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Vosotros sois
pueblo de Dios
Cuaresma-Pascua
2015
Cuaderno
Pastoral
© Arzobispado de Valencia
Edita:
Arzobispado de Valencia
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Medianil Comunicación
www.medianil.net
Mensaje del Santo Padre ........................................................................................................................ 	04
Presentación ............................................................................................................................................... 	10
CUARESMA 2015 ....................................................................................................................................... 	13
	 Miércoles de Ceniza .......................................................................................................................... 	18
	 Primer domingo de Cuaresma B .................................................................................................. 	22
	 Segundo domingo de Cuaresma B .............................................................................................. 	26
	 Tercer domingo de Cuaresma B .................................................................................................... 	30
	 Cuarto domingo de Cuaresma B .................................................................................................. 	34
	 Quinto domingo de Cuaresma B .................................................................................................. 	38
	 Domingo de Ramos en la Pasión del Señor B ......................................................................... 	42	
	 Miércoles Santo ................................................................................................................................. 	50
	 Jueves Santo ....................................................................................................................................... 	51
	 Viernes Santo ...................................................................................................................................... 	52
	 Sábado Santo ..................................................................................................................................... 	53
	 C. D. de Espiritualidad....................................................................................................................... 	56
	 C. D. de Catequesis............................................................................................................................. 	74
	 COV (Centro de Orientación Vocacional “Juan Pablo II”)..................................................... 	82
	 C. D. de Educación Católica y Pastoral Universitaria ........................................................... 	96
	 C. D. de Pastoral de la Salud ......................................................................................................... 	104
	 Propuesta Diocesana de Cáritas .................................................................................................. 	 112
	 C. D. para los Mayores y Laicos. Vía Crucis .............................................................................. 	124
	 C.D. de Familia y Vida ...................................................................................................................... 	143
PASCUA 2015 .............................................................................................................................................. 	147
	 Primer domingo de Pascua B ........................................................................................................ 	150
	 Segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia .................................................. 	155
	 Tercer domingo de Pascua B ......................................................................................................... 	159
	 Cuarto domingo de Pascua B. El buen Pastor ......................................................................... 	162
	 Quinto domingo de Pascua B. La vid y los sarmientos ........................................................ 	166
	 Sexto domingo de Pascua B. El mandamiento nuevo del amor ....................................... 	168
	 La Ascensión del Señor B. El camino hacia el cielo ............................................................... 	172
	 Pentecostés B. El nuevo pueblo de Dios .................................................................................... 	176
	 Meditaciones de Santa Teresa para tiempo de Pascua ........................................................ 	180
	 C.D. de Misiones ................................................................................................................................. 	185
	 C. D. para los Mayores y Laicos. Vía Lucis ................................................................................ 	189
	 C. D. de Educación Católica y Pastoral Universitaria ........................................................... 	207
PROPUESTA DE CANTOS......................................................................................................................... 	209
APP CUARESMA PASCUA 2015............................................................................................................. 	214
í n d i c e
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
44
Mensaje del
Santo Padre
5
Mensaje del Santo Padre
Vosotros sois pueblo de Dios
“Fortalezcan sus corazones”
(St 5, 8)
Queridos hermanos y hermanas:
La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades
y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios
no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios por-
que él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está intere-
sado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos
busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide
ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos
sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace
jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias
que padecen... Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy rela-
tivamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud
egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal
punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de
un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.
Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las
preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más
urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globaliza-
ción de la indiferencia.
La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también
para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los
profetas que levantan su voz y nos despiertan.
Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo
por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la
muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre
Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Y la Iglesia es como la mano que tie-
ne abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración
de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6).
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
6
Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a tra-
vés de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la
Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida.
El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indi-
ferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para
meditar acerca de esta renovación.
1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26)
La Iglesia
La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferen-
cia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio.
Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El
cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia,
que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres.
Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies.
Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no
quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este
servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo.
Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre.
La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar
a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando
recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos
en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia,
que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de
Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás.
«Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se
alegran con él» (1 Co 12,26).
La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a
su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló
en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se
dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participa-
ción en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene
7
Mensaje del Santo Padre
Vosotros sois pueblo de Dios
es para todos. Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo tam-
bién por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar
sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que
todos nos abramos a su obra de salvación.
2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9)
Las parroquias y las comunidades
Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida
de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la
experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe
y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros
más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos
en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo,
pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19-
31). Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso
superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones.
En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Igle-
sia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que
llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, for-
mamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia. La Igle-
sia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del
mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que,
con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indife-
rencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inun-
de todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa
Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en
el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo
hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inac-
tiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas»
(Carta 254,14 julio 1897).
También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así
como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
8
Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza
para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón.
Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que
la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados.
La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí mis-
ma, sino que es enviada a todos los hombres.
Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la reali-
dad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La
Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los
confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al herma-
no y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido,
lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos
poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad.
Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se
manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunida-
des, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia.
3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8)
La persona creyente
También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos sa-
turados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento hu-
mano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir.
¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de
impotencia?
En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial.
No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas
para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel
diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la
oración.
En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las
personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de
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Mensaje del Santo Padre
Vosotros sois pueblo de Dios
caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés
por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participa-
ción en la misma humanidad.
Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conver-
sión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida,
mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia
de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las
infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la
tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al
mundo y a nosotros mismos.
Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero
pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de for-
mación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31). Te-
ner un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea
ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero
abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los
caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un
corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro.
Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en
esta Cuaresma: “Fac cor nostrum secundum Cor tuum”: “Haz nuestro corazón
semejante al tuyo” (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De
ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso,
que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización
de la indiferencia.
Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad
eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen
por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde.
Vaticano, 27 de enero de 2015
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
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Presentación
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Presentación
Vosotros sois pueblo de Dios 11
El ritmo del Año litúrgico va marcando el camino de la vida cristiana, el acerca-
miento y conocimiento del Misterio de Dios, la vida misma que él nos regala. A lo
largo del tiempo litúrgico tenemos la oportunidad, se nos da la oportunidad, de
acercarnos a las maravillas que Dios ha hecho, y continúa haciendo en nosotros.
Lo hacemos a través de la lectura y la contemplación de la Palabra de Dios, sien-
do, no sólo espectadores, sino testigos privilegiados del obrar de Dios.
Así, ahora nos preparamos a vivir, con intensidad, la Cuaresma y la Pascua, que
marcan el centro de la vida cristina por contener los acontecimiento centrales de
nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
Y una año más, las Vicarías de Evangelización y de Acción Caritativa y Social, a
través del trabajo de las distintas Comisiones, ofrecen a las Parroquias y demás
Comunidades Cristianas unos materiales para preparar y vivir estos aconteci-
mientos. Son muchos los materiales que podemos encontrar para esta ocasión,
en librerías y en otros lugares; es mucha la capacidad de trabajo de nuestras Pa-
rroquias a la hora de pensar cómo plantear los tiempo litúrgicos. Ésta quiere ser
una ayuda, una colaboración, con la ardua tarea de cuantos quieren celebrar bien
estos tiempo de nuestra salvación.
Como cada año el grueso de los materiales está formado por aquellos que quie-
ren ayudarnos a vivir mejor la Eucaristía dominical, verdadero centro de la vida
cristiana, sin la cuál no hay Iglesia. Las moniciones, orientaciones para la homilía,
preces, que se presentan, han de ser convenientemente adaptadas a la situación
concreta de la comunidad que celebra.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
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Los demás materiales, que este año hemos distribuido en dos secciones (Cua-
resma y Pascua), quieren ayudar en la realización de otras celebraciones pro-
pias de estos días.
Esperamos que sirvan para su propósito y nos ayuden a vivir, con mayor fideli-
dad, los misterios de nuestra salvación.
Buena Cuaresma y mejor Pascua.
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CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios 13
Cuaresma
2015
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
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I. En el corazón del año litúrgico
La Cuaresma y la Cincuentena Pascual, como prepara-
ción y consecuencia de la Semana Mayor o Santa, se fue-
ron formando con la mirada puesta en dos grupos dife-
rentes de fieles: los catecúmenos que vivirían ese año la
iniciación cristiana y los cristianos veteranos, que debían
purgar los pecados con la penitencia pública o privada
y renovar purificados el misterio de su propia salvación.
Era un tiempo en que la comunidad cristiana se sentía
más como “Iglesia madre” y velaba por la incorporación
de nuevos hijos o la recuperación de los alejados, como
algo vital para su propia misión y supervivencia.
La Cuaresma tiene en realidad 46 días, desde el miércoles
de ceniza al sábado santo inclusive, a los que se deben
restar los seis domingos, quedando 40 días de penitencia.
Sin embargo, desaparecida la institución del catecume-
nado y sustituida la reconciliación pública por la peni-
tencia secreta a partir del siglo VII, la Cuaresma quedó
configurada como un tiempo casi exclusivamente peni-
tencial y ascético. La ceniza se empezó a imponer a todos
los fieles en el siglo IX, cuando había decaído la práctica
de la penitencia pública. Por otra parte, la devoción a la
Pasión de Cristo y a la Virgen Dolorosa invadió también
las últimas semanas de la Cuaresma sobre todo a partir
de la Baja Edad Media. Al mismo tiempo se asistió a una
decadencia litúrgica del tiempo pascual, que ahora se
presenta con mayor claridad como Cincuentena festiva y
mistagógica en la alianza sellada por el misterio pascual
y el don del Espíritu.
El pueblo de
la Alianza y
los sujetos de
la evangelización
15
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Por todo ello, el Itinerario Diocesano de Evangelización
(IDE) debe ayudar a la plena recuperación del verdadero
sentido de estos tiempos litúrgicos que afectan a todos
los fieles, sin olvidar las aportaciones históricas posterio-
res que, como ocurre con la religiosidad popular, extien-
den la noticia y la celebración del misterio pascual por
toda nuestra sociedad.
II. Una Cuaresma y Pascua
en el primer año del IDE
¿Quiénes y qué vamos a anunciar?
En el tiempo en que los grupos del IDE reflexionan so-
bre la actividad evangelizadora del Pueblo de Dios, estos
tiempos litúrgicos, con los textos bíblicos propios de este
año B, nos ayudan a descubrir en primer lugar el con-
tenido del mensaje que se ha de proclamar, y que no es
otro que la salvación que viene del Misterio Pascual de
Jesucristo, culmen y cumplimiento de la Antigua Alianza
y comienzo de la Nueva, que es el ámbito de amor y fide-
lidad en el que nos movemos como creyentes.
Por su parte, la lecturas de esta Cincuentena Pascual ilu-
minan y estimulan la acción de los evangelizadores, que
son miembros de la Iglesia, respondiendo a los retos y
desafíos del mundo actual; son los laicos que participan
activa y responsablemente en la misión de la Iglesia y
lo hacen sobre todo en sus parroquias, comunidades de
discípulos misioneros, formando —según el ejemplo de
los Hechos de los Apóstoles— comunidades fraternas y
corresponsables.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
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III. La Cuaresma B y sus particularidades
En este año 2015, los domingos de Cuaresma tienen tres
lecturas cuyos temas no están necesariamente relacio-
nados entre ellos, sino que forman tres secuencias dife-
rentes: la historia de la salvación centrada en la alianza
otorgada por Dios (Primera lectura: Antiguo Testamen-
to), el misterio pascual y su aplicación en la Iniciación
Cristiana (Segunda lectura: Apóstol) y el tema propio de
este año que es el misterio pascual (Evangelio). En algu-
nas ocasiones coinciden los temas de la primera lectura
y el Evangelio, como profecía y cumplimiento, sirviendo
la lectura segunda de clave interpretativa de la relación
entre ambas.
Debemos tener presente el plan completo de esta Cuares-
ma para evitar la dispersión de temas bíblicos sugeridos
por las lecturas, las cuales en los tres años están dispues-
tas siguiendo la recomendación de san Agustín, para el
cual la historia de la salvación está dividida en siete eda-
des; las cinco primeras abarcan el Antiguo testamento, la
sexta fue inaugurada por Cristo y la séptima corresponde
a la Parusía.
Así evocaremos nuestro camino hacia Cristo mediante
la iniciación cristiana. Nuestra experiencia catecumenal
comienza este año recordando que cada uno de nosotros
ha sido salvado, como Noé en el arca, de las aguas de la
muerte, que fueron para nosotros, al contrario, un baño
de purificación y renacimiento (Génesis 9, 8-15. Primera
lectura, 1º Domingo de Cuaresma B). En la Pascua debe-
remos renovar la profesión de fe y el compromiso bautis-
mal, pero antes habremos de revivir un proceso que nos
llevó por pura gracia al Bautismo en el principio de nues-
tra existencia, que se renovó en forma de catecumenado
antes de los otros sacramentos de iniciación: Confirma-
ción y Eucaristía, pero que podemos volver a recorrer,
madurando como cristianos y reviviendo las gracias de
la iniciación cristiana.
17
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
IV. Signos para seguir esta Cuaresma
La señal del Arco Iris como “firma de Dios” en su primera
alianza o pacto con la creación puede servir de guía para
esta Cuaresma 2015. Según la estructura de cada iglesia,
se pueden ir mostrando los siete colores del Arco, dispo-
niendo cartulinas en el fondo el presbiterio, o adornando
el ambón con bandas verticales: violeta el miércoles de
ceniza, añil el 1º domingo, azul del 2º, verde el 3º, ama-
rillo el 4º, naranja el 5º y rojo el Domingo de Pasión. A
esto se pueden añadir los signos especiales del “Tríptico
pascual”: los escombros el 3º domingo, la cruz el 4º y las
espigas el 5º y, finalmente, las palmas del domingo de la
Pasión del Señor. Al comenzar la homilía se puede invitar
a los fieles a que contemplen esos signos, para descubrir
su significado completo cuando escuchen la explicación
de la Palabra de Dios.
V. Los domingos de Cuaresma
En los comentarios de este año añadimos al final un cua-
dro dirigido a cada lector que puede utilizarse para la
hoja parroquial o el folleto de liturgia o de canto de cada
domingo, como una invitación personal a la “Renova-
ción de la Alianza”.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
18
Moniciones a las lecturas
Primera lectura.
Joel 2, 12-18
El profeta Joel describe la liturgia penitencial del “Día de
la expiación” en el antiguo Israel, y pide al pueblo de Dios
que rasgue su corazón y no los vestidos. La penitencia tie-
ne su pleno sentido cuando se convierten las voluntades
de las personas. Convertirse es volver a Dios con ánimo
firme y sincero. Contestaremos a la palabra de Dios con
el salmo penitencial por excelencia: “Misericordia, Señor,
hemos pecado”.
Segunda lectura.
2 Corintios 5, 20-6. 2
San Pablo considera la conversión auténtica como una
tarea permanente, cuando dice: “Dejaos reconciliar con
Dios” porque nuestro tiempo es breve, y la Cuaresma es
tiempo de gracia y salvación. La reconciliación consiste
en recomponer la relación rota o debilitada entre noso-
tros y Dios, entre nosotros y los hermanos.
Evangelio de Mateo 6, 1-6. 16-18
Jesús enseña a sus discípulos cómo tiene que ser su estilo
de vida y describe tres dimensiones de la misma: la ora-
ción, relación con Dios; la limosna, relación con el próji-
mo, y el ayuno, relación con uno mismo. La oración es
imprescindible para el discípulo de Cristo; la limosna es
expresión de sincera caridad y el ayuno muestra la con-
versión a Dios.
18 de febrero de 2015
Miércoles de Ceniza
Para renovar
la Alianza
19
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Moniciones a la Liturgia de la Palabra
Comenzamos hoy un itinerario que nos conducirá a la
Noche Pascual, en la que serán bautizados los nuevos hi-
jos de la Iglesia y nosotros renovaremos los compromisos
de nuestro Bautismo. Este camino lo vivimos instruidos y
modelados por la Palabra de Dios, proclamada cada día
en la celebración. El día de nuestro bautismo, el sacerdo-
te, tocando con el dedo nuestra boca y nuestros oídos,
hizo el rito del “Effetá” (que significa ábrete). Recordamos
hoy al inicio de la Cuaresma este gesto con las mismas
palabras que nos fueron dichas aquel día a cada uno: “El
Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mu-
dos, nos conceda escuchar su Palabra y proclamar la fe”.
En este momento el lector puede subir al ambón llevan-
do el leccionario, lo deposita sobre él, lo abre solemne-
mente y proclama la primera lectura.
Ideas para la homilía
Un año más emprendemos este camino de preparación
hacia la Pascua que es la Cuaresma. Una nueva oportu-
nidad que el Señor nos regala de volver a las fuentes de
nuestra vida cristiana, a lo genuino de nuestro discipu-
lado, a la esencia de nuestra fe, a la recuperación de la
imagen que el Señor resucitado ha impreso en cada uno
de nosotros el día de nuestro bautismo y que, desde la
Pascua anterior, el pecado ha podido emborronar y des-
figurar.
La Cuaresma es el itinerario de preparación y la puerta de
entrada al misterio de la Pascua. Es un camino que evoca
los cuarenta días de Moisés en la cima del monte Sinaí
antes de sellar la alianza, los cuarenta años de Israel en
el desierto y los cuarenta días de ayuno de Jesús antes de
iniciar su ministerio público. Un camino que nos lleva a
la renovación de nuestro bautismo y a la conversión de
vida, iluminado especialmente en este ciclo B por el Mis-
terio Pascual de Cristo. Su Cruz y su paso a la vida nueva
de la Pascua son el motor que nos llevan a nosotros a
vivir este tiempo de paso, de conversión, de retomar la
vida en Cristo más radicalmente y con más autenticidad.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
20
Los tres fines de la Cuaresma
No es un simple tiempo de penitencia y de ascesis, sino
un momento de profunda renovación interior y de una
viva participación en el Misterio Pascual de Cristo. El
acento de este tiempo, por tanto, no puede estar puesto
en nuestras prácticas penitenciales sino en la acción san-
tificadora del Señor. Es una nueva oportunidad que Dios
nos brinda para recomponer la relación rota o debilitada
entre Él y nosotros, entre nosotros y los hermanos. No
dejemos caer en saco roto este tiempo de gracia y de sal-
vación, como nos dice hoy san Pablo.
Las lecturas bíblicas de la Cuaresma son muy ricas y nos
sostienen en nuestro camino de conversión. Convendrá
presentar hoy ya, en el inicio de este itinerario, la doble
dimensión de la cuaresma de este año centrada en la Re-
novación de la Alianza y en el Misterio de la Cruz de
Cristo, culmen de esta alianza. Para nuestra diócesis,
que está iniciando el Itinerario Diocesano de Evangeliza-
ción, la renovación de esta alianza nos hace considerar
el lema de este primer año “Vosotros sois Pueblo de Dios”
(1 Pe 2,9) como un estímulo para recobrar conciencia de
lo que somos y hemos recibido por el Bautismo, por puro
don y gracia de parte de Dios.
En este ciclo B a través de las primeras lecturas de los do-
mingos, siguiendo las etapas de la historia de salvación
que Dios hizo con Israel, nos dan la clave para dejar que
Dios, en este tiempo de Cuaresma y Pascua, en estos tres
meses de auténtica Primavera del Espíritu, pueda con no-
sotros también “renovar la alianza”. Será en la contem-
plación del amor de Cristo crucificado donde mejor en-
tenderemos este extraño camino de la entrega y del don
de sí mismo hasta el extremo que nos hace pasar de la
muerte a la vida, que ha sellado con nosotros este pacto
que nada ni nadie puede romper. Conviene, especialmen-
te este año, colocar en un lugar destacado del presbiterio
desde el inicio de la Cuaresma, la imagen del crucificado
para acompañarnos en este camino pascual.
Las lecturas de este primer día de Cuaresma nos llevan
a buscar una actitud sincera en nuestros deseos e inten-
ciones, en nuestras obras y actuaciones, de cara a Dios, a
nosotros y al hermano (Evangelio). Este tiempo de con-
versión (1ª lectura), nos tiene que disponer a dejarnos en-
contrar por este Dios que sale a buscarnos en la persona
de su Hijo, “el que no había pecado y lo hizo expiación
por nuestros pecados para que, unidos a Él, recibamos la
justificación” (2ª lectura).
21
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
El rito de la ceniza
El rito que vamos a vivir seguidamente nos hace experi-
mentar nuestra pobreza y nuestra fragilidad. Recibimos
la ceniza en nuestras cabezas. Cenizas que nos hablan
de suciedad, de caducidad, de muerte. Al final de nues-
tro camino cuaresmal recibiremos de nuevo el agua del
Bautismo en la aspersión de la Noche Santa, que nos ha-
bla de limpieza, de novedad, de vida. Entre estos dos mo-
mentos un tiempo de cuarenta días que hoy se abre para
dejar que el Señor rejuvenezca en cada uno de nosotros
la gracia y la santidad.
Comienza este tiempo de gracia y de salvación, tiempo
de encuentro y de alianza. Es el empeño de un Dios que
quiere encontrarse contigo para hacer nuevo su pacto,
su apuesta por ti y llenarte de su vida. Hoy nos lo pre-
gunta el Señor a cada uno en esta celebración: ¿Me de-
jas? Reconocer tu pobreza y debilidad, simbolizada en
la ceniza que recibimos en nuestra cabeza, y admitir tu
incapacidad de mantener el pacto por tu propio empeño
o tus fuerzas, es el primer paso para decirle que sí a su
propuesta y darte cuenta de la necesidad vital de que el
Señor en esta Pascua que se acerca renueve su Alianza
contigo.
Oración de los fieles
Ahora es el tiempo de la gracia, ahora es el tiempo de
la salvación. Acudamos al comenzar la Cuaresma a Dios
nuestro Padre para que escuche las súplicas de su pueblo
penitente. Oramos cantando (o diciendo): Kyrie eleison.
- Para que la Iglesia entera, que ha recibido hoy el signo
de la ceniza, sienta la necesidad imperante de su con-
versión a Dios y de su retorno a ser reflejo del rostro de
Cristo en medio del mundo. Kyrie eleison.
R/. Kyrie eleison.
- Para que todos los hombres puedan experimentar la
cercanía de Dios en este tiempo santo y, por la oración
y la escucha de la Palabra, descubran a Cristo presen-
te en sus vidas. Kyrie eleison.
R/. Kyrie eleison.
- Por todos los que pasan necesidad material o espiri-
tual; para que nuestro ayuno y nuestra generosidad
les haga experimentar la caridad cristiana y el amor
fraterno. Kyrie eleison.
R/. Kyrie eleison.
- Por los pecadores, los que se sienten alejados de Dios,
los bautizados que viven al margen de la Iglesia; para
que en estos días de misericordia se dejen encontrar y
perdonar por Cristo que los llama a volver a Él. Kyrie
eleison.
