;no hay alguien más. Pablo en una
ocasión le escribió una carta a Timoteo, y podemos
estar seguros que cuando lo tenía en persona se lo
recordaba aún más, y le decía: o Timoteo, ten
cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en
ello, (En tener cuidado) pues haciendo esto, te
salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (1Timoteo
4.16).
Debemos tomar en cuenta las últimas palabras que
le dice Pablo a Timoteo; te salvarás a ti mismo.
Sabiendo que estaría haciendo conforme a la
voluntad de Dios y no conforme a sus
pensamientos, y esto no solo le sería beneficioso a
él, sino que también a los que le oyeren, para que
así mismo los que le oyeren fuesen instrumento
para otros, y así cada uno hiciere lo correcto y
agradable al Señor.
A
Quiere decir esto, que hay quienes también
necesitan conocer al Señor y crecer en él.
Juan 3.16 dice: Porque de tal manera amó Dios al
mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna. No por algunos, vino el Señor, sino que
vino por todos y para todo aquel que en él crea, le
da la potestad de ser hecho su hijo. (Juan 1.12)
Por lo tanto, quienes ya tenemos el más grande
privilegio de ser hijos de Dios, debemos de mostrar
al mundo ese mismo amor; y cuanto no más se
lograría si hiciéremos la obra del Señor, unidos en
un cuerpo, juntos y en armonía.
Sin duda alguna hay quienes vienen atrás de
nosotros y que necesitan alcanzarnos para estar a
nuestro lado y así juntos correr la carrera a la
eternidad, o hay quienes necesitamos alcanzar a
los que van delante de nosotros, para juntos cruzar
la meta.
¿Recuerdan a mi amigo Jasón y el partido de
fútbol? ¿Cómo olvidarlo verdad?
Cuánto no más deberíamos estar unidos quienes
somos parte del cuerpo de Cristo; sin olvidar que
Cristo es la cabeza y nosotros miembros con
diferentes funciones, pero unidos, nutridos y
enlazados por las coyunturas y los ligamentos,
creciendo con el crecimiento de Dios. Todos con un
mismo propósito.
La carrera a la eternidad es muy diferente a
cualquier otro tipo de carrera.
¿Recuerda el semáforo?
En la vida habrán muchos que se acercan a ti con
el propósito de competir;solo que la diferencia la
haces tú, pues quien ya ha adoptado y se ha
acostumbrado a ese estilo de vida de competencia,
es muy probable que no lo cambie, pues de esa
manera ha obtenido sus logros personales. Pero tú
y yo aún estamos a tiempo de no caer en esa
trampa y así poder hacer verdaderamente la
voluntad de nuestro Padre celestial.
Durante muchos años he tenido el privilegio de
servirle al Señor donde quiera que Dios me ha
permitido estar, y siempre lo he hecho en lo que él
ha querido y como él lo ha querido, sabiendo y
teniendo muy claro que lo que hacemos lo debemos
hacer como para él, para su gloria, y conforme a su
voluntad y no a la nuestra.
Una de las más arraigadas palabras que guardo en
mi corazón cada día para servirle al Señor; son
entender que yo no nací para competir, sino que
nací para servir, sabiendo que cuando sirvo a otros,
al Señor sirvo y de esa ministración a los demás, mi
vida se verá beneficiada, claro está que no lo hago
por saber que voy a recibir un beneficio, sino más
bien lo hago porque sé que de eso se agrada el
Señor y que hemos sido creados para alabanza de
su nombre. Que privilegio saber que podemos
servirle al Dios que nos dio la vida, al único y sabio
Dios, creador de los cielos y la tierra, y de todo lo
que hay en ella.
Así he servido en la música, en consejería,con los
matrimonios, con los jóvenes, en escuela bíblica, en
el Pastorado, y aun en lo que no he pertenecido
también he servido. Muchos esperan a ser
nombrados en un puesto para comenzar a servir,
pero déjame decirte que es mucho mejor servir sin
que tengas un nombramiento que todos puedan
ver, así sabrás que estas sirviendo de una manera
natural en la nueva naturaleza espiritual, y no por
obligación tan solo porque el puesto te lo demande.
Debemos recordar que ya hemos obtenido un
puesto ministerial, y es ser administradores en el
reino de Dios, no debe pasar de nuestro lado la
oportunidad de hacerlo bien.Ahora y en ese
momento es cuando los verdaderos adoradores
adorarán en espíritu y en verdad, con su estilo de
vida,de la manera mas natural y humilde.
Nunca he tenido que pasarle por encima a nadie de
una manera deshonesta con tal de estar sirviendo
en lugares o puestos de autosuficiencia para
muchos. Por qué digo puestos de autosuficiencia?
Porque muchos creen que por su gran
“superioridad “es que están donde están, y olvidan
que si están donde están es por misericordia de
Dios y para gloria del Señor, y no para gloria de
ellos mismos.
Nunca veo los puestos como un trofeo,sino más
bien los veo como un privilegio y que sin importar el
nombre del ministerio siempre es un honor servir al
Señor, y entre más personas estén a nuestro lado
sirviendo en lo mismo ,mejor es el trabajo que se
hace y mejor es el resultado que se obtiene. Mas
aun así, siempre han habido personas que se
levantan creyendo que yo estoy allí para competir,
creen que se les está quitando algo que no es ni de
ellos, ni para ellos, olvidando que todo es del Señor
y para el Señor que los ha escogido para servir.
Esas personas son quienes han permitido entrar a
sus corazones el deseo de competencia; son
quienes no han puesto sus ojos en el autor y
consumador de la fe, y han puesto su mirada en las
riquezas de este mundo que tienen más que ver
con la soberbia y la vana gloria,y cosa que no tiene
que ver en nada con el dinero.
Movidos por la tendencia espiritual de hoy en
día,llamado”Nivel Espiritual”, son arrastrados a
sentirse más que otros y así llegan a menospreciar
a quienes el Señor ha puesto a su lado, para
edificación de la obra del Señor que los llamó.
Personalmente me ha ocurrido en muchas
ocasiones que he tenido que ceder los puestos de
privilegio para otros,y no porque desprecie el
llamado de Dios para mi vida, sino que con el fin de
que las personas puedan entender que lo que
importa no es el puesto que tengas, sino el corazón
que tengas para servir en cualquier puesto.
En una ocasión se acercaron dos hombres a orar
delante del Señor; creo que conoces la historia!
Lucas 18.9:14 A unos que confiaban en sí mismos
como justos, y menospreciaban a los otros, dijo
también esta parábola:
Dos hombres subieron al templo a orar: uno era
fariseo, y el otro publicado.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de
esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy
como los otros hombres, ladrones, injustos,
adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos
veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun
alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho,
diciendo:
Dios, sé propicio a mí, pecador.
Os digo que éste descendió a su casa justificado
antes que el otro; porque cualquiera que se
enaltece, será humillado; y el que se humilla será
enaltecido.
¡En cuantas de infinidades de veces he escuchado
ese tipo de oraciones!
Ocurre muy comúnmente en los momentos de
adoración, y comúnmente son quienes no
reconocen sus errores, pues sienten que caminan
en otro nivel más que los demás quienes hacen
este tipo de oraciones: Señor, cámbialos, Señor,
transfórmalos, gracias Señor porque no soy como
ellos…
Estos son quienes no tienen el más mínimo deseo
de ser ellos quienes sean transformados por el
Señor para así ser ellos el ejemplo que muchos
necesitan ver.
Pierden el tiempo de adoración al Señor,ni son
transformados,ni permiten que otros sean
transformados. ¡Una triste competencia dentro de
las Iglesias!
Nuestra nueva naturaleza no es para competir
Suele suceder que en un equipo existan quienes no
quieran a un Aarón y a un Josúe : “Sabes, esto es un
equipo:Dicen algunos, pero hay muchas
cabezas.Parece ser que más que un cuerpo, somos
un fenómeno”.
Quienes piensan y actúan de esta manera,terminan
quedando solos,él o ella como cabeza,pues ven a
quienes están a su alrededor como una
competencia y no como una ayuda.Aunque la mejor
opción es sugerir que no apartemos la mirada de la
cabeza principal y única que es Cristo,hacen al
contrario los que compiten,pues declaran que
quienes son parte del servicio,les son estorbo para
donde Dios les quiere poner. Creo que olvidan que
solo somos parte del cuerpo, y que la única cabeza
es Jesús (Pobres).Cuan triste y dañados suelen
salir de ese lugar quienes solamente tienen el
deseo de servir,hay quienes nunca buscan ser el
primero en la fila.
En mi caso,yo había aprendido que dentro del
cuerpo de Cristo, todos somos números uno.
Escuchar de alguien decir que le eres estorbo, muy
probablemente no será muy alentador, pero en
fin,no habría de ser ningún problema,para quienes
saben servir al Señor sin necesidad de tener un
nombre que les identifique delante de los hombres.
Nuestra vida misma es la que dice delante de Dios,
quiénes somos en el Señor y para que nos ha
escogido el Señor.
Sentido de propiedad
En muchos lugares, como de manera modernista,
he escuchado la frase, “Sentido de propiedad”.
Lastimosamente quienes se aferran a este
pensamiento de una manera inapropiada, caen en
el pensamiento de que todo les pertenece a ellos, y
se vuelven tan egoístas, que olvidan que solamente
somos; administradores de la obra y no dueños de
la obra.
Hay quienes sienten el poderío de una manera
absoluta de las vidas de las personas que están a
su
cuidado,
y no para
sus
caprichos
(cabe rescatar), que es en ese momento cuando
caen en el error de aprovecharse de los demás,
cayendo en los casos más deshonrosos, delante de
los hombres, pero aún más perjudicial, delante del
Señor.
“En todo momento debemos de
recordar quiénes somos en el Señor, y lo
que debemos hacer en el Señor”.
Hay quienes aprovechan esta muy tergiversada
frase, “Sentido de propiedad”, para declarar delante
del pueblo, que solamente ellos son los dueños del
lugar, los dueños del ministerio, y que nadie podrá
hacer lo que él o ella están llamados a hacer para el
servicio de Dios, (En algo tienen razón, y es que; Sí
que no hay que hacer eso, jajaja).
Quizá tú hayas escuchado en algún lugar, decir:
Aquí nadie más podrá ser lo que yo soy, o quizá
hayas escuchado decir: Yo pongo al que quiero y
tendrá que hacer lo que yo digo!
Podrías estar pasando por esto en este preciso
momento.
Pero que dice la Biblia al respecto?
Mateo 25.15 dice la palabra que Dios dio a unos
cinco talentos, y a otro dio dos más que a uno dio
solamente uno, pero podemos ver que a cada uno,
el Señor les dio, conforme a su capacidad; y luego
se fue lejos.
Estos hombres pudieron entender que el Señor es,
definitivamente el dueño de todas las cosas. Ellos
habían recibido un monto especifico cada uno, para
administrar, y que el que había recibido cinco,
negoció y ganó otros cinco para su Señor, el que
recibió dos, también negoció y ganó otros dos, para
su Señor, y cuando regresó el Señor de aquellos
hombres, dice que arregló cuentas con ellos.
Sin duda alguna podemos ver que quienes
administraron bien, recibieron de su Señor, una
buena recompensa; mas el que recibió un talento,
lo escondió, y no solamente tuvo miedo, sino que
fue egoísta y no hizo la voluntad de su Señor.
Quizá llegó al punto de pensar; bueno, es mío y
haré con él lo que quiera! Sabes lo que puede
ocasionar el sentido de propiedad mal administrado,
en la vida ministerial? Esto es lo que ocasiona
cuando egoístamente, guardamos lo que juntos
podemos hacer para el Señor. Dios no nos ha
puesto en ministerios para sobresalir, al contrario, él
nos ha puesto en ministerios para negociar, (En el
buen sentido de la palabra), y ganar aún más, para
él.
Aunque muchas veces se utiliza este pasaje de
Mateo 25.15 para ilustrar el esfuerzo como algo que
agrada a Dios. En esta ocasión quiero tomarlo
como ejemplo de que Dios nos ha encomendado, el
guardar como si fuese nuestro, pero el administrar
sabiendo que es para él, la ganancia. Esto es lo
que ocasiona el sentido de propiedad en los
corazones de los hombres que creen ser los
dueños de la obra, y caen en el decir dentro de las
congregaciones: Me demuestran que…yo quiero
que…Yo soy…entre otras cosas que dicen, como si
fuera para ellos que se hacen las cosas; y se
olvidan así de hacer la voluntad de su Señor, y así
terminan enterrando, quizá, el único talento que
recibieron de su Señor, según su capacidad.
El sentido de propiedad mal administrado, te podría
volver un egoísta empedernido, y llegar a olvidar
que el Señor de la obra es Dios y que nosotros
somos sus siervos. Pablo nos lo recuerda diciendo
que hay un Dios y Padre de todos; ni tú, ni yo,
somos los dueños. Dios es quien está sobre todos y
sobre todo; él es quien está en el trono y reina con
poder.
Podemos ver como dentro de los ministerios existen
quienes dicen que solamente ellos o ellas son
quienes son guiados por Dios. En ocasiones topé
con quienes me decían que yo no podía tener la
razón en asuntos espirituales, pues yo no era ni
igual al Pastor, y mucho menos mejor que el Pastor.
Por más que sea verdad que Dios te haya puesto
algo en el corazón para hacer o decir, cuando hay
un sentido de propiedad en los líderes religiosos, es
muy probable que te vayan a querer estorbar y
opacar la luz que hay en ti. Un mal consejo sería
decirte que te callaras o que no actuaras, pero más
bien te digo que hagas y digas lo correcto, sabiendo
que estas obedeciendo a las voz del Señor.
Ay de quienes te quieran estorbar, cada quien le
dará cuentas al señor, y si en realidad estás
haciendo lo correcto, entonces Dios te va a
respaldar, eso sí; debes hacerlo con sabiduría y
amor.
Quienes han arraigado el sentido de propiedad en
sus corazones, dicen de sí mismos; Dios no me ha
revelado nada, así que nadie puede hablar, pues yo
soy quien apruebo lo que sí es de Dios y lo que no
es de parte de él.
En el mejor de los casos, un ministro guiado por
Dios, tendrá cuidado desde un buen principio, de a
quien permite que se levante en un pulpito en
nombre de Jesús, para hacer o decir lo que en
apariencia Dios le ha puesto a decir o hacer.
Recomendación tenemos en la palabra para saber
probar los espíritus, para saber si son o no son de
Dios. Para esto tenemos las escrituras, para no
hacer conforme a nuestro parecer, sino que lo
podamos pesar a la luz de la palabra, (1Juan 4:1),
nos dice: Amados, no creáis a todo espíritu, sino
probad los espíritus para ver si son de Dios; porque
muchos falsos profetas han salido al mundo. Y a la
verdad que no estamos para que el mundo sea
confundido y se pierda, sino para que el mundo
conozca al Señor y Salvador del Mundo.
Habrán quienes se sienten inspirados por Dios,
pero Juan nos recomienda ponerlos a prueba, y
tampoco debemos olvidar las instrucciones de
Pablo a Timoteo, donde le menciona no solo el
cuidado de sí mismo, sino también le recuerda que
haciendo y diciendo correctamente lo que desde
niño había aprendido de las sagradas escrituras,
haría no solo salvar su alma, sino que haría salvar a
quienes lo oyeren.
Debemos entender que hay cosas que parecen
buenas, pero no todo es tan bueno como parece; y
el hacer las cosas bien, no quiere decir que se
están haciendo correctamente; y esto es algo que
se debe comprobar, (Efesios 5.10), para saber qué
tan agradable al Señor es lo que se dice y lo que se
hace. Pablo en este aspecto nos recuerda que
todas las cosa nos son permitidas, mas no todas
nos convienen, aunque parezcan inofensivas, se
deben de analizar y pesar en balanza justa y
exacta.
Hay quienes están tan inseguros de que Dios
verdaderamente los escogió, que toman la posición
de Jueces absolutos. Dios a mí me escogió y nadie
puede tener más autoridad que mí en este lugar, yo
soy, yo voy, yo tengo, yo sí que hago, por lo tanto
aquí quien dice lo que se debe y no se debe hacer,
soy yo, dicen algunos inseguros. Y por qué digo
que inseguros? Porque si estuviesen
verdaderamente seguros de que Dios los llamó,
entonces no se preocuparían más que por hacer lo
que es correcto, conforme a la voluntad del Señor
que los llamó.
Esos son quienes sienten y confiesan que están
caminando en otro nivel espiritual, mayor que
cualquier otra persona, Y no olvidemos que ese
sentir de superioridad, proviene de alguien que
tiene un corazón competitivo y que la competencia
dentro del ministerio, trae consecuencias graves.
Cuando alguien en lo natural, nota que tiene una
posible competencia a su lado, muy probablemente
actuará de la peor, deshonrosa y comúnmente
forma en como el mundo actúa. Pasar por encima
de quien se le ponga en frente, desacreditando en
lo más que pueda ser posible a su oponente, con tal
de que su aparente oponente no obtenga lo que a
él o ella le ha costado obtener. Es muy común
pensar en que como es posible que alguien, ya sea
nuevo en un trabajo, o joven en una disciplina,
pueda llegar a tener tan rápidamente lo que a él o
ella tanto les ha costado, y esto les lleva a hacer lo
indebido (crece la envidia). Aunque es en muy
pocas ocasiones en que se pude ver que alguien
opte por la manera decente y correcta, tal y como
es esforzarse para que en todo momento dé lo
mejor, sabiendo que quienes siempre dan lo mejor
no van a recibir lo peor; esto es en lo natural, lo
hagan de corazón y sin dañar a nadie más.
También ocurre en los ministerios.
Aunque no debería de ser así, lamentablemente
también ocurre dentro del cuerpo que profesa
conocer y amar a Dios; trayendo consecuencias
naturales y espirituales, tanto para quienes se
comportan de esa manera, como para quienes son
víctimas, y perjudicando también a las futuras
generaciones que creerán que esa es la manera en
cómo se debe ganar un puesto dentro del servicio
al Señor, en el ministerio que sea que hayan sido
llamados.
Quizá alguna vez has escuchado un dicho que dice;
una manzana podrida, pudre a las demás. Pues
esto es tan cierto como que un mal maestro enseñe
a otros para que algún día estos que fueron
enseñados, enseñen lo que una vez aprendieron. Si
aprendieron mal, enseñaran mal, aunque creyendo
que han aprendido bien, y que por lo tanto, están
enseñando bien.
Debemos de ser luz y no tinieblas; mas hay quienes
se han conformado a este siglo, y han
experimentado que ese estilo de vida les ha sido
tan beneficioso, que han preferido vivir así, el
camino hacia la eternidad.
Capítulo 7”
Puestos para llevar fruto
uienes se han conformado y han aceptado
en sus vidas los rudimentos de este
mundo, son quienes están buscando su
propia gloria, y no han entendido que
solamente han sido puestos para dar gloria a Dios
con su manera de
vivir, siendo
testimonio vivo del
amor de Jesús en sus
vidas. Nuestro Señor
nos ha escogido, para
que llevemos fruto, y
que ese fruto
permanezca.
Por lo tanto, no es
acaso mejor hacer la
voluntad de Dios,
llevar fruto y así
recibir de él los beneficios que sabemos que son
aún mejores que las cosas que por nuestro pensar
creemos que son de bendición para nuestras vidas.
