SlideShare una empresa de Scribd logo
1 de 10
Benemérita Universidad Autónoma de
Puebla
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales
Licenciatura en Consultoría Jurídica
Materia: Desarrollo de Habilidades en el
Uso de las Tecnologías de la Información
y la Comunicación
Tema: Corrupción e Impunidad
Profesor: Manuel Miranda Quiroz
Alumna: Corona Huey Lara Mariel
2
Índice
Corrupción e impunidad
1. Índice..........................................................................................................2
2. Introducción……………………………………………………………………...3
3. Abstract…………………………………………………………………………...3
4. Corrupción e impunidad…………………………………………………………4
5. De términos generales………………………………………………………….4
5.1. ¿Qué es la corrupción? ………………………………………………...4
5.2. ¿Qué es la impunidad? …………………………………………………5
6. Un principio o una cultura. ……………………………………………………...5
6.1. Principios de la corrupción e impunidad………………………………5
7. Que ha logrado la corrupción. ………………………………………………….6
8. Hablemos de impunidad…………………………………………………………8
9. Bibliografía………………………………………………………………………..10
3
Introducción
La corrupción, aquí abordada, como cualquier objeto de conocimiento, no puede
agotarse en un solo punto de vista, por lo que al ser explorada de varias maneras,
disputan sobre el grado de verdad que abriga. Pero no se puede arribar de plenitud,
es algo ilógico lograrlo en unas cuantas hojas y mucho menos en el momento que
estamos viviendo, como se verá más adelante explicaremos que solo es parte
social del hombre.
Empero, el tema que nos ocupa, presenta una textura solo en apariencia empática
con el sentido común, ya que al ser tratado en su fondo, resultar se mas nuclear, y
por lo menos poco perceptible inmediatamente, por lo que si tratamos de agotar su
plexo, no puede adoptarse si no puras especulaciones filosóficas; pues aquí se
sostiene que este, si lo liberamos de su actual pesar, solo encontraremos la punta
de iceberg, solamente como un rasero de conocimiento más que otro, puede
abrigar la pretensión de superar la estrechez de horizontes cognitivos que al situarse
en el lastre de lo unilateral no solo falsean la verdad del objeto si no lo distorsionan.
Abstract
Gobernantes, intelectuales y medios de comunicación, tienden a definir la
corrupción como un concepto extraordinario, actual, público y económico. Por otra
parte, la comparación con el cáncer y la asociación indiscriminada con otros
problemas sociales, especialmente la pobreza y la inseguridad, permite extraer de
los discursos un mensaje final pesimista que exigiría un cambio social radical. Sin
embargo, la ciudadanía parece inclinarse por una concepción opuesta en la que la
corrupción es el estado normal de los sistemas individuales y sociales. El análisis
del sentido del humor popular permite entrever una operación, compatible con la
cultura nihilista de la alta modernidad, por medio de la cual se extrae en varios
sentidos lo positivo de lo negativo, se neutraliza la tensión social y, al mismo tiempo,
se dota de contenido rupturista a la función social de la corrupción.
4
La corrupción e impunidad
En este sentido la especulación nada tiene que ver con una delirante sustracción de
la realidad, como si aquella fuera una cosa y su nivel de discusión otra. En cambio,
en ese sentido (u óptica) se puede mostrar la realidad del tema, al hacerse visible
la misma raíz. El fracaso supone la equivocación, puede hacerse visible, desde su
interior, las relaciones más simples, las más abstractas, las más características solo
se puede llegar a la verdad.
De términos generales
La composición como la recomposición o la reinvención del objeto, desde luego es
permitida si se tiene claro qué y cómo es su principio, pero con un tema lo bastante
amplio analizar desde una partida es esencial siempre es permitida si se tiene claro,
tal es la razón de que, ese comienzo sea primeramente incierto o altamente opaco;
pero también mediante esto conlleva la necesidad que la cuestión aquí planteada,
solo con la superación gradual del gran velo de la ignorancia que bien vuelve puede
resolverse, al arribarse de manera escalonada en los términos.
Si bien los términos generales colocar una parte que es fundamental es el término
“corrupción” y otro elemento que no puede faltar es “impunidad”, que solo goza
México. Según La corrupción no es un problema exclusivo de México, pero la
impunidad sí. Mientras aquí la impunidad sea la regla, en lugar de la excepción,
México no podrá romper con la tradición que más enferma nuestra vida pública.
Ahora como aquí se sostiene, solo es el desenvolvimiento real de la cosa, más aun,
en la perspectiva especulativa que aquí se ensaya, primeramente, en el sentido de
interferir lo menos posible en su desenvolvimiento hasta un punto en que ya se
muestra como plenitud.
¿Qué es la corrupción?
En esta parte, igualmente se tiene en mente que la objetividad no es lo mismo que
sentido común si bien la corrupción es un tema que atañe desde momentos en que
el hombre crea los puestos públicos. La corrupción es y cito:
“En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente
en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho,
económico o de otra índole, de sus gestores. Esto refiere a que la corrupción
es propia de un medio donde hay un bienestar social” 1.
5
Mientras tanto la impunidad al ser un objeto más profundo que la corrupción, pues
mientras este último no se agota, en sus últimas instancias y consecuencias, la
posibilidad real de conocer un objeto, la primera no sesga tal posibilidad, sino más
bien encara el problema de su plenitud. La impunidad es un tema que es merecido
de reconocimiento, ya que de el, nace la injusticia, de ahí nace una gran acción
social, que es peor que la corrupción ya que sus acciones al no tener consecuencias
o un castigo
“Cuando alguien actúa con impunidad, lo que significa, que sus acciones no
tienen consecuencias. La intimidación, las amenazas, los ataques y
asesinatos no son castigados.” 2.
Un principio o una cultura
Los estudios sociales clásicos definían al fenómeno de la corrupción como un
resabio de los procesos de modernización, una cuestión típica de los países en vías
de desarrollo. Años más tarde, el tema estuvo ligado a las reformas de libre mercado
y el neoliberalismo: en nuestro país fue una de las plataformas para apoyar la
privatización de empresas estatales y plantear la ineficiencia del Estado en la
administración de la economía. En la década pasada, distintos partidos y figuras
políticas construyeron su identidad en base a las denuncias de corrupción,
poniéndolas como primer ítem de sus agendas.
Así, el tema fue ganando un protagonismo indiscutible. Sirve para criticar a los
