El poder para tener mas

1. Doble Porción
Hemos recibido una gran cantidad de profecías sobre México, todas hablan de un
gran avivamiento, del establecimiento del reino de Dios en nuestra gran nación. En
varias naciones se escucha la voz de Dios anunciando lo que se ha determinado en el
cielo para esta generación de mexicanos.
2Reyes 2.9-10
9Cuando habían pasado, Elías dijo a Eliseo: Pide lo que quieras que haga por ti, antes
que yo sea quitado de ti. Y dijo Eliseo: Te ruego que una doble porción de tu espíritu
sea sobre mí. 10El le dijo: Cosa difícil has pedido. Si me vieres cuando fuere quitado de
ti, te será hecho así; mas si no, no.
Es muy importante entender que esta visitación de Dios no llegará por métodos
humanos, por el solo hecho de creerlo, practicar la fe o tener el sueño de alcanzarla.
Esto requiere de preparación, esfuerzo, dedicación y perseverancia.
Muchas personas mal interpretan la petición de Eliseo como una “doble unción”
pero en realidad no es así. La doble porción se relaciona con:
1. La herencia que era dada al primer hijo que nacía.
2. Aunado a la herencia, estaría la impartición de la habilidad espiritual.
3. La doble porción trae consigo una gran responsabilidad.
Como podemos ver no se trata de una “doble unción” sino de algo mucho más fuerte.
Estoy seguro que Eliseo meditó muy bien lo que estaría pidiendo, no fue una
petición espontánea, seguramente el alumno había aprendido muy bien del maestro.
Cuando escucho lo que viene para la nación, tiemblo solo de pensar en la
responsabilidad que tenemos como ministros de Dios y como mexicanos.
Elías trajo una transformación a la nación. Podríamos decir que el reino de Dios fue
establecido a través de la labor profética de este gran hombre. ¡Que responsabilidad
para Eliseo! Estaría recibiendo una nación transformada para dar continuidad a la
labor de su maestro.
Elías confrontó los sistemas de aquel tiempo.
1. El sistema de gobierno.
2. El sistema social y cultural.
3. El sistema espiritual y religioso.
4. El sistema financiero.
5. El sistema del infierno.
Estos sistemas fueron reformados por la intervención de un hombre de Dios. La
nación fue conmocionada por el poder del cielo a través de Elías. El asignamiento de
Dios para Elías fue extraordinaria, fue necesaria una confrontación contra el infierno
y con los habitantes de aquel tiempo para ver una transformación de la nación.
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2. En este tiempo ya no hablamos de pastorear una congregación, sino de pastorear
una ciudad. No hablamos de la transformación de una persona, sino la
transformación de un país. Necesitamos convertirnos en personas más apostólicas y
proféticas, es necesario encausar nuestros esfuerzos a tomar cada esfera que
mantiene una influencia en esta sociedad.
¿Te das cuenta? Eliseo estaba pegado a Elías, vivió de cerca la transformación del
país, pasó aproximadamente 17 años con su maestro observando cada paso
realizado. Ahí estaba cuando profetizó el juicio de Dios sobre la nación y vendrían
tres años de sequía. Seguramente vio cuando Elías enfrentó a Acab por la
negligencia al gobernar al pueblo de Dios.
¡El asignamiento de Dios para el profeta era transformar una nación! No solo era
confrontar a un rey dominado por una mujer asociada con 850 brujos. Era todo un
trabajo mucho más completo, era llevar la cultura de Dios a cada área del país. Era
convertir no solo almas sino toda una nación a los propósitos divinos. El llamado
para Elías era el más grande desafío para ese tiempo.
Hace un par de años tuve una experiencia muy especial en la ciudad de Morelia. Ahí,
en medio de la ministración el cielo se abrió y pude ver una invasión de carros de
fuego corriendo a mi alrededor. Enseguida vi un carro de fuego tipo de la época
romana que se paro frente a mi. Dos hombres lo conducían envueltos en fuego.
Estaba tan sorprendido que solo se me ocurrió preguntar quienes eran esos dos
hombres.
Apenas estaba terminando de hablar en mi espíritu cuando un hombre montando un
caballo blanco se apareció frente a mí. Envuelto en una gran luz, con una diadema
dorada en la frente, sus ojos con un brillo de fuego se posaron sobre mi vista. Sabía
que era mi Señor Jesús. Una voz tronante salió como respuesta a mi pregunta: Son
Enoc y Elías.
Se hizo un gran silencio. Sentí que mi Señor estaba esperando que yo preguntara
algo más. Así que me atreví hacer la segunda pregunta: ¿Por qué, para que están
aquí?. Después de un breve silencio, escuche de nuevo esa voz como el ruido de una
cascada: Son las dos unciones que necesitas para este tiempo final. La respuesta me
paralizó por completo. Mi asombro paso a llenar mi corazón de un temor reverente.