R/. Kyrie eleison.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
22
- Por nuestra diócesis y nuestro arzobispo Antonio, por
todos los grupos del Itinerario Diocesano de Evange-
lización, por nosotros mismos y nuestra parroquia,
para que en esta Cuaresma nos dejemos convertir en
auténticos testigos del amor de Cristo. Kyrie eleison.
R/. Kyrie eleison.
Dios todopoderoso y eterno: escucha las oraciones de tu
pueblo, perdona sus pecados y purifica su mente, para
que cuantos con amor iniciamos el camino de la Cuares-
ma, obtengamos la paz y la misericordia. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
22 de febrero de 2015
Primer domingo
de Cuaresma B
Yo hago un pacto
con vosotros
23
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Moniciones a las lecturas
Primera lectura.
Génesis 9, 8-15 y 1 Pedro 3, 18-22
Comenzamos a leer la historia de la salvación a partir
del episodio del Diluvio, cuando Dios salvó al justo Noé y
a su familia e hizo la primera alianza con la humanidad.
Todo aquello era un anuncio profético del sacramento
del Bautismo, que nos salvó de la muerte eterna, como lo
explica san Pedro en la segunda lectura.
Evangelio de Marcos 1, 12-15
San Marcos evita contar con detalle las tentaciones de
Jesús en el desierto. Más bien nos lo presenta como el
nuevo Adán que vence al tentador, en vez de lo ocurrido
con los primeros padres. Al comenzar su vida pública, la
primera palabra de Jesús en su predicación nos llama a
la conversión.
Ideas para la homilía
Iniciamos este domingo en la primera lectura la serie de
las etapas de la Historia de la Salvación que nos hacen
adentrarnos en el tema del pacto misericordioso, de la
alianza de amor que Dios quiere hacer con la humanidad
y, por tanto, con cada uno de nosotros.
En los orígenes de esta Historia nos encontramos hoy
con la alianza de Dios con Noé tras el diluvio. Tras aquel
acontecimiento que puso fin a la maldad y a la perver-
sión de la humanidad se alza con fuerza la promesa del
Señor, una promesa de paz, de perdón, de reconstrucción,
de nueva posibilidad.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
24
El signo de la alianza
El hermoso elemento del arco iris quedará como un signo
cósmico que recordará este pacto de Dios con los hom-
bres, esta promesa de no echarse atrás en su palabra
dada, en no destruir la humanidad a pesar de su maldad
sino ofrecerle un camino de reconstrucción auspiciado
por la bondad y la paz de Dios. El signo del arco iris nos
hace presente a nosotros, con un lenguaje poético pero
lleno de significado, que Dios nos ofrece después de la
tempestad la calma, que el Señor tiene la última palabra
sobre la vida del hombre y ésta es siempre de vida y no
de muerte.
Para los cristianos nos resulta fácil identificar este signo
del arco iris con Cristo crucificado, el verdadero y defi-
nitivo signo alzado entre el cielo y la tierra de la paz, la
reconciliación y el perdón para el hombre. Su Cruz nos
hace levantar la mirada a nosotros cuando nos llega la
oscuridad del pecado y la propia muerte que ella conlle-
va para confiar en la palabra del pacto que Dios nos ofre-
ce en su Hijo. La luz que surge de su Resurrección y que
rompe nuestras propias tinieblas es la mejor garantía de
la fidelidad de Dios con nosotros. Así lo cantamos hoy
en el salmo: “tus sendas Señor son misericordia y lealtad
para los que guardan tu alianza”.
El Bautismo que nos salva
San Pedro en la segunda lectura nos interpreta el pasaje
de Noé a la luz de nuestro propio Bautismo. Con Cristo
comienza una nueva humanidad. Su descenso hasta el
fondo de la muerte nos ha asociado a nosotros por el
Bautismo en este camino de paso de la muerte a la vida,
haciéndonos partícipes de una nueva creación, de una
regeneración, de una vida eterna, la de los hijos de Dios,
que no termina ni con la muerte.
25
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Jesús en el desierto
Precisamente el pasaje de Jesús en el desierto que nos
trae hoy san Marcos, el evangelista de este año, nos in-
troduce en este proyecto de nueva humanidad que el Pa-
dre quiere hacer con nosotros a través de su Hijo Jesús.
Cada año el primer domingo de Cuaresma escuchamos
este episodio de la experiencia de Jesús en el desierto,
modelo de nuestros cuarenta días cuaresmales. San Ma-
teo y san Lucas en los otros ciclos nos presentan como
en un tríptico las tentaciones de Jesús, no así san Marcos
que no nos cuenta explícitamente las tentaciones y nos
da la posibilidad de que cada uno pongamos en nuestro
camino de lucha cuaresmal las nuestras, con la confian-
za de poder ser vencidas por el poder y la fuerza de Jesús.
El evangelista nos sitúa a Jesús en el inicio de su misión
empujado por el Espíritu al desierto. El desierto es el lugar
donde no tenemos otras seguridades más que Dios, es el
ámbito de la tentación, pero también el de la posibilidad
de recrear por la obediencia el paraíso que perdimos por
nuestra desobediencia. El desierto es el lugar y el tiempo
de la fidelidad y del amor. Eso es lo que vive Jesús a pesar
de la tentación del enemigo para tomar otro camino más
fácil pero opuesto a la voluntad del Padre.
Marcos nos señala que Jesús vive rodeado de animales
y los ángeles le sirven. Dato revelador de que algo está
cambiando. El desierto se convierte en un nuevo paraíso,
Cristo en un nuevo Adán y la humanidad en el Pueblo de
Dios, llamado a convertirse en esta Cuaresma y a creer
en la Buena Noticia de que el Reino de Dios ya está en
medio de nosotros, como nos dijeron el miércoles al po-
nernos la ceniza en la cabeza repitiendo las palabras con
las que concluye el evangelio de hoy.
Cristo en el desierto es el modelo de nuestra Cuaresma.
Una nueva creación comienza con él. Como un nuevo
Adán, quiere convertir tus desiertos en un nuevo jar-
dín del paraíso, donde puedas encontrarte con tu Dios.
Como en tiempos de Noé quiere hacer contigo un pacto
para llevarte de la destrucción a la vida. Su invitación
pasa por la lucha contra el mal y la llamada a la con-
versión. El Reino está cerca.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
26
Oración de los fieles
Oremos a Dios, nuestro Padre, al comenzar este tiempo
de gracia, en este día de salvación.
- Por la Iglesia, impulsada por el Espíritu, como Cristo,
al desierto de la Cuaresma, para que se vea fortaleci-
da en la lucha contra las fuerzas del mal, roguemos
al Señor.
- Por tantos «espíritus encarcelados» que podrían escu-
char la palabra de aliento que necesitan, y acogerse a
la mano amiga de Cristo, que los levante, roguemos
al Señor.
- Por los niños que en este tiempo de Cuaresma se pre-
paran con más intensidad a recibir los sacramentos de
la penitencia y la Eucaristía, para que descubran en su
vida la presencia de Dios, roguemos al Señor.
- Para que el Itinerario Diocesano de Evangelización
nos ayude a vivir con más intensidad la Cuaresma y a
prepararnos mejor para celebrar la Pascua, roguemos
al Señor.
- Por los que iniciamos esta santa Cuaresma, para que
vivamos la experiencia del encuentro con Dios en
Cristo, aumente nuestra fe y nos convirtamos sincera-
mente, roguemos al Señor.
Dios y Padre nuestro, paciente y misericordioso, escucha
nuestras súplicas y no nos dejes caer en el tentación.
Amén.
1 de marzo de 2015
Segundo domingo
de Cuaresma B
Haré de ti un gran
pueblo y te bendeciré
27
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Moniciones a las lecturas
Primera y segunda lecturas.
Génesis 22, 1-2.9-13.15-18 y Romanos 8, 31b-34
El sacrificio de Isaac es figura de la ofrenda de Cristo en el
Calvario. La fe de Abrahán es correspondida por la fide-
lidad de Dios. En esta segunda etapa cuaresmal, vivimos
la experiencia de Abrahán como cristianos, llenos de con-
fianza, pues, como proclama san Pablo: Si Dios está con
nosotros, ¿quién estará contra nosotros?
Evangelio de Marcos 9, 2-10
El Evangelio de la Transfiguración anuncia la gloria de
Jesús cuando resucite de entre los muertos. El Señor
manda guardar silencio a los discípulos, porque quiere
que su misterio de muerte y vida sea anunciado después
de que todo ocurra conforme al plan de Dios.
Ideas para la homilía
El camino de la Alianza tiene una meta. No es éste un
contrato interesado para sacar beneficios. Es la relación
enamorada de un Dios que quiere sacar a su Pueblo de
proyectos mediocres que le llevan a mendigar trocitos
de vida y hacerle participar de su misma gloria, la Vida
en plenitud. Por eso, en esta segunda etapa de nuestro
ascenso hacia el monte de la Pascua, vislumbramos la
propuesta que nuestro Dios nos hace con esta Alianza, la
tierra prometida a la que Dios nos quiere llevar.
La Transfiguración del Señor
Este domingo escuchamos cada año el relato de la Trans-
figuración de Jesús, hoy narrado por Marcos, acompa-
ñante de Pedro, uno de los testigos directos del aconte-
cimiento. El texto comienza anotándonos que la escena
se desarrolla seis días después de haberles anunciado su
pasión y muerte. Éste, y no otro, será el camino de llegar
a la Gloria, a la Claridad luminosa, a la Vida que ahora
descubren en Jesús.
La debilidad de Pedro y los otros discípulos, que no es
ocultada por el evangelista, nos hace a nosotros poner
los pies en tierra en este camino de subida, de exigencia,
de renuncia donde, misteriosamente, todo se regala de
forma gratuita.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
28
El ejemplo de Abrahán
En la primera lectura encontramos otro camino de subi-
da: el de Abrahán con su hijo Isaac en uno de los montes
del país de Moria, donde le indicó Dios. En esta segun-
da etapa de la Historia de la Salvación encontramos la
respuesta que el hombre libremente tiene que dar a Dios
para que éste pueda hacer Alianza: la fe del hombre que
se abandona incondicionalmente en Él.
La fe de Abrahán muestra que sólo en la obediencia a la
palabra de Dios se puede recuperar pasado y futuro, que
la historia tiene sentido sólo cuando el hombre se fía to-
talmente de este Dios que es capaz de hacer surgir la vida
en medio de la muerte. Éste es el modo de vivir nuestra
alianza con Dios. Ante nuestro pequeño y limitado “sí”,
que exige sin embargo la entrega de aquello donde está
puesto nuestro corazón, la bendición de Dios se derrocha
y la promesa se afianza en el corazón del hombre convir-
tiéndose en certeza.
Pablo nos hace profundizar en este misterio de la obe-
diencia, que en Abrahán se dio como anuncio de la entre-
ga que el mismo Dios hizo de su Hijo. Isaac, que ascendió
con la leña sobre sus hombros al monte, fue librado de la
muerte. Jesús, que subió al Gólgota con la cruz sobre sus
hombros, llegó hasta el final en su sacrificio para garan-
tizar por siempre la confianza de cada hombre en el amor
radical y misericordioso de Dios. Con esta ofrenda nadie
puede dudar de su amor.
De nuevo en un monte se oye la voz de Dios. El sacrifi-
cio del hijo de Abraham era el anuncio de la entrega que
Dios hace de su Hijo. “Éste es mi Hijo amado; escuchad-
le”. Escuchar y obedecer es tu respuesta a la propuesta
de Dios, para llevarte por la Cruz a la Gloria.
29
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, que nos ha dado todo con Jesucris-
to, su Hijo.
- Por la Iglesia, para que no se canse de anunciar, ante
el mundo, el amor y la misericordia de Dios. Rogue-
mos al Señor.
- Por los que buscan a Dios sin saberlo, por los que vi-
ven sin esperanza; para que puedan descubrir, el ver-
dadero rostro del Dios vivo, revelado en Cristo, rogue-
mos al Señor.
- Por los enfermos, para que la fortaleza de la fe los
ayude a poner su confianza en el Señor y puedan re-
cobrar la salud, roguemos al Señor.
- Por los frutos del Itinerario Diocesano de Evangeliza-
ción; para que nos ayude a renovar constantemente
nuestro seguimiento de Jesucristo y anunciarlo en el
mundo, roguemos al Señor.
- Por nosotros y nuestras familias, llamados a vivir en
la oscuridad y a la luz de la fe; para que no nos desa-
nimemos y confiemos en quien hace nuevas todas las
cosas, roguemos al Señor.
Señor, Dios nuestro; tu Hijo Jesús ha destruido nuestra
muerte y ha sacado a la luz la vida inmortal; que tu mi-
sericordia venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
30
8 de marzo de 2015
Tercer domingo
de Cuaresma B
Las palabras de
la Alianza
Moniciones a las lecturas
Primera lectura.
Éxodo 20, 1-17
La tercera etapa de la historia de la salvación nos lleva
al acontecimiento del Éxodo de Egipto y, en este año, al
episodio de la entrega de la Ley de Dios en el Sinaí por
medio de Moisés; éste es el “código de la Alianza” donde
Dios pone las condiciones para vivir dentro de este espa-
cio de salvación: los diez mandamientos.
Segunda lectura.
I Corintios 1, 22-25
Los judíos pedían a Jesús que hiciera signos o prodigios,
para creer en él. Esta exigencia fue rechazada por Jesús,
pues el único signo que Dios da es para los hombres “lo
necio”, “lo débil”, la cruz, detrás de lo cual está el misterio
de la resurrección de Jesús.
Evangelio de Juan 2, 13-25
El primero de los signos del misterio pascual de este tríp-
tico de la Cuaresma es la destrucción del templo de Jeru-
salén como símbolo de la muerte violenta de Jesús; y la
reconstrucción posterior de su cuerpo, verdadero templo
de Dios, en la resurrección.
31
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Ideas para la homilía
Una nueva etapa en nuestro camino cuaresmal y llega-
mos a la tercera etapa de la Historia de Israel donde es-
cuchamos que la Alianza se sella en el Sinaí con Moisés y
se graba en tablas de piedra.
Los diez mandamientos
Hoy se proclama el Decálogo, más conocido como «los
diez mandamientos». En realidad en la Biblia no se lla-
man así, sino «las diez palabras». Palabras con las que
Dios propone al pueblo liberado de la esclavitud de Egip-
to el camino de la auténtica libertad y que resumen toda
la voluntad de Dios para Israel en aquella primera alian-
za. Hoy el Señor tiene también para nosotros un cami-
no de salvación, unas palabras de vida, unos hitos que
señalen en nuestras circunstancias actuales por dónde
podemos caminar en sintonía con su voluntad.
Estos “mandatos”, que en nuestra mentalidad occidental
los entendemos a veces con un excesivo carácter legal e
imperativo, nos son regalados como las Palabras de la
Alianza, para garantizar el cuidado que Dios tiene sobre
su Pueblo, para conducirnos por el camino de una verda-
dera libertad, la del corazón, la que nos hace vivir en paz
con Dios, con nosotros mismos y con los demás.
Las Palabras del decálogo no nos atan las manos, no
nos quitan nada, no nos privan de nuestra libertad ni de
nuestra voluntad. En la Alianza del amor no importa el
cumplimiento escrupuloso y legalista, sino la respuesta
fiel y confiada a la propuesta de este camino de vida que
afecta a las situaciones más pequeñas de nuestra vida
cotidiana y a las grandes decisiones de nuestra existen-
cia. Si nos creemos que la propuesta del Señor es para
nuestra felicidad más auténtica cantaremos agradecidos
con el salmista: “Señor, tú tienes palabras de vida eter-
na, tus preceptos son descanso del alma, tu ley alegra el
corazón, da luz a los ojos, son más preciosos que el oro y
más dulces que la miel”.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
32
El “Tríptico Pascual”
En el evangelio inauguramos hoy el llamado “Tríptico
Pascual”, tres relatos de san Juan que nos hacen profun-
dizar y nos llevan a la contemplación del Misterio de la
Cruz de Cristo que conduce y desemboca en la vida. Para
Juan en la Cruz está ya la Gloria, en el madero se sienta el
Señor como Rey eterno y se consuma la obra de la Salva-
ción con el paso de Jesús de este mundo al Padre. Por eso
san Pablo nos muestra, en la segunda lectura, que aquí
está la verdadera sabiduría, la verdadera fuerza, la de
Dios, aunque para el mundo religioso aún hoy sea un es-
cándalo y para los intelectuales una necedad. También a
nosotros se nos han contagiado otras “sabidurías”: la del
éxito, la de la fama, la del prestigio, la del reconocimien-
to, la de la salud, la del bienestar. La sabiduría de Dios es
la del perder, la del perdón, la del servicio, la del amor...
Es la misteriosa lógica de Dios, que es más sabia y más
fuerte que los hombres, aunque nos parezca lo contrario.
Hoy proclamamos el pasaje de la purificación del Tem-
plo que nos hace mirar a la verdadera presencia de Dios
en medio de nosotros: Jesucristo. Este templo, que es su
cuerpo, será destruido en la cruz por los hombres pero
será levantado por el poder de Dios en la resurrección.
El pasaje del evangelio de hoy nos sitúa en el ámbito de
la Pascua, con su sabor de entrega y libertad, y como a
los discípulos que recordaron y creyeron en sus palabras
después de la Resurrección, nos hace confesar la fe con
firmeza poniendo la confianza en este Cristo que toma el
camino de la entrega para darnos vida y sellar la nueva
alianza con su Sangre.
La Cuaresma de este año de alianza te hace mirar a la
Cruz. El Cuerpo de Jesús clavado en el madero es el tem-
plo destruido por los hombres pero levantado de nuevo
por Dios. Y ésa es la nueva ley, la nueva alianza: La ley
del amor. Ese nuevo pacto no está ya escrito en tablas
de piedra sino en la persona de Cristo crucificado. Mira y
contempla al amor crucificado.
33
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, que escucha nuestra oración, en
medio de su templo, que somos nosotros.
- Por el Papa Francisco, por nuestro Obispo Antonio y
todos los que tienen en la Iglesia la misión de enseñar,
para que difundan con claridad la ley del amor a Dios
y al prójimo, en la que se resumen todos los manda-
mientos, roguemos al Señor.
- Por la autoridades y los que más influyen en la so-
ciedad, para que encuentren en los mandamientos de
Dios una orientación permanente para ordenar las re-
laciones humanas, roguemos al Señor.
- Por las familias, pequeñas Iglesias domésticas en el
seno de la Iglesia católica, una y santa; para que se
mantengan unidas y no se destruyan bajo los ataques
del egoísmo y la falta de amor, roguemos al Señor.
- Por todos los llamados a participar en el Itinerario
Diocesano de Evangelización; para que hagamos de
nuestro ambiente una imagen viva del Amor miseri-
cordioso de Dios, roguemos al Señor.
- Por nosotros, para que acogiendo el perdón de Dios
hagamos nuestra vida más auténticamente cristiana
y nos convirtamos en mensajeros de la misericordia,
roguemos al Señor.
Ten, Padre bueno, paciencia con nosotros, perdona nues-
tras culpas y escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
34
15 de marzo de 2015
Cuarto domingo
de Cuaresma B
Cuando se rompe
la Alianza
Moniciones a las lecturas
Primera lectura.
2 Crónicas 36, 14-16. 19-23
La cuarta etapa de la historia de la salvación —en la tie-
rra prometida— nos sitúa en el momento de la destruc-
ción de Jerusalén y del templo de Salomón, como cas-
tigo porque el pueblo de Israel se había apartado de la
alianza con Dios. El perdón, sin embargo, con una nueva
oportunidad, está próximo.
Segunda lectura.
Efesios 2, 4-10
Como ocurrió con Israel, Dios nos salva de la muerte que
merecían nuestros pecados. El misterio pascual de Jesu-
cristo nos permite participar de su muerte y resurrección.
Evangelio de Juan 3, 14-21
El segundo signo del tríptico pre-pascual es el de la cruz,
anunciada en la serpiente de bronce que Moisés levantó
en el desierto. Del mismo modo Jesús, alzado en la cruz,
es fuente de salvación para todos.
35
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Ideas para la homilía
Llegamos a este cuarto domingo, conocido por Domini-
ca Laetare, marcado por el carácter festivo ante la proxi-
midad de las fiestas pascuales. El tono de la celebración
nos lo da la antífona de entrada de la misa con la cita
de Isaías 61: “Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos
los que la amáis; alegraos de su alegría, los que por ella
llevasteis luto”. Este domingo nos lleva a la alegría, pues
ciertamente la renovación de la Alianza despierta el gozo
en el corazón de los que se saben rescatados y salvados
por el Señor.
La ruptura de la Alianza
Hoy en la primera lectura, ya en la cuarta etapa de este
recorrido que estamos haciendo, leeremos la página final
del «libro de las Crónicas». El pueblo ha sido infiel a Dios
y a la Alianza, por eso lo ha perdido todo y se encuentra
en la muerte. La experiencia del destierro en Babilonia
hace pensar a Israel en su lejanía de Dios. Al apartarse de
la fidelidad al proyecto de Dios no sólo han roto el pacto
con el que les sacó de la esclavitud y les dio la libertad,
sino que la consecuencia es la pérdida de su propia iden-
tidad, de lo que ellos son gracias a esta Alianza.
La idea de fondo es válida también para nosotros hoy.
Somos pecadores. La Alianza siempre es cosa de dos, pero
observamos que cuando este pacto se rompe siempre es
por la misma parte, la nuestra. Dios es fiel, guarda siem-
pre su Alianza, como cantamos estos días. La fidelidad es
uno de los rasgos más característicos del Dios revelado.
Incluso cuando nosotros somos infieles, él permanece
fiel, porque no puede negarse a sí mismo (2 Tim 2, 13). No
puede dejar de ser fiel.
La Cuaresma nos lleva a reconocer en nuestro pecado
y debilidad la posibilidad para que Dios recomponga la
relación y renueve la Alianza. Él lo hará del modo que
menos esperemos, como sorprendió a Israel suscitando
en Ciro, un rey pagano, la posibilidad del regreso a Jeru-
salén, a la tierra de la Alianza, a la relación con su Dios.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
36
La lectura concluye dejando entrever la esperanza, la cer-
teza de que la última palabra de Dios es siempre la vida
y no la muerte. Nosotros no somos los autores de esta
experiencia de salvación, de reconstrucción, de conver-
sión, de volver a empezar. Es Dios el que lo hace siempre.
Es suya la iniciativa. San Pablo nos lo dice en la segunda
lectura de hoy: “Estábamos muertos por el pecado y Él
nos ha hecho vivir por Cristo, por el gran amor con que
nos amó”. Es una actuación gratuita, un amor regalado,
una gracia inmerecida. Por eso hoy, en medio de esta
Cuaresma, hacemos fiesta en este domingo Laetare. Te-
nemos arreglo, pues en Cristo se nos ofrece la salvación.