partidos, al desempeño de los funcionarios o a la eficacia de la gestión pública. La
sociedad considera a la corrupción una de sus mayores preocupaciones. Brillan las
figuras periodísticas y las ONG especializadas en las denuncias. Sin embargo, no
existen mediciones que permitan cuantificar el problema. Las tasas y los mapas de
organismos como Transparencia Internacional se basan en percepciones que distan
por mucho de los rankings que miden pagos de sobornos. La corrupción es tan
medular como volátil.
Sebastián Pereyra, sociólogo e investigador del Conicet, publicó este año el libro
Política y transparencia (Siglo XXI), en el que analiza el surgimiento del tema y cómo
se fue convirtiendo en algo intolerable para la percepción ciudadana. Pereyra
estudió la formación de campos profesionales ligados a la anticorrupción, el
crecimiento de los escándalos como una modificación del debate político y,
finalmente, las legislaciones vinculadas a la transparencia, para dar cuenta de cómo
el protagonismo del tema, tal como está planteado en la actualidad, tiene una lógica
"destructiva" y favorece el surgimiento de actores que hacen carrera política pero
desde el rol de "agentes moralizadores".
Principios de la corrupción e impunidad
6
En materia de ciencias sociales, su inclinación o tendencia, en lugar de una
estabilidad, debería ser una dogmática, pero no debe sustentarse en el criterio de
la confusión entre la objetividad y el objetivismo general, una razón hubo, un
proceso de profesionalización de la política, la actividad política se volvió autónoma
de otras esferas de la vida social, y así, el común de la gente tendió a perder de
vista en qué consiste y cómo se desarrolla esa actividad. Eso genera un tipo de
malestar. Y mientras en otros países, esa distancia tuvo formas de identificación
distintas, aquí esa ajenidad fue ocupada por un discurso sobre la corrupción, que
conjugó esa distancia y ese malestar.
La corrupción funciona como explicación de los malos resultados de los
funcionarios. A medida que se asume la idea de una corrupción sistémica de la
clase dirigente, el fenómeno empieza a explicar los malos resultados de distintas
áreas de la política pública. En transporte, por ejemplo, expresa una idea de falta
de controles. En las últimas dos décadas, esto se ve claramente en la política
económica. Cuando empieza a mostrar signos de debilidad, de desaceleramiento,
cuando aparecen problemas de orden macro-estructural, aparece también la idea
de que la clase política fue ganada por la corrupción y se dedica a otras cosas. Pero
la paradoja es que, si la corrupción sirve para explicar todo, al final, no sirve tanto.
Por ello, sus momentos, si bien pueden intuitivamente ser privilegios de una visión
instantánea hipotética o no, solo so verdades a medias si no están en un
perspectiva de su plexo o son susceptibles de superación, o son sólo componentes,
pero que una serie que está siempre por hacerse, pues no se cumple como sujeto
sino como una colectividad.
Que ha logrado la corrupción
En la evolución del Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por
Transparencia Internacional en la década 2002-2012, México pasa del puesto
número 57 al 105, con un puntaje de 3.6 y 34, para los dos años del continuo,
señalado y siendo 0 la situación máxima de corrupción percibida en una escala que
va hasta el 10 o, para el último informe, correspondiente al año 2012, hasta el 100.
En ese intervalo, los países que se mantienen por debajo de México en América
Latina, por poner un referente territorial regional que permita situar un contexto
inmediato, son cinco: Honduras, Guatemala, Venezuela, Ecuador y República
Dominicana. En el otro extremo tenemos a Chile, que en el año 2002 ocupaba el
lugar 17 de la lista, con 7.5 puntos -trece puestos por encima del segundo, Uruguay,
y tres por encima de España-, y en el año 2012 compartía con Uruguay el puesto
20, con 72 puntos - diez por encima de España-. Debido a este continuo descenso,
no es extraño que la prensa escrita con mayor tirada se incline por titulares
contundentes en los últimos años. Así, refiriéndose al informe del 2010 del
susodicho organismo internacional, se podía leer el 27 de octubre del mismo año
en El Universal2: «México, menos democrático» y «más corrupto».
7
Frecuentemente, los medios de comunicación airean datos estadísticos extraídos
de informes y estudios en los que se ofrece una imagen del país claramente
negativa. El impacto en la audiencia es directamente proporcional a la notoriedad
social de los afectados en los distintos niveles: territorial, local, regional y nacional.
Un segundo criterio, pensando siempre en el mismo objetivo de productividad en
términos de audiencia, es que prima lo personal frente a lo corporativo, salvo cuando
la noticia permita la personalización fácil en la interpretación -el 77% de las
empresas mexicanas confiesan haber tenido un fraude en el último año (KPMG,
2009:4)3. El impacto también aumenta cuanto mayor es la cantidad económica
objeto de la práctica denunciada. Es bien conocido el importante papel etiquetador
de los medios en la percepción de los actos criminales por parte de los ciudadanos
(Reiner, 1997: 211). En el caso de la corrupción, parece realizarse difundiendo una
concepción reduccionista del problema: se trataría, sobre todo, de una cuestión
pública más que privada, de grandes magnitudes y de fácil traducción económica.
En su ensayo «Reflexiones sobre la corrupción en México», el profesor de la UNAM,
Tomasini Bassols, observa que «es una ingenuidad pensar que una enfermedad
social como la corrupción podría perdurar indefinidamente sin acabar con el
paciente, es decir (en este caso), con la nación mexicana» (Tomasini Bassols, 2009:
251). El recurso a la metáfora del cáncer para expresar la gravedad de un problema
social se basa en los prejuicios que siembran opinión pública sobre el referente. En
teoría, han debido disminuir en las últimas décadas, a medida que la enfermedad
se ha extendido. Sin embargo, la información que se maneja sigue siendo en
muchos casos errónea. Pese a los progresos en el tratamiento del cáncer –escribía
Susan Sontag en los años setenta-, mucha gente sigue creyendo en la ecuación
cáncer = muerte (Sontag, 2008: 29). Varias décadas después, esa frase podría
reescribirse sin muchos problemas, dado que una buena parte de la población
continúa realizando aquella asociación negativa4. Periodistas y políticos siguen
abundando en la comparación con el cáncer. Asimismo, la corrupción puede ser
asociada también a una entelequia de carácter fantasmagórico. En el primer párrafo
del artículo «La lucha contra la corrupción en México», de Guillermo Haro Bélchez,