En lugar de estar compitiendo en contra de quien
está a tu lado en el ministerio?
Q
Juan 15.16 dice: “No me
elegisteis vosotros a mí
,sino que yo os
elegí a vosotros, y os he
puesto para que vayáis y
llevéis fruto, y vuestro
fruto permanezca; para
que todo lo que pidiereis
al Padre en mi nombre, él
os lo de”.
Debemos de tener muy en claro, que la
competencia ministerial, no es lo que Cristo quiere
para su Iglesia, pues él nos dejó un claro ejemplo
de servicio.
Jesús, siendo el Señor, no vino a ser servido, sino que
vino a servir.
Juan 13.14
Pues si yo, el Señor y maestro, he lavado vuestros
pies, vosotros debéis lavaros los pies los unos a los
otros.
En el mundo, esto de no llevar fruto, podría verse
desde cierto punto de vista, muy normal, pues cada
quien busca lo suyo propio. Pero en el ministerio,
dentro y fuera de cuatro paredes, no debería ni
puede faltar un buen fruto. Santiago 4.17 no nos
engaña cuando nos recuerda que al que sabe hacer
lo bueno, y no lo hace, le es pecado; esto por la
misma razón de que ahora nuestra naturaleza es
otra, no la pecaminosa, sino la que es en Cristo
Jesús.
Ese fruto que debe de permanecer en nosotros, es
el fruto del amor, pues debemos de recordar que el
Señor nos ha dado un gran ministerio como lo es el
ministerio de la reconciliación. Para que el hombre
sea reconciliado con Dios, por medio de Cristo,
como si Dios rogase por medio de nosotros.
El gran problema de que la Iglesia de Dios, no está
dando fruto que permanezca, es por permitir que la
competencia ocupe un gran campo en el corazón
del creyente, y en lugar de estar reconciliando al
hombre con Dios, más bien se le está siendo causa
de tropiezo.
Quienes le servimos al Señor, debemos de saber
que no podemos hacer lo que a nosotros nos
parece
que es
bueno,
sino
que se
debe
hacer
lo que ya el Señor ha establecido, pues sabe Dios
lo que verdaderamente es bueno y agradable,
delante de él.
Por lo tanto en nuestro fruto, no debería de haber
variación, en nuestro trato con el cuerpo de Cristo,
con cada miembro, no debería de haber variación,
pero tristemente la hay.
Lamentablemente es, hoy en día, muy común,
dentro de las congregaciones que han sido
llamados a proclamar las virtudes de aquel que nos
llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Hay quienes se han olvidado que somos un pueblo,
que debe de estar unánime, juntos y en armonía,
pero cada quien ha corrido por otro camino que nos
es Cristo, pues Cristo no vino a competir, ese no
era el fruto que caracterizaba a Jesús.
Toda buena dadiva y todo don
perfecto desciende de lo alto,
del Padre de las luces, en el cual
no hay mudanza, ni sombra de
variación. Santiago 1.17
Jesús no vino a vivir sus propias leyes, él vino a
cumplir la voluntad de su Padre, él no era egoísta,
no buscaba la fama ni el renombre, él vino a buscar
lo que se había perdido. Mas hoy en día hay
quienes dicen tener a Cristo en sus corazones, pero
no permiten que se vea Cristo reflejado en su
carácter. A muchos no les importa cuántas ovejas
se estén perdiendo y siendo robadas por el ladrón
que solo vino a robar, matar y destruir, claro;
mientras estén los ministros de Dios compitiendo
por buscar la grandeza, eso les es satisfactorio,
pues han puesto sus ojos en las riquezas de este
mundo, y su corazón está en el tesoro de la
vanidad.
Se está más ocupado en lo que se puede lograr
personalmente, para engordar el ego, que en lo que
se pueda lograr para el Señor, y así están siendo
arrastradas las miles de almas, nuestras familias,
los miembros de nuestras congregaciones, nuestros
vecinos,amigos,compañeros de trabajo, y hasta
nosotros mismos, a la condenación eterna.
Hay quienes están tan cegados con sus puestos, que
olvidan por completo, que han sido puestos para
servir.
Injertados para ser árboles que dan fruto.
Nunca me ha gustado hablar bien de mí mismo;
pues quién va a decir algo malo de sí mismo, casi
siempre contamos lo buenos que somos o algo
bueno que hemos hecho, pero en esta ocasión,
quiero ser uno más que cuenta lo bueno que ha
hecho, jajaja.
Recuerdo en un tiempo como por un lapso de un
año y medio fui pastor de una pequeña iglesia.
Siempre me sentía un poco incómodo de que me
llamaran pastor,
prefería que me llamaran por mi nombre, así podría
hacerle ver a quienes estaban a mi lado, que en el
Señor no hay nadie más que otros. Hoy en día no
soy el pastor de ese lugar, aunque sigo sirviendo en
ese lugar, y no solo en ese lugar, sino que también
sirvo donde todos somos probados a ser hijos de
Dios, fuera de las cuatro paredes y del
nombramiento ministerial.
Recuerdo en una de tantas ocasiones en mi lugar
de trabajo, sin que las personas me conocieran con
que yo era o no pastor, me pedían oración por
diferentes situaciones, se me acercó una
compañera de trabajo para pedirme oración por otra
compañera de trabajo que tenía un pequeño
problema de cuájalos de sangre en su cabeza,
quizás estés pensando que era obvio que yo orara
por ella pues aunque ya yo no era pastor, tenía ese
llamado y mi corazón estaba acostumbrado a servir,
pero aunque sí oré por ella, no deberíamos de
pensar en servir como una obligación al llamado, o
porque el puesto nos obliga a hacerlo.
Sucede así con otros, pero con los que aman a
Dios no deberían de servir por obligación, sino más
bien por amor. Hay muchos que si no son parte de
un ministerio en su congregación, entonces no
sirven al Señor fuera de su congregación, a como
hay otros que sirven solo por obligación a su puesto
y cuando dejan ese puesto, entonces dejan de
servir donde es aún más impactante servir, y eso es
fuera de su congregación.
Recuerdo que esa vez que oré por esa mujer, en
lugar de orar por su cabeza, oré por su vientre, al
tiempo supe que los problemas de su cabeza eran
por problemas que tenía en su vientre.
Dos meses después, quedó ella embarazada, y los
doctores no se explicaban como el útero de esa
mujer, volvió a tomar la posición normal, pues ese
útero estaba al revés.
Basta que alguien se olvide que es necesario un
puesto para servir y comience a servir, para que
Dios haga lo que él quiere hacer. A partir de ese
día, cada vez que alguien tiene una necesidad, me
llaman para que ore por ellos o por alguien más que
necesite oración, como me sucedió con la madre de
una mujer extranjera, que había sufrido un
accidente de tránsito, el problema es que ella
estaba en Costa rica y su madre en Estados
Unidos.
Me llamaron y oramos, y al siguiente día ella había
recibido una llamada que alegraría su corazón,
pues su madre estaba rápidamente recuperada,
más de lo que los médicos habían declarado de lo
que iba a ser su recuperación, y así tantas cosas
como por ejemplo orar por el tobillo de un jugador
de futbol, al que su doctor le dijo: Esteban, tardarás
una semana en recuperación. Pero aunque era un
jugador de un equipo al cual no soy aficionado,
recordando que fuimos puestos para servir, ese día
oré por él, y al instante su tobillo se desinflamó, y
como era de suponer, su médico se sorprendió.
Es cuando entiendes que has sido puesto para
llevar fruto, y no esperas ser parte de un ministerio
reconocido para comenzar a servir, que
verdaderamente sin saberlo, estás haciendo la
labor en el ministerio en que Dios te ha puesto, y
recibiendo aun sin notarlo al instante, y aun así sin
tenerlo en esta tierra, los tesoros que el Señor
acumula para tu beneficio.
¿Cómo aprender a llevar un buen fruto?
Para aprender a llevar fruto, es importante tener un
ejemplo a seguir, y que mejor ejemplo que Jesús.
Nunca está de más, aprender de alguien más, y es
muy importante poder reconocer que siempre hay
alguien más capaz que nosotros. Es necesario
reconocer quien es mejor que uno, y así poder
aprender de esa persona.
Pero qué pasaría si creemos que nadie puede ser
mejor que nosotros, o que no quisiéramos aprender
de los demás, porque nos creemos autosuficientes?
1Corintios 3.18,Pablo nos recomienda una muy
buena opción para lograr mejorar nuestra vida,
siempre es bueno ser mejor que ayer y buscar
hacer las cosas de mejor manera, no todo lo
sabemos, ni todo lo podemos, si primero no se
aprende de quien sabe.
Acaso cuando nacemos, nacemos hablando o
caminando, o acaso sabemos resolver los
problemas de matemáticas en el primer grado de
escuela, no verdad, primero debemos de aprender.
No vamos primero a la Universidad, sino pasamos
primero por el colegio; como decía mi abuelo, nadie
nace aprendido.
Y Pablo nos dice:
“Nadie se engañe así mismo; si alguno entre
vosotros se cree sabio en este siglo; hágase
ignorante para que llegue a ser sabio”.
Definitivamente estamos para aprender cada día,
los unos de los otros.
Muy probablemente, dependiendo de qué clase de
corazón tengamos, así vamos a tener la posibilidad
de aprender. En Mateo 11.29, Jesús nos dice:
Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón y hallareis
descanso para vuestras almas.
Nos está diciendo el mismo Señor Jesús, que es
necesario aprender, si no hubiese sido necesario,
entonces él nos lo hubiese dicho, es una realidad.
Es bueno aprender de alguien más; así pasó con
los discípulos, ellos ni siquiera se parecían a Jesús,
antes de conocerle a él. Y cuando aprendieron,
aprendieron, y quienes los veían y oían hablar,
reconocían que ellos andaban con Jesús, pues lo
que Jesús hacía, ellos también lo hicieron.
Si no fuese necesario aprender de alguien más,
entonces hoy en día solamente se necesite creer
que Jesús es el Salvador, aunque el creer no es
solamente tener consiente algún pensamiento, sino
que creer me lleva a actuar. Si yo creyese que
puedo volar, entonces no tomaría el auto todos los
días, sino que alzaría vuelo desde mi casa al
trabajo, y así ahorraría gasolina, (Tan cara que
está).
Aprended de mí, dijo Jesús!
Vivir una vida ministerial, sin humildad, sin amor y
sin santidad, es acaso una señal de que hemos
aprendido de Jesús? No era ese el carácter del hijo
de Dios, verdad. Más en estos postreros tiempos
hay hombres y mujeres que por creer que son
mejores que los demás, no han querido aprender a
llevar el yugo y la carga de Cristo, para ser como
Cristo.
Podemos reconocer aun así, si nosotros somos
esos hombres que se sienten superiores, pues la
principal característica es la falta de humildad para
aprender de quien este a su lado, no necesitan
aprender pues creen saberlo todo, aun cuando
hablan palabra de Dios, si se les corrige en algún
punto en el que hayan estado equivocados, hacen
creer que no estaban equivocados, solo que nadie,
dicen ellos; entiende el mensaje de Dios en su
boca. Son quienes no necesitan un equipo de
trabajo, pues nadie es mejor que ellos, no aceptan
la corrección ni la exhortación, y ven a su hermano,
en un nivel inferior al nivel que ellos declaran estar,
porque solo lo declaran, pero no lo demuestran.
Acaso no son mejor, dos que uno?
Acaso no podríamos aprender muchas cosas, el
uno del otro?
Tendríamos, sin duda alguna, mejores herramientas
para la obra del Señor, si todo el cuerpo estuviese
unido, para llevar buen fruto.
“Romanos 12.3”
“Ninguno tenga mayor concepto de sí mismo, sino
que piense de sí con cordura”.
Capítulo 8”
Vivimos para servir
ecuerdo hace muchos años servía en una
Iglesia cerca de mi residencia en ese
entonces. Era una tarde de sábado y los
jóvenes del lugar y yo, ministrábamos al Señor; yo
estaba en el grupo de música, y cuando
acabábamos de entregar el pulpito para la
predicación; mi gran amigo el Pastor Rusvelt Arce,
me llama aparte y me dice: Podrías ir al pasillo y ver
que le sucede a nuestro amigo Juan? Con mucho
gusto, le contesté, y fui a ver qué era lo que estaba
ocurriendo con nuestro amigo.
Mi amigo Juan hacía poco tiempo que había llegado
a la Iglesia y se estaba integrando como nuevo
miembro.
Pensará usted, por qué no fue el Pastor para ver
qué era lo que le ocurría a un miembro de su
Iglesia, al fin y al cavo era trabajo del Pastor?
Yo había bajado del pulpito esa tarde, y a él le
tocaría llevar la palabra; como entre él y yo, no
existía ninguna competencia, entonces él podía
encontrar en mí, a alguien en quien confiar y
sentirse apoyado.
R
Yo estaba a su lado para apoyarlo en lo que él
necesitara, y podía estar seguro de que yo no
competiría contra él, ya que nuestro servicio era
para el Señor, lo teníamos muy claro.
Fui al pasillo donde se encontraba Juan, y él estaba
sentado en el suelo.
¿Te sucede algo, Juan? Le pregunté, y me miró con
una mirada retorcida y sus ojos en blanco, con una
respiración como de un toro embravecido.
¡Jehová te reprenda Satanás, en el nombre de
Jesús! Exclamé a gran voz, y en ese momento su
cuerpo comenzó a retorcerse y estremecerse como
una serpiente al haber escuchado el nombre de
Jesús.
Probablemente en ese momento mi voz se escuchó
por todo el lugar, porque de inmediato llegaron mis
hermanos al apoyo.; la hermana Marielos y mi
hermano Rusvelt; y Juan esa tarde fue liberado de
un espíritu que hace muchos años le atormentaba.
Vivimos para Servir
Nunca debemos de olvidar que la obra en la que
servimos, es del Señor, así será más fácil hacer lo
que Dios quiere y no lo que a nosotros nos parece.
La obra es del Señor y nosotros somos sus obreros,
somos árboles que deben de dar fruto, y buen fruto.
Mas aún hay quienes han olvidado esto, y en lugar
de edificar, destruyen con sus manos lo que más
bien hay que edificar, olvidando que un reino
dividido contra sí, no prevalece, y esta pronto a su
destrucción y desolación.
Muchos no toman como ejemplo la vida de la mujer
virtuosa porque quizá en primer lugar, no son
mujeres, y otros porque probablemente no están
casados o casadas y piensan, bueno; yo no tengo
familia, no tengo hijos, entonces no tengo como
edificar mi casa, y no tengo como derribarla porque
no hay, ni hijos, ni esposo o esposa.
Quienes creen que el pasaje de la mujer virtuosa es
solamente para la mujer virtuosa, aunque es muy
obvio que está hablando de una mujer, están un
poco equivocados, pues este pasaje se puede
aplicar para cada uno de nosotros como una
característica que cada creyente debe de tener en
su nueva naturaleza en Cristo Jesús.
Acaso no debemos de edificar nuestra propia vida,
indiferentemente de que seamos hombres o
mujeres? Quizá no tengas hijos, pero tienes Padres
y hermanos, y si no los tienes, acaso no tienes una
familia en Cristo, que debe de ser edificada, no es
quien tienes a tu lado, tú hermano en Jesús? Acaso
no es tu cuerpo esa casa donde mora el Espíritu
Santo de Dios, y no debe acaso ser cada día
edificado para gloria del Señor?
Cada uno de nosotros como hijos de Dios,
debemos de edificar, y no de derribar, por eso no
podemos permitir que los aires de grandeza
interfieran en el servicio al Señor, para que no
vengan a ser debilidad contra nosotros mismos.
Que habría sucedido ese día, si el Pastor no piensa
de el mismo con cordura?
Pues muy probablemente nuestro amigo Juan, hoy
en día seguiría siendo atormentado por ese espíritu.
Y aun así
podemos ver
en muchas
congregacio
nes, división,
enemistades
, pleitos, ira,
contienda; y podría prevalecer un reino dividido de
esa manera? Lucas 11.17:18 Nos da un claro
ejemplo de que aun si Satanás estuviese dividido
contra sí mismo, entonces ese reino dejaría de
existir. Claro está que un día ese reino dejara de
existir, no precisamente porque este dividido entre
sí, sino porque está dividido del reino de Dios y su
justicia.
Entonces mi querido lector, cómo permaneceremos
y prevaleceremos si en el ministerio estamos
divididos? Difícilmente podremos permanecer en
pie.
Nuestra ciudadanía es celestial, y tenemos que
tomar el rumbo correcto, por el único verdadero y
camino para llegar a la patria celestial.
Los aires de grandeza
hacen que el hombre esté
cada día más lejos de
reconciliar al mundo con
Dios.
Debemos caminar por el camino, conociendo el
camino, y de la manera correcta a como se debe
caminar por ese camino que es Jesús, conforme a
la medida, a la estatura del varón perfecto.
Entonces porqué la competencia dentro de las
congregaciones?
El Señor nos ha llamado a ser como él, que es
manso y humilde, y a que vivamos una vida en
santidad e integridad, poniendo nuestra mirada en
todo momento, en las cosa de arriba, y no en las de
la tierra. En estos tiempos el creyente promedio,
ocupa su tiempo en buscar las añadiduras, más que
deleitarse en el Señor. Llenan sus corazones con la
tanta grandeza ministerial que han alcanzado, que
dejan de lado la humildad de corazón, y olvidan así
que sin santidad nadie verá al Señor.
Sea quien sea la persona, o crease quien se crea,
así haya alcanzado y logrado en cualquier área de
la vida, ya sea personal o ministerial, y esté en
lugares y puestos de privilegio; debe de saber que,
sin santidad, nadie vera al Señor.
Pero qué tan importante es que un hijo de Dios, sea
verdaderamente humilde?
El Salmo 147.6, nos dice que, Jehová exalta al
humilde y humilla a los impíos hasta la tierra, o en
términos más comunes, al impío lo humilla por el
suelo, hasta los más bajo, y no porque Dios sea un
Dios que se complace en humillar
Sino que cada quien siembra lo que quiera, y
definitivamente cosechará lo que haya sembrado.
Acá podemos ver en este Salmo, como el ser
humilde te llevará a tener un grado de exaltación, y
no precisamente por haber competido, y lo mejor
aún, que el premio no será el que tu buscas, sino
que aún mejor, el que Dios te vaya a dar y de la
manera en la que Dios te vaya a exaltar, que no
será muy parecida quizá, en la que tú y yo muchas
veces nos imaginamos.
Debemos de tomar en cuenta la definición de la
palabra, impío, ya que muchos la relacionan
solamente con el pecador que no conoce a Cristo,
entonces se desentienden que este término pueda
estar siendo un estilo de vida en sus vidas.
Veamos cómo esta definición nos muestra que el
impío es alguien que carece de la virtud de la
piedad o de fe en Dios. Por lo tanto que, si los
creyentes carecen de piedad, aunque tengan el
mayor de los puestos nombrados o inventados,
entonces son impíos .Los creyentes que carecen de
piedad, se comportan como impíos, a los cuales el
Señor los humillará; pero quienes se humillan son
realmente imitadores de Cristo, pues no carecen de
piedad, así como Jesús nunca careció de piedad y
amor.
Hebreos 6.10 nos recuerda que Dios,
definitivamente dará un pago por tu buena obra, así
que entonces no hay porque buscar de la manera
inadecuada, la bendición espiritual.