De nuevo escuché su voz: Enoc representa la unción de intimidad; Elías representa la
unción de poder. El cielo estaba abierto y los carros de fuego seguían dando vueltas a
mi alrededor. Los dos varones seguían en aquel carro que parecía que estaba
incendiado en fuego.
¡Ve e imparte esta misma unción a mi Iglesia!
Este es mi llamado para este tiempo, Dios nos ha dado la capacidad para tener
dominio como reyes y sacerdotes. Este es un tiempo donde los pastores van a
pastorear ciudades, los apóstoles van a entrenar gente de gobierno, empresarios,
artistas, deportistas, los profetas van hacer su función en todas las áreas sociales.
¡Una revolución ha iniciado!
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3. ¿Para que queremos los profetas profetizando en las congregaciones? Los profetas
deben estar ejerciendo dominio en las empresas, en la política, bajando el cielo a la
tierra.
¡Necesitamos la unción de Enoc para estar cada vez más cerca de Jesús!
¡Necesitamos la unción de Elías para ejercer el poder profético en cada área de
nuestra nación!
Eliseo aprendió sus mejores lecciones siguiendo el ejemplo de su maestro. El ser
humano aprende más siguiendo el ejemplo de otras personas. Los hábitos se
adquieren cuando se ve y se practica lo que otros hacen. Dios enseñó a Eliseo
muchas lecciones de esta manera. ¡Elías hacía y Eliseo aprendía! Este fue el método
que usó Jesús con sus discípulos. Hechos 1.1 dice que Jesús hacía y enseñaba. Jesús
trasmitía sus enseñanzas por medio de poner en práctica lo que enseñaba. Los
discípulos podían ver el ejemplo de Jesús de la teoría en la práctica.
¿Qué aprendió Eliseo del ejemplo de Elías?
Parte I. La consistencia de la fe
21Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre
dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no
respondió palabra (1Reyes 18.21)
Elías confronta al pueblo de Dios de una manera directa. La entrada de la cultura
asiria, de los hábitos de una nación idólatra les había llevado a alejarse de la cultura
del reino de Dios. Ellos había sido seducidos para ir tras los ídolos Baal y Asera,
habían abandonado el culto y adoración a Dios. Ahora estaban frente una real
confrontación de su fe.
La consistencia de la fe es permanecer en la practica de la cultura de Dios, de hacer
de acuerdo a los estatutos y valores del reino. El pueblo de Dios estaba fluctuando
entre dos pensamientos, habían sido confundidos con respecto a la fe. En esa
debilidad de la fe, el enemigo había introducido la cultura de los demonios en lugar
de la adoración a Dios. El corazón es cambiado cuando la mente se llena de
pensamientos incorrectos. La fe que permanece nos conecta con Dios.
No podemos ver la doble porción cuando la fe no es consistente en nuestra vida.
Pasaremos de lo bueno a lo mejor, veremos lo doble de todo lo que tenemos y somos
en el momento que nuestra fe es consistente y operamos permanentemente en ella.
Por supuesto que una fe débil va a permitir que el corazón se divida y se desvíe de
nuestro destino profético en esta tierra.
Parte II. El altar a Dios debe ser permanente
31Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob,
al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, 32edificó con
las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del
altar, en que cupieran dos medidas de grano (1Reyes 18.31-32).
¿Qué significa el altar? Es el lugar donde nos encontramos con Dios. Es el punto de
contacto entre el cielo y la tierra. El pueblo de Dios había descuidado el altar de Dios,
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4. estaba destruido y no había sacrificio, se había perdido la conexión con el cielo. Es
aquí donde vemos el desafío de Elías, edificar el altar para que lo sobrenatural
descendiera.
No podemos ver una doble porción sino tenemos un altar donde conectarnos con
Dios. La doble porción viene del cielo, no es algo que se presenta de un momento a
otro, es una conquista del cielo por medio del altar que edificamos para conectarnos
en el espíritu con el Espíritu.
Al revisar la historia podemos ver que el fuego de Dios descendió sobre el altar que
Elías había edificado. Quiero pensar que si el altar no es edificado el fuego no
hubiera descendido. En ese altar debería ser puesto el sacrificio que se ofrecía a
Dios. Nosotros como hijos de Dios somos sacrificios vivos, nos presentamos en el
altar para ofrecer sacrificio de adoración y alabanza para él.
Seguramente Eliseo fue testigo del momento en que Elías estaba reparando el altar.
