1. El agua y el paisaje: El agua está en muchos lugares: En las
nubes; en los ríos, en la nieve y en el mar. También está
donde no la podemos ver, como en el aire mismo, en nuestro
cuerpo, en los alimentos y bajo la tierra.
Todos sabemos que el agua es indispensable para la vida y
que si dejáramos de tomarla moriríamos en pocos días.
Mientras que en muchos lugares el agua potable fluye al abrir
el caño, en otros la situación es diferente debido a la falta de
agua o a la contaminación de sus fuentes.
Aproximadamente 1.100
millones de personas, es
decir, el 18 por ciento de la población mundial, no
tienen acceso a fuentes seguras de agua potable, y
más de 2.400 millones de personas carecen de
saneamiento adecuado.
El agua potable es indispensable para la vida del
hombre, pero escasea en la medida que la población
aumenta y porque lamentablemente es desperdiciada
por personas ignorantes y carentes del sentido de
responsabilidad y solidaridad humana. Después del aire, el agua
es el elemento más indispensable para la existencia del hombre.
Por eso es preocupante que su obtención y conservación se esté
convirtiendo en un problema crucial; por ello debemos empezar a
actuar.
En el mundo, más de 2.500 millones de personas viven en
condiciones pésimas de higiene y saneamiento. Ayudándoles
haríamos algo más que reducir el número de muertes; también
contribuiríamos a proteger el medio ambiente, paliar la pobreza y promover el
desarrollo. La razón es que el agua es fundamental para gran parte de la labor que
realizamos con esos fines.
Mucho se ha dicho y escrito ya, sobre el
problema del agua; sin embargo las acciones son
muy pocas y cada vez escaseamos más este
recurso.
En estos últimos años, como podemos darnos
cuenta hemos sido algo inconscientes al usar
este recurso vital. Debemos de tomar conciencia
y cuidar el agua, ya que sin esta no hay vida.
2. Una buena solución sería no contaminar el agua por ejemplo, no tirar basura en los
ríos, mares, lagos, etc. Debemos empezar por educar a las futuras generaciones sobre
la importancia de este líquido vital.
Tenemos que empezar a pensar mejores estrategias
para administrar el agua, para aprovecharla de manera
eficiente y compartirla equitativamente. Eso significa
establecer alianzas en las que participen no sólo los
gobiernos sino también grupos, personas y empresas de
la sociedad civil.
Nos hallamos en las primeras fases de esta toma de
conciencia. Pero hay algunos signos alentadores,
especialmente en el sector privado. Durante mucho
tiempo se ha considerado culpables a las empresas. Las
columnas de humo de las centrales eléctricas
contaminan nuestro aire, los vertidos de la industria
ensucian nuestros ríos; pero eso está cambiando. Las
empresas trabajan cada vez más para ser parte de la solución y no del problema.
El tema principal: pasar del simple aprovechamiento a una buena gestión del agua. Eso
se traduce en un compromiso de colaboración con las Naciones Unidas, los gobiernos y
los grupos de la sociedad civil para proteger lo que es un recurso cada vez más escaso
y beneficiar a las comunidades locales.
Todo viaje está constituido por una infinidad de pequeños pasos, una gota en un balde
de agua, dirán algunos. Pero para mí es el comienzo de una oleada de cambio.