Durante los siglos XV y XVI, los viajes marítimos europeos se expandieron dramáticamente. Las rutas incluían viajes a lo largo de la costa oeste de África hacia el sur, cruceros a través del Atlántico hacia las Américas y travesías por el este hacia Asia y el océano Índico. Estos viajes marítimos llevaron al descubrimiento de nuevas tierras y al establecimiento de rutas comerciales que cambiaron el mundo.