El documento describe las comidas típicas de los romanos antiguos. El desayuno (lentáculum) consistía originalmente en pan de farro salado, aunque las clases altas también comían huevos, queso y miel. El almuerzo (prandium) era más sustancioso y se componía de sobras de la cena anterior. La cena, que podía durar hasta muy tarde, era la comida principal y varió en su composición a lo largo de la historia romana, desde gachas simples hasta platos más elaborados servidos en varios
7. • La civilización romana realizó muchos aportes a la actualidad entre ellos
se mencionaran diversas áreas tales como la pintura, las leyes, las
lenguas, la historia,
filosofía, la arquitectura y en las ciencias.
8. Lentáculum (Desayuno)
Originalmente estaba compuesto de barras planas y redondas hechas de farro (un grano
de cereal emparentado al trigo) con algo de sal; en las clases altas también
había huevos, queso y miel, así como leche y fruta. En el período imperial, alrededor del comienzo de
la Era Cristiana, el pan de trigo se introdujo y con tiempo más productos horneados reemplazaron al pan
de farro. El pan era a veces humedecido con vino e ingerido con aceitunas, queso, galletas o uvas.
Prándium
Este almuerzo era más rico y consistía en su mayoría de las sobras de la cena del día anterior.
Cena
Entre los miembros de las clases altas, quienes no hacían trabajos manuales, se hizo costumbre el hacer
todas las obligaciones de negocios en la mañana. Después del prandium, las últimas responsabilidades
se completaban y se hacía una visita a los baños. Alrededor de las 3 de la tarde, comenzaba la cena, a
veces prolongándose hasta muy entrada la noche, especialmente si había invitados, y comúnmente le
seguía un comissatio (una ronda de bebidas alcohólicas).
Especialmente en el período de los reyes y la república temprana, pero también en otros tiempos (para
las clases trabajadoras), la cena consistía esencialmente de un tipo de gachas, las puls. El tipo más simple
estaba hecho con farro., agua, sal y grasa. El tipo más sofisticado era hecho con aceite de
oliva, acompañado con verduras cuando era posible. Las clases más ricas comían su puls con
huevos, queso y miel, y ocasionalmente, carne y pescado.
En el transcurso del período de la república, la cena se dividió en dos platillos, uno fuerte y un postre con
fruta y mariscos (como los camarones). Al finalizar la república, era común que la comida se sirviera en
tres partes: la entrada (gustatio), el plato fuerte (prímae ménsae) y el postre (secúndae ménsae).