El signo de la Cruz
El evangelio nos ofrece el segundo pasaje del “Tríptico
Pascual”. Hoy, como a Nicodemo en la noche, en la os-
curidad del mal y del pecado, se nos invita a mirar el lu-
minoso amor que Dios nos regala en su Hijo Jesucristo, y
éste crucificado.
El mismo Jesús nos hace levantar la cabeza para mirar a
la Cruz y encontrar en ella el signo del amor de Dios por
nosotros, su deseo de salvar al mundo y no condenarlo.
Jesús cita, en el evangelio que hoy escuchamos, la expe-
riencia del pueblo de Israel en el desierto cuando por su
infidelidad la muerte se apodera del pueblo en aquellas
mordeduras de serpientes (Núm 21, 4-9).
Dios prepara, como siempre, una solución ante esta si-
tuación trágica para su pueblo. Ordena a Moisés colocar
una serpiente de bronce en lo alto de un madero para que
aquellos que sean mordidos por las serpientes levanten
la mirada hacia este estandarte, es decir, vuelvan a poner
su confianza y seguridad únicamente en Dios, y así que-
darán sanados.
A nosotros, heridos por la mordedura del mal y del pe-
cado, cansados de las situaciones adversas de la vida y
apresados como aquellos israelitas por la queja, la des-
esperanza y el pesimismo ante los acontecimientos que
vivimos, Dios nos ofrece la imagen de Cristo Jesús eleva-
da en lo alto de la Cruz como el lugar donde fijar nuestra
37
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
mirada, poner nuestra confianza y recomponer la Alian-
za. La Cruz es nuestro antídoto contra la mordedura del
mal y al mismo tiempo el lugar donde se firma de nuevo
el pacto, esta vez pagado y sellado a un alto precio: la
Sangre de Cristo (cf. 1 Pe 1,19).
Ésta es la señal de la nueva alianza: Cristo levantado en
la cruz. Como Israel, mordido por la serpiente del peca-
do, alza con toda la humanidad la mirada hacia la cruz
de Cristo, con la confianza de que si miras quedarás cu-
rado, si crees tendrás vida eterna. Ésta es la respuesta de
Dios al hombre cuando rompe la alianza. Ante la cruz
hoy puedes hacer tuya esta oración de la liturgia y decir-
le al crucificado: “Cuando el hombre, por desobediencia,
perdió tu amistad, tú no le abandonaste al poder de la
muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a to-
dos, para que te encuentre el que te busca, y reiteraste
así tu alianza con los hombres”.
Oración de los fieles
Oremos a Dios, nuestro Padre, que es rico en misericordia
y nos muestra su bondad en Cristo Jesús.
- Por la unidad de la Iglesia, en comunión con el Papa,
para que todos los que hemos recibido un mismo bau-
tismo, celebremos la Eucaristía en unidad, como signo
del Amor de Dios, roguemos al Señor.
- Por todos los que padecen las consecuencias del pe-
cado o están pasando por pruebas difíciles, por los
perseguidos por causa de su fe, para que pongan su
esperanza en la Cruz de Cristo, que es la llave que nos
abre la entrada a la vida gloriosa de la resurrección.
Roguemos al Señor.
- Por las vocaciones, para que los jóvenes respondan a
la llamada de Cristo y las familias acojan y cultiven
los gérmenes de la vocación al sacerdocio y a la vida
consagrada, roguemos al Señor.
- Por los que participan en el Itinerario Diocesano de
Evangelización, para que anuncien con libertad la ri-
queza de la gracia de ser salvados por Cristo, rogue-
mos al Señor.
- Por todos nosotros, para que reconozcamos nuestras
infidelidades a la alianza de amor que Dios desea
mantener con todos sus hijos, y volvamos a la paz y
comunión con Él por la verdadera penitencia, rogue-
mos al Señor.
Padre misericordioso, que no quieres que nadie perezca,
sino que todos se conviertan y tengan la vida eterna;
escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo nuestro Señor.
Amén.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
38
22 de marzo de 2015
Quinto domingo
de Cuaresma B
Una Alianza nueva
Moniciones a las lecturas
Primera lectura.
Jeremías 31, 31-34
Llegamos finalmente este domingo a la quinta etapa de
la historia de la salvación, que es la de los profetas que
anunciaron la venida de Jesucristo, y en aquel momento
Jeremías anunció una alianza nueva , en la que los hom-
bres vivirán en la voluntad y en la ley del Señor. Será una
alianza no escrita en piedra sino en el corazón de cada
persona.
Segunda lectura.
Hebreos 5, 7-9
Jesucristo es el autor de la salvación: muriendo y siendo
enterrado como la semilla del trigo, ejerció su sacerdocio
en favor de todos los hombres orando, sufriendo y obe-
deciendo.
Evangelio de Juan 12, 20-33
El tercer signo del tríptico pre-pascual es el del grano de
trigo enterrado como simiente de una nueva cosecha.
Siempre cuesta comprender el sentido del dolor y del su-
frimiento. Jesús, como la semilla que muere en el surco,
debe morir para fructificar en salvación. Es la historia de
Jesús y es nuestra historia.
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CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Ideas para la homilía
Se acerca la Pascua. Este domingo sabe a renovación, a
vida nueva, a fidelidad. Estamos en la penúltima esta-
ción de nuestro camino cuaresmal. En el recorrido por el
proyecto salvífico de Dios con su pueblo llegamos a la
quinta etapa, el tiempo de los profetas. Abre la liturgia
de la Palabra de este domingo el espléndido texto de Je-
remías en el que el Señor ofrece a los suyos la superación
de la antigua alianza, que se les ha ido cayendo de las
manos por su infidelidad. Les propone hacerlo de forma
distinta, un pacto nuevo grabado no ya en tablas de pie-
dra sino en el corazón.
La Nueva Alianza
Vivir la relación con Dios no es el cumplimiento de unas
normas y preceptos, de una ley moral en la que se premia
al que cumple y se castiga al que la infringe. La alian-
za nueva, escrita en el corazón de cada hombre, será de
nuevo iniciativa de Dios, que llevará a los suyos a sentir-
se Pueblo de su propiedad. Es la experiencia que se nos
regala de conocer al Señor con su rostro auténtico, pre-
cisamente cuando en lo profundo de cada uno, “desde el
pequeño al grande” de su perdón y de su misericordia, de
su amor incondicional “cuando perdone sus crímenes y
no recuerde sus pecados” (Jer 31, 34).
Se prepara ya esa renovación inmediata de la Alianza en
la próxima y ya cerca celebración del Triduo Pascual. Aún
nos quedará el próximo domingo, último de Cuaresma, el
de Ramos en la Pasión del Señor, para dar un paso más
en este recorrido, para contemplar que esta renovación
va a ser aún más novedosa y radical que la que se nos
propone en este domingo. Descubriremos que la culmina-
ción de la Alianza traspasa incluso el nivel de lo profundo
del hombre, como vemos en este domingo y se nos va a
ofrecer en Cristo, el siervo sufriente, a través de su Sangre
(escucharemos el tercer cántico del siervo, el himno de Fi-
lipenses y el relato de la Pasión según san Marcos). Así se
sella la verdadera y definitiva Alianza, “nueva y eterna”,
con nosotros y con todos los hombres, para el perdón de
los pecados: A precio de la Sangre del mismo Hijo de Dios.
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Vosotros sois pueblo de Dios
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El sacrificio pascual de Jesucristo
El autor de la carta a los Hebreos nos lo recuerda en la
segunda lectura (la volveremos a escuchar más exten-
sa el Viernes Santo): ¡A gritos y con lágrimas presentó
oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte!
Sorprendentemente nos dice el texto que en su angustia
fue escuchado. ¿Fue escuchado? No entra este camino en
nuestra lógica, no hubiera sido desde luego ésta nuestra
respuesta. El evangelio nos muestra en el tercer episodio
del “tríptico pascual” la dinámica, el camino, la lógica
que sigue Dios: la del grano de trigo que cae en tierra y
muere y así da mucho fruto, la de perder para ganar, la
de morir para vivir, la de aprender sufriendo a obedecer,
como nos dice la carta a los Hebreos, y sin embargo se
convierte en autor de salvación para los demás.
El Papa Benedicto XVI nos regaló, en aquel Viernes Santo
del 2005, antes de ser elegido Papa, la meditación del Vía
Crucis siguiendo este proceso del grano de trigo. Repro-
ducimos sus palabras introductorias por su gran belle-
za descriptiva del proceso del grano de trigo que muere
para dar fruto y de la dificultad que tenemos nosotros de
entrar en este camino:
“Señor Jesucristo, has aceptado por nosotros correr la
suerte del grano de trigo que cae en tierra y muere para
producir mucho fruto (Jn 12, 24). Nos invitas a seguirte
cuando dices: «El que se ama a sí mismo, se pierde, y el
que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará
No es una Alianza de conveniencia, no es un juego o un
contrato ficticio. Jesús nos repite a nosotros lo que dijo un
día a una santa que estaba meditando la pasión: “¡No te
he amado de broma!” (cf. Beata Angela de Foligno). Es un
pacto de Sangre, una Alianza definitiva que nada puede
romper, pues siempre tenemos la posibilidad de volver
a ella. Dios no se echa atrás ni en sus promesas, ni en su
fidelidad, ni en su voluntad de salvarnos.
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CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
para la vida eterna» (Jn 12, 25). Sin embargo, nosotros
nos aferramos a nuestra vida. No queremos abandonar-
la, sino guardarla para nosotros mismos. Queremos po-
seerla, no ofrecerla. Tú te adelantas y nos muestras que
sólo entregándola salvamos nuestra vida. Mediante este
ir contigo en esta Pascua quieres guiarnos hacia el pro-
ceso del grano de trigo, hacia el camino que conduce a
la eternidad”.
La “Hora” de Jesús
“Ha llegado la hora”, nos dice el evangelio de hoy. La
hora de Jesús y la nuestra. La hora de la fidelidad, del
amor entregado, la hora de dar la vida para que otros la
tengan. Que estos días finales de la Cuaresma, antes lla-
mados semana de pasión, nos hagan caminar muy pega-
dos a Cristo para que sus sentimientos, su generosidad y
su pasión por la humanidad, se nos contagien para nues-
tra vida. Así nos lo dice hoy Jesús: “donde esté yo estará
mi servidor”, es decir, por donde paso yo y como paso yo
pasaréis también vosotros. Que le dejemos renovar este
año de nuevo su Alianza con nosotros, así recobraremos
la certeza de ser su Pueblo (como nos dice el IDE de este
curso) y le dejaremos, con más libertad y más conscien-
cia de nuestra necesidad, que Él sea nuestro Dios.
Hoy, junto a muchos hombres y mujeres de nuestro
mundo, sigues diciendo: “Queremos ver a Jesús”. La hu-
manidad está sedienta, tu vida lo necesita, tu corazón lo
desea. Y Dios te lo presenta así, en la Cruz. Es el grano de
trigo que muere para dar fruto, para que tú tengas vida;
Jesús es el que se aborrece a sí mismo para guardarte a ti
para la vida eterna. Éste es el precio que han pagado por
ti; éste es el coste de la alianza nueva y eterna. Este año
se cumple de nuevo su palabra: “Cuando yo sea elevado
sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”.
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Vosotros sois pueblo de Dios
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Oración de los fieles
Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, autor de la
salvación eterna.
- Por el Papa Francisco y nuestro Obispo Antonio; para
que en todo momento puedan seguir proclamando la
Verdad de Dios, para el bien del pueblo cristiano y de
toda la sociedad, roguemos al Señor.
- Por los que, aún sin saberlo claramente, desean ver
a Jesús, para que puedan reconocerle en los que se
llaman discípulos suyos, roguemos al Señor.
- Por el pueblo de la Antigua Alianza, para que lleguen
a descubrir en Jesús al Mesías que llevó a plenitud la
Ley de Moisés y las palabras de los Profetas, rogue-
mos al Señor.
- Por todas las parroquias y comunidades, para que
sean un signo evangelizador de la Nueva Alianza,
fundada en el amor y escrita en el corazón de los
hombres, roguemos al Señor.
- Por todos nosotros, para que las fiestas de Pascua que
se acercan nos ayuden a vivir y compartir con los de-
más intensamente la vida cristiana, siguiendo la pa-
labra y el ejemplo de Jesús, roguemos al Señor.
Dios, Padre nuestro, que levantaste a tu Hijo del sepul-
cro escucha las oraciones que te presentamos, como él,
en los días de nuestra vida mortal. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
29 de marzo de 2015
Domingo de Ramos en
la Pasión del Señor B
La nueva Alianza
en la sangre del Señor
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CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Moniciones a las lecturas
En la bendición de las palmas.
Evangelio de Marcos 11, 1-10
Corresponde este año leer el relato de san Marcos corres-
pondiente a la entrada de Jesús en Jerusalén. Como es
habitual en este evangelio, se destaca la confesión de fe
en Jesucristo como el Mesías Hijo de Dios; pero el mismo
pueblo de Jerusalén que lo recibió en triunfo, renegará de
él poco después.
MISA DE PASIÓN
Primera lectura.
Isaías 50, 4-7
El tercer cántico del Siervo del Señor anuncia la Pasión
del Mesías, presentándola como una muestra suprema
de obediencia a la palabra y la voluntad de Dios, al so-
meterse al poder del pecado del mundo y padecer por
ello mansamente. Gran importancia tiene la recitación
del Salmo responsorial 21, mencionado por Cristo en la
cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?
Segunda lectura.
Filipenses 2, 6-11
San Pablo proclama la unidad del misterio pascual de
Jesucristo, humillado hasta la muerte en la cruz como el
Siervo de Yahwéh y glorificado como Hijo de Dios en la
resurrección.
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Según la intención propia de este evangelista, todo el re-
lato de la Pasión según san Marcos se desarrolla a la luz
de las dos grandes líneas directoras de esta Evangelio,
que son la proclamación de Jesucristo como Hijo de Dios
y como Salvador de toda la humanidad y no sólo del
pueblo de la antigua Alianza.
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Vosotros sois pueblo de Dios
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Ideas para la homilía
El pórtico de la Semana Santa
Para los que no asisten a la liturgia del Viernes Santo,
hoy es el encuentro con Cristo paciente, en contraste con
su manifestación gloriosa en el próximo domingo, día de
Pascua. La procesión inicial imita la que se hacía en Jeru-
salén desde el siglo V. En todas las misas se debe resaltar
hoy el rito de entrada, al menos con una monición y un
canto apropiado, pero cuando se hace con los ramos y
palmas se proclama el relato de la entrada triunfal de
Jesús, este año B según san Marcos. En la Misa las dos
primeras lecturas se leen todos los años. En primer lugar
el tercer cántico del Siervo de Yahwéh y el salmo 21 que,
leído en su integridad, no es un grito desesperado sino
una súplica llena de esperanza; y luego el gran himno de
Filipenses en el que se ensalza la humildad de Cristo y la
autenticidad de su encarnación cuando se rebajó hasta
la muerte; también se proclama su exaltación a la gloria
como respuesta del Padre a su obediencia. Toca así mis-
mo leer este año la Pasión según san Marcos, en la que se
proclama de modo preferente la dignidad de Jesucristo,
Hijo de Dios y Salvador de la humanidad. La celebración
del sacrificio eucarístico manifiesta la unidad del Miste-
rio Pascual de Jesucristo, muerto por nuestros pecados y
resucitado para nuestra justificación.
El sacrificio del Siervo de Dios,
Salvador de la humanidad
Las dos primeras lecturas constituyen el marco de la Pa-
sión del Señor: Jesús no retrocede, se somete a todos los
ultrajes de los hombres. Es precisamente esto, su entrega
y abnegación hasta la muerte en cruz en medio de la his-
toria, lo que hace de él el Señor de la historia —porque la
Pasión no es un “mito” intemporal, sino que ocurrió real-
mente “bajo el poder de Poncio Pilato”—, es la muestra
de lo que ocurre desde principio a fin de la tragedia de
la humanidad: Dios es golpeado, cubierto de insultos y
salivazos, mientras él, por nosotros y para tomar sobre
sí nuestros pecados, se rebaja hasta el extremo, hasta so-
meterse incluso a la muerte.
Todo el relato de la Pasión según san Marcos se desarro-
lla a la luz de la gran línea directora de esta Evangelio,
que es la proclamación de Jesucristo como Hijo de Dios y
como Salvador de toda la humanidad y no sólo del pue-
blo de la antigua Alianza. De este modo, en el momento
culminante de la muerte, el centurión romano que monta
guardia frente a Jesús, al pie de la cruz, al ver cómo había
expirado dijo: “Realmente, este hombre era Hijo de Dios”
(Mc 15, 39). Es la primera vez que se le tributa a Jesús este
título en el segundo Evangelio; y así, después de asistir a
una serie inacabable de insultos y desprecios por parte
de los representantes del pueblo elegido, vuelve a brillar
la luz de la fe por boca de un extranjero. Aunque el oficial
romano no pudo dar a esta confesión todo el sentido que
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CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
nosotros le damos, el evangelista Marcos ve en ello cier-
tamente la confesión por un pagano de la personalidad
sobrehumana de Jesús.
En la muerte de Cristo se cumple con toda su real crudeza
lo anunciado sacramentalmente en la última cena: “Ésta
es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos”
(Mc 14, 24). El misterio pascual, renovado perennemente
en la Eucaristía y celebrado de modo especial en la Se-
mana Santa, abre el camino de la salvación tanto a los
descendientes carnales de Abrahán como a los pueblos
que son hijos de Dios por la fe.
Monición al Credo
En este domingo la Iglesia primitiva entregaba el Credo a
los que iban a ser bautizados en la Noche Pascual, para
que el Sábado Santo lo pudieran proclamar ellos de me-
moria. El día de nuestro bautismo, al entrar en la Iglesia,
nos marcaron con la señal de la cruz en nuestra frente.
El signo de la cruz nos ha acompañado desde entonces a
lo largo de nuestra vida y nos identifica como cristianos.
Ante la imagen del crucificado, en este último domingo
antes de la Noche de Pascua, profesamos el símbolo de
la fe que hemos recibido de la Iglesia.
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Vosotros sois pueblo de Dios
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Oración de los fieles
Entramos en los días oscuros y luminosos de la Pasión
y muerte del Señor. El Espíritu convoca a su Iglesia a ex-
perimentar el amor infinito del Padre, a través de su Hijo
colgado en la cruz. Presentemos confiadamente nuestra
oración cantando (o diciendo): Oh Señor, escucha y ten
piedad.
R/. Oh Señor, escucha y ten piedad.
- Por la santa Iglesia, para que viviendo en la fe el mis-
terio de la Pasión, recoja del árbol de la cruz el fruto
de la esperanza. Oremos.
R/. Oh Señor, escucha y ten piedad.
- Por los jóvenes, para que, unidos en la Iglesia, apren-
dan el valor de la pobreza al contemplar a Cristo en
su Pasión y descubran que éste es el camino para al-
canzar el Reino de Dios. Oremos.
R/. Oh Señor, escucha y ten piedad.
- Para que llegue la paz y la libertad a los lugares don-
de los cristianos son perseguidos y todos los hombres
alcancen la salvación. Oremos.
R/. Oh Señor, escucha y ten piedad.
- Por los enfermos, los moribundos y todos los que su-
fren, para que apurando el cáliz de la Pasión, a seme-
janza de Cristo paciente, tengan la firme esperanza de
participar con él en su gloria. Oremos.
R/. Oh Señor, escucha y ten piedad.
- Por los pecadores para que experimenten en estos días
de la Pasión la misericordia de Dios y sientan que va-
len el precio mismo de la sangre de Cristo. Oremos.
R/. Oh Señor, escucha y ten piedad.
- Por nosotros que en el bautismo fuimos sumergidos
en la muerte de Cristo y nos disponemos a celebrar su
Pascua para que participemos también de su resurrec-
ción. Oremos.
R/. Oh Señor, escucha y ten piedad.
Escucha, Padre, la oración de tu pueblo, que celebra la
Pasión de tu Hijo; haz que, después de haberlo aclamado
en el día de la alegría, sepamos seguirlo con la fidelidad
del amor en la oscura, pero vivificadora, hora de la cruz.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
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CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
VI. La Semana Santa de 2015
Con estas breves introducciones a la celebración de la Se-
mana Santa, se desea ayudar a vivir de forma TESTIMO-
NIAL Y EVANGELIZADORA estos actos tan importantes.
Al mismo tiempo intentaremos volver sobre el mensaje
fundamental del Itinerario Diocesano de Evangeliza-
ción (IDE): “LA ALEGRÍA DE ANUNCIAR EL EVANGELIO”.
Se indica en cursiva la forma en que podrían participar
los comprometidos en el IDE. Se podría repartir por todas
las casas un programa de los actos de la Semana Santa,
destacando su valor evangélico, como respuesta a las
inquietudes y problemas de las persones de hoy en día.
Como ya se hizo el curso pasado, a lo largo de esta Se-
mana Mayor, destacaremos, entre otros muchos, unos
momentos y signos de gran valor simbólico que pueden
llamar la atención de los alejados o los menos instruidos,
como una llamada para evangelizar. Los comprometidos
en el IDE deberían prepararse y provocar el interés y el
diálogo sobre el significado —la Buena Noticia— de es-
tas celebraciones. La extrañeza, y las preguntas que pue-
den suscitar son el mejor motivo para una instrucción y
vivencia compartida en la mejor tradición bíblica, como
leemos en Deuteronomio 6, 20-21: En el futuro, cuando
tu hijo te pregunte diciendo: “¿Qué significan los testimo-
nios, las leyes y los decretos que Yahveh nuestro Dios os
mandó?”, entonces responderás a tu hijo: “Nosotros éra-
mos esclavos del faraón en Egipto, pero Yahveh nos sacó
de Egipto con mano poderosa”... Y lo mismo cuando se
trata del ritual de la cena de Pascua en Éxodo 12, 26-27: Y
cuando os pregunten vuestros hijos: “¿Qué significa para
vosotros este rito?”, responderéis: “Éste es el sacrificio de
la Pascua de Yahveh...”.
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Vosotros sois pueblo de Dios
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Domingo de Ramos en
la Pasión del Señor
La Buena Noticia de
la salvación universal
La Buena Noticia de la salvación universal
Bendición de palmas y ramos, procesión y santa Misa
Acompañamos al Señor cuando entra en la Ciudad San-
ta para ofrecer su sacrificio para la redención del mundo.