Porque Dios no es injusto, tampoco debemos de
ser injustos, y así mostrar la misma solicitud, hasta
el final, sabiendo que Dios no olvida nuestra obra, y
trabajo en amor, que hayamos mostrado en su
nombre.
Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta
que venga el Señor, el cual aclarará también lo
oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones
de los corazones; y entonces cada uno recibirá su
alabanza de Dios. Así que nunca olvides que no
hemos sido creados para competir con tal de
buscar la alabanza y el reconocimiento, sino que
hemos sido puestos por Dios, para servir a los
santos, sabiendo que Dios mismo se encargará, no
solo en este mundo, sino que también en la
eternidad, dará la alabanza a cada
uno.(1Corintios4.5).
No puede un hijo de Dios, ser falto de virtud alguna
que se manifieste en el fruto del Espíritu. Si de tal
manera Dios amó, y nosotros debemos de amar
como Dios nos amó, entonces nunca debe de faltar
el servicio, los unos a los otros, mayormente a los
de la casa.
Deberíamos entonces, hacernos esta pregunta.
¿Por quién murió Cristo, y para que resucitó?
Definitivamente Jesús murió, por todos, y resucitó
para darnos vida eterna juntamente con él, y nos
hizo coherederos de su naturaleza santa y eterna.
Entonces bien, si Cristo lo hizo por y para todo
aquel que en él crea, entonces por qué deberíamos
nosotros pretender el querer tener algo tan
maravilloso, solamente para nosotros? No
estaríamos siendo un poco egoístas?
Juan 3.16 Nos enseña que, De tal manera amó
Dios al mundo, que ha dado a su unigénito hijo,
para que todo aquel que en él crea no se pierda, si
no que tenga vida eterna.
Una opción que todo ser humano tiene; no para
unos solamente, sino para todo aquel que crea. Y
cómo privar de esa bendición, a otros. Todos
tenemos la posibilidad de vivir para él, y de ser
salvos por él.
“Dios no hace acepciones”
Ahora bien, si Dios, siendo Dios, no hace acepción
de personas, porqué nosotros sí las hacemos?
Santiago 2.1”Hermanos míos, que vuestra fe en
nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción
de personas”.
Hay quienes lastimosamente, sin importar quienes
se salven o no, prefieren pasar por encima de los
demás, compitiendo por un puesto, dentro del
ministerio, dejando de lado la restauración de
quienes están necesitados.
Pero porqué dejar pasar la oportunidad de ser
competente, por ser competitivo, cuando más bien
Jesús nos dice que debe de haber en nosotros, ese
mismo sentir que hubo en él, por la humanidad?
Entonces queda claro, mi querido hermano, que en
nuestros corazones el único deseo que debe de
arraigarse cada día más, es el mismo deseo que
hubo en el corazón de Jesús. Ese deseo de que los
hombres procedan al arrepentimiento, y cada quien
pueda volver al Dios que los creó.
No debería de haber entonces, ningún motivo
alguno por el cual estemos aferrados más a un
ministerio, que al mismo
Señor del ministerio. No
porque el ministerio no sea
importante, sino para que
sea el Señor, quien nos
ponga en lugares de
honra, y no sea en
nuestras fuerzas ni en
nuestro parecer, y así
cuando estemos en ese
puesto de privilegio,
sirvamos al señor con toda
libertad y amor, y ni tu ni
yo lleguemos a competir con nadie, sabiendo que
somos uno, en Cristo.
Haya pues en
vosotros ese mismo
sentir que hubo
también en Cristo
Jesús, Señor nuestro,
el cual siendo en
forma de Dios, no
estimó el ser igual a
Dios como cosa a
que aferrarse.
Filipenses2.5
Deuteronomio 10.17: Porque Jehová vuestro Dios es
Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande,
poderoso y temible, que no hace acepción de personas,
ni toma cohecho;
Quizá muchos dirán; bueno, yo me aferro al
ministerio, por amor a las almas, y si no me aferro
al puesto en el que sirvo, cómo demuestro a las
personas, que el Señor es el que salva?
¡Ya lo dijiste!
El Señor es el que salva, por lo tanto, si nos
aferramos a él, hará él en nosotros, será él quien
fluya y nosotros solamente seremos ese vaso de
honra, que el Señor quiere usar, y no esos vasos de
deshonra.
La altivez y la autosuficiencia podrían jugar un
papel muy importante en nuestras vidas, si no
estamos humildemente y confiadamente tomados
de la mano del Señor. Lo podemos leer en la
palabra, cuando aquellos hombres en aquel día le
dirán al Señor; Señor, Señor.
En tu nombre hicimos esto, hicimos lo otro,
logramos tanto que ni tiempo me daba de buscarte,
te servía mucho, así que debería de recibir un mejor
premio que todo lo que obtuve?
Y qué les dirá el Señor?
Apartaos de mí, hacedores de maldad, no os
conozco.
Dependiendo de cuál sea tu meta, así será tu
carrera
Depende de dónde tengas, y en quien tengas
puesta tu mirada, lo que te hará tomar el rumbo
correcto o incorrecto en la vida. Será dependiendo
de esto, lo que nos llevará a convertir nuestra
carrera en una competencia. No olvidando, que
nacimos para servir y no para competir.
Capítulo 9”
Carrera hacia la eternidad
n esta carrera hacia la eternidad, tenemos
nuestra meta es Cristo, y digo nuestra
porque no todos tienen la misma meta, o no
todos tienen puestos los ojos en Jesús, pues en ese
trayecto hacia la meta, es muy posiblemente que
nos vayamos a encontrar con alguien que busque
satisfacer su sentimiento de superioridad y no la
voluntad de Dios. Siempre vamos a encontrarnos
con alguien que, definitivamente es mejor que
nosotros en cuestión de cualidades y destreza,
aunque dependerá cien por ciento de ti y de mí, si
desperdiciamos la carrera, convirtiéndola en un
campo de batalla.
El que alguna persona sea muy buena en lo que se
desempeña; eso no lo hace mejor persona que
nadie, es bueno y mejor en lo que hace, pero no
mejor que nadie, delante del Señor.
Recuerda los talentos?
A esos tres hombres, su Señor le dio talentos a
cada uno, y el deber de cada uno era hacer de ese
talento, algo mejor para su Señor.
E
El que uno hubiera recibido más que otro, no quería
decir que al que tuviera menos, se le habría de
demandar menos, los tres debían de hacer lo
mismo, aunque no hubieran recibido la misma
cantidad.
El Señor de estos hombres, veía a los tres por
igual, no importó que uno tuviera cinco, otro dos, y
otro solamente uno.
Vemos cuando el Señor les pide cuentas; fue a los
tres y les pidió cuentas a los tres; ellos sabían que
lo que estaban administrando no era de ellos, ni
para ellos, sino que era de su Señor, y para su
Señor, y al final era el Señor, quien les iba a dar la
recompensa a cada uno.
No es de asombrarse que aun dentro de las
congregaciones, existen quienes se creen mejor
que otros. Obviamente no podemos negar que hay
quienes hacen mejor las cosas que otros, pero eso
no quiere decir que el Señor los prefiera más a
unos que otros; eso no va a sorprender al Señor,
recordemos que lo que Dios mira, es el corazón, y
un corazón contrito y humillado, no desprecia el
Señor.
Dentro de las congregaciones en donde he tenido la
oportunidad de servir, la mayoría de competencia
entre hermanos, se ve dentro de los grupos de
música, aunque siempre hay uno que otro grupo de
hermanos que compiten contra otros grupos que
precisamente no son de música.
Por ejemplo: Podemos prestar atención de como el
grupo de matrimonios es mejor que el grupo de
diáconos, entonces las personas dicen que quienes
deberían de servir, deberían de ser los matrimonios
y no los diáconos, entre otras cosas por ejemplo.
Quedémonos con los grupos de música
En los músicos por ejemplo, siempre hay quien
toque mejor que otro, y también hay quienes se
creen mejor que otros, aunque el problema nos es
que se crea mejor, sino que el problema es cómo
trate a quien nos es tan bueno como él o como ella
y que tanto le afecte el ego, recuerda (Aires de
grandeza), eso no debería de ser motivo para decir;
ho!, yo soy el mejor y nadie me quitará esta gloria.
Aunque esto ocurre en la mayoría de las
congregaciones, gracias a Dios en mi congregación
no pasamos por ese problema, lo digo porque soy
parte del grupo de música, y puedo decir que de mi
líder de música, no estoy hablando, jajaja; pero voy
a hablar, preste mucha atención.
Sabe; cuando yo no conocía a Cristo, la mayor
parte de mi juventud, la pasaba cantando en las
esquinas de mi barrio, y eran horas y horas,
cantando canciones que en nada glorificaban a
Dios. Aprendí un poco a cantar de quien hoy sigo
aprendiendo, y con quien hoy alabo el nombre del
Señor en la congregación donde asisto, con quien
antes solía pasar largas madrugadas cantando en
las frías calles de mi barrio, con mi gran amigo
Edgar.
Cuando uno aprende a hacer lo que sea, de alguien
que es mejor que tú muy probablemente lo que
hagas, lo vas a hacer bien, o puede que hasta lo
llegues a hacer mejor.
Dentro del cristianismo, todo lo que se hace, se
hace con el mismo fin, todo por una misma causa,
con un solo propósito, o por lo menos eso es lo que
debería de ser, y como debería de hacerse. Fuera
del cristianismo, o fuera del cuerpo de Cristo,
muchos lo harán de una manera competitiva,
buscando su propia gloria.
Puedo reconocer que, de quien aprendí, él sigue
siendo mejor cantante que yo, pero aun así, no
compito contra él para figurar,pero con quien sí
compito es conmigo mismo para llegar a hacerlo
mejor para la gloria del Señor, y así no olvido
nunca, que son mejor dos, que uno.
Recuerdo las palabras de un amigo que decía: “Si
alguien quiere ser mejor que mí, entonces que lo
haga bien y yo le ayudaré a que lo haga mejor”.
Alguien que conoce muy bien, cuál es su rumbo,
siempre será una columna de apoyo para quienes
estén a su lado.
Sirviendo con Amor:
Yo nací, no como muchos creyente nacen en un
hogar cristiano; al contrario, nací en un hogar
dividido, un matrimonio separado, y sin una figura
paterna a mi lado, pero con una madre ejemplar,
esforzada y valiente. Pero no les voy a hablar de
mí, sino más bien de quien les voy a hablar, es de
mi mamá.
No conocí a Cristo, sino hasta mis veintitrés años
de edad, pero mi madre conoció a Cristo, muchos
años antes que yo, y en mi juventud podía ver como
verdaderamente mi madre amaba al Señor, y le
servía con amor.
Lastimosamente, mi madre hoy en día no asiste a
ninguna congregación, y eso me llevó a preguntarle
en una ocasión, el por qué el motivo de que ella no
volviera a una Iglesia.
Ya les mencioné que no nacimos para competir?
Ha sí, verdad! Amaos los unos a los otros, sin
fingimiento alguno. Cuando tú y yo servimos a
otros, debemos entender algo muy importante; no
solo Dios es glorificado, pues no solo le estamos
sirviendo al Señor, sino que también nos estamos
sirviendo a nosotros mismos.
No nacimos para competir, nacimos para ser
parte de un cuerpo que se ayuda mutuamente,
y servir con amor sin fingimiento.
En una ocasión, Jesús estaba con sus discípulos y
comenzó a lavar los pies de quienes estaban junto
a él; sabías esto vedad?
Juan 13.5, nos muestra como Jesús siendo el
Señor, comenzó a servir a los demás, y más aún,
estaba haciendo algo que los demás deberían de
haber estado haciendo por él, al fin y al cavo él era
el Señor y como no debería de haber sido adorado.
Mas él hacía esto, con el propósito de enseñarles
una lección a sus discípulos, lección que debemos
poner en practica cada día de nuestras vidas y con
todo aquel que está a nuestro lado.
El Señor les dijo a sus discípulos, que él no venía a
ser servido, sino que más bien había venido a
servir.
Acaso no es digno de admirar y de ser tomado
como ejemplo, pues esto nos enseña que así
mismo nosotros debemos de hacer lo mismo, y
tener ese mismo amor, y la misma humildad, siendo
reflejo de Jesús. El Señor de señores, sirviendo a
los hombres, digno de ser alabado.
Entonces mi madre me contestó: Yo conocí al
Señor, y desde que le entregué mi vida a él, sabía
que así debía de ser ejemplo de que era Cristo
reflejado en mis acciones y estilo de vida misma.
Tenía claro de que debía de ser ejemplo de que él
verdaderamente moraba en mi corazón, por lo
tanto, debía andar como él anduvo, sirviendo por
amor, y sin esperar nada a cambio.
En la congregación donde yo asistía, me dijo mi
madre, nunca fui parte específica de algún
ministerio como hoy en día se hace. Muchas veces
las mismas personas se privan de servir con
libertad, por el solo hecho de creer que solo son
parte del ministerio tal, y no son parte del otro
ministerio tal.
Los miembros de las congregaciones hacen
distinciones de cada ministerio, y así no se permiten
ellos mismos, poder servir en otra cosa. Hay
quienes llegan a decir, bueno, como mi ministerio
no es el de ser pastor, o evangelista; entonces ni
predico ni evangelizo. Y que tal tu familia? No
debes de pastorear a tu esposa, a tus hijos, a tus
hermanos? Acaso el ser cristiano evangélico, no es
llevar las buenas nuevas de salvación a toda
persona, no es acaso el ministerio de todos los
creyentes, el ministerio de la reconciliación?
Probablemente no hemos aún entendido, que el
mismo Señor Jesús, se movió en el servicio de
todos los ministerios, y hemos dividido tanto los
ministerios por rango, que dejamos pasar la
oportunidad de que Dios se manifieste en medio de
su pueblo.
Pero un día; me dijo mi madre, se me acercó una
mujer que servía en el diaconado, y me dijo: Usted
cree que va a venir a esta Iglesia a quitarme el
campo, usted es una metiche, de todo anda
haciendo para llamar la atención.
Luego cada vez que yo servía y la veía a ella, me
sentía muy incómoda de saber que existía alguien a
quien yo le era molestia. No era fácil estar en ese
lugar después de saber que yo le era estorbo a ella,
o por lo menos eso era lo que ella sentía, y no lo
que yo hacía, pues cada vez que yo servía, lo hacía
de todo corazón, sabiendo que lo que hacía, lo
hacía como para el Señor.
Entonces dejé de asistir poco a poco, hasta que un
día el Pastor me preguntó que por qué no había
vuelto, si él sabía que yo amaba al Señor y que me
gustaba servir con todo el corazón, qué fue lo que
pasó? Pero nunca dije lo que en realidad había
sucedió en ese lugar, y nunca más volví, me dijo mi
mamá.
Que triste que esto está pasando en la mayoría de
congregaciones, y que por ese sentido de
superioridad en el corazón de muchos líderes en su
mayoría, otros están siendo lastimados
lamentablemente por quienes deberían de estar
siendo quienes levantan y edifican. Pero más bien
se vuelven parte del Proverbio que dice que el
impío hace obra falsa. (Proverbios 11.18)
Este es uno de tantos tristes ejemplos de alguien
más que pasa su vida ministerial compitiendo, con
tal de tener un mejor puesto, y así lograr sobresalir.
Gálatas 5.13.Dice: Porque vosotros hermanos, a
libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis
la libertad como ocasión para la carne; sino servíos
por amor los unos a los otros
Cosa que no entendía esta mujer, que lo que
estaba haciendo más bien, era competir contra
alguien con quien bebería más bien de estar
sirviendo. No podemos olvidar que un creyente que
compite, lastima no solamente a los demás, sino
que también se perjudica así mismo, atrayendo una
consecuencia espiritual para su propia vida, de una
manera eterna.
A esta libertad es a la que se refiere el Apóstol
Pablo, a la libertad que no permite que nada de lo
que el mundo utiliza como artimaña, para ganancias
deshonestas, vengan a perjudicar a quienes
conforman el cuerpo de Cristo.
Han pasado ya muchos años y mi madre no volvió
a una congregación; no sé si la mujer que la había
lastimado, aún tendrá su gran puesto de privilegio,
ese puesto que cegó su verdadero propósito en ese
lugar donde Dios le había permitido servir, pero si
aún lo estuviera ejerciendo, es lastimosamente
alguien más que prefiere un puesto en esta tierra,
más que una eternidad con el Señor. El más grande
problemas de quienes hacen tal mal dentro de las
congregaciones, es que creen que el Señor se está
agradando con ellos y ellas por lo que han logrado.
Muchos; y quizás tú seas uno de esos que dicen
para sí, ¡Que bien Señor, nadie me pudo quitar el
puesto, Satanás no me pudo mover! Déjame decirte
que no es Satanás quien quería quitarte tu puesto,
eras tú quien no querías hacer la voluntad de Dios,
sirviendo por amor a los demás, y preferiste más las
añadiduras del Señor, que al mismo Señor.
Pues a la libertad que Dios te ha llamado, le has
estado dando la espalda y te has vuelto esclavo de
tu pobre codicia, y estas tomando otro rumbo de la
verdadera carrera hacia la eternidad, convirtiendo la
carrera, en tu triste competencia.
Capítulo 10”
Juntos y en armonía
oy en día dentro de la religiosidad, y digo
religiosidad, porque un verdadero hijo de
Dios, habita junto a los demás, en armonía
y no dividido en la soledad de su egocentrismo; hay
quienes sirven por amor, y hay quienes compiten
por falta de amor.
Salmo 133.1 ¡Mirad cuan bueno y cuan delicioso es
habitar los hermanos juntos en armonía!
Jesús en tiempos antiguos, nunca le decía a
quienes querían verse en apariencia bien por fuera;
religiosos, el Señor les decía, hipócritas. Pues un
hipócrita y veamos la definición de tales personas,
como alguien que finge una cualidad, sentimiento,
virtud u opinión que no tiene.
Así hoy en día vivimos un cristianismo, y
discúlpeme si le ofende, pero como dice el dicho,
“Al que le cae el guante, que se lo plante “(jaja,hoy
estoy con dichos populares)así que no te vas a
sentir mal cuando se use una palabra que denuncia
el mal comportamiento de un individuo, si tú no
estás viviendo en esa condición, entonces no te vas
a ofender, y si estás viviendo en esa condición y te
sientes un poco ofendido, pues déjame decirte:
H
Aún estas a tiempo de cambiar esa mala actitud
que en nada está glorificando el nombre de Jesús.
Dice el Proverbio, (Proverbios 11.9), que el hipócrita
con su boca daña a su prójimo y este es
despreciable al Señor, cuánto no más despreciable
será el que no solo daña con su boca, sino que
también lo hace con sus actos?
Recuerda que del mundo se puede esperar
cualquier cosa, pero de un hijo de Dios no se puede
esperar lo mismo que cualquier persona que no
haya sido redimida haría. No olvides que vuestra
vana manera de vivir, ya pasó, y que ahora todas
las cosa viejas pasaron y fueron hechas nuevas.
Quienes verdaderamente viven sus vidas en
santidad; y siguiendo a Jesús, son quienes son
ejemplo del carácter de Cristo.
