2. oropéndola En los huertos había muchas clases
de pájaros: jilgueros,
verderones,colirrojos, lavanderas,
oropéndolas, y de vez en cuando
una abubilla rosada, blanca y
negra, hurgando en el suelo blando
con su pico largo y curvo, que
asombrada erguía la cresta al
verme y echaba a volar.
(Capítulo 7)
Pájaro de color amarillo brillante en la cabeza y negro en las alas y alrededor
del ojo que vive en zonas boscosas caducifolias. (Inés Rodríguez)
3. abubilla
En sus tiempos había sido
verde botella ,pero ahora
estaba salpicado y sucio de
polvo, manchas de vino y
chamuscos de cigarrillo.
(Cap.3)
La abubilla es una especie de ave coraciforme de la familia
Upupida. Pertenece al mismo orden que Martines
Pescadores, los abejarucos, y las carracas.
(Irene Macías Tarrío)
4. albatros
Así para mi las producciones básicas de
Ceilán eran el té y los tapires ; de la India
los tigres y el arroz ; de Australia los
canguros y las ovejas , mientras que las
azules curvas con que trazábamos las
corrientes oceánicas eran portadoras de
ballenas , albatros , pingüinos y morsas
no menos de que huracanes , vientos
alisos ,tiempo bueno y malo (cap.4)
Nombre de diversas aves marinas del orden procelariformes que
alcanzan más de 3 m de envergadura alar, lo que les confiere gran
resistencia para el vuelo. Su plumaje es blanco y pardo, con el
borde de las alas negro, y su pico es ganchudo (Inés Macías)
5. cetonia Durante cierto tiempo el Hombre de las
Cetonias siguió viniendo por la villa con
asiduidad para añadir algún habitante a
mi zoológico: una rana quizá, o un
gorrión patiquebrado. Una tarde Mamá y
yo, en un arranque de sentimentalismo
extravagante, le compramos todas sus
existencias de cetonias y, luego que se
hubo marchado, las soltamos por el
jardín.
(Cap. 1)
Insecto coleóptero pentámero, con reflejos metálicos, que
frecuenta las flores. Su larva vive en las colmenas y se
alimenta de miel.
6. tijereta . Dedicaba diez minutos de cada hora al
atento escrutinio de la madre tijereta. No
me atrevía a examinarla más a menudo por
temor a que abandonase el nido. Con el
tiempo el montón de huevos iba creciendo,
y ella parecía habituada a que le levantase
el tejado de corteza. Llegué incluso a
deducir que me reconocía, por su manera
amistosa de menear las antenas (Cap. 2)
Insecto de dos centímetros de largo aproximadamente, cuerpo estrecho, de
color negro, cabeza rojiza, antenas filiformes, élitros cortos y abdomen
terminado por dos piezas móviles, que forman una especie de alicates. Es
muy dañoso para las plantas.
7. tortugas . Al rato embutió la flauta en su atiborrado
bolsillo, me miró reflexionando un
momento y a renglón seguido descolgóse
del hombro un saquito, lo abrió y, para mi
deleite y asombro, sembró media docena
de tortugas por el polvo del camino. Sus
conchas estaban pulimentadas con aceite,
y no se sabe cómo había conseguido
adornar sus patitas delanteras con lacitos
rojos. (Cap. 4)
Reptil terrestre del orden de los Quelonios, de dos a tres
decímetros de largo. Vive en Italia, Grecia y las Islas Baleares, se
alimenta de hierbas, insectos y caracoles
8. luciérnagas
Nos tumbamos a comer en la
playa. Al descorchar el vino al final
de la cena y como a una señal
convenida, unas cuantas
luciérnagas aparecieron sobre los
olivos a nuestra espalda, especie
de obertura del espectáculo.
Capítulo 10
Insecto coleóptero de algo más algo más de un centímetro de largo.
El macho es de color amarillo pardusco, y la hembra carece de alas
y élitros, tiene las patas cortas, y el abdomen, cuyos últimos
segmentos despiden una luz fosforescente, muy desarrollado.
9. mantis Por el arrayán circulaban cimbreándose
levemente las mantis: ligeras, cuidadosas, la
quintaesencia del mal. Eran flacas y verdes,
con rostros sin mentón y monstruosos ojos
globulares de un dorado grisáceo, ojos con
una expresión de intensa, agresiva locura.
Los torcidos brazos, con sus orlas de dientes
afilados, se elevaban hacia el mundo de los
insectos en falso ademán de súplica tan
humilde, tan fervorosa, con un leve temblor
si una mariposa volaba demasiado cerca.
(Cap. 10)
Insecto de tamaño mediano, de tórax largo y antenas delgadas. Sus patas
anteriores, que mantiene recogidas ante la cabeza en actitud orante, están
provistas de fuertes espinas para sujetar las presas de que se alimenta.
10. caléndula Las delicadas anémonas,
rasgadas por la brisa
más leve, exhibían flores de marfil
con pétalos como impregnados de
vino. Algarrobas, caléndulas,
asfódelos, cientos de flores
diferentes invadieron los campos y
los bosques.
(Capítulo 6)
Planta de escasa altura con flores de color amarillo o naranja cuyos
pétalos tienen propiedades medicinales.
(Inés Rodríguez)
11. asfódelos
Las delicadas anémonas,
rasgadas por la brisa
más leve, exhibían flores de marfil
con pétalos como impregnados de
vino. Algarrobas, caléndulas,
asfódelos, cientos de flores
diferentes invadieron los campos y
los bosques.
(Capítulo 6)
Planta de la familia de las Liliáceas, con hojas en figura de espada,
flores blancas con una línea rojiza en cada pétalo, usada para combatir
las enfermedades cutáneas.
12. chumbera
Corriamos por una carretera blanca
cubierta de un estrato de polvo
sedoso que se alzaba como una
hirviente nube a nuestro paso ,toda
ella flanqueada de chumberas
formando una empalizada de placas
verdes habilmente apoyadas unas en
otras ,salpicadas de bolas de rojo
fruto.(Capítulo 1)
Planta de tallos que parecen hojas en forma de ovales con
espinas,muy carnosos y fruto comestible.
(Emma García)
13. Pétalos
De los rosales caían pétalos como
platos, rojos de fuego o blancos, lisos
y satinados; las caléndulas, como
constelaciones de hirsutos soles,
contemplaban el paso de su
progenitor por el cielo.
(Cap. 2)
Los rosales, para mí, son plantas privilegiadas, ya que sus espinas
les protegen de los depredadores, pero también poseen la ventaja
de tener unas flores realmente hermosas, que desprenden un
agradable y dulce aroma.
(Emmitalartista Raposo)
14. Pero la fruta que más le
gustaba a Aquiles eran
las fresas. Sólo con
verlas se ponía
auténticamente
histérica,
bamboleándose de un
lado a otro, torciendo la
cabeza por ver si se le
iba a dar alguna,
mirándonos suplicante
con sus ojillos de botón.
(Cap. 4)
15. Llegaba entonces el té, con
los pasteles aposentados
sobre almohadones de
crema, las tostadas
envueltas en mantequilla
derretida, las relucientes
tazas, y un tenue hilillo de
vapor escapándose del
pitorro de la tetera.
Capítulo 6
16. La casa del cónsul estaba
situada en el laberinto de
callejuelas estrechas y
malolientes que
componían la judería de la
población. Era un barrio
fascinante de recovecos
empedrados llenos de
puestos rebosantes de
telas multicolores,
montañas de dulces
relucientes, objetos de
plata martillada, frutas y
verdura. (Capítulo 10)
17. Aquella noche la
fosforescencia era
especialmente intensa.
Bastaba con pasear la
mano por el agua para
producir una ancha cinta
verdidorada a lo largo del
mar, y al zambullirse la
sensación era la de
arrojarse en un helado
horno de luz. Cuando
salimos, el agua que nos
chorreaba emitía un
resplandor de fuego.
(Capítulo 10)
18. Tendido con los brazos
abiertos sobre el agua tersa,
cara al cielo, sin más que un
leve movimiento de manos y
pies para mantenerme a
flote, contemplaba la Vía
Láctea extendida a través
del firmamento como un
echarpe de gasa, y me
preguntaba cuántas
estrellas contendría.
Capítulo 10
19. El mar mostraba ya la calma
de la aurora y por levante el
horizonte se teñía de rojo
cuando salimos bostezando
a la puerta principal y el
último coche se alejó
renqueando por el camino.
Ya en la cama con Roger a
mis pies, un cachorrito a
cada lado y Ulises todo
hueco sobre la galería, vi por
la ventana cómo el rojo se
extendía sobre la copa del
olivo, apagando las estrellas
una a una
Capítulo 11