Durante los primeros siglos del cristianismo, este domin-
go estaba dedicado a la entrega del “Credo”, el símbolo
de la fe, a los catecúmenos que debían recibir el bautismo
en la Pascua; era la “entrega del símbolo” que preparaba
a la “devolución del símbolo” que los bautizandos debían
realizar en la mañana del Sábado Santo. El “símbolo” era
en la vida corriente un signo de reconocimiento: dos frag-
mentos de cerámica que debían encajar; de este modo,
los candidatos recibían el “Credo” que debían aprender
de memoria como señal de admisión entre los cristianos.
En el siglo IV comenzaron a llegar a Tierra Santa un gran
número de peregrinos que deseaban recordar los hechos
de Jesús en los mismos lugares en que habían ocurrido.
Muy pronto comenzaron a repetir la entrada festiva del
Señor en Jerusalén, bajando del monte de los Olivos con
palmas, ramos y cantos y acompañando al Obispo.
Esta celebración se difundió por todas las iglesias con di-
ferentes formas, y la propia de la liturgia romana es muy
fiel a la tradición primitiva de Jerusalén, con la asamblea
que se reúne fuera de la iglesia, y marcha hacia ella des-
pués de leer el Evangelio de la entrada de Jesús, siguien-
do con cantos al Obispo o sacerdote que preside.
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CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Un rito propio de este día:
La procesión de las palmas y ramos
Es una procesión al revés de las normales, donde el sacer-
dote va en cabeza y no se va en filas, sino en grupo tras
él. No hay imágenes, porque la marcha es como el cuer-
po de Cristo, cabeza y cuerpo que van a Sión y al templo,
en la Ciudad de Dios. Hacemos lo que hicieron los niños y
gentes de Jerusalén en este mismo día, haciendo nuestro
el lema de este curso del IDE: “SOIS PUEBLO DE DIOS”.
Los que siguen el IDE podrían ir juntos por grupos en esta
procesión.
Los colores litúrgicos en la Semana Santa
En estos días se usan ornamentos cuyo color tiene un
significado que todos deben conocer. El rojo recuerda la
realeza de Cristo y también su sangre derramada en la
Pasión, por eso se usa el Domingo de Pasión desde la pro-
cesión de las palmas en honor de Cristo Rey y también
el Viernes Santo. El morado es signo de penitencia y por
eso se utiliza en la Cuaresma y en sus días finales, lunes,
martes y miércoles de la Semana Santa. El blanco es el
color de la alegría y se viste en todo el tiempo de Pascua,
la Cincuentena o Pentecostés, a partir de la Vigilia Pas-
cual; son blancas y resplandecientes las vestiduras de los
ángeles que anuncian la resurrección de Jesús, como lo
fueron sus ropas en la Transfiguración.
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Vosotros sois pueblo de Dios
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Las procesiones de Semana Santa
Desde las de Pasión y muerte hasta la de gloria, estas
manifestaciones piadosas populares son un motivo de
asombro, preguntas y emociones especialmente para
los más jóvenes, y los mayores deberían aprovecharlo
para que las verdades de la fe en Jesucristo se conserven
unidas a las imágenes plásticas de los pasos y también
de las representaciones de la Pasión. Los penitentes, las
promesas, los sacrificios... deberán llevar a una explica-
ción de que toda la vida ha de ser también un ejercicio
de renuncia al pecado y a las malas costumbres, para
purificarnos, aprovechar el amor que Dios nos ofrece y
convertirnos cada vez más a Dios. Se podría preparar un
folleto explicativo de estas procesiones indicando la per-
sonalidad y finalidad de cada hermandad y el significa-
do de los “pasos”.
Miércoles Santo
La Misa Crismal es una magnífica imagen del misterio de
la Iglesia, en la que se expresa el fluir de la gracia de los
sacramentos desde el sacerdocio de Cristo, y por medio
de sus ministros que la hacen presente en todas las co-
munidades.
Algunos representantes del IDE podrían acompañar a su
párroco ese día a la Catedral para recoger el Crisma y los
Santos Óleos, que podrían llevar luego en la procesión de
entrada en la Misa del Jueves Santo en sus parroquias.
51
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Jueves Santo
En la cena del Señor
La alegría de estar con Jesucristo
Se conmemora la institución de la eucaristía y del sacer-
docio, y se recuerda el supremo mandamiento del amor.
Es el “Día del amor fraterno”.
Unos ritos propios de este día:
El lavatorio de los pies
Todas las iglesias son este día un gran cenáculo. Las per-
sonas elegidas para el lavatorio representan a los doce
apóstoles y el sacerdote es Jesucristo, que da así ejem-
plo de humildad y de servicio. El contexto en el que Jesús
pronuncia estas palabras no es otro que la noche del Jue-
ves Santo, después de la Cena, antes de morir en la cruz.
En esa impresionante ocasión, Jesús revela a sus discí-
pulos que va hacia el Padre. Este ir al Padre constituye
el culmen de la salvación. Todo el que siga a Jesús irá a
donde Él va. El día siguiente no se celebra la Eucaristía,
y se resalta con una procesión el traslado de las formas
consagradas hasta el sagrario. Se abre así un tiempo de
vigilia y oración ante el Santísimo en el que respondemos
a las palabras de Jesús en el monte de los Olivos: Velad y
orad para no caer en la tentación (Mt 26, 41).
Este año se podría lavar los pies a los animadores y otros
miembros del IDE.
Monición de despedida
Al final de la misa del Jueves Santo, se puede convocar a
los fieles a la siguiente “estación” con estas o semejantes
palabras:
Queridos todos: Al terminar esta celebración, vamos a se-
guir acompañando al Señor en los primeros pasos de su
Pasión, en oración ante el Santísimo Sacramento, como
en el Monte de los Olivos. Luego, mañana, a las (…) horas
celebraremos el Oficio de Laudes ante el Monumento y
a las (…) horas el Vía Crucis en (lugar donde se realice).
Por la tarde, a las (…) horas, como los peregrinos a Jeru-
salén, acudiremos al Gólgota, al Calvario, a venerar la
Cruz salvadora, cuando la Palabra de Dios nos anuncie
el sacrosanto misterio de la Pasión. Recordad que ma-
ñana es día de ayuno y abstinencia. Siempre muy cerca
de Jesus. Alabado sea el santísimo sacramento del altar.
R/. Sea por siempre bendito y alabado.
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Vosotros sois pueblo de Dios
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El “Monumento”
En la oración ante el Santísimo Sacramento, conservado
para la comunión del día siguiente en el “Monumento”,
acompañamos al Señor en la soledad de su Pasión y le
damos gracias porque ha querido permanecer sacramen-
talmente en medio de nosotros.
Hoy el sagrario está adornado con flores y luces, para en-
señarnos la importancia de la presencia del Señor en el
sagrario de todos los días, donde se conserva para dar la
comunión a los enfermos o a los que están en peligro de
muerte y ser adorado con calma y silencio, en un diálogo
con él. Para favorecer todo esto suele haber una capilla
especial, adornado con fervor y buen gusto, para que le
visitemos allí con frecuencia.
Podrían organizarse turnos de velas ante el Santísimo
con los grupos del IDE y asistir juntos a la Hora Santa o
la Liturgia de las Horas.
Viernes Santo
Nos alegramos en el triunfo de la cruz
CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR
Este acto vespertino comienza con la liturgia de la pala-
bra en la que se leen dos lecturas y la Pasión según san
Juan, a la que sigue la homilía y la oración universal;
concluye esta liturgia con la adoración de la Cruz y la
comunión con la Eucaristía consagrada en la Misa de la
Cena del Señor.
Unos ritos propios de este día:
La adoración de la cruz
Un altar sin manteles y una cruz sin crucifijo. En esta tar-
de, la desnudez del altar, símbolo de la de Jesús en el
Calvario, y la austeridad de la ceremonia nos trasladan
al patio del Gólgota, en el magnífico conjunto de monu-
mentos que contemplaban los peregrinos de los siglos IV,
V y VI, antes de la invasión islámica. Allí, al aire libre,
delante de la colina del calvario, revestida de mármoles
preciosos y sobre la que se alzaba una gran cruz de ma-
dera, se leía la Pasión y se pasaba a besar la reliquia de
la cruz, la Vera Crux que encontró santa Elena.
Es un acto de profunda seriedad, pero alumbrado por la
gloria del madero en el que estuvo clavada la salvación
del mundo. El acto del Viernes Santo no es un funeral.
La sencilla cruz de madera, sin la imagen del crucificado,
que cruza la iglesia hasta el altar para allí ser adorada:
el trofeo de la Pasión ante el que deberemos hacer genu-
flexión siempre que pasemos ante él, hasta que comience
la Vigilia Pascual.
53
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Monición de despedida
Hermanos y hermanas: Nos separamos en silencio, como
aquellos que “bajaban del Calvario y se daban golpes de
pecho”. (Nos vamos a encontrar de nuevo en la proce-
sión del Santo Entierro). Mañana Sábado Santo nos reu-
niremos a las (…) horas para celebrar el Oficio de Laudes
como si estuviéramos junto al Santo Sepulcro y, ya por la
noche, debemos estar todos para la gran celebración de
la Vigilia Pascual. Se nos invita a seguir guardando este
día el ayuno, para romperlo en la celebración de la Pas-
cua del Señor. Hasta que nos reunamos todos otra vez
junto al fuego en la Noche Santa.
El Vía Crucis
En muchos casos fuera del templo, de nuevo parece que
nos traslademos a la ciudad santa de Jerusalén, reco-
rriendo con Jesús, la Vía Dolorosa.
Los animadores o un miembro de cada grupo del IDE po-
drían leer los textos de las estaciones.
Sábado Santo
La esperanza en el amor
más fuerte que la muerte
Oficio de lecturas y Laudes
La mañana de este Sábado Santo debería ocuparse en
la oración y en la preparación de la gran Vigilia, al me-
nos por el grupo más responsable de la comunidad. Los
miembros del IDE podrían preparar y celebrar el Oficio
de Lecturas y Laudes. Es un día en que se nos invita a
continuar el ayuno del Viernes Santo, siguiendo la primi-
tiva tradición del ayuno prepascual que se rompe en la
comunión de la Vigilia.
EN LA NOCHE SANTA,
SOLEMNE VIGILIA PASCUAL
La mejor noticia: Cristo sigue con nosotros
El Misterio Pascual de Cristo, crucificado, sepultado y re-
sucitado, tiene en esta liturgia nocturna “Madre de todas
las demás vigilias”, su celebración culminante. La vigilia
comienza en el exterior del templo con la liturgia de la luz
y se ilumina la iglesia como signo de la resurrección del
Señor. La liturgia de la palabra proclama las maravillas
de Dios en la historia de la salvación, desde la creación
del mundo al Misterio Pascual de Jesucristo; luego viene
la liturgia bautismal, con la renovación de las promesas
que se hicieron en la iniciación cristiana, y luego la asam-
blea es invitada a la mesa que el Señor, por medio de
su muerte y resurrección, ha preparado para su pueblo
(cuarta parte de la vigilia, liturgia eucarística).
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
54
Unos signos singulares:
El fuego y el cirio pascual
Nos reunimos en torno a una hoguera, como los israe-
litas en los campamentos cuando iban hacia la tierra
prometida. En la Pascua todo es nuevo, el fuego, el agua
del Bautismo, los panes sin levadura… El cirio pascual
es un símbolo de Jesucristo resucitado, que conserva las
huellas de la Pasión, como la cruz y las cinco marcas se-
ñaladas con granos de incienso que recuerdan las cinco
heridas del crucificado. También se marcan en el cirio el
Alfa y la Omega, letras griegas que significan que Jesús
es el Señor de esta Pascua, cuyo año tambien se marca, y
de todos los tiempos, del principio al fin. Como la colum-
na de fuego que iba guiando a los israelitas en el desierto,
así nos guía ahora Jesús y entra el primero en la iglesia,
iluminándola con su luz.
Los miembros del IDE podrían preparar la hoguera, re-
partir las candelas a los fieles y proclamar las lecturas.
Vosotros sois pueblo de Dios
Comisión
Diocesana
de Espiritualidad
Cuaresma 2015
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 556
57
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
EnestetiempodeCuaresma-Pascua—tiempodegracia—,
en que la Iglesia nos invita a vivir la fe más intensamente
y desde el Itinerario Diocesano de Evangelización, cuyo
lema es “Vosotros sois Pueblo de Dios”, nuestra Comisión
os propone varios materiales:
1.- Reflexiones sobre las Siete Palabras de Karl Rahner.
2.- Viacrucis con textos de Santa Teresa de Jesús.
3.- Meditaciones de Santa Teresa para tiempo de Pascua.
Con los materiales 2 y 3, seguimos contribuyendo a la
celebración del quinto centenario de Santa Teresa, tema
nuclear este año en las actividades de nuestra Comisión.
Así, también compartimos la experiencia existencial tere-
siana de los acontecimientos proclamados y celebrados
en el tiempo litúrgico de Cuaresma-Pascua.
Vivamos, pues, también nosotros como hizo Santa Teresa
ese tiempo y profundicemos en lo que se nos invita desde
el Itinerario Diocesano de Evangelización: “Vosotros sois
Pueblo de Dios”.
Presentación
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 558
Pistas para leer
las Siete Palabras
Hemos elegido para esta reflexión un escrito del gran teó-
logo alemán Kart Rahner, lumbrera del Concilio Vaticano
II, cuya traducción castellana fue elegida en 1988 por el
profético Instituto Social Obrero de Valencia, para ser pu-
blicado en su Boletín previo a la Semana Santa. Su título
es Siete palabras.
Siete palabras
Siguiendo el trazo grueso de Rahner, proponemos al lec-
tor que lo lea teniendo en cuenta los tres acentos que él
proponía para una espiritualidad cristiana, hoy.
En primer lugar, que la nota primera y más importante
que ha de caracterizar a la espiritualidad de hoy es la re-
lación personal e inmediata con Dios. Se trata pues de
leer este contenido, no ya desde una perspectiva mera-
mente sentimental, sino de conversación directa, inme-
diata, con nuestro Padre, entreverada con nuestra vida,
tal vez llena de pecado pero donde puede sobreabundar
la gracia.
Segundo, debemos trabajar nuestra mente y nuestro co-
razón para que lo que nos inspire la lectura del escrito
esté interrelacionado con nuestra experiencia vital, de
modo y manera que se produzca una aplicación en nues-
tra vida de aquello que nos sugiere el Espíritu Santo a
través de la Palabra. De ahí ha de surgir un escalón más
en la renovación de nuestra espiritualidad. Paradójica-
mente, podemos afirmar que no hay espiritualidad cris-
tiana donde no está implicada la propia experiencia hu-
mana, la propia vida: la espiritualidad y la vida normal
cristiana hoy se ligan, se compenetran, se promueven
recíprocamente.
Y tercero, es necesario situarnos en una nueva ascética
de la libertad. La ascética se contempla hoy como la li-
bertad responsable ante el deber… “Quien esté abierto al
futuro absoluto de Dios será capaz de superar la apeten-
cia sin límites de llenar su vida con el mayor goce posible
para, en último término, destruirse a sí mismo por su in-
moderación … Este aspecto de la vida espiritual es lo que
denominamos hoy ascética en sentido amplio”.
No se trata, pues, de leer desde la perspectiva de la re-
flexión teológica especulativa, ni tampoco desde la com-
pasión humana por el dolor y las angustias de Jesús en
su pasión. Os proponemos que antes de leer el contenido
de estas ‘Siete palabras’ invoquéis al Espíritu Santo y le
pidáis con fe y esperanza que, por medio de ellas, la Pa-
labra os ilumine para que transforme vuestra experien-
cia vital, mentalidad y proyectos de vida en los de Cristo
que quiere vivir en vosotros. Si esto sucede, esta humilde
lectura podrá haberos ayudado a vivir vuestro kayrós
ahora, el tiempo oportuno para cada uno de vosotros,
sugerido por el Espíritu de Cristo.
59
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios 59
CUARESMA
Vosotros sois pueblo de Dios
Las siete palabras
de Jesús en la cruz
por Karl Rahner, SJ
Primera Palabra:
“Padre, perdónalos
porque no saben lo que hacen”
(Lc 23,34)
Cuelgas de la cruz. Te han clavado. No te puedes separar
de este palo erguido sobre el cielo y la tierra. Las heridas
queman tu cuerpo. La corona de espinas atormenta tu
cabeza. Tus manos y tus pies heridos son como traspa-
sados por un hierro candente. Y tu alma es un mar de
desolación, de dolor, de desesperación.
Los responsables están ahí, al pie de la cruz. Ni siquiera
se alejan para dejarte, al menos, morir solo. Se quedan.
Ríen. Están convencidos de tener la razón. El estado en
que estás es la demostración más evidente: la prueba de
que su acto no es sino el cumplimiento de la justicia más
santa, un homenaje a Dios, del que deben estar orgullo-
sos. Se ríen, insultan, blasfeman. Mientras tanto cae so-
bre ti, más terribles que los dolores de tu cuerpo, la deses-
peración ante tal iniquidad. ¿Existen hombres capaces de
tanta bajeza? ¿Hay, al menos, un punto común entre Tú y
ellos? ¿Puede un hombre torturar así a otro hombre, has-
ta la muerte? ¿Desgarrarlo hasta matarlo con el poder de
la mentira, de la traición, de la hipocresía, de la perfidia...
y mantener la pose del juez imparcial, el aspecto del ino-
cente, las apariencias de lo legal? ¿Cómo lo permite Dios?
¡Oh Señor, nuestro corazón se habría destrozado en una
furiosa desesperación! Habríamos maldecido a nuestros
enemigos y a Dios con ellos.
Sin embargo, Tú dices: “Padre, perdónalos porque no sa-
ben lo que hacen”. ¡Eres incomprensible, Jesús! Amas a
tus enemigos y los encomiendas al Padre. Intercedes por
ellos. Señor, si no fuera una blasfemia, diría que los dis-
culpas con la más inverosímil de las excusas: “no saben”.
Sí, sí saben, ¡lo saben todo! ¡Pero quieren ignorarlo todo!
No hay cosa que se conozca mejor que aquello que se
quiere ignorar, escondiéndolo en el subterráneo más pro-
fundo del corazón; pero, al mismo tiempo, le negamos la
entrada a nuestra conciencia. Y Tú dices que no saben lo
que hacen. Sí, hay algo que no saben: tu amor por ellos.
Pronuncia tu palabra de perdón sobre mis pecados. Di al
Padre: “Perdónalo porque no sabe lo que ha hecho”. Mas
lo sabía... lo sabía todo, pero no conocía tu amor.
Hazme pensar tu primera palabra cuando recite distraído
el Padre Nuestro y afirme perdonar a los que me ofenden.
Necesito tu fuerza para perdonar de corazón a aquellos
que mi orgullo y mi egoísmo consideran como enemigos.
Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5
Vosotros sois pueblo de Dios
60
Segunda Palabra:
“Yo te aseguro:
hoy estarás conmigo
en el paraíso”
(Lc 23,43)
Agonizas y, sin embargo, en tu corazón rebosante de do-
lor hay todavía un sitio para el sufrimiento de los otros.
Vas a morir y te preocupas por un criminal que, atormen-
tado en su martirio infernal, reconoce que su pena fue
merecida por su vida de maldad. El abandono de Dios
te ahoga y hablas del Paraíso. Tus ojos se velan en las
tinieblas de la noche y oteas la luz eterna. Al morir nos
preocupamos de nosotros mismos, pues los otros nos de-
jan solos y abandonados. Tú, sin embargo, piensas en las
almas que deben ir contigo a tu Reino. ¡Corazón de mise-
ricordia infinita! ¡Corazón heroico y fuerte!
Un delincuente miserable pide que te acuerdes de él y
Tú le prometes el Paraíso. ¿Se puede transformar tan rá-
pidamente con tu proximidad una vida de pecado y de
vicio? Si pronuncias las palabras de absolución se perdo-
nan hasta los pecados y las bajezas más repugnantes de
cada vida criminal. Nada puede impedir la entrada a la
santidad de Dios. Se puede admitir, llevando las cosas al
límite, un poco de buena voluntad, en un pecador, pero
su perversidad, sus instintos viciados, la brutalidad, el
fango..., ¡eso no desaparece con un poco de buena volun-
tad y con un arrepentimiento fugaz en el patíbulo! ¡Uno
de esa calaña no puede entrar en el Paraíso tan limpia-
mente como las almas que se purificaron toda la vida,
los santos que prepararon sus cuerpos y sus almas para
hacerlos dignos del Dios tres veces santo! Y, sin embargo,
Tú pronuncias las palabras de tu gracia omnipotente que
penetra en el corazón del ladrón y transforma el fuego
infernal de su agonía en la llama purificadora del amor
divino. El amor destruye la culpa de la criatura rebelde. Y
así el ladrón entra en el Paraíso de tu Padre.
¿Me darás a mí la gracia del atrevimiento temerario que
exige y espera todo de tu bondad? ¿El coraje de decir,
como si fuera el mayor de los criminales, “Señor, acuér-
date de mí cuando estés en tu Reino”?
Pueblo de Dios Cuaresma 2015
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  • 1. Vosotros sois pueblo de Dios Cuaresma-Pascua 2015 Cuaderno Pastoral
  • 2. © Arzobispado de Valencia Edita: Arzobispado de Valencia Diseño y producción gráfica: Medianil Comunicación www.medianil.net
  • 3. Mensaje del Santo Padre ........................................................................................................................ 04 Presentación ............................................................................................................................................... 10 CUARESMA 2015 ....................................................................................................................................... 13 Miércoles de Ceniza .......................................................................................................................... 18 Primer domingo de Cuaresma B .................................................................................................. 22 Segundo domingo de Cuaresma B .............................................................................................. 26 Tercer domingo de Cuaresma B .................................................................................................... 30 Cuarto domingo de Cuaresma B .................................................................................................. 34 Quinto domingo de Cuaresma B .................................................................................................. 38 Domingo de Ramos en la Pasión del Señor B ......................................................................... 42 Miércoles Santo ................................................................................................................................. 50 Jueves Santo ....................................................................................................................................... 51 Viernes Santo ...................................................................................................................................... 52 Sábado Santo ..................................................................................................................................... 53 C. D. de Espiritualidad....................................................................................................................... 56 C. D. de Catequesis............................................................................................................................. 74 COV (Centro de Orientación Vocacional “Juan Pablo II”)..................................................... 82 C. D. de Educación Católica y Pastoral Universitaria ........................................................... 96 C. D. de Pastoral de la Salud ......................................................................................................... 104 Propuesta Diocesana de Cáritas .................................................................................................. 112 C. D. para los Mayores y Laicos. Vía Crucis .............................................................................. 124 C.D. de Familia y Vida ...................................................................................................................... 143 PASCUA 2015 .............................................................................................................................................. 147 Primer domingo de Pascua B ........................................................................................................ 150 Segundo domingo de Pascua o de la Divina Misericordia .................................................. 155 Tercer domingo de Pascua B ......................................................................................................... 159 Cuarto domingo de Pascua B. El buen Pastor ......................................................................... 162 Quinto domingo de Pascua B. La vid y los sarmientos ........................................................ 166 Sexto domingo de Pascua B. El mandamiento nuevo del amor ....................................... 168 La Ascensión del Señor B. El camino hacia el cielo ............................................................... 172 Pentecostés B. El nuevo pueblo de Dios .................................................................................... 176 Meditaciones de Santa Teresa para tiempo de Pascua ........................................................ 180 C.D. de Misiones ................................................................................................................................. 185 C. D. para los Mayores y Laicos. Vía Lucis ................................................................................ 189 C. D. de Educación Católica y Pastoral Universitaria ........................................................... 207 PROPUESTA DE CANTOS......................................................................................................................... 209 APP CUARESMA PASCUA 2015............................................................................................................. 214 í n d i c e
  • 4. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 44 Mensaje del Santo Padre
  • 5. 5 Mensaje del Santo Padre Vosotros sois pueblo de Dios “Fortalezcan sus corazones” (St 5, 8) Queridos hermanos y hermanas: La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios por- que él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está intere- sado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen... Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy rela- tivamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos. Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globaliza- ción de la indiferencia. La indiferencia hacia el prójimo y hacia Dios es una tentación real también para los cristianos. Por eso, necesitamos oír en cada Cuaresma el grito de los profetas que levantan su voz y nos despiertan. Dios no es indiferente al mundo, sino que lo ama hasta el punto de dar a su Hijo por la salvación de cada hombre. En la encarnación, en la vida terrena, en la muerte y resurrección del Hijo de Dios, se abre definitivamente la puerta entre Dios y el hombre, entre el cielo y la tierra. Y la Iglesia es como la mano que tie- ne abierta esta puerta mediante la proclamación de la Palabra, la celebración de los sacramentos, el testimonio de la fe que actúa por la caridad (cf. Ga 5,6).