visible a finales de 2010 en la web del Centro Latinoamericano de Administración
para el Desarrollo, se lee: «Hay prácticamente un consenso de que el mayor de los
fantasmas que recorre el mundo en este final de siglo es el de la corrupción». 5
Es cierto que el sistema social mexicano es injusto en el sentido de que funciona
con una doble estructura, legal y para-legal. «No se puede afirmar que el derecho
no exista –escribe un analista mexicano de la desigualdad-, o que en el extremo no
exista el Estado de derecho; existe, sí, pero está lleno de excepciones, de lagunas,
temporales y espaciales, en que la relación se rige por otro tipo de normas contrarias
u opuestas al derecho racional establecido; se trata de la negociación al margen de
la ley, el favor, las clientelas, la impunidad, la corrupción, el influyentismo, todos son
términos que denotan esas excepciones que se dan día con día» (Durand Ponte,
2010: 75). En la práctica, esto supone que «un particular que quiera tramitar
8
cualquier asunto, desde una solicitud de trabajo hasta la obtención de un acta de
defunción, tiene ante sí dos caminos: realizar el trámite por la vía legal, o recurrir a
sus contactos» (Dehesa, 2002: 44). Pero llegados a este punto, lo que normalmente
encontramos son análisis que se dedican a criticar de inmediato, por principio, a
este sistema social dual al que aludimos de forma simplificada con el término
corrupción. El sesgo general es, pues, coherente con el clima de negativismo
cultural que poco a poco iremos pintando en este texto. Las interpretaciones
autorizadas de la corrupción se fijan en lo negativo, no en lo positivo, entendiendo
por tal el funcionamiento pacífico del sistema social. Lo que tenemos es una
inversión de la realidad paralela a la que hacen los medios pero en un nivel más
profundo. La corrupción es el estado normal, y ello tanto en un ser biológico como
en un ser humano dotado de capacidad moral. Sólo los santos muestran almas e
incluso, según el mito, cuerpos incorruptibles. Ellos constituyen, sin embargo, una
clara excepción en nuestra especie. Lo mismo ocurre con las sociedades. El estado
normal en ellas es cierta corrupción. Y sin embargo, no es este el punto de vista que
ofrecen algunos de los más renombrados historiadores mexicanos. Para ellos, la
corrupción es un proceso histórico reciente, un fenómeno moderno ligado a los
técnicos y burócratas con traje y corbata (Krauze, 1996: 162). El problema que
observamos en este planteamiento puede disculparse como un sesgo inconsciente
derivado de la deformación profesional del historiador, por el cual todo pasado fue
mejor. Así, Iturbide y Santa Anna derrocharon o hicieron negocios turbios, Porfirio
pudo beneficiase de su posición, pero ninguno de ellos, ni siquiera ninguno de los
militares revolucionarios que arruinaron bancos con sus créditos, eran realmente
ejemplos de corrupción, porque no eran exactamente materialistas, o porque los
actos de aprovechamiento personal estaban compensados por su honor, su amor a
la gloria o su paternalista sentido del Estado. Esta interpretación no se sostiene
desde el punto de vista lógico. Si en vez de decenas de generales que adquirieron
fincas durante la Revolución, hubiera habido miles, miles se hubieran beneficiado.
Si las corruptelas de los funcionarios de hoy son cuantitativamente mayores es sólo
porque más personas pueden aprovecharse del erario público. En cuanto a la
diferencia cualitativa, es cierto que los políticos de nuestros días carecen de ideales
mesiánicos, pero ningún valor justifica el beneficio propio a costa de los demás.
Hablemos de impunidad
Queda aclarado así una parte del sesgo negativista del concepto de la corrupción.
Gracias a él se obstaculiza, en la opinión pública, la visión completa y compleja de
la misma. El objetivo de luchar contra la corrupción no puede realizarse a través de
visiones parciales que demonicen una época, que hagan sentir a los ciudadanos de
una sociedad en un momento dado, personajes de un cuento en el que son mucho
más víctimas o culpables –según se mire al terreno del los políticos a al de toda la
9
sociedad- que otros pueblos o sus antepasados. La estrategia informativa
etiquetadora y traumatizante no sólo ayuda poco sino que falta a la verdad.
Pero lo que también se logra es ahorrar la tarea de rastrear el complejo proceso por
el cual la ciudadanía procesa la información y toma una decisión al respecto. Porque
se suele dar por supuesto que la corrupción es un comportamiento que la estructura
impone al actor social. Resta pues, desvelar en la medida de lo posible dicho
proceso. Partiremos de la base de que se realiza de forma espontánea, indirecta y
relativamente sometida al control de la conciencia social, pero funcional y visible,
así como coherente a la luz del análisis social, obedeciendo a tendencias culturales
profundas.
En el terreno de lo simbólico, como podemos comprobar analizando el papel que
juega el tratamiento popular del tema en el humor cotidiano. «¿Sabe usted por qué
los mexicanos no somos campeones en corrupción, sino subcampeones? Porque
nos han pagado para ocupar el segundo puesto». Chistes como este forman parte
del infinito repertorio al que debe sumarse la ironía y otros recursos similares.
Armado con estos aparatos el ciudadano realiza, en un plano simbólico y siguiendo
su intuición, marcada por la conexión con la socialización en el nihilismo y en la
cultura del negativismo –entendida en la línea aquí sugerida-, una operación de
inversión conceptual, dando la vuelta a la versión oficial y extrayendo lo positivo de
lo negativo.
El tratamiento humorístico de la corrupción no debe interpretarse como un
instrumento de aprendizaje del cinismo, sino como un modo de eludir la censura de
la autoridad externa que marca lo políticamente correcto. Si nos servimos de las
distinciones clásicas y más básicas hechas por Freud (2000: 117), observaremos
que las técnicas del chiste sobre corrupción encajarían más en la remoción de un
obstáculo externo que en la de un sentimiento íntimo, puesto que el ciudadano ha
sido socializado en el uso de la no verdad. De esta forma, el chiste no sólo no
esconde el cinismo del ciudadano, sino que sirve para denunciar el cinismo del
poder sin coste alguno, es decir, emplazando el enfrentamiento en un terreno
políticamente neutral, vale decir, sin signo, donde se anula la tensión.
10
Bibliografía
1. http://www.forbes.com.mx/los-10-estados-con-mas-corrupcion-en-mexico/
2. http://lema.rae.es/drae/?val=corrupcion+
3. http://imco.org.mx/politica_buen_gobierno/corrupcion-e-impunidad/
4. http://www.clad.org/documentos/otros-documentos/la-lucha-contra-la-
corrupcion-en-mexico.

