El documento analiza el discurso de Obama en el que expresa el deseo de Estados Unidos de volver a la fabricación de productos y abrir plantas cerradas para recuperar la producción industrial perdida a manos de otros países como China. Se argumenta que la estrategia occidental de depender exclusivamente de la economía del conocimiento ha fallado al dejar desprotegido el sector industrial, y que es necesario un enfoque más equilibrado que aproveche tanto la innovación como la manufactura para generar empleo y equilibrar la balanza comercial.
2. Estados Unidos quiere volver a las fábricas
LUIS CUBRÍA FALLA
“Si los americanos pueden comprar Kias y Hyundais, quiero ver a la gente en Corea del
Sur conduciendo Fords y Chevrolets y Chryslers. Quiero ver más productos vendidos por
todo el mundo marcados con estas orgullosas palabras: Hecho en América”. Con esta
frase del discurso de Obama del pasado jueves 8 de septiembre, que ha pasado casi
desapercibida, aflora una profunda corriente que quiere marcar el futuro económico del
gigante americano.
Se trata de volver a fabricar cosas, de abrir las plantas cerradas, para recuperar espacio
económico que se ha dejado en manos de otros países, fundamentalmente China. No se
buscan cifras de empleo enormes (solo alcanzables con el sector servicios), sino
equilibrar la balanza.
Estados Unidos y Occidente en general esperaban basar su bienestar exclusivamente en
la ”economía del conocimiento”. Alguien dijo a finales de los 90, en plena fiebre “.com”,
que “dentro de poco, cualquier cosa que se pueda tocar no valdrá nada”. Sin embargo,
en los últimos años la balanza de pagos se ha inclinado dramáticamente a favor de los
países que venden cosas tangibles, como China, Alemania y Japón (y los productores de
petróleo).
Alemania ha sido capaz de sostener un fuerte impulso de las actividades innovadoras y
científicas sin desmantelar su sector industrial. No debieran ser incompatibles, ni mucho
menos, pero en Gran Bretaña, Estados Unidos o España una fiebre devastadora ha
echado abajo el modo de vida de gran parte de la población.
Hemos cubierto el frente de la innovación y desprotegido el flanco industrial. ¿Por qué la
Fuente: The White House
estrategia ha fallado? En primer lugar implica una visión egocéntrica del mundo, girando
en torno a Occidente. El paradigma era este: nosotros hacemos los planos y fabricamos
la alta tecnología, y ellos se quedan con los productos más básicos. La realidad es que los
Chinos, por ejemplo, no solo producen trastos, también son capaces de innovar y de
desarrollar un sector creativo y nos envían miles de contenedores llenos de
ordenadores, pantallas leds y células fotovoltaicas.
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3. Nos enfrentamos a un mundo plano de verdad, donde se aporta valor en todos los
niveles y en todas partes.
El otro gran fallo de la apuesta está en nuestros recursos humanos. Hay millones de
trabajadores (en Estados Unidos, en España, Italia, Portugal…) que serían felices
manejando máquinas y robots, escalando patrones de ropa por ordenador, colocando
ladrillos o dando servicio a todos los anteriores. Sin embargo, se encuentran parados y
sin posibilidades de recolocación. En Gran Bretaña tienen desde hace años a una
población subsidiada de un millón de personas, consideradas no aptas para las finanzas,
la innovación o la cultura. Vivir permanentemente con el codo hincado en la barra de un
pub es muy duro, y algunos de ellos se han lanzado a quemar las calles, en el mes de
agosto.
Para colmo de males, los costes de la vida se han multiplicado, haciendo muy difícil la
subsistencia de esos trabajadores poco cualificados y de la industria más básica. Una de
las prioridades de los gobiernos occidentales, en la fase de post-crisis en que ya nos
encontramos, debiera ser lograr recursos económicos, como vivienda, transporte y
servicios básicos. Por cierto, en los últimos años los dirigentes se han esforzado en
conseguir todo lo contrario.
Algunas voces alertan contra el olor a proteccionismo que emana de esta política del
nuevo “manufacturing age”. En nuestra opinión, una balanza de pagos con un
desequilibrio como el actual, extendido en el tiempo, es una amenaza aún mayor… o
ganamos todos o ninguno. Las economías que nos hemos convertido en dependientes
de la financiación exterior (Estados Unidos y España son los casos más graves) no
podemos soportar más dicho déficit.
De la aristocracia china depende mucho la resolución de este dilema del prisionero: un
beneficio mutuo impulsando su demanda doméstica y reduciendo su superávit exterior,
o una búsqueda del liderazgo mundial haciendo dumping social y económico, como
hasta la fecha.
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4. El tercer plan de estímulo de Obama repite algunas fórmulas que han tenido poco éxito,
pero el foco en la economía real resulta esperanzador. Una visión más pragmática del
mundo, donde todos los países tienen economía del conocimiento y también, por qué
no, producción física. Quizás en España debiéramos pensar un poco en este tema.
Y para terminar, otra frase del discurso de Obama: “nos vamos a asegurar de que la
próxima generación de la fabricación tiene lugar no en China o en Europa, sino aquí
mismo, en los Estados Unidos. Así es como América puede ser el número uno de nuevo”.
Más claro imposible.
Artículo publicado el 22/9/2011 en El Diario Montañés
http://www.eldiariomontanes.es/prensa/20110922/opinion/articulos/estados-unidos-
quiere-volver-20110922.html
luis.cubria@97sf.es
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