1. Una aventura fascinante
Un día en un pequeño pueblo de Italia llamado Altamura,
tres niños que vivían por allí se hicieron amigos.
El niño más alto se llamaba Gustavo. Era muy pero que
muy alto y delgado. La niña, que también era alta se
llamaba Rufina. Era delgada, tenía el pelo acaracolado y
moreno, y ojos azules como el cielo. El otro niño se
llamaba Rodolfo. Rodolfo era bajito y un poco gordito. El
chico tenía el pelo pelirrojo y ojos oscuros como la noche.
Los niños y la niña se fueron a jugar al parque más cercano
al escondite. La quedaba Rodolfo, como en todos los
juegos. Gustavo y Rufina encontraron un arbusto muy
grande y pensaron que allí podrían esconderse. Cuando
Rodolfo terminó de contar empezó a buscar como un loco
por todas partes. Mientras los otros dos permanecían allí
inmóviles.
Rufina al querer salir corriendo para salvarse, se tropezó y
empezó a rodar cuesta abajo. Al levantarse, se chocó con un
árbol y vio que estaba en un bosque. Llamó corriendo a sus
amigos, pero ninguno de los dos conocía ese extraño lugar.
Rodolfo vio pasar a un caballo blanco por allí, y como le
gustaban tanto, salió corriendo detrás de él. Sus amigos lo
siguieron y cuando por fin, lo alcanzaron, lo pararon y
observaron a su alrededor ¡Se habían perdido! No perdieron
el control en ningún momento, pero si tenían mucho miedo.
2. Cuando ya estaban más tranquilos, Gustavo, encontró un
sendero de piedras por el que podrían pasar. Los tres
amigos pasaron por el sendero y vieron un precioso lago
con una pequeña cascada. Rodolfo volvió a ver a ese
caballo blanco entrando en la cascada. Se lo dijo a sus
amigos, y decidieron ver que había allí detrás.
Al pasar la cascada vieron un precioso jardín con flores y
mucho caballos. Rufina cogió un caballo y se monto en él,
Gustavo y Rodolfo hicieron lo mismo. Estuvieron
cabalgando todo el día por el bosque ,viendo cosas
increíbles.
Al volver otra vez con los caballos al jardín vieron otro
sendero de piedras, y decidieron ver hasta donde
llegaba¡Llegaron otra vez al parque!
Los tres niños decidieron mantener esto en secreto. Y todos
los días por las tardes iban otra vez a ese extraño bosque a
montar a caballo.
FIN
AUTORA: ANA COLARADO HOLGUÍN 6ºA