Una de las tantas cosas que me llaman mucho la
atención en la palabra, es cuando Pedro niega a
Jesús, y no tanto porque lo niegue, sino porque a
pesar del mal momento que Pedro pasó, siempre
se podía notar una característica de Jesús en su
vida, tanto así que mientras él lo negaba y se
escondía entre la multitud, las personas le decían:
Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres
Galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de
ellos, este es de ellos decían, pues definitivamente
había estado con Jesús,durante unos tres años
aproximadamente y algo de Jesús había aprendido.
(Marcos 14.66:70)
Probablemente en ese momento, Pedro no estaba
en armonía, pero se le notaba que había estado
caminando con Jesús; dice un dicho muy cierto,
dime con quién andas y te diré quién eres, y
además ,lo que bien se aprende, nunca se olvida.
Después de ese día, Pedro nunca más volvió a ser
quien antes fue,por eso que importante es la
armonía, y verdaderamente ser un cristiano, en el
verdadero significado de la definición de cristiano
como un seguidor de Jesucristo, y no solo como
seguidor, pues en tiempos de Jesús, muchos
solamente lo seguían pero por buscar alguna
sanidad o con un fin lucrativo, como lo hizo Judas
Iscariote. Pero seguir a Jesús, e imitarlo, eso es
otra cosa, por eso en esto se define la
palabra”Cristiano”El que cree en Jesús como
suficiente y único Señor y salvador, y no solo cree,
sino que le sigue, y le imita. Es ahí entonces que
podremos decir y pesar, si aún nosotros mismos,
dentro y fuera de una congregación, somos o no
verdaderamente cristianos, que no solo se llaman
ser cristianos, sino que también reflejan las
características de Cristo, más que sus propias
características
.Que bueno que es, juntos y en armonía.En una
ocasión, cuando buscaba una editorial para poder
sacar al mercado este libro, me asesoré con varios
hombres y mujeres que sé que han escrito, muchos
me ayudaron con sus recomendaciones,pero hay
uno en especial, que no precisamente me ayudó.
Recuerdo que en una tarde me acerqué a un ex
ministro de seguridad de la republica costarricense,
y le pregunté que si él sabría de alguna editorial,
pues yo estaba escribiendo un libro y sabía que era
más fácil si me apoyaba una editorial; pero me
respondió que no tenía ni idea de ninguna editorial.
A los pocos meses me enteré que su esposa
estaba escribiendo un libro; y además él ya había
escrito también, por lo tanto,
era claro que en realidad
ellos si conocían de alguna
editorial que quizá me
pudieran ayudar,mas él no
tenía el mas minimo deseo
de ayudarme.
Si bien es cierto que nadie
está en la obligación de
ayudar a otros, lo que quiero
rescatar de todo esto es el
hecho de que muchas veces
las personas solamente
están juntas pero no en
armonía, cada quien busca lo suyo, y no piensan en
los demás. Muchos creen que solo ellos pueden
tener el derecho a superarse, y no permiten ni
quieren que los demás puedan lograr impactar no
solo a una nación, sino también impactar a todo el
mundo.
Mateo 23.13, Mas
ay de vosotros,
escribas y fariseos,
hipócritas! Porque
cerráis el reino de
los cielos delante
de los hombres;
púes ni entráis
vosotros, ni
dejáis entrar a los
que están
entrando.
La buena carrera y no la mala competencia
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  • 1.
  • 2. Índice Introducción: La buena carrera o la mala competencia? Capítulo 1: .………………… Competencia y consecuencia. Capítulo 2: …………………………… De quién has aprendido? Capítulo 3: … Mejor son dos que uno.(Eclesiastés 4.9:10.) Capítulo4: …………… Pueblo competente o competitivo? Capítulo 5: ………………………………..…. Un cuerpo en Jesús. Capítulo 6: …………………………….. La carrera a la eternidad. Capítulo 7: ………………..…………. Puestos para llevar fruto. Capítulo 8: ……..… Aires de grandeza Señal de debilidad. Capítulo 9: ………………….…….. Carrera hacia la eternidad. Capítulo 10: ……………………………….. Juntos y en armonía. Capítulo 11: …………….……… No hay competencia buena. Capítulo 12: ……………..………….. Consecuencia espiritual. Capítulo 13: ……………………….………….. La buena relación. Capítulo 14: ………………………..………….. Cruzando la meta. Capítulo 15: …… Nacimos para servir y no para competir.
  • 3. Escrito por: Jeffrey Fernando Arguedas Sánchez. Jeffreyarguedas2@gmail.com San José Costa Rica.(506)84184240 Versión Bíblica utilizada: Reina Valera Revisión de 1960 Diseño de Portada: Alexander Vásquez.
  • 4. Agradecimiento Es un hecho principal el agradecimiento a mi Dios y Padre celestial, por inquietar en todo momento mi corazón. Gracias por esa libertad en Jesucristo, para disfrutar de sus misericordias nuevas y sus bendiciones espirituales antes de cualquier otra cosa. De él provienen las fuerzas para terminar la carrera, no conforme a nuestra voluntad, sino más bien conforme a su perfecta voluntad, sabiendo que es un honor servirle y vivir para él. (Efesios 5.10.)Comprobando lo que es agradable al Señor. Le agradezco a mi madre María de Jesús Sánchez Navarro, por enseñarme ejemplos con su propia vida de que debemos ser esforzados y valientes. Gracias por amarme tanto Mamá, Dios te bendiga. Mujeres hay muchas, pero mujer virtuosa no todos la tienen. Gracias a mi esposa Roxana Arroyo Vargas por no permitir pasar por alto lo incorrecto y ser para mi vida esa luz de alerta. Puedo decir que definitivamente es mi ayuda idónea. Te amo.
  • 5. Introduccion “La buena carrera o la mala competencia.” o que quiero primeramente, es que cada uno tenga muy claro el concepto de competencia, no como algo competente; si no como la disputa entre personas, animales o cosas que aspiran a un mismo objetivo o a la superioridad en algo. Si bien es cierto cada persona es muy capaz para desarrollarse en algo, no así la competencia dentro del cristianismo, púes solamente debe existir la capacidad y no la competencia. Hay quienes solamente desean ser superiores a quienes tienen a su alrededor, perdiendo así el ser aptos o adecuados para el llamado de Dios para sus vidas, y es cuando dejan de ser suficientes para alguna cosa; convirtiendo sus vidas en una mala competencia. L “Nuestro propósito como embajadores de Cristo no es competir, sino correr la buena carrera. No pasando por encima de quien viene atrás. Sino alcanzando a quien va adelante, ayudando a quien viene atrás para así juntos cruzar la meta.
  • 6. Hoy en día lastimosamente es muy común ver la competencia dentro de las congregaciones, y a lo largo de los años he podido ver como muchos compiten por ver quién es el mejor pastor de la ciudad, el mejor maestro, o quien es inclusive el mayor profeta. Muchos alardean de a cuantos enfermos han sanado y olvidan que es el nombre de Jesús quien tiene poder y que es para la gloria de Dios todo lo que podamos lograr. Así que al ver tanta competencia en medio del pueblo de Dios, me ha llevado a escribir este libro a razón de la gran problemática dentro de los ministerios, púes muchos ignoran lo perjudicial que esto es para sus vidas. Mi deber es denunciar este mal comportamiento en la vida del creyente a fin de que vivamos una vida en unidad, y así con esta crítica, muchos puedan encontrar el consejo y se aparten del mal proceder de competencia y cumpla cada uno el propósito para el cual cada hijo de Dios, ha sido llamado. Por eso dice el Señor: Jeremías 6.16.Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras almas. Pero dijeron: No andaremos en él. Por eso te digo: Atiende a lo correcto y sea Cristo glorificado en tu vida, púes no nos ha llamado el Señor a esclavitud, sino más bien a libertad. (1Corintios8.9.)Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Principio básico en la vida del nuevo creyente, no ser tropezadero para nadie.
  • 7. Nuestro Señor mismo sirve como el mejor ejemplo de unidad. Él vino a unir y llevar al Padre lo que se había apartado desde un principio por la desobediencia del hombre. Había el hombre quedado destituido de la Gloria de Dios, pero Cristo vino a ser el camino para que el ser humano volviera al Dios que lo formó. Qué tal que Jesús hubiera caído en la competencia? Obviamente él es Santo, Santo, Santo, y no hubiera caído, pero si hubiera sido así, tú y yo no tendríamos razón de ser. Debemos recordar algo muy importante en la vida de cada redimido, y nos lo dice claramente Pablo en su primera carta a los Corintios. Tal vez un tema muy utilizado para las fechas de aniversario o para el día del amor y la amistad, (1Corintios 13.10:13).Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
  • 8. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor. Por eso podemos estar completamente seguros de que Cristo nos ama, y tomar su vida como ejemplo de que el no vino a competir, púes el amor; como dice la escritura “No hace nada indebido y no busca lo suyo”. Y si él nos amó, debemos hacer así nosotros también, siempre buscando el bien para los demás. Recuerdo en una ocasión me llamaron para orar por una mujer que tenía cuájalos de sangre en su cerebro, yo le pregunté si creía ella en que Dios la podía sanar y contestó que sí; entonces comencé a orar pero no por su cabeza, sino por su vientre. A l mes me dijo que estaba embarazada y que los cuájalos en su cabeza eran causados por un problema que tenía en su vientre. Los doctores no se explicaban como había quedado embarazada, pues ellos sabían que su útero estaba al revés. Debo decir que quedé maravillado de lo que Dios hace cuando uno se dispone a servir a los demás.
  • 9. Debemos en todo momento recordar que no nacimos para competir, sino para servir, y que el amor no hace nada indebido, ni busca lo suyo, y así como Cristo nos amó y nos ama, debemos también hacerlo con los demás. Una mala carrera es aquella en la que tu no cumples el propósito por y para el cual tu corres. Una triste realidad que hoy en día vemos dentro del ministerio en la mayoría de las Iglesias, pero una buena carrera siempre va de la mano de la verdad, cumple el propósito y se apega a las reglas, no convirtiendo la buena carrera en una mala competencia.
  • 10. Capítulo 1” “Competencia y consecuencia” ra una noche de verano y conducía rumbo a mi casa; manejaba mi Volkswagen Jetta 2.0 MK4(Cuanto me gusta la velocidad),un auto veloz definitivamente. El semáforo en rojo, pronto esa luz cambiaria a verde, indicándome que podría avanzar. Que larga e impaciente esa espera bajo la luz de un semáforo, pero pronto avanzaría a mi rumbo planeado. En ese momento se puso otro auto a mi lado, (Yo sé que él sabía que mi auto era veloz).Com enzó a acelerar, haciendo un ruido infernal. Pronto esa luz verde nos daría la salida para que tanto el como yo, pudiéramos avanzar. Cada quien establece el rumbo que quiere tomar. 3, 2,1 En ese momento el semáforo cambió el color, de rojo a verde, y el auto que estaba a mi lado; salió chillando llantas. E Así cada persona tiene un rumbo al que quiere llegar. Nosotros los hijos de Dios, tenemos un rumbo; y es llegar a estar para siempre en el cielo al lado de Jesús.
  • 11. Por un momento pensé: Por qué no acelero y compito? Yo sé la calidad de auto que tengo, le podría ganar, podría demostrar que yo no soy un contrincante fácil de traspasar. Puedo demostrar que soy mejor, pero eso me llevaría a olvidar mi rumbo, y me convertiría igual a quien estaba a mi lado, “Un Competidor”. Valdría la pena ser igual, o sería mejor marcar la diferencia? Cada decisión es importante Una de las mayores causas de muerte en Costa Rica, se debe a los accidentes de tránsito. El gran culpable de muerte en carretera, el peligro al volante a manos de una pequeña decisión, un descuido y podría ser fatal. Pablo nos recuerda y advierte de estas cosas, (1 Corintios 6.12) Todas las cosas me son licitas, más no todas convienen; todas las cosas me son licitas, más yo no me dejare dominar de ninguna. Tenía cincuenta metros para tomar una decisión, competir o seguir, doblar en la siguiente calle que me llevaría rumbo a casa, donde me esperaba alguien que me amaba, mi esposa. Creo que de haber tomado una mala decisión; probablemente hubiera obtenido una consecuencia fatal.
  • 12. No había en mi ningún deseo de competir, pero quien no tenía claro lo que debía de hacer y como lo debía de hacer, era quien aceleraba su auto a mi lado. Si bien es cierto que todo cuanto queramos hacer está a nuestro alcance, no todo lo que podamos hacer será para nuestro beneficio. No existen decisiones menos importantes, todas las decisiones son importantes. Las reglas no se hicieron para romperlas, se hicieron para ser respetadas. Que importante es quien está a tu lado; podemos aprender tantas cosa como para bien, así como podemos aprender cosas para mal. Lo podemos ver en la vida de los discípulos de Jesús. A su lado tenían a Jesús, de quien aprendían; tanto así que aunque al pasar el tiempo, después de la muerte y resurrección de Jesús, Pedro en una ocasión lleno del Espíritu Santo; hablaba con denuedo y entendimiento sobre todo. Y quienes escuchaban hablar a Pedro y le conocían, decían: Este definitivamente andaba con Jesús, y es cierto; aprendió de Jesús pues andaba con él. “Quienes conocen al Señor saben que hay cosas que no se deben de hacer, pues no son agradables al Señor. Las reglas no se hicieron para romperlas, se hicieron para respetarlas."
  • 13. Así mismo se puede notar en nuestras vidas al lado de quien andamos y de quien hemos aprendido. (Hechos 4.8:13). Pablo a su vez le recomendaba a Timoteo, que persistiera en lo que había aprendido y de quien había aprendido. (2 Timoteo 3.14).Hombres y mujeres que son ejemplo de vidas renovadas por el amor de Dios, que tienen la humildad y sencillez de corazón para tener una buena conducta, y amor sin fingimiento, que no buscan su propio beneficio, sino que buscan primeramente el beneficio de los demás. Se cuidan de sí mismos (1Timoteo 4.16), sabiendo que haciendo lo que es agradable al Señor, no solo se salvaran a ellos mismos, sino que también a los demás. Al lado de quién puede usted y debe andar? De quienes compiten por la vida, sin pensar en las consecuencias? Quien más que Salomón sabría qué tan importante es con quien tú te relacionas; alguien dijo una vez: Dime con quién andas y te diré quién eres. Que dicho popular más acertado, diría yo; por eso. (Proverbios 17.17). En todo tiempo ama el amigo, Y es como un hermano en tiempo de angustia.
  • 14. Capítulo 2” De quién has aprendido? omo hay cosas que nos recuerdan algunas situaciones o circunstancias vividas en nuestras vidas, algunas nos hacen reír, y otras; nos hacen recordar porqué actuamos como actuamos en muchas ocasiones. Salía una tarde de mi trabajo, y eso me hizo recordar por qué tengo pies como de gacela, (jajaja) ¡Como aprendemos de Papá y Mamá! Saben, yo aprendí a caminar muy rápidamente, y no digo que a temprana edad, sino más bien que muy rápid o, de una mane ra veloz Ade- más nos suele pasar a quienes somos de muy baja estatura. De quién lo aprendí?, de mi Madre. C Quienes compiten, en algún momento podrían llegar a quedar avergonzados sin querer, por quienes son competentes.
  • 15. A ella la acompañaba en ocasiones por la mañana, cuando teníamos que ir al hospital; como no teníamos mucho dinero, entonces no teníamos auto, y tampoco podíamos pagar un taxi, por lo tanto no había más opción que caminar, y caminar, y caminar y caminar. Como siempre íbamos con el tiempo contado, (Osea que íbamos siempre tarde), entonces ella debía caminar muy rápido o perdería su cita o en algunos casos perderíamos nuestra cita. Imagínate a un niño de tan solo diez años de edad teniendo que apurar el paso para alcanzar a alguien que ya estaba acostumbrada a caminar muy rápido y a pasos como de gigante. Si en ese momento hubiera conocido la palabra de Dios, le hubiese dicho a mi madre; ¡Mamá, recuerda que el ejercicio corporal para nada es provechoso, mejor tomemos un taxi, ¡Ten piedad de mí, Mamá! Definitivamente no fuimos creados para competir. (Timoteo4.8) Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta
  • 16. Pero de algo podemos estar seguros; que si queremos competir probablemente vamos a topar con alguien que es mejor, y podría alguno llegar a ser “avergonzado”. ¡Por poco lo olvido! Esa tarde después de mi jornada laboral, caminaba hacia casa muy rápidamente, como hoja que lleva el viento. Cuando tras de mi venía un joven, (Sabes, me sentía como un gato perseguido por un perro), era notable que él estaba decidido a alcanzarme y a sobrepasarme. No puedo negar que por poco lo logró; con su frente sudada y su pecho agitado, volvió su mirada hacia mí, y pude ver en él, una cara de pocos amigos; me pareció que estaba molesto porque no podía pasarme. La verdad es que no sé por qué él creyó que yo estaba compitiendo si yo lo único que estaba haciendo era querer llegar pronto a casa. Para beneficio mío en ese momento, comenzamos a subir una gran cuesta que para mí no era complicado subir, para mí era muy normal caminar a paso veloz, yo estaba acostumbrado a caminar así desde niño. Pero para quien estaba decidido a competir y no era normal caminar tan rápidamente, le iba a ser muy difícil seguirme el paso. Yo no tenía ningún problema con esa calle inclinada, pero para quien tenía la intención de alcanzarme y sobrepasarme, no era tan sencillo. Esa tarde escuché a muchos susurrar; Miren a ese hombre como camina de rápido.
  • 17. La verdad ese día yo no quería, ni pensaba en competir, lo único en lo que pensaba era en llegar a mi destino. Existen muchas cosas en la vida cotidiana que podrán ser competencia, por ejemplo. Quién podría ganar un mundial de futbol si no compite o quién podrá ganar una medalla olímpica si no es mejor que otro, y quién podría ser el Presidente de la republica si no compite? Sin duda alguna, solo quienes compiten por ese premio podrán obtener la ganancia por la que se han preparado y esforzado. En este mundo, gana el que se esfuerza, y en la competencia, solo puede haber un ganador, el que se preparó y logró pasar por encima de todos hasta llegar al primer lugar. El atleta para llegar al premio soñado, se debe dar el máximo esfuerzo para alcanzar a quien está por encima de él o ella para arrebasarle, si es que quiere obtener ese premio. La competencia es muy común naturalmente. Pero dentro de la nueva vida en Cristo, qué tan natural podría ser la competencia, será agradable para el Señor que el cuerpo de Cristo, compita contra los demás, con tal de obtener un primer lugar?