  • 6. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 6 Sin embargo, el mundo tiende a cerrarse en sí mismo y a cerrar la puerta a tra- vés de la cual Dios entra en el mundo y el mundo en Él. Así, la mano, que es la Iglesia, nunca debe sorprenderse si es rechazada, aplastada o herida. El pueblo de Dios, por tanto, tiene necesidad de renovación, para no ser indi- ferente y para no cerrarse en sí mismo. Querría proponerles tres pasajes para meditar acerca de esta renovación. 1. «Si un miembro sufre, todos sufren con él» (1 Co 12,26) La Iglesia La caridad de Dios que rompe esa cerrazón mortal en sí mismos de la indiferen- cia, nos la ofrece la Iglesia con sus enseñanzas y, sobre todo, con su testimonio. Sin embargo, sólo se puede testimoniar lo que antes se ha experimentado. El cristiano es aquel que permite que Dios lo revista de su bondad y misericordia, que lo revista de Cristo, para llegar a ser como Él, siervo de Dios y de los hombres. Nos lo recuerda la liturgia del Jueves Santo con el rito del lavatorio de los pies. Pedro no quería que Jesús le lavase los pies, pero después entendió que Jesús no quería ser sólo un ejemplo de cómo debemos lavarnos los pies unos a otros. Este servicio sólo lo puede hacer quien antes se ha dejado lavar los pies por Cristo. Sólo éstos tienen “parte” con Él (Jn 13,8) y así pueden servir al hombre. La Cuaresma es un tiempo propicio para dejarnos servir por Cristo y así llegar a ser como Él. Esto sucede cuando escuchamos la Palabra de Dios y cuando recibimos los sacramentos, en particular la Eucaristía. En ella nos convertimos en lo que recibimos: el cuerpo de Cristo. En él no hay lugar para la indiferencia, que tan a menudo parece tener tanto poder en nuestros corazones. Quien es de Cristo pertenece a un solo cuerpo y en Él no se es indiferente hacia los demás. «Si un miembro sufre, todos sufren con él; y si un miembro es honrado, todos se alegran con él» (1 Co 12,26). La Iglesia es communio sanctorum porque en ella participan los santos, pero a su vez porque es comunión de cosas santas: el amor de Dios que se nos reveló en Cristo y todos sus dones. Entre éstos está también la respuesta de cuantos se dejan tocar por ese amor. En esta comunión de los santos y en esta participa- ción en las cosas santas, nadie posee sólo para sí mismo, sino que lo que tiene
  • 7. 7 Mensaje del Santo Padre Vosotros sois pueblo de Dios es para todos. Y puesto que estamos unidos en Dios, podemos hacer algo tam- bién por quienes están lejos, por aquellos a quienes nunca podríamos llegar sólo con nuestras fuerzas, porque con ellos y por ellos rezamos a Dios para que todos nos abramos a su obra de salvación. 2. «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9) Las parroquias y las comunidades Lo que hemos dicho para la Iglesia universal es necesario traducirlo en la vida de las parroquias y comunidades. En estas realidades eclesiales ¿se tiene la experiencia de que formamos parte de un solo cuerpo? ¿Un cuerpo que recibe y comparte lo que Dios quiere donar? ¿Un cuerpo que conoce a sus miembros más débiles, pobres y pequeños, y se hace cargo de ellos? ¿O nos refugiamos en un amor universal que se compromete con los que están lejos en el mundo, pero olvida al Lázaro sentado delante de su propia puerta cerrada? (cf. Lc 16,19- 31). Para recibir y hacer fructificar plenamente lo que Dios nos da es preciso superar los confines de la Iglesia visible en dos direcciones. En primer lugar, uniéndonos a la Iglesia del cielo en la oración. Cuando la Igle- sia terrenal ora, se instaura una comunión de servicio y de bien mutuos que llega ante Dios. Junto con los santos, que encontraron su plenitud en Dios, for- mamos parte de la comunión en la cual el amor vence la indiferencia. La Igle- sia del cielo no es triunfante porque ha dado la espalda a los sufrimientos del mundo y goza en solitario. Los santos ya contemplan y gozan, gracias a que, con la muerte y la resurrección de Jesús, vencieron definitivamente la indife- rencia, la dureza de corazón y el odio. Hasta que esta victoria del amor no inun- de todo el mundo, los santos caminan con nosotros, todavía peregrinos. Santa Teresa de Lisieux, doctora de la Iglesia, escribía convencida de que la alegría en el cielo por la victoria del amor crucificado no es plena mientras haya un solo hombre en la tierra que sufra y gima: «Cuento mucho con no permanecer inac- tiva en el cielo, mi deseo es seguir trabajando para la Iglesia y para las almas» (Carta 254,14 julio 1897). También nosotros participamos de los méritos y de la alegría de los santos, así como ellos participan de nuestra lucha y nuestro deseo de paz y reconciliación.
  • 8. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 8 Su alegría por la victoria de Cristo resucitado es para nosotros motivo de fuerza para superar tantas formas de indiferencia y de dureza de corazón. Por otra parte, toda comunidad cristiana está llamada a cruzar el umbral que la pone en relación con la sociedad que la rodea, con los pobres y los alejados. La Iglesia por naturaleza es misionera, no debe quedarse replegada en sí mis- ma, sino que es enviada a todos los hombres. Esta misión es el testimonio paciente de Aquel que quiere llevar toda la reali- dad y cada hombre al Padre. La misión es lo que el amor no puede callar. La Iglesia sigue a Jesucristo por el camino que la lleva a cada hombre, hasta los confines de la tierra (cf. Hch 1,8). Así podemos ver en nuestro prójimo al herma- no y a la hermana por quienes Cristo murió y resucitó. Lo que hemos recibido, lo hemos recibido también para ellos. E, igualmente, lo que estos hermanos poseen es un don para la Iglesia y para toda la humanidad. Queridos hermanos y hermanas, cuánto deseo que los lugares en los que se manifiesta la Iglesia, en particular nuestras parroquias y nuestras comunida- des, lleguen a ser islas de misericordia en medio del mar de la indiferencia. 3. «Fortalezcan sus corazones» (St 5,8) La persona creyente También como individuos tenemos la tentación de la indiferencia. Estamos sa- turados de noticias e imágenes tremendas que nos narran el sufrimiento hu- mano y, al mismo tiempo, sentimos toda nuestra incapacidad para intervenir. ¿Qué podemos hacer para no dejarnos absorber por esta espiral de horror y de impotencia? En primer lugar, podemos orar en la comunión de la Iglesia terrenal y celestial. No olvidemos la fuerza de la oración de tantas personas. La iniciativa 24 horas para el Señor, que deseo que se celebre en toda la Iglesia —también a nivel diocesano—, en los días 13 y 14 de marzo, es expresión de esta necesidad de la oración. En segundo lugar, podemos ayudar con gestos de caridad, llegando tanto a las personas cercanas como a las lejanas, gracias a los numerosos organismos de
  • 9. 9 Mensaje del Santo Padre Vosotros sois pueblo de Dios caridad de la Iglesia. La Cuaresma es un tiempo propicio para mostrar interés por el otro, con un signo concreto, aunque sea pequeño, de nuestra participa- ción en la misma humanidad. Y, en tercer lugar, el sufrimiento del otro constituye un llamado a la conver- sión, porque la necesidad del hermano me recuerda la fragilidad de mi vida, mi dependencia de Dios y de los hermanos. Si pedimos humildemente la gracia de Dios y aceptamos los límites de nuestras posibilidades, confiaremos en las infinitas posibilidades que nos reserva el amor de Dios. Y podremos resistir a la tentación diabólica que nos hace creer que nosotros solos podemos salvar al mundo y a nosotros mismos. Para superar la indiferencia y nuestras pretensiones de omnipotencia, quiero pedir a todos que este tiempo de Cuaresma se viva como un camino de for- mación del corazón, como dijo Benedicto XVI (Ct. enc. Deus caritas est, 31). Te- ner un corazón misericordioso no significa tener un corazón débil. Quien desea ser misericordioso necesita un corazón fuerte, firme, cerrado al tentador, pero abierto a Dios. Un corazón que se deje impregnar por el Espíritu y guiar por los caminos del amor que nos llevan a los hermanos y hermanas. En definitiva, un corazón pobre, que conoce sus propias pobrezas y lo da todo por el otro. Por esto, queridos hermanos y hermanas, deseo orar con ustedes a Cristo en esta Cuaresma: “Fac cor nostrum secundum Cor tuum”: “Haz nuestro corazón semejante al tuyo” (Súplica de las Letanías al Sagrado Corazón de Jesús). De ese modo tendremos un corazón fuerte y misericordioso, vigilante y generoso, que no se deje encerrar en sí mismo y no caiga en el vértigo de la globalización de la indiferencia. Con este deseo, aseguro mi oración para que todo creyente y toda comunidad eclesial recorra provechosamente el itinerario cuaresmal, y les pido que recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen los guarde. Vaticano, 27 de enero de 2015
  • 10. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 1010 Presentación
  • 11. 11 Presentación Vosotros sois pueblo de Dios 11 El ritmo del Año litúrgico va marcando el camino de la vida cristiana, el acerca- miento y conocimiento del Misterio de Dios, la vida misma que él nos regala. A lo largo del tiempo litúrgico tenemos la oportunidad, se nos da la oportunidad, de acercarnos a las maravillas que Dios ha hecho, y continúa haciendo en nosotros. Lo hacemos a través de la lectura y la contemplación de la Palabra de Dios, sien- do, no sólo espectadores, sino testigos privilegiados del obrar de Dios. Así, ahora nos preparamos a vivir, con intensidad, la Cuaresma y la Pascua, que marcan el centro de la vida cristina por contener los acontecimiento centrales de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Y una año más, las Vicarías de Evangelización y de Acción Caritativa y Social, a través del trabajo de las distintas Comisiones, ofrecen a las Parroquias y demás Comunidades Cristianas unos materiales para preparar y vivir estos aconteci- mientos. Son muchos los materiales que podemos encontrar para esta ocasión, en librerías y en otros lugares; es mucha la capacidad de trabajo de nuestras Pa- rroquias a la hora de pensar cómo plantear los tiempo litúrgicos. Ésta quiere ser una ayuda, una colaboración, con la ardua tarea de cuantos quieren celebrar bien estos tiempo de nuestra salvación. Como cada año el grueso de los materiales está formado por aquellos que quie- ren ayudarnos a vivir mejor la Eucaristía dominical, verdadero centro de la vida cristiana, sin la cuál no hay Iglesia. Las moniciones, orientaciones para la homilía, preces, que se presentan, han de ser convenientemente adaptadas a la situación concreta de la comunidad que celebra.
  • 12. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 12 Los demás materiales, que este año hemos distribuido en dos secciones (Cua- resma y Pascua), quieren ayudar en la realización de otras celebraciones pro- pias de estos días. Esperamos que sirvan para su propósito y nos ayuden a vivir, con mayor fideli- dad, los misterios de nuestra salvación. Buena Cuaresma y mejor Pascua.
  • 13. 13 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios 13 Cuaresma 2015
  • 14. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 14 I. En el corazón del año litúrgico La Cuaresma y la Cincuentena Pascual, como prepara- ción y consecuencia de la Semana Mayor o Santa, se fue- ron formando con la mirada puesta en dos grupos dife- rentes de fieles: los catecúmenos que vivirían ese año la iniciación cristiana y los cristianos veteranos, que debían purgar los pecados con la penitencia pública o privada y renovar purificados el misterio de su propia salvación. Era un tiempo en que la comunidad cristiana se sentía más como “Iglesia madre” y velaba por la incorporación de nuevos hijos o la recuperación de los alejados, como algo vital para su propia misión y supervivencia. La Cuaresma tiene en realidad 46 días, desde el miércoles de ceniza al sábado santo inclusive, a los que se deben restar los seis domingos, quedando 40 días de penitencia. Sin embargo, desaparecida la institución del catecume- nado y sustituida la reconciliación pública por la peni- tencia secreta a partir del siglo VII, la Cuaresma quedó configurada como un tiempo casi exclusivamente peni- tencial y ascético. La ceniza se empezó a imponer a todos los fieles en el siglo IX, cuando había decaído la práctica de la penitencia pública. Por otra parte, la devoción a la Pasión de Cristo y a la Virgen Dolorosa invadió también las últimas semanas de la Cuaresma sobre todo a partir de la Baja Edad Media. Al mismo tiempo se asistió a una decadencia litúrgica del tiempo pascual, que ahora se presenta con mayor claridad como Cincuentena festiva y mistagógica en la alianza sellada por el misterio pascual y el don del Espíritu. El pueblo de la Alianza y los sujetos de la evangelización
  • 15. 15 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Por todo ello, el Itinerario Diocesano de Evangelización (IDE) debe ayudar a la plena recuperación del verdadero sentido de estos tiempos litúrgicos que afectan a todos los fieles, sin olvidar las aportaciones históricas posterio- res que, como ocurre con la religiosidad popular, extien- den la noticia y la celebración del misterio pascual por toda nuestra sociedad. II. Una Cuaresma y Pascua en el primer año del IDE ¿Quiénes y qué vamos a anunciar? En el tiempo en que los grupos del IDE reflexionan so- bre la actividad evangelizadora del Pueblo de Dios, estos tiempos litúrgicos, con los textos bíblicos propios de este año B, nos ayudan a descubrir en primer lugar el con- tenido del mensaje que se ha de proclamar, y que no es otro que la salvación que viene del Misterio Pascual de Jesucristo, culmen y cumplimiento de la Antigua Alianza y comienzo de la Nueva, que es el ámbito de amor y fide- lidad en el que nos movemos como creyentes. Por su parte, la lecturas de esta Cincuentena Pascual ilu- minan y estimulan la acción de los evangelizadores, que son miembros de la Iglesia, respondiendo a los retos y desafíos del mundo actual; son los laicos que participan activa y responsablemente en la misión de la Iglesia y lo hacen sobre todo en sus parroquias, comunidades de discípulos misioneros, formando —según el ejemplo de los Hechos de los Apóstoles— comunidades fraternas y corresponsables.
  • 16. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 16 III. La Cuaresma B y sus particularidades En este año 2015, los domingos de Cuaresma tienen tres lecturas cuyos temas no están necesariamente relacio- nados entre ellos, sino que forman tres secuencias dife- rentes: la historia de la salvación centrada en la alianza otorgada por Dios (Primera lectura: Antiguo Testamen- to), el misterio pascual y su aplicación en la Iniciación Cristiana (Segunda lectura: Apóstol) y el tema propio de este año que es el misterio pascual (Evangelio). En algu- nas ocasiones coinciden los temas de la primera lectura y el Evangelio, como profecía y cumplimiento, sirviendo la lectura segunda de clave interpretativa de la relación entre ambas. Debemos tener presente el plan completo de esta Cuares- ma para evitar la dispersión de temas bíblicos sugeridos por las lecturas, las cuales en los tres años están dispues- tas siguiendo la recomendación de san Agustín, para el cual la historia de la salvación está dividida en siete eda- des; las cinco primeras abarcan el Antiguo testamento, la sexta fue inaugurada por Cristo y la séptima corresponde a la Parusía. Así evocaremos nuestro camino hacia Cristo mediante la iniciación cristiana. Nuestra experiencia catecumenal comienza este año recordando que cada uno de nosotros ha sido salvado, como Noé en el arca, de las aguas de la muerte, que fueron para nosotros, al contrario, un baño de purificación y renacimiento (Génesis 9, 8-15. Primera lectura, 1º Domingo de Cuaresma B). En la Pascua debe- remos renovar la profesión de fe y el compromiso bautis- mal, pero antes habremos de revivir un proceso que nos llevó por pura gracia al Bautismo en el principio de nues- tra existencia, que se renovó en forma de catecumenado antes de los otros sacramentos de iniciación: Confirma- ción y Eucaristía, pero que podemos volver a recorrer, madurando como cristianos y reviviendo las gracias de la iniciación cristiana.
  • 17. 17 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios IV. Signos para seguir esta Cuaresma La señal del Arco Iris como “firma de Dios” en su primera alianza o pacto con la creación puede servir de guía para esta Cuaresma 2015. Según la estructura de cada iglesia, se pueden ir mostrando los siete colores del Arco, dispo- niendo cartulinas en el fondo el presbiterio, o adornando el ambón con bandas verticales: violeta el miércoles de ceniza, añil el 1º domingo, azul del 2º, verde el 3º, ama- rillo el 4º, naranja el 5º y rojo el Domingo de Pasión. A esto se pueden añadir los signos especiales del “Tríptico pascual”: los escombros el 3º domingo, la cruz el 4º y las espigas el 5º y, finalmente, las palmas del domingo de la Pasión del Señor. Al comenzar la homilía se puede invitar a los fieles a que contemplen esos signos, para descubrir su significado completo cuando escuchen la explicación de la Palabra de Dios. V. Los domingos de Cuaresma En los comentarios de este año añadimos al final un cua- dro dirigido a cada lector que puede utilizarse para la hoja parroquial o el folleto de liturgia o de canto de cada domingo, como una invitación personal a la “Renova- ción de la Alianza”.
  • 18. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 18 Moniciones a las lecturas Primera lectura. Joel 2, 12-18 El profeta Joel describe la liturgia penitencial del “Día de la expiación” en el antiguo Israel, y pide al pueblo de Dios que rasgue su corazón y no los vestidos. La penitencia tie- ne su pleno sentido cuando se convierten las voluntades de las personas. Convertirse es volver a Dios con ánimo firme y sincero. Contestaremos a la palabra de Dios con el salmo penitencial por excelencia: “Misericordia, Señor, hemos pecado”. Segunda lectura. 2 Corintios 5, 20-6. 2 San Pablo considera la conversión auténtica como una tarea permanente, cuando dice: “Dejaos reconciliar con Dios” porque nuestro tiempo es breve, y la Cuaresma es tiempo de gracia y salvación. La reconciliación consiste en recomponer la relación rota o debilitada entre noso- tros y Dios, entre nosotros y los hermanos. Evangelio de Mateo 6, 1-6. 16-18 Jesús enseña a sus discípulos cómo tiene que ser su estilo de vida y describe tres dimensiones de la misma: la ora- ción, relación con Dios; la limosna, relación con el próji- mo, y el ayuno, relación con uno mismo. La oración es imprescindible para el discípulo de Cristo; la limosna es expresión de sincera caridad y el ayuno muestra la con- versión a Dios. 18 de febrero de 2015 Miércoles de Ceniza Para renovar la Alianza
  • 19. 19 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Moniciones a la Liturgia de la Palabra Comenzamos hoy un itinerario que nos conducirá a la Noche Pascual, en la que serán bautizados los nuevos hi- jos de la Iglesia y nosotros renovaremos los compromisos de nuestro Bautismo. Este camino lo vivimos instruidos y modelados por la Palabra de Dios, proclamada cada día en la celebración. El día de nuestro bautismo, el sacerdo- te, tocando con el dedo nuestra boca y nuestros oídos, hizo el rito del “Effetá” (que significa ábrete). Recordamos hoy al inicio de la Cuaresma este gesto con las mismas palabras que nos fueron dichas aquel día a cada uno: “El Señor Jesús, que hizo oír a los sordos y hablar a los mu- dos, nos conceda escuchar su Palabra y proclamar la fe”. En este momento el lector puede subir al ambón llevan- do el leccionario, lo deposita sobre él, lo abre solemne- mente y proclama la primera lectura. Ideas para la homilía Un año más emprendemos este camino de preparación hacia la Pascua que es la Cuaresma. Una nueva oportu- nidad que el Señor nos regala de volver a las fuentes de nuestra vida cristiana, a lo genuino de nuestro discipu- lado, a la esencia de nuestra fe, a la recuperación de la imagen que el Señor resucitado ha impreso en cada uno de nosotros el día de nuestro bautismo y que, desde la Pascua anterior, el pecado ha podido emborronar y des- figurar. La Cuaresma es el itinerario de preparación y la puerta de entrada al misterio de la Pascua. Es un camino que evoca los cuarenta días de Moisés en la cima del monte Sinaí antes de sellar la alianza, los cuarenta años de Israel en el desierto y los cuarenta días de ayuno de Jesús antes de iniciar su ministerio público. Un camino que nos lleva a la renovación de nuestro bautismo y a la conversión de vida, iluminado especialmente en este ciclo B por el Mis- terio Pascual de Cristo. Su Cruz y su paso a la vida nueva de la Pascua son el motor que nos llevan a nosotros a vivir este tiempo de paso, de conversión, de retomar la vida en Cristo más radicalmente y con más autenticidad.
  • 20. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 20 Los tres fines de la Cuaresma No es un simple tiempo de penitencia y de ascesis, sino un momento de profunda renovación interior y de una viva participación en el Misterio Pascual de Cristo. El acento de este tiempo, por tanto, no puede estar puesto en nuestras prácticas penitenciales sino en la acción san- tificadora del Señor. Es una nueva oportunidad que Dios nos brinda para recomponer la relación rota o debilitada entre Él y nosotros, entre nosotros y los hermanos. No dejemos caer en saco roto este tiempo de gracia y de sal- vación, como nos dice hoy san Pablo. Las lecturas bíblicas de la Cuaresma son muy ricas y nos sostienen en nuestro camino de conversión. Convendrá presentar hoy ya, en el inicio de este itinerario, la doble dimensión de la cuaresma de este año centrada en la Re- novación de la Alianza y en el Misterio de la Cruz de Cristo, culmen de esta alianza. Para nuestra diócesis, que está iniciando el Itinerario Diocesano de Evangeliza- ción, la renovación de esta alianza nos hace considerar el lema de este primer año “Vosotros sois Pueblo de Dios” (1 Pe 2,9) como un estímulo para recobrar conciencia de lo que somos y hemos recibido por el Bautismo, por puro don y gracia de parte de Dios. En este ciclo B a través de las primeras lecturas de los do- mingos, siguiendo las etapas de la historia de salvación que Dios hizo con Israel, nos dan la clave para dejar que Dios, en este tiempo de Cuaresma y Pascua, en estos tres meses de auténtica Primavera del Espíritu, pueda con no- sotros también “renovar la alianza”. Será en la contem- plación del amor de Cristo crucificado donde mejor en- tenderemos este extraño camino de la entrega y del don de sí mismo hasta el extremo que nos hace pasar de la muerte a la vida, que ha sellado con nosotros este pacto que nada ni nadie puede romper. Conviene, especialmen- te este año, colocar en un lugar destacado del presbiterio desde el inicio de la Cuaresma, la imagen del crucificado para acompañarnos en este camino pascual. Las lecturas de este primer día de Cuaresma nos llevan a buscar una actitud sincera en nuestros deseos e inten- ciones, en nuestras obras y actuaciones, de cara a Dios, a nosotros y al hermano (Evangelio). Este tiempo de con- versión (1ª lectura), nos tiene que disponer a dejarnos en- contrar por este Dios que sale a buscarnos en la persona de su Hijo, “el que no había pecado y lo hizo expiación por nuestros pecados para que, unidos a Él, recibamos la justificación” (2ª lectura).
  • 21. 21 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios El rito de la ceniza El rito que vamos a vivir seguidamente nos hace experi- mentar nuestra pobreza y nuestra fragilidad. Recibimos la ceniza en nuestras cabezas. Cenizas que nos hablan de suciedad, de caducidad, de muerte. Al final de nues- tro camino cuaresmal recibiremos de nuevo el agua del Bautismo en la aspersión de la Noche Santa, que nos ha- bla de limpieza, de novedad, de vida. Entre estos dos mo- mentos un tiempo de cuarenta días que hoy se abre para dejar que el Señor rejuvenezca en cada uno de nosotros la gracia y la santidad. Comienza este tiempo de gracia y de salvación, tiempo de encuentro y de alianza. Es el empeño de un Dios que quiere encontrarse contigo para hacer nuevo su pacto, su apuesta por ti y llenarte de su vida. Hoy nos lo pre- gunta el Señor a cada uno en esta celebración: ¿Me de- jas? Reconocer tu pobreza y debilidad, simbolizada en la ceniza que recibimos en nuestra cabeza, y admitir tu incapacidad de mantener el pacto por tu propio empeño o tus fuerzas, es el primer paso para decirle que sí a su propuesta y darte cuenta de la necesidad vital de que el Señor en esta Pascua que se acerca renueve su Alianza contigo. Oración de los fieles Ahora es el tiempo de la gracia, ahora es el tiempo de la salvación. Acudamos al comenzar la Cuaresma a Dios nuestro Padre para que escuche las súplicas de su pueblo penitente. Oramos cantando (o diciendo): Kyrie eleison. - Para que la Iglesia entera, que ha recibido hoy el signo de la ceniza, sienta la necesidad imperante de su con- versión a Dios y de su retorno a ser reflejo del rostro de Cristo en medio del mundo. Kyrie eleison. R/. Kyrie eleison. - Para que todos los hombres puedan experimentar la cercanía de Dios en este tiempo santo y, por la oración y la escucha de la Palabra, descubran a Cristo presen- te en sus vidas. Kyrie eleison. R/. Kyrie eleison. - Por todos los que pasan necesidad material o espiri- tual; para que nuestro ayuno y nuestra generosidad les haga experimentar la caridad cristiana y el amor fraterno. Kyrie eleison. R/. Kyrie eleison. - Por los pecadores, los que se sienten alejados de Dios, los bautizados que viven al margen de la Iglesia; para que en estos días de misericordia se dejen encontrar y perdonar por Cristo que los llama a volver a Él. Kyrie eleison. R/. Kyrie eleison.
  • 22. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 22 - Por nuestra diócesis y nuestro arzobispo Antonio, por todos los grupos del Itinerario Diocesano de Evange- lización, por nosotros mismos y nuestra parroquia, para que en esta Cuaresma nos dejemos convertir en auténticos testigos del amor de Cristo. Kyrie eleison. R/. Kyrie eleison. Dios todopoderoso y eterno: escucha las oraciones de tu pueblo, perdona sus pecados y purifica su mente, para que cuantos con amor iniciamos el camino de la Cuares- ma, obtengamos la paz y la misericordia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 22 de febrero de 2015 Primer domingo de Cuaresma B Yo hago un pacto con vosotros
  • 23. 23 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Moniciones a las lecturas Primera lectura. Génesis 9, 8-15 y 1 Pedro 3, 18-22 Comenzamos a leer la historia de la salvación a partir del episodio del Diluvio, cuando Dios salvó al justo Noé y a su familia e hizo la primera alianza con la humanidad. Todo aquello era un anuncio profético del sacramento del Bautismo, que nos salvó de la muerte eterna, como lo explica san Pedro en la segunda lectura. Evangelio de Marcos 1, 12-15 San Marcos evita contar con detalle las tentaciones de Jesús en el desierto. Más bien nos lo presenta como el nuevo Adán que vence al tentador, en vez de lo ocurrido con los primeros padres. Al comenzar su vida pública, la primera palabra de Jesús en su predicación nos llama a la conversión. Ideas para la homilía Iniciamos este domingo en la primera lectura la serie de las etapas de la Historia de la Salvación que nos hacen adentrarnos en el tema del pacto misericordioso, de la alianza de amor que Dios quiere hacer con la humanidad y, por tanto, con cada uno de nosotros. En los orígenes de esta Historia nos encontramos hoy con la alianza de Dios con Noé tras el diluvio. Tras aquel acontecimiento que puso fin a la maldad y a la perver- sión de la humanidad se alza con fuerza la promesa del Señor, una promesa de paz, de perdón, de reconstrucción, de nueva posibilidad.
  • 24. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 24 El signo de la alianza El hermoso elemento del arco iris quedará como un signo cósmico que recordará este pacto de Dios con los hom- bres, esta promesa de no echarse atrás en su palabra dada, en no destruir la humanidad a pesar de su maldad sino ofrecerle un camino de reconstrucción auspiciado por la bondad y la paz de Dios. El signo del arco iris nos hace presente a nosotros, con un lenguaje poético pero lleno de significado, que Dios nos ofrece después de la tempestad la calma, que el Señor tiene la última palabra sobre la vida del hombre y ésta es siempre de vida y no de muerte. Para los cristianos nos resulta fácil identificar este signo del arco iris con Cristo crucificado, el verdadero y defi- nitivo signo alzado entre el cielo y la tierra de la paz, la reconciliación y el perdón para el hombre. Su Cruz nos hace levantar la mirada a nosotros cuando nos llega la oscuridad del pecado y la propia muerte que ella conlle- va para confiar en la palabra del pacto que Dios nos ofre- ce en su Hijo. La luz que surge de su Resurrección y que rompe nuestras propias tinieblas es la mejor garantía de la fidelidad de Dios con nosotros. Así lo cantamos hoy en el salmo: “tus sendas Señor son misericordia y lealtad para los que guardan tu alianza”. El Bautismo que nos salva San Pedro en la segunda lectura nos interpreta el pasaje de Noé a la luz de nuestro propio Bautismo. Con Cristo comienza una nueva humanidad. Su descenso hasta el fondo de la muerte nos ha asociado a nosotros por el Bautismo en este camino de paso de la muerte a la vida, haciéndonos partícipes de una nueva creación, de una regeneración, de una vida eterna, la de los hijos de Dios, que no termina ni con la muerte.
  • 25. 25 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Jesús en el desierto Precisamente el pasaje de Jesús en el desierto que nos trae hoy san Marcos, el evangelista de este año, nos in- troduce en este proyecto de nueva humanidad que el Pa- dre quiere hacer con nosotros a través de su Hijo Jesús. Cada año el primer domingo de Cuaresma escuchamos este episodio de la experiencia de Jesús en el desierto, modelo de nuestros cuarenta días cuaresmales. San Ma- teo y san Lucas en los otros ciclos nos presentan como en un tríptico las tentaciones de Jesús, no así san Marcos que no nos cuenta explícitamente las tentaciones y nos da la posibilidad de que cada uno pongamos en nuestro camino de lucha cuaresmal las nuestras, con la confian- za de poder ser vencidas por el poder y la fuerza de Jesús. El evangelista nos sitúa a Jesús en el inicio de su misión empujado por el Espíritu al desierto. El desierto es el lugar donde no tenemos otras seguridades más que Dios, es el ámbito de la tentación, pero también el de la posibilidad de recrear por la obediencia el paraíso que perdimos por nuestra desobediencia. El desierto es el lugar y el tiempo de la fidelidad y del amor. Eso es lo que vive Jesús a pesar de la tentación del enemigo para tomar otro camino más fácil pero opuesto a la voluntad del Padre. Marcos nos señala que Jesús vive rodeado de animales y los ángeles le sirven. Dato revelador de que algo está cambiando. El desierto se convierte en un nuevo paraíso, Cristo en un nuevo Adán y la humanidad en el Pueblo de Dios, llamado a convertirse en esta Cuaresma y a creer en la Buena Noticia de que el Reino de Dios ya está en medio de nosotros, como nos dijeron el miércoles al po- nernos la ceniza en la cabeza repitiendo las palabras con las que concluye el evangelio de hoy. Cristo en el desierto es el modelo de nuestra Cuaresma. Una nueva creación comienza con él. Como un nuevo Adán, quiere convertir tus desiertos en un nuevo jar- dín del paraíso, donde puedas encontrarte con tu Dios. Como en tiempos de Noé quiere hacer contigo un pacto para llevarte de la destrucción a la vida. Su invitación pasa por la lucha contra el mal y la llamada a la con- versión. El Reino está cerca.
  • 26. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 26 Oración de los fieles Oremos a Dios, nuestro Padre, al comenzar este tiempo de gracia, en este día de salvación. - Por la Iglesia, impulsada por el Espíritu, como Cristo, al desierto de la Cuaresma, para que se vea fortaleci- da en la lucha contra las fuerzas del mal, roguemos al Señor. - Por tantos «espíritus encarcelados» que podrían escu- char la palabra de aliento que necesitan, y acogerse a la mano amiga de Cristo, que los levante, roguemos al Señor. - Por los niños que en este tiempo de Cuaresma se pre- paran con más intensidad a recibir los sacramentos de la penitencia y la Eucaristía, para que descubran en su vida la presencia de Dios, roguemos al Señor. - Para que el Itinerario Diocesano de Evangelización nos ayude a vivir con más intensidad la Cuaresma y a prepararnos mejor para celebrar la Pascua, roguemos al Señor. - Por los que iniciamos esta santa Cuaresma, para que vivamos la experiencia del encuentro con Dios en Cristo, aumente nuestra fe y nos convirtamos sincera- mente, roguemos al Señor. Dios y Padre nuestro, paciente y misericordioso, escucha nuestras súplicas y no nos dejes caer en el tentación. Amén. 1 de marzo de 2015 Segundo domingo de Cuaresma B Haré de ti un gran pueblo y te bendeciré
  • 27. 27 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Moniciones a las lecturas Primera y segunda lecturas. Génesis 22, 1-2.9-13.15-18 y Romanos 8, 31b-34 El sacrificio de Isaac es figura de la ofrenda de Cristo en el Calvario. La fe de Abrahán es correspondida por la fide- lidad de Dios. En esta segunda etapa cuaresmal, vivimos la experiencia de Abrahán como cristianos, llenos de con- fianza, pues, como proclama san Pablo: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? Evangelio de Marcos 9, 2-10 El Evangelio de la Transfiguración anuncia la gloria de Jesús cuando resucite de entre los muertos. El Señor manda guardar silencio a los discípulos, porque quiere que su misterio de muerte y vida sea anunciado después de que todo ocurra conforme al plan de Dios. Ideas para la homilía El camino de la Alianza tiene una meta. No es éste un contrato interesado para sacar beneficios. Es la relación enamorada de un Dios que quiere sacar a su Pueblo de proyectos mediocres que le llevan a mendigar trocitos de vida y hacerle participar de su misma gloria, la Vida en plenitud. Por eso, en esta segunda etapa de nuestro ascenso hacia el monte de la Pascua, vislumbramos la propuesta que nuestro Dios nos hace con esta Alianza, la tierra prometida a la que Dios nos quiere llevar. La Transfiguración del Señor Este domingo escuchamos cada año el relato de la Trans- figuración de Jesús, hoy narrado por Marcos, acompa- ñante de Pedro, uno de los testigos directos del aconte- cimiento. El texto comienza anotándonos que la escena se desarrolla seis días después de haberles anunciado su pasión y muerte. Éste, y no otro, será el camino de llegar a la Gloria, a la Claridad luminosa, a la Vida que ahora descubren en Jesús. La debilidad de Pedro y los otros discípulos, que no es ocultada por el evangelista, nos hace a nosotros poner los pies en tierra en este camino de subida, de exigencia, de renuncia donde, misteriosamente, todo se regala de forma gratuita.
  • 28. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 28 El ejemplo de Abrahán En la primera lectura encontramos otro camino de subi- da: el de Abrahán con su hijo Isaac en uno de los montes del país de Moria, donde le indicó Dios. En esta segun- da etapa de la Historia de la Salvación encontramos la respuesta que el hombre libremente tiene que dar a Dios para que éste pueda hacer Alianza: la fe del hombre que se abandona incondicionalmente en Él. La fe de Abrahán muestra que sólo en la obediencia a la palabra de Dios se puede recuperar pasado y futuro, que la historia tiene sentido sólo cuando el hombre se fía to- talmente de este Dios que es capaz de hacer surgir la vida en medio de la muerte. Éste es el modo de vivir nuestra alianza con Dios. Ante nuestro pequeño y limitado “sí”, que exige sin embargo la entrega de aquello donde está puesto nuestro corazón, la bendición de Dios se derrocha y la promesa se afianza en el corazón del hombre convir- tiéndose en certeza. Pablo nos hace profundizar en este misterio de la obe- diencia, que en Abrahán se dio como anuncio de la entre- ga que el mismo Dios hizo de su Hijo. Isaac, que ascendió con la leña sobre sus hombros al monte, fue librado de la muerte. Jesús, que subió al Gólgota con la cruz sobre sus hombros, llegó hasta el final en su sacrificio para garan- tizar por siempre la confianza de cada hombre en el amor radical y misericordioso de Dios. Con esta ofrenda nadie puede dudar de su amor. De nuevo en un monte se oye la voz de Dios. El sacrifi- cio del hijo de Abraham era el anuncio de la entrega que Dios hace de su Hijo. “Éste es mi Hijo amado; escuchad- le”. Escuchar y obedecer es tu respuesta a la propuesta de Dios, para llevarte por la Cruz a la Gloria.
  • 29. 29 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Oración de los fieles Oremos a Dios Padre, que nos ha dado todo con Jesucris- to, su Hijo. - Por la Iglesia, para que no se canse de anunciar, ante el mundo, el amor y la misericordia de Dios. Rogue- mos al Señor. - Por los que buscan a Dios sin saberlo, por los que vi- ven sin esperanza; para que puedan descubrir, el ver- dadero rostro del Dios vivo, revelado en Cristo, rogue- mos al Señor. - Por los enfermos, para que la fortaleza de la fe los ayude a poner su confianza en el Señor y puedan re- cobrar la salud, roguemos al Señor. - Por los frutos del Itinerario Diocesano de Evangeliza- ción; para que nos ayude a renovar constantemente nuestro seguimiento de Jesucristo y anunciarlo en el mundo, roguemos al Señor. - Por nosotros y nuestras familias, llamados a vivir en la oscuridad y a la luz de la fe; para que no nos desa- nimemos y confiemos en quien hace nuevas todas las cosas, roguemos al Señor. Señor, Dios nuestro; tu Hijo Jesús ha destruido nuestra muerte y ha sacado a la luz la vida inmortal; que tu mi- sericordia venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  • 30. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 30 8 de marzo de 2015 Tercer domingo de Cuaresma B Las palabras de la Alianza Moniciones a las lecturas Primera lectura. Éxodo 20, 1-17 La tercera etapa de la historia de la salvación nos lleva al acontecimiento del Éxodo de Egipto y, en este año, al episodio de la entrega de la Ley de Dios en el Sinaí por medio de Moisés; éste es el “código de la Alianza” donde Dios pone las condiciones para vivir dentro de este espa- cio de salvación: los diez mandamientos. Segunda lectura. I Corintios 1, 22-25 Los judíos pedían a Jesús que hiciera signos o prodigios, para creer en él. Esta exigencia fue rechazada por Jesús, pues el único signo que Dios da es para los hombres “lo necio”, “lo débil”, la cruz, detrás de lo cual está el misterio de la resurrección de Jesús. Evangelio de Juan 2, 13-25 El primero de los signos del misterio pascual de este tríp- tico de la Cuaresma es la destrucción del templo de Jeru- salén como símbolo de la muerte violenta de Jesús; y la reconstrucción posterior de su cuerpo, verdadero templo de Dios, en la resurrección.
  • 31. 31 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Ideas para la homilía Una nueva etapa en nuestro camino cuaresmal y llega- mos a la tercera etapa de la Historia de Israel donde es- cuchamos que la Alianza se sella en el Sinaí con Moisés y se graba en tablas de piedra. Los diez mandamientos Hoy se proclama el Decálogo, más conocido como «los diez mandamientos». En realidad en la Biblia no se lla- man así, sino «las diez palabras». Palabras con las que Dios propone al pueblo liberado de la esclavitud de Egip- to el camino de la auténtica libertad y que resumen toda la voluntad de Dios para Israel en aquella primera alian- za. Hoy el Señor tiene también para nosotros un cami- no de salvación, unas palabras de vida, unos hitos que señalen en nuestras circunstancias actuales por dónde podemos caminar en sintonía con su voluntad. Estos “mandatos”, que en nuestra mentalidad occidental los entendemos a veces con un excesivo carácter legal e imperativo, nos son regalados como las Palabras de la Alianza, para garantizar el cuidado que Dios tiene sobre su Pueblo, para conducirnos por el camino de una verda- dera libertad, la del corazón, la que nos hace vivir en paz con Dios, con nosotros mismos y con los demás. Las Palabras del decálogo no nos atan las manos, no nos quitan nada, no nos privan de nuestra libertad ni de nuestra voluntad. En la Alianza del amor no importa el cumplimiento escrupuloso y legalista, sino la respuesta fiel y confiada a la propuesta de este camino de vida que afecta a las situaciones más pequeñas de nuestra vida cotidiana y a las grandes decisiones de nuestra existen- cia. Si nos creemos que la propuesta del Señor es para nuestra felicidad más auténtica cantaremos agradecidos con el salmista: “Señor, tú tienes palabras de vida eter- na, tus preceptos son descanso del alma, tu ley alegra el corazón, da luz a los ojos, son más preciosos que el oro y más dulces que la miel”.
  • 32. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 32 El “Tríptico Pascual” En el evangelio inauguramos hoy el llamado “Tríptico Pascual”, tres relatos de san Juan que nos hacen profun- dizar y nos llevan a la contemplación del Misterio de la Cruz de Cristo que conduce y desemboca en la vida. Para Juan en la Cruz está ya la Gloria, en el madero se sienta el Señor como Rey eterno y se consuma la obra de la Salva- ción con el paso de Jesús de este mundo al Padre. Por eso san Pablo nos muestra, en la segunda lectura, que aquí está la verdadera sabiduría, la verdadera fuerza, la de Dios, aunque para el mundo religioso aún hoy sea un es- cándalo y para los intelectuales una necedad. También a nosotros se nos han contagiado otras “sabidurías”: la del éxito, la de la fama, la del prestigio, la del reconocimien- to, la de la salud, la del bienestar. La sabiduría de Dios es la del perder, la del perdón, la del servicio, la del amor... Es la misteriosa lógica de Dios, que es más sabia y más fuerte que los hombres, aunque nos parezca lo contrario. Hoy proclamamos el pasaje de la purificación del Tem- plo que nos hace mirar a la verdadera presencia de Dios en medio de nosotros: Jesucristo. Este templo, que es su cuerpo, será destruido en la cruz por los hombres pero será levantado por el poder de Dios en la resurrección. El pasaje del evangelio de hoy nos sitúa en el ámbito de la Pascua, con su sabor de entrega y libertad, y como a los discípulos que recordaron y creyeron en sus palabras después de la Resurrección, nos hace confesar la fe con firmeza poniendo la confianza en este Cristo que toma el camino de la entrega para darnos vida y sellar la nueva alianza con su Sangre. La Cuaresma de este año de alianza te hace mirar a la Cruz. El Cuerpo de Jesús clavado en el madero es el tem- plo destruido por los hombres pero levantado de nuevo por Dios. Y ésa es la nueva ley, la nueva alianza: La ley del amor. Ese nuevo pacto no está ya escrito en tablas de piedra sino en la persona de Cristo crucificado. Mira y contempla al amor crucificado.
  • 33. 33 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Oración de los fieles Oremos a Dios Padre, que escucha nuestra oración, en medio de su templo, que somos nosotros. - Por el Papa Francisco, por nuestro Obispo Antonio y todos los que tienen en la Iglesia la misión de enseñar, para que difundan con claridad la ley del amor a Dios y al prójimo, en la que se resumen todos los manda- mientos, roguemos al Señor. - Por la autoridades y los que más influyen en la so- ciedad, para que encuentren en los mandamientos de Dios una orientación permanente para ordenar las re- laciones humanas, roguemos al Señor. - Por las familias, pequeñas Iglesias domésticas en el seno de la Iglesia católica, una y santa; para que se mantengan unidas y no se destruyan bajo los ataques del egoísmo y la falta de amor, roguemos al Señor. - Por todos los llamados a participar en el Itinerario Diocesano de Evangelización; para que hagamos de nuestro ambiente una imagen viva del Amor miseri- cordioso de Dios, roguemos al Señor. - Por nosotros, para que acogiendo el perdón de Dios hagamos nuestra vida más auténticamente cristiana y nos convirtamos en mensajeros de la misericordia, roguemos al Señor. Ten, Padre bueno, paciencia con nosotros, perdona nues- tras culpas y escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
  • 34. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 34 15 de marzo de 2015 Cuarto domingo de Cuaresma B Cuando se rompe la Alianza Moniciones a las lecturas Primera lectura. 2 Crónicas 36, 14-16. 19-23 La cuarta etapa de la historia de la salvación —en la tie- rra prometida— nos sitúa en el momento de la destruc- ción de Jerusalén y del templo de Salomón, como cas- tigo porque el pueblo de Israel se había apartado de la alianza con Dios. El perdón, sin embargo, con una nueva oportunidad, está próximo. Segunda lectura. Efesios 2, 4-10 Como ocurrió con Israel, Dios nos salva de la muerte que merecían nuestros pecados. El misterio pascual de Jesu- cristo nos permite participar de su muerte y resurrección. Evangelio de Juan 3, 14-21 El segundo signo del tríptico pre-pascual es el de la cruz, anunciada en la serpiente de bronce que Moisés levantó en el desierto. Del mismo modo Jesús, alzado en la cruz, es fuente de salvación para todos.
  • 35. 35 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Ideas para la homilía Llegamos a este cuarto domingo, conocido por Domini- ca Laetare, marcado por el carácter festivo ante la proxi- midad de las fiestas pascuales. El tono de la celebración nos lo da la antífona de entrada de la misa con la cita de Isaías 61: “Festejad a Jerusalén, gozad con ella todos los que la amáis; alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto”. Este domingo nos lleva a la alegría, pues ciertamente la renovación de la Alianza despierta el gozo en el corazón de los que se saben rescatados y salvados por el Señor. La ruptura de la Alianza Hoy en la primera lectura, ya en la cuarta etapa de este recorrido que estamos haciendo, leeremos la página final del «libro de las Crónicas». El pueblo ha sido infiel a Dios y a la Alianza, por eso lo ha perdido todo y se encuentra en la muerte. La experiencia del destierro en Babilonia hace pensar a Israel en su lejanía de Dios. Al apartarse de la fidelidad al proyecto de Dios no sólo han roto el pacto con el que les sacó de la esclavitud y les dio la libertad, sino que la consecuencia es la pérdida de su propia iden- tidad, de lo que ellos son gracias a esta Alianza. La idea de fondo es válida también para nosotros hoy. Somos pecadores. La Alianza siempre es cosa de dos, pero observamos que cuando este pacto se rompe siempre es por la misma parte, la nuestra. Dios es fiel, guarda siem- pre su Alianza, como cantamos estos días. La fidelidad es uno de los rasgos más característicos del Dios revelado. Incluso cuando nosotros somos infieles, él permanece fiel, porque no puede negarse a sí mismo (2 Tim 2, 13). No puede dejar de ser fiel. La Cuaresma nos lleva a reconocer en nuestro pecado y debilidad la posibilidad para que Dios recomponga la relación y renueve la Alianza. Él lo hará del modo que menos esperemos, como sorprendió a Israel suscitando en Ciro, un rey pagano, la posibilidad del regreso a Jeru- salén, a la tierra de la Alianza, a la relación con su Dios.
  • 36. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 36 La lectura concluye dejando entrever la esperanza, la cer- teza de que la última palabra de Dios es siempre la vida y no la muerte. Nosotros no somos los autores de esta experiencia de salvación, de reconstrucción, de conver- sión, de volver a empezar. Es Dios el que lo hace siempre. Es suya la iniciativa. San Pablo nos lo dice en la segunda lectura de hoy: “Estábamos muertos por el pecado y Él nos ha hecho vivir por Cristo, por el gran amor con que nos amó”. Es una actuación gratuita, un amor regalado, una gracia inmerecida. Por eso hoy, en medio de esta Cuaresma, hacemos fiesta en este domingo Laetare. Te- nemos arreglo, pues en Cristo se nos ofrece la salvación. El signo de la Cruz El evangelio nos ofrece el segundo pasaje del “Tríptico Pascual”. Hoy, como a Nicodemo en la noche, en la os- curidad del mal y del pecado, se nos invita a mirar el lu- minoso amor que Dios nos regala en su Hijo Jesucristo, y éste crucificado. El mismo Jesús nos hace levantar la cabeza para mirar a la Cruz y encontrar en ella el signo del amor de Dios por nosotros, su deseo de salvar al mundo y no condenarlo. Jesús cita, en el evangelio que hoy escuchamos, la expe- riencia del pueblo de Israel en el desierto cuando por su infidelidad la muerte se apodera del pueblo en aquellas mordeduras de serpientes (Núm 21, 4-9). Dios prepara, como siempre, una solución ante esta si- tuación trágica para su pueblo. Ordena a Moisés colocar una serpiente de bronce en lo alto de un madero para que aquellos que sean mordidos por las serpientes levanten la mirada hacia este estandarte, es decir, vuelvan a poner su confianza y seguridad únicamente en Dios, y así que- darán sanados. A nosotros, heridos por la mordedura del mal y del pe- cado, cansados de las situaciones adversas de la vida y apresados como aquellos israelitas por la queja, la des- esperanza y el pesimismo ante los acontecimientos que vivimos, Dios nos ofrece la imagen de Cristo Jesús eleva- da en lo alto de la Cruz como el lugar donde fijar nuestra
  • 37. 37 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios mirada, poner nuestra confianza y recomponer la Alian- za. La Cruz es nuestro antídoto contra la mordedura del mal y al mismo tiempo el lugar donde se firma de nuevo el pacto, esta vez pagado y sellado a un alto precio: la Sangre de Cristo (cf. 1 Pe 1,19). Ésta es la señal de la nueva alianza: Cristo levantado en la cruz. Como Israel, mordido por la serpiente del peca- do, alza con toda la humanidad la mirada hacia la cruz de Cristo, con la confianza de que si miras quedarás cu- rado, si crees tendrás vida eterna. Ésta es la respuesta de Dios al hombre cuando rompe la alianza. Ante la cruz hoy puedes hacer tuya esta oración de la liturgia y decir- le al crucificado: “Cuando el hombre, por desobediencia, perdió tu amistad, tú no le abandonaste al poder de la muerte, sino que, compadecido, tendiste la mano a to- dos, para que te encuentre el que te busca, y reiteraste así tu alianza con los hombres”. Oración de los fieles Oremos a Dios, nuestro Padre, que es rico en misericordia y nos muestra su bondad en Cristo Jesús. - Por la unidad de la Iglesia, en comunión con el Papa, para que todos los que hemos recibido un mismo bau- tismo, celebremos la Eucaristía en unidad, como signo del Amor de Dios, roguemos al Señor. - Por todos los que padecen las consecuencias del pe- cado o están pasando por pruebas difíciles, por los perseguidos por causa de su fe, para que pongan su esperanza en la Cruz de Cristo, que es la llave que nos abre la entrada a la vida gloriosa de la resurrección. Roguemos al Señor. - Por las vocaciones, para que los jóvenes respondan a la llamada de Cristo y las familias acojan y cultiven los gérmenes de la vocación al sacerdocio y a la vida consagrada, roguemos al Señor. - Por los que participan en el Itinerario Diocesano de Evangelización, para que anuncien con libertad la ri- queza de la gracia de ser salvados por Cristo, rogue- mos al Señor. - Por todos nosotros, para que reconozcamos nuestras infidelidades a la alianza de amor que Dios desea mantener con todos sus hijos, y volvamos a la paz y comunión con Él por la verdadera penitencia, rogue- mos al Señor. Padre misericordioso, que no quieres que nadie perezca, sino que todos se conviertan y tengan la vida eterna; escucha nuestras súplicas. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  • 38. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 38 22 de marzo de 2015 Quinto domingo de Cuaresma B Una Alianza nueva Moniciones a las lecturas Primera lectura. Jeremías 31, 31-34 Llegamos finalmente este domingo a la quinta etapa de la historia de la salvación, que es la de los profetas que anunciaron la venida de Jesucristo, y en aquel momento Jeremías anunció una alianza nueva , en la que los hom- bres vivirán en la voluntad y en la ley del Señor. Será una alianza no escrita en piedra sino en el corazón de cada persona. Segunda lectura. Hebreos 5, 7-9 Jesucristo es el autor de la salvación: muriendo y siendo enterrado como la semilla del trigo, ejerció su sacerdocio en favor de todos los hombres orando, sufriendo y obe- deciendo. Evangelio de Juan 12, 20-33 El tercer signo del tríptico pre-pascual es el del grano de trigo enterrado como simiente de una nueva cosecha. Siempre cuesta comprender el sentido del dolor y del su- frimiento. Jesús, como la semilla que muere en el surco, debe morir para fructificar en salvación. Es la historia de Jesús y es nuestra historia.
  • 39. 39 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Ideas para la homilía Se acerca la Pascua. Este domingo sabe a renovación, a vida nueva, a fidelidad. Estamos en la penúltima esta- ción de nuestro camino cuaresmal. En el recorrido por el proyecto salvífico de Dios con su pueblo llegamos a la quinta etapa, el tiempo de los profetas. Abre la liturgia de la Palabra de este domingo el espléndido texto de Je- remías en el que el Señor ofrece a los suyos la superación de la antigua alianza, que se les ha ido cayendo de las manos por su infidelidad. Les propone hacerlo de forma distinta, un pacto nuevo grabado no ya en tablas de pie- dra sino en el corazón. La Nueva Alianza Vivir la relación con Dios no es el cumplimiento de unas normas y preceptos, de una ley moral en la que se premia al que cumple y se castiga al que la infringe. La alian- za nueva, escrita en el corazón de cada hombre, será de nuevo iniciativa de Dios, que llevará a los suyos a sentir- se Pueblo de su propiedad. Es la experiencia que se nos regala de conocer al Señor con su rostro auténtico, pre- cisamente cuando en lo profundo de cada uno, “desde el pequeño al grande” de su perdón y de su misericordia, de su amor incondicional “cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados” (Jer 31, 34). Se prepara ya esa renovación inmediata de la Alianza en la próxima y ya cerca celebración del Triduo Pascual. Aún nos quedará el próximo domingo, último de Cuaresma, el de Ramos en la Pasión del Señor, para dar un paso más en este recorrido, para contemplar que esta renovación va a ser aún más novedosa y radical que la que se nos propone en este domingo. Descubriremos que la culmina- ción de la Alianza traspasa incluso el nivel de lo profundo del hombre, como vemos en este domingo y se nos va a ofrecer en Cristo, el siervo sufriente, a través de su Sangre (escucharemos el tercer cántico del siervo, el himno de Fi- lipenses y el relato de la Pasión según san Marcos). Así se sella la verdadera y definitiva Alianza, “nueva y eterna”, con nosotros y con todos los hombres, para el perdón de los pecados: A precio de la Sangre del mismo Hijo de Dios.
  • 40. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 40 El sacrificio pascual de Jesucristo El autor de la carta a los Hebreos nos lo recuerda en la segunda lectura (la volveremos a escuchar más exten- sa el Viernes Santo): ¡A gritos y con lágrimas presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte! Sorprendentemente nos dice el texto que en su angustia fue escuchado. ¿Fue escuchado? No entra este camino en nuestra lógica, no hubiera sido desde luego ésta nuestra respuesta. El evangelio nos muestra en el tercer episodio del “tríptico pascual” la dinámica, el camino, la lógica que sigue Dios: la del grano de trigo que cae en tierra y muere y así da mucho fruto, la de perder para ganar, la de morir para vivir, la de aprender sufriendo a obedecer, como nos dice la carta a los Hebreos, y sin embargo se convierte en autor de salvación para los demás. El Papa Benedicto XVI nos regaló, en aquel Viernes Santo del 2005, antes de ser elegido Papa, la meditación del Vía Crucis siguiendo este proceso del grano de trigo. Repro- ducimos sus palabras introductorias por su gran belle- za descriptiva del proceso del grano de trigo que muere para dar fruto y de la dificultad que tenemos nosotros de entrar en este camino: “Señor Jesucristo, has aceptado por nosotros correr la suerte del grano de trigo que cae en tierra y muere para producir mucho fruto (Jn 12, 24). Nos invitas a seguirte cuando dices: «El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará No es una Alianza de conveniencia, no es un juego o un contrato ficticio. Jesús nos repite a nosotros lo que dijo un día a una santa que estaba meditando la pasión: “¡No te he amado de broma!” (cf. Beata Angela de Foligno). Es un pacto de Sangre, una Alianza definitiva que nada puede romper, pues siempre tenemos la posibilidad de volver a ella. Dios no se echa atrás ni en sus promesas, ni en su fidelidad, ni en su voluntad de salvarnos.
  • 41. 41 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios para la vida eterna» (Jn 12, 25). Sin embargo, nosotros nos aferramos a nuestra vida. No queremos abandonar- la, sino guardarla para nosotros mismos. Queremos po- seerla, no ofrecerla. Tú te adelantas y nos muestras que sólo entregándola salvamos nuestra vida. Mediante este ir contigo en esta Pascua quieres guiarnos hacia el pro- ceso del grano de trigo, hacia el camino que conduce a la eternidad”. La “Hora” de Jesús “Ha llegado la hora”, nos dice el evangelio de hoy. La hora de Jesús y la nuestra. La hora de la fidelidad, del amor entregado, la hora de dar la vida para que otros la tengan. Que estos días finales de la Cuaresma, antes lla- mados semana de pasión, nos hagan caminar muy pega- dos a Cristo para que sus sentimientos, su generosidad y su pasión por la humanidad, se nos contagien para nues- tra vida. Así nos lo dice hoy Jesús: “donde esté yo estará mi servidor”, es decir, por donde paso yo y como paso yo pasaréis también vosotros. Que le dejemos renovar este año de nuevo su Alianza con nosotros, así recobraremos la certeza de ser su Pueblo (como nos dice el IDE de este curso) y le dejaremos, con más libertad y más conscien- cia de nuestra necesidad, que Él sea nuestro Dios. Hoy, junto a muchos hombres y mujeres de nuestro mundo, sigues diciendo: “Queremos ver a Jesús”. La hu- manidad está sedienta, tu vida lo necesita, tu corazón lo desea. Y Dios te lo presenta así, en la Cruz. Es el grano de trigo que muere para dar fruto, para que tú tengas vida; Jesús es el que se aborrece a sí mismo para guardarte a ti para la vida eterna. Éste es el precio que han pagado por ti; éste es el coste de la alianza nueva y eterna. Este año se cumple de nuevo su palabra: “Cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”.
  • 42. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 42 Oración de los fieles Oremos a Dios Padre, por Jesucristo, su Hijo, autor de la salvación eterna. - Por el Papa Francisco y nuestro Obispo Antonio; para que en todo momento puedan seguir proclamando la Verdad de Dios, para el bien del pueblo cristiano y de toda la sociedad, roguemos al Señor. - Por los que, aún sin saberlo claramente, desean ver a Jesús, para que puedan reconocerle en los que se llaman discípulos suyos, roguemos al Señor. - Por el pueblo de la Antigua Alianza, para que lleguen a descubrir en Jesús al Mesías que llevó a plenitud la Ley de Moisés y las palabras de los Profetas, rogue- mos al Señor. - Por todas las parroquias y comunidades, para que sean un signo evangelizador de la Nueva Alianza, fundada en el amor y escrita en el corazón de los hombres, roguemos al Señor. - Por todos nosotros, para que las fiestas de Pascua que se acercan nos ayuden a vivir y compartir con los de- más intensamente la vida cristiana, siguiendo la pa- labra y el ejemplo de Jesús, roguemos al Señor. Dios, Padre nuestro, que levantaste a tu Hijo del sepul- cro escucha las oraciones que te presentamos, como él, en los días de nuestra vida mortal. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 29 de marzo de 2015 Domingo de Ramos en la Pasión del Señor B La nueva Alianza en la sangre del Señor
  • 43. 43 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Moniciones a las lecturas En la bendición de las palmas. Evangelio de Marcos 11, 1-10 Corresponde este año leer el relato de san Marcos corres- pondiente a la entrada de Jesús en Jerusalén. Como es habitual en este evangelio, se destaca la confesión de fe en Jesucristo como el Mesías Hijo de Dios; pero el mismo pueblo de Jerusalén que lo recibió en triunfo, renegará de él poco después. MISA DE PASIÓN Primera lectura. Isaías 50, 4-7 El tercer cántico del Siervo del Señor anuncia la Pasión del Mesías, presentándola como una muestra suprema de obediencia a la palabra y la voluntad de Dios, al so- meterse al poder del pecado del mundo y padecer por ello mansamente. Gran importancia tiene la recitación del Salmo responsorial 21, mencionado por Cristo en la cruz: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Segunda lectura. Filipenses 2, 6-11 San Pablo proclama la unidad del misterio pascual de Jesucristo, humillado hasta la muerte en la cruz como el Siervo de Yahwéh y glorificado como Hijo de Dios en la resurrección. Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. Según la intención propia de este evangelista, todo el re- lato de la Pasión según san Marcos se desarrolla a la luz de las dos grandes líneas directoras de esta Evangelio, que son la proclamación de Jesucristo como Hijo de Dios y como Salvador de toda la humanidad y no sólo del pueblo de la antigua Alianza.
  • 44. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 44 Ideas para la homilía El pórtico de la Semana Santa Para los que no asisten a la liturgia del Viernes Santo, hoy es el encuentro con Cristo paciente, en contraste con su manifestación gloriosa en el próximo domingo, día de Pascua. La procesión inicial imita la que se hacía en Jeru- salén desde el siglo V. En todas las misas se debe resaltar hoy el rito de entrada, al menos con una monición y un canto apropiado, pero cuando se hace con los ramos y palmas se proclama el relato de la entrada triunfal de Jesús, este año B según san Marcos. En la Misa las dos primeras lecturas se leen todos los años. En primer lugar el tercer cántico del Siervo de Yahwéh y el salmo 21 que, leído en su integridad, no es un grito desesperado sino una súplica llena de esperanza; y luego el gran himno de Filipenses en el que se ensalza la humildad de Cristo y la autenticidad de su encarnación cuando se rebajó hasta la muerte; también se proclama su exaltación a la gloria como respuesta del Padre a su obediencia. Toca así mis- mo leer este año la Pasión según san Marcos, en la que se proclama de modo preferente la dignidad de Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador de la humanidad. La celebración del sacrificio eucarístico manifiesta la unidad del Miste- rio Pascual de Jesucristo, muerto por nuestros pecados y resucitado para nuestra justificación. El sacrificio del Siervo de Dios, Salvador de la humanidad Las dos primeras lecturas constituyen el marco de la Pa- sión del Señor: Jesús no retrocede, se somete a todos los ultrajes de los hombres. Es precisamente esto, su entrega y abnegación hasta la muerte en cruz en medio de la his- toria, lo que hace de él el Señor de la historia —porque la Pasión no es un “mito” intemporal, sino que ocurrió real- mente “bajo el poder de Poncio Pilato”—, es la muestra de lo que ocurre desde principio a fin de la tragedia de la humanidad: Dios es golpeado, cubierto de insultos y salivazos, mientras él, por nosotros y para tomar sobre sí nuestros pecados, se rebaja hasta el extremo, hasta so- meterse incluso a la muerte. Todo el relato de la Pasión según san Marcos se desarro- lla a la luz de la gran línea directora de esta Evangelio, que es la proclamación de Jesucristo como Hijo de Dios y como Salvador de toda la humanidad y no sólo del pue- blo de la antigua Alianza. De este modo, en el momento culminante de la muerte, el centurión romano que monta guardia frente a Jesús, al pie de la cruz, al ver cómo había expirado dijo: “Realmente, este hombre era Hijo de Dios” (Mc 15, 39). Es la primera vez que se le tributa a Jesús este título en el segundo Evangelio; y así, después de asistir a una serie inacabable de insultos y desprecios por parte de los representantes del pueblo elegido, vuelve a brillar la luz de la fe por boca de un extranjero. Aunque el oficial romano no pudo dar a esta confesión todo el sentido que
  • 45. 45 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios nosotros le damos, el evangelista Marcos ve en ello cier- tamente la confesión por un pagano de la personalidad sobrehumana de Jesús. En la muerte de Cristo se cumple con toda su real crudeza lo anunciado sacramentalmente en la última cena: “Ésta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos” (Mc 14, 24). El misterio pascual, renovado perennemente en la Eucaristía y celebrado de modo especial en la Se- mana Santa, abre el camino de la salvación tanto a los descendientes carnales de Abrahán como a los pueblos que son hijos de Dios por la fe. Monición al Credo En este domingo la Iglesia primitiva entregaba el Credo a los que iban a ser bautizados en la Noche Pascual, para que el Sábado Santo lo pudieran proclamar ellos de me- moria. El día de nuestro bautismo, al entrar en la Iglesia, nos marcaron con la señal de la cruz en nuestra frente. El signo de la cruz nos ha acompañado desde entonces a lo largo de nuestra vida y nos identifica como cristianos. Ante la imagen del crucificado, en este último domingo antes de la Noche de Pascua, profesamos el símbolo de la fe que hemos recibido de la Iglesia.