No eran pequeñas piedras, eran verdaderas rocas que se ponían una sobre la otra
para que pudieran soportar el peso del sacrificio. Esto me dice que levantar el altar
no era un trabajo cualquiera, requería esfuerzo, sacrificio, tiempo. El otro aspecto
importante es que nadie ayudó a Elías en este trabajo, el altar es personal, cada uno
de nosotros debe edificar ese contacto entre el cielo y la tierra.
¡El fuego descendió sobre el altar! El fuego representa lo sobrenatural de Dios, es la
manifestación visible y tangible del poder que viene del cielo. Es el reino
manifestado sobre nuestras vidas. No hay altar, no hay manifestación, no hay doble
porción.
Parte III. La doble porción llega por medio de la adoración
33Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña (1Reyes
18.33). El sacrificio es un símbolo de adoración a Dios. La doble porción es
asegurada en el momento que nos convertimos en verdaderos adoradores que
adoramos en espíritu y verdad.
Somos seres adoradores, hemos sido diseñados para adorar a nuestro Creador. El
pueblo de Dios adoraba antes de salir a la guerra, antes de salir adoraban por la
victoria que ellos sabían que YA tenían en su mano. La doble porción llega cuando
nosotros sabemos adorar a Dios por adelantado de lo que sabemos que nuestro
Padre ya nos ha entregado.
Adorar no es un hecho de venir el domingo a disfrutar un momento de buena
alabanza y adoración, somos seres que debemos aprender a adorar a Dios en todo
momento, nuestra naturaleza es adorar, nuestro estilo de vida debe ser testimonio
de adoración, nuestra cultura es testimonio vivo de la identidad que tenemos como
seres adoradores.
Elías presentó un sacrificio de adoración, eso abrió los cielos para que el fuego
descendiera. La doble porción es la manifestación del poder del reino sobre nuestras
vidas. ¡Es la posesión de nuestra herencia multiplicada!
Parte IV. El desafío es la purificación
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5. 34Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la
leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y
lo hicieron la tercera vez, 35de manera que el agua corría alrededor del altar, y
también se había llenado de agua la zanja (1Reyes 18.34-35).
Elías pidió agua para derramarla sobre el altar. Esto era un desafío, un verdadero
reto, por tres años no había llovido en todo Israel, ¿de donde sacarían agua? Elías
desafió al pueblo a sacar el agua de donde estaba escondida. Fue un momento de
ejercitar la fe, era necesario una purificación del corazón para quitar el egoísmo y
darle al profeta el agua y derramarla sobre el altar.
La doble porción llega cuando el corazón es limpio y deja el egoísmo a un lado. Es el
momento donde como verdaderos hijos de Dios ofrecen absolutamente todo lo que
tienen a favor del reino de Dios.
¿Por qué derramó agua? Porque Elías estaba exhibiendo el egoísmo, la pureza del
corazón siempre será una plataforma para provocar la manifestación de Dios sobre
nuestras vida. El agua simboliza limpieza, pureza, transformación, vida.
V. Oración es intimidad
37Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová,
eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos (1Reyes 18.37).
La doble porción llega en la intimidad con Dios. No podemos ver la manifestación de
Dios cuando no sabemos tener una intimidad permanente con él. Es necesario saber
que Dios nos prospera cuando hemos encontrado el hábito de la oración y
permanecer pegados a su gloria.
Dios responde a nuestras oraciones cuando nosotros hemos llegado a permanecer
en una oración continua. La doble porción depende de nuestra permanencia en SU
presencia.
Conclusión: El premio del proceso es la doble porción
38Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el
polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. 39Viéndolo todo el pueblo, se
postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! (1Reyes 18.38-39).
El resultado de llegar al final del proceso fue la manifestación del poder de Dios,
fuego cayó sobre el altar y el corazón del pueblo se volcó a Dios.
La doble porción es una promesa que se conquista con determinación y esfuerzo. El
resultado será tener el asignamiento del Padre sobre nuestras vidas. Una doble
porción desatará el doble de lo que tenemos y somos. El asignamiento del Padre
sobre nuestras vidas llegará de una manera asombrosa.
También el apóstol Pablo le certifica a sus hijos de Corinto que tenemos la garantía
que esa herencia es nuestra: 21Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que
nos ungió, es Dios, 22el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu
en nuestros corazones (2Corintios 1.21-22). Esta es la secuencia: Dios nos ungió (nos
apartó), nos sella (certifica), nos da las arras (garantía) del Espíritu. Este versículo
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6. es realmente poderoso. Nos esta diciendo que Dios nos apartó ungiéndonos con el
Espíritu que es la garantía de que tenemos herencia. ¡Somos herederos, tenemos
una asignación en el reino de Dios! Estamos predestinados, es decir, nuestro destino
YA esta diseñado de antemano.
Con amor… JGFC
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