  • 18. Capítulo3” (Eclesiastes 4.9 “Mejor son dos que uno” uan bella es la infancia y que bueno es tener a tu lado a un buen amigo. Cuando yo era un joven de tan solo 16 años de edad, me gustaba ir por las tardes a jugar fútbol con mis amigos .Tenía un amigo; mi gran amigo Jasón, quien era tan buen jugador como yo (Modestia aparte), por lo tanto que no podíamos jugar los dos en el mismo equipo. Era obvio que dos jugadores buenos no podían jugar juntos, es la regla de toda mejenga, por lo consiguiente teníamos que competir el uno contra el otro. Tengo que reconocer que soy de las personas a las cuales no les gusta competir, aunque en cada competencia en las que lo he tenido que hacer, siempre he dado lo mejor de mí para ganar y nunca me doy por vencido. C Mejor son dos que uno porque tienen mejor paga de su trabajo. Eclesiastés 4.9
  • 19. Pero me entristece ganarle a alguien y saber que para muchos el hecho frustrante de perder, les dejaría un sin sabor a la derrota. Soy de los que saben aceptar la derrota, pero no de los que les gusta hacer sentir mal a nadie, aunque así es la competencia, uno gana y otro pierde. Pero esa tarde fue diferente, mi amigo Jasón y yo; pudimos jugar en el mismo equipo, eso sí que con una pequeña condición. Solamente debíamos de aceptar la condición de jugar con los niños más pequeños. Como yo sé que nunca hay que subestimar a nadie, y que siempre voy a dar lo mejor de mí, para así poder ganar, entonces aceptamos. Si David mató a Goliat, cómo no íbamos a poder ganar? Como dijo alguien una vez. A lo que venimos, comienza el partido. Comenzó el partido y pasaron pocos minutos y ya íbamos perdiendo cinco a cero (5 a 0), pasaba el tiempo y logramos anotar un gol. Los niños a los que habíamos escogido no lo podían creer, les estábamos anotando a los más grandes; aunque en pocos minutos ya estaríamos perdiendo trece a uno (13 a 1) Jasón y yo reunimos a los muchachos y les preguntamos, Quién quiere perder? Claro que todos respondieron que ninguno quería perder.
  • 20. Entonces les dije que debíamos de dar lo mejor de cada uno; no importaba que perdiéramos, pero que si perdíamos que no fuera por no dar lo mejor, debía ser por haberlo dado todo. “Vamos equipo a ganar” ¡Nunca olvidaré esa tarde! Comenzamos a anotar goles, 13 a 5,13 a 9,13 a 12, no lo podían creer, pero mi amigo Jasón y yo sabíamos que podíamos ganar.Gooooooool en contra, 14 a 12, se complicó un poco; el partido terminaría cuando alguno de los dos equipos anotara el gol número 15, parece que se nos estaba escapando la victoria. Ahora veo porqué el Señor le dijo a Josué; “Mira que te mando que te esfuerces y seas muy valiente; no temas ni desmayes porque Jehová estará contigo donde quiera que vayas. (Josué 1.9) El esfuerzo traerá la recompensa. Que si el esfuerzo trae recompensa? Esa tarde mi amigo y yo pudimos haber hecho muchos goles pero no fue así. Cada vez que estábamos en el marco contrario le pasábamos el balón a algún niño para que fueran ellos quienes anotaran; así ellos podrían ver que el esfuerzo habría valido la pena. El equipo contrario tenía la ventaja, les faltaba un gol, pero en ese momento logramos anotar, 14 a 13, un gol más a nuestro favor. ¡Vamos muchachos, un poco más!
  • 21. GOOOOOOOOOOOL...Anotamos otro tanto, acabábamos de empatar, 14 a 14, que emoción cada vez que recuerdo ese momento se me vienen las lágrimas, que hermosa tarde. Sin duda alguna; en la competencia es definitivo que solamente uno se lleva el premio. Si alguien quiere ganar deberá esforzarse y dar lo mejor de sí, y pasarle por encima al contrincante para poder lograr el triunfo. Esa fue una gran tarde de victoria. Que quién ganó? Jasón, lo hace usted o lo hago yo? Hágalo usted Jeff, me dijo mi amigo! Bueno, vamos por esa victoria. En pocos momentos solo uno de los dos equipos vería la victoria; corrí con el balón, dando lo mejor de mí, sabía que estaba apoyado por mi amigo y por muchos niños que estaban dando lo mejor de cada uno. Jasón venía respaldando mi espalda por aquello que yo perdiera el balón. Corrí con la bola como pegada a mis zapatos; no permitiría dejar pasar la oportunidad de ganar. En ese momento sabía sin tan siquiera volver a ver, que mi amigo venía a mi lado. Si yo hubiera querido competir contra los jugadores de mí mismo equipo con tal de demostrar que tan bueno era yo, probablemente no hubiésemos ganado.
  • 22. Llegamos al marco contrario y cuando estaba a punto de anotar; le hice el pase a un niño que no había anotado en todo el partido. Pude haber hecho el gol de la victoria y llevarme los méritos, pero nunca olvidé que éramos un equipo; Jasón pudo haber anotado, pero él confiaba en mí, y tenía claro que la victoria sería disfrutada por todos. Ese niño pudo haber fallado el gol, pero no lo hizo, sabía que tenía una oportunidad y que confiábamos en él, dio lo mejor de sí mismo y anotó el gol. Ese era el gol final, 14 a 15, ganamos el partido después de ir perdiendo 13 1. Pero qué tiene que ver esto con la vida espiritual, y la Competencia en la Iglesia? Habrá división en el cuerpo de Cristo? Acaso no somos un cuerpo que no debe de estar dividido entre sí? Se habrá fortalecido el deseo de la carne en los corazones de los hijos de Dios? Hemos cambiado el ser competentes por ser competitivos dentro del ministerio? Si yo hubiera competido contra los mismos jugadores de mi equipo con tal de demostrar que tan bueno era para jugar fútbol, muy probablemente no hubiésemos ganado. Eso sí, lo que hubiese quedado al descubierto habría sido el egoísmo de alguien que no piensa en los demás.
  • 23. Hoy en día hay muchos dentro del ministerio (Servicio), que han alcanzado grandes puestos, creyendo que hacen lo correcto por haber alcanzado lo que han querido, pero no se han puesto a pensar si de la manera como lograron obtener sus Ministerios, es de la manera correcta, que agrade a Dios, y que no ponga en riesgo la vida espiritual y emocional de los demás.
  • 24. Capítulo 4” Pueblo competente o competitivo? ristemente hoy en día es muy común ver aun dentro de la Iglesia de Dios, a hombres y mujeres compitiendo entre sí para demostrar quién es mejor que el otro y con tal de conseguir un mejor puesto ministerial que el otro, sin importarles la unidad en el espíritu; olvidando así que en Cristo Jesús Señor nuestro se es un cuerpo, eso sí, con diferentes funciones pero jamás dividido,ni arrancando partes del cuerpo para quedar un solo miembro. Qué tal que en un cuerpo la cabeza quiera arrancar los brazos y las piernas para solo verse bonita la cabeza y así llamar la atención para que todos los que vean el cuerpo vean solo la cabeza? Esto se podría esperar del mundo que está separado de Dios, pero del pueblo de Dios esto no puede ni debe esperarse y mucho menos verse. Algo que lastimosamente es muy común en estos tiempos dentro del Cristianismo; creyendo que buscan su propio bien, están acumulando maldición tras maldición. El Apóstol Pablo nos recomienda, recuerda y aconseja las mismas palabras que Dios mismo le dijo a Jeremías. T
  • 25. Dios sabiendo lo que es mejor para sus hijos lo comunica, y acaso no es sabio no solo escuchar el consejo de quien verdaderamente nos ama, sino que también ponerlo por obra para así recibir el beneficio? Hay un dicho muy popular que dice: Es de sabios equivocarse…La palabra de Dios nos enseña que el sabio ve el mal y se aparta, también nos enseña que, el necio es quien cava el pozo para caer en él. Dios no quiere que a nadie le vaya mal, más cada quien toma la decisión que le parece correcta. Jeremía 15.19 Nos dice: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás, y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Pero bien, qué ha pasado en el corazón de los hijos de Dios que un día se convirtieron a Cristo y ahora viven, aún dentro de un ministerio, pero compitiendo entre ellos? Acaso no son nuevas criaturas? No han pasado las cosas viejas y todas han sido hechas nuevas en las vidas de quienes entregan sus vidas a Jesús?
  • 26. Hombres y mujeres que han sido restaurados por el poder de Dios, se han conformado a este siglo y han dejado de lado a Dios, adoptando así la vil manera de conseguir las bendiciones (creen ellos) de la manera tan deshonrosa a como lo hace el mundo; y esta manera es compitiendo entre sí; volviéndose nuevamente como el mundo y no permitiéndole al mundo que se vuelvan a Jesús, dejando así de ser parte de un cuerpo, del cuerpo de Cristo, sirviendo más bien de tropiezo para quienes también han sido llamados a servirle al Señor para gloria de su nombre y no permitiéndole al Señor ser glorificado. No solo siendo tropiezo y obstáculo a quienes tiene a su alrededor, sino que también siendo de tropiezo al mismo Señor de la obra. Y aunque esto está pasando con los hombres y mujeres dentro del ministerio, aún no se detienen a pensar en su manera tan inadecuada de vivir, pues están decididos a conseguir sea de la manera que sea, su propia gloria y el mayor reconocimiento en este mundo. Porque si estuvieran buscando ser agradables a Dios, buscarían la unidad y no la competencia. No os conforméis a este siglo Pero qué es conformarse? Veamos su significado y asociémoslo a la nueva vida en Cristo para llegar a la conclusión de si debemos o no conformarnos a este siglo.
  • 27. Conformarse es aceptar voluntariamente algo que se considera insuficiente o no satisface completamente un deseo, ilusión o necesidad. El creyente no puede ahora en su nueva naturaleza en Cristo; aceptar voluntariamente la vana manera de vivir a como la vive el mundo. Debe y tiene que poner su mirada solamente en las cosas de arriba para que pueda recibir las bendiciones acá abajo en la tierra, sin tener que causar un daño a quien esté a su lado, ni fuera del ministerio, ni mucho menos a quienes están dentro del ministerio. Un fin desastroso en la vida de un hijo de Dios comienza cuando su comienzo en la carrera hacia la eternidad es incorrecto y empieza a competir, pues ese comienzo lo llevará o la llevará a vivir una vida creyendo que está sirviendo a Dios, pero que en realidad esa vida no se sujeta a la voluntad de como Dios anhela que la vivamos; perjudicándose a sí mismo y a los demás. Algo que Pablo entendió desde sus principios en el Cristianismo, ya que, si no lo hubiese entendido entonces habría seguido en el Cristianismo, pero haciendo las cosas que practicaba en el Judaísmo, aceptando voluntariamente su deseo con tal de satisfacer su necesidad, cosa que la voluntad del hombre siempre es insuficiente.
  • 28. No tomar en cuenta la gran consecuencia que acarrea la competencia dentro del servicio a Dios, no logrará nada más que florezca cada día más y más ese deseo de superioridad, sin lograr más que una segura condenación eterna. Lo lamentable es que creen por lo que han alcanzado, que es Dios el que les está honrando, y se aferran tanto a lo que hacen, que no le permitirán a nadie, aún puesto por el Señor para poder hacer lo que el Señor les has llamado a hacer o decir, perdiendo ellos mismos la bendición y no permitiéndole a Dios, bendecir al pueblo. ¿Competencia dentro del Cristianismo? Pablo no solo lo sabía, sino que también lo denunciaba, púes él entendía que esto no traería beneficio a la amada Iglesia del Señor, sino que esto podía hacer que quienes servían al Señor, no podrían crecer sanamente. Recordemos que la competencia es una disputa entre personas que aspiran a un mismo objetivo, o a la superioridad. Por eso poner tropiezo a alguien, sea quien sea y en el lugar y por el motivo que sea, aún más preocupante dentro del cristianismo; no es correcto ni sabio. No es un mandato del Señor para nuestras vidas el pretender ser superiores a los demás. Sabemos que nuestra lucha no es contra carne ni sangre; y todos tenemos un objetivo del cual no deberíamos desviarnos, y es estar por la eternidad con el Señor.
  • 29. No debemos olvidar que aún estamos acá, en la tierra, y no precisamente para pasar por encima de los demás, sino que es más bien para ayudar a los demás. Dios nos ha escogido para ser siervos fieles, de todos y para todos, así como lo hizo el mismo Jesús; Señor nuestro. Tal vez hay quienes compiten dentro del ministerio (De que los hay, los hay); y aun así alcanzan gran renombre, y si no lo alcanzan, obligan a los que tienen a su lado a que los llamen con distinción para así alimentar su ego y hacer ver a otros que él o ella son superiores, y lo hacen porque han segado su entendimiento al dejar de poner su mirada en el autor y consumador de la fe. Han deseado más las añadiduras y no han deseado a quien es el que añade, se han deleitado en ellos mismos y en los ministerios, más que deleitarse en el que; y el que es digno de servir con algún ministerio, creyendo que por todo lo que alcancen, eso será lo que los lleve al agrado del Señor. Es un hecho que cualquiera puede alcanzar y lograr cualquier cosa que se proponga; pero que se esté haciendo de la manera correcta, esa es la diferencia y la más importante. Siempre que debamos y podamos llegar a hacer algo para el Señor, debemos pensar como decía Pablo. (Efesios 5.10) “Comprobando lo que es agradable al Señor. Pues de que me beneficiaría ganar el mundo si pierdo mi alma.
  • 30. Podría alcanzar muchos ministerios, muchos puestos, muchos títulos, podría predicar en muchos programas de radio o de televisión, o podría ir a muchos lugares, pero si no compruebo que lo que haga y como lo haga, sea agradable a Dios, podría estar simplemente cavando mi propia tumba. Ejemplo que podemos tomar del matrimonio Si por no dar honor a la mujer dentro del matrimonio, las oraciones son estorbadas como dice 1Pedro 3.7.Cuanto no mas será en la relación íntima con el Señor, el no darle honor a él, perjudicial para nuestras vidas. Esto es competencia dentro del ministerio, estar por encima de otros, perjudicando y estorbando lo que verdaderamente Dios quiere hacer con cada hijo suyo. (1Corintios 10.32.No seas tropiezo ni a Judíos, ni a gentiles, ni a la Iglesia de Dios. Y una de las principales maneras de ser agradables al Señor, es siendo un cuerpo unido con Jesús; amándonos los unos a los otros, como Dios nos ha amado, con un amor sin fingimiento. Jeremías 15.19 dice: Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos. Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como vaso más frágil, y como a coherederas de la gracias de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.
  • 31. Mas los hombres lastimosamente se han conformado a este siglo, y han traído la competencia del mundo a la Iglesia. (Lamentablemente).Podemos ver como hay quienes demuestran con su manera de actuar en contara de otros,que han anidado el sentido de superioridad en sus corazones.
  • 32. Capítulo 5” Un cuerpo en Jesús a Biblia nos enseña y nos recuerda que somos un cuerpo en Jesús, pero tal parece que cada quien, hoy en día quiere o busca como independizarse del cuerpo y parece que han tapado sus oídos y torcido su cerviz (Cuello) del consejo del Señor. Quienes no conocen a Cristo son quienes se deben de volver a Cristo, y quienes conocen al Señor deben cada día rendir sus vidas a Jesús, para ser ejemplo del amor de Dios fluyendo como ríos de agua viva desde su interior hacia su exterior, impactando nuestro entorno. L (Romanos 12.4:5) Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros.
  • 33. Uno de los deberes, y no por obligación, sino que por amor, de cada nueva criatura en Cristo; es presentarse al Señor cada día, como un sacrificio vivo, santo y agradable a él; pero hay quienes han preferido volver su mirada a lo cotidiano, y aunque están dentro del ministerio, están utilizando las artimañas del mundo para aparentemente atraer al mundo y así convertirlo en una Iglesia. Pero sin embargo lo que en realidad han estado haciendo es llevar la Iglesia al mundo adoptando características propias de la carne, y de esta manera entorpecen de una manera muy ignorantemente en algunas ocasiones, la obra del Señor. Vemos como Pablo nos enseña que somos un cuerpo, miembros los uno de los otros, especifica y aclara, por aquello del egoísmo; un cuerpo en Cristo y miembros los unos de los otros. “Así que hermanos os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo y agradable a Dios, que es vuestro culto racional. A diferencia del mundo, la competencia ministerial o competencia dentro del servicio al Señor, no nos va a dejar ningún beneficio; probablemente se puedan lograr muchos atributos naturales, más no beneficios espirituales. Al contrario, la competencia ministerial, haría que ese culto racional al Señor sea más bien desagradable a Dios.
  • 34. Es sin duda alguna, que quienes viven buscando la superioridad sobre los demás, dentro del ministerio; no están haciendo nada más que acumulando ser cada día, más y más desagradables al Señor. (Romanos 2.5) Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno conforme a sus obras. Cuando Cristo vive en mí (Gálatas 2.20) Con Cristo estoy juntamente crucificado ,y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del hijo de Dios, el cual me amó y se entregó así mismo por mí. Cuando realmente Cristo vive en el corazón de un creyente y ese creyente, verdaderamente ha muerto a sí mismo, entonces las características de Cristo a como Cristo vivió en la tierra, se verán reflejadas en la vida de ese hombre o esa mujer de Dios. Recordemos que es de adentro hacia afuera y no dando lugar a un comportamiento impropio del amor de Dios. Características de que en realidad somos apartados de Dios, para toda buena obra, y no apartados de Dios para no hacer bien la obra, que es muy acertado ese comportamiento en la vida de quienes compiten dentro del cuerpo de Cristo, que es la Iglesia.
  • 35. Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. (Romanos 6.6) Es lamentable como a nivel mundial, muchos de los ministros dentro de todas las religiones quieren solamente ser vistos y tratados con honores, olvidando así que es aún mucho mejor ser visto por Dios para honrarle a él. Estos son quienes hacen sus propios cultos racionales, conforme a sus desviados pensamientos y conforme a sus erradas doctrinas. A estos eran a quien el mismo Jesús les llamaba hijos del diablo, pues no se comportaban como verdaderos hijos de Dios, pues no daban testimonio vivo del amor y la unidad en Cristo Jesús. El creyente de hoy en día ha puesto su mirada en las cosas de este mundo, y lo podemos ver reflejado en quienes dentro del ministerio, sea cual sea el ministerio que ejerza, compiten por un objetivo. Por más bueno que parezca ser ese objetivo, lo único que están haciendo es satisfacer su ego, más que satisfacer al mismo Señor, olvidando el motivo de su llamamiento santo, que es estar unidos en un cuerpo para toda buena obra, sirviéndonos los unos a los otros con amor sincero y puro, así como Dios nos ha amado, para alabanza de su nombre.
  • 36. Así también el creyente está compitiendo dentro del ministerio, contra su propio cuerpo y contra el cuerpo de Cristo, arraigando en su corazón, el mismo deseo homicida de satanás. Muchos con artimañas y astucia dentro de las congragaciones han alcanzado subir como la espuma, sin que Dios sea el que los lleve, y han hecho con esto un sentido de propiedad que los ha vuelto egoístas; dejándose así cegar por el sentimiento de poderío absoluto. Pasando por encima de cualquiera que se les cruce en su camino, sin importarles ni pensar en el daño que puedan estar ocasionando. (1Juan 3.15)Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida. Se han vuelto homicidas al igual que el padre al que sin pensarlo, están imitando con sus malas acciones de competencia. Profesando ser hijos de Dios, están negando con sus hechos el ser verdaderamente reflejo del Dios que creen servir. Tendrán apariencia de piedad, parecerá y dirán que aman, pero es un hecho que competir dentro del Cristianismo, es una señal de no ser un hijo de Dios, justo; y sabemos que la medida de Dios para la justicia es un balance exacto, una actitud humilde,justa,integra y perfecta. En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo, todo aquel que no hace justicia y que no ama a su hermano, no es de Dios. 1Juan 3.10
  • 37. El Señor nos ha dado dos instrucciones de la cual depende toda la ley, Marcos 12.29.31 nos recuerda cuáles son esas instrucciones. 1 -“Amarás al Señor tu Dios y 2 -“Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Podría entonces quien pisotea a su prójimo dentro del cuerpo de Cristo, estar verdaderamente amando a Dios? O se ha dejado engañar así mismo? Podría estar siendo agradable al Señor, quien sienta aires de grandeza contra los miembros del cuerpo de Cristo, dentro y fuera de su congregación? Déjame decirte que quien tal haga, ha dejado su rumbo y ha tomado otro camino. Está en el camino correcto, aunque no caminando correctamente. Juan nos aclara como debe caminar un hijo de Dios, Juan 14.6 Jesús dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Y cuando el Señor dice que nadie, entonces ese es nadie. Y en 1Juan 2.6 El Señor nos aclara que quien le conoce debe andar como él anduvo. “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.” Por ese motivo es que debemos de en todo momento permanecer fieles al Señor,para así ser fieles en su obra,y ser files con quienes también han sido llamados a cruzar la meta en esta carrera a la eternidad.
