4. GALARDONES
• «… de ellos es el reino de los cielos».
• «… ellos recibirán consolación».
• «… ellos recibirán la tierra por heredad».
• «… ellos serán saciados».
• «… ellos alcanzarán misericordia».
• «… ellos verán a Dios».
• «… ellos serán llamados hijos de Dios».
5. No negué a mis ojos ninguna cosa
que desearan, ni aparté mi corazón
de placer alguno (2:10)
“Bienaventurado”
Gr Makarios
Bendecido y feliz
6. Versión AB “Felices y espiritualmente prósperos, gozosos
por la vida y satisfechos por el favor y la salvación de Dios
Filipenses 4:4: REGOCIJAOS en el Señor
siempre. Otra vez digo: ¡REGOCIJAOS!
7. En lo que respecta a la sabiduría
del mundo, esto va en contra de lo que se considera
necesario para «salir adelante» y «ser alguien». En
lo que respecta al pensamiento judío, era contrario
a la tradición. Los judíos eran un pueblo orgulloso y
se sentían orgullosos de sentirse orgullosos.
Jesús no dijo: “Pobres en el bolsillo”
8. 1 Corintios 1:26-29 Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que
no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni
muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para
avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para
avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado
escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que
nadie se jacte en su presencia.
9. …pobres en espíritu…
“Pobre” Gr “Ptochos”. Significa pobreza total que reduce
a las personas a la mendicidad. Se usa en el caso de
Lázaro el mendigo (Lucas 16:20)
Marcos 12:43:
Entonces llamando a
sus discípulos, les
dijo: De cierto os
digo que esta VIUDA
pobre echó más que
todos los que han
echado en el arca;
10. «Bienaventurados los que, en su propia estimación de sus
capacidades morales y religiosas, son mendigos, dándose
cuenta de su desesperación espiritual». La traducción de
Goodspeed consigna: «Bienaventurados los que sienten
sus necesidades espirituales…»
«Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al
corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh
Dios» (Salmos 51.17).
Isaías demostró la clase de espíritu que desea Dios. Cuando vio al
Santo y Altísimo, vio que él no era nada. Dijo: «¡Ay de mí! que
soy muerto; porque [soy] hombre inmundo de labios, y [habito]
en medio de pueblo que tiene labios inmundos» (Isaías 6.5).
11. Lucas 18:10-14 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era
fariseo, y el otro publicano. El fariseo, puesto en pie, oraba
consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy
como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun
como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos
de todo lo que gano. Mas el publicano, estando lejos, no quería ni
aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:
Dios, sé propicio a mí, pecador. Os digo que éste descendió a su
casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se
enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
12.
13. Algunas de las promesas de las bienaventuranzas
parecen centrarse en esta vida, mientras que otras
parecen estar relacionadas principalmente con la vida
venidera.
3 Juan 1:2: Amado, yo deseo que tú seas
prosperado en todas las cosas, y que tengas
salud, así como prospera tu alma.
14. Todas las promesas tienen un cumplimiento
parcial ahora y un cumplimiento total en el más
allá.
El hijo de Dios puede conocer una felicidad básica
ahora, sin embargo, en esta vida, la felicidad siempre
estará acompañada de dolores por vivir en un mundo
corrompido por el pecado. Es en el mundo venidero que
la felicidad total, pura y sin diluir, será nuestra.
15. En primer lugar, está el cuerpo de personas en la tierra
sobre el que reinan Dios y Cristo; tales personas son
conocidas como la iglesia.
El segundo uso principal de la palabra «reino» en el
Nuevo Testamento es para referirse a la esfera celeste
sobre el cual reinan Dios y Cristo (vea 2ª Timoteo 4.18),
el reino que por lo general llamamos sencillamente «el
cielo».
16. «Bienaventurados los pobres en espíritu, porque
de ellos es el reino de los cielos».
Es disfrutar de las bendiciones de Dios y, como consecuencia, ser
verdadera y profundamente felices, independientemente de las
circunstancias externas. Ser «pobres en espíritu» es darse cuenta
de que estamos espiritualmente indigentes, un mendigo espiritual
depende totalmente de la gracia y misericordia de Dios.
En Lucas 6, Jesús dio otra versión de esta bienaventuranza,
que incluye tanto lo positivo y lo negativo. «Bienaventurados
vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios»,
«Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro
consuelo» (vers.os 20, 24).