Más contenido relacionado

La actualidad más candente

Desarrollo del derecho en la edad moderna modificado
Desarrollo del derecho en la edad moderna modificadoDesarrollo del derecho en la edad moderna modificado
Desarrollo del derecho en la edad moderna modificado
Rosa Nuñez Buri
 
Importancia del Control Social de la Criminología
Importancia del Control Social de la CriminologíaImportancia del Control Social de la Criminología
Importancia del Control Social de la Criminología
Francelys Silva
 
Tarea 4. tema 2 teoria del derecho puro
Tarea 4. tema 2  teoria del derecho puroTarea 4. tema 2  teoria del derecho puro
Tarea 4. tema 2 teoria del derecho puro
Jose Moncada
 
Profesionalización del criminólogo
Profesionalización del criminólogoProfesionalización del criminólogo
Profesionalización del criminólogo
Marly MV
 
Principios de interpretación constitucional
Principios de interpretación constitucionalPrincipios de interpretación constitucional
Principios de interpretación constitucional
ENJ
 
Derecho penal especial y delitos contra las personas.pptx 22222
Derecho penal especial y delitos contra las personas.pptx 22222Derecho penal especial y delitos contra las personas.pptx 22222
Derecho penal especial y delitos contra las personas.pptx 22222
Oriana Rojas Castellano
 

La actualidad más candente (20)

¿Como Podemos Reducir la Delincuencia Juvenil Mi Barrio?
¿Como Podemos Reducir la Delincuencia Juvenil Mi Barrio?¿Como Podemos Reducir la Delincuencia Juvenil Mi Barrio?
¿Como Podemos Reducir la Delincuencia Juvenil Mi Barrio?
 
Persona colectiva o jurídica
Persona colectiva o jurídicaPersona colectiva o jurídica
Persona colectiva o jurídica
 
Estado, gobierno y administración pública, visión de estado, por Edgar Vásque...
Estado, gobierno y administración pública, visión de estado, por Edgar Vásque...Estado, gobierno y administración pública, visión de estado, por Edgar Vásque...
Estado, gobierno y administración pública, visión de estado, por Edgar Vásque...
 
Desarrollo del derecho en la edad moderna modificado
Desarrollo del derecho en la edad moderna modificadoDesarrollo del derecho en la edad moderna modificado
Desarrollo del derecho en la edad moderna modificado
 
MÉTODOS DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO
MÉTODOS DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHOMÉTODOS DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO
MÉTODOS DE LA FILOSOFÍA DEL DERECHO
 
MAPA CONCEPTUAL DERECHO ADMINISTRATIVO
MAPA CONCEPTUAL DERECHO ADMINISTRATIVOMAPA CONCEPTUAL DERECHO ADMINISTRATIVO
MAPA CONCEPTUAL DERECHO ADMINISTRATIVO
 
Importancia del Control Social de la Criminología
Importancia del Control Social de la CriminologíaImportancia del Control Social de la Criminología
Importancia del Control Social de la Criminología
 
Tarea 4. tema 2 teoria del derecho puro
Tarea 4. tema 2  teoria del derecho puroTarea 4. tema 2  teoria del derecho puro
Tarea 4. tema 2 teoria del derecho puro
 
Derecho Administrativo Colombiano
Derecho Administrativo ColombianoDerecho Administrativo Colombiano
Derecho Administrativo Colombiano
 
Profesionalización del criminólogo
Profesionalización del criminólogoProfesionalización del criminólogo
Profesionalización del criminólogo
 
Sistema de Justicia Penal Acusatorio en México
Sistema de Justicia Penal Acusatorio en MéxicoSistema de Justicia Penal Acusatorio en México
Sistema de Justicia Penal Acusatorio en México
 
Delincuencia
DelincuenciaDelincuencia
Delincuencia
 
Principios de interpretación constitucional
Principios de interpretación constitucionalPrincipios de interpretación constitucional
Principios de interpretación constitucional
 
Ciencias politicas semi5
Ciencias politicas semi5Ciencias politicas semi5
Ciencias politicas semi5
 
Proyeccion juridica de la criminologia
Proyeccion juridica de la criminologiaProyeccion juridica de la criminologia
Proyeccion juridica de la criminologia
 