  • 38. Capítulo 6” El camino a la eternidad diferencia de lo comúnmente visto en una competencia, el único competidor con el que debemos estar en contra es con nosotros mismos;contra nuestra propia humanidad;no hay alguien más. Pablo en una ocasión le escribió una carta a Timoteo, y podemos estar seguros que cuando lo tenía en persona se lo recordaba aún más, y le decía: o Timoteo, ten cuidado de ti mismo y de la doctrina, persiste en ello, (En tener cuidado) pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren. (1Timoteo 4.16). Debemos tomar en cuenta las últimas palabras que le dice Pablo a Timoteo; te salvarás a ti mismo. Sabiendo que estaría haciendo conforme a la voluntad de Dios y no conforme a sus pensamientos, y esto no solo le sería beneficioso a él, sino que también a los que le oyeren, para que así mismo los que le oyeren fuesen instrumento para otros, y así cada uno hiciere lo correcto y agradable al Señor. A
  • 39. Quiere decir esto, que hay quienes también necesitan conocer al Señor y crecer en él. Juan 3.16 dice: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. No por algunos, vino el Señor, sino que vino por todos y para todo aquel que en él crea, le da la potestad de ser hecho su hijo. (Juan 1.12) Por lo tanto, quienes ya tenemos el más grande privilegio de ser hijos de Dios, debemos de mostrar al mundo ese mismo amor; y cuanto no más se lograría si hiciéremos la obra del Señor, unidos en un cuerpo, juntos y en armonía. Sin duda alguna hay quienes vienen atrás de nosotros y que necesitan alcanzarnos para estar a nuestro lado y así juntos correr la carrera a la eternidad, o hay quienes necesitamos alcanzar a los que van delante de nosotros, para juntos cruzar la meta. ¿Recuerdan a mi amigo Jasón y el partido de fútbol? ¿Cómo olvidarlo verdad? Cuánto no más deberíamos estar unidos quienes somos parte del cuerpo de Cristo; sin olvidar que Cristo es la cabeza y nosotros miembros con diferentes funciones, pero unidos, nutridos y enlazados por las coyunturas y los ligamentos, creciendo con el crecimiento de Dios. Todos con un mismo propósito. La carrera a la eternidad es muy diferente a cualquier otro tipo de carrera.
  • 40. ¿Recuerda el semáforo? En la vida habrán muchos que se acercan a ti con el propósito de competir;solo que la diferencia la haces tú, pues quien ya ha adoptado y se ha acostumbrado a ese estilo de vida de competencia, es muy probable que no lo cambie, pues de esa manera ha obtenido sus logros personales. Pero tú y yo aún estamos a tiempo de no caer en esa trampa y así poder hacer verdaderamente la voluntad de nuestro Padre celestial. Durante muchos años he tenido el privilegio de servirle al Señor donde quiera que Dios me ha permitido estar, y siempre lo he hecho en lo que él ha querido y como él lo ha querido, sabiendo y teniendo muy claro que lo que hacemos lo debemos hacer como para él, para su gloria, y conforme a su voluntad y no a la nuestra. Una de las más arraigadas palabras que guardo en mi corazón cada día para servirle al Señor; son entender que yo no nací para competir, sino que nací para servir, sabiendo que cuando sirvo a otros, al Señor sirvo y de esa ministración a los demás, mi vida se verá beneficiada, claro está que no lo hago por saber que voy a recibir un beneficio, sino más bien lo hago porque sé que de eso se agrada el Señor y que hemos sido creados para alabanza de su nombre. Que privilegio saber que podemos servirle al Dios que nos dio la vida, al único y sabio Dios, creador de los cielos y la tierra, y de todo lo que hay en ella.
  • 41. Así he servido en la música, en consejería,con los matrimonios, con los jóvenes, en escuela bíblica, en el Pastorado, y aun en lo que no he pertenecido también he servido. Muchos esperan a ser nombrados en un puesto para comenzar a servir, pero déjame decirte que es mucho mejor servir sin que tengas un nombramiento que todos puedan ver, así sabrás que estas sirviendo de una manera natural en la nueva naturaleza espiritual, y no por obligación tan solo porque el puesto te lo demande. Debemos recordar que ya hemos obtenido un puesto ministerial, y es ser administradores en el reino de Dios, no debe pasar de nuestro lado la oportunidad de hacerlo bien.Ahora y en ese momento es cuando los verdaderos adoradores adorarán en espíritu y en verdad, con su estilo de vida,de la manera mas natural y humilde. Nunca he tenido que pasarle por encima a nadie de una manera deshonesta con tal de estar sirviendo en lugares o puestos de autosuficiencia para muchos. Por qué digo puestos de autosuficiencia? Porque muchos creen que por su gran “superioridad “es que están donde están, y olvidan que si están donde están es por misericordia de Dios y para gloria del Señor, y no para gloria de ellos mismos.
  • 42. Nunca veo los puestos como un trofeo,sino más bien los veo como un privilegio y que sin importar el nombre del ministerio siempre es un honor servir al Señor, y entre más personas estén a nuestro lado sirviendo en lo mismo ,mejor es el trabajo que se hace y mejor es el resultado que se obtiene. Mas aun así, siempre han habido personas que se levantan creyendo que yo estoy allí para competir, creen que se les está quitando algo que no es ni de ellos, ni para ellos, olvidando que todo es del Señor y para el Señor que los ha escogido para servir. Esas personas son quienes han permitido entrar a sus corazones el deseo de competencia; son quienes no han puesto sus ojos en el autor y consumador de la fe, y han puesto su mirada en las riquezas de este mundo que tienen más que ver con la soberbia y la vana gloria,y cosa que no tiene que ver en nada con el dinero. Movidos por la tendencia espiritual de hoy en día,llamado”Nivel Espiritual”, son arrastrados a sentirse más que otros y así llegan a menospreciar a quienes el Señor ha puesto a su lado, para edificación de la obra del Señor que los llamó. Personalmente me ha ocurrido en muchas ocasiones que he tenido que ceder los puestos de privilegio para otros,y no porque desprecie el llamado de Dios para mi vida, sino que con el fin de que las personas puedan entender que lo que importa no es el puesto que tengas, sino el corazón que tengas para servir en cualquier puesto.
  • 43. En una ocasión se acercaron dos hombres a orar delante del Señor; creo que conoces la historia! Lucas 18.9:14 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicado. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido. ¡En cuantas de infinidades de veces he escuchado ese tipo de oraciones! Ocurre muy comúnmente en los momentos de adoración, y comúnmente son quienes no reconocen sus errores, pues sienten que caminan en otro nivel más que los demás quienes hacen este tipo de oraciones: Señor, cámbialos, Señor, transfórmalos, gracias Señor porque no soy como ellos…
  • 44. Estos son quienes no tienen el más mínimo deseo de ser ellos quienes sean transformados por el Señor para así ser ellos el ejemplo que muchos necesitan ver. Pierden el tiempo de adoración al Señor,ni son transformados,ni permiten que otros sean transformados. ¡Una triste competencia dentro de las Iglesias! Nuestra nueva naturaleza no es para competir Suele suceder que en un equipo existan quienes no quieran a un Aarón y a un Josúe : “Sabes, esto es un equipo:Dicen algunos, pero hay muchas cabezas.Parece ser que más que un cuerpo, somos un fenómeno”. Quienes piensan y actúan de esta manera,terminan quedando solos,él o ella como cabeza,pues ven a quienes están a su alrededor como una competencia y no como una ayuda.Aunque la mejor opción es sugerir que no apartemos la mirada de la cabeza principal y única que es Cristo,hacen al contrario los que compiten,pues declaran que quienes son parte del servicio,les son estorbo para donde Dios les quiere poner. Creo que olvidan que solo somos parte del cuerpo, y que la única cabeza es Jesús (Pobres).Cuan triste y dañados suelen salir de ese lugar quienes solamente tienen el deseo de servir,hay quienes nunca buscan ser el primero en la fila.
  • 45. En mi caso,yo había aprendido que dentro del cuerpo de Cristo, todos somos números uno. Escuchar de alguien decir que le eres estorbo, muy probablemente no será muy alentador, pero en fin,no habría de ser ningún problema,para quienes saben servir al Señor sin necesidad de tener un nombre que les identifique delante de los hombres. Nuestra vida misma es la que dice delante de Dios, quiénes somos en el Señor y para que nos ha escogido el Señor. Sentido de propiedad En muchos lugares, como de manera modernista, he escuchado la frase, “Sentido de propiedad”. Lastimosamente quienes se aferran a este pensamiento de una manera inapropiada, caen en el pensamiento de que todo les pertenece a ellos, y se vuelven tan egoístas, que olvidan que solamente somos; administradores de la obra y no dueños de la obra. Hay quienes sienten el poderío de una manera absoluta de las vidas de las personas que están a su cuidado, y no para sus caprichos (cabe rescatar), que es en ese momento cuando caen en el error de aprovecharse de los demás, cayendo en los casos más deshonrosos, delante de los hombres, pero aún más perjudicial, delante del Señor. “En todo momento debemos de recordar quiénes somos en el Señor, y lo que debemos hacer en el Señor”.
  • 46. Hay quienes aprovechan esta muy tergiversada frase, “Sentido de propiedad”, para declarar delante del pueblo, que solamente ellos son los dueños del lugar, los dueños del ministerio, y que nadie podrá hacer lo que él o ella están llamados a hacer para el servicio de Dios, (En algo tienen razón, y es que; Sí que no hay que hacer eso, jajaja). Quizá tú hayas escuchado en algún lugar, decir: Aquí nadie más podrá ser lo que yo soy, o quizá hayas escuchado decir: Yo pongo al que quiero y tendrá que hacer lo que yo digo! Podrías estar pasando por esto en este preciso momento. Pero que dice la Biblia al respecto? Mateo 25.15 dice la palabra que Dios dio a unos cinco talentos, y a otro dio dos más que a uno dio solamente uno, pero podemos ver que a cada uno, el Señor les dio, conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Estos hombres pudieron entender que el Señor es, definitivamente el dueño de todas las cosas. Ellos habían recibido un monto especifico cada uno, para administrar, y que el que había recibido cinco, negoció y ganó otros cinco para su Señor, el que recibió dos, también negoció y ganó otros dos, para su Señor, y cuando regresó el Señor de aquellos hombres, dice que arregló cuentas con ellos.
  • 47. Sin duda alguna podemos ver que quienes administraron bien, recibieron de su Señor, una buena recompensa; mas el que recibió un talento, lo escondió, y no solamente tuvo miedo, sino que fue egoísta y no hizo la voluntad de su Señor. Quizá llegó al punto de pensar; bueno, es mío y haré con él lo que quiera! Sabes lo que puede ocasionar el sentido de propiedad mal administrado, en la vida ministerial? Esto es lo que ocasiona cuando egoístamente, guardamos lo que juntos podemos hacer para el Señor. Dios no nos ha puesto en ministerios para sobresalir, al contrario, él nos ha puesto en ministerios para negociar, (En el buen sentido de la palabra), y ganar aún más, para él. Aunque muchas veces se utiliza este pasaje de Mateo 25.15 para ilustrar el esfuerzo como algo que agrada a Dios. En esta ocasión quiero tomarlo como ejemplo de que Dios nos ha encomendado, el guardar como si fuese nuestro, pero el administrar sabiendo que es para él, la ganancia. Esto es lo que ocasiona el sentido de propiedad en los corazones de los hombres que creen ser los dueños de la obra, y caen en el decir dentro de las congregaciones: Me demuestran que…yo quiero que…Yo soy…entre otras cosas que dicen, como si fuera para ellos que se hacen las cosas; y se olvidan así de hacer la voluntad de su Señor, y así terminan enterrando, quizá, el único talento que recibieron de su Señor, según su capacidad.
  • 48. El sentido de propiedad mal administrado, te podría volver un egoísta empedernido, y llegar a olvidar que el Señor de la obra es Dios y que nosotros somos sus siervos. Pablo nos lo recuerda diciendo que hay un Dios y Padre de todos; ni tú, ni yo, somos los dueños. Dios es quien está sobre todos y sobre todo; él es quien está en el trono y reina con poder. Podemos ver como dentro de los ministerios existen quienes dicen que solamente ellos o ellas son quienes son guiados por Dios. En ocasiones topé con quienes me decían que yo no podía tener la razón en asuntos espirituales, pues yo no era ni igual al Pastor, y mucho menos mejor que el Pastor. Por más que sea verdad que Dios te haya puesto algo en el corazón para hacer o decir, cuando hay un sentido de propiedad en los líderes religiosos, es muy probable que te vayan a querer estorbar y opacar la luz que hay en ti. Un mal consejo sería decirte que te callaras o que no actuaras, pero más bien te digo que hagas y digas lo correcto, sabiendo que estas obedeciendo a las voz del Señor. Ay de quienes te quieran estorbar, cada quien le dará cuentas al señor, y si en realidad estás haciendo lo correcto, entonces Dios te va a respaldar, eso sí; debes hacerlo con sabiduría y amor.
  • 49. Quienes han arraigado el sentido de propiedad en sus corazones, dicen de sí mismos; Dios no me ha revelado nada, así que nadie puede hablar, pues yo soy quien apruebo lo que sí es de Dios y lo que no es de parte de él. En el mejor de los casos, un ministro guiado por Dios, tendrá cuidado desde un buen principio, de a quien permite que se levante en un pulpito en nombre de Jesús, para hacer o decir lo que en apariencia Dios le ha puesto a decir o hacer. Recomendación tenemos en la palabra para saber probar los espíritus, para saber si son o no son de Dios. Para esto tenemos las escrituras, para no hacer conforme a nuestro parecer, sino que lo podamos pesar a la luz de la palabra, (1Juan 4:1), nos dice: Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus para ver si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido al mundo. Y a la verdad que no estamos para que el mundo sea confundido y se pierda, sino para que el mundo conozca al Señor y Salvador del Mundo. Habrán quienes se sienten inspirados por Dios, pero Juan nos recomienda ponerlos a prueba, y tampoco debemos olvidar las instrucciones de Pablo a Timoteo, donde le menciona no solo el cuidado de sí mismo, sino también le recuerda que haciendo y diciendo correctamente lo que desde niño había aprendido de las sagradas escrituras, haría no solo salvar su alma, sino que haría salvar a quienes lo oyeren.
  • 50. Debemos entender que hay cosas que parecen buenas, pero no todo es tan bueno como parece; y el hacer las cosas bien, no quiere decir que se están haciendo correctamente; y esto es algo que se debe comprobar, (Efesios 5.10), para saber qué tan agradable al Señor es lo que se dice y lo que se hace. Pablo en este aspecto nos recuerda que todas las cosa nos son permitidas, mas no todas nos convienen, aunque parezcan inofensivas, se deben de analizar y pesar en balanza justa y exacta. Hay quienes están tan inseguros de que Dios verdaderamente los escogió, que toman la posición de Jueces absolutos. Dios a mí me escogió y nadie puede tener más autoridad que mí en este lugar, yo soy, yo voy, yo tengo, yo sí que hago, por lo tanto aquí quien dice lo que se debe y no se debe hacer, soy yo, dicen algunos inseguros. Y por qué digo que inseguros? Porque si estuviesen verdaderamente seguros de que Dios los llamó, entonces no se preocuparían más que por hacer lo que es correcto, conforme a la voluntad del Señor que los llamó. Esos son quienes sienten y confiesan que están caminando en otro nivel espiritual, mayor que cualquier otra persona, Y no olvidemos que ese sentir de superioridad, proviene de alguien que tiene un corazón competitivo y que la competencia dentro del ministerio, trae consecuencias graves.
  • 51. Cuando alguien en lo natural, nota que tiene una posible competencia a su lado, muy probablemente actuará de la peor, deshonrosa y comúnmente forma en como el mundo actúa. Pasar por encima de quien se le ponga en frente, desacreditando en lo más que pueda ser posible a su oponente, con tal de que su aparente oponente no obtenga lo que a él o ella le ha costado obtener. Es muy común pensar en que como es posible que alguien, ya sea nuevo en un trabajo, o joven en una disciplina, pueda llegar a tener tan rápidamente lo que a él o ella tanto les ha costado, y esto les lleva a hacer lo indebido (crece la envidia). Aunque es en muy pocas ocasiones en que se pude ver que alguien opte por la manera decente y correcta, tal y como es esforzarse para que en todo momento dé lo mejor, sabiendo que quienes siempre dan lo mejor no van a recibir lo peor; esto es en lo natural, lo hagan de corazón y sin dañar a nadie más.
  • 52. También ocurre en los ministerios. Aunque no debería de ser así, lamentablemente también ocurre dentro del cuerpo que profesa conocer y amar a Dios; trayendo consecuencias naturales y espirituales, tanto para quienes se comportan de esa manera, como para quienes son víctimas, y perjudicando también a las futuras generaciones que creerán que esa es la manera en cómo se debe ganar un puesto dentro del servicio al Señor, en el ministerio que sea que hayan sido llamados. Quizá alguna vez has escuchado un dicho que dice; una manzana podrida, pudre a las demás. Pues esto es tan cierto como que un mal maestro enseñe a otros para que algún día estos que fueron enseñados, enseñen lo que una vez aprendieron. Si aprendieron mal, enseñaran mal, aunque creyendo que han aprendido bien, y que por lo tanto, están enseñando bien. Debemos de ser luz y no tinieblas; mas hay quienes se han conformado a este siglo, y han experimentado que ese estilo de vida les ha sido tan beneficioso, que han preferido vivir así, el camino hacia la eternidad.
  • 53. Capítulo 7” Puestos para llevar fruto uienes se han conformado y han aceptado en sus vidas los rudimentos de este mundo, son quienes están buscando su propia gloria, y no han entendido que solamente han sido puestos para dar gloria a Dios con su manera de vivir, siendo testimonio vivo del amor de Jesús en sus vidas. Nuestro Señor nos ha escogido, para que llevemos fruto, y que ese fruto permanezca. Por lo tanto, no es acaso mejor hacer la voluntad de Dios, llevar fruto y así recibir de él los beneficios que sabemos que son aún mejores que las cosas que por nuestro pensar creemos que son de bendición para nuestras vidas. En lugar de estar compitiendo en contra de quien está a tu lado en el ministerio? Q Juan 15.16 dice: “No me elegisteis vosotros a mí ,sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo de”.