  • 46. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 46 Oración de los fieles Entramos en los días oscuros y luminosos de la Pasión y muerte del Señor. El Espíritu convoca a su Iglesia a ex- perimentar el amor infinito del Padre, a través de su Hijo colgado en la cruz. Presentemos confiadamente nuestra oración cantando (o diciendo): Oh Señor, escucha y ten piedad. R/. Oh Señor, escucha y ten piedad. - Por la santa Iglesia, para que viviendo en la fe el mis- terio de la Pasión, recoja del árbol de la cruz el fruto de la esperanza. Oremos. R/. Oh Señor, escucha y ten piedad. - Por los jóvenes, para que, unidos en la Iglesia, apren- dan el valor de la pobreza al contemplar a Cristo en su Pasión y descubran que éste es el camino para al- canzar el Reino de Dios. Oremos. R/. Oh Señor, escucha y ten piedad. - Para que llegue la paz y la libertad a los lugares don- de los cristianos son perseguidos y todos los hombres alcancen la salvación. Oremos. R/. Oh Señor, escucha y ten piedad. - Por los enfermos, los moribundos y todos los que su- fren, para que apurando el cáliz de la Pasión, a seme- janza de Cristo paciente, tengan la firme esperanza de participar con él en su gloria. Oremos. R/. Oh Señor, escucha y ten piedad. - Por los pecadores para que experimenten en estos días de la Pasión la misericordia de Dios y sientan que va- len el precio mismo de la sangre de Cristo. Oremos. R/. Oh Señor, escucha y ten piedad. - Por nosotros que en el bautismo fuimos sumergidos en la muerte de Cristo y nos disponemos a celebrar su Pascua para que participemos también de su resurrec- ción. Oremos. R/. Oh Señor, escucha y ten piedad. Escucha, Padre, la oración de tu pueblo, que celebra la Pasión de tu Hijo; haz que, después de haberlo aclamado en el día de la alegría, sepamos seguirlo con la fidelidad del amor en la oscura, pero vivificadora, hora de la cruz. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
  • 47. 47 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios VI. La Semana Santa de 2015 Con estas breves introducciones a la celebración de la Se- mana Santa, se desea ayudar a vivir de forma TESTIMO- NIAL Y EVANGELIZADORA estos actos tan importantes. Al mismo tiempo intentaremos volver sobre el mensaje fundamental del Itinerario Diocesano de Evangeliza- ción (IDE): “LA ALEGRÍA DE ANUNCIAR EL EVANGELIO”. Se indica en cursiva la forma en que podrían participar los comprometidos en el IDE. Se podría repartir por todas las casas un programa de los actos de la Semana Santa, destacando su valor evangélico, como respuesta a las inquietudes y problemas de las persones de hoy en día. Como ya se hizo el curso pasado, a lo largo de esta Se- mana Mayor, destacaremos, entre otros muchos, unos momentos y signos de gran valor simbólico que pueden llamar la atención de los alejados o los menos instruidos, como una llamada para evangelizar. Los comprometidos en el IDE deberían prepararse y provocar el interés y el diálogo sobre el significado —la Buena Noticia— de es- tas celebraciones. La extrañeza, y las preguntas que pue- den suscitar son el mejor motivo para una instrucción y vivencia compartida en la mejor tradición bíblica, como leemos en Deuteronomio 6, 20-21: En el futuro, cuando tu hijo te pregunte diciendo: “¿Qué significan los testimo- nios, las leyes y los decretos que Yahveh nuestro Dios os mandó?”, entonces responderás a tu hijo: “Nosotros éra- mos esclavos del faraón en Egipto, pero Yahveh nos sacó de Egipto con mano poderosa”... Y lo mismo cuando se trata del ritual de la cena de Pascua en Éxodo 12, 26-27: Y cuando os pregunten vuestros hijos: “¿Qué significa para vosotros este rito?”, responderéis: “Éste es el sacrificio de la Pascua de Yahveh...”.
  • 48. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 48 Domingo de Ramos en la Pasión del Señor La Buena Noticia de la salvación universal La Buena Noticia de la salvación universal Bendición de palmas y ramos, procesión y santa Misa Acompañamos al Señor cuando entra en la Ciudad San- ta para ofrecer su sacrificio para la redención del mundo. Durante los primeros siglos del cristianismo, este domin- go estaba dedicado a la entrega del “Credo”, el símbolo de la fe, a los catecúmenos que debían recibir el bautismo en la Pascua; era la “entrega del símbolo” que preparaba a la “devolución del símbolo” que los bautizandos debían realizar en la mañana del Sábado Santo. El “símbolo” era en la vida corriente un signo de reconocimiento: dos frag- mentos de cerámica que debían encajar; de este modo, los candidatos recibían el “Credo” que debían aprender de memoria como señal de admisión entre los cristianos. En el siglo IV comenzaron a llegar a Tierra Santa un gran número de peregrinos que deseaban recordar los hechos de Jesús en los mismos lugares en que habían ocurrido. Muy pronto comenzaron a repetir la entrada festiva del Señor en Jerusalén, bajando del monte de los Olivos con palmas, ramos y cantos y acompañando al Obispo. Esta celebración se difundió por todas las iglesias con di- ferentes formas, y la propia de la liturgia romana es muy fiel a la tradición primitiva de Jerusalén, con la asamblea que se reúne fuera de la iglesia, y marcha hacia ella des- pués de leer el Evangelio de la entrada de Jesús, siguien- do con cantos al Obispo o sacerdote que preside.
  • 49. 49 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Un rito propio de este día: La procesión de las palmas y ramos Es una procesión al revés de las normales, donde el sacer- dote va en cabeza y no se va en filas, sino en grupo tras él. No hay imágenes, porque la marcha es como el cuer- po de Cristo, cabeza y cuerpo que van a Sión y al templo, en la Ciudad de Dios. Hacemos lo que hicieron los niños y gentes de Jerusalén en este mismo día, haciendo nuestro el lema de este curso del IDE: “SOIS PUEBLO DE DIOS”. Los que siguen el IDE podrían ir juntos por grupos en esta procesión. Los colores litúrgicos en la Semana Santa En estos días se usan ornamentos cuyo color tiene un significado que todos deben conocer. El rojo recuerda la realeza de Cristo y también su sangre derramada en la Pasión, por eso se usa el Domingo de Pasión desde la pro- cesión de las palmas en honor de Cristo Rey y también el Viernes Santo. El morado es signo de penitencia y por eso se utiliza en la Cuaresma y en sus días finales, lunes, martes y miércoles de la Semana Santa. El blanco es el color de la alegría y se viste en todo el tiempo de Pascua, la Cincuentena o Pentecostés, a partir de la Vigilia Pas- cual; son blancas y resplandecientes las vestiduras de los ángeles que anuncian la resurrección de Jesús, como lo fueron sus ropas en la Transfiguración.
  • 50. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 50 Las procesiones de Semana Santa Desde las de Pasión y muerte hasta la de gloria, estas manifestaciones piadosas populares son un motivo de asombro, preguntas y emociones especialmente para los más jóvenes, y los mayores deberían aprovecharlo para que las verdades de la fe en Jesucristo se conserven unidas a las imágenes plásticas de los pasos y también de las representaciones de la Pasión. Los penitentes, las promesas, los sacrificios... deberán llevar a una explica- ción de que toda la vida ha de ser también un ejercicio de renuncia al pecado y a las malas costumbres, para purificarnos, aprovechar el amor que Dios nos ofrece y convertirnos cada vez más a Dios. Se podría preparar un folleto explicativo de estas procesiones indicando la per- sonalidad y finalidad de cada hermandad y el significa- do de los “pasos”. Miércoles Santo La Misa Crismal es una magnífica imagen del misterio de la Iglesia, en la que se expresa el fluir de la gracia de los sacramentos desde el sacerdocio de Cristo, y por medio de sus ministros que la hacen presente en todas las co- munidades. Algunos representantes del IDE podrían acompañar a su párroco ese día a la Catedral para recoger el Crisma y los Santos Óleos, que podrían llevar luego en la procesión de entrada en la Misa del Jueves Santo en sus parroquias.
  • 51. 51 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Jueves Santo En la cena del Señor La alegría de estar con Jesucristo Se conmemora la institución de la eucaristía y del sacer- docio, y se recuerda el supremo mandamiento del amor. Es el “Día del amor fraterno”. Unos ritos propios de este día: El lavatorio de los pies Todas las iglesias son este día un gran cenáculo. Las per- sonas elegidas para el lavatorio representan a los doce apóstoles y el sacerdote es Jesucristo, que da así ejem- plo de humildad y de servicio. El contexto en el que Jesús pronuncia estas palabras no es otro que la noche del Jue- ves Santo, después de la Cena, antes de morir en la cruz. En esa impresionante ocasión, Jesús revela a sus discí- pulos que va hacia el Padre. Este ir al Padre constituye el culmen de la salvación. Todo el que siga a Jesús irá a donde Él va. El día siguiente no se celebra la Eucaristía, y se resalta con una procesión el traslado de las formas consagradas hasta el sagrario. Se abre así un tiempo de vigilia y oración ante el Santísimo en el que respondemos a las palabras de Jesús en el monte de los Olivos: Velad y orad para no caer en la tentación (Mt 26, 41). Este año se podría lavar los pies a los animadores y otros miembros del IDE. Monición de despedida Al final de la misa del Jueves Santo, se puede convocar a los fieles a la siguiente “estación” con estas o semejantes palabras: Queridos todos: Al terminar esta celebración, vamos a se- guir acompañando al Señor en los primeros pasos de su Pasión, en oración ante el Santísimo Sacramento, como en el Monte de los Olivos. Luego, mañana, a las (…) horas celebraremos el Oficio de Laudes ante el Monumento y a las (…) horas el Vía Crucis en (lugar donde se realice). Por la tarde, a las (…) horas, como los peregrinos a Jeru- salén, acudiremos al Gólgota, al Calvario, a venerar la Cruz salvadora, cuando la Palabra de Dios nos anuncie el sacrosanto misterio de la Pasión. Recordad que ma- ñana es día de ayuno y abstinencia. Siempre muy cerca de Jesus. Alabado sea el santísimo sacramento del altar. R/. Sea por siempre bendito y alabado.
  • 52. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 52 El “Monumento” En la oración ante el Santísimo Sacramento, conservado para la comunión del día siguiente en el “Monumento”, acompañamos al Señor en la soledad de su Pasión y le damos gracias porque ha querido permanecer sacramen- talmente en medio de nosotros. Hoy el sagrario está adornado con flores y luces, para en- señarnos la importancia de la presencia del Señor en el sagrario de todos los días, donde se conserva para dar la comunión a los enfermos o a los que están en peligro de muerte y ser adorado con calma y silencio, en un diálogo con él. Para favorecer todo esto suele haber una capilla especial, adornado con fervor y buen gusto, para que le visitemos allí con frecuencia. Podrían organizarse turnos de velas ante el Santísimo con los grupos del IDE y asistir juntos a la Hora Santa o la Liturgia de las Horas. Viernes Santo Nos alegramos en el triunfo de la cruz CELEBRACIÓN DE LA PASIÓN DEL SEÑOR Este acto vespertino comienza con la liturgia de la pala- bra en la que se leen dos lecturas y la Pasión según san Juan, a la que sigue la homilía y la oración universal; concluye esta liturgia con la adoración de la Cruz y la comunión con la Eucaristía consagrada en la Misa de la Cena del Señor. Unos ritos propios de este día: La adoración de la cruz Un altar sin manteles y una cruz sin crucifijo. En esta tar- de, la desnudez del altar, símbolo de la de Jesús en el Calvario, y la austeridad de la ceremonia nos trasladan al patio del Gólgota, en el magnífico conjunto de monu- mentos que contemplaban los peregrinos de los siglos IV, V y VI, antes de la invasión islámica. Allí, al aire libre, delante de la colina del calvario, revestida de mármoles preciosos y sobre la que se alzaba una gran cruz de ma- dera, se leía la Pasión y se pasaba a besar la reliquia de la cruz, la Vera Crux que encontró santa Elena. Es un acto de profunda seriedad, pero alumbrado por la gloria del madero en el que estuvo clavada la salvación del mundo. El acto del Viernes Santo no es un funeral. La sencilla cruz de madera, sin la imagen del crucificado, que cruza la iglesia hasta el altar para allí ser adorada: el trofeo de la Pasión ante el que deberemos hacer genu- flexión siempre que pasemos ante él, hasta que comience la Vigilia Pascual.
  • 53. 53 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Monición de despedida Hermanos y hermanas: Nos separamos en silencio, como aquellos que “bajaban del Calvario y se daban golpes de pecho”. (Nos vamos a encontrar de nuevo en la proce- sión del Santo Entierro). Mañana Sábado Santo nos reu- niremos a las (…) horas para celebrar el Oficio de Laudes como si estuviéramos junto al Santo Sepulcro y, ya por la noche, debemos estar todos para la gran celebración de la Vigilia Pascual. Se nos invita a seguir guardando este día el ayuno, para romperlo en la celebración de la Pas- cua del Señor. Hasta que nos reunamos todos otra vez junto al fuego en la Noche Santa. El Vía Crucis En muchos casos fuera del templo, de nuevo parece que nos traslademos a la ciudad santa de Jerusalén, reco- rriendo con Jesús, la Vía Dolorosa. Los animadores o un miembro de cada grupo del IDE po- drían leer los textos de las estaciones. Sábado Santo La esperanza en el amor más fuerte que la muerte Oficio de lecturas y Laudes La mañana de este Sábado Santo debería ocuparse en la oración y en la preparación de la gran Vigilia, al me- nos por el grupo más responsable de la comunidad. Los miembros del IDE podrían preparar y celebrar el Oficio de Lecturas y Laudes. Es un día en que se nos invita a continuar el ayuno del Viernes Santo, siguiendo la primi- tiva tradición del ayuno prepascual que se rompe en la comunión de la Vigilia. EN LA NOCHE SANTA, SOLEMNE VIGILIA PASCUAL La mejor noticia: Cristo sigue con nosotros El Misterio Pascual de Cristo, crucificado, sepultado y re- sucitado, tiene en esta liturgia nocturna “Madre de todas las demás vigilias”, su celebración culminante. La vigilia comienza en el exterior del templo con la liturgia de la luz y se ilumina la iglesia como signo de la resurrección del Señor. La liturgia de la palabra proclama las maravillas de Dios en la historia de la salvación, desde la creación del mundo al Misterio Pascual de Jesucristo; luego viene la liturgia bautismal, con la renovación de las promesas que se hicieron en la iniciación cristiana, y luego la asam- blea es invitada a la mesa que el Señor, por medio de su muerte y resurrección, ha preparado para su pueblo (cuarta parte de la vigilia, liturgia eucarística).
  • 54. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 54 Unos signos singulares: El fuego y el cirio pascual Nos reunimos en torno a una hoguera, como los israe- litas en los campamentos cuando iban hacia la tierra prometida. En la Pascua todo es nuevo, el fuego, el agua del Bautismo, los panes sin levadura… El cirio pascual es un símbolo de Jesucristo resucitado, que conserva las huellas de la Pasión, como la cruz y las cinco marcas se- ñaladas con granos de incienso que recuerdan las cinco heridas del crucificado. También se marcan en el cirio el Alfa y la Omega, letras griegas que significan que Jesús es el Señor de esta Pascua, cuyo año tambien se marca, y de todos los tiempos, del principio al fin. Como la colum- na de fuego que iba guiando a los israelitas en el desierto, así nos guía ahora Jesús y entra el primero en la iglesia, iluminándola con su luz. Los miembros del IDE podrían preparar la hoguera, re- partir las candelas a los fieles y proclamar las lecturas.
  • 55.
  • 56. Vosotros sois pueblo de Dios Comisión Diocesana de Espiritualidad Cuaresma 2015 Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 556
  • 57. 57 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios EnestetiempodeCuaresma-Pascua—tiempodegracia—, en que la Iglesia nos invita a vivir la fe más intensamente y desde el Itinerario Diocesano de Evangelización, cuyo lema es “Vosotros sois Pueblo de Dios”, nuestra Comisión os propone varios materiales: 1.- Reflexiones sobre las Siete Palabras de Karl Rahner. 2.- Viacrucis con textos de Santa Teresa de Jesús. 3.- Meditaciones de Santa Teresa para tiempo de Pascua. Con los materiales 2 y 3, seguimos contribuyendo a la celebración del quinto centenario de Santa Teresa, tema nuclear este año en las actividades de nuestra Comisión. Así, también compartimos la experiencia existencial tere- siana de los acontecimientos proclamados y celebrados en el tiempo litúrgico de Cuaresma-Pascua. Vivamos, pues, también nosotros como hizo Santa Teresa ese tiempo y profundicemos en lo que se nos invita desde el Itinerario Diocesano de Evangelización: “Vosotros sois Pueblo de Dios”. Presentación
  • 58. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 558 Pistas para leer las Siete Palabras Hemos elegido para esta reflexión un escrito del gran teó- logo alemán Kart Rahner, lumbrera del Concilio Vaticano II, cuya traducción castellana fue elegida en 1988 por el profético Instituto Social Obrero de Valencia, para ser pu- blicado en su Boletín previo a la Semana Santa. Su título es Siete palabras. Siete palabras Siguiendo el trazo grueso de Rahner, proponemos al lec- tor que lo lea teniendo en cuenta los tres acentos que él proponía para una espiritualidad cristiana, hoy. En primer lugar, que la nota primera y más importante que ha de caracterizar a la espiritualidad de hoy es la re- lación personal e inmediata con Dios. Se trata pues de leer este contenido, no ya desde una perspectiva mera- mente sentimental, sino de conversación directa, inme- diata, con nuestro Padre, entreverada con nuestra vida, tal vez llena de pecado pero donde puede sobreabundar la gracia. Segundo, debemos trabajar nuestra mente y nuestro co- razón para que lo que nos inspire la lectura del escrito esté interrelacionado con nuestra experiencia vital, de modo y manera que se produzca una aplicación en nues- tra vida de aquello que nos sugiere el Espíritu Santo a través de la Palabra. De ahí ha de surgir un escalón más en la renovación de nuestra espiritualidad. Paradójica- mente, podemos afirmar que no hay espiritualidad cris- tiana donde no está implicada la propia experiencia hu- mana, la propia vida: la espiritualidad y la vida normal cristiana hoy se ligan, se compenetran, se promueven recíprocamente. Y tercero, es necesario situarnos en una nueva ascética de la libertad. La ascética se contempla hoy como la li- bertad responsable ante el deber… “Quien esté abierto al futuro absoluto de Dios será capaz de superar la apeten- cia sin límites de llenar su vida con el mayor goce posible para, en último término, destruirse a sí mismo por su in- moderación … Este aspecto de la vida espiritual es lo que denominamos hoy ascética en sentido amplio”. No se trata, pues, de leer desde la perspectiva de la re- flexión teológica especulativa, ni tampoco desde la com- pasión humana por el dolor y las angustias de Jesús en su pasión. Os proponemos que antes de leer el contenido de estas ‘Siete palabras’ invoquéis al Espíritu Santo y le pidáis con fe y esperanza que, por medio de ellas, la Pa- labra os ilumine para que transforme vuestra experien- cia vital, mentalidad y proyectos de vida en los de Cristo que quiere vivir en vosotros. Si esto sucede, esta humilde lectura podrá haberos ayudado a vivir vuestro kayrós ahora, el tiempo oportuno para cada uno de vosotros, sugerido por el Espíritu de Cristo.
  • 59. 59 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios 59 CUARESMA Vosotros sois pueblo de Dios Las siete palabras de Jesús en la cruz por Karl Rahner, SJ Primera Palabra: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc 23,34) Cuelgas de la cruz. Te han clavado. No te puedes separar de este palo erguido sobre el cielo y la tierra. Las heridas queman tu cuerpo. La corona de espinas atormenta tu cabeza. Tus manos y tus pies heridos son como traspa- sados por un hierro candente. Y tu alma es un mar de desolación, de dolor, de desesperación. Los responsables están ahí, al pie de la cruz. Ni siquiera se alejan para dejarte, al menos, morir solo. Se quedan. Ríen. Están convencidos de tener la razón. El estado en que estás es la demostración más evidente: la prueba de que su acto no es sino el cumplimiento de la justicia más santa, un homenaje a Dios, del que deben estar orgullo- sos. Se ríen, insultan, blasfeman. Mientras tanto cae so- bre ti, más terribles que los dolores de tu cuerpo, la deses- peración ante tal iniquidad. ¿Existen hombres capaces de tanta bajeza? ¿Hay, al menos, un punto común entre Tú y ellos? ¿Puede un hombre torturar así a otro hombre, has- ta la muerte? ¿Desgarrarlo hasta matarlo con el poder de la mentira, de la traición, de la hipocresía, de la perfidia... y mantener la pose del juez imparcial, el aspecto del ino- cente, las apariencias de lo legal? ¿Cómo lo permite Dios? ¡Oh Señor, nuestro corazón se habría destrozado en una furiosa desesperación! Habríamos maldecido a nuestros enemigos y a Dios con ellos. Sin embargo, Tú dices: “Padre, perdónalos porque no sa- ben lo que hacen”. ¡Eres incomprensible, Jesús! Amas a tus enemigos y los encomiendas al Padre. Intercedes por ellos. Señor, si no fuera una blasfemia, diría que los dis- culpas con la más inverosímil de las excusas: “no saben”. Sí, sí saben, ¡lo saben todo! ¡Pero quieren ignorarlo todo! No hay cosa que se conozca mejor que aquello que se quiere ignorar, escondiéndolo en el subterráneo más pro- fundo del corazón; pero, al mismo tiempo, le negamos la entrada a nuestra conciencia. Y Tú dices que no saben lo que hacen. Sí, hay algo que no saben: tu amor por ellos. Pronuncia tu palabra de perdón sobre mis pecados. Di al Padre: “Perdónalo porque no sabe lo que ha hecho”. Mas lo sabía... lo sabía todo, pero no conocía tu amor. Hazme pensar tu primera palabra cuando recite distraído el Padre Nuestro y afirme perdonar a los que me ofenden. Necesito tu fuerza para perdonar de corazón a aquellos que mi orgullo y mi egoísmo consideran como enemigos.
  • 60. Cuaderno Pastoral C U A R E S M A - P A S C U A 2 0 1 5 Vosotros sois pueblo de Dios 60 Segunda Palabra: “Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,43) Agonizas y, sin embargo, en tu corazón rebosante de do- lor hay todavía un sitio para el sufrimiento de los otros. Vas a morir y te preocupas por un criminal que, atormen- tado en su martirio infernal, reconoce que su pena fue merecida por su vida de maldad. El abandono de Dios te ahoga y hablas del Paraíso. Tus ojos se velan en las tinieblas de la noche y oteas la luz eterna. Al morir nos preocupamos de nosotros mismos, pues los otros nos de- jan solos y abandonados. Tú, sin embargo, piensas en las almas que deben ir contigo a tu Reino. ¡Corazón de mise- ricordia infinita! ¡Corazón heroico y fuerte! Un delincuente miserable pide que te acuerdes de él y Tú le prometes el Paraíso. ¿Se puede transformar tan rá- pidamente con tu proximidad una vida de pecado y de vicio? Si pronuncias las palabras de absolución se perdo- nan hasta los pecados y las bajezas más repugnantes de cada vida criminal. Nada puede impedir la entrada a la santidad de Dios. Se puede admitir, llevando las cosas al límite, un poco de buena voluntad, en un pecador, pero su perversidad, sus instintos viciados, la brutalidad, el fango..., ¡eso no desaparece con un poco de buena volun- tad y con un arrepentimiento fugaz en el patíbulo! ¡Uno de esa calaña no puede entrar en el Paraíso tan limpia- mente como las almas que se purificaron toda la vida, los santos que prepararon sus cuerpos y sus almas para hacerlos dignos del Dios tres veces santo! Y, sin embargo, Tú pronuncias las palabras de tu gracia omnipotente que penetra en el corazón del ladrón y transforma el fuego infernal de su agonía en la llama purificadora del amor divino. El amor destruye la culpa de la criatura rebelde. Y así el ladrón entra en el Paraíso de tu Padre. ¿Me darás a mí la gracia del atrevimiento temerario que exige y espera todo de tu bondad? ¿El coraje de decir, como si fuera el mayor de los criminales, “Señor, acuér- date de mí cuando estés en tu Reino”?