Derecho penal especial y delitos contra las personas.pptx 22222
Derecho penal especial y delitos contra las personas.pptx 22222Derecho penal especial y delitos contra las personas.pptx 22222
Derecho penal especial y delitos contra las personas.pptx 22222
 
Mapa conceptual de introducción a la ciencia jurídica
Mapa conceptual de introducción a la ciencia jurídicaMapa conceptual de introducción a la ciencia jurídica
Mapa conceptual de introducción a la ciencia jurídica
 
PRESENTACION SLIDESHARE
PRESENTACION SLIDESHARE PRESENTACION SLIDESHARE
PRESENTACION SLIDESHARE
 
Economía informal
Economía informalEconomía informal
Economía informal
 
Mecanismos de control social
Mecanismos de control socialMecanismos de control social
Mecanismos de control social
 

Similar a Corrupcion e impunidad ensayo

El Comercio opina sobre los ataques el Diario El Sol de Los Andes
El Comercio opina sobre los ataques el Diario El Sol de Los AndesEl Comercio opina sobre los ataques el Diario El Sol de Los Andes
El Comercio opina sobre los ataques el Diario El Sol de Los Andes
elsoldelosandes
 
Ensayo corrupcion en colombia
Ensayo corrupcion en colombiaEnsayo corrupcion en colombia
Ensayo corrupcion en colombia
Cristina Londoño
 
Anatomia corrupcion_IAFJSR
Anatomia corrupcion_IAFJSRAnatomia corrupcion_IAFJSR
Anatomia corrupcion_IAFJSR
Mauri Rojas
 
Corrupcio politica en el peru
Corrupcio politica en el peruCorrupcio politica en el peru
Corrupcio politica en el peru
keleyordan
 
Corrupcio politica en el peru
Corrupcio politica en el peruCorrupcio politica en el peru
Corrupcio politica en el peru
keleyordan
 
Dra. janet olenka galarcep solis medida necesaria para evitar la impunidad en...
Dra. janet olenka galarcep solis medida necesaria para evitar la impunidad en...Dra. janet olenka galarcep solis medida necesaria para evitar la impunidad en...
Dra. janet olenka galarcep solis medida necesaria para evitar la impunidad en...
cuto41
 

Similar a Corrupcion e impunidad ensayo (20)

la corrupcion
la corrupcionla corrupcion
la corrupcion
 
Corrupcion
CorrupcionCorrupcion
Corrupcion
 
Corrupcion
Corrupcion Corrupcion
Corrupcion
 
El Comercio opina sobre los ataques el Diario El Sol de Los Andes
El Comercio opina sobre los ataques el Diario El Sol de Los AndesEl Comercio opina sobre los ataques el Diario El Sol de Los Andes
El Comercio opina sobre los ataques el Diario El Sol de Los Andes
 
Ensayo corrupcion en colombia
Ensayo corrupcion en colombiaEnsayo corrupcion en colombia
Ensayo corrupcion en colombia
 
Corrupcion
CorrupcionCorrupcion
Corrupcion
 
Anatomia corrupcion_IAFJSR
Anatomia corrupcion_IAFJSRAnatomia corrupcion_IAFJSR
Anatomia corrupcion_IAFJSR
 
Corrupcio politica en el peru
Corrupcio politica en el peruCorrupcio politica en el peru
Corrupcio politica en el peru
 
Corrupcio politica en el peru
Corrupcio politica en el peruCorrupcio politica en el peru
Corrupcio politica en el peru
 
Corrupcion
CorrupcionCorrupcion
Corrupcion
 
Corrupcion
CorrupcionCorrupcion
Corrupcion
 
Ceres wp2015 07-0007
Ceres wp2015 07-0007Ceres wp2015 07-0007
Ceres wp2015 07-0007
 
Luis Larrea Morales investigacion
Luis Larrea Morales investigacionLuis Larrea Morales investigacion
Luis Larrea Morales investigacion
 
Dra. janet olenka galarcep solis medida necesaria para evitar la impunidad en...
Dra. janet olenka galarcep solis medida necesaria para evitar la impunidad en...Dra. janet olenka galarcep solis medida necesaria para evitar la impunidad en...
Dra. janet olenka galarcep solis medida necesaria para evitar la impunidad en...
 
Ensayo i
Ensayo iEnsayo i
Ensayo i
 
Leccion inaugural Ceremonia de Apertura del Año Académico 2011
Leccion inaugural Ceremonia de Apertura del Año Académico 2011Leccion inaugural Ceremonia de Apertura del Año Académico 2011
Leccion inaugural Ceremonia de Apertura del Año Académico 2011
 
Corrupción y función pública
Corrupción y función públicaCorrupción y función pública
Corrupción y función pública
 
Corrupción en las Elecciones.
Corrupción en las Elecciones.Corrupción en las Elecciones.
Corrupción en las Elecciones.
 
Las funciones dela corrupción
Las funciones dela corrupciónLas funciones dela corrupción
Las funciones dela corrupción
 
Democracia
DemocraciaDemocracia
Democracia
 

Corrupcion e impunidad ensayo

  • 1. Benemérita Universidad Autónoma de Puebla Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Licenciatura en Consultoría Jurídica Materia: Desarrollo de Habilidades en el Uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación Tema: Corrupción e Impunidad Profesor: Manuel Miranda Quiroz Alumna: Corona Huey Lara Mariel
  • 2. 2 Índice Corrupción e impunidad 1. Índice..........................................................................................................2 2. Introducción……………………………………………………………………...3 3. Abstract…………………………………………………………………………...3 4. Corrupción e impunidad…………………………………………………………4 5. De términos generales………………………………………………………….4 5.1. ¿Qué es la corrupción? ………………………………………………...4 5.2. ¿Qué es la impunidad? …………………………………………………5 6. Un principio o una cultura. ……………………………………………………...5 6.1. Principios de la corrupción e impunidad………………………………5 7. Que ha logrado la corrupción. ………………………………………………….6 8. Hablemos de impunidad…………………………………………………………8 9. Bibliografía………………………………………………………………………..10
  • 3. 3 Introducción La corrupción, aquí abordada, como cualquier objeto de conocimiento, no puede agotarse en un solo punto de vista, por lo que al ser explorada de varias maneras, disputan sobre el grado de verdad que abriga. Pero no se puede arribar de plenitud, es algo ilógico lograrlo en unas cuantas hojas y mucho menos en el momento que estamos viviendo, como se verá más adelante explicaremos que solo es parte social del hombre. Empero, el tema que nos ocupa, presenta una textura solo en apariencia empática con el sentido común, ya que al ser tratado en su fondo, resultar se mas nuclear, y por lo menos poco perceptible inmediatamente, por lo que si tratamos de agotar su plexo, no puede adoptarse si no puras especulaciones filosóficas; pues aquí se sostiene que este, si lo liberamos de su actual pesar, solo encontraremos la punta de iceberg, solamente como un rasero de conocimiento más que otro, puede abrigar la pretensión de superar la estrechez de horizontes cognitivos que al situarse en el lastre de lo unilateral no solo falsean la verdad del objeto si no lo distorsionan. Abstract Gobernantes, intelectuales y medios de comunicación, tienden a definir la corrupción como un concepto extraordinario, actual, público y económico. Por otra parte, la comparación con el cáncer y la asociación indiscriminada con otros problemas sociales, especialmente la pobreza y la inseguridad, permite extraer de los discursos un mensaje final pesimista que exigiría un cambio social radical. Sin embargo, la ciudadanía parece inclinarse por una concepción opuesta en la que la corrupción es el estado normal de los sistemas individuales y sociales. El análisis del sentido del humor popular permite entrever una operación, compatible con la cultura nihilista de la alta modernidad, por medio de la cual se extrae en varios sentidos lo positivo de lo negativo, se neutraliza la tensión social y, al mismo tiempo, se dota de contenido rupturista a la función social de la corrupción.
  • 4. 4 La corrupción e impunidad En este sentido la especulación nada tiene que ver con una delirante sustracción de la realidad, como si aquella fuera una cosa y su nivel de discusión otra. En cambio, en ese sentido (u óptica) se puede mostrar la realidad del tema, al hacerse visible la misma raíz. El fracaso supone la equivocación, puede hacerse visible, desde su interior, las relaciones más simples, las más abstractas, las más características solo se puede llegar a la verdad. De términos generales La composición como la recomposición o la reinvención del objeto, desde luego es permitida si se tiene claro qué y cómo es su principio, pero con un tema lo bastante amplio analizar desde una partida es esencial siempre es permitida si se tiene claro, tal es la razón de que, ese comienzo sea primeramente incierto o altamente opaco; pero también mediante esto conlleva la necesidad que la cuestión aquí planteada, solo con la superación gradual del gran velo de la ignorancia que bien vuelve puede resolverse, al arribarse de manera escalonada en los términos. Si bien los términos generales colocar una parte que es fundamental es el término “corrupción” y otro elemento que no puede faltar es “impunidad”, que solo goza México. Según La corrupción no es un problema exclusivo de México, pero la impunidad sí. Mientras aquí la impunidad sea la regla, en lugar de la excepción, México no podrá romper con la tradición que más enferma nuestra vida pública. Ahora como aquí se sostiene, solo es el desenvolvimiento real de la cosa, más aun, en la perspectiva especulativa que aquí se ensaya, primeramente, en el sentido de interferir lo menos posible en su desenvolvimiento hasta un punto en que ya se muestra como plenitud. ¿Qué es la corrupción? En esta parte, igualmente se tiene en mente que la objetividad no es lo mismo que sentido común si bien la corrupción es un tema que atañe desde momentos en que el hombre crea los puestos públicos. La corrupción es y cito: “En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores. Esto refiere a que la corrupción es propia de un medio donde hay un bienestar social” 1.
  • 5. 5 Mientras tanto la impunidad al ser un objeto más profundo que la corrupción, pues mientras este último no se agota, en sus últimas instancias y consecuencias, la posibilidad real de conocer un objeto, la primera no sesga tal posibilidad, sino más bien encara el problema de su plenitud. La impunidad es un tema que es merecido de reconocimiento, ya que de el, nace la injusticia, de ahí nace una gran acción social, que es peor que la corrupción ya que sus acciones al no tener consecuencias o un castigo “Cuando alguien actúa con impunidad, lo que significa, que sus acciones no tienen consecuencias. La intimidación, las amenazas, los ataques y asesinatos no son castigados.” 2. Un principio o una cultura Los estudios sociales clásicos definían al fenómeno de la corrupción como un resabio de los procesos de modernización, una cuestión típica de los países en vías de desarrollo. Años más tarde, el tema estuvo ligado a las reformas de libre mercado y el neoliberalismo: en nuestro país fue una de las plataformas para apoyar la privatización de empresas estatales y plantear la ineficiencia del Estado en la administración de la economía. En la década pasada, distintos partidos y figuras políticas construyeron su identidad en base a las denuncias de corrupción, poniéndolas como primer ítem de sus agendas. Así, el tema fue ganando un protagonismo indiscutible. Sirve para criticar a los partidos, al desempeño de los funcionarios o a la eficacia de la gestión pública. La sociedad considera a la corrupción una de sus mayores preocupaciones. Brillan las figuras periodísticas y las ONG especializadas en las denuncias. Sin embargo, no existen mediciones que permitan cuantificar el problema. Las tasas y los mapas de organismos como Transparencia Internacional se basan en percepciones que distan por mucho de los rankings que miden pagos de sobornos. La corrupción es tan medular como volátil. Sebastián Pereyra, sociólogo e investigador del Conicet, publicó este año el libro Política y transparencia (Siglo XXI), en el que analiza el surgimiento del tema y cómo se fue convirtiendo en algo intolerable para la percepción ciudadana. Pereyra estudió la formación de campos profesionales ligados a la anticorrupción, el crecimiento de los escándalos como una modificación del debate político y, finalmente, las legislaciones vinculadas a la transparencia, para dar cuenta de cómo el protagonismo del tema, tal como está planteado en la actualidad, tiene una lógica "destructiva" y favorece el surgimiento de actores que hacen carrera política pero desde el rol de "agentes moralizadores". Principios de la corrupción e impunidad
  • 6. 6 En materia de ciencias sociales, su inclinación o tendencia, en lugar de una estabilidad, debería ser una dogmática, pero no debe sustentarse en el criterio de la confusión entre la objetividad y el objetivismo general, una razón hubo, un proceso de profesionalización de la política, la actividad política se volvió autónoma de otras esferas de la vida social, y así, el común de la gente tendió a perder de vista en qué consiste y cómo se desarrolla esa actividad. Eso genera un tipo de malestar. Y mientras en otros países, esa distancia tuvo formas de identificación distintas, aquí esa ajenidad fue ocupada por un discurso sobre la corrupción, que conjugó esa distancia y ese malestar. La corrupción funciona como explicación de los malos resultados de los funcionarios. A medida que se asume la idea de una corrupción sistémica de la clase dirigente, el fenómeno empieza a explicar los malos resultados de distintas áreas de la política pública. En transporte, por ejemplo, expresa una idea de falta de controles. En las últimas dos décadas, esto se ve claramente en la política económica. Cuando empieza a mostrar signos de debilidad, de desaceleramiento, cuando aparecen problemas de orden macro-estructural, aparece también la idea de que la clase política fue ganada por la corrupción y se dedica a otras cosas. Pero la paradoja es que, si la corrupción sirve para explicar todo, al final, no sirve tanto. Por ello, sus momentos, si bien pueden intuitivamente ser privilegios de una visión instantánea hipotética o no, solo so verdades a medias si no están en un perspectiva de su plexo o son susceptibles de superación, o son sólo componentes, pero que una serie que está siempre por hacerse, pues no se cumple como sujeto sino como una colectividad. Que ha logrado la corrupción En la evolución del Índice de Percepción de la Corrupción elaborado por Transparencia Internacional en la década 2002-2012, México pasa del puesto número 57 al 105, con un puntaje de 3.6 y 34, para los dos años del continuo, señalado y siendo 0 la situación máxima de corrupción percibida en una escala que va hasta el 10 o, para el último informe, correspondiente al año 2012, hasta el 100. En ese intervalo, los países que se mantienen por debajo de México en América Latina, por poner un referente territorial regional que permita situar un contexto inmediato, son cinco: Honduras, Guatemala, Venezuela, Ecuador y República Dominicana. En el otro extremo tenemos a Chile, que en el año 2002 ocupaba el lugar 17 de la lista, con 7.5 puntos -trece puestos por encima del segundo, Uruguay, y tres por encima de España-, y en el año 2012 compartía con Uruguay el puesto 20, con 72 puntos - diez por encima de España-. Debido a este continuo descenso, no es extraño que la prensa escrita con mayor tirada se incline por titulares contundentes en los últimos años. Así, refiriéndose al informe del 2010 del susodicho organismo internacional, se podía leer el 27 de octubre del mismo año en El Universal2: «México, menos democrático» y «más corrupto».
  • 7. 7 Frecuentemente, los medios de comunicación airean datos estadísticos extraídos de informes y estudios en los que se ofrece una imagen del país claramente negativa. El impacto en la audiencia es directamente proporcional a la notoriedad social de los afectados en los distintos niveles: territorial, local, regional y nacional. Un segundo criterio, pensando siempre en el mismo objetivo de productividad en términos de audiencia, es que prima lo personal frente a lo corporativo, salvo cuando la noticia permita la personalización fácil en la interpretación -el 77% de las empresas mexicanas confiesan haber tenido un fraude en el último año (KPMG, 2009:4)3. El impacto también aumenta cuanto mayor es la cantidad económica objeto de la práctica denunciada. Es bien conocido el importante papel etiquetador de los medios en la percepción de los actos criminales por parte de los ciudadanos (Reiner, 1997: 211). En el caso de la corrupción, parece realizarse difundiendo una concepción reduccionista del problema: se trataría, sobre todo, de una cuestión pública más que privada, de grandes magnitudes y de fácil traducción económica. En su ensayo «Reflexiones sobre la corrupción en México», el profesor de la UNAM, Tomasini Bassols, observa que «es una ingenuidad pensar que una enfermedad social como la corrupción podría perdurar indefinidamente sin acabar con el paciente, es decir (en este caso), con la nación mexicana» (Tomasini Bassols, 2009: 251). El recurso a la metáfora del cáncer para expresar la gravedad de un problema social se basa en los prejuicios que siembran opinión pública sobre el referente. En teoría, han debido disminuir en las últimas décadas, a medida que la enfermedad se ha extendido. Sin embargo, la información que se maneja sigue siendo en muchos casos errónea. Pese a los progresos en el tratamiento del cáncer –escribía Susan Sontag en los años setenta-, mucha gente sigue creyendo en la ecuación cáncer = muerte (Sontag, 2008: 29). Varias décadas después, esa frase podría reescribirse sin muchos problemas, dado que una buena parte de la población continúa realizando aquella asociación negativa4. Periodistas y políticos siguen abundando en la comparación con el cáncer. Asimismo, la corrupción puede ser asociada también a una entelequia de carácter fantasmagórico. En el primer párrafo del artículo «La lucha contra la corrupción en México», de Guillermo Haro Bélchez, visible a finales de 2010 en la web del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, se lee: «Hay prácticamente un consenso de que el mayor de los fantasmas que recorre el mundo en este final de siglo es el de la corrupción». 5 Es cierto que el sistema social mexicano es injusto en el sentido de que funciona con una doble estructura, legal y para-legal. «No se puede afirmar que el derecho no exista –escribe un analista mexicano de la desigualdad-, o que en el extremo no exista el Estado de derecho; existe, sí, pero está lleno de excepciones, de lagunas, temporales y espaciales, en que la relación se rige por otro tipo de normas contrarias u opuestas al derecho racional establecido; se trata de la negociación al margen de la ley, el favor, las clientelas, la impunidad, la corrupción, el influyentismo, todos son términos que denotan esas excepciones que se dan día con día» (Durand Ponte, 2010: 75). En la práctica, esto supone que «un particular que quiera tramitar
  • 8. 8 cualquier asunto, desde una solicitud de trabajo hasta la obtención de un acta de defunción, tiene ante sí dos caminos: realizar el trámite por la vía legal, o recurrir a sus contactos» (Dehesa, 2002: 44). Pero llegados a este punto, lo que normalmente encontramos son análisis que se dedican a criticar de inmediato, por principio, a este sistema social dual al que aludimos de forma simplificada con el término corrupción. El sesgo general es, pues, coherente con el clima de negativismo cultural que poco a poco iremos pintando en este texto. Las interpretaciones autorizadas de la corrupción se fijan en lo negativo, no en lo positivo, entendiendo por tal el funcionamiento pacífico del sistema social. Lo que tenemos es una inversión de la realidad paralela a la que hacen los medios pero en un nivel más profundo. La corrupción es el estado normal, y ello tanto en un ser biológico como en un ser humano dotado de capacidad moral. Sólo los santos muestran almas e incluso, según el mito, cuerpos incorruptibles. Ellos constituyen, sin embargo, una clara excepción en nuestra especie. Lo mismo ocurre con las sociedades. El estado normal en ellas es cierta corrupción. Y sin embargo, no es este el punto de vista que ofrecen algunos de los más renombrados historiadores mexicanos. Para ellos, la corrupción es un proceso histórico reciente, un fenómeno moderno ligado a los técnicos y burócratas con traje y corbata (Krauze, 1996: 162). El problema que observamos en este planteamiento puede disculparse como un sesgo inconsciente derivado de la deformación profesional del historiador, por el cual todo pasado fue mejor. Así, Iturbide y Santa Anna derrocharon o hicieron negocios turbios, Porfirio pudo beneficiase de su posición, pero ninguno de ellos, ni siquiera ninguno de los militares revolucionarios que arruinaron bancos con sus créditos, eran realmente ejemplos de corrupción, porque no eran exactamente materialistas, o porque los actos de aprovechamiento personal estaban compensados por su honor, su amor a la gloria o su paternalista sentido del Estado. Esta interpretación no se sostiene desde el punto de vista lógico. Si en vez de decenas de generales que adquirieron fincas durante la Revolución, hubiera habido miles, miles se hubieran beneficiado. Si las corruptelas de los funcionarios de hoy son cuantitativamente mayores es sólo porque más personas pueden aprovecharse del erario público. En cuanto a la diferencia cualitativa, es cierto que los políticos de nuestros días carecen de ideales mesiánicos, pero ningún valor justifica el beneficio propio a costa de los demás. Hablemos de impunidad Queda aclarado así una parte del sesgo negativista del concepto de la corrupción. Gracias a él se obstaculiza, en la opinión pública, la visión completa y compleja de la misma. El objetivo de luchar contra la corrupción no puede realizarse a través de visiones parciales que demonicen una época, que hagan sentir a los ciudadanos de una sociedad en un momento dado, personajes de un cuento en el que son mucho más víctimas o culpables –según se mire al terreno del los políticos a al de toda la
  • 9. 9 sociedad- que otros pueblos o sus antepasados. La estrategia informativa etiquetadora y traumatizante no sólo ayuda poco sino que falta a la verdad. Pero lo que también se logra es ahorrar la tarea de rastrear el complejo proceso por el cual la ciudadanía procesa la información y toma una decisión al respecto. Porque se suele dar por supuesto que la corrupción es un comportamiento que la estructura impone al actor social. Resta pues, desvelar en la medida de lo posible dicho proceso. Partiremos de la base de que se realiza de forma espontánea, indirecta y relativamente sometida al control de la conciencia social, pero funcional y visible, así como coherente a la luz del análisis social, obedeciendo a tendencias culturales profundas. En el terreno de lo simbólico, como podemos comprobar analizando el papel que juega el tratamiento popular del tema en el humor cotidiano. «¿Sabe usted por qué los mexicanos no somos campeones en corrupción, sino subcampeones? Porque nos han pagado para ocupar el segundo puesto». Chistes como este forman parte del infinito repertorio al que debe sumarse la ironía y otros recursos similares. Armado con estos aparatos el ciudadano realiza, en un plano simbólico y siguiendo su intuición, marcada por la conexión con la socialización en el nihilismo y en la cultura del negativismo –entendida en la línea aquí sugerida-, una operación de inversión conceptual, dando la vuelta a la versión oficial y extrayendo lo positivo de lo negativo. El tratamiento humorístico de la corrupción no debe interpretarse como un instrumento de aprendizaje del cinismo, sino como un modo de eludir la censura de la autoridad externa que marca lo políticamente correcto. Si nos servimos de las distinciones clásicas y más básicas hechas por Freud (2000: 117), observaremos que las técnicas del chiste sobre corrupción encajarían más en la remoción de un obstáculo externo que en la de un sentimiento íntimo, puesto que el ciudadano ha sido socializado en el uso de la no verdad. De esta forma, el chiste no sólo no esconde el cinismo del ciudadano, sino que sirve para denunciar el cinismo del poder sin coste alguno, es decir, emplazando el enfrentamiento en un terreno políticamente neutral, vale decir, sin signo, donde se anula la tensión.
  • 10. 10 Bibliografía 1. http://www.forbes.com.mx/los-10-estados-con-mas-corrupcion-en-mexico/ 2. http://lema.rae.es/drae/?val=corrupcion+ 3. http://imco.org.mx/politica_buen_gobierno/corrupcion-e-impunidad/ 4. http://www.clad.org/documentos/otros-documentos/la-lucha-contra-la- corrupcion-en-mexico.