  • 54. Debemos de tener muy en claro, que la competencia ministerial, no es lo que Cristo quiere para su Iglesia, pues él nos dejó un claro ejemplo de servicio. Jesús, siendo el Señor, no vino a ser servido, sino que vino a servir. Juan 13.14 Pues si yo, el Señor y maestro, he lavado vuestros pies, vosotros debéis lavaros los pies los unos a los otros. En el mundo, esto de no llevar fruto, podría verse desde cierto punto de vista, muy normal, pues cada quien busca lo suyo propio. Pero en el ministerio, dentro y fuera de cuatro paredes, no debería ni puede faltar un buen fruto. Santiago 4.17 no nos engaña cuando nos recuerda que al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado; esto por la misma razón de que ahora nuestra naturaleza es otra, no la pecaminosa, sino la que es en Cristo Jesús. Ese fruto que debe de permanecer en nosotros, es el fruto del amor, pues debemos de recordar que el Señor nos ha dado un gran ministerio como lo es el ministerio de la reconciliación. Para que el hombre sea reconciliado con Dios, por medio de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros.
  • 55. El gran problema de que la Iglesia de Dios, no está dando fruto que permanezca, es por permitir que la competencia ocupe un gran campo en el corazón del creyente, y en lugar de estar reconciliando al hombre con Dios, más bien se le está siendo causa de tropiezo. Quienes le servimos al Señor, debemos de saber que no podemos hacer lo que a nosotros nos parece que es bueno, sino que se debe hacer lo que ya el Señor ha establecido, pues sabe Dios lo que verdaderamente es bueno y agradable, delante de él. Por lo tanto en nuestro fruto, no debería de haber variación, en nuestro trato con el cuerpo de Cristo, con cada miembro, no debería de haber variación, pero tristemente la hay. Lamentablemente es, hoy en día, muy común, dentro de las congregaciones que han sido llamados a proclamar las virtudes de aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. Hay quienes se han olvidado que somos un pueblo, que debe de estar unánime, juntos y en armonía, pero cada quien ha corrido por otro camino que nos es Cristo, pues Cristo no vino a competir, ese no era el fruto que caracterizaba a Jesús. Toda buena dadiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación. Santiago 1.17
  • 56. Jesús no vino a vivir sus propias leyes, él vino a cumplir la voluntad de su Padre, él no era egoísta, no buscaba la fama ni el renombre, él vino a buscar lo que se había perdido. Mas hoy en día hay quienes dicen tener a Cristo en sus corazones, pero no permiten que se vea Cristo reflejado en su carácter. A muchos no les importa cuántas ovejas se estén perdiendo y siendo robadas por el ladrón que solo vino a robar, matar y destruir, claro; mientras estén los ministros de Dios compitiendo por buscar la grandeza, eso les es satisfactorio, pues han puesto sus ojos en las riquezas de este mundo, y su corazón está en el tesoro de la vanidad. Se está más ocupado en lo que se puede lograr personalmente, para engordar el ego, que en lo que se pueda lograr para el Señor, y así están siendo arrastradas las miles de almas, nuestras familias, los miembros de nuestras congregaciones, nuestros vecinos,amigos,compañeros de trabajo, y hasta nosotros mismos, a la condenación eterna. Hay quienes están tan cegados con sus puestos, que olvidan por completo, que han sido puestos para servir. Injertados para ser árboles que dan fruto.
  • 57. Nunca me ha gustado hablar bien de mí mismo; pues quién va a decir algo malo de sí mismo, casi siempre contamos lo buenos que somos o algo bueno que hemos hecho, pero en esta ocasión, quiero ser uno más que cuenta lo bueno que ha hecho, jajaja. Recuerdo en un tiempo como por un lapso de un año y medio fui pastor de una pequeña iglesia. Siempre me sentía un poco incómodo de que me llamaran pastor, prefería que me llamaran por mi nombre, así podría hacerle ver a quienes estaban a mi lado, que en el Señor no hay nadie más que otros. Hoy en día no soy el pastor de ese lugar, aunque sigo sirviendo en ese lugar, y no solo en ese lugar, sino que también sirvo donde todos somos probados a ser hijos de Dios, fuera de las cuatro paredes y del nombramiento ministerial. Recuerdo en una de tantas ocasiones en mi lugar de trabajo, sin que las personas me conocieran con que yo era o no pastor, me pedían oración por diferentes situaciones, se me acercó una compañera de trabajo para pedirme oración por otra compañera de trabajo que tenía un pequeño problema de cuájalos de sangre en su cabeza, quizás estés pensando que era obvio que yo orara por ella pues aunque ya yo no era pastor, tenía ese llamado y mi corazón estaba acostumbrado a servir, pero aunque sí oré por ella, no deberíamos de pensar en servir como una obligación al llamado, o porque el puesto nos obliga a hacerlo.
  • 58. Sucede así con otros, pero con los que aman a Dios no deberían de servir por obligación, sino más bien por amor. Hay muchos que si no son parte de un ministerio en su congregación, entonces no sirven al Señor fuera de su congregación, a como hay otros que sirven solo por obligación a su puesto y cuando dejan ese puesto, entonces dejan de servir donde es aún más impactante servir, y eso es fuera de su congregación. Recuerdo que esa vez que oré por esa mujer, en lugar de orar por su cabeza, oré por su vientre, al tiempo supe que los problemas de su cabeza eran por problemas que tenía en su vientre. Dos meses después, quedó ella embarazada, y los doctores no se explicaban como el útero de esa mujer, volvió a tomar la posición normal, pues ese útero estaba al revés. Basta que alguien se olvide que es necesario un puesto para servir y comience a servir, para que Dios haga lo que él quiere hacer. A partir de ese día, cada vez que alguien tiene una necesidad, me llaman para que ore por ellos o por alguien más que necesite oración, como me sucedió con la madre de una mujer extranjera, que había sufrido un accidente de tránsito, el problema es que ella estaba en Costa rica y su madre en Estados Unidos.
  • 59. Me llamaron y oramos, y al siguiente día ella había recibido una llamada que alegraría su corazón, pues su madre estaba rápidamente recuperada, más de lo que los médicos habían declarado de lo que iba a ser su recuperación, y así tantas cosas como por ejemplo orar por el tobillo de un jugador de futbol, al que su doctor le dijo: Esteban, tardarás una semana en recuperación. Pero aunque era un jugador de un equipo al cual no soy aficionado, recordando que fuimos puestos para servir, ese día oré por él, y al instante su tobillo se desinflamó, y como era de suponer, su médico se sorprendió. Es cuando entiendes que has sido puesto para llevar fruto, y no esperas ser parte de un ministerio reconocido para comenzar a servir, que verdaderamente sin saberlo, estás haciendo la labor en el ministerio en que Dios te ha puesto, y recibiendo aun sin notarlo al instante, y aun así sin tenerlo en esta tierra, los tesoros que el Señor acumula para tu beneficio. ¿Cómo aprender a llevar un buen fruto? Para aprender a llevar fruto, es importante tener un ejemplo a seguir, y que mejor ejemplo que Jesús. Nunca está de más, aprender de alguien más, y es muy importante poder reconocer que siempre hay alguien más capaz que nosotros. Es necesario reconocer quien es mejor que uno, y así poder aprender de esa persona.
  • 60. Pero qué pasaría si creemos que nadie puede ser mejor que nosotros, o que no quisiéramos aprender de los demás, porque nos creemos autosuficientes? 1Corintios 3.18,Pablo nos recomienda una muy buena opción para lograr mejorar nuestra vida, siempre es bueno ser mejor que ayer y buscar hacer las cosas de mejor manera, no todo lo sabemos, ni todo lo podemos, si primero no se aprende de quien sabe. Acaso cuando nacemos, nacemos hablando o caminando, o acaso sabemos resolver los problemas de matemáticas en el primer grado de escuela, no verdad, primero debemos de aprender. No vamos primero a la Universidad, sino pasamos primero por el colegio; como decía mi abuelo, nadie nace aprendido. Y Pablo nos dice: “Nadie se engañe así mismo; si alguno entre vosotros se cree sabio en este siglo; hágase ignorante para que llegue a ser sabio”. Definitivamente estamos para aprender cada día, los unos de los otros. Muy probablemente, dependiendo de qué clase de corazón tengamos, así vamos a tener la posibilidad de aprender. En Mateo 11.29, Jesús nos dice: Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón y hallareis descanso para vuestras almas.
  • 61. Nos está diciendo el mismo Señor Jesús, que es necesario aprender, si no hubiese sido necesario, entonces él nos lo hubiese dicho, es una realidad. Es bueno aprender de alguien más; así pasó con los discípulos, ellos ni siquiera se parecían a Jesús, antes de conocerle a él. Y cuando aprendieron, aprendieron, y quienes los veían y oían hablar, reconocían que ellos andaban con Jesús, pues lo que Jesús hacía, ellos también lo hicieron. Si no fuese necesario aprender de alguien más, entonces hoy en día solamente se necesite creer que Jesús es el Salvador, aunque el creer no es solamente tener consiente algún pensamiento, sino que creer me lleva a actuar. Si yo creyese que puedo volar, entonces no tomaría el auto todos los días, sino que alzaría vuelo desde mi casa al trabajo, y así ahorraría gasolina, (Tan cara que está). Aprended de mí, dijo Jesús! Vivir una vida ministerial, sin humildad, sin amor y sin santidad, es acaso una señal de que hemos aprendido de Jesús? No era ese el carácter del hijo de Dios, verdad. Más en estos postreros tiempos hay hombres y mujeres que por creer que son mejores que los demás, no han querido aprender a llevar el yugo y la carga de Cristo, para ser como Cristo.
  • 62. Podemos reconocer aun así, si nosotros somos esos hombres que se sienten superiores, pues la principal característica es la falta de humildad para aprender de quien este a su lado, no necesitan aprender pues creen saberlo todo, aun cuando hablan palabra de Dios, si se les corrige en algún punto en el que hayan estado equivocados, hacen creer que no estaban equivocados, solo que nadie, dicen ellos; entiende el mensaje de Dios en su boca. Son quienes no necesitan un equipo de trabajo, pues nadie es mejor que ellos, no aceptan la corrección ni la exhortación, y ven a su hermano, en un nivel inferior al nivel que ellos declaran estar, porque solo lo declaran, pero no lo demuestran. Acaso no son mejor, dos que uno? Acaso no podríamos aprender muchas cosas, el uno del otro? Tendríamos, sin duda alguna, mejores herramientas para la obra del Señor, si todo el cuerpo estuviese unido, para llevar buen fruto. “Romanos 12.3” “Ninguno tenga mayor concepto de sí mismo, sino que piense de sí con cordura”.
  • 63. Capítulo 8” Vivimos para servir ecuerdo hace muchos años servía en una Iglesia cerca de mi residencia en ese entonces. Era una tarde de sábado y los jóvenes del lugar y yo, ministrábamos al Señor; yo estaba en el grupo de música, y cuando acabábamos de entregar el pulpito para la predicación; mi gran amigo el Pastor Rusvelt Arce, me llama aparte y me dice: Podrías ir al pasillo y ver que le sucede a nuestro amigo Juan? Con mucho gusto, le contesté, y fui a ver qué era lo que estaba ocurriendo con nuestro amigo. Mi amigo Juan hacía poco tiempo que había llegado a la Iglesia y se estaba integrando como nuevo miembro. Pensará usted, por qué no fue el Pastor para ver qué era lo que le ocurría a un miembro de su Iglesia, al fin y al cavo era trabajo del Pastor? Yo había bajado del pulpito esa tarde, y a él le tocaría llevar la palabra; como entre él y yo, no existía ninguna competencia, entonces él podía encontrar en mí, a alguien en quien confiar y sentirse apoyado. R
  • 64. Yo estaba a su lado para apoyarlo en lo que él necesitara, y podía estar seguro de que yo no competiría contra él, ya que nuestro servicio era para el Señor, lo teníamos muy claro. Fui al pasillo donde se encontraba Juan, y él estaba sentado en el suelo. ¿Te sucede algo, Juan? Le pregunté, y me miró con una mirada retorcida y sus ojos en blanco, con una respiración como de un toro embravecido. ¡Jehová te reprenda Satanás, en el nombre de Jesús! Exclamé a gran voz, y en ese momento su cuerpo comenzó a retorcerse y estremecerse como una serpiente al haber escuchado el nombre de Jesús. Probablemente en ese momento mi voz se escuchó por todo el lugar, porque de inmediato llegaron mis hermanos al apoyo.; la hermana Marielos y mi hermano Rusvelt; y Juan esa tarde fue liberado de un espíritu que hace muchos años le atormentaba. Vivimos para Servir Nunca debemos de olvidar que la obra en la que servimos, es del Señor, así será más fácil hacer lo que Dios quiere y no lo que a nosotros nos parece. La obra es del Señor y nosotros somos sus obreros, somos árboles que deben de dar fruto, y buen fruto.
  • 65. Mas aún hay quienes han olvidado esto, y en lugar de edificar, destruyen con sus manos lo que más bien hay que edificar, olvidando que un reino dividido contra sí, no prevalece, y esta pronto a su destrucción y desolación. Muchos no toman como ejemplo la vida de la mujer virtuosa porque quizá en primer lugar, no son mujeres, y otros porque probablemente no están casados o casadas y piensan, bueno; yo no tengo familia, no tengo hijos, entonces no tengo como edificar mi casa, y no tengo como derribarla porque no hay, ni hijos, ni esposo o esposa. Quienes creen que el pasaje de la mujer virtuosa es solamente para la mujer virtuosa, aunque es muy obvio que está hablando de una mujer, están un poco equivocados, pues este pasaje se puede aplicar para cada uno de nosotros como una característica que cada creyente debe de tener en su nueva naturaleza en Cristo Jesús. Acaso no debemos de edificar nuestra propia vida, indiferentemente de que seamos hombres o mujeres? Quizá no tengas hijos, pero tienes Padres y hermanos, y si no los tienes, acaso no tienes una familia en Cristo, que debe de ser edificada, no es quien tienes a tu lado, tú hermano en Jesús? Acaso no es tu cuerpo esa casa donde mora el Espíritu Santo de Dios, y no debe acaso ser cada día edificado para gloria del Señor?
  • 66. Cada uno de nosotros como hijos de Dios, debemos de edificar, y no de derribar, por eso no podemos permitir que los aires de grandeza interfieran en el servicio al Señor, para que no vengan a ser debilidad contra nosotros mismos. Que habría sucedido ese día, si el Pastor no piensa de el mismo con cordura? Pues muy probablemente nuestro amigo Juan, hoy en día seguiría siendo atormentado por ese espíritu. Y aun así podemos ver en muchas congregacio nes, división, enemistades , pleitos, ira, contienda; y podría prevalecer un reino dividido de esa manera? Lucas 11.17:18 Nos da un claro ejemplo de que aun si Satanás estuviese dividido contra sí mismo, entonces ese reino dejaría de existir. Claro está que un día ese reino dejara de existir, no precisamente porque este dividido entre sí, sino porque está dividido del reino de Dios y su justicia. Entonces mi querido lector, cómo permaneceremos y prevaleceremos si en el ministerio estamos divididos? Difícilmente podremos permanecer en pie. Nuestra ciudadanía es celestial, y tenemos que tomar el rumbo correcto, por el único verdadero y camino para llegar a la patria celestial. Los aires de grandeza hacen que el hombre esté cada día más lejos de reconciliar al mundo con Dios.
  • 67. Debemos caminar por el camino, conociendo el camino, y de la manera correcta a como se debe caminar por ese camino que es Jesús, conforme a la medida, a la estatura del varón perfecto. Entonces porqué la competencia dentro de las congregaciones? El Señor nos ha llamado a ser como él, que es manso y humilde, y a que vivamos una vida en santidad e integridad, poniendo nuestra mirada en todo momento, en las cosa de arriba, y no en las de la tierra. En estos tiempos el creyente promedio, ocupa su tiempo en buscar las añadiduras, más que deleitarse en el Señor. Llenan sus corazones con la tanta grandeza ministerial que han alcanzado, que dejan de lado la humildad de corazón, y olvidan así que sin santidad nadie verá al Señor. Sea quien sea la persona, o crease quien se crea, así haya alcanzado y logrado en cualquier área de la vida, ya sea personal o ministerial, y esté en lugares y puestos de privilegio; debe de saber que, sin santidad, nadie vera al Señor. Pero qué tan importante es que un hijo de Dios, sea verdaderamente humilde? El Salmo 147.6, nos dice que, Jehová exalta al humilde y humilla a los impíos hasta la tierra, o en términos más comunes, al impío lo humilla por el suelo, hasta los más bajo, y no porque Dios sea un Dios que se complace en humillar
  • 68. Sino que cada quien siembra lo que quiera, y definitivamente cosechará lo que haya sembrado. Acá podemos ver en este Salmo, como el ser humilde te llevará a tener un grado de exaltación, y no precisamente por haber competido, y lo mejor aún, que el premio no será el que tu buscas, sino que aún mejor, el que Dios te vaya a dar y de la manera en la que Dios te vaya a exaltar, que no será muy parecida quizá, en la que tú y yo muchas veces nos imaginamos. Debemos de tomar en cuenta la definición de la palabra, impío, ya que muchos la relacionan solamente con el pecador que no conoce a Cristo, entonces se desentienden que este término pueda estar siendo un estilo de vida en sus vidas. Veamos cómo esta definición nos muestra que el impío es alguien que carece de la virtud de la piedad o de fe en Dios. Por lo tanto que, si los creyentes carecen de piedad, aunque tengan el mayor de los puestos nombrados o inventados, entonces son impíos .Los creyentes que carecen de piedad, se comportan como impíos, a los cuales el Señor los humillará; pero quienes se humillan son realmente imitadores de Cristo, pues no carecen de piedad, así como Jesús nunca careció de piedad y amor. Hebreos 6.10 nos recuerda que Dios, definitivamente dará un pago por tu buena obra, así que entonces no hay porque buscar de la manera inadecuada, la bendición espiritual.
  • 69. Porque Dios no es injusto, tampoco debemos de ser injustos, y así mostrar la misma solicitud, hasta el final, sabiendo que Dios no olvida nuestra obra, y trabajo en amor, que hayamos mostrado en su nombre. Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios. Así que nunca olvides que no hemos sido creados para competir con tal de buscar la alabanza y el reconocimiento, sino que hemos sido puestos por Dios, para servir a los santos, sabiendo que Dios mismo se encargará, no solo en este mundo, sino que también en la eternidad, dará la alabanza a cada uno.(1Corintios4.5). No puede un hijo de Dios, ser falto de virtud alguna que se manifieste en el fruto del Espíritu. Si de tal manera Dios amó, y nosotros debemos de amar como Dios nos amó, entonces nunca debe de faltar el servicio, los unos a los otros, mayormente a los de la casa. Deberíamos entonces, hacernos esta pregunta. ¿Por quién murió Cristo, y para que resucitó? Definitivamente Jesús murió, por todos, y resucitó para darnos vida eterna juntamente con él, y nos hizo coherederos de su naturaleza santa y eterna.
  • 70. Entonces bien, si Cristo lo hizo por y para todo aquel que en él crea, entonces por qué deberíamos nosotros pretender el querer tener algo tan maravilloso, solamente para nosotros? No estaríamos siendo un poco egoístas? Juan 3.16 Nos enseña que, De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su unigénito hijo, para que todo aquel que en él crea no se pierda, si no que tenga vida eterna. Una opción que todo ser humano tiene; no para unos solamente, sino para todo aquel que crea. Y cómo privar de esa bendición, a otros. Todos tenemos la posibilidad de vivir para él, y de ser salvos por él. “Dios no hace acepciones” Ahora bien, si Dios, siendo Dios, no hace acepción de personas, porqué nosotros sí las hacemos? Santiago 2.1”Hermanos míos, que vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo sea sin acepción de personas”. Hay quienes lastimosamente, sin importar quienes se salven o no, prefieren pasar por encima de los demás, compitiendo por un puesto, dentro del ministerio, dejando de lado la restauración de quienes están necesitados.
  • 71. Pero porqué dejar pasar la oportunidad de ser competente, por ser competitivo, cuando más bien Jesús nos dice que debe de haber en nosotros, ese mismo sentir que hubo en él, por la humanidad? Entonces queda claro, mi querido hermano, que en nuestros corazones el único deseo que debe de arraigarse cada día más, es el mismo deseo que hubo en el corazón de Jesús. Ese deseo de que los hombres procedan al arrepentimiento, y cada quien pueda volver al Dios que los creó. No debería de haber entonces, ningún motivo alguno por el cual estemos aferrados más a un ministerio, que al mismo Señor del ministerio. No porque el ministerio no sea importante, sino para que sea el Señor, quien nos ponga en lugares de honra, y no sea en nuestras fuerzas ni en nuestro parecer, y así cuando estemos en ese puesto de privilegio, sirvamos al señor con toda libertad y amor, y ni tu ni yo lleguemos a competir con nadie, sabiendo que somos uno, en Cristo. Haya pues en vosotros ese mismo sentir que hubo también en Cristo Jesús, Señor nuestro, el cual siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse. Filipenses2.5
  • 72. Deuteronomio 10.17: Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas, ni toma cohecho; Quizá muchos dirán; bueno, yo me aferro al ministerio, por amor a las almas, y si no me aferro al puesto en el que sirvo, cómo demuestro a las personas, que el Señor es el que salva? ¡Ya lo dijiste! El Señor es el que salva, por lo tanto, si nos aferramos a él, hará él en nosotros, será él quien fluya y nosotros solamente seremos ese vaso de honra, que el Señor quiere usar, y no esos vasos de deshonra. La altivez y la autosuficiencia podrían jugar un papel muy importante en nuestras vidas, si no estamos humildemente y confiadamente tomados de la mano del Señor. Lo podemos leer en la palabra, cuando aquellos hombres en aquel día le dirán al Señor; Señor, Señor. En tu nombre hicimos esto, hicimos lo otro, logramos tanto que ni tiempo me daba de buscarte, te servía mucho, así que debería de recibir un mejor premio que todo lo que obtuve? Y qué les dirá el Señor? Apartaos de mí, hacedores de maldad, no os conozco.
  • 73. Dependiendo de cuál sea tu meta, así será tu carrera Depende de dónde tengas, y en quien tengas puesta tu mirada, lo que te hará tomar el rumbo correcto o incorrecto en la vida. Será dependiendo de esto, lo que nos llevará a convertir nuestra carrera en una competencia. No olvidando, que nacimos para servir y no para competir.
  • 74. Capítulo 9” Carrera hacia la eternidad n esta carrera hacia la eternidad, tenemos nuestra meta es Cristo, y digo nuestra porque no todos tienen la misma meta, o no todos tienen puestos los ojos en Jesús, pues en ese trayecto hacia la meta, es muy posiblemente que nos vayamos a encontrar con alguien que busque satisfacer su sentimiento de superioridad y no la voluntad de Dios. Siempre vamos a encontrarnos con alguien que, definitivamente es mejor que nosotros en cuestión de cualidades y destreza, aunque dependerá cien por ciento de ti y de mí, si desperdiciamos la carrera, convirtiéndola en un campo de batalla. El que alguna persona sea muy buena en lo que se desempeña; eso no lo hace mejor persona que nadie, es bueno y mejor en lo que hace, pero no mejor que nadie, delante del Señor. Recuerda los talentos? A esos tres hombres, su Señor le dio talentos a cada uno, y el deber de cada uno era hacer de ese talento, algo mejor para su Señor. E
  • 75. El que uno hubiera recibido más que otro, no quería decir que al que tuviera menos, se le habría de demandar menos, los tres debían de hacer lo mismo, aunque no hubieran recibido la misma cantidad. El Señor de estos hombres, veía a los tres por igual, no importó que uno tuviera cinco, otro dos, y otro solamente uno. Vemos cuando el Señor les pide cuentas; fue a los tres y les pidió cuentas a los tres; ellos sabían que lo que estaban administrando no era de ellos, ni para ellos, sino que era de su Señor, y para su Señor, y al final era el Señor, quien les iba a dar la recompensa a cada uno. No es de asombrarse que aun dentro de las congregaciones, existen quienes se creen mejor que otros. Obviamente no podemos negar que hay quienes hacen mejor las cosas que otros, pero eso no quiere decir que el Señor los prefiera más a unos que otros; eso no va a sorprender al Señor, recordemos que lo que Dios mira, es el corazón, y un corazón contrito y humillado, no desprecia el Señor. Dentro de las congregaciones en donde he tenido la oportunidad de servir, la mayoría de competencia entre hermanos, se ve dentro de los grupos de música, aunque siempre hay uno que otro grupo de hermanos que compiten contra otros grupos que precisamente no son de música.
  • 76. Por ejemplo: Podemos prestar atención de como el grupo de matrimonios es mejor que el grupo de diáconos, entonces las personas dicen que quienes deberían de servir, deberían de ser los matrimonios y no los diáconos, entre otras cosas por ejemplo. Quedémonos con los grupos de música En los músicos por ejemplo, siempre hay quien toque mejor que otro, y también hay quienes se creen mejor que otros, aunque el problema nos es que se crea mejor, sino que el problema es cómo trate a quien nos es tan bueno como él o como ella y que tanto le afecte el ego, recuerda (Aires de grandeza), eso no debería de ser motivo para decir; ho!, yo soy el mejor y nadie me quitará esta gloria. Aunque esto ocurre en la mayoría de las congregaciones, gracias a Dios en mi congregación no pasamos por ese problema, lo digo porque soy parte del grupo de música, y puedo decir que de mi líder de música, no estoy hablando, jajaja; pero voy a hablar, preste mucha atención. Sabe; cuando yo no conocía a Cristo, la mayor parte de mi juventud, la pasaba cantando en las esquinas de mi barrio, y eran horas y horas, cantando canciones que en nada glorificaban a Dios. Aprendí un poco a cantar de quien hoy sigo aprendiendo, y con quien hoy alabo el nombre del Señor en la congregación donde asisto, con quien antes solía pasar largas madrugadas cantando en las frías calles de mi barrio, con mi gran amigo Edgar.
  • 77. Cuando uno aprende a hacer lo que sea, de alguien que es mejor que tú muy probablemente lo que hagas, lo vas a hacer bien, o puede que hasta lo llegues a hacer mejor. Dentro del cristianismo, todo lo que se hace, se hace con el mismo fin, todo por una misma causa, con un solo propósito, o por lo menos eso es lo que debería de ser, y como debería de hacerse. Fuera del cristianismo, o fuera del cuerpo de Cristo, muchos lo harán de una manera competitiva, buscando su propia gloria. Puedo reconocer que, de quien aprendí, él sigue siendo mejor cantante que yo, pero aun así, no compito contra él para figurar,pero con quien sí compito es conmigo mismo para llegar a hacerlo mejor para la gloria del Señor, y así no olvido nunca, que son mejor dos, que uno. Recuerdo las palabras de un amigo que decía: “Si alguien quiere ser mejor que mí, entonces que lo haga bien y yo le ayudaré a que lo haga mejor”. Alguien que conoce muy bien, cuál es su rumbo, siempre será una columna de apoyo para quienes estén a su lado.
  • 78. Sirviendo con Amor: Yo nací, no como muchos creyente nacen en un hogar cristiano; al contrario, nací en un hogar dividido, un matrimonio separado, y sin una figura paterna a mi lado, pero con una madre ejemplar, esforzada y valiente. Pero no les voy a hablar de mí, sino más bien de quien les voy a hablar, es de mi mamá. No conocí a Cristo, sino hasta mis veintitrés años de edad, pero mi madre conoció a Cristo, muchos años antes que yo, y en mi juventud podía ver como verdaderamente mi madre amaba al Señor, y le servía con amor. Lastimosamente, mi madre hoy en día no asiste a ninguna congregación, y eso me llevó a preguntarle en una ocasión, el por qué el motivo de que ella no volviera a una Iglesia. Ya les mencioné que no nacimos para competir? Ha sí, verdad! Amaos los unos a los otros, sin fingimiento alguno. Cuando tú y yo servimos a otros, debemos entender algo muy importante; no solo Dios es glorificado, pues no solo le estamos sirviendo al Señor, sino que también nos estamos sirviendo a nosotros mismos. No nacimos para competir, nacimos para ser parte de un cuerpo que se ayuda mutuamente, y servir con amor sin fingimiento.
  • 79. En una ocasión, Jesús estaba con sus discípulos y comenzó a lavar los pies de quienes estaban junto a él; sabías esto vedad? Juan 13.5, nos muestra como Jesús siendo el Señor, comenzó a servir a los demás, y más aún, estaba haciendo algo que los demás deberían de haber estado haciendo por él, al fin y al cavo él era el Señor y como no debería de haber sido adorado. Mas él hacía esto, con el propósito de enseñarles una lección a sus discípulos, lección que debemos poner en practica cada día de nuestras vidas y con todo aquel que está a nuestro lado. El Señor les dijo a sus discípulos, que él no venía a ser servido, sino que más bien había venido a servir. Acaso no es digno de admirar y de ser tomado como ejemplo, pues esto nos enseña que así mismo nosotros debemos de hacer lo mismo, y tener ese mismo amor, y la misma humildad, siendo reflejo de Jesús. El Señor de señores, sirviendo a los hombres, digno de ser alabado. Entonces mi madre me contestó: Yo conocí al Señor, y desde que le entregué mi vida a él, sabía que así debía de ser ejemplo de que era Cristo reflejado en mis acciones y estilo de vida misma. Tenía claro de que debía de ser ejemplo de que él verdaderamente moraba en mi corazón, por lo tanto, debía andar como él anduvo, sirviendo por amor, y sin esperar nada a cambio.
  • 80. En la congregación donde yo asistía, me dijo mi madre, nunca fui parte específica de algún ministerio como hoy en día se hace. Muchas veces las mismas personas se privan de servir con libertad, por el solo hecho de creer que solo son parte del ministerio tal, y no son parte del otro ministerio tal. Los miembros de las congregaciones hacen distinciones de cada ministerio, y así no se permiten ellos mismos, poder servir en otra cosa. Hay quienes llegan a decir, bueno, como mi ministerio no es el de ser pastor, o evangelista; entonces ni predico ni evangelizo. Y que tal tu familia? No debes de pastorear a tu esposa, a tus hijos, a tus hermanos? Acaso el ser cristiano evangélico, no es llevar las buenas nuevas de salvación a toda persona, no es acaso el ministerio de todos los creyentes, el ministerio de la reconciliación? Probablemente no hemos aún entendido, que el mismo Señor Jesús, se movió en el servicio de todos los ministerios, y hemos dividido tanto los ministerios por rango, que dejamos pasar la oportunidad de que Dios se manifieste en medio de su pueblo. Pero un día; me dijo mi madre, se me acercó una mujer que servía en el diaconado, y me dijo: Usted cree que va a venir a esta Iglesia a quitarme el campo, usted es una metiche, de todo anda haciendo para llamar la atención.
  • 81. Luego cada vez que yo servía y la veía a ella, me sentía muy incómoda de saber que existía alguien a quien yo le era molestia. No era fácil estar en ese lugar después de saber que yo le era estorbo a ella, o por lo menos eso era lo que ella sentía, y no lo que yo hacía, pues cada vez que yo servía, lo hacía de todo corazón, sabiendo que lo que hacía, lo hacía como para el Señor. Entonces dejé de asistir poco a poco, hasta que un día el Pastor me preguntó que por qué no había vuelto, si él sabía que yo amaba al Señor y que me gustaba servir con todo el corazón, qué fue lo que pasó? Pero nunca dije lo que en realidad había sucedió en ese lugar, y nunca más volví, me dijo mi mamá. Que triste que esto está pasando en la mayoría de congregaciones, y que por ese sentido de superioridad en el corazón de muchos líderes en su mayoría, otros están siendo lastimados lamentablemente por quienes deberían de estar siendo quienes levantan y edifican. Pero más bien se vuelven parte del Proverbio que dice que el impío hace obra falsa. (Proverbios 11.18) Este es uno de tantos tristes ejemplos de alguien más que pasa su vida ministerial compitiendo, con tal de tener un mejor puesto, y así lograr sobresalir. Gálatas 5.13.Dice: Porque vosotros hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne; sino servíos por amor los unos a los otros
  • 82. Cosa que no entendía esta mujer, que lo que estaba haciendo más bien, era competir contra alguien con quien bebería más bien de estar sirviendo. No podemos olvidar que un creyente que compite, lastima no solamente a los demás, sino que también se perjudica así mismo, atrayendo una consecuencia espiritual para su propia vida, de una manera eterna. A esta libertad es a la que se refiere el Apóstol Pablo, a la libertad que no permite que nada de lo que el mundo utiliza como artimaña, para ganancias deshonestas, vengan a perjudicar a quienes conforman el cuerpo de Cristo. Han pasado ya muchos años y mi madre no volvió a una congregación; no sé si la mujer que la había lastimado, aún tendrá su gran puesto de privilegio, ese puesto que cegó su verdadero propósito en ese lugar donde Dios le había permitido servir, pero si aún lo estuviera ejerciendo, es lastimosamente alguien más que prefiere un puesto en esta tierra, más que una eternidad con el Señor. El más grande problemas de quienes hacen tal mal dentro de las congregaciones, es que creen que el Señor se está agradando con ellos y ellas por lo que han logrado. Muchos; y quizás tú seas uno de esos que dicen para sí, ¡Que bien Señor, nadie me pudo quitar el puesto, Satanás no me pudo mover! Déjame decirte que no es Satanás quien quería quitarte tu puesto, eras tú quien no querías hacer la voluntad de Dios, sirviendo por amor a los demás, y preferiste más las añadiduras del Señor, que al mismo Señor.
  • 83. Pues a la libertad que Dios te ha llamado, le has estado dando la espalda y te has vuelto esclavo de tu pobre codicia, y estas tomando otro rumbo de la verdadera carrera hacia la eternidad, convirtiendo la carrera, en tu triste competencia.
  • 84. Capítulo 10” Juntos y en armonía oy en día dentro de la religiosidad, y digo religiosidad, porque un verdadero hijo de Dios, habita junto a los demás, en armonía y no dividido en la soledad de su egocentrismo; hay quienes sirven por amor, y hay quienes compiten por falta de amor. Salmo 133.1 ¡Mirad cuan bueno y cuan delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Jesús en tiempos antiguos, nunca le decía a quienes querían verse en apariencia bien por fuera; religiosos, el Señor les decía, hipócritas. Pues un hipócrita y veamos la definición de tales personas, como alguien que finge una cualidad, sentimiento, virtud u opinión que no tiene. Así hoy en día vivimos un cristianismo, y discúlpeme si le ofende, pero como dice el dicho, “Al que le cae el guante, que se lo plante “(jaja,hoy estoy con dichos populares)así que no te vas a sentir mal cuando se use una palabra que denuncia el mal comportamiento de un individuo, si tú no estás viviendo en esa condición, entonces no te vas a ofender, y si estás viviendo en esa condición y te sientes un poco ofendido, pues déjame decirte: H
  • 85. Aún estas a tiempo de cambiar esa mala actitud que en nada está glorificando el nombre de Jesús. Dice el Proverbio, (Proverbios 11.9), que el hipócrita con su boca daña a su prójimo y este es despreciable al Señor, cuánto no más despreciable será el que no solo daña con su boca, sino que también lo hace con sus actos? Recuerda que del mundo se puede esperar cualquier cosa, pero de un hijo de Dios no se puede esperar lo mismo que cualquier persona que no haya sido redimida haría. No olvides que vuestra vana manera de vivir, ya pasó, y que ahora todas las cosa viejas pasaron y fueron hechas nuevas. Quienes verdaderamente viven sus vidas en santidad; y siguiendo a Jesús, son quienes son ejemplo del carácter de Cristo. Una de las tantas cosas que me llaman mucho la atención en la palabra, es cuando Pedro niega a Jesús, y no tanto porque lo niegue, sino porque a pesar del mal momento que Pedro pasó, siempre se podía notar una característica de Jesús en su vida, tanto así que mientras él lo negaba y se escondía entre la multitud, las personas le decían: Verdaderamente tú eres de ellos; porque eres Galileo, y tu manera de hablar es semejante a la de ellos, este es de ellos decían, pues definitivamente había estado con Jesús,durante unos tres años aproximadamente y algo de Jesús había aprendido.
  • 86. (Marcos 14.66:70) Probablemente en ese momento, Pedro no estaba en armonía, pero se le notaba que había estado caminando con Jesús; dice un dicho muy cierto, dime con quién andas y te diré quién eres, y además ,lo que bien se aprende, nunca se olvida. Después de ese día, Pedro nunca más volvió a ser quien antes fue,por eso que importante es la armonía, y verdaderamente ser un cristiano, en el verdadero significado de la definición de cristiano como un seguidor de Jesucristo, y no solo como seguidor, pues en tiempos de Jesús, muchos solamente lo seguían pero por buscar alguna sanidad o con un fin lucrativo, como lo hizo Judas Iscariote. Pero seguir a Jesús, e imitarlo, eso es otra cosa, por eso en esto se define la palabra”Cristiano”El que cree en Jesús como suficiente y único Señor y salvador, y no solo cree, sino que le sigue, y le imita. Es ahí entonces que podremos decir y pesar, si aún nosotros mismos, dentro y fuera de una congregación, somos o no verdaderamente cristianos, que no solo se llaman ser cristianos, sino que también reflejan las características de Cristo, más que sus propias características .Que bueno que es, juntos y en armonía.En una ocasión, cuando buscaba una editorial para poder sacar al mercado este libro, me asesoré con varios hombres y mujeres que sé que han escrito, muchos me ayudaron con sus recomendaciones,pero hay uno en especial, que no precisamente me ayudó.
  • 87. Recuerdo que en una tarde me acerqué a un ex ministro de seguridad de la republica costarricense, y le pregunté que si él sabría de alguna editorial, pues yo estaba escribiendo un libro y sabía que era más fácil si me apoyaba una editorial; pero me respondió que no tenía ni idea de ninguna editorial. A los pocos meses me enteré que su esposa estaba escribiendo un libro; y además él ya había escrito también, por lo tanto, era claro que en realidad ellos si conocían de alguna editorial que quizá me pudieran ayudar,mas él no tenía el mas minimo deseo de ayudarme. Si bien es cierto que nadie está en la obligación de ayudar a otros, lo que quiero rescatar de todo esto es el hecho de que muchas veces las personas solamente están juntas pero no en armonía, cada quien busca lo suyo, y no piensan en los demás. Muchos creen que solo ellos pueden tener el derecho a superarse, y no permiten ni quieren que los demás puedan lograr impactar no solo a una nación, sino también impactar a todo el mundo. Mateo 23.13, Mas ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